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  1. El "Brexit" de la Iglesia. Desconozco la probabilidad de cisma pero lo veo muy asociado al triunfo o no del Trumpismo en EEUU, o la toma de los progres de las instituciones norteamericanas de nuevo. Entiendo que el grueso de la jerarquía de la Iglesia confía en lo segundo y seguir viviendo la "luna de miel" postconciliar, que realmente fue sólo un sueño antes del despertar a golpes.

    Aquí nuevamente me vuelvo a expresar en la necesidad de un Imperio real como garante de la Iglesia y no sólo al revés. Si hubiera en el Sur (Iberoamérica, España, ¿Italia?...) una entidad geopolítica suficientemente fuerte que respaldara a la Iglesia, en Alemania podrían hacer sus progradas y en EEUU sus trumpadas, que aquí tendría un refugio. El precio a pagar quizá sería una segunda oleada de pérdidas en los Nortes como en la Reforma.

    Pero hoy día como no existe tal entidad definida al Sur, lo que pase en EEUU amaga con arrastrar a la América española y lo que pase en la Europa germana amaga con arrastrar a España, Italia, Polonia. Por lo que las pérdidas ocurren ya no en los Nortes que siempre tuvieron una débil y pobre evangelización por inercia bárbara, sino por influjo imperial, por todos lados. La nueva "Iglesia Católica Norteamericana" con el Gringopapa Burke sería teocon, la nueva "Iglesia Católica Europoide" correría el riesgo de diluirse aún más en los mejunjes socialistoides de la UE, en ambos casos perdería la primera posición religiosa de ambos imperios al establecerse dos cesaratos con programas masonoprotestantes.

    De todas formas, lo veo más tipo Cisma de Avignon, por cuestiones geopolíticas, que algo tan brutal como la Reforma, aunque a la larga pueda suponer modificaciones en el mapa espiritual de igual calado que la segunda.

    Si esto es así, a lo mejor toca que la Iglesia apueste por la disolución política de alguno de estos bloques norteños. O de los dos.


  2. En los grupos pequeños suele haber mucho friquismo. De vez en cuando hay que andar ventilando o sometiendo las ideas a la gente. Por cierto, creo que es la fase que toca, ya que el cuerpo doctrinal hispanizante está muy cristalizado en el laboratorio. Esto corresponde a calcular el diseño que uno tenga, a lo mejor el motor revienta por donde no habías pensado o directamente no se puede ni construir porque falta en el plano toda la primera fila de tornillos.


  3. Toca hacer lo mismo y hablar de Siberia como parte de la América española (Kamchatka estaba en el hemisferio castellano y los indios son siberianos--> los siberianos son indios y aquí teníamos un Hispaniarum et Indiarum Rex), la Rusia europea como extensión de los eslavos domeñados por los Habsburgo o los que quieran ser sus herederos, y la Rusia túrquica como parte del Islam y por tanto objeto de cruzada mediterránea organizada por los Reconquistadores ibéricos.

    Sobre la Cuarta Teoría Política, creo que es un recién llegado porque tenemos desde la perspectiva tejadiana (Elías de Tejada) una perspectiva mucho mejor, y es que las generaciones de modernidad -entendida desde el tradicionalismo- no son más que secesiones o rupturas del cuerpo imperial universal previo.

    Es decir, que no hay dos ni tres ni cuatro teorías: hay La Teoría (católica), la cual es fragmentada o degenerada en pseudoteorías que depredan o saquean parte de ella, uno se lleva el Libre albedrío y monta el liberalismo, otro se lleva la caridad y comunidad y monta el socialismo, otro se lleva el orgullo de estirpe y monta el genetismo, etc.

    Como digo, a este tío hay que atacarle desde las coordenadas del hispanocatolicismo, no del europrogresismo.  Y también valorarlo en tanto ariete contra el segundo, algo sí que tiene. Todos los foros eurófilos, estoy pensando en Transición Estructural, estaban empeñados contra Dugin. Uno ha de preguntarse, ¿es deseable la guerra entre facciones enemigas? Mi respuesta es que sí. Lo mismo con, ¿es malo que haya un Trump? Si se enroca en Norteamérica, abandona Hispanoamérica y dibuja un muro, que nos protege también a nosotros, no tanto. Si se enfrenta contra la masonería europea, tampoco. Si gana en Europa y unifica los Nortes y nos devuelve la jugada con Bolsonaros evangélicos o antimeridionalistas, entonces sí.


  4. Entiendo que Dugin utiliza «liberal» en su sentido norteamericano, es decir nuestro «progre» (libtard, progretasado).

    Rusia no es nuestro polo, pero Europa tampoco, y EEUU, menos. Nuestro polo es la Hispanidad.

