El funcionariado cumple el papel del clero. El tema es complejo y creo que no se presta a una valoración definitiva. El católico que vea una traslación en continuidad del orden antiguo al orden moderno, lo valorará en tanto que es clero. El que vea una oposición entre ambos órdenes, lo despreciará porque es el garante y depositario del nuevo, es el clero de la religión nueva. Cierto es que comparados con los partidos salen ganando, pero es que nos vamos casi al peor oponente posible.
En general por ejemplos cercanos no veo en la carrera funcionarial una especie de vocación por el servicio a España, sino un salvamento individual ante la ruina que es la privada, que soporta todo el peso de esa capa funcionarial. Las personas que he visto que se han metido a lo público lo han hecho movidos por un fuerte sentido materialista (trabajar poco y cobrar mucho) y su pensamiento político suele ser progre. Además la fuerte competencia hace que la entrada en lo público sólo sea posible a través de un proceso de "esterilización personal", o castración voluntaria (casi como el eunuco que pretendía entrar a la Corte china y se cortaba los genitales), de estar años y años dedicado a la oposición en detrimento de la vida personal y de la negación o postergación de un proyecto familiar. Cosa que hace bastante mella en la conformación mental del que finalmente accede a dicho puesto. Acaba premiándose al que ha disfrutado de tiempo libre pagado por sus familias o parejas; en general gentes que quieren mantener ese estado de dependencia, desde su familia al Estado. Esto resulta en curiosos "perfiles antropológicos" dentro del funcionariado que están muy comentados en según qué foros.
Se añade que la importante diferencia salarial entre públicos y privados resulta en que se conforman dos Españas también en lo económico, una con sueldos europeos y otra con sueldos africanos, lo cual redunda en la división nacional, cosa que no interesa. Sería mejor que el límite se diluyera más. La mera existencia de ese nutrido funcionariado con intereses diferentes al del conjunto de la Nación provoca su apoyo en masa a un Partido u otro, el que apueste por mantener esa fractura socioeconómica, así que al final en vez de contrapeso como se apunta en el título del hilo, me temo que el funcionariado refuerza la partitocracia.
Otra cosa es que se quiera plantear un escenario ideal de funcionarios al servicio del Estado hispánico, hispanizante e hispanizado. O que, "de perdidos al río" y si es el Estado el único mueble que queda sin quemar, nos intentemos agrupar en torno a él. Por supuesto. Pero a día de hoy, si tengo que poner las cosas en una balanza, veo más necesario el refuerzo de los importantísimos cimientos de lo privado, que de hispanización del funcionariado, que también. Lo primero es una guerra total, afecta a muchos campos, lo segundo más bien cultural.
No confundamos tampoco "formación" con "deformación". Por ejemplo, en Cataluña es el "lumpen" sin estudios el garante de la unidad de España (de ahí la "defensa del gañán" que hemos comentado alguna vez), mientras que el profesorado es la soldadesca del Protoestado nazi, debido a su deformación garantizada a lo largo de años de desviados y antihispánicos estudios: muchos funcionarios se deben a esos proto-Estados que son las Autonomías, lo cual en sí mismo también es otro problema.