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ciencia Grandes científicos de España

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16) Observaciones astronómicas por José Joaquín Ferrer

Uno de los más grandes científicos europeos del Siglo de la Ilustración fue José Joaquín Ferrer, gracias las aportaciones a la astronomía, cartografía e hidrografía tanto en Europa como en América.

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Entre España y América vivió José Joaquín Ferrer y Cafranga, un comerciante y astrónomo natural de Pasajes, donde nación en 1763. Fue un extraordinario astrónomo, notable empresario y viajero incansable. Criado desde pequeño en el entorno del comercio colonial y tránsito marino que se desarrollaba en el puerto de su villa y más directamente por su familia. Fue su padre, contador de la Real Armada, quien le introdujo en las ciencias matemáticas, en la navegación y en la cosmografía.

Terminado sus estudios, se sintió atraído por la marina, pero siguiendo los consejos de su familia, aceptó un empleo que le había ofrecido un pariente suyo en la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. En 1780, en viaje de negocios de su compañía mercante, partió a la capital venezolana, pero el barco fue apresado a mitad de travesía por la flota inglesa comandada por el almirante Rodney. Fue llevado a una cárcel de Inglaterra donde le quedaron recuerdos de malos tratos y la propagación de una epidemia que acabó con muchos de sus compañeros de infortunio.

Tras el rescate, influenciado por su familia, decidió quedarse allí y estudiar matemáticas y astronomía, además de aprender el idioma inglés a la perfección, un dominio que le permitiría más tarde publicar en EEUU e Inglaterra.

Cuando regresó a España en 1786. Entonces, su padre lo convenció para que tomara parte de la expedición de la marina española que partiría al año siguiente desde Cádiz en la fragata Pájaro, con el objetivo de realizar tareas geográficas en Perú. Aquella expedición le proporcionó una reputación como científico, además en América consiguió una considerable fortuna gracias a sus negocios sobre análisis y estudios geográficos, cartográficos y astronómicos. Todo esto le sirvió para que una importante compañía mercante se hiciera con sus servicios.

Tuvo que viajar de nuevo a Cádiz y desde allí partió otra vez a América, esta vez con rumbo a Veracruz, en el virreinato de Nueva España (México), al mando de una expedición financiada por su empresa. Durante su segunda expedición, compaginó las misiones náuticas con las actividades comerciales. Se ocupó de la determinación geográfica, una tarea que consiste en fijar la posición y altura de ciudades y montes mediante observaciones astronómicas, y mediante esta técnica averiguó la posición geográfica y la altura de las cotas de Onzaba, Perote, Xalapa y Enceo, siendo sus resultados muy apreciados en Europa y América.

De nuevo en Cádiz, realizó colaboraciones en el Observatorio Astronómico de San Fernando y entró en contacto con importantes marinos científicos ilustrados de su generación como Cosme Churruca y Dionisio Alcalá Galiano, quien publicó en 1858 la Biografía del astrónomo español don José Joaquín de Ferrer y Cafranga, o como el bilbaíno José de Mazarredo, con los que compartió conocimientos y experiencias en astronomía y náutica.

Nuevamente viajó a América en 1799, pero esta vez fue a Estados Unidos, a Nueva York, donde se instaló durante una década y desde donde viajó con frecuencia a Cuba y a otras islas del Caribe, bien por motivos puramente científicos o por negocios mercantiles. Allí realizó importantes observaciones astronómicas al tiempo que mantenía sus actividades empresariales. Ferrer determinó la posición geográfica de varias ciudades de Estados Unidos, mostrando que muchas habían sido determinadas de manera errónea, en base a coordenadas inexactas. Su investigación concluyó, tras seguir desde Kinderhook un eclipse total del sol ocurrido el 16 de junio de 1806, que la aureola visible alrededor de la Luna no correspondía como se creía a la atmósfera del satélite, sino que se debía a un efecto solar. Aquella investigación fue seguida mediante un cronómetro de Arnold, un círculo de reflexión y un telescopio que había sido diseñado y construido por Edward Troughton.

Todas estas observaciones aparecieron en la importante publicación Transactions of the American Philosophical Society, publicada por la Sociedad Filosófica Americana de Filadelfia, de la que fue miembro, y le granjearon una fama notable como uno de los astrónomos más importantes de su tiempo.

Con las contribuciones efectuadas por Ferrer, la geografía americana dio un salto cualitativo. Astrónomos como Joseph Lalande, François Aragó y Jean Baptiste Delambre se interesaron por las determinaciones geográficas y reconocieron lo adecuado de las conclusiones que Ferrer había extraído de sus estudios en los EEUU y en las islas caribeñas. Su trabajo, Astronomical observations... for determining the geographical positions of various places in the United States, publicado en 1809, es considerado como un clásico en el establecimiento de las posiciones geográficas de la moderna Norteamérica, en la que se subraya el valor de las observaciones astronómicas, las matemáticas y la geodesia. En 1811 se trasladó a Cuba, en donde determinó la posición geográfica de la isla, así como la del canal de Bahamas, Puerto Rico, Santo Domingo y las islas de Barlovento.

El mundo académico europeo comenzó a advertir la talla científica de aquel marino pasaitarra, por eso viajó a Inglaterra en 1813. Se instaló en Londres y colaboró en los progresos del Observatorio de Greenwich, donde concluyó algunas mediciones y contactó con astrónomos que le suministraron instrumentos de precisión.

Tras el final de la Guerra de la Independencia española en 1814, llegó a Francia y se instaló en París, ciudad en la que continuó ejerciendo su actividad astronómica. Allí mantuvo contactos con ilustres astrónomos a través de los cuales sería nombrado socio del Instituto Nacional de Francia y de la Junta de Longitudes. Pierre-Simon Laplace le llamaba el "sabio astrónomo español".

A finales de 1814, regresó a España y se instaló, de nuevo, en Cádiz. Consiguió ser miembro de la Real Academia de la Historia, y de las Real Sociedad Económica de Vascongadas y de Cádiz. Pero rechazó la dirección del Observatorio Astronómico de San Fernando, en la Isla de León, que hubiese sido su más importante cargo académico.

Durante este tiempo, realizó estudios en diversas provincias españolas, mantuvo contactos con los astrónomos Churruca y Felipe Bauzá, y correspondencia con los científicos extranjeros Joseph Jerome Le François de Lalande, Jean Baptiste Joseph Delambre, Dominique François Jean Arago, Alexander von Humboldt, Franz Xaver Zach y Pierre Simon de Laplace, entre otros.

Según la publicación Connaisances des temps, publicada por la Junta de Longitudes de París en 1815, Ferrer concretó la situación geográfica de la isla de Barlovento, Cuba, Puerto Rico, del canal de Bahamas y de Ohio, entre otros lugares. También determinó el diámetro de la luna y el del paralelaje solar.

Vivió en Madrid en 1815 y, finalmente, fijó su residencia en Bilbao en 1817 hasta su muerte en 1818.

ESPAÑA ILUSTRADA: OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS DE JOSÉ JOAQUÍN FERRER

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17) Francisco Hernández de Toledo. La primera expedición científica de la era moderna

La expedición de Francisco Hernández en 1570 fue una hazaña científica excepcional: la primera gran investigación sobre la naturaleza en América. Aquel descubrimiento científico del Nuevo Mundo es considerado el primer estudio científico moderno.

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La conquista de América fue una hazaña que requería gran competencia política y religiosa, pero también un enorme interés por la cultura amerindia y curiosidad científica.

A partir de los siglos XV y XVI, las ciencias conocen un fuerte desarrollo en toda Europa, jugando España un papel esencial. Entonces, las ciencias mejor desarrolladas fueron la náutica y la cartografía, como corresponde a las necesidades de la época, y también las ramas de la física relacionadas con la construcción y con el arte militar. Las ciencias naturales, la botánica o la zoología, eran las parientes pobres de este desarrollo científico debido a la falta de clasificación.

Para que una ciencia se desarrolle es necesario el estudio de sus elementos, el orden según criterios o sus propiedades y la clasificación por géneros, especies y familias. Así lo hizo el romano Plinio el Viejo en su Historia Natural, y así lo hará en el siglo XVIII, el sueco Carlos Linneo, el primer naturalista moderno. Pero en el siglo XVI, la botánica y la zoología no disponían de clasificaciones científicas, encargándose un médico castellano, Francisco Hernández, de estudiar y clasificar la naturaleza americana.

La expedición de Francisco Hernández en 1570 fue una hazaña científica excepcional: la primera gran investigación sobre la naturaleza en América fue el primer estudio científico moderno.

Francisco Hernández, nacido en Puebla de Montalbán (Toledo) en 1514, emprendió una carrera brillante: bachiller en artes y filosofía, estudiante de medicina en la Universidad de Alcalá de Henares, ejerciendo la vocación en Toledo y Sevilla. 

Se relacionó profesionalmente con las más ilustres personalidades de la época que estaban relacionados con la ciencia, la técnica y el arte: Andrés Vesalio, médico belga de Carlos V y luego de Felipe II; Juanelo Turriano, matemático e ingeniero italiano que construyó un ingenio hidráulico para subir agua desde el Tajo hasta el alcázar de Toledo o las campanas del Escorial; Juan Herrera, el arquitecto más importante del renacimiento español que finalizó las obras del Escorial; o Benito Arias Montano, reputado traductor políglota, consejero de Felipe II y primer bibliotecario del Escorial.

En Sevilla sigue los pasos del médico Nicolás Monardes, que fue el primero en informar sobre los productos naturales procedentes de América y sus propiedades curativas. Esta es la gran novedad científica del momento: los españoles están descubriendo los secretos de la medicina natural amerindia, sus plantas y fórmulas.

En 1560, Hernández entra en la escuela médica del Monasterio de Guadalupe, donde los frailes jerónimos hacían disecciones anatómicas o practicaban la cirugía. Se trata de la antesala en la formación de los grandes médicos del reino, era llamado el Protomedicato. Y en 1567, es nombrado médico de cámara del rey Felipe II.

Su dedicación más importante fue la de naturalista, donde realizó sus grandes aportaciones científicas. Se ocupó del jardín botánico de los hospitales de Guadalupe, estudió la flora y fauna de varias comarcas de Andalucía y Extremadura, realizó experimentos con animales disecados, y tradujo y realizó unos amplios comentarios científicos en castellano de la Historia natural de Plinio, una de las fuentes de conocimiento de la naturaleza más importantes de su tiempo.

Hernández se convierte en un auténtico sabio renacentista, conocedor de materias científicas como la medicina, la botánica, la mineralogía, la geología y cosmografía o las lenguas clásicas.

El monarca, sabedor de los grandes conocimientos que atesora Hernández, en 1570 le nombra Protomédico de todas las Indias, y propone marchar a América para estudiar la naturaleza. Su misión era retratar la tierra, los minerales, los animales y las plantas del extenso virreinato de la Nueva España. Con respecto a las plantas debía efectuar una relación de los vegetales de uso medicinal, tenía que informar sobre su método de cultivo y enviar a España aquellas plantas descubiertas. Por último, debía escribir una Historia sobre la naturaleza del territorio.
Felipe II quiere conocer qué hay allí y qué utilidad puede tener para los europeos, poniendo a disposición de Hernández los recursos materiales y humanos considerables, entre los que se encontraban un asistente, su hijo Juan, un "técnico", el cosmógrafo Francisco Domínguez y amplio equipo de médicos, botánicos, herborizadores, dibujantes o amanuenses. El proyecto, ideado por orden de Felipe II, está considerada la primera expedición científica de la Edad Moderna. 

La expedición partió de Sevilla en agosto de 1570, y tras seis meses de viaje, llegó a Veracruz en febrero del año siguiente. Allí recoge muestras y material botánico, los estudia y los clasifica, siempre con especial interés por las plantas medicinales, durante ocho años de intenso trabajo de campo por la altiplanicie central, el mar del Sur (Pacífico), Oaxaca, Michoacán, Panuco (Somolinos), etc. Residió en la ciudad de México, ocupado en ordenar los materiales recopilados, realizar experimentos sobre las propiedades terapéuticas de los vegetales y redactar una historia natural de la Nueva España.

El método de investigación científica de Hernández es un perfecto ejemplo pionero en ciencia experimental que determinaría el desarrollo del mismo durante los próximos siglos. Consistente en un sistema de fichas normalizadas sobre cada especie animal, vegetal y mineral, basado en un cuestionario escrito de tipo descriptivo y acompañado de dibujos.

Con este sistema Hernández pudo recabar información por correo desde los lugares más remotos de la Nueva España. Tras disponer de la información, el equipo científico viaja, confronta los datos con las realidades, recoge materiales y los analiza. Así hubo por aquellos años, por todo el virreinato, un equipo de expertos buscando hierbas y piedras, estudiando animales, analizando plantas y frutos. Hernández se concentró en la clasificación de aquellas especies que llegaban.

El resultado de años de trabajo fue una espléndida recopilación de una gran cantidad de información científica, no solo botánica medicinal sino sobre la historia natural de esos territorios. Los logros de Hernández fueron espectaculares: 22 volúmenes escritos en latín, escrito en este idioma para garantizar la universalidad de la obra, que se convirtieron en la enciclopedia natural más importante del mundo. Describe 3.000 especies vegetales incluyendo árboles, arbustos, frutos y yerbas. Introduce plantas exóticas como el cacao, el tomate, el tabaco, el estramonio, el maíz, la papaya, el peyote, el chili, o el ají. También describe plantas que venían de Filipinas o el área del Índico, como la canela o el clavo. Recoge más de 400 animales de la fauna mejicana incluyendo mamíferos, ovíparos, reptiles e insectos, y treinta y cinco minerales utilizados en medicina.

