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Contenido popular

Mostrando el contenido mejor valorado el 05/04/19 en todas las áreas

  1. 21 puntos
    Coincido contigo en algunas cosas, pero sigues pretendiendo descartar a Dios para explicar la historia de la Iglesia y de España, y así no hay forma porque se tergiversa el significado de las cosas. Que la Compañía tenga una aspiración universal, que adquiere de la Iglesia a la que sirve, no la convierte en la propia Iglesia. Los Jesuitas son una orden más, tal como lo son otros cientos de institutos religiosos que hay o ha habido en la historia de la Iglesia, cada cual con su misión particular, pero en el marco todos de un proyecto universal anterior a los Jesuitas. Ese proyecto de nación universal, el "Regnum Christi", es el que desde el comienzo tiene la Iglesia por mandato de Cristo, cuyas potenciales fronteras siempre fueron los propios límites humanos para extender el evangelio. Es decir, el jesuitismo no es la Iglesia nacional de ninguna Nación universal cuya cabeza sea el Papa. La Iglesia es el reino universal del pueblo de Dios cuya cabeza es Cristo, y es mucho más diversa y rica que la Compañía, siendo ésta -en esto sí coincido contigo- un ejército espiritual de siervos de Dios que se establecen con el afán de defender y ampliar las fronteras de ese reino. Acusar al jesuitismo de herejía por haber instituido un supuesto cesaropapismo en la Iglesia, es despreciar la realidad donde aparece la Compañía, que surge precisamente como respuesta a ese cesaropapismo que los francos venían desarrollando en Europa desde Carlomagno, y que con el tiempo llevó a algunos reyes e incluso emperadores del Sacro Imperio a pretender tener más autoridad que el Papa, hasta llegar a episodios tan grotescos como el del Cisma de Occidente. Una corrupción que sin duda influenció la cultura europea ante la que se rebelaría Lutero o la propia Francia contra la que guerreaba san Ignacio en Navarra antes de fundar la orden. Es ese cesaropapismo corrupto que algunos reyes y emperadores se gastaban para usar de la religión católica en provecho de sus propios intereses, lo que acaba culminando en la Reforma de Lutero y el nacimiento de la Compañía de Jesús para defender la ortodoxia y disciplinar los reinos católicos. Por tanto, no se trata de ninguna herejía sino precisamente de lo contrario, porque lo que tratan es de defender la ortodoxia católica precisamente de la herejía, y al papado y la Iglesia de las continuas luchas de intereses de los diferentes reyes europeos que pugnaban por dominarla. El sacrificio de España que mencionas, al referirte al tránsito de la Cristiandad Mayor en Nación, no es ningún proyecto Jesuita. Ese sacrificio de España por la cristiandad mayor, o el de Castilla por la Hispanidad, no es otra cosa que el mismo camino de sacrificio que hizo Cristo por establecer la Cristiandad, y que tantos otros discípulos han seguido también dejando sus vidas en el empeño. Porque de lo que se trata, desde el origen, no es de la gloria, el poder y la fama de los hombres o naciones, sino de llegar a establecer finalmente el Reino de Dios sobre toda la Tierra. España cae porque se separa de ese proyecto, coincidimos en eso, pero no lo hace empujada por los Jesuitas sino por la vanidad de sus propios reyes y señores, y la astucia de sus enemigos, es así de simple. Y luego vino todo lo demás, incluido el carlismo que mencionas que no es sino el estertor último ante el cadalso, pero en aquella época la condena a muerte de cruz para la Hispanidad estaba ya dictada. Que los Jesuitas de otro lado se tuvieran que refugiar en el País Vasco o en América latina, tal como denuncias, no es ningún premio de consolación sino la consecuencia de la persecución a la que han sido sometidos por parte de quienes veían en ellos un peligro para sus pretensiones de poder. También se refugiaron en Rusia cuando toda Europa aborrecía de ellos, y gracias a Dios que ocurrió así, porque fue lo que les permitió sobrevivir y volver a resurgir con fuerza. El binomio España Jesuitas pudiera haber triunfado si no hubiera sido por los palos en las ruedas que los propios Reyes Españoles, en ese momento ya aliados de una Francia que había