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Contenido popular

Mostrando el contenido mejor valorado el 22/01/19 en todas las áreas

  1. 10 puntos
    Pues voy directo y a la cabeza tirando de artículo de Juan Manuel de Prada, que lanza semejante bomba. La cuestión es si se le puede o no negar la mayor tomando como referencia los efectos del comunismo en varios países. No lo sé, se podría debatir... sin necesidad de buscar un "y tú más" ni que se convierta el debate en una defensa del capitalismo. https://www.xlsemanal.com/firmas/20190121/sirviendo-al-amo-juan-manuel-prada.html Sirviéndo al mismo amo Juan Manuel De Prada Animales de compañía Mucha gente se ha ilusionado en Europa con las nuevas derechas que, frente al entreguismo de los conservadores fanés y descangallados, se oponen a las políticas de género o se declaran favorables a la familia. Se trata, en realidad, de la misma golosina con que los conservadores hoy fanés y descangallados engatusaban a muchos incautos hace veinte o treinta años; la misma con que los democristianos encauzaron en su día a otros muchos ingenuos hacia los rediles que convenían al liberalismo. En su encíclica Quadragesimo Anno (1931), Pío XI advertía que «aun cuando la economía y la disciplina moral, cada cual en su ámbito, tienen principios propios, es erróneo que el orden económico y el moral estén distanciados y ajenos entre sí». Cinco años antes, en The Outline of Sanity, ya denunciaba Chesterton el error trágico que estaban cometiendo muchos católicos, dejándose arrastrar por intoxicadores que les metían miedo con el comunismo, mientras el capitalismo imponía «una civilización igualmente centralizada, impersonal y monótona», capaz de «crear una atmósfera y formar una mentalidad» rabiosamente anticomunitarias, antifamiliares y antinatalistas. Posteriormente, en The Well and the Shallows (1935), Chesterton desarrollaría esta tesis, afirmando que «lo que ha destruido la familia en el mundo moderno ha sido el capitalismo: ha sido el capitalismo el que ha arrasado hogares, alentado divorcios y despreciado las viejas virtudes domésticas; ha sido el capitalismo el que ha provocado una lucha competitiva entre los sexos; ha sido el capitalismo el que ha destruido la autoridad de los padres; ha sido el capitalismo el que ha sacado a los hombres de sus casas en busca de trabajo…», etcétera. Parafraseando a Chesterton, podríamos añadir que lo que ha traído las políticas de género y, en general, todas las ideologías de disolución familiar y comunitaria ha sido el capitalismo. O, más exactamente, la ideología liberal que, con su exaltación del individualismo y la autodeterminación, ha dado forma y sustancia al capitalismo. Esta evidencia denunciada por Chesterton la proclama exultante Walter Lippmann, uno de los padres del neoliberalismo, en su obra The Good Society (1937): «Se ha producido una revolución en el modo de producción. Pero esta revolución tiene lugar en hombres que han heredado un género de vida enteramente distinto. Así que el reajuste necesario debe extenderse a todo el orden social por entero. (…) Debido a la naturaleza de las cosas, una economía dinámica debe alojarse necesariamente en un orden social progresista. (…) Los verdaderos problemas de las sociedades modernas se plantean sobre todo allí donde el orden social no es compatible con las necesidades de la división del trabajo. Una revisión de los problemas actuales no sería más que un catálogo de tales incompatibilidades. El catálogo empezaría por lo heredado, enumeraría todas las costumbres, las leyes, las instituciones y las políticas y sólo se completaría después de haber tratado la noción que tiene el hombre de su destino en la Tierra y sus ideas acerca de su alma». Otro padre del neoliberalismo, Louis Rougier, lo establece también taxativamente en Les Mystiques économiques (1938): «Ser liberal es ser esencialmente ‘progresivo’, en el sentido de una perpetua adaptación del orden legal a los descubrimientos científicos, a los progresos de la organización y la técnica económica, a los cambios de estructura de la sociedad y de la conciencia contemporánea». El triunfo del capitalismo, de hecho, se funda en esa «perpetua adaptación» de los hombres al divorcio, al aborto, al desprestigio de las virtudes domésticas, a la lucha de sexos, a las políticas de género. El triunfo del capitalismo no sería, en fin, ni siquiera concebible sin el sometimiento de los pueblos a sus destrozos antropológicos. Esta evidencia ha sido siempre ocultada por las derechas, que han atemorizado a sus adeptos con el fantasma del comunismo, hoy trasmutado en «marxismo cultural» (que no es otra cosa sino liberalismo consecuente). La derecha que se declara favorable a la familia, o contraria a las políticas de género, a la vez que aplaude el orden económico capitalista y la ideología que lo conforma es tan mentirosa como la izquierda que clama contra el capitalismo, a la vez que se entrega denodadamente a la destrucción de la familia y de los vínculos comunitarios. Ambas sirven al mismo amo, a la vez que satisfacen los mecanismos de la demogresca, que necesita negociados de izquierdas y derechas para mantener enzarzados a los pueblos (o a las masas amorfas en que los pueblos degeneran, una vez destruidos los vínculos que los hacían fuertes).
