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Mostrando el contenido mejor valorado el 24/11/20 en Contenidos

  1. 100 puntos
    Jarauta: El fraile carlista que luchó contra los Estados Unidos. Aunque las ansias apuntaban hacia el Palacio Nacional, la cita se estrellaría justo en la confluencia de las calles Tacuba y Santo Domingo, la frontera norte de la Plaza Mayor, el Zócalo. Por el empedrado de la primera golpeaban las botas, las bayonetas caladas y las banderas ebrias de victoria. Por la segunda marchaba el tumulto en himno de garrotes, piedras, pistolones, fusiles y escupitajos. Era el general Winfield Scott. Era el padre Celedonio Domeco de Jarauta. El caballo más albo del batallón. La mula más cerril de la ciudad. Las barras y las estrellas. El pendón de las 3 garantías. Orgullo. Dignidad. Heridas. Sudores. Coraje. Lágrimas: 14 de septiembre de 1847, 08:30 horas. - ¡Viva México, mueran los yankees! Remangado el hábito franciscano, desnudas las piernas y sandalias, el ardor remeda galope sobre el cuadrante de Santa Catarina, hoy calle Nicaragua, para seguir hasta La Perpetua, hoy calle de Venezuela. Tenso el ambiente tras las inesperadas descargas desde el callejón de López, desbocada la fiebre, desnuda la sed de muerte, desatado el instinto, la tropa avanza por dos vías: las calles de San Francisco, hoy Francisco I. Madero, y la de San Andrés, luego Tacuba. “Una descarga de fusilería ordenada por el fraile -narra, puntual, testigo de los hechos, Antonio García Cubas en su libro Mis Recuerdos, fue contestada por los yanquis-, a la vez que por otros puntos lejanos se escuchaban las detonaciones de las armas de fuego, pues eran los momentos de la conflagración general en la ciudad.” (Alberto Barranco Chavarría; Septiembre Negro, Yankees en el Zócalo.) ¿Pero quién era el fraile franciscano Celedonio Domeco de Jarauta? Nuestro protagonista nació el 3 de marzo de 1813 en el poblado de Malón, Zaragoza, España. Fue hijo de Ramón Domeco de Jarauta e Ignacia Micaela Ortiz. Celedonio realizó sus primeros estudios en Malón tomando muy joven el hábito de la orden de San Francisco. Al suprimirse las comunidades monásticas en la primera mitad de la década de 1830 se unió a la lucha que sostuvo Don Carlos María Isidro de Borbón por la causa tradicional, iniciando su primera participación en las guerrillas y estando bajo el mando de Ramón Cabrera. De esta forma entró en esa interesante tradición que se ha llamado “curas de trabuco” y que se ha presentado en España y en toda Iberoamérica. En 1840 Celedonio Domeco Jarauta sale de España ante el Abrazo de Vergara y las campañas de Espartero que pondrían fin a la primera guerra carlista. Primero sale a Francia y de ahí a Cuba, isla en la que permanecería durante cuatro años. (González Esparza Mauricio. Español de nacimiento, Mexicano de corazón. Celedonio Domeco de Jarauta: Un sacerdote guerrillero en el mundo de la guerra México-Estados Unidos. UAA. Ags. 2018). Lamentablemente lo turbulento del periodo ha hecho difícil encontrar bibliografía acerca de la participación de Domeco Jarauta durante los años dentro de la lucha carlista. En 1844 Jarauta sale de Cuba para llegar a México. En Puebla es donde Celedonio obtiene una parroquia que obtuvo del Obispo Francisco Pablo Vázquez. El período de 1844 a 1847 se convierte en una etapa que le permite a Jarauta conocer a los mexicanos y a los extranjeros que pasan por la antigua ruta de Cortés. Sin embargo, esa tranquilidad se rompe al estallar la guerra entre México y Estados Unidos. Rápidamente el padre Jarauta se une como capellán en el ejército mexicano, pero no satisfecho con sólo brindar el indispensable apoyo religioso, decide tomar las armas para actuar de forma directa ante la invasión estadounidense. Pasa de ser capellán a líder de una guerrilla que con el tiempo sumaría más de cien hombres y que se convertiría en una de las más temidas por las tropas norteamericanas. El antiguo soldado carlista pide ser dado de alta como guerrillero, junto con Domingo Tovar, para luchar contra las tropas estadounidenses el 13 de marzo de 1847. Con una montura, dos pistolas y algunos caballos, que recibe del ayuntamiento de Veracruz, inicia una lucha desigual que lo inmortalizaría. Una de sus acciones más destacadas ocurrió el 3 de junio de 1847, cuando el padre Jarauta atacó en la comunidad de San Vicente, población cercana