Por la amplitud de sus informaciones y por lo avanzado de su método de investigación, Hernández se convierte en la principal referencia de los naturalistas europeos. Su trabajo, aunque muy anterior, es el antecedente más importante de las Reales Expediciones Botánicas del siglo XVIII.

Tras siete años de trabajo, Hernández regresa a España, y en Madrid comienza la traducción de su obra al nahuatl, la lengua de los mexicas y los aztecas, muriendo en 1587. A Felipe II le fueron entregados minerales, plantas vivas, simientes, raíces, herbarios, pieles, plumas, animales disecados, y pinturas de animales y vegetales.

Uno de sus logros más importantes fue el hecho de haber sido el pionero en la utilización de algunos remedios vegetales para la medicina farmacológica europea.

Hernández dejó sus volúmenes en la biblioteca de El Escorial: cuatro volúmenes escritos en latín, once libros de láminas coloreadas, varios libros de herbarios y un índice. De los cuatro libros escritos, tres estaban dedicados al reino vegetal y uno a vegetales y animales.

En 1580, los manuscritos fueron entregados al doctor Nardo Antonio Recchi, médico de cámara de Felipe II, quien resumió los textos hernandianos en 516 capítulos agrupados en cuatro libros: Cuatro libros sobre temas médicos de la Nueva España. Esta sinopsis no fue publicada en la vida del autor, pero tuvo una gran influencia en los ambientes científicos de la época y ser conocida antes de finalizar el siglo por científicos de categoría como José Acosta, Della Porta o Aldrovandi y Clusio.

En 1615, apareció en México la primera edición de Hernández: Cuatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas, la enciclopedia de materia médica más importante del mundo.

Entre 1630 y 1651, la obra de Hernández fue redactada de nuevo por un gran mecenas de la cultura, el príncipe Cesi, uno de los pioneros de la utilización de la sistemática vegetal y destacado de la Academia dei Lincei. Se trata del Rerum Medicarum Novae Hispaniae Thesaurus (Tesoro de las cosas medicinales de Nueva España), conocido como El Hernández.

La modernidad e importancia de los descubrimientos científicos de Hernández ejercieron una enorme influencia en Europa. Científicos de tiempos posteriores citarían su legado y reprodujeron en sus textos muchos de los fragmentos del naturalista español, algunos de los cueles fueron: Ray, Jussieu, Tournefort o Linneo.

Otros científicos españoles siguieron la labor emprendida por Hernández, retratando la naturaleza del nuevo mundo con grandes aportaciones para la ciencia del momento:

Cristóbal de Acosta, médico burgalés, que viajó por África y Asia, publicó en 1578 su Tratado de la drogas y medicinas de las Indias Orientales, y también un volumen sobre Remedios específicos de la India Oriental y de la América.

El sabio jesuita José de Acosta, natural de Medina del Campo, recorre México y Perú entre 1571 y 1587, estudiando gentes y plantas, animales y tierras, narrándolo en su Historia natural y moral de las Indias.

Benito Arisa Montano acumuló las mejores investigaciones de su tiempo en una Historia natural que circula intensamente en Europa.

El jesuita jienense Bernabé Cobo recorre durante más de 30 años México, las Antillas y Perú, y en 1653 publica su Historia del Nuevo Mundo.

La ciencia española de los siglos XVI y XVII estaba a la cabeza de Europa.

La increíble historia de Francisco Hernández. 1571...la primera expedición científica de la historia moderna | Espejo de navegantes

ESPAÑA ILUSTRADA: EXPEDICIÓN CIENTÍFICA AL NUEVO MUNDO POR FRANCISCO HERNÁNDEZ

La biblioteca carpetana: Francisco Hernández de Toledo. La primera expedición científica de la era moderna.

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18) José de Acosta: precursor de la Antropología cultural moderna

José de Acosta fue un antropólogo y jesuita que desempeñó importantes misiones en América a finales del siglo XVI efectuando análisis sobre hombres, animales, plantas, mareas, vientos y volcanes en la América hispana. Sus observaciones antropológicas y biológicas en el Perú deslumbraron a la ciencia europea, por lo que fue considerado como el precursor de la Antropología Cultural moderna.

Enunció que los indígenas y animales habrían llegado a América desde Asia atravesando el estrecho de Bering y adaptándose al medio ambiente, por lo que se convirtió en un precursor de la Teoría de la Evolución Natural de las Especies, anticipándose a Charles Darwin tres siglos antes.

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Tras el descubrimiento y colonización de América, la Iglesia española comenzó una tarea de evangelización de los indígenas precolombinos mediante la organización de expediciones misioneras. Muchos de estos misioneros se dedicaron a conocer aquellos pueblos, con sus lenguas, culturas y religiones, nuevas especies animales y vegetales, paisajes geológicos jamás imaginados, realizando grandes aportaciones a las ciencias de la Modernidad. Eso mismo es lo que hizo José de Acosta y misionero que dedicó su vida a las ciencias y a la evangelización.

Nació en 1540 en Medina del Campo, y pertenecía a una familia burguesa de origen judía conversa. Estudió en la Compañía de Jesús de Medina del Campo. Se formó en ciudades españoles y portuguesas, pasando siete años en la universidad de Alcalá de Henares desde 1559 hasta 1567, cursando estudios de filosofía, sagradas escrituras, derecho canónico y teología.

Desde 1566 se dedicó a la docencia en Ocaña, Plasencia, Segovia, Salamanca y Alcalá de Henares hasta que su vida cambiaría por completo cuando supo que la Compañía Jesuita le requirió para misionar en las Américas.

Llegó a Lima, capital del Virreinato del Perú en abril de 1572, donde el provincial le encargó visitar los principales colegios de su jurisdicción, llegando a ser provincial de la compañía. Fue catedrático en San Pablo, y en la Universidad de Lima impartió cursos de latinidad, retórica, arte y teología. En 1586, se trasladó al Virreinato de la Nueva España y, tras pasar allí dos años, regresó a la España peninsular. 

En Arequipa y La Paz predicó a los indios, observando sus costumbres y mentalidad, y meditando cuales serían los medios más adecuados para su correcta evangelización. Por tal razón, fue comisionado para redactar catecismos y confesionarios en castellano, quechua y aimará.

Durante su estancia en el Perú y México, se dedicó también al estudio de su Antropología cultural, botánica, zoología, mineralogía y geografía física, analizando las novedades que no tenían parangón en Europa. Observó las costumbres, ritos y creencias de los indios, recogiendo muestras sobre la botánica, la flora, la fauna, las mareas, los vientos alisios, las corrientes marinas, las interrelaciones entre los volcanes y los terremotos, y hasta acertadas observaciones geofísicas sobre las variaciones de la declinación magnética. Fue una gran información que más tarde servirían de base para su obra.

De su experiencia americana y gracias a su cercanía con el rey Felipe II pudo publicar varias obras:

De Procuranda Indorun Salute son seis libros escritos en latín en 1575 sobre su experiencia evangelizadora y la salvación de los indígenas.

De Natura Novi Orbis es un compendio de dos libros Peregrinación del hermano Bartolomé Lorenzo y De promulgando Evangelio apud barbaros, impresos conjuntamente en un volumen de 1589 al regresar a España. Está dedicada a la geografía y naturaleza de América.

En esta obra discutió la forma del cielo y de la Tierra. Copérnico había publicado en 1543 su De revolutionibus orbium caelestium, y por eso consideró la zona sublunar subordinada a la celeste. Por lo que insistió en la exposición de novedades y exotismos americanos, formando el Nuevo Mundo parte del mundo habitado o Ecumene. Para Acosta el mundo moral es continuidad del natural, siendo el libre albedrío lo más definitorio de lo humano. Su pensamiento es mezcla del católico tradicional, basado en las Sagradas Escrituras y la Patrística, y el científico innovador; con la moral como mejoramiento espiritual y temporal de los indios.

Acosta aportó gran cantidad de información referente a metales, plantas, especies botánicas como patata, coca, guayabo, palta o aguacate y especies animales como chinchilla, vizcacha, cuy, tominejos, entre otras. 

En De la propiedad y virtud admirable de la piedra imán para navegar, fue precursor en el estudio de las variaciones magnéticas, explicando la existencia o inexistencia de antípodas, zona tórrida o equinoccial, posible existencia de antípodas, meteorología, civilizaciones azteca y peruana, etc. 

En De promulgando evangelio apud Indos, clasificó a los indios en tres grupos éticos: los que conocen la escritura y poseen cierto grado de civilización; los que no saben escribir, pero poseen gobierno, sociedad organizada y religión; y, por último, los salvajes, viviendo unos como bestias, y poseyendo otros rudimentos de organización.

Sus observaciones fisiológicas sobre la población andina, habituada a vivir a más de 4000 metros de altitud, le han valido que algunos científicos modernos le consideren el precursor de la medicina astronáutica.

Durante su tiempo, los europeos trataron de resolver la cuestión de la concepción del Universo, acorde con las Sagradas Escrituras. José de Acosta creyó como una probabilidad para no contradecir a las Sagradas Escrituras que el origen del hombre se encuentra en Adán, del que derivaron los pueblos y razas de toda la Tierra, por lo que llegó a suponer que el origen del indígena precolombino no es distinto al del resto de habitantes de Asia o Europa. 

Pero José de Acosta fue un científico moderno que prefirió ignorar las creencias clásicas y basar su método de investigación en datos empíricos, aportando explicaciones razonables a muchos fenómenos naturales. Así, al referirse al origen de los primeros pobladores de las Indias escribió: "porque no se trata qué es lo que pudo hacer Dios, sino qué es conforme a razón y al orden y estilo de las cosas humanas"; concluyendo que "es más conforme a buena razón pensar que vinieron por tierra los primeros pobladores de las Indias".

Mediante el razonamiento y de acuerdo a sus estudios antropológicos intuyó que los indígenas americanos debieron llegar por tierra o alguna estrecha franja de terreno desde la Siberia nororiental de Rusia atravesando el estrecho de Bering hasta alcanzar la actual Alaska, habitando todo el continente hacia el sur. Según escribió:

"El nuevo orbe, que llamamos Indias, no está del todo diviso y apartado del otro orbe. Y por decir mi opinión, tengo para mí días ha, que la una tierra y la otra en alguna parte se juntan y continúan a lo menos se avecinas y allegan mucho."

Ese estrecho fue descubierto por Virtus Bering en 1741 en el océano Pacífico, lo que permitió deducir que los hombres que llegaron procedían de Asia. En efecto, durante el último periodo glaciar se produjeron continuos avances y retrocesos de la capa de hielo que cubre el casquete polar. En las fases más frías, el crecimiento de los glaciares provocó un descenso de cerca de 100 metros en el nivel del mar. Las partes donde el mar registra menor profundidad, entre Siberia y Alaska, quedaron conectadas por un pasillo que facilitó el paso de hombres y animales a través de lo que hoy es el mar de Bering.

Se planteaba el gran interrogante sobre el origen de los habitantes indígenas y animales: "Cómo era posible haber en Indias, animales que no hay en otra parte del mundo?" Esta simple y contundente pregunta desafiaba no solamente la tradición clásica en geografía y en historia natural sino también en las Sagradas Escrituras.

José de Acosta admitía la generación espontánea de algunas especies animales en un determinado y único territorio, como ratas, ranas y avispas:

"Esto no es caso propio de Indias, sino general de otras muchas regiones y provincias de Asia, Europa y África; de las cuales se lee haber en ellas castas de animales que no se hallan en otras; y si se hallan, se sabe haber sido llevadas de allí."

Por ello se le considera el fundador de la Paleobiogeografía histórica.

Pero también comprobó la presencia de especies iguales a las europeas como osos, jabalíes, zorros, lobos o jaguares que no han sido transportadas por los colonizadores o llegadas a nado por el océano, razón por la cual intuyó la existencia del estrecho, una manera muy novedosa para su tiempo. Con respecto a guanacos, pacos o monos de cola prensil, admitió la teoría de las creaciones sucesivas, o incluso a la teoría de la adaptación al medio, haciéndolas emigrar en busca de lugares propicios, o eliminándolas por selección natural si no se adaptaron al entorno.

El mismo José de Acosta postuló que la fauna americana podría ser una evolución de la europea, asiática o africana que al dispersarse sufrieron una mutación adaptándose al medio. Esta evolución explica la diferenciación entre especies como por ejemplo:

"en el linaje de los simios ser unos sin cola y otros con cola, y en el linaje de los carneros ser unos rasos y otros lanudos, unos grandes y recios, y de cuello muy largo, como los del Perú; otros pequeños y de pocas fuerzas, y de cuellos cortos, como los de Castilla."

Fue la primera explicación de la historia de la ciencia que trató la dispersión geográfica de las especies en relación con su adaptación al medio. Esta hipótesis, fundamentada en sus diversas observaciones, la generalizó a todos los animales del planeta y también a los humanos, lo que explica la diferenciación racial de las etnias "como en el linaje de los hombres, ser unos blancos y otros negros, unos gigantes y otros enanos".

Por este concepto, por la explicación sobre el origen y naturaleza de la vida en el Nuevo Mundo, es considerado un precursor de la teoría de la evolución natural de las especies, anticipándose a Charles Darwin tres siglos antes cuando publicó su Origen de las especies.