evolucionado desde el cesaropapismo hasta el absolutismo, le pusieron al proyecto que antaño compartieron. Pudo más la ambición política que la resilencia católica y los Jesuitas terminaron desmarcándose. Pero eso no significa que el proyecto esté agotado ni que la Compañía haya sucumbido por la caída de España. Esa resilencia que en España no triunfó, fue precisamente la que llevó a la orden a refugiarse en los estudios y la estrategia en los lugares donde fueron acogidos cuando Roma suspendió la orden. Resurgiendo más tarde con la misma fuerza y ambición, para tratar como siempre de tender puentes entre culturas y modos de pensar, y llevar así el catolicismo hasta las fronteras más alejadas del reino. El hecho de que el Papa actual sea un Jesuita dice mucho hasta qué punto sigue vivo el proyecto. También es normal que, en ese proceso de acercamiento, fronterizo si se quiere con otras culturas y pensamientos, haya habido quienes han flirteado con movimientos o ideologías nada ortodoxas e incluso nada católicas, llegando a caer en la contradicción de abrazar dichos procesos. Eso mismo también le ocurrió a muchos españoles en América, y ha ocurrido siempre en la orden, desde misioneros que viajaron a China y acabaron adoptando aquella cultura, hasta los acercamientos a la teología de la liberación o al mundo etarra que mencionaba Vanu. Es un hecho natural que se da en todo proceso de frontera, como es el de conquistar nuevos territorios del pensamiento para la causa católica. Ahí está también, como ejemplo de ese esfuerzo de acercamiento por evangelizar el orbe y el pensamiento humano, el trabajo científico del jesuita Teilhard de Chardin por reconciliar Evolución y Creación, que llegó a ser condenado en su día por la Iglesia, aunque posteriormente ha sido nuevamente considerado, llegándose a reconocer que su pensamiento influyó en la Constitución Gaudium et Spes del CVII. Benedicto XVI dijo de él que "tuvo una gran visión, que culmina en una verdadera liturgia cósmica, en la cual el cosmos se convertirá en una hostia viviente", que es exactamente la definición más explícita de la plenitud del proyecto universal cristiano. La Compañía de Jesús tiene aún mucho que decir, y volvería a ser un error por parte de España despreciarlos, porque si bien nosotros hemos apostatado de aquel proyecto que un día nos unió, ellos siguen firmes en su empeño y tienen por cabeza a Dios, como demuestra el hecho de que su Vicario sobre la tierra, sea precisamente un Jesuita. La espada cayó hace siglos pero la cruz sigue avanzando, significando como siempre la muerte del hombre viejo, es decir, sus ideas y deseos de poder, para la resurrección del hombre nuevo incardinado en Cristo. Es ahí, en ese proceso de conversión del hombre en Dios, por la Gracia de Cristo, que no sucede sino mediante el sacrificio propio de nuestra ambición humana, que se manifiesta y entiende la aversión a Dios o la guerra contra su Iglesia e instituciones, como viene manifiestándose igualmente la Gloria de Dios en éstas desde el inicio de la era.
  2. 10 puntos
    Parece claro que hubo un descabezamiento y sustitución de la cúpula española coincidiendo con el afrancesamiento borbónico, de ahí esa brecha tan amplia entre élite y pueblo, que aunque presente en otras naciones, en España adquiere un punto de demasía. Aparte de eso, es un tema también recurrente el de la famosa teoría de infiltración en la Compañía para destruirla. Esta idea creo que si en principio parece purista puede que igual sea otra estrategia más de los mismos buscando el desprestigio. No lo sé... desde luego hay cosas entre los jesuítas en el último siglo que dejan a uno descolocado y sin explicación fácil (estoy pensando en temas como el etarra, teología de la liberación, etc...) el caso es que cada vez se ve más opinólogo supuestamente católico que ha asumido discursos clásicos protestantoides, casi fusilados de los ya gastados de tanto usarse. Veo que el próximo brote anticlerical va a ser transversal, tanto de derechas como de izquierdas. Lo que se ve decir desde aquellas filas contra el Papa, contra la Iglesia, el clero, etc... es algo impresionante. Porfa, sigue contándonos más del tema jesuítico proque tiene miga.