al puerto de la Antigua, a una fuerza de Estados Unidos que conducía un convoy de barriles de aguardiente, la lucha fue reñida, pero luego de haber perdido 100 hombres los estadounidenses se retiraron dejando el cargamento en manos del fraile. (Zamacois, Historia de México, Desde sus tiempos más remotos, hasta nuestros días. Tomo XII, 1880, pag.701). Rápidamente la fama del padre español Celedonio crece a tal grado que los estadounidenses envían a uno de sus hombres más hábiles y crueles, el capitán “texano” Samuel H. Walker, para encabezar la contraguerrilla en la región de Puebla y Veracruz. La tropa de Walker estaba compuesta en su mayoría de voluntarios “texanos” que habiendo luchado durante la llamada guerra de independencia de Texas tenían un especial rencor contra los mexicanos. En el poblado de Huamantla, Tlaxcala, se enfrentarían los dos hombres en una de las últimas batallas de la guerra. El fraile carlista contra el aventurero estadounidense, el guerrillero de fe contra el soldado de fortuna. Walker tenía como objetivo capturar una batería de cañones, pero no contaba que el padre Celedonio y sus hombres le harían frente. Una lanza y un disparo acabarían con la vida del capitán estadounidense y la retirada desordenada de los llamados “diablos texanos”. Es de esta forma que se convierte en “el dirigente guerrillero más famoso de la guerra […] Su fama se propagó y generó la escritura de poemas sobre sus proezas y la acusación de los estadounidenses en el sentido de que, en realidad, ni siquiera era un sacerdote: para los estadounidenses, Jarauta se convirtió en el odiado símbolo tanto de los guerrilleros como de los curas que alentaban la resistencia”. (Guardiano Peter. La marcha fúnebre). “Muy pronto, la fuerza invasora comprendió que todo hombre, dinero o provisiones que necesitara hacer llegar desde Veracruz hasta el altiplano sólo podía desplazarlos en caravanas escoltadas por cientos o incluso miles de soldados; no obstante, incluso esas caravanas a menudo perdieron muchos hombres y carromatos de provisiones […] Jacob Oswandel escribió que los guerrilleros ‘combatieron como otros tantos tigres’: más tarde, dijo que él y sus camaradas voluntarios preferían enfrentar a diez soldados mexicanos regulares que a un guerrillero. No obstante, no todos los mexicanos apoyaban la guerra de guerrillas y algunos se mostraban de acuerdo con los estadounidenses respecto de que la línea que separaba a los guerrilleros de los bandidos era realmente muy delgada. […] Los daños que la guerrilla causó entre la población civil fueron superados por la respuesta de los estadounidenses, quienes cada vez con mayor frecuencia hacían responsable a la población civil de las actividades de los guerrilleros. […] Winfield Scott decretó que multaría a las autoridades que no capturaran y entregaran a los guerrilleros, a los que el general describió como ‘asesinos y ladrones’ […] Levinson afirma que la guerra de guerrillas desgastó a los estadounidenses[…] La posibilidad de que esa guerra hubiera podido continuar de manera indefinida provocó que los soldados y los civiles estadounidenses se mostraran ansiosos por salir de México […] y también hizo que algunos estadounidenses comprendieran que la anexión de todo el país llevaría a una guerra interminable. Además, es probable que la guerrilla haya provocado que las exigencias territoriales del gobierno de James K. Polk se redujeran. Sin embargo, la acción de los guerrilleros fue extremadamente costosa para la población civil mexicana (por las represalias de los norteamericanos) y por sí misma no habría sido suficiente para derrotar al ejército estadounidense mientras éste pudiera aprovisionarse comprando sus alimentos en México”. (Guardiano Peter. La marcha fúnebre). Lamentablemente la victoria de los ejércitos estadounidenses y la traición del gobierno liberal de México frustraron los planes del padre Celedonio, siendo capturado y fusilado en Guanajuato el 18 de julio de 1848, sin respetar su condición eclesiástica ni tener un juicio, tal era el miedo que provocaba el padre Jarauta entre estadounidenses y liberales mexicanos. Dejo para la posteridad su patriotismo y su fe, tal y como lo recogieron contemporáneos: “Soy español de nacimiento, mexicano de corazón y amante de Aguascalientes con el alma y con la vida. El pueblo le aplaudía, le rodeaba, le amaba.” (González, 1992, 157).