Toda su experiencia y las obras ya publicadas fueron aprovechadas más tarde para redactar los siete volúmenes que componen su obra antropológica más importante, Historia natural y moral de las Indias. En que se tratan las Cosas notables del Cielo y elementos, metales, plantas y animales de ellas y los ritos, ceremonias, leyes y gobierno y guerras de los indios.

Es un compendio que agrupa una serie de escritos monográficos de geografía, botánica, zoología, y filosofía natural y cultural de las sociedades americanas, destacando los aspectos políticos y religiosos. En su introducción lo explicó de la siguiente forma:

"Así que aunque el mundo nuevo ya no es nuevo sino viejo, según hay mucho dicho y escrito de él, todavía me parece que en alguna manera se podrá tener esta Historia por nueva, por ser conjuntamente Historia y en parte Philosofía, y por ser no sólo de las obras de naturaleza, sino también las de libre albedrío, que son los hechos y costumbres de hombres. Por donde me pareció darle nombre de Historia Natural y Moral de Indias, abrazando con este intento ambas cosas."

El primer volumen, que apareció ya en 1583 en Perú, fue el primer libro impreso en este territorio, se ocupa de la esfericidad de la Tierra y de las características de los hemisferios meridionales y occidentales. El segundo estudia el clima, temperatura y lluvia en la zona tropical. El tercero trata de los vientos, océanos y las tierras. El cuarto estudia los minerales, plantas, y animales. El quinto está dedicado a la cultura mexicana, y el sexto a la peruana. Por lo tanto, cuatro son de historia natural y tres de historia moral, y de ahí que lo titule como una Historia natural y moral. En ellos comenta las novedades con respecto a Europa, excluyendo los hechos y acontecimientos de los españoles que residían en América, y todo los que afectaba a la evangelización ya que su intención es estudiar el significado de la naturaleza y sus fenómenos. Utiliza la historia moral como un concepto diltheano, considerando que el estado de los pueblos indígenas, y su cultura, constituyen una disciplina nueva para la ciencia y las humanidades: la antropología cultural.

La Historia natural y moral de las Indias fue editada de forma completa en Sevilla en 1590. Causó tanto impacto en Europa que pronto fue traducida al italiano en 1596, al francés en 1597, al holandés en 1598, al alemán en 1601, al latín en 1602 y al inglés en 1604. Los científicos europeos le definieron como el "Plinio del Nuevo Mundo".

La influencia de José de Acosta llegó hasta el científico alemán Alexander von Humboldt, dos siglos después, quien tomó el sistema descriptivo de la Historia natural y moral como base para la elaboración de sus ideas y para la creación de su obra más importante: Cosmos.

Sus últimos años de vida los pasó entre Italia y España. Durante su estancia en Roma, publicó algunos tratados en latín y, al volver a España, fue nombrado visitador de su orden en Andalucía y Aragón. De regreso a Roma en 1592, participó en la V Congregación General de la Compañía de Jesús, en la que fue acusado de "cristiano nuevo" y rebelde. En Valladolid se dedicó a la predicación y a la enseñanza, y en Salamanca redactó Sermonario en tres tomos. Reivindicado por sus compatriotas, fue elegido rector del Colegio de Salamanca, cargo en el que falleció a los 59 años, en 1600.

ESPAÑA ILUSTRADA: ANTROPOLOGÍA CULTURAL MODERNA POR JOSÉ DE ACOSTA

La biblioteca carpetana: José de Acosta. Cronista de Indias antropólogo, naturalista y protector de indios.

DESCUBRE CASTILLA: José de Acosta. Un científico entrañable

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19) Jaume Ferrán y Clua. La primera vacuna contra el cólera y otras enfermedades.

Jaume Ferran i Clua, también conocido en castellano como Jaime Ferrán Clúa (Corbera de Ebro, Tarragona, 1 de febrero de 1851 - Barcelona, 22 de noviembre de 1929) fue un ilustre médico y bacteriólogo español, que descubrió una vacuna contra el cólera y otras vacunas contra el tifus y la tuberculosis.

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Hijo del médico del pueblo, realizó los estudios primarios en el Colegio San Luís Gonzaga de Tortosa, el Bachillerato en Tarragona, en 1873, se licenció en Medicina en la Universidad de Barcelona y, en 1879, obtenía la plaza de médico titular de Tortosa.

Allí comenzó a interesarse por la naciente bacteriología, siguiendo muy de cerca las investigaciones de Pasteur, en su rudimentario laboratorio. En 1884, la Real Academia de Medicina premiaba su Memoria sobre el parasitismo bacteriano y el municipio barcelonés le enviaba a Marsella para que estudiara la amenazadora epidemia de cólera. Convencido de su etiología bacteriana, recién descubierta por Koch, prepara cultivos atenuados de Bacillus virgula con los que logra la primera vacuna de germen conocido aplicada al hombre.

Al estallar la epidemia de cólera, en 1885, Ferrán es llamado a Valencia, donde procede a la inoculación masiva de la población de Alcira y de otros lugares. A pesar del éxito obtenido, se desata la polémica; prevalece el criterio de quienes opinan que es peligroso el método ferraniano, y el Gobierno prohíbe la vacunación. Comisiones científicas acuden de todas partes a examinar el controvertido hallazgo. Por desgracia, Ferrán es más genial que convincente; y acaban por emitir dictámenes desfavorables el propio Ramón y Cajal y la comisión francesa presidida por Brouardel. No por eso faltarían partidarios convencidos en España, Francia y Alemania; figuras de la talla de Calmette y Ehrlich rendirían tributo de admiración al procedimiento inmunitario de Ferrán, que había abierto el camino de otras vacunas bacterianas. Su memoria, publicada en Valencia en 1886, sería vertida al francés en 1893, con el título: L'inoculation préventive contre le choléra morbo asiatique.

Más tarde, al frente del Instituto Municipal de Higiene de Barcelona, desarrolló Ferrán una eficaz labor sanitaria. Realizó interesantes investigaciones sobre la inmunología del tifus abdominal y la difteria y propuso un método supraintensivo para la vacunación antirrábica.

Originales fueron sus observaciones sobre las variaciones morfológicas de algunas bacterias, base para su descubrimiento de la vacuna anti-Alfa que trataba de aprovechar para la inmunidad específica, una de las fases evolutivas del bacilo de Koch (Nueva bacteriología de la tuberculosis, 1920).

Como en otras ocasiones vio como sus trabajos sirvieron para que otros se llevasen el reconocimiento mientras que a él sólo se le valoró la labor de abrir camino en esas investigaciones. Asi lo describió Marañón: «Más precursor que realizador, estudioso de demasiados temas con escasos medios». Honrado ya por todos en sus últimos años -que dedicó a tareas humanísticas- murió en Barcelona en 1929.

Fue premio de la Academia de Ciencias de París (Francia) en 1907.

La batalla del doctor Jaume Ferran i Clua contra el cólera

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20) Descubrimiento de Persépolis por García de Silva y Figueroa

García de Silva y Figueroa fue el primer occidental en identificar las ruinas de Takht-e Jamshid como Persépolis, la antigua capital del Imperio persa durante la dinastía de Aqueménida. En 1618, fue el primer europeo en ofrecer la primera descripción de la escritura cuneiforme que en aquella civilización se practicaba. Un gran hallazgo para la arqueología universal.

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Persépolis está situada a 70 kilómetros de Shiraz, en el sur del actual Irán. Literalmente significa "la ciudad persa". Era la antigua capital del Imperio persa durante la época aqueménida, fundada por Darío I en 520 a. C., y ampliada por su hijo Jerjes I y su nieto Artajerjes I. Mientras las capitales administrativas de los reyes aqueménidas fueron Susa, Ecbatana y Babilonia, la ciudadela palaciega de Persépolis mantuvo la función de capital ceremonial, donde se celebraban las fiestas de Año Nuevo. Construida en una región remota y montañosa, Persépolis era una residencia real poco conveniente, y era visitada principalmente en primavera. La urbe fue incendiada y el Palacio de Jerjes fue destruido por orden de Alejandro Magno en 330 a. C., posiblemente como revancha de la guerra panhelénica contra los persas.

En 316 a. C., Persépolis era todavía la capital de Persia, una provincia del nuevo Imperio macedónico. La ciudad decayó gradualmente durante el periodo seléucida y las épocas posteriores. En el siglo III, la cercana ciudad de Istakhr se convirtió en centro del Imperio sasánida.

El paradero de Persépolis fue poco a poco difuminándose y la identidad de los restos de esta ciudad había permanecido oculta a lo largo de los siglos. 

Las ruinas reciben el nombre actual de Takht-e Jamshid que significa "el trono de Jamshid", un héroe mítico. El sitio fue objeto de numerosas visitas por los occidentales del siglo XIV al siglo XVIII. Las simples observaciones anecdóticas de los comienzos fueron sustituidas progresivamente por trabajos cada vez más descriptivos.
 

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Ruinas de Persépolis

El sitio fue mencionado ya en 1318 por un monje viajero de nombre Odorico, en 1474 por un viajero veneciano llamado Josaphat Barbaro. El misionero portugués Antonio de Gouvea visitó el sitio en 1602, observando las inscripciones cuneiformes y las representaciones de “animales con cabezas humanas”. Pero no sería hasta 1619, cuando un occidental identificase estos restos con la ciudad de Persépolis, apoyándose en textos griegos. Fue el embajador de España en la Corte de Abbás el Grande, sha de Persia.

En 1612, Felipe III decidió enviar una embajada al sha Abbas I el Grande de Persia, en respuesta a otra que había arribado a Madrid en 1610, con el objetivo de entablar una alianza entre ambas potencias contra el expansivo Imperio otomano que suponía una auténtica amenaza. Un antiguo destacado militar en la guerra de Flandes, García de Silva y Figueroa, fue seleccionado para encabezar esta misión diplomática a la corte del sha Abbas I, del Imperio Safávida.

García de Silva y Figueroa era natural de Zafra (Badajoz) donde nació en 1550. Estudió Leyes en Salamanca, y después de servir en los Tercios de Infantería de Flandes y ser un antiguo paje de Felipe II fue nombrado gobernador de Badajoz. Prestó después sus servicios en la Secretaría de Estado de Felipe III. Era hombre de autoridad y de vasto saber, acreditado por sus informes y observaciones en geografía, en historia natural, en arqueología y en la generalidad de los conocimientos humanos. Fue esta hoja de servicios la mejor garantía para llevar a cabo el proyecto diplomático.

Los objetivos diplomáticos eran de suma importancia: tratar de la expansión de Abbas I en el golfo Pérsico, observar de cerca su relación con los ingleses de cara a mantener el monopolio comercial portugués en el Índico y con la intención manifiesta de que "el persa persevere en la guerra contra el Turco para que (éste) no progrese en el Mediterráneo".

La expedición partió del puerto de Lisboa el 8 de abril de 1614 a bordo de la nave capitana de la Armada de la India, y en noviembre del mismo año llegó a Goa, capital de la India portuguesa, una colonia asiática perteneciente a la Monarquía hispánica gracias a la unión de las Coronas de España y Portugal, que en 1580 acaparó Felipe II. Tuvo serios problemas con los portugueses, que se defendían hasta lo irracional de presuntas "injerencias castellanas", e incluso permaneció retenido en esta ciudad casi dos años.

Continuó el viaje bordeando las costas de Omán y atravesando el peligroso estrecho de Ormuz, hasta llegar a Bandar Abbas en octubre de 1617.

Llevaba consigo un impresionante séquito 100 criados y otros centenar de camelleros, encargados de la conducción estos animales cargados de equipajes y de regalos destinados al Sha. Fue bien recibido en Isfahán, sin embargo no consiguió ninguno de sus objetivos. García de Silva recorrió casi toda Persia, parte de la Mesopotamia y del Asia Menor, visitando Shiraz y Qom, entre otras ciudades. Entonces descubrieron que el Sha no se encontraba en la capital, Kazwin, sino en el mar Caspio. De esta forma decidió permanecer los meses venideros de invierno en Shiraz para acudir al encuentro del soberano en primavera.

El 6 de abril de 1618, fecha marcada en los anales de la arqueología, Silva contemplo las ruinas de Takht-e Jamsid, la ciudad palacio que fundó Darío I el Grande, y después de un detallado estudio las identificó con las ruinas de Persépolis. La noticia se conoció rápido en Europa después de que el embajador Silva enviara una carta contando sus descubrimientos a su amigo el marqués de Bedmar.

Esta misiva causó una gran impresión en los círculos ilustrados de Europa, y fue rápidamente traducida al latín y al inglés. Una de sus conclusiones fue que los símbolos cuneiformes que adornaban los templos no eran ornamentos, sino una forma de escritura. Fue el primer europeo en ofrecer la primera descripción de la escritura cuneiforme:

"Existe una impresionante inscripción tallada en jaspe negro. Sus caracteres son todavía claros y brillantes, increíblemente libres de daño y deterioro a pesar de su muy grande edad. Las letras mismas no son ni caldeo, ni hebreo, ni griego, ni árabe ni de ningún pueblo que pueda haberse conocido hasta ahora o que haya existido jamás. Son triangulares, en la forma de pirámides u obeliscos diminutos, como están ilustradas en el margen y son todas idénticas excepto por su posición y ordenación. Sin embargo, los caracteres resultantes de la composición son extraordinariamente diferentes."

Mandó hacer dibujos de las más notables esculturas y de algunas inscripciones. Durante sus viajes acumuló una extraordinaria colección de antigüedades y obras de arte de gran valor, que se llevó consigo al emprender el viaje de vuelta a España, iniciado en 1619.

