ciencia Grandes científicos de España
Por
Gerión, en Memoria de las Españas
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Por Hispanorromano
Leía en los últimos días La arrogancia de la biología, un libro recién publicado por Alianza Editorial que recomiendo vivamente. No se trata ninguna magufada anticientífica, ya que lo publica de una de las editoriales de mayor prestigio en España.
En dicho libro se comenta que los científicos son muy amigos de crear jergas para distinguirse del resto de la sociedad y mantener el estatus de sabios. Es un mecanismo conocido que también opera en grupos sectarios. Lo vemos hasta en los grupitos que se forman en internet. Pero con frecuencia los científicos acuñan vocablos con el fin algo más perverso de manipular y redefinir conceptos, como el de vida, para eludir el control de la sociedad sobre sus experimentos.
Por ejemplo, el gremio biológico y biotecnológico inventó el término preembrión para referirse a los embriones con menos de catorce días de vida. La intención era clara: deshumanizar a esos embriones para burlar las restricciones que el poder político y la sociedad pretendían imponer a la experimentación con embriones. El término tiene un siniestro paralelismo con el de Las prepersonas, un relato breve del autor de ciencia ficción Philip K. Dick [pdf].
Inmediatamente me puse a pensar en qué otros términos podrían haber inventado los científicos con este fin de manipulación. Y me vino a la cabeza aquel execrable eufemismo de interrupción voluntaria del embarazo para referirse al aborto. ¿Quién habría acuñado esa tramposa expresión? ¿Habría sido un científico o un político?
Siempre pensé que esa expresión la habría acuñado algún político para hacer más tragable el aborto a la sociedad. Pero después de realizar algunas indagaciones —que reconozco que no son definitivas, por incompletas y superficiales—, veo que esa perversa locución se empezó a usar en el ámbito científico y médico. En las dos hemerotecas digitales de ámbito nacional los primeros usos de interrupción voluntaria del embarazo remiten al ámbito médico. Por ejemplo, en la revista ESPAÑA MÉDICA del 15 de septiembre de 1928, el doctor Vital Aza decía lo siguiente:
Al margen de la cuestión terminológica, obsérseve que también dice que la «Ciencia», en mayúsculas, «impone» determinados abortos que hasta ahora los legisladores no han querido permitir, quizá por su visión obtusa y demasiado anclada en prejuicios religiosos, que les impiden comprender la grandeza de la «Ciencia».
Al buscar el término en inglés, voluntary termination of pregnancy, de nuevo encuentro un antiguo uso de esa locución en el ámbito médico. Este artículo es de 1984:
Voluntary termination of pregnancy - PubMed
Este otro es de 1978:
[The demand for the voluntary termination of pregnancy: an analysis of 600 cases in the Paris region] - PubMed
Ahora bien, el término es muy anterior. En la edición del 17 de diciembre de 1938 de la prestigiosa revista THE BRITISH MEDICAL JOURNAL, publicada por la British Medical Association, se puede leer lo siguiente en un apartado titulado The Principles of Eugenics:
Igualmente aparecen varias referencias a esa expresión en THE EUGENICS REVIEW, una publicación del ámbito médico y científico que tuvo un enorme auge hasta bien entrados los años sesenta, cuando cambió su título por otro más discreto. Por ejemplo, en la página 26 y dentro de un artículo titulado «An American eugenist speaks», publicado en la edición de abril de 1942, se utiliza la citada expresión voluntary termination of pregnancy, pero también la de voluntary parenthood y la de voluntary sterilization. Todo es siempre voluntario, ¡que conste! Esto de añadir el adjetivo «voluntario» a cualquier aberración se ha revelado como uno de los mejores trucos de manipulación.