  2. 10 puntos
    Uno tiene la tentación de socorrer a los pragmáticos que convencidos de la fortaleza inexpugnable del capitalismo o quizás, criptoseducidos por él, abogan por posturas intermedias donde la separación economía-moral, es un hecho aceptado y sobre cuyos efectos conviene actuar intentando minimizar los que son perversos. Parece una paradoja a unos pocos y para muchos más, sería como aceptar un ciclo es expansion-reparto, contracción-sacrificio, tutelado todo ello por los "amos". Para menos que pocos, la paradoja no estaría en la idea fundamental sino en cómo llevarla a cabo. Todo sobrenada una causa subyacente y a mi juicio no es otro que la democracia sin medida ni frontera. Una democracia universal que potencialmente expresa todo pensamiento y voluntad aunque el desencanto, ya patente, se concrete en su "imperfección" y no en que su condición de "universal" lleva la larva de su propia sin razón. Frases vehementes como "moriría por tu derecho a decidir" están en la raíz del pensamiento democrático popular, y digo popular porque entre lo que piensa y a lo que aspira el pueblo, hay un océano entero que lo separa de lo que piensa el "poder". Y no obstantes, se insiste en la "imperfección de la democracia" como si existiera una democracia perfecta que fuera de naturaleza universal. Creo que el concepto universal debería abarcar el universo de las capacidades reales aplicadas a la complejidad de las decisiones. Cuando esa capacidades están por debajo de la dimensión de las decisiones a tomar, se produce una ruptura, cubierta, precisamente, por esos "decretos" tan antidemocráticos. Una democracia "pija" que funciona en el ámbito de la separación y polarización de criterios, pero despótica en aquellos asuntos en los que la opinión social no existe sino como el resultado de la propaganda en un sentido y en el contrario. Desgaja la sociedad, pero no desgarra al sistema. Capitalismo y democracia son lo mismo en términos prácticos. El libre mercado es posible si es posible "la libre aceptación", y no hay nada más libre y pragmático que torcer la voluntad de aquellos que conscientes de sus peligros, no en tanto que comercio, sino en tanto que las fuerzas que ese comercio implica en materia de libertad real... La "voluntad" del pueblo, no es otra cosa que la voluntad de sus élites trasformada en un espectáculo de marionetas en el que "monchitos" rojos y azules se insultan y pelean... ¿Cómo cambiar todo este entramado que ya forma parte de las palpitaciones del mundo, que son su dogma fundamental?. Ahí está la cuestión, más práctica que conceptual. ¿Es posible un estado moral, democrático y capitalista o moral, democrático y comunista?. La concepción social e individual del Catolicismo tiene la solución, pero de triunfar implicaría una especie de retroceso o avance en el necesario acercamiento entre la riqueza y las posibilidades de los que más tienen con la de los que menos tienen. Se abriría aquí el escollo de la justicia social y de su efecto en las dinámicas económicas.
  3. 10 puntos
    El dilema histórico de Portugal es engancharse al tren de Inglaterra o al de Castilla, las dos verdaderas opciones mundiales, ya que Portugal como tal siempre careció del tamaño, tanto demográfico como ideológico, como para liderar un proyecto mundial propio (Brasil lo tendría si recogiera el testigo iberoamericanista, pero con la bolsonarada me temo que va a dedicarse estos años a bailar una sangrienta samba hipernacionalista, antilatinoamericanista y aislacionista). Pero vaya, parece que no les es ningún dilema, lo tienen más que decidido desde hace mucho, para ellos Portugal sólo tiene sentido como subimperio proxy del británico y así actúan, entregándole el mundo en bandeja a los anglosajones, a los que perdonan todas las afrentas (destrucción del África del Mapa Cor de Rosa, por ejemplo, haciendo que toda el África del Sur sea anglohablante, entrada de Angola y Mozambique en la Commonwealth, indiferencia ante la toma de Goa por parte de la India, etcétera), mientras ningunean los logros con España que son los que han conseguido que lo luso tenga algo de validez en el mundo (recuperación del Brasil holandés, reconocimiento de las conquistas de los bandeirantes). Cosas que se han logrado con diferentes monarcas españoles que tenían mujeres portuguesas o contactos cercanos y familiares o simpatía general con lo portugués. En definitiva, todas estas cosas que presentan muchas veces como rabioso "independentismo" y orgulloso nacionalismo portugués no es más que un grosero "dependentismo" y un poco orgulloso, más bien extremo servilismo hacia el anglo.