En la India portuguesa fue nuevamente retenido hasta febrero de 1624. Durante el largo viaje de regreso el llamado "mal de Luanda" le sorprendió en alta mar, en el océano Atlántico, produciéndole la muerte, sin que se sepa del paradero de su colección.

Silva dejó escrito una crónica completa de sus viajes, tratándose de la mejor descripción de Persia de su época: Totius legationis suae et indicarum rerum, Persidisque comentarii. Describe sus ciudades, su geografía y sus costumbres tales como las prácticas funerarias del zoroastrismo, la práctica de la tauromaquia en las ciudades y el cultivo de palmeras datileras en el sur de Persia.

Esta crónica fue traducida al francés por el holandés Abraham de Wicquefort en 1667. El manuscrito se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

ESPAÑA ILUSTRADA: DESCUBRIMIENTO DE PERSÉPOLIS POR SILVA Y FIGUEROA

La increíble aventura de Silva y figueroa, su olvido y su recóndita tumba marina en el océano... | Espejo de navegantes

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1) Félix de Azara. Naturalista y precursor de las teorías de evolución.

Félix de Azara (Barbuñales, provincia de Huesca, 18 de mayo de 1742 - ibídem, 20 de octubre de 1821). Fue un militar, ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo, humanista y naturalista español. Era hermano del diplomático José Nicolás de Azara.

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Realiza sus estudios en la Universidad de Huesca y luego en la Academia militar de Barcelona de dónde sale como cadete en 1764. Sirve en el regimiento de infantería de Galicia y obtiene el grado de lugarteniente en 1775. Fue herido en la expedición contra Argel y sobrevivió de milagro. Rechazó en 1815 la Orden de Isabel la Católica en protesta por los ideales absolutistas que reinaban en España.

España y Portugal, por el Tratado de San Ildefonso de 1777, fijaban las fronteras de sus posesiones en América del Sur. Se eligió a Azara para formar parte de los comisarios encargados de delimitar con precisión las fronteras españolas. Parte hacia Sudamérica en 1781 para una misión de algunos meses y se quedará durante 20 años.

Según sus propias palabras, inicialmente se dirigió a Asunción, capital de Paraguay, para realizar los preparativos necesarios y esperar al comisario portugués. Dada la tardanza del comisario portugués, Azara decidió emprender un viaje por su cuenta y realizar un mapa de la región.

En sus viajes, tomó interés en los animales de las zonas que visitaba. Así, a pesar de saberse ignorante sobre el tema y creer que antes que él ya lo habrían hecho los viajeros y naturalistas de América, decidió apuntar sus observaciones y esperar a acabar sus otras obligaciones para publicar los materiales. Así, desprovisto de conocimientos científicos, se dedica al estudio de los mamíferos y las aves que encuentra. La única bibliografía de la que dispone es una traducción al español de las obras de Buffon (1707-1788).

Azara está convencido de que los animales descritos por Buffon son los mismos que él se encuentra en América. A partir de ese momento, en cuanto descubre diferencias, lo que ocurre a menudo, critica rigurosamente al naturalista parisino y más aún a Charles Nicolas Sigisbert Sonnini de Manoncourt (1751-1812) quien dio a Buffon los datos sobre los pájaros de la Guayana. Su falta de formación como naturalista le lleva a cometer algunos errores de juicio. Así, confunde las bataras de Paraguay (pertenecientes al género Myrmothera Vieillot, 1816) que él observa con los hormigueros de la Guayana descritos por Sonnini (pertenecientes al género Thamnophilus Vieillot, 1816).

Azara describió 448 especies, de las cuales la mitad eran nuevas.

Finalmente, fue llamado de vuelta a España en 1801 al cabo de 20 años de privaciones, sufrimientos y después de haber sobrevivido a diversos peligros, desde ataques de indios hasta serpientes venenosas.

No aportó animales disecados, sino únicamente sus manuscritos sobre los mamíferos y reptiles del Paraguay y del río de la Plata (Essais sur l´histoire naturelle des Quadrupèdes, París, 1801, y la versión española: Apuntamientos sobre la historia natural de los quadrúpedos del Paraguay y Río de la Plata, Madrid, 1802), los Apuntamientos para la historia natural de las Paxaros del Paraguay y Rio de la Plata (tres volúmenes, Madrid, 1802-1805). Haciendo prueba de gran generosidad, el mismo Sonnini tradujo la obra al francés en 1809 bajo el título Voyages dans l’Amérique méridionale, par don Félix de Azara (cuatro volúmenes, de los cuales el tres y el cuatro corresponden a los "Páxaros del Paraguay", y atlas, París).

Gustav Hartlaub (1814-1900) editó en 1837 un índice de las especies de aves descritas por Azara. Varias especies le fueron dedicadas: el pájaro Synallaxis azarae por Alcide Dessalines d'Orbigny (1806-1876) en 1835 y los roedores Dasyprocta azarae por Martin Lichtenstein (1780-1857) en 1823, Akodon azarae Johann Fischer von Waldheim (1771-1853) en 1829 y Ctenomys azarae por Michael Rogers Oldfield Thomas (1858-1929) en 1903. También la "comadreja overa", una zarigüeya americana, recibió el nombre Didelphis azarae por Hershkovitz en 1969. Pero se la conoce más por Didelphis albiventris.

También se le ha dedicado una cresta en la Luna, la Dorsum Azara en 26° 42' N y 19° 12' O de unos 105 km de longitud. La ciudad de Azara en la provincia de Misiones fue nominada en su memoria por su trabajo en la región. En la Ciudad de Posadas (Misiones) la primera y centenaria Escuela N°1 lleva su nombre junto a una calle en el casco histórico de la ciudad.

También se dice de él que, al igual que otros, pudo anticiparse a la teoría evolucionista de Darwin al conocer que las especies cambiaban. Lo cierto es que Darwin tenía en gran estima los trabajos publicados por el militar español citándole numerosas veces en su libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo en el que hace numerosas menciones a sus indagaciones y en su famoso libro El origen de las especies y una vez en el Origen del hombre. Por otro lado, Leoncio López-Ocón detalla en su Breve historia de la ciencia española, la influencia que tuvo la publicación en francés de Essais sur l'histoire naturelle des quadrupèdes de la province du Paraguay en la que expone sus teorías sobre evolución haciendo referencia al estudio de Enrique Alvarez López. En dicho trabajo detallan las ideas que pudieron influir sobre el evolucionismo Darwinista. Darwin usaba las observaciones de Azara para sustentar las suyas. Prueba de ello lo encontramos en dos de sus obras: The Descent of Man y en The variation of animals and plansts under domestication.

Un ejemplo de selección o mejora lo hallamos cuando dice:

"El hombre según sus deseos puede elegir los caballos y yeguas de qualquiera raza y hacer que sólo estos individuos escogidos las continúen... Y está en su arbitrio el mejorarlas sobre lo que sería naturalmente".

A continuación citamos unas palabras de Darwin en la que cita textualmente a Azara:

"Apoyándome en la elevada autoridad de Azara puedo añadir a estas observaciones: que la carrancha se alimenta de gusanos, moluscos acuáticos, limacos, saltamontes y ranas; que mata a los corderillos arrancándoles el cordón umbilical; y que persigue al gallinazo con tanto encarnizamiento, que este último se ve obligado a expeler la carnaza tragada por él recientemente. Azara afirma que a menudo se reúnen cinco o seis carranchas para dar caza a grandes aves y aun a las garzas reales. Todos estos hechos prueban que este ave es muy variable en sus gustos y que está dotada de una gran espontaneidad".

Colaboró con José Artigas en el establecimiento de pueblos en las fronteras entre la Banda Oriental (actual Uruguay) y el Imperio del Brasil, cuya fundación más importante fue el pueblo de Batoví.

Su principal biógrafo fue el Dr. Julio Rafael Contreras Roqué (1933-2017), destacado científico argentino que publicó varios volúmenes que pueden descargarse gratuitamente (Tomo I, Tomo II y Tomo III). Curiosamente, falleció en uno de los aniversarios del natalicio del sabio aragonés.

El ilustrado español que inspiró a Darwin | Sociedad | Ciencia - Abc.es

La biblioteca carpetana: Félix de Azara. Naturalista y precursor de las teorías de evolución.

Félix de Azara, el español que inspiró a Darwin, en 'Documentos RNE' - RTVE.es

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22) Traje espacial por Emilio Herrera

Emilio Herrera diseñó el primer traje espacial de la historia de la astronáutica, y colaboró con Juan de la Cierva y Leonardo Torres Quevedo en sus investigaciones. Su traje espacial fue utilizado como diseño previo de los modernos trajes de astronauta, pero como tantos otros pioneros de España, ha obtenido un mayor reconocimiento fuera que dentro de nuestras fronteras.

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Emilio Herrera Linares fue uno de los pioneros de la aviación española, participó en diversos concursos internacionales, y fue uno de los primeros que sobrevoló el estrecho de Gibraltar en 1914.

De las labores que en estos años llevaba a cabo el Ateneo se creó en 1901 el Laboratorio de Mecánica Aplicada, más tarde llamado, en 1928, Escuela Superior de Ingeniería Automática, del que será nombrado director, dedicado a la fabricación de instrumentación científica. Ese mismo año ingresó en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, entidad de la que fue presidente en 1910. Entre los trabajos del Laboratorio destacó el del cinematógrafo de Gonzalo Brañas, el espectrógrafo de rayos X de Cabrera y Costa, el micrótomo y panmicrótomo de Santiago Ramón y Cajal.

En 1935, inventó el primer traje espacial de la historia, para acompañar un globo aerostático que debía alcanzar los 25.000 metros de altitud, y colaboró con Juan de la Cierva y Leonardo Torres Quevedo en sus investigaciones. Su traje espacial fue denominado escafandra estratonáutica.


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Escafandra estratonáutica

Fue utilizado como diseño previo de los modernos trajes de astronauta, pero presentaba algunas de las características fundamentales. Tenía micrófono, aparatos de control, permitía respirar en las capas más altas de la atmósfera, podía tomar muestras del entorno y soportaba la presión en el espacio. El interior consistía en una funda hermética recubierta de un armazón metálico articulado, con pliegues para los hombros, cadera, codos, rodillas y dedos para dar movilidad. El exterior estaba cubierto de caucho, material impermeable al aire. El casco disponía de una visera con tres capas de cristal: una que era irrompible y otras dos con filtros infrarrojos y ultravioletas, todas ellas con un tratamiento antivaho. En general, el invento constituía un gran avance en la época.

El principal problema era la temperatura del interior. La Escuela de Mecánicos del Aeródromo Militar de Cuatro Vientos fue el principal laboratorio de pruebas donde ensayaron a diferentes grados bajo cero, pensando en las condiciones en las que habría de utilizarse. Para evitar el frío extremo adaptaron un calentador eléctrico a la escafandra. Surgió otro problema, pues la temperatura corporal elevaría la programada por el calentador. Pese a todo, los experimentos realizados con aquella complicada vestimenta concluyeron que el traje podía ser utilizado hasta 18.000 metros de altitud, una altura bastante considerable en la época.

El vuelo que probaría la eficacia de su traje espacial estaba programado para 1936, pero su pertenencia al bando leal al Gobierno de la II República causó su persecución en la España franquista y la cancelación de su proyecto. Su primer traje espacial, de seda vulcanizada, fue reutilizado como tela de chubasquero para las tropas.

Científico y aviador, fue un alto mando del ejército republicano durante la Guerra Civil. Emigrado en 1939 primero a Chile y luego a Francia, Emilio Herrera fue ministro de Asuntos Militares del Gobierno de la República española en el exilio entre 1960 y 1962. Este fue el motivo por el cual haya obtenido un mayor reconocimiento fuera que dentro de nuestras fronteras.

Herrera continuó redactando artículos para revistas científicas, y viviendo también de los derechos de algunas de sus patentes, como la de un flexicalculador para resolver funciones e integrales elípticas o la de un sistema de doble proyección geográfica.

Fue nombrado consultor de la UNESCO en Física Nuclear, pero sus convicciones antifranquistas le hicieron dimitir cuando España entró en la ONU.

No pudo ver la gesta espacial del 20 de julio de 1969, cuando el hombre pisó por primera vez la luna, ya que había muerto dos años antes en Ginebra.

Cuando la primera nave pisó el suelo de la Luna, Neil Armstrong recordó a Herrera, según relataría el español Manuel Casajust Rodríguez, empleado de la NASA y discípulo de Herrera: "Me dijo que de no ser por el invento de mi maestro nunca habría llegado a la Luna", explicó el discípulo a su regreso a España desde Cabo Cañaveral, donde Armstrong le regaló en señal de gratitud una de las rocas extraídas en la superficie lunar durante su viaje.

Según refirió su ayudante, el piloto Antonio García Borrajo: "Cuando los norteamericanos le ofrecieron a Herrera trabajar para su programa espacial con un cheque sin limitaciones en ceros, él pidió que una bandera española ondeara en la Luna, pero le dijeron que sólo ondearía la de Estados Unidos". Herrera rechazó la oferta.

ESPAÑA ILUSTRADA: TRAJE ESPACIAL POR EMILIO HERRERA

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23) Ramón Margalef. Ecología y teoría de la información

Ramón Margalef López (Barcelona, 16 de mayo de 1919-ibídem, 23 de mayo de 2004) fue un limnólogo, oceanógrafo y ecólogo español. Se casó con María Mir.

Margalef fue el primer catedrático de Ecología de España y, junto con Bernáldez, el refundador de esta disciplina en el país.