Abría este hilo preguntándome si la expresión «interrupción voluntaria del embarazo» tenía su origen en la política o en la ciencia. Y mi conclusión es que el origen está en la ciencia, pues los primeros usos de esta locución, ya en los años veinte del pasado siglo, se dan siempre en el ámbito científico o médico, mientras que en el ámbito político sólo se empieza a usar en los años ochenta y noventa, al menos en el caso de España. Pero es una conclusión preliminar, porque para este breve estudio sólo he rebuscado en las dos hemerotecas digitales de ámbito nacional (BNE y Prensa Histórica), en Google Ngram Viewer, PubMed y Archive.org. Habría que hacer una búsqueda más exhaustiva en las hemerotecas digitales de ámbito autonómico, provincial y local, en hemerotecas físicas, en bibliotecas digitales y en libros que traten el tema del aborto. Son bienvenidos los voluntarios.
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Por elprotegido
Es un tema interesante, a la vez que complejo.
No puede negarse que en los siglos XVII y XVIII, los más cruciales para la física y las matemáticas, España estuvo ausente de los grandes descubrimientos ocurridos en Europa en esas materias. No obstante, lejos de ver este hecho como una tragedia como hace tradicionalmente el autoflagelante regeneracionismo español, hay ciertos factores que lo relativizan:
- En los siglos XVII y XVIII, España realizó las más importantes gestas humanísticas, religiosas y mantuvo una formidable hegemonía militar. Por lo que no es en absoluto justo considerar ese período como "tiempo perdido" ni mucho menos deducir una inferioridad de España frente al resto de Europa. No se trata de caer en el extremo del "que inventen ellos" de Unamuno, pero sí valorar los campos tan o más importantes que la física y las matemáticas en los que España ha sido excelente.
- La brillantez humanística, artística y literaria de España, especialmente durante el siglo XVII, sin duda deslumbró a la mayoría de los intelectuales españoles y explica el hecho que hubiera menos interesados en matemáticas. Del mismo modo, simplificando mucho y salvando las distancias, que en la época actual a la inmensa mayoría de los niños y jóvenes españoles les interesa el fútbol muy por encima de los otros deportes.
- Al estar enfrentada a la mayoría de países europeos, España decidió con buen criterio poner en cuarentena lo que se enseñaba en las universidades del resto de Europa, en el momento álgido de la "post-Reforma" protestante. El clima de aquella época es complicado y a veces difícil de imaginar para nosotros, pero sin duda (como hoy) la propaganda era un factor crucial. Además, por aquel entonces los campos del conocimiento no estaban, ni mucho menos, tan deslindados como lo están hoy -recordemos que Newton y Leibniz escribieron mucha más teología que matemáticas y solían mezclar ambas cosas en sus discursos- por lo que era más difícil discernir lo beneficioso de lo perjudicial.
- Por otro lado, nuestros filósofos, sin duda muy influenciados por la escuela jesuita, rechazaron el concepto de "infinitesimal", esto es, de cantidad infinitamente pequeña e indivisible, por considerarlo, en la línea de Aristóteles, un absurdo filosófico. Si bien seguramente les asistía buena razón en sus consideraciones filosóficas -de hecho el concepto de infinitesimal ha sido ya superado por la matemática contemporánea, precisamente por ser en el fondo un concepto absurdo que no puede pasar el filtro de rigor de la matemática actual- ésta fue en su momento una idea operativa, funcional y sobretodo clave que llevó a Newton y a Leibniz a desarrollar el cálculo llamado precisamente infinitesimal, que supone, sin ninguna duda, el verdadero punto de inflexión de la ciencia físico-matemática moderna. Es decir, que en España se eligió -sin poder saberlo de antemano y con razones justificadas- la vía equivocada, considerando que Euclides siempre iba a ser la piedra angular de la ciencia físico-matemática. Estos fracasos y equivocaciones ocurren infinidad de veces en la historia humana, generalmente debidos al azar y la mala suerte, y ni mucho menos deben ser motivo de fustigación.
Seguramente mucho más podría decirse. De momento lo dejo aquí.
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