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  1. 1 punto
    Muy interesante lo que cuenta Javier sobre la medicalización de todo el proceso de embarazo con fines eugenésicos. Es lo que llaman la eugenesia liberal: no te obligan a nada por la fuerza, pero el estamento médico te orienta sutilmente hacia un cribado eugenésico, supuestamente por tu propio bien. Ahora bien, convendremos que tampoco es bueno que las madres den a luz en casa sin apoyo médico en caso de complicaciones y que, por otra parte, hay que celebrar la reducción de la mortalidad infantil. También es muy interesante el debate que lanza David sobre cuál sería la causa de que en tantos países, con sociedades tan dispares, se esté dando una disminución de la natalidad tan importante. Es una pregunta que nos hacemos periódicamente en este foro y que se vienen haciendo otras personas desde principios del siglo XX, sin que las respuestas resulten del todo satisfactorias. No creo que haya una causa única sino más bien un conjunto de causas que se entrelazan de forma compleja, aunque se atisba en el horizonte una causa primordial que podría estar en el origen de todos esos procesos. Señalo las causas que yo veo en este descenso de la natalidad, pero sin la pretensión de ser exhaustivo. A. CAUSA PRINCIPAL: EL ABANDONO DE LA RELIGIÓN La secularización y el abandono de la religión, en mi opinión, es la causa primordial que opera en este descenso de la natalidad. Si no tengo un afán de trascendencia, ¿qué más me da tener hijos o no? Si no creo en la Palabra de Dios, ¿por qué debería tener hijos? Si lo único que existe es la materia, el aquí y el ahora, ¿qué me importa a mi la suerte de las generaciones venideras? A vivir, que son dos días. Se dirá que esa secularización no explica el descenso de la natalidad que también se da en los países islámicos. Pero es que estamos en un error al juzgar esos países a golpe de telediario. En los países musulmanes también hay procesos fortísimos de secularización desde hace más de un siglo. El integrismo islámico, como todos los integrismos, es una respuesta desesperada y con frecuencia estéril a esa secularización. Una respuesta que en el fondo tiene bastante de secular, pues de alguna manera el integrista cosifica a Dios y lo utiliza con fines ideológicos por más que aparente una mentalidad religiosa. B. CAUSAS DECISIVAS B1. El feminismo La denominada emancipación de la mujer tiene un efecto determinante en la disminución de la natalidad: dificulta los matrimonios estables; pone a la mujer en contra de la maternidad y, al obligarla a integrarse en el mundo laboral, hace que sus años fértiles estén dedicados al estudio y al trabajo. Si la mujer se pasa estudiando hasta los 25 años y luego tiene que labrarse una carrera laboral, no tendrá hijos justamente en el único periodo que puede tenerlos. Los matrimonios se retrasan cada vez más y es rara la mujer que tiene hijos antes de los treinta años. Estos procesos también se dan en el mundo islámico y en los países del Tercer Mundo. B2. La causa técnica y médica — El aborto y otros métodos anticonceptivos, especialmente la píldora a partir de los años 60, posibilitan una completa separación del acto sexual y de su función procreadora, lo que tiene una repercusión directa y decisiva en la natalidad. Esta causa médica y técnica también está presente en los países del Tercer Mundo. Al mismo tiempo que se abren hospitales y dispensarios médicos, se les reparten píldoras y anticonceptivos. — Las técnicas de diagnóstico prenatal, que nos describe Javier, posibilitan un cribado eugenésico que hace que se descarte a muchos niños. — La generalización de las pruebas genéticas, incluso a través de internet, hace que muchas personas se autodescarten de la procreación. Es equivalente al certificado nupcial que querían imponer algunos médicos a las personas que querían contraer matrimonio en los años 20-40 del pasado siglo. Los médicos, los científicos y los técnicos comandan este proceso por delante de los legisladores. B3. La ideología malthusiana Por todas partes se halla extendida la idea de que traer hijos al mundo, más que una bendición, es una carga e incluso una desgracia. La gente está obsesionada con la sobrepoblación y cree que tener muchos hijos es propio de pobres, analfabetos y gentes atrasadas. Se mira con desprecio a las familias con muchos hijos y, dándole a la vuelta a la tortilla, se les hace creer que son una carga para el fisco cuando en realidad son un alivio. Los niños jugando en el parque molestan con su algarabía. Queremos la tranquilidad, pero es la tranquilidad de los cementerios. La literatura, la prensa, el cine y la televisión procedentes del mundo anglosajón contribuyeron en gran medida a generalizar este tipo de ideas, incluso en personas que las rechazan a