Entre sus trabajos, destacan la aplicación de la Teoría de la Información a los estudios ecológicos, y la creación de modelos matemáticos para el estudio de las poblaciones.

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Ocupación

Trabajó en su juventud como ordenanza en el Instituto Botánico de Barcelona y, antes de que se le concediera una beca para estudiar ciencias naturales, era ya conocido en el extranjero por sus trabajos de investigación sobre algas de agua dulce y procesos de eutrofización. En 1949 alcanzó la licenciatura y en 1952 se doctoró en Ciencias Naturales.

Trabajó en el Instituto de Biología Aplicada (1946-1951), y en el Instituto de Investigaciones Pesqueras, el cual dirigió durante 1966-1967. A continuación, en 1967, constituyó el Departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona, desde el cual formó un buen número de ecólogos, limnólogos y oceanógrafos.

Importantes contribuciones a la ciencia

Teoría de la información aplicada a la ecología


Entre sus mayores contribuciones a la ciencia está la aplicación de la teoría de la información a la ecología y la posterior creación de modelos matemáticos para la población de estudio. La teoría de la información es la base de una rama de las matemáticas aplicadas que cuantifica la información contenida en un sistema.

Margalef demostró que se puede aplicar la teoría de la información a una comunidad de plantas o animales. Pueden evaluarse los diferentes tipos de muestreo mediante el cálculo de la cantidad de información que ofrecen. Así, la información (calculada en bits por individuo) será cada vez mayor en:

1. Número de especies en la comunidad

2. Número de cada especie

3. Ubicación de cada especie

4. Identificación individual y ubicación de todos los individuos

Así, según Margalef, el establecimiento de los límites de un estudio y el muestreo no se traduce en una pérdida de información, pero puede limitar el rendimiento. Además, concluyó que la cantidad de información de una comunidad es aproximadamente igual a su diversidad.

La estructura de los ecosistemas

En Algunos principios unificadores en ecología, publicado en 1963, Margalef reúne varias teorías que circulan de forma más o menos independiente en el campo de la ecología. Comienza por definir la estructura de un ecosistema como todos los componentes del ecosistema (materia) y las interacciones entre estos componentes del ecosistema (la energía).

Posteriormente introdujo el concepto de madurez de un ecosistema. Con el tiempo, la madurez de un ecosistema crece en un ambiente sin interrupciones. Un ecosistema maduro tiene una estructura compleja (con gran diversidad y, por tanto, con mucha información) y una alta eficiencia desde un punto de vista energético (pérdidas de energía de baja). Un ecosistema maduro requiera bajos niveles de energía para mantenerse.

Por lo tanto, de acuerdo con Ramón Margalef, la sucesión ecológica es una maduración del ecosistema (aumento de la complejidad de la estructura y disminución del flujo de energía). La sucesión es en realidad una transferencia de un excedente de energía disponible en el presente a una biomasa en el futuro. Finalmente, es importante señalar que, desde la perspectiva de Margalef, la sucesión está marcado por la incertidumbre y está sujeta a las perturbaciones.

Desarrollo de la limnología moderna

Ramón Margalef contribuyó de forma importante al desarrollo de la limnología moderna en España y en el mundo. Tras iniciar un inventario de los principales sistemas acuáticos de la Península Ibérica a comienzos de su carrera se centró en el estudio de las comunidades de plancton desde un punto de vista ecológico.

En la Universidad de Barcelona se formó en torno a Margalef una importante escuela de limnología, que posteriormente llevó a crear otras escuelas en varias universidades de España.

En 1983, Ramón Margalef publicó un resumen de su trabajo en Limnología.

Los humanos y la biosfera

Fue un científico cuyo trabajo estuvo siempre incluido en el contexto social y político de su tiempo. Prestó particular atención al papel del humano en la biosfera. Ya en Algunos principios unificadores en ecología concluye con la madurez y la secuencia de organización de los sistemas humanos, junto con la complejidad de su estructura y el flujo de energía.

En 1987, en su discurso de aceptación del Doctorado Honoris Causa de la Universidad Laval (Quebec, Canadá), Margalef enfatiza en la disparidad en la distribución de energía entre los estados del Norte y los estados del Sur.

"Es justo preocuparse por la lluvia ácida o los distintos tipos de contaminación, pero no voy a ocultar mi opinión: el reto de nuestro futuro concierne a otros aspectos de la ecología, incluida la movilización y el control mediante el aumento de las fracciones de la energía humana que influye en la organización del espacio y, lo más preocupante, la organización de las relaciones entre los seres humanos", dijo.

La biblioteca carpetana: Ramón Margalef. Ecología y teoría de la información

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24) Ramón Verea, el inventor de la calculadora moderna

Con dignidad y espíritu patriótico, Ramón Verea manifestó públicamente que su único interés era demostrar al mundo que un español es capaz de una invención sobresaliente. Y a fe que lo consiguió al crear una máquina calculadora que multiplicaba cifras de forma directa sin necesidad de recurrir a sumas, como operaban los ingenios que precedieron al suyo.
 

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Ramón Silvestre Verea Aguiar y García, pontevedrés de la parroquia de Curantes en el ayuntamiento de La Estrada, nacido en 1833, presentó su modelo de máquina calculadora mecánica en la ciudad de Nueva York, siendo bien recibida su contribución científica y aprobada por encima del resto de invenciones hasta entonces; galardonada con la medalla de oro en la Exposición Universal de Inventos celebrada en Cuba ese mismo año 1878.

El invento de Ramón Verea ha quedado registrado para la historia en un documento de patente en la Oficina de Patentes de Estados Unidos de América con el número 207.918, fechado el 10 de septiembre de 1878; además, fueron publicadas reseñas en revistas de la época como Scientific American y el prototipo forma parte de la colección de ingenios de cálculo visible en la sede central de la empresa tecnológica IBM.

La máquina calculadora Verea Direct Multiplier, que nunca llegó a fabricarse en serie pero sirvió de inspiración a otros inventores e ingenieros que fueron perfeccionando el mecanismo de cálculo a lo largo del siglo XIX a partir del prototipo de Verea, desarrollaba un complejo proceso de multiplicación a una considerable velocidad. Pesa aproximadamente 26 kilos y mide 35 centímetros de largo, 30 de ancho y 20 de alto, con funciones de suma, resta, multiplicación y división de números hasta nueve cifras, admitiendo seis números en el multiplicador y quince en el producto; fue la máquina de palanca más veloz y precisa de la época.

Ramón Verea, hombre peculiar, reivindicativo, estudioso y de firmes convicciones, nunca quiso comerciar con su invento ni tampoco continuar en el camino de la invención.

Seminarista en Santiago de Compostela hasta 1855, Ramón Verea emigra a Cuba donde ejerce como maestro y escribe dos novelas, aprende inglés y se inicia en el periodismo e inventa una máquina para plegar periódicos cuya patente vendería más tarde en Nueva York. Pero antes de instalarse en esta ciudad en 1865, cumple una breve estancia en Puerto Rico. Una vez en la capital del mundo trabaja como traductor, maestro, cambista de oro y billetes de banco y comercial de artes gráficas y en 1875 funda una imprenta, crea una agencia industrial y dirige un periódico hispano, y luego en 1884 una revista de tirada mensual.

En 1895 se traslada a Guatemala, donde publica una serie de cartas contra la leyenda negra que se achaca a España por parte de sus acérrimos enemigos, y después, en 1897, se traslada a Buenos Aires, ciudad en la que en 1898 volvió a publicar la revista El Progreso y siguió ejerciendo de periodista hasta su muerte un año después.

Docente, ingeniero, periodista, inventor, escritor, historiador, ensayista y crítico en el más afamado de los sentidos, Ramón Verea murió en el anonimato, como por voluntad, salvo en momentos contados, había vivido.

Ramón Verea, el inventor de la calculadora mecánica | El blog de la ingeniería

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25) Circulación de la sangre de Miguel de Servet

Destacado representante del Erasmismo científico, Miguel de Servet está considerado un genio como teólogo y como científico, pero a su vez fue un enorme humanista que aplicó en sus trabajos la tolerancia con los demás por pensar diferente de él. Sus ideas y trabajos recibieron una destacada crítica en las controversias religiosas de la Europa de su tiempo, debido a la dura confrontación que ejerció contra las reformas calvinista y luterana y la ortodoxia católico-romana.

En el ámbito científico de la biología destacó por el descubrimiento de la circulación pulmonar de la sangre, pasando a ser una de las personalidades más ilustres de la Humanidad.

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Miguel de Servet nació en Villanueva de Sigena (Huesca), en 1511, procedente de una familia ilustre. Estudió latín, griego y hebreo en Zaragoza y Barcelona, siendo discípulo protegido de fray Juan de Quintana, futuro confesor y consejero de Carlos V. En Toulouse continuó su formación en derecho, influenciándose del ambiente reformista francés que definió su pensamiento libre y rebelde. Por otra parte, la lectura de la Biblia le generó un interés hacia la teología que marcó con profundidad sus retos teológicos y científicos.

Durante un viaje con Juan de Quintana por Italia, Alemania, Suiza y Francia, entabló debates con teólogos católicos y protestantes, e incluso conoció a Calvino, quien más tarde se convertiría en su enemigo mortal. Conoció a los principales líderes de la Reforma, entre ellos a Philipp Melanchthom y a Martin Brucer.

En 1531 y 1532, publicó sus primeras obras De Trinitatis errobus libri septem (De los errores acerca de la Trinidad), Dialogorum de Trinitate libri duo (Diálogos sobre la Trinidad) y De iustitia regni Christi capitula quattour (De la Justicia del reino de Dios), en las que exponía sus ideas anti-trinitarias. 

Servet pudo esquivar su detención adoptando el seudónimo de Michel de Villeneuve, mientras trabajaba como corrector en una casa editorial de Lyon, propiedad de los hermanos Trechsel. Entre sus trabajos, destacó una revisión de la Geografía de Ptolomeo, que contenía cincuenta mapas, con un resumen estadístico y un comentario sobre los pueblos, el clima y los productos de cada zona. En este libro, Servet hizo observaciones sobre los diferentes pueblos de Europa y comentarios comparando a los españoles con los franceses. Siglos más tarde, el gran geógrafo Eliseo Reclús quedó tan impresionado por el resultado de esta Geografía que consideró a Servet como el verdadero fundador de la Etnografía y la Geografía Comparada.

En esta ciudad francesa, Lyon, estudió Medicina bajo la supervisión del médico y humanista Symphorien Champier, pero tuvo que matricularse en la Facultad de Medicina de París, en 1537. Allí publicó su primer trabajo médico, un ensayo sobre el valor medicinal de los jarabes, basados en los escritos de Galeno, la auctoritas clásica.

Al año siguiente, por la publicación de su obra Syruparum universa ratio, en la que atacaba con dureza a la medicina tradicional, las autoridades eclesiásticas de la facultad se querellaron contra él.

En 1541 se instaló en la ciudad de Vienne, protegido por el obispo Paulmier. Allí vivió durante 12 años ejerciendo como médico y escribiendo su pensamiento teológico. Desde 1545, comenzó una correspondencia con el líder de la Reforma en Ginebra, Juan Calvino, con la intención de confrontar opiniones, evolucionando desde un respetuoso intercambio de puntos de vista hacia una actitud más agresiva. Cuando Calvino le envió un ejemplar de su famosa obra, Institutio (Instituciones), Servet se lo devolvió junto con algunas anotaciones críticas y comentarios sobre la doctrina de la Santísima Trinidad. Calvino se enfadó enormemente y, de hecho, le amenazó que de venir a Ginebra no saldría vivo.

Finalmente, en 1553, Servet publicó en Vienne su obra principal Christianismi Restitutio (La restauración de la Cristiandad). Era un grueso volumen de más de setecientas páginas en octavo. En la actualidad, los eruditos recuerdan esta obra porque contiene, entre las páginas 169 y 171, en el libro V, el primer discurso publicado en Europa modificando las viejas opiniones sobre la circulación pulmonar en la sangre.

Previamente los médicos habían mantenido las creencias del mítico médico Galeno, del siglo II, según el cual la oxigenación de la sangre tenía lugar en el corazón. Galeno sostenía que la sangre llegaba a la parte derecha del corazón y, a través de unos poros invisibles que había en el septum cardiaco, pasaba a la parte izquierda del corazón, donde se mezclaba con el aire para generar el espíritu que luego se distribuía por todo el cuerpo. Ibn Nafis, un médico árabe de Egipto, en el siglo XIII, fue el primero en sugerir que esta opinión era errónea, pero sus escritos no se conocían en Occidente. En el mismo sentido, nadie prestó atención a las opiniones de Servet sobre la circulación pulmonar de la sangre hasta cien años después.

Servet defendía que la circulación de la sangre, realizada mediante la eliminación de gases nocivos y la infusión de aire, acontecía en los pulmones. Sugería que la sangre fluye desde una parte del corazón a la otra a través de los pulmones, y no a través de la pared que separaba los ventrículos.

El espíritu vital se genera en los pulmones de una mezcla de aire inspirado y de sangre sutil elaborada que el ventrículo derecho del corazón transmite al izquierdo. Sin embargo, esa comunicación no se hace a través de la pared media del corazón, como se cree corrientemente, sino que por medio de un magno artificio la sangre sutil es impulsada hacia delante desde el ventrículo derecho por un largo circuito a través de los pulmones. Por ellos es elaborada, se convierte en roja y clara y es conducida desde la arteria pulmonar hasta la vena pulmonar.

