En las redes sociales al Papa Francisco se le moteja despectivamente de peronista y de montonero. La acusación de peronista más bien retrata a sus acusadores como personas afectas al liberalismo y al poder estadounidense que domina los antiguos territorios españoles. ¿Pero qué hay de verdad en estas acusaciones? ¿El P. Bergoglio ha tenido alguna vez simpatía por el peronismo o por los montoneros? Finalmente he podido dar con algún libro en español sobre el peronismo, que me ha servido para entender mejor el fenómeno y que me ha llevado a realizar amplias pesquisas en internet. Os cuento lo que he podido averiguar sobre el tema.
Parece que en su día el P. Bergoglio habría tenido cierta simpatía por la Guardia de Hierro, un grupo peronista. En caso de ser cierto, no creo que sea ningún desdoro haber simpatizado con el peronismo, un movimiento que buscaba la independencia del bloque hispano frente al mundo bipolar de yanquis y rusos. ¿Pero qué era exactamente la Guardia de Hierro?
La Guardia de Hierro era un grupo que la mayoría de politólogos e historiadores clasifican dentro del peronismo ortodoxo, en oposición, por tanto, a la denominada izquierda peronista. Por esa razón, algunos politólogos ubican a este grupo en la derecha peronista.
La Guardia de Hierro era contraria a la lucha armada, pero además tomó partido contra Montoneros.
He podido acceder a algunas publicaciones de la Guardia de Hierro. Se observa en ellas un nivel superior al de la mayoría de publicaciones peronistas. Hay mucha retórica contra el imperialismo yanqui que puede confundir al lector poco avezado, pero no es de signo izquierdista. Esta retórica también era muy común en publicaciones nacionalistas de signo claramente derechista, al estilo de Acción Española.
En dos de estas publicaciones de la Guardia de Hierro he encontrado un detalle muy significativo. Se formula una crítica a la teología de la liberación de Gustavo Gutiérrez, que publicó un libro a medias con el cardenal Müller, hoy el crítico más feroz del Papa Francisco.
Esta crítica a la teología de la liberación le reconoce algún mérito a Gustavo Gutiérrez por su preocupación por los pobres y por su oposición a la opresión imperialista, pero se separa en dos puntos muy importantes: por un lado critica su vinculación con las ideas marxistas y, por el otro, critica que Gustavo Gutiérrez incluya a España en la nómina del imperialismo del que deberían liberarse los pueblos latinoamericanos. El signo antimarxista y prohispánico de los textos es claro, lo mismo que su oposición a la URSS.
En conclusión, suponiendo que el Papa hubiese sido peronista en su juventud, lo habría sido de una facción ortodoxa —calificada de derechista por algunos— que se oponía a los montoneros, al marxismo y al indigenismo antiespañol. Quizá sea ésa precisamente la razón profunda por la que el Papa Francisco levanta tantos sarpullidos.