  3. 10 puntos
    En la época de la Ilustración, la Compañía de Jesús era la orden religiosa más dinámica y adaptada al mundo de cuantas había. Los Jesuitas contaban en su seno con los hombres más y mejor preparados culturalmente de su tiempo pues, su principal objetivo era la defensa de la ortodoxia romana y el ordenamiento católico, es decir, la defensa y propagación de la fe en el mundo. Por ello tenían muy claro que no podían ceñirse a una mera defensa teológica del catolicismo, sino que, a su vez, debían adoptar una actitud práctica ante las cosas del mundo, que les llevaba a estar siempre cerca de los poderosos para intervenir en la política cuando consideraban que así podían abundar en beneficios para cristiandad. Cuando los ilustrados franceses traducen la Enciclopedia Universal británica, Diderot define a los Jesuitas como religiosos mundanos "dedicados al comercio, la intriga, la política y las ocupaciones ajenas a su estado e inapropiadas a su profesión", haciéndose eco del pensamiento de los ilustrados escoceses que los veían como "tiranos del pueblo y esclavos de la corte". Hay que entender que esto se produce en el seno de un enfrentamiento entre dos diferentes concepciones completamente opuestas de la cultura: la religiosa y la secular. Una defendida por los Jesuitas que sostenían la supremacía del sistema teológico tradicional, y otra empujada por los ilustrados que preconizaban la secularización de las sociedades ya que así podían ejercer sobre ellas el poder absoluto de los príncipes y señores. En aquella lucha de la ciencia contra la fe, que se traduce en la lucha del mundo contra la Iglesia, la Compañía estaba en la vanguardia de los conocimientos y también de la defensa de la concepción tradicional, en consecuencia, los ilustrados pusieron todo su empeño en minar los fundamentos doctrinales de los jesuitas, para hacerles quedar ante el mundo como una orden preocupada tan solo de las cosas terrenales. Es así como ellos también se hicieron protagonistas de su propia leyenda negra, que en muchos casos se difuminaba con la española. Voltaire llegó a decir de ellos: "cuando hayamos eliminado a los jesuitas habremos dado un gran paso adelante en nuestra lucha contra lo que detestamos". Sin embargo, no se trataba de que hubiera dos corrientes en el seno de la Compañía, una ocupada de los asuntos religiosos y otra de los políticos (no sé si es esto a lo que te referías), sino que era todo una sola y misma corriente que, al amparo de la tradición, se ocupaba tanto de lo religioso como de lo político, como dos realidades humanas que son. Lamentablemente, como toda leyenda negra, está también tuvo su repercusión, y hoy son muchos los que siguen viendo a la Compañía de Jesús como una oscura entente de poder en el mundo. Y efectivamente, siempre han estado ocupados en el poder, es decir, en preservar el poder de Dios en el mundo, cosa que se le reprocha constantemente a Francisco cuando desde su educación jesuita, aborda tanto los temas mundanos que preocupan a las sociedades como los asuntos teológicos que preocupan a la Iglesia, pues el hombre todo es uno. Es posible que en el haber de Francisco, pese también el hecho de que fué la corona española una de las que más intrigó contra la Compañía hasta lograr que Clemente XIV firmara la supresión, y una también de las que más ha traicionado el estandarte católico que antaño enarbolaron ambas sociedades. No podemos obviar que la historia de España ha sido muy católica, pero tiene también en su haber un gran trasfondo anticatólico que hoy está en plena ebullición y ha puesto a Francisco en el objetivo de su mira, bien mundanizándolo como hace la izquierda contribuyendo así a fomentar la leyenda negra jesuita, bien despreciando su magisterio tal como hacían los ilustrados de la época para minar su poder.