nivel teórico. Es difícil escapar al espíritu de la época. B4. La inmoralidad sexual Influyen poderosamente en este proceso antinatalista y de separación de la sexualidad de la procreación: el divorcio, la poligamia de facto, la desaparición o desnaturalización del matrimonio, la tolerancia con la sodomía y todo tipo de prácticas contranatura, la extensión de la pornografía, que llega a todos los hogares a través de internet y a todas las mentes a través del smartphone, y que además ahora es bidireccional, pues el usuario de internet no sólo consume pornografía sino que la produce en cantidades industriales. C. CAUSAS PSICOLÓGICAS Y SOCIALES C1. La mentalidad cortoplacista De la misma forma que la gente compra en Amazon y Aliexpress por el ahorro inmediato que ello supone pero sin tener en cuenta que contribuye a precarizar sus propias condiciones laborales a medio y largo plazo, la mayoría de personas prefiere la comodidad inmediata de no tener hijos a su cargo a pesar de que eso les aboca a una vejez de lo más sombría. Sólo importa el ahora. C2. La infantilización de la sociedad Personas de treinta y cuarenta años que se pasan el día jugando al ordenador o, todavía peor, viendo cómo otros juegan al ordenador. Mujeres y hombres que tienen como máxima preocupación hacerse selfies para las redes sociales. Parejitas que rondan los cuarenta tacos, y que llevan más de diez años cohabitando sin planes de matrimonio, cuyo máximo horizonte vital es viajar mucho con vuelos baratos. Hombres hechos y derechos que hacen cola varios días para comprar el último modelo de iPhone mientras lloran por la obligación de llevar mascarilla durante la pandemia. Jugadores de rol, frikis cuya vida gira en torno a Star Wars o algún otro fetiche de la industria, aficionados a la realidad virtual y consumidores compulsivos de pornografía en internet. Con ese panorama de infantilización, ¿quién querría tener hijos? C3. El individualismo Si lo único que importa soy yo y mi interés individual; si no le debo nada a la sociedad ni a mi patria; si mi norma de actuación es servirme de los demás en lugar de servirlos, ¿para qué me voy a complicar teniendo hijos? C4. El cálculo racionalista Toda la ideología malthusiana surge de la obsesión racionalista, que no racional, por someter todos los procesos humanos a la razón, al frío cálculo racional, desdeñando los mandatos divinos. Es bueno guiarse por la razón, pero demasiada razón y demasiado cálculo pueden conducir a la inacción y últimamente a la muerte. Imaginaos que me propongo llegar a la tienda de comestibles del barrio para surtir mi nevera. El movimiento para llegar a la tienda me saldría natural en condiciones normales. Pero un día me da por pensar si el movimiento que hago habitualmente es el más idóneo, si en vez de la manera que tenemos los humanos de andar no habrá otras mejores, si habrá otras fórmulas más óptimas para aprovisionarme de comestibles, si no será mejor ir a la tienda de otra ciudad, si no debería cuestionarse el concepto mismo de tienda de comestibles. Así que al final concluyo que lo mejor es quedarse en casa y, aunque no haya concluido eso, con el tiempo que dediqué a todos esos procesos de cálculo racional, la tienda de comestibles habrá cerrado. Nos pensamos tanto lo de tener hijos que al final quedamos paralizados y no los tenemos, ayudados en esto por las técnicas anticonceptivas que permiten separar la sexualidad de la procreación. D. OTRAS CAUSAS D1. El desarrollo material Se sabe desde hace tiempo que el desarrollo material y la prosperidad económica, lejos de favorecer la procreación, hacen que el individuo se desinterese de ella. Ahora bien, no por ello vamos a promover la pobreza. Pero tampoco se puede confiar en que se reactive la natalidad mediante incentivos económicos. D2. El abandono rural y la concentración en ciudades cada vez más abigarradas También se sabe que este hecho aparece en casi todos los procesos de descenso de la natalidad y declive de las civilizaciones. De alguna forma, la concentración en grandes ciudades favorece la esterilidad, el hedonismo, el vicio y la falta de sentido trascendente. Por otra parte, la sobrepoblación de las grandes ciudades transmite la idea de que España está superpoblada cuando en realidad ocurre lo contrario. D3. La globalización Casi todas estas causas se daban originalmente en los países occidentales, que eran los que acusaban un descenso de la natalidad desde principios del siglo XX, pero con la globalización que permiten los viajes baratos, el turismo masivo, los medios de comunicación y, sobre todo, internet, se han extendido a todo el mundo y no hay aldea recóndita del Tercer Mundo que escape a ellas. Eso explicaría por qué el proceso se da actualmente en todo el mundo.
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