  4. 5 puntos
    Por si el tema catalán pareciera poco, en la fachada atlántica peninsular también tenemos nazis tergiversando la historia: https://www.abc.es/cultura/abci-portugal-tergiversa-historia-y-borra-imperio-espanol-vuelta-mundo-201901190126_noticia.html https://www.libertaddigital.com/deportes/mas-deporte/2019-01-19/portugal-quiere-borrar-al-imperio-espanol-y-a-elcano-de-la-primera-vuelta-al-mundo-1276631629/#comentarios1276631629 ****************** Hay que recordar que: 1. La entera idea de expedición al Oeste a Asia se debe a que la ruta del Este por África estaba monopolizada por Portugal y vetada a Castilla. 2. Magallanes quería volverse desde Filipinas, no continuar más allá. 3. Portugal torpedeó la iniciativa y mandó varias flotas armadas contra la expedición con el propósito de destruirla. A Portugal se le puede recordar el Holocausto portugués: el transporte de cuatro millones seiscientos mil esclavos negros a través del Atlántico en treinta mil viajes de comercio negrero (datos de Hugh Thomas), superando con mucho incluso a Inglaterra y por supuesto cuadruplicando los números de España. Portugal desaprovecha así una ocasión única para presentar un proyecto de unidad entre España y Portugal a través del recuerdo de las hazañas de los marinos de aquella época, perpetuando la división peninsular y el aplastamiento que la bota anglosajona ejerce sobre el mundo.
  5. 5 puntos
    Lo más terrible es que desde España, nuestro gobierno, apoyado por quienes afirman que las gestas españolas tuvieron el trasfondo del mayor genocidio de la humanidad y por tanto nuestra historia hay que reescribirla, no haga nada por evitar que una vez más, nuestra verdadera memoria histórica se vea difamada, emporcada y olvidada como si se tratase de las heces de nuestro peor enemigo. Cualquier cosa con tal de que los españoles sigan viviendo sumidos en esa baja autoestima llena de rencores y envidias, que permite ir sacándoles el jugo, legislatura tras legislatura. No encuentro palabras para definir lo que me sugiere la actitud hipócrita y miserable de los tipos estos que comandan la nación. No se hacen dignos de ser siquiera recordados en la memoria de los rufianes. Que Dios nos coja confesados. Por la parte portuguesa, pues que decir que no se haya dicho ya, además de que me parece miserable, ruín y rastrera esta infamia. Desde luego hechos así solo sirven para dividir aún más a nuestros pueblos. Estaba acordándome, mientras lo leía, de las veces que hemos hablado aquí de la intercompresión hispano portuguesa pero desde luego, por estos caminos, más que intercomprensión lo que se siembran son ganas de no querer saber nada de Portugal ni para ir a comprar toallas. Mientras nuestros vecinos sigan en la órbita de los intereses anglosajones, seguiremos durmiendo unos en la alcoba y otros en el salón. Eso si al final no tenemos que ver como surge un nuevo país enemigo al sur de los Pirineos, como bien ha sugerido don Fernandito, porque al paso que vamos y con quién vamos... !Qué pena!
  6. 5 puntos
    Pues imaginémonos qué significaría tener otro portugal por el este. PD: Creo que ya comentamos que una buena medida del significado de la leyenda negra es observar cómo se contempla el imperio portugués, con sombras más oscuras que las españolas en temas como, por ejemplo, el del esclavismo. Es bastante explicativo de cuál es el miedo de los leyendanegristas y de dónde ven más probable el peligro.
  7. 3 puntos
    Impresionante. Pareciera que en el ruedo ibérico los portugueses preferirían ser tuertos si su sacrificio les premiara con dejar ciega a España. Son como una subcultura que respecto a España, al conjunto de subculturas que forman España, ese todo que es más que la suma de las partes y en el que Portugal. en su uniformidad, pretende igualarse como si aportara al conjunto una cualidad diferente, cuando a lo más que debería optar es a ser uno más... Una vez leí de un iberista portugués que qué pasaría si se unieran la laboriosidad portuguesa con el empuje castellano... La frase tiene sus dosis de verdad, pero pensándola mejor, quien tiene empuje lo tiene porque se sabe tenaz y prueba de ello es que no necesitaríamos "conciencia" portuguesas para ser laboriosos, pacientes y tenaces. Y con todo, además, como él reconoció, tenemos ese empuje, esa alegría de vivir, ese dicharacherismo puntilloso y desenfadado que confieren los imperios, incluso los menores, en forma de cosmopolitismo integrador de todas la diferencias. Superada mi etapa sentimental, hoy por hoy soy enemigo de cualquier pacto con Portugal de igual a igual.
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