  4. 10 puntos
    Yo también pienso, como he manifestado en otras ocasiones, que con los Borbones comienza la decadencia del Imperio, ya no tanto en el sentido material como en el espiritual, que al fin y al cabo es el que inspira y hace realidad el otro. A esa idea que planteas bien podríamos añadir un dato que me parece importante para analizar la historia, como es el hecho de la procedencia de las cosas. Si bien la Monarquía Católica y la Compañía de Jesús son realidades que nacen en España, en ambos casos se trata de realidades que lo hacen en el seno de enfrentamientos contra Francia. Siempre decimos que nuestra eterna enemiga ha sido Inglaterra, cuando el hecho es que, si repasamos la historia, el papel de Francia puede que haya sido tanto o incluso más importante que el otro para entender el motivo de la decadencia y caída del imperio. Con la llegada de los Borbones llega también la ilustración y el absolutismo, dos maneras de pensar que se contraponen fundamentalmente al eje vertebrador católico, que tradicionalmente la monarquía hispana le había dado a sus reinos, permitiendo su expansión y evangelización desde los Reyes Católicos. Con ellos viene el derribo de la estructura social católica, que España había construido desde la base del libre albedrío de sus reinos para administrar sus cosas, y la subordinación real de estos a los mandatos de la Iglesia, como expresión política de lo que es la libertad del hombre para obrar moralmente el bien. La Ley natural comienza a perder terreno ante la ley de los príncipes. Carlos III hereda, además de la corona española, el narcisismo francés que se refleja en la Ilustración, y la ambición francesa por controlar lo civil y lo sagrado reflejado en el absolutismo. Recordemos que desde el S.XVI el Rey de Francia ejercía un poder sobre la iglesia nacional que no tenía ningún otro monarca europeo en sus respectivos reinos. Y es posible, aunque esto es una impresión personal, que también heredase cierta envidia y resentimiento francés hacia lo español, devenido de las confrontaciones pasadas y del auge de lo hispano frente a la decadencia de lo franco. En cualquier caso, esa herencia es lo que le lleva a querer rehacer lo hispano desde la soberbia del reformismo ilustrado absolutista y en oposición a la tradición católica de hacer las cosas, que tiene en los Jesuitas sus máximos valedores. Su expulsión va más allá de haber instigado el Motín de Esquilache, era también una forma de decirle a la cristiandad, "ahora mando yo y todo ha de plegarse a mis designios". Ideal que marcaría el signo de la nueva política. Unos designios que tiempo después volverían estar en la base de las subsiguientes expulsiones, en el fondo de las independencias americanas, y en el auge del liberalismo y la masonería como sucedáneos materialistas del libre albedrío y la Iglesia universal. Dos nuevos actores que acabarían minando el imperio e instalándose como los mayores enemigos del proyecto universal de la Iglesia y la Hispanidad, hasta dar lugar a las democracias actuales en las que, al igual que Carlos III, la gente piensa "ahora mando yo y todo ha de plegarse a mis designios", incluida la Iglesia y el Papa, y si no nos gusta lo que dice, se le debe expulsar como en su día se expulsó a los jesuitas. Francisco es el Papa, es hispano y es Jesuita. Derribarlo sería como derribar y someter de un plumazo el poder de la Iglesia, la espada y la cruz. El sueño de liberales y absolutistas que han engendrado la hidra de diez cabezas que, desde el anarquismo hasta el identitarismo, hoy señorea el mundo occidental a través de partidos y corrientes ideológicas.
  5. 10 puntos
    Ahí está el meollo del asunto. Se ha hablado mucho en este tema de la inconveniencia de este Papa para mantener la relación simbiótica entre Imperio e Iglesia. Pero se nos escapa lo esencial que está en la base misma del debate, por ser sustancial acerca del origen de las cosas: Cristo. El ateísmo de muchos de los actores que hoy profesan cierta idea de identidad hispano-católica, puede estar causando el mayor estrago de nuestra historia como tal ya que, al descartar a Cristo -a Dios- se cae en la falsa suposición de pretender que la Iglesia es la cruz de Cristo y el imperio su espada, cuando no puede ser así. Cristo y la cruz no son la misma cosa, aunque al cristianismo se le represente hoy con una cruz. El origen de nuestra era se sustenta en la creencia de que Cristo es el Hijo de Dios muerto en la Cruz y resucitado al tercer día para encarnarse en su Iglesia y gobernar así el universo con fortaleza y misericordia: El rey, la espada y la cruz. El ciclo litúrgico precisamente, culmina cada año celebrando la proclamación de Jesucristo Rey del Universo. Yerran quienes piensan que España representa la espada y la Iglesia