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Mostrando el contenido mejor valorado el 20/03/23 en todas las áreas

  1. 5 puntos
    Sobre la venta de la primogenitura de uno a otro. Yo ahí veo que cometen ambos error, en ese tiempo, saliéndose de lo que a Dios le sería grato. La mamá también. Incluso sabedora que Dios le dijo que el menor será el dominante. Ella, porque aparte del día que consulta en su difícil embarazo, no leemos que vuelva a Dios a que le explique sus designios. Tampoco lo hace el papá Issac, ni ninguno de los hermanos: Esaú y Jacob. Debieron dejarse llevar por sus emociones, decisiones libres sin más. Issac debió admirar a su primero, Esaú, por su fuerza, su claridad en expresar lo que sentía sin dobleces, verle autosuficiente, enérgico, capaz de proteger al pueblo. Rebeca, tuvo la explicación divina, pero tampoco jugó limpio. Aunque, tuvo la mente preclara de la promesa. Jacob era un virtuoso y humilde. Yo creo que el estaba convencido que era quien Dios dispuso para recibir la promesa. Entendió como algo más que recibir más herencia material aquí y responsabilidad, timón del pueblo. Vería que su hermano era noble, pero bruto. Yo veo, cómo aún, habiendo vivido Abraham y ahora hasta los nietos, sigue sin estar formada esta relación de Dios con nosotros, digamos de una forma plena. Dios, conocedor de todos nuestros interiores, sabía que actuarían mal, pero su premisa es permitirnos obrar, para complacerse y ganar al mal. Me encantaría tener buenos libros o láminas con mapas políticos, geográficos de tierra santa. Si alguien sabe, que recomiende. Los viajes de Isaac, vemos que son cortos comparados con los de su padre e hijo. Pero es que Issac, nos es un mesianismo de Cristo, Rebeca de la Iglesia de Nuestro Señor. Y su cometido, es mantenerse en la tierra que Dios está prometiendo. No se trata de comparar. Además, no olvidemos que iba a dar su propia vida, en toda su juventud, a Dios. Juzgar a Issac de simple pecador, que pasa sin pena ni gloria, es un error bajo mi punto de vista. También se mueve, porque Abimelec (Ignoro si es el mismo rey que tuvo tropiezo con su padre, porque se encaprichó de su madre, Sara. O si es un descendiente) le echa literalmente. Y por hambruna. Es curioso, como este tipo, Abimelec, al verle en cariños con Rebeca, le dice, que cualquier hombre de su pueblo podría haberla tomado, Gn 26:10. Yo lo que veo ahora, es que antes fue el mismo rey, y ahora su pueblo, los que Dios me está mostrando en la escritura, que debían de ser bastante primarios y pecadores. ¿Cualquiera podría coger a una mujer que le gustase?. Voy viendo porque Dios se fijó en un pueblo concreto. A saber que costumbres abominables tenían otros, corruptos ante Dios. Como si las mujeres fuesen objetos o alimentos, me gusta, la cojo. Bárbaros. En los versos del génesis 26, Dios bendice a Abraham en tres ocasiones. Y este le levanta un altar, planta su tienda y abre un pozo, que en poco da agua. En Bersebee. Una familia imperfecta, como nosotros lo somos. A mi me parece importante y reseñable la vida de Issac. Porque supo mantenerse en su función dada. Sus errores le cegaron, como igualmente supusieron carga a sus hijos y esposa. Pero todos, estaban bendecidos. Dios seguía mirándolos. Y esto es lo más grande del mundo que te pueda pasar. Esaú casó con paganas, y estas dieron sufrimiento a los padres de él. Sencillamente, porque estaban, fuera de Dios, por propia voluntad. Y más adelante en el tiempo, sus descendientes harán un reino grande, pero no aviniéndose nunca a Dios, será derrotado por fin, por David; tras grandes sufrimientos que darán a los israelitas. Jacob vamos a ver cómo su vida está llena de esfuerzos, trabajos, se ve sometido. Y brota de él, esa semilla interior que llevamos todos, y que Dios a veces hace dar unos frutos que nos dejan boquiabiertos. Regreso a Issac. Abre los pozos que cegaron los filisteos, que había cavado su padre, Abraham. Está haciendo lo correcto, en Canaá no había ríos, y el agua tenía que obtenerse así. Los envidiosos vivirían de frutos que ni cosechaban, y al ver que otro prospera, tratan de taparle, aunque perjudique a todos. Por tanto, Issac estaba en el trabajo de su papá. De simple sin pena ni gloria nada de nada. Le ocurren iguales disputas con esos filisteos, y como su padre le enseñaría, dejaba tal pozo y se retiraba a abrir otro. Dios proveería, esa tierra recogía agua de montes por dentro, y su capacidad de trabajo, cual hormiguita. Así en tres ocasiones nos cita Gn 26:18. "Nuestra es el agua", le argumentaban. Mientras Dios le dijo a Issac, Gn 26:2, … <Fija tu residencia donde yo te diga>. ¿Qué harías tú?. Pues lo que manda Dios. Al final, al ver que prosperaba, aún tratando de hundirle. En esos pequeños viajes comparado con su padre, Abimelec fue, llevándose su tropa, a hacer acuerdo con él, como hiciera con Abraham anteriormente, pero esta vez, les hizo un convite y durmieron allí Gn26:30. Yo al menos veo ahí, que perfectamente Issac es fiel ejemplo y enseñanza de su papá, hizo lo correcto y lo ordenado por Dios, Gn 26:3. Osea que el Dios de la paz, demuestra que es posible, aún en un pequeño remanso. Sino nos alejamos de ÉL. Y en Issac vemos, lo que actualmente no hemos sido capaces nosotros de mantener. El cuidado, legado en práctica, de nuestra fe Católica. Por tanto, no es Issac mediocre, sino nosotros.