Después, en la vena pulmonar se mezcla con el aire inspirado y a través de la expiración se purifica de los vapores contaminados. Del mismo modo se envía desde los pulmones al corazón no solo aire, sino aire mezclado con sangre a través de la vena pulmonar. Por tanto, la mezcla tiene lugar en los pulmones. El color rojo le es dado a la sangre en los pulmones, y no en el corazón.

Así es como explicó su teoría de la doble circulación de la sangre. Aunque no tuvo ninguna consecuencia práctica en su momento, ya que era una obra más teológica que científica, disfruta el honor de ser el primer europeo en descubrir este hallazgo. La fama se la llevó su contemporáneo Realdo Colombo, médico nacido en Cremona y profesor en la Universidad de Padua, cuyas investigaciones de anatomía allanaron el camino directamente para una demostración práctica realizada en el siglo XVII por el médico inglés William Harvey.

Pero el mérito del descubrimiento de la circulación menor de la sangre fue reconocida por el inglés W. Wotton en su libro Reflexions upon ancien and modern learning (1694) y por Benito Feijóo medio siglo después en sus Cartas eruditas.

Las tesis serventianas fueron denunciadas por teólogos católicos, calvinistas y protestantes, y Calvino ordenó su detención al inquisidor de Lyon. Fue apresado en Ginebra en agosto de 1553, juzgado por un Pequeño Consejo de la ciudad, y condenado por hereje a morir en la hoguera en octubre del mismo año.

El aberrante crimen de Calvino convirtió al humanista español en un mártir por la libertad y levantó una ola de protestas en toda Europa. Para defenderse las acusaciones, Calvino publicó en 1554 su Defensio contra “los prodigiosos errores del español Servet”. Pero la ejecución de Servet sirvió para dar impulso a los partidarios de la libertad de pensamiento y de opinión.

Aunque Miguel de Servet estuvo fascinado por la medicina, su objetivo principal fue religioso y teológico: realizar una nueva y radical Reforma del Cristianismo, llegando más allá de lo que pretendían Lutero y Calvino. Aunque tuvo un pensamiento original y particular, también estuvo influenciando por el panteísmo místico y neoplatónico, muy típicos del Renacimiento.

ESPAÑA ILUSTRADA: CIRCULACIÓN DE LA SANGRE DE MIGUEL DE SERVET

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26) Jerónimo de Ayanz, el ingenioso Hércules español

Jerónimo de Ayanz y Beaumont (Guenduláin, Navarra; 1553-Madrid; 23 de marzo de 1613) fue un militar español. Hombre polifacético, destacó como militar, pintor, cosmógrafo y músico, pero, sobre todo, como inventor. Fue el precursor del uso y diseño de la máquina de vapor, mejoró la instrumentación científica, desarrolló molinos de viento y nuevos tipos de hornos para operaciones metalúrgicas, industriales, militares e incluso domésticas. Inventó una campana para bucear e incluso llegó a diseñar un submarino. Quizá su obra más destacada fue la máquina de vapor, ya que registró en 1606 la primera patente de una máquina de vapor moderna.

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Biografía

Hijo de Carlos de Ayanz, capitán de la guarnición de Pamplona, y de Catalina de Beaumont, fue el segundo de los hermanos varones, siendo el primogénito don Francés de Ayanz, nacido un año antes. La crianza de Jerónimo y sus hermanos estuvo a cargo de su madre, doña Catalina de Beaumont y Navarra, que inculcó a sus hijos los principios de una educación propia de su rango. Pasó la infancia en el señorío de Guenduláin hasta que en 1567 fue a servir al rey Felipe II como paje. En la Corte se instruyó en las dotes miliciales, en las letras y las artes y también en el manejo de las matemáticas que, posteriormente, le servirían para sus estudios de cosmografía.

Don Carlos de Ayanz intervino en las campañas de Francia, participando en la batalla de San Quintín en 1557. Combatió, además, en Túnez, Lombardía, Flandes, Portugal, las Azores, La Coruña.

Jerónimo de Ayanz se hizo famoso en su época por su fuerza y por las hazañas que realizó en Flandes. Lope de Vega refleja la vida aventurera de Ayanz en la comedia titulada 'Lo que pasa en una tarde', refiriéndose a él como 'el nuevo Alcides' y 'el caballero de los dedos de bronce', por su habilidad de romper platos con tan solo dos dedos. El punto álgido de su carrera militar fue la evasión del atentado que un francés planeaba contra Felipe II. Gracias a su coraje y valentía, el rey lo premió con la Orden Militar de Calatrava. El 7 de mayo de 1582 había recibido la encomienda de Ballesteros de Calatrava y años después, el 30 de enero de 1595, recibiría la encomienda de Abanilla.

En 1587, fue nombrado Administrador General de Minas del Reino, es decir, gerente de las 550 minas que había entonces en España y de las que se explotaban en América. Fue capaz de resolver algunos de los graves problemas de la minería de entonces. Es necesario señalar que consiguió realizar este conjunto de invenciones desde 1598 hasta principios de 1602.

Inventos de Jerónimo de Ayanz

Las minas de la época tenían dos problemas serios: la contaminación del aire en su interior y la acumulación de agua en las galerías. Inicialmente, Ayanz inventó un sistema de desagüe mediante un sifón con intercambiador, haciendo que el agua contaminada de la parte superior procedente del lavado del mineral, proporcionara suficiente energía para elevar el agua acumulada en las galerías. Este invento supone la primera aplicación práctica del principio de la presión atmosférica, principio que no iba a ser determinado científicamente hasta medio siglo después. Y si este hallazgo es realmente prodigioso, lo que eleva a Ayanz al rango de talento universal es el empleo de la fuerza del vapor.

La fuerza del vapor de agua era conocida desde hacía muchísimo tiempo. El primero en utilizarla fue Herón de Alejandría, en el siglo I. Mucho después, en el siglo XII, consta que en la catedral de Reims había un órgano que funcionaba con vapor. Los trabajos sobre la materia prosiguieron tanto en España como en Francia e Inglaterra. Lo que se le ocurrió a Ayanz fue emplear la fuerza del vapor para propulsar un fluido (el agua acumulada en las minas) por una tubería, sacándola al exterior en flujo continuo. En términos científicos: aplicar el primer principio de la termodinámica —definido dos siglos después— a un sistema abierto.

Además, aplicó ese mismo efecto para enfriar aire por intercambio con nieve y dirigirlo al interior de las minas, refrigerando el ambiente. Ayanz había inventado el «aire acondicionado». Y no fue sólo teoría: puso en práctica estos inventos en la mina de plata de Guadalcanal, en Sevilla, desahuciada precisamente por las inundaciones cuando él se hizo cargo de su explotación.

Ayanz inventó muchas cosas: una bomba para desaguar barcos, una brújula que establecía la declinación magnética, un horno para destilar agua marina a bordo de los barcos, balanzas «que pesaban la pierna de una mosca», piedras de forma cónica para moler, molinos de rodillos metálicos (se generalizarían en el siglo XIX), bombas para el riego, la estructura de arco para las presas de los embalses, un mecanismo de transformación del movimiento que permite medir el denominado «par motor», es decir, la eficiencia técnica, algo que sólo siglo y pico después iba a volver a abordarse. Hasta 48 inventos le reconocía en 1606 el «privilegio de invención» (como se llamaba entonces a las patentes) firmado por Felipe III. Uno de los inventos más llamativos fue el de un traje de buceo. La primera inmersión de un buzo documentada ocurrió en el río Pisuerga frente al palacio de la Ribera (en Valladolid) y el propio Felipe III asistió al acontecimiento desde su galera, junto con miembros de la corte.

Ayanza permaneció sumergido a tres metros de profundidad durante más de una hora hasta que el monarca le ordenó salir.

El aire se suministraba desde el exterior por medio de tuberías flexibles. Los buzos también podían ser autónomos, para lo cual iban provistos de vejigas de aire y fuelles que accionaban con los brazos.

Diseñó el primer precedente de submarino, al que denominó como "barca submarina", un verdadero sumergible que construyó con madera calafateada y que impermeabilizó recubriéndola de un lienzo pintado en aceite.

Herméticamente cerrado, tenía un sistema de renovación de aire perfumado con agua de rosas, contrapesos para subir y bajar, ventanas de gruesos cristales, incluso remos para desplazarse. También contaba con una especie de pinzas o guantes extensibles para poder recoger objetos desde el interior de la nave, de forma parecida a los que se utilizan en los laboratorios para manipular sustancias radiactivas dentro de un recipiente hermético.

Desde 1608 se había dedicado a la explotación privada de un yacimiento de oro cerca de El Escorial y a la recuperación de las minas de Guadalcanal, las mismas donde había aplicado por primera vez en el mundo una máquina de vapor. Pero enfermó gravemente. El 23 de marzo de 1613 moría en Madrid. Sus restos se trasladaron a Murcia, la ciudad que había gobernado, primero al convento de San Antonio de Padua, y luego a la Catedral.

ESPAÑA ILUSTRADA: MÁQUINA DE VAPOR POR JERÓNIMO DE AYANZ Y BEAUMONT

La biblioteca carpetana: Jerónimo de Ayanz y Beaumont. La primera máquina de vapor y otros inventos....

Cuarto Milenio| El ingenioso Hércules español: Conocemos la vida del inventor navarro Jerónimo de Ayanz

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27) Libélula española por Federico Cantero Villamil

Federico Cantero Villamil fue un ingeniero que inventó el primer prototipo de helicóptero en los años 1920, patentando con el nombre de Libélula española, adelantándose en más de diez años al ingeniero ucraniano Igor Sikorsky, al que se atribuye la invención del helicóptero actual. También destacó por sus investigaciones en el campo de la tecnología de generación de electricidad.

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Federico Cantero Villamil nació en Madrid el 22 de junio de 1874. Tras acabar el bachillerato estudió Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, logrando ser el primero de su promoción. La ingeniería industrial fue algo familiar, su padre, ingeniero industrial, investigó y desarrolló prototipos de trenes, que puso bajo la protección de las leyes de la propiedad industrial de su época.

En el año 1900, consiguió una licencia estatal para poder trabajar en la Jefatura de Obras Públicas de Zamora, donde llegó a patentar algunos inventos. Ese mismo año, obtuvo licencia para trabajar en obras hidráulicas, justo cuando en esos momentos los gobiernos de España y Portugal planificaban como explotar el potencial hidroeléctrico del río Duero para generar electricidad.

Pero un año antes, en 1899, había fundado la sociedad El porvenir de Zamora, con la intención de explotar la presa de San Román, cerca de Zamora, para la producción de electricidad. Este proyecto basado en el sistema de saltos de agua se prolongó hasta 1903, convirtiéndose en el primero de España. También diseñó lo que pasaría a llamarse la Solución Ugarte o Solución Española de los Saltos del Duero, un proyecto de construcción de presas a lo largo del Duero en territorio español, materializándose en el desarrollo de algunas presas, y también de otras de otras de Burgomillodo, y de los ríos Duratón, Esla y Eresma.

En 1945, patentó un nuevo tipo de esclusas hidráulicas accionadas por el agua del canal o presa donde estuvieran instaladas.

Aunque los principales trabajos de Cantero se centraban en la construcción de presas y saltos de agua, desde el año 1908 fue patentando otras invenciones relacionadas con la aeronáutica, donde su principal interés se centraba en el problema del vuelo.

En 1910, patentó una "idea para mantener cuerpos en el aire, y si se necesita, propulsión", y hasta 1946 llegó a registrar 23 patentes relacionadas con la aeronáutica.

En 1923, Cantero editó su libro Aviación y relatividad: problemas del vuelo sin motor (exposición elemental).

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Libélula española.

Su gran invención fue una especie de autogiro, el primer prototipo de helicóptero denominado por el nombre de Libélula española o Libélula Viblandi, abreviatura de su apellido Villamil y el de sus ayudantes Blanco y Díaz, desarrollada en 1924.

A finales de 1935, Cantero Villamil fundó la Sociedad de Vuelos Planeados y a Vela de La Granja de San Idelfonso (Segovia).

Usando el conocimiento que adquirió durante treinta años de trabajo, Cantero comenzó a construir su prototipo de helicóptero en 1935, pero el estallido de la Guerra Civil paralizó el proyecto a punto de su puesta en marcha. Mientras que el proyecto estaba en la zona republicana de Madrid, Cantero permaneció en la ciudad de Zamora, que se sumó al alzamiento nacional. En 1941, el helicóptero estaba preparado para realizar pruebas de vuelo, pero finalmente quedó en el olvido después de las exitosas pruebas de vuelo realizadas en 1939 por el ingeniero ucraniano Igor Sikorsky, a quien se atribuye la invención del helicóptero moderno.

Al igual que hizo su padre, también desarrolló proyectos de ingeniería en el transporte ferroviario. En 1913, realizó el proyecto de la nueva estación de ferrocarril para la ciudad de Zamora y propuso la construcción de una vía férrea que uniese Zamora con Orense pasando por Puebla de Sanabria. Fue uno de los proyectos de ingeniería más complicados de su tiempo, ya que implicaba la construcción de más de cien túneles, en particular el túnel de Pandornelo, de 6 kms. de longitud. Los trabajos se realizaron entre los años 1921 y 1957 con la construcción de una única vía, aunque el diseño estaba pensado para una vía doble.

Falleció el 22 de diciembre de 1946. Durante años, los trabajos de Cantero permanecieron en el olvido, hasta que recientemente han vuelto a salir a la luz de la mano de Isabel Díaz de Aguilar y Federico Suárez Caballero.