la cruz. En efecto, las monarquías cristianas bien pueden ser consideradas representantes de esa espada del proyecto de Cristo en la historia del mundo pero, la cruz no es la Iglesia sino sus órdenes religiosas, cuya fuerza ha sido y es la evangelización. Así es como se puede entender que, la Iglesia es Cristo encarnado, el Rey del Universo, y las monarquías católicas, encabezadas por España, han sido su fuerza conquistadora en la historia, como las órdenes religiosas su poder para convertir, encabezadas por la Compañía de Jesús. La fuerza y el poder del verdadero Rey. Y con esto aclarado pensemos en lo siguiente. Este Papa, es hispano y jesuita y, tanto la Compañía de Jesús como la Monarquía Católica (hispana), han sido durante siglos la cruz y la espada de ese Imperio Universal del que hablamos, y contra el que compiten otros imperios o proyectos de dominación mundial. Ambas realidades surgen de la fe y la pasión que fundamentan España en el seno de las guerras de conquista contra el infiel, y contra el cisma. Y ambas se declaran en su origen defensoras y adalides de la verdadera fe. Recordemos que los Jesuitas son la única orden religiosa que se caracteriza por observar los tres votos normativos de la vida religiosa -obediencia, pobreza y castidad-, además de un cuarto voto de obediencia al Papa denominado "circa misiones". Y que la monarquía hispana adquiere el carácter de "Monarquía Católica" en virtud de las bulas alejandrinas que el Papa otorga a favor de los Reyes Católicos para darles el derecho a conquistar América y evangelizarla, un proyecto que adquiere luego un carácter universal de la mano de Carlos I. Toda vez que ese proyecto universal católico, comienza a perder terreno y fuerza a raíz de la caída en desgracia de la Monarquía Católica, es decir, la derrota de la espada, solo resta derribar el poder de la cruz para terminar de vencerlo. Y ahí es donde Francisco, como Jesuita y como Hispano, se hace ahora protagonista de los ataques furibundos de los enemigos del Imperio quienes, no temiendo ya la fuerza de su espada, por estar la Hispanidad derrotada, se dedican a difamar ahora su poder evangelizador, con el objetivo claro de destruir lo que queda del Imperio de Cristo sobre la Tierra y terminar de hacerse con su control. Las tesis que ignorantemente están defendiendo quienes atacan a Francisco, significan de facto pretender blandir la espada contra el Rey y lo que queda de su Imperio. Es decir, traicionar el fundamento de quienes somos y servirles en bandeja de plata la cabeza de la catolicidad a sus enemigos, como Herodes sirvió la de Juan el Bautista -el más grande entre los hombres- por contentar el pérfido capricho de una dama adúltera. Obsérvese las similitudes profundas que encierra esta parábola histórica, que bien podría representar el prototipo de la pugna histórica entre el proyecto católico de la Hispanidad y el proyecto protestante de la "Pérfida Albión" que hoy señorea el mundo. Cabría entonces preguntarse, a la luz de esta imagen, dónde nos situamos en la escena cada uno y dónde nos gustaría realmente estar al final del camino, cortando cabezas en los campos de batalla del mundo o dándole un sentido noble y trascendente a todo ese sufrimiento, defendiendo la verdadera y única Corona capaz de dominar y establecer la paz en el mundo, como siempre hicimos los españoles.
  6. 5 puntos
    Interesantísimo. Hace tiempo leí un comentario respecto a la hipotética existencia de dos "estilos" o escuelas de jesuitismo, una de corte español y otra de corte francés. No recuerdo ahora cuáles serían las características que se le atribuirían a cada uno, lo que sí recuerdo es que encuadraba al papa Francisco dentro de la tipología "francesa"... lo cual explicaría en cierto sentido esa supuesta distancia de este Papa con nuestro país. ¿Sabes algo de este tema o es pura mitología?
  7. 5 puntos
    Qué te parece si comentamos el momento en que la cooperación entre la Monarquía Católica y la Compañía comenzó a hacer agua por arriba -por abajo es inevitable que en todo lugar y momento pudieran surgir desencuentros- que bien pudiera ser con la puñalada de Carlos III... Puede que igual por ahí vamos encontrando las raíces de los tambaleos de unos y otros. Recordemos que es bastante probable que las semillas de los descontentos que posteriormente desembocaron en las guerras civiles indianas se sembraran con las famosas reformas borbónicas del XVIII. Curiosamente, en el momento de mayor aflujo de capitales desde Indias -quinto real, etc- debido al tan cacareado aumento de eficiencia de la administración -igual debemos denominarlo aumento de carga fiscal en ultramar- es cuando se estaría fraguando el colapso posterior. PD: son hipótesis concretas por supuesto cuestionables pero también explicativas.