  2. 5 puntos
    MISERICORDIA+ORACIÓN+AYUNO (Ayuno acorde a la condición física por salud, edad, obligaciones. Pero debemos privarnos días concretos, declarativos por nuestra Iglesia Católica). En caso de dudas, acudir al párroco de su zona. Este tiempo, es además de acudir a él. Solos no, si pedimos en pequeño, obtendremos a esa medida. A Dios gusta lo más, como dueño que es. En este tiempo anual, hacemos un esfuerzo individual pero obtendremos un tesoro global y futuro, tanto a lo personal, como a lo global. La primera y Laudes, que he realizado hoy, al poco de abrir mis ojos (No se tarda más que en hacer otra cosa que hago a diario) Es importante, retro alimentarse con las santidades heredadas, para poder mantener avivado el fuego interior, que está por Nuestro Dios. Muy instructivo San Pedro Crisólogo, obispo y Doctor de nuestra Iglesia, léanlo. Ant. Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Ant. Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió. Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. An. Venid, postrémonos a Nuestro Señor, Jesucristo, que por nosotros fue tentado, y por nosotros murió, en muerte de cruz. Y fue Resucitado, para Gloria. En el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, ¡Amén!. La oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe De los sermones de san Pedro Crisólogo, obispo. (Sermón 43: PL 52, 320. 322) Tres son, hermanos, los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante, y la virtud permanente. Estos tres resortes son: la oración, el ayuno y la misericordia. Porque la oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se vitalizan recíprocamente. El ayuno, en efecto, es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Que nadie trate de dividirlos, pues no pueden separarse. Quien posee uno solo de los tres, si al mismo tiempo no posee los otros, no posee ninguno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le suplica. Que el que ayuna entienda bien lo que es el ayuno; que preste atención al hambriento quien quiere que Dios preste atención a su hambre; que se compadezca quien espera misericordia; que tenga piedad quien la busca; que responda quien desea que Dios le responda a él. Es un indigno suplicante quien pide para sí lo que niega a otro. Díctate a ti mismo la norma de la misericordia, de acuerdo con la manera, la cantidad y la rapidez con que quieres que tengan misericordia contigo. Compadécete tan pronto como quisieras que los otros se compadezcan de ti. En consecuencia, la oración, la misericordia y el ayuno deben ser como un único intercesor en favor nuestro ante Dios, una única llamada, una única y triple petición. Recobremos con ayunos lo que perdimos por el desprecio; inmolemos nuestras almas con ayunos, porque no hay nada mejor que podamos ofrecer a Dios, de acuerdo con lo que el profeta dice: “Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias”. Hombre, ofrece a Dios tu alma, y ofrece la oblación del ayuno, para que sea una hostia pura, un sacrificio santo, una víctima viviente, provechosa para ti y acepta a Dios. Quien no dé esto a Dios no tendrá excusa, porque no hay nadie que no se posea a sí mismo para darse. Mas, para que estas ofrendas sean aceptadas, tiene que venir después la misericordia; el ayuno no germina si la misericordia no lo riega, el ayuno se torna infructuoso si la misericordia no lo fecundiza: lo que es la lluvia para la tierra, eso mismo es la misericordia para el ayuno. Por más que perfeccione su corazón, purifique su carne, desarraigue los vicios y siembre las virtudes, como no produzca caudales de misericordia, el que ayuna no cosechará fruto alguno. Tú que ayunas, piensa que tu campo queda en ayunas si ayuna tu misericordia; lo que siembras en misericordia, eso mismo rebosará en tu granero. Para que no pierdas a fuerza de guardar, recoge a fuerza de repartir; al dar al pobre, te haces limosna a ti mismo: porque lo que dejes de dar a otro no lo tendrás tampoco para ti. Responsorio Cf. Tob 12, 8. 9 V. Buena es la oración sincera con el ayuno y la limosna generosa; la limosna libra de la muerte y expía el pecado. R. Buena es la oración sincera con el ayuno y la limosna generosa; la limosna libra de la muerte y expía el pecado. V. Los que hacen limosnas se saciarán de vida. R. La limosna libra de la muerte y expía el pecado. Oración conclusiva V. Oremos. Señor, que tu gracia no nos abandone, para que, entregados plenamente a tu servicio, sintamos sobre nosotros tu protección continua. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R. Amén. Conclusión Luego, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade: V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios.
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