  2. 100 puntos
    Aunque el tema que a continuación paso a exponer, bien podría haberlo integrado en otros abiertos al efecto del seguimiento de conocidos grupos políticos, he preferido dedicarle un tema aparte por la relación que tiene con el estado actual de cosas en nuestra sociedad, cada vez más dividida, polarizada y en suma destruida de sus principios y valores fundamentales. También podría haberlo titulado haciendo alguna referencia a las técnicas del populismo para extender su mensaje en la sociedad, pero pienso que es más adecuado generalizarlo en el orden de la propaganda política ya que creo que la dinámica que a continuación se retrata, no es exclusiva del populismo, sino que ya es ampliamente utilizada por todas las formaciones políticas que aspiran a alguna forma de gobierno o presencia en la sociedad. Para exponerlo voy a utilizar un artículo que publica hoy el digital "El Confidencial.es", acerca de los métodos que utiliza Vox para propagarse en la redes, aunque me gustaría que lo tratásemos de manera general, referida a todos los partidos y movimientos que aspiran a mejorar la sociedad -resalto en negritas lo que me parece interesante para apoyar el tema-: De todos es conocida la extendida costumbre que tienen los partidos de izquierdas, de dividir y polarizar la sociedad para alcanzar el poder. No basan su existencia en ningún esfuerzo conjunto por un alcanzar un ideal superior sino en la ruptura de los ideales que dan sentido y unidad a las cosas del bien común existente. De hecho, el propio movimiento de los indignados del 15M, que supuso el renacer del comunismo renovado en España, aparte de encontrar su justificación material en las corruptelas políticas de PP y PSOE, la crisis económica o los recortes de prestaciones sociales, debe también sin duda su existencia ideológica a dicha polarización, astutamente utilizada por lo que después pasó a denominarse "Podemos", cuya denominación refleja como ninguna la verdadera aspiración de ese movimiento, que no es otra que la del poder pretendido para destruir lo creado y organizar desde sus ruinas una nueva sociedad a imagen y semejanza de sus líderes, como bien ha demostrado ya la historia en cada ocasión donde han alcanzado el poder absoluto, y con ello la propia ruina o destrucción del ser humano integrado en esa unidad que es la comunidad social donde vive y se identifica. No vamos a descubrir nada si decimos que la generación de tensiones y divisiones es lo que tradicionalmente ha alimentado y mantenido viva a la izquierda, desde la más antigua revolucionaria lucha de clases, pasando por la división entre bandos, hasta llegar a la más moderna guerra de sexos donde, el hombre y la mujer han dejado de ser potencialmente la unidad humana para dividirse y convertirse así en dos potencias enfrentadas. Se trata en suma del lema "Divide et impera", tan antiguo como el mundo y aplicado en su más perversa expresión para dominar al propio ser humano que pretende liberar. Desde la persona humana, pasando por la familia, el clan, el gremio, el municipio, la nación o la patria y así hasta llegar a la metafísica de la Comunión, todas las estructuras que mantienen vivas y unidas nuestras sociedades se sustentan sobre unidades fundamentales formadas por elementos complementarios, que se multiplican generando nuevas unidades: cuerpo y alma, hombre y mujer, amigos, vecinos, paisanos, fieles, etc. El propio ser nacional y en nuestro caso, la democracia, se sustenta sobre esa realidad. La propia ley natural tiene esa forma de estructura. La raíz cristiana de nuestras sociedades se fundamenta también en buena medida, en aquel milagro de la multiplicación de los panes y los peces donde, lo milagroso no fue hacer aparecer el alimento de la nada sino convertir el corazón egoísta de los que allí estaban invitándoles a compartir sus propios bienes para que de esta forma se multiplicase el bien de todos. Ese milagro de la multiplicación ha sido el que los españoles han sabido reproducir mejor por el mundo, dando origen a aquella comunión de pueblos y naciones que fuera nuestro imperio, y sentando las bases de la actual hegemonía occidental. De otro lado, la existencia de las derechas en nuestro marco político, desde su origen en la revolución francesa representando la defensa del orden tradicional frente al veto real de los revolucionarios, hasta llegar a la más moderna "ultraderecha" reclamando la supuesta vuelta a los valores tradicionales, no se entiende sino como una fuerza de contraposición necesaria para conservar la unidad social sobre la que constantemente atenta la división del progreso de la izquierda, y que configura el bien común. Así, izquierdas y derechas vendrían a ser la manifestación social de las expresiones matemáticas de la división y la multiplicación respectivamente pues, de alguna forma la izquierda representa siempre ese proyecto privativo de "lo nuestro" que trata de dividir y repartir el "bien de todos", y que pretendidamente trataría de conservar y multiplicar la derecha. Digo pretendidamente