  8. 5 puntos
    Normalmente lo que deberían hacerse serían cosas de este tipo, sin exigencia de perdones sino agradeciéndole al de arriba que hoy continúen los vínculos. Por ejemplo: Cantabria--> Tamaulipas (otrora Nuevo Santander, repleto con poblaciones duplicadas en la Montaña... Nuevo Laredo, Reynosa, etc)... y así con los diferentes territorios. Las duplicidades de nombres muestran que lo que Castilla llevó a América, especialmente a México, no es otra cosa que una réplica adaptada a los nuevos territorios y gentes. Si se hiciera algo así a gran escala, ni aunque quisieran los gobiernos de turno podría arruinarse tal vinculación.
  9. 5 puntos
    Austria parece un país que está bien infiltrado por las redes de espionaje ruso. Ya ha habido algún escándolo relacionado con el tema. De todos modos, las acusaciones o vinculaciones del "cabecilla" austríaco identitario están muy tomadas por los pelos pero sin duda reflejan un entramado identitario a nivel mundial que da mal rollo. Debe hacer un cordón sanitario con esta gente antes de que sea demasiado tarde. Nuestro país debe ser otra vez la excepción europea en este tema. Esta gente intenta por todos lados tomar la etiqueta y el control del tradicionalismo patrio. Si lo consiguen van a hacer un destrozo importante, a otra escala similar a lo que sucedió con la sacudida marxista entre los carlistas. Espero que el abanderado se ande con cuidado.
  10. 3 puntos
    Mi visión de las cosas del tema jesuita. Los jesuitas son la "Reforma" de la Iglesia desde la propia Iglesia, su entrada con todas las de la ley en el mundo Moderno, que inventa también España, al contrario de lo que creen los carlistas. Es decir, si el luteranismo es una Iglesia nacional de los príncipes protestantes en su territorio, si el anglicanismo es la Iglesia nacional de los reyes ingleses en su isla, el jesuitismo es la Iglesia nacional de la Nación universal cuya cabeza es el Papa. Esta Nación no tiene fronteras, es la única diferencia con las otras naciones. Por eso son tan modernos y sus propuestas tan NWO en nuestros días. En definitiva el jesuitismo no es más que la constitución de la Iglesia como Estado universal y el fin del Imperio, un cesaropapismo interno. En el fondo es, como digo, en coordenadas tradicionalmedievalistas otra herejía moderna, en la cual el Papado asume las labores del Imperio, cosa que no es muy ortodoxa, pero claro se constituye como ortodoxa al darse en el seno de la Iglesia. Esta "reconstitución heresioortodoxa" es una mecánica genialmente católica, que es que cualquier herejía deja de serlo si se hace con la mayoría del cuerpo. Tampoco es nada raro, ocurre en otras estructuras. ¿Dónde queda la Hispanidad en todo eso? Pues es sencillo, la Hispanidad con los Austrias geopolíticamente no es más que la gran plataforma de lanzamiento de esa Nación católica universal, es decir, el Estado Mundial preparado por los jesuitas. Esto es la Cristiandad Mayor de Elías de Tejada reconvertida en la "Nación Mayor". Esto ya ha ocurrido previamente en otros imperios, no es un fenómeno moderno, sino muy viejo, aquí es donde fallan estrepitosamente los carlistas: miremos la historia de la "Revolución Abbasida" en el Califato islámico, o el famoso Edicto de Caracalla. Los jesuitas representaban la Revolución Abbasida del Imperio español. El tema de la conquista (espiritual) de China es básico porque su triunfo en Asia hubiera sido la consumación del proyecto, la Segunda gran parte del Imperio español: entregar el poder a los jesuitas (arrancándoselo de los conquistadores), y transformar el proyecto guerrero de "Res publica christiana" (la de Carlos V), en la espiritual "Res publica totius orbis" (la de Vitoria), consumando la entrada de todas las naciones-civilizaciones de Eurasia en el proyecto, España quedando como una más, y sobre todas ellas, el Papado-Imperio, o sea el Estado Mundial. España sería la plataforma sobre la que se constituiría esta magna Nación. El jesuitismo de alguna forma