    A Rusia le conviene que el Occidente tal cual lo entendíamos, es decir la suma de EEUU, Europa y teniendo secuestrada a la Hispanidad, se descarticule y sea destruido. Porque más que Occidente, era el «Anglodente», un espacio donde los anglosajones echaban el diente, se regodeaban y donde perpetraban sus fantasías de terror.

    A la Hispanidad y a Europa (la tractoriana, nacionalsocialista, villacañera) también le conviene que este Anglodente sea destruido.

    Por supuesto, Dugin es la bestia negra del imperio progresista porque representa el fin de la fantasía totalitaria rosa y genocida (2000 millones de abortos llevamos ya). Son menos almas para Lucifer.

    Esto no quiere decir que haya que dorar ninguna píldora a este tipo que tiene un cerebro y una estructura gnóstica y cesaropapista «de toda la vida» en el Oriente bizantino. Alguno hay equivocado que quiere vincular a Argentina a la gran Eurasia telúrica. Imposible. La Hispanidad está basada en el mar, pero en un mar azul, no el océano rojo sangre del imperio anglosajón, el otro bloque marino. Y tampoco nos entendemos en esas coordenadas porque también tenemos miras sobre la Tierra desde las «vértebras de los Andes» como decía Rubén Darío.  Lo nuestro es más geométrico, cosmográfico y menos geofísico. El duginismo solo ha de ser entendido como útil para debilitar los esquemas norteños angloprotestantes y galicanoluteranos. Aunque estos últimos los critica menos porque pretende agenciarse Europa a su polo. Con el objeto de construir el nuestro.

    Aliados y enemigos los hay en todas las escuelas. En el progresismo también empezará a haber hispanistas, de hecho, Elvira Roca lo es. A Gustavo Bueno ya le criticaban una suerte de alianza estalinista aznarista. Lo que veo también respecto al esquema multirradical político es que la riqueza del mundo católico, de donde puede derivar, también está en el ortodoxo por tener troncos comunes, y el despliegue que pudiera haber en los imperios de base rusa se puedan leer también en los de base hispana, son esquemas más trasladables que los calvinistas o islámicos, más exclusivistas, menos barrocos.


  5. El problema de la Hispanidad es que al atomizarse, los distintos grupúsculos han intentado tomar el poder disputándoselo al otro y para hacerlo han considerado adecuado el apoyarse en plataformas extranjeras al entenderlas como más cercanas que el vecino. Desde el mismo Bolívar con los ingleses, hasta los cubanos con la URSS, Aznar con EEUU, Felipe con Alemania y demás.

    Es la perfecta definición de caos. Casi mejor intentar transmitir es que es mejor sufrir la tiranía del compatriota de otra ideología, que el bienestar proporcionado por aquel que se basa en una plataforma geopolítica ajena.

    Para esto, de alguna forma hay que semiesencializar el trabajo de la comunidad política hispana, entenderla como un colectivo cuya verdadera voluntad trasciende (la idea de la Nación indestructible) las realizaciones ideopolíticas del momento, y esa voluntad trascendental está vinculada en conjunto con el Proyecto Único del hombre, o sea el católico, siendo los diferentes arranques políticos hispanos una suerte de torpes realizaciones desestructuradas y casi siempre inconscientes de ese proyecto. Tampoco es plan de hablar de "espíritus del pueblo" a lo volkisch catalán, entre otras cosas porque habría muchos pueblos y muchos individuos, que en su pluralidad representan al espíritu mayor, siendo esta consideración de transitoriedad y ese vínculo superior la vacuna contra la recaída en el etnoculturalismo radical.

    Esto me lleva en la práctica a imaginarios estéticos donde Franco y Fidel, Bolívar y Fernando, el Che Guevara y José Antonio van de la mano y cosas así. 


  6. Creo que plantear todo esto en el sentido de batalla ciudad contra campo, está perdido. Encuentro más jugoso el intentar aproximaciones de otro tipo. Por ejemplo, ya que todo es Ciudad, pues una huida hacia adelante de llenar de Ciudad el territorio, la megalópolis regional, por ejemplo un Mega-Madrid ocupando las dos Castillas, un Buenos Aires extendiéndose por la Pampa, etc., un poco como el esquema territorial de la Blue Banana. Y encontrar fórmulas que combinen alta densidad con alta productividad. El Randstad holandés puede dar pistas.


  7. Por parte de los médicos, he de decir que debería salir cierta revolución del pensamiento por parte de los médicos hispanos, igual que la "revolución de profes de instituto" (Elvira Roca, todos los de la Escuela de Oviedo lo son) que está habiendo en estos momentos. Pero de momento, disculpadme si lo ignoro, ni está ni se le espera. La sensación es que tienen comprado -o atado- al sector de la Sanidad pública completamente.

    Yéndonos al peor caso, el mundillo de Letras universitario ya constituiría lo peor de lo peor. Parece que funciona como fábrica importadora de extranjerismos.

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