ESPAÑA ILUSTRADA: LIBÉLULA ESPAÑOLA POR FEDERICO CANTERO VILLAMIL

Federico Cantero Villamil, el genial ingeniero de caminos que soñaba con helicópteros

Federico Cantero Villamil, un gran inventor español rescatado del olvido. | Patentes y Marcas

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28) Francisco Javier Balmis. La primera expedición sanitaria internacional en la historia

La Expedición Balmis fue la primera campaña médica internacional que se ha efectuada en la historia de la humanidad. Dirigida por el médico alicantino Francisco Javier Balmis, fue una expedición de carácter filantrópico que dio la vuelta al mundo desde 1803 hasta 1810, con el objetivo de llevar la vacuna de la viruela a todas las provincias ultramarinas del Imperio español, desde los Virreinatos de la Nueva España y el Perú hasta Filipinas. Fue una hazaña científica jamás antes realizada y que salvó la vida a millones de personas de América y Asia.

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La viruela es una enfermedad eruptiva, infecciosa, contagiosa y epidémica. En la Edad Moderna era la causante de miles de víctimas en el mundo. Llegó a América, concretamente a la isla La Española (Haití y Santo Domingo), en 1518 a través de negros africanos en calidad de esclavos, traídos en un barco portugués. En 1520 la enfermedad causó estragos en Nueva España (México) y en 1558 en la Nueva Granada (Colombia) diezmó al 30% de la población.

La vacuna antivariólica, la primera vacuna de la historia, fue descubierta en 1796 por el médico rural inglés Edward Jenner, basado en los estudios realizados en el campo, extrayendo de las ubres de las vacas una pústula o costra, útil para formar un virus que previene la viruela, de allí la denominación de vacuna. Tras las primeras pruebas en poco tiempo llegaron a vacunar a cien mil niños de Inglaterra.

El rey Carlos IV había perdido a un hijo a causa de la viruela, por eso tuvo siempre en cuenta el contagio. En Navidades de 1802, la Corte conoció la noticia de que una epidemia de viruela afectaba a Nueva Granada. Preocupado por los niños de la América española y Filipinas, el monarca consultó a sus cirujanos de la Real Cámara. Conociendo que la vacuna había llegado a España en 1800, emitió un edicto el 1 de septiembre de 1803 por el cual ordenaba la organización de una Real Expedición con el objetivo de propagar y perpetuar la vacuna contra la enfermedad por todos los territorios de ultramar. Esta misión sanitaria internacional fue la primera campaña médica a gran escala geográfica de la historia de la humanidad.

A tal fin ordenó a su médico de cabecera Francisco Javier Balmis y Berenguer liderar la aventura. Era un médico militar, natural de Alicante, donde nació en 1753. Había vivido diez años en América y conocía las técnicas de la inoculación y la vacunación. A sus amplios conocimientos científicos se unieron sus cualidades humanas, convirtiéndose en el candidato perfecto para encabezar el proyecto, completamente financiado por la Corona española. Además se aprobó un cuerpo de leyes que posibilitaba tal fin.

Los objetivos de la expedición sanitaria fueron la vacunación de la mayor población infantil, la enseñanza a los médicos locales de la técnica antivariólica, la organización de juntas de vacunaciones y el mantenimiento del suero para continuar las inmunizaciones.

Uno de los principales problemas que se presentaron a la hora de idear la expedición fue el método para conservar la vacuna en perfectas condiciones durante todo el trayecto, en una época donde no existía dispositivo para su refrigeración o congelación. La solución fue utilizar a un determinado número de niños como porteadores de la vacuna. No servía cualquiera, ya que para prender con eficacia la vacuna los niños no debían haber sufrido previamente la enfermedad.

El método de transmisión consistía en realizar en sus brazos una pequeña incisión con un bisturí, colocándose en la herida el virus sanador; se iba transmitiendo la vacuna de brazo a brazo de un niño a otro, mediante el contacto de las heridas, operación que se hacía cada diez días para mantener en forma activa el virus.
 

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Evolución de los granos de la vacuna.

Balmis contrató los servicios de diez médicos entre los que se encontraban algunos cirujanos recién graduados por el Real Colegio de San Carlos de Madrid: Manuel Julián Grajales, Antonio Gutiérrez Robredo, Rafael Lozano Pérez, Pedro Ortega y Basilio Bolaños. También contó con la participación de sus sobrinos Francisco y Antonio Pastor Balmis, y de la rectora del Hospicio de Santiago de Compostela de La Coruña, Isabel López Gondalla, con la tarea de cuidar a los veintidós niños que conformaban el convoy sanitario, con edades comprendidas entre los 6 y 8 años.

Llevaron cientos de ejemplares de la obra Tratado Histórico y Práctico de la Vacuna de Luís Jacobo Moreau de la Sarthe, que Balmis tradujo del francés al español, sobre las inmunizaciones y unos dos mil pares de vidrios.

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna partió el 30 de noviembre de 1803, desde La Coruña a bordo de la corbeta militar María Pita.

La primera escala se realizó en Tenerife (islas Canarias), donde vacunaron a cientos de niños; desembarcaron en Puerto Rico en febrero de 1804 con idéntica misión sanitaria. 

Al llegar a Puerto Cabello el 8 de mayo de 1804, en la Capitanía General de Venezuela, la expedición se dividió en dos grandes grupos: un grupo de médicos y niños dirigido por el doctor Balmis y el otro dirigido por el cirujano militar barcelonés José Salvany y Lleopart.

El grupo de Balmis se dirigió a Cuba, continuó al Virreinato de Nueva España, teniendo que atravesar el territorio desde Veracruz hasta Acapulco, para embarcar hacia Filipinas, donde actuaron en Manila el 14 de septiembre de 1806, y ya en China en Macao. Desde allí el grupo expeditivo regresó a España, el 10 de agosto de 1808, en dirección oeste atravesando los océanos Índico y Atlántico.

La sub-expedición dirigida por José Salvany se encargó de vacunar en el Virreinato de Nueva Granada, empezando por Caracas, luego Margarita, Cumaná, Maracaibo, Cartagena y Bogotá, continuó por el Virreinato del Perú hasta Cochabamba. En esta ciudad, el 21 de julio de 1810, Salvany perdía la vida a los treinta y tres años de edad, cumpliendo la noble misión. A la muerte del líder había que sumar la aparición de los primeros enfrentamientos bélicos surgidos en vísperas de los primeros procesos de emancipación americanos. Ante estos problemas, el grupo suspendió la labor que estaba realizando y, doblando el estrecho de Magallanes, puso rumbo a Cádiz.

La labor efectuada por esta expedición contó con la colaboración de las autoridades sanitarias, políticas y eclesiásticas locales de cada región para fundar las Juntas de Vacuna. Fueron instituciones formadas para perpetuar la vacuna contra la viruela, para mantenerla fresca cuando la expedición continuase su itinerario y propagar su medicación.

En Venezuela, por ejemplo, el doctor caraqueño Felipe Tamariz apoyó la labor del doctor Salvany organizando la comisión vacunadora; el sabio José María Vargas describió el procedimiento de inoculación en su trabajo Epítome sobre la vacuna, y Andrés Bello elogió esa grandiosa jornada dedicándole su Oda a la Vacuna.

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna inoculó a más de medio millón de personas en los dos hemisferios, desde América hasta Asia, desde los 40º de latitud norte hasta los 48º de latitud sur. Como consecuencia de esta gesta sanitaria, se articuló una ley preventiva de la salud pública que tuvo una impresionante efectividad. El propio descubridor de la vacuna de la viruela, Edward Jenner, escribió sobre la expedición:

"No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este."
 

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Itinerarios de la Expedición.

Estos héroes benefactores de la humanidad, incluyendo a los niños, tuvieron que soportar las inclemencias del tiempo, las agotadoras travesías por tierra, el extenuante clima tropical del mar Caribe, los fríos intensos de la cordillera de los Andes, las fuertes corrientes de aguas, atravesar llanuras y montañas para proporcionar la vacuna a cuantas personas pudiesen.

La Organización Mundial de la Salud declaró el 8 de mayo de 1980 la erradicación de la viruela, un gran avance en la salud pública. La humanidad estará siempre agradecida de la iniciativa de los profesionales de la medicina y los niños que formaron parte de esta misión, verdaderos héroes anónimos salvadores de vida.

ESPAÑA ILUSTRADA: EXPEDICIÓN FILANTRÓPICA DE LA VACUNA POR FRANCISCO JAVIER BALMIS

La biblioteca carpetana: Francisco Javier Balmis. La primera expedición sanitaria internacional en la historia

Los héroes de la viruela

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29) Antonio José Cavanilles, el botánico ilustrado

Antonio José Cavanilles y Palop (Valencia, 16 de enero de 1745 - Madrid, 5 de mayo de 1804) fue un científico ilustrado, botánico y naturalista español. Es uno de los autores principales de la Escuela Universalista Española del siglo XVIII.

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Estudió en la Universidad de Valencia, donde obtuvo los títulos de maestro en Filosofía (1762) y de doctor en Teología (1766) y fue ordenado sacerdote en Oviedo en 1772. Entregado a la docencia, marchó a París en 1777 como preceptor de los hijos del Duque del Infantado, donde entraría en contacto con la botánica bajo la tutela de André Thouin y Antoine Laurent de Jussieu. Impregnado de enciclopedismo, fue de los primeros científicos españoles en utilizar los nuevos procedimientos taxonómicos de Carlos Linneo y una de las figuras más importantes de la ciencia ilustrada en España.

Entre sus publicaciones iniciales destaca la serie dedicada a las Monadelfias. A su regreso de París en 1789 a causa de los desórdenes producidos por la Revolución Francesa, entabló una relación epistolar en 1790 con el librero parisino Jean-Baptiste Fournier a fin de llevar un negocio de introducción en España de libros prohibidos, hasta su muerte en 1804, gracias al cual llegaron alrededor de setecientas de estas obras, muchas de ellas revolucionarias, como ha descubierto el historiador valenciano Nicolás Bas, que halló ese epistolario inédito. También siguió con sus labores botánicas y describió plantas peruanas y chilenas procedentes de la Expedición Botánica al Virreinato del Perú (1777-1788) de Ruiz y Pavón y otras de la Real Expedición Botánica a Nueva España (1787-1803), entre las que destaca la Dahlia, cuya primera descripción fue hecha por Cavanilles sobre plantas cultivadas en el Jardín Botánico de Madrid enviadas por esta Expedición.

Recorrió parte de la Península Ibérica clasificando e inventariando la flora autóctona, y en el curso de tales investigaciones descubrió nuevas especies y elaboró un tratado en seis volúmenes Icones et descriptiones plantarum quae aut sponte in Hispaniae crescunt, aut in hortis hospitantur (1791-1804); también investigó la flora sudamericana y compuso un Glosario de botánica en cuatro lenguas (1795-1798).

Fundó y redactó, junto a Cristiano Herrgen, Louis Proust y García Fernández, la revista científica Anales de Historia Natural, que salió a la calle por vez primera en octubre de 1799, y que cambió su nombre en enero de 1801 por el de Anales de Ciencias Naturales. Cavanilles fue el más fecundo redactor, con 48 artículos, seguido de Christiano Herrgen. Entre 1802 a 1803 fue socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia, que custodia algunas de sus obras y papeles originales en su biblioteca y archivo. Cavanilles fue amigo, entre otros científicos de la época, del ilustrado canario José Viera y Clavijo, con el que mantuvo una activa correspondencia científica.

Cavanilles es el principal precursor nacional de las teorías modernas sobre el ordenado aprovechamiento de los recursos naturales y el desarrollo sostenible. Se dio cuenta, por ejemplo, en su viaje por el reino de Valencia, de que la exención del cultivo del arroz detraía el agua que necesitaba el cultivo intensivo de otros productos más necesarios. El arroz "siempre sediento, admite y malgasta caudales preciosos, que distribuidos de otro modo multiplicarían los productos"; por otro lado, demostró con estadísticas de mortalidad que el cultivo del arroz perjudicaba gravemente a la salud. Por ejemplo, en el término de Almenara señaló que con el aumento de los arrozales casi todos los vecinos enfermaron y aumentó la mortalidad en el año que se cultivó, por lo que "a la vista de los tristes efectos que iban produciendo los arrozales, se decretó la proscripción y cesó la epidemia". Cavanilles se interesó por la agricultura y las costumbres de su natal Valencia, de lo que hay testimonio en sus Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del reino de Valencia (1795-1797). En este trabajo Cavanilles abarca gran parte de las disciplinas técnicas y científicas de la época como la botánica, la agronomía, la geología, la hidrología, la medicina, la geografía, la cartografía, la arqueología y muchos de los principales campos de la industria.

En 1801 es nombrado director del Real Jardín Botánico de Madrid, en que sustituyó a Casimiro Gómez Ortega, cargo que ejercería hasta su muerte en 1804. Cavanilles fue el primer director del RJB con formación científica y aunque su dirección sólo duró tres años reorganizó la institución por completo: Sistematizó y acrecentó los herbarios (en 1804 contaría con 12.000 especies), las colecciones de plantas vivas, semilleros y biblioteca, y gracias a sus numerosos e importantes contactos con científicos internacionales, de la talla de Alexander von Humboldt, Aimé Bonpland y Carl Ludwig Willdenow, el centro adquirió gran relevancia en la escena científica europea. A su muerte legaría su herbario, dibujos originales, biblioteca y manuscritos al Real Jardín Botánico de Madrid, donde actualmente se conservan. Cavanilles describió más de 2.200 especies distintas por primera vez para la ciencia.