porque por supuesto, el factor humano es clave en ese análisis de izquierdas y derechas ya que, no se puede afirmar que todos los afectos a las izquierdas y derechas operen en sentido estricto al que orienta su ideología: ni todos los afines de la izquierda pretenden dividir la sociedad, ni todos los de la derecha pretenden conservar y multiplicar el bien común. Es más, por mi propia experiencia casi que me atrevería a afirmar que, por lo general, existe una gran masa invertida en ambos bandos, unos creyendo ingenuamente que mediante la división van a lograr la igualdad deseada y otros actuando astutamente a sabiendas que de la multiplicación van a obtener un beneficio que les sitúe por encima de los demás, pero así de torpe es la condición humana. Lo importante y curioso en ambos casos es que, tanto las izquierdas como las derechas, aunque operen a conciencia y honestamente, tratan en teoría de lograr una unidad que podríamos definir como bien común, sin embargo, el camino que hoy emprenden ambos extremos dominados por el populismo, es el de la generación de tensiones y la división constante que imposibilitan la construcción y conservación de un bien común y con ello la de la propia identidad nacional y dignidad humana. ¿Por qué partidos de izquierdas, como Podemos que, pretendidamente apuestan por la igualdad o la solidaridad, emplean para sus fines la división constante entre bandos, sexos o regionalismos, o buscando el favor de grupos separatistas que procuran en definitiva la ruptura del bien común, generando así mayor insolidaridad y desigualdad entre todos? ¿Por qué partidos de derechas como Vox, que pretendidamente claman por preservar la unidad y libertad nacional atacadas por la izquierda, emplean esa misma técnica incendiaria de la división social, generando de esta manera una mayor desunión y tiranía entre los sujetos que componen la nación, y en definitiva con ello procurando también la ruptura del actual bien común? Sé que no vivimos en la sociedad perfecta y que a día de hoy estamos muy lejos de alcanzar ese ideal pero ¿Se trata en ambos casos de proyectos y actuaciones legítimas, surgidas desde la sociedad y para el bien de todos, en función dicho esto de los deseos y promesas expresados por todas esas formaciones en sus respectivos mítines y programas, o en cambio responden a otros intereses superiores que, por encima de ellos mismos y valiéndose del populismo que mueve hoy toda la política, buscan dividir, tensionar y destruir el bien social para hacerse así con el dominio de nuestras vidas? ¿Todo lo que hay es en realidad lo que se ve, o lo que se ve en cambio está ahí para ocultar la realidad? Porque, tan contradictorio e hipócrita me parece clamar por la justicia social, empobreciendo y privando aún más al pobre de sus propios bienes humanos y materiales, como pretender la unidad y la concordia nacional al mismo tiempo que se paga a unos pirómanos para incendiar la sociedad. Por ejemplo, me he leído varias veces las cien propuestas de Vox para el gobierno y pese a estar conforme con la inmensa mayoría, no tolero de ninguna manera el uso que se hace del tema de la inmigración pues, de igual forma que la izquierda no puede abrir de par en par las puertas de las fronteras si se quiere mantener la paz y el orden en la sociedad, la derecha tampoco puede abrir la puerta de la xenofobia por el mismo motivo pues, en ambos casos de cosifica y deshumaniza a la persona hasta convertirla en simple materia de voto y presupuesto, sin tener en cuenta la dignidad humana y necesidades básicas de los que vienen y de quienes los reciben. Es decir, al igual que lo que comentaba anteriormente, la vía del orden no puede ser generar un mayor desorden. La tolerancia, solidaridad y acogida que caracterizan a los españoles, es una virtud conquistada durante siglos que no podemos permitirnos perder por seguirle el juego a un puñado de intereses políticos y económicos, sean de izquierda o de derecha. Seamos rebaño pero no borregos. Por todo esto y otras cosas me declaro a menudo objetor de conciencia en materia de voto, cada día más consciente, porque no entiendo como todos esos grupos que supuestamente pretenden mejorar esta sociedad, son incapaces de entender que, sus dinámicas de funcionamiento se orientan a empeorarla. El fin no puede justificar los medios y si se carece de un proyecto ilusionante, capaz de movilizar el voto y aunar voluntades en pos de un futuro mejor para todos, antes de unirse al bando de los incendiarios, es preferible seguir defendiéndo honradamente la casa y quedarse esperando a ver como pasa por delante el cadaver de tu enemigo pues, sin duda en esta vida, todo pasa. Yo de momento me seguiré absteniendo, y ojalá fueran millones los que lo hiciesen pues así entenderían nuestros políticos que, para construir una sociedad mejor, es más efectivo y humano sacrificarse uno mismo que andar promoviendo el sacrificio de los demás. El origen cristiano de nuestra civilización así nos lo demuestra.
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