se "eleva" sobre todas las demás órdenes católicas que respondían más a la Res publica christiana que a la Totius Orbis, geopolíticamente aquellas son más "europeas" que globales. El jesuitismo, al menos el original, de cualquier forma no lo interpreto como antihispánico, igual que el españolismo no es anticastellano, simplemente era una especie de ideal superior, "nuestro NWO", al que se encaminaba España en sacrificio, igual que Castilla se sacrificó para formar España; el Imperio español se iba a sacrificar para formar el Orbe, la Nación universal. Sin embargo, la buena voluntad misionera no sirve de nada en el Asia y sin España ganando guerras, el proyecto se congela. Finalmente, es con los Borbones cuando esa plataforma hispánica pierde pie por la vinculación a Francia (que no continúa el proyecto, esto es clave), y se derrumba, quedando colgada de los dedos esta Nación mundial católica. Nunca será igual. El jesuitismo, como tecnología desarrollada sobre el Imperio español queda desorientado, como lo quedaría el complejo militar-industrial de los EEUU si los EEUU se derrumban (el jesuitismo: ¿complejo militar-espiritual?). Los proyectos de Nación mundial del hoy son otros, están apoyados en otras plataformas, son tecnologías no hispánicas, por ejemplo la masonería que a su vez hace pie en las construcciones nacionales noreuropeas, en especial Francia; ha habido por tanto un cambio de pedestales y de capiteles y por eso la Iglesia católica está descompuesta y sin rumbo. Y por eso lo de entregarse a los hijos pródigos no tiene ningún sentido, porque ellos ya tienen su propio proyecto universal. Aquí vienen los diálogos con la masonería, el comunismo y otros proyectos intentando mendigar cierto protagonismo, también seducidos por ellos, "vaya, estos funcionan (o parecía que funcionaban), el mío se fue al carajo". Con los Borbones España no sólo deja de servir de pedestal sino que se "independiza" de esa Nación Mayor, es decir realmente la Independencia de las Españas (y por tanto, la "Reforma" de las Españas, el Imperio español al completo se "escinde" del Proyecto universal, la Reforma de la Reforma que en sí supone el jesuitismo) no se da en 1810-1825, sino en 1713 con el primer Borbón. Se puede decir que hay un divorcio entre las dos naciones propuestas, entre el Orbe y las Españas. Todos los Reyes y Presidentes que hay desde ahí, por mucho que se denominen católicos, realmente ya no sirven a esa Nación Mayor en construcción, sino a la Nación Menor (es decir, primero al Imperio español, y luego a España, México, Argentina...). Así que tanto Carlos III, como Bolívar, como Franco, como Fidel Castro son ya patriotas chicos, "nacionalistas menores", hispánicos antes que católicos, por eso desde el catolicismo se les ve con reservas, en el peor de los casos "hispánicos" entre comillas porque muchos de ellos sirven a intereses extranjeros, Bolívar sirve a Inglaterra, Castro a la URSS... porque estas Naciones menores ya no tienen la capacidad de constituirse como universales, ya no son independientes, no como el Estado Mundial católico que preparaban los jesuitas sobre el Imperio español, ese dúo sí era autosuficiente, una continuidad como la que hay de Castilla a España. Las nuevas Españas sirven a otros proyectos globales, hay fallas, no nos los creemos, y así estamos. Los jesuitas al no poder constituirse como Nación universal también intentan construir sus mininaciones, de ahí su presencia en la América latina, el País Vasco, al más puro estilo "premio de consolación". Es lo mismo que ocurre con el devenir nazi del carlismo: al no poder tomar España, su derivado aranista o catalanista lo intenta en la región paleta de turno. Aunque al reducir la escala, cambia totalmente el esquema. No es lo mismo coordinar a 7000 millones de personas (la Totius Orbis) que a 2 millones (Euskal Herria), hay cambios. Son mecánicas lógicas de naufragio de un buque y salvamento en botes.
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