Entre sus discípulos destacan Mariano Lagasca y Segura, quien en 1815 sería nombrado director del Jardín Botánico de Madrid, y Simón de Rojas Clemente y Rubio.

Se conserva un retrato al óleo del famoso botánico en el Museo Nacional de Bogotá.

La biblioteca carpetana: Antonio José Cavanilles. Botánico ilustrado.

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30) Elementos químicos descubiertos por científicos españoles

La ciencia española ha tenido destacados químicos durante el período de la Ilustración, y fruto de sus investigaciones han sido el descubrimiento de algunos elementos químicos de la tabla periódica: el Platino, por Antonio Ulloa; el Wolframio, por Fausto Elhuyar; y el Vanadio, por Andrés Manuel del Río.

Antonio de Ulloa y Jorge Juan quedarán siempre unidos a la Historia de la Geodesia gracias a la labor fundamental que realizaron en la expedición franco-española para la medición de la Tierra. Ambos marinos españoles calcularon el arco meridiano en Ecuador para determinar la forma exacta de la Tierra.

Pero sus investigaciones no se centraron únicamente en el análisis de la geodesia, la geografía y la orografía de la tierra, también abarcaron otros campos de la ciencia llegando a la mineralogía. Así pues, en 1735, tomando muestras de minerales extraídos en el Chocó (Colombia), Antonio Ulloa descubre la existencia del elemento químico Platina, debido a su parecido con la Plata y que con el tiempo ha sido llamado Platino. Fue el primero en realizar un riguroso análisis y descripción del elemento de número atómico 78. Fue un hallazgo científico singular.

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Platino.

Durante aquel tiempo, el platino fue un metal considerado como basura, en la industria de la extracción del oro era considerado como un metal sin valor durante el proceso de beneficio, incluso los incas ya habían utilizado este metal para fabricar adornos. Pero desde las investigaciones de Ulloa empezó a tomarse como un valioso metal, de hecho en la actualidad sirve como material de fabricación para circuitos electrónicos, como catalizador en vehículos junto con elementos de su misma familia como el paladio y el rodio, e incluso para la industria química y joyería.

Es destacable el gesto que las autoridades españolas hicieron con respecto a este metal, ya que en lugar de crear un monopolio o una industria exclusiva, repartieron muestras del mismo a toda academia científica que solicitase su conocimiento y experimentación. Fue un paso más para el objetivo de fundir y malear el metal de forma más cómoda y útil.

A finales de este siglo de la Ilustración, algunos miembros de la Real Sociedad Económica Bascongada Amigos del País efectuaron avances en el tratamiento del platino. En 1778 esta institución fundó el Laboratorio Químico, incorporado al Seminario de Vergara, dedicado al estudio de la química y la metalurgia. En este laboratorio se elaboró la ley de las Proporciones Definidas, se consiguió hacer maleable el platino y forjar diversas piezas, y se descubrió el aislamiento del wolframio. Se trabajaron los aceros y la mejora de las técnicas de ferrerías.

El descubrimiento del mineral Wolframio fue efectuado en 1783 por Fausto Elhuyar y de Suvisa. El wolframio es el elemento químico de número atómico 74 que se encuentra en el grupo 6 de la tabla periódica, y se simboliza con la W.

WOLFRAMIO.jpg
Mina de Wolframio.

Fausto Elhuyar era natural de Logroño y profesor de Mineralogía del Seminario de Vergara. Fundó la Escuela de Negocios del Real Seminario de Minería del virreinato de Nueva España, donde desempeñó el cargo de director general durante tres años. Allí encontró un ácido derivado de la wolframita, idéntico al ácido túngstico.

A su regreso a España, en 1783, trabajando en el laboratorio de química de la Sociedad Vascongada, en Vergara, consiguió aislar el nuevo elemento mediante una reducción con carbón vegetal. El hallazgo de un nuevo método de amalgamación permitió el aumento de la producción de plata en México. Ese mismo año los hermanos Elhuyar publicaron Análisis químico del volfram y examen de un nuevo metal que entra en su composición, obra que detallaba sus avances científicos.

En aquel Real Seminario de Minería de Nueva España, que dirigió Fausto Elhuyar, desarrolló una brillante carrera científica el madrileño Andrés Manuel del Río. Tras estudiar química, mineralogía y metalurgia en varios centros de Europa, llegó a México donde tuvo la fortuna de colaborar con uno de los más prestigiosos investigadores de la mineralogía, Alexander von Humboldt.

En 1795, publicó Elementos de orictognosia, según el científico alemán es "el mejor trabajo mineralógico que posee la literatura española".

En 1801, Andrés Manuel describió por primera vez el Vanadio o Eritronio, el elemento químico de número atómico 23, escaso y de compleja obtención, pero de gran utilidad para la preparación de diversas aleaciones.

VANADIO.jpg
Vanadio.

Había hallado un nuevo elemento metálico estudiando diversas muestras de minerales de México, en este caso analizando un plomo pardo de Zimapán. Tuvo desconfianza en su hallazgo, e incluso creyó que se trataba de un cromo. En Europa fue difícil su demostración como nuevo elemento químico.

Aquel metal se mostraba en una variedad de colores, por lo que decidió denominarlo Pancromio ("muchos colores", en lengua griega). Cuando observó que sus sales tomaban principalmente el color rojo al ser calentado, cambió el nombre por el de Eritronio ("eritro", en griego).

Finalmente, el elemento de número atómico 23 tomó el nombre de Vanadio por el químico sueco Nils Gabriel Sefströn, quien redescubrió este metal en 1831 al analizar un mineral de hierro de Taberg. Lo llamó así en honor de Vanadir, una diosa nórdica de la belleza, el amor y la fertilidad.

ESPAÑA ILUSTRADA: ELEMENTOS QUÍMICOS DESCUBIERTOS POR CIENTÍFICOS ILUSTRADOS

Geografía de la tabla periódica (I): nacionalidades de los 118 elementos - Geografía Infinita

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    • Por Hispanorromano
      Leía en los últimos días La arrogancia de la biología, un libro recién publicado por Alianza Editorial que recomiendo vivamente. No se trata ninguna magufada anticientífica, ya que lo publica de una de las editoriales de mayor prestigio en España.
      En dicho libro se comenta que los científicos son muy amigos de crear jergas para distinguirse del resto de la sociedad y  mantener el estatus de sabios. Es un mecanismo conocido que también opera en grupos sectarios. Lo vemos hasta en los grupitos que se forman en internet. Pero con frecuencia los científicos acuñan vocablos con el fin algo más perverso de manipular y redefinir conceptos, como el de vida, para eludir el control de la sociedad sobre sus experimentos.
      Por ejemplo, el gremio biológico y biotecnológico inventó el término preembrión para referirse a los embriones con menos de catorce días de vida. La intención era clara: deshumanizar a esos embriones para burlar las restricciones que el poder político y la sociedad pretendían imponer a la experimentación con embriones. El término tiene un siniestro paralelismo con el de Las prepersonas, un relato breve del autor de ciencia ficción Philip K. Dick [pdf].
      Inmediatamente me puse a pensar en qué otros términos podrían haber inventado los científicos con este fin de manipulación. Y me vino a la cabeza aquel execrable eufemismo de interrupción voluntaria del embarazo para referirse al aborto. ¿Quién habría acuñado esa tramposa expresión? ¿Habría sido un científico o un político?
      Siempre pensé que esa expresión la habría acuñado algún político para hacer más tragable el aborto a la sociedad. Pero después de realizar algunas indagaciones —que reconozco que no son definitivas, por incompletas y superficiales—, veo que esa perversa locución se empezó a usar en el ámbito científico y médico. En las dos hemerotecas digitales de ámbito nacional los primeros usos de interrupción voluntaria del embarazo remiten al ámbito médico. Por ejemplo, en la revista ESPAÑA MÉDICA del 15 de septiembre de 1928, el doctor Vital Aza decía lo siguiente:
      Al margen de la cuestión terminológica, obsérseve que también dice que la «Ciencia», en mayúsculas, «impone» determinados abortos que hasta ahora los legisladores no han querido permitir, quizá por su visión obtusa y demasiado anclada en prejuicios religiosos, que les impiden comprender la grandeza de la «Ciencia».
      Al buscar el término en inglés, voluntary termination of pregnancy, de nuevo encuentro un antiguo uso de esa locución en el ámbito médico. Este artículo es de 1984:
      Voluntary termination of pregnancy - PubMed
      Este otro es de 1978:
      [The demand for the voluntary termination of pregnancy: an analysis of 600 cases in the Paris region] - PubMed
      Ahora bien, el término es muy anterior.  En la edición del 17 de diciembre de 1938 de la prestigiosa revista THE BRITISH MEDICAL JOURNAL, publicada por la British Medical Association, se puede leer lo siguiente en un apartado titulado The Principles of Eugenics:
      Igualmente aparecen varias referencias a esa expresión en THE EUGENICS REVIEW, una publicación del ámbito médico y científico que tuvo un enorme auge hasta bien entrados los años sesenta, cuando cambió su título por otro más discreto. Por ejemplo, en la página 26 y dentro de un artículo titulado «An American eugenist speaks», publicado en la edición de abril de 1942, se utiliza la citada expresión voluntary termination of pregnancy, pero también la de voluntary parenthood y la de voluntary sterilization. Todo es siempre voluntario, ¡que conste! Esto de añadir el adjetivo «voluntario» a cualquier aberración se ha revelado como uno de los mejores trucos de manipulación.
      Abría este hilo preguntándome si la expresión «interrupción voluntaria del embarazo» tenía su origen en la política o en la ciencia. Y mi conclusión es que el origen está en la ciencia, pues los primeros usos de esta locución, ya en los años veinte del pasado siglo, se dan siempre en el ámbito científico o médico, mientras que en el ámbito político sólo se empieza a usar en los años ochenta y noventa, al menos en el caso de España. Pero es una conclusión preliminar, porque para este breve estudio sólo he rebuscado en las dos hemerotecas digitales de ámbito nacional (BNE y Prensa Histórica), en Google Ngram Viewer, PubMed y Archive.org. Habría que hacer una búsqueda más exhaustiva en las hemerotecas digitales de ámbito autonómico, provincial y local, en hemerotecas físicas, en bibliotecas digitales y en libros que traten el tema del aborto. Son bienvenidos los voluntarios.
    • Por elprotegido
      Es un tema interesante, a la vez que complejo.
      No puede negarse que en los siglos XVII y XVIII, los más cruciales para la física y las matemáticas, España estuvo ausente de los grandes descubrimientos ocurridos en Europa en esas materias. No obstante, lejos de ver este hecho como una tragedia como hace tradicionalmente el autoflagelante regeneracionismo español, hay ciertos factores que lo relativizan:
      - En los siglos XVII y XVIII, España realizó las más importantes gestas humanísticas, religiosas y mantuvo una formidable hegemonía militar. Por lo que no es en absoluto justo considerar ese período como "tiempo perdido" ni mucho menos deducir una inferioridad de España frente al resto de Europa. No se trata de caer en el extremo del "que inventen ellos" de Unamuno, pero sí valorar los campos tan o más importantes que la física y las matemáticas en los que España ha sido excelente.
      - La brillantez humanística, artística y literaria de España, especialmente durante el siglo XVII, sin duda deslumbró a la mayoría de los intelectuales españoles y explica el hecho que hubiera menos interesados en matemáticas. Del mismo modo, simplificando mucho y salvando las distancias, que en la época actual a la inmensa mayoría de los niños y jóvenes españoles les interesa el fútbol muy por encima de los otros deportes.
      - Al estar enfrentada a la mayoría de países europeos, España decidió con buen criterio poner en cuarentena lo que se enseñaba en las universidades del resto de Europa, en el momento álgido de la "post-Reforma" protestante. El clima de aquella época es complicado y a veces difícil de imaginar para nosotros, pero sin duda (como hoy) la propaganda era un factor crucial. Además, por aquel entonces los campos del conocimiento no estaban, ni mucho menos, tan deslindados como lo están hoy -recordemos que Newton y Leibniz escribieron mucha más teología que matemáticas y solían mezclar ambas cosas en sus discursos- por lo que era más difícil discernir lo beneficioso de lo perjudicial.
      - Por otro lado, nuestros filósofos, sin duda muy influenciados por la escuela jesuita, rechazaron el concepto de "infinitesimal", esto es, de cantidad infinitamente pequeña e indivisible, por considerarlo, en la línea de Aristóteles, un absurdo filosófico. Si bien seguramente les asistía buena razón en sus consideraciones filosóficas -de hecho el concepto de infinitesimal ha sido ya superado por la matemática contemporánea, precisamente por ser en el fondo un concepto absurdo que no puede pasar el filtro de rigor de la matemática actual- ésta fue en su momento una idea operativa, funcional y sobretodo clave que llevó a Newton y a Leibniz a desarrollar el cálculo llamado precisamente infinitesimal, que supone, sin ninguna duda, el verdadero punto de inflexión de la ciencia físico-matemática moderna. Es decir, que en España se eligió -sin poder saberlo de antemano y con razones justificadas- la vía equivocada, considerando que Euclides siempre iba a ser la piedra angular de la ciencia físico-matemática. Estos fracasos y equivocaciones ocurren infinidad de veces en la historia humana, generalmente debidos al azar y la mala suerte, y ni mucho menos deben ser motivo de fustigación.
      Seguramente mucho más podría decirse. De momento lo dejo aquí.
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    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
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    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
        • Me gusta (5 positivos y 3 puntos de mejora)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
        • Correcto (3 positivos y 1 punto de mejora)
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