Latino I
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No lo sé, pero tampoco creo que las críticas de Juan Manuel de Prada al papa (me refiero a las vertidas en el pasado, no en este artículo) se puedan encuadrar en el mismo plano que las procedentes de sectores sedicentes (Viganò) o liberales (Vox, Herman Tersch, Dragó, Jiménez Losantos, etc.), las cuales constituyen ataques irracionales y errados, producto de las ideologías averiadas de sus emisores.
En principio, es cierto que criticar de una manera justa las decisiones del papa no constituye en sí un acto de desacato o desobediencia. Por otro lado, no he leído el libro ni el artículo de Juan Manuel de Prada, por lo que tampoco puedo opinar al respecto con conocimiento de causa.
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Interesante el coloquio entre Miguel Ayuso y Juan Manuel de Prada con motivo de la publicación del último libro del escritor. Tocan muchos temas que a menudo se tratan en este foro, como la crítica al liberalismo conservador, el tema de la independencia de Cataluña, o las críticas al papa Francisco desde ambientes neoliberales.
https://www.youtube.com/watch?v=3CHH8Lh-vPI
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Interesantes los puntos que mencionas, Hispanorromano. Lo que a mí me parece es que, en muchas ocasiones, la línea divisoria que separa a los dirigentes políticos y a las grandes multinacionales es cada vez más difusa, y que gran parte de nuestros gobernantes son lacayos de dichas empresas y no actúan como un escudo protector ante los zarpazos deshumanizadores de las mismas. A mí no me da la sensación de que las redes sociales estén poniendo en peligro, por ejemplo, los fundamentos ideológicos de las sociedades actuales; como mucho, se trata de elementos que facilitan un cambio superficial.
Ejemplo de lo anterior, en mi opinión, son los cambios acontecidos en EEUU en los últimos 20 años. La elección de Obama, propiciada en gran medida por el auge de las redes y una masiva campaña publicitaria, se veía como un cambio casi mesiánico en el 2008; sin embargo, sus 8 años sirvieron para derribar esta visión irreal del personaje. Con respecto a Trump, podemos decir más o menos lo mismo: las redes sociales jugaron un papel determinante en su elección, hasta el punto de convertirse en su mejor aliado, y se convirtieron también en un elemento indispensable de propaganda durante su mandato. Sin embargo, ¿han cambiado las bases ideológicas de la sociedad estadounidense durante estos mandatos de una manera sustancial?, ¿no es cierto que existe una simbiosis entre el lenguaje de las redes sociales y la praxis política de dichos gobernantes?
Por otro lado, en las cuestiones antropológicas fundamentales, como el aborto o la eutanasia, ¿hay grandes diferencias de pensamiento entre los magnates de las empresas tecnológicas y los dirigentes de la Unión Europea, o de presidentes como Macron, Sánchez o Biden? Creo que, más bien, el pensamiento débil que se propaga en redes sociales coincide con la devastación antropológica que los gobernantes llevan a cabo a través de las leyes de los estados.
Puede que no coincidamos en este punto, pero yo no estoy muy convencido de que las administraciones o los gobernantes estén muy inquietos con el fenómeno de las redes sociales ni con la devaluación humana que éstas propician, y prueba de ello es que las leyes implementadas por dichas administraciones y gobernantes coinciden de manera sorprendente con las posiciones ideológicas de los Gates, Zuckerberb y compañía.
Como idea final, me gustaría también detenerme en el concepto de "políticos populistas". Entiendo perfectamente a qué dirigentes se está haciendo referencia con este término (Orban, Trump, Salvini...) Sin embargo, si entendemos el populismo como la "tendencia política que pretende atraer a las clases populares" (RAE), y que utiliza la demagogia y el emotivismo para llegar al poder, podemos preguntarnos: ¿están muy lejos de esta definición políticos como Sánchez, Ayuso, Obama, Macron o Rivera, por poner ejemplos variados? Todos ellos se mueven en el plano de las emociones y la superficialidad, intendando camelar a las clases populares con promesas vanas y argumentos falaces.
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¡Excelentes observaciones que comparto plenamente! Todo este fenómeno también se relaciona a mi modo de ver con la progresiva animalización-deshumanización que se viene dando desde hace décadas. Los cacharritos tecnológicos aumentan de manera exponencial este fenómeno, por todas las razones que habéis expuesto.
El continuo ajetreo de la vida moderna se ve acentuado por el uso de móbiles, tablets y demás, que provocan un ajetreo interior aún más pernicioso que el trajín exterior de la ciudad moderna. Nos falta silencio, introspección, ahondar en nuestro ser; nos está matando el hecho de estar reaccionando continuamente a estímulos externos y, en consecuencia, vivir siempre en la superficie de la realidad.
Yo le veo a esto muy mal arreglo, sobre todo si tenemos en cuenta que a los grandes de este mundo (gobiernos incluidos) les interesa que estemos esclavizados de esta manera.
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La emoción desligada de la razón, y la razón desligada de la fe, han producido monstruos a lo largo de la historia, algo que parece agravarse en nuestros días. Da que pensar que todas estas leyes que todos conocemos, y que se han venido creando desde hace unas cuantas décadas, sean aprobadas con el beneplácito de la mayoría de la población o, por lo menos, con su pasotismo indiferente.
Las leyes, que para mí son como la materialización concreta del espíritu de una sociedad, parecen reflejar en los últimos tiempos el regreso hacia el mundo de la pura emoción y de los instintos, a la simple animalidad, es decir, reflejan un cambio antropológico esencial. Es como si el hombre quisiese dejar de ser hombre, con todo lo que ello comporta: eliminación del sufrimiento, del amor auténtico, de la belleza, del uso del lenguaje para llegar a la verdad...
Esperemos que las reacciones lleguen, y que pueda empezar a revertirse la situación; el testimonio de esta persona ya es una señal de que pueden llegar, como han llegado los ejemplos de mujeres arrepentidas y reconciliadas que habían decidido abortar, y que son ahora voces que, si bien minoritarias, ayudan a esparcir nuevo aire fresco ante semejante putrefacción moral.
Testimonio y calor personal ante la indiferencia y la deshumanización: creo que esas pueden las vías ante la sinrazón presente en dichas leyes.
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¡Gracias por la aportación, Español! Yo mismo desconocía muchos de los datos que aportas. ¡Excelente!
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La fisonomía europea desde el final de la Segunda Guerra Mundial se ha caracterizado por su seguidismo de la cultura estadounidense en muchos de sus aspectos, desde el economicismo hasta el relativismo moral. Estados Unidos había sido previamente el país en el que el liberalismo (en sus distintas vertientes política, económica y moral) se había manifestado con mayor eficacia y dichas tendencias liberales han sido absorbidas a lo largo de las décadas por las colonias europeas.
No sé hasta que punto podemos sostener que, dado el declive del imperio americano, el liberalismo también sufre este estado decadente, o si podemos afirmar que la caída de los principios liberales que estaban en la base de la Europa de postguerra implica un derrumbe del modelo político (la Unión Europea) en el que se materializaban estas premisas. Digo esto pensando también en los nuevos imperios emergentes en el continente asiático: ¿comparten los mismos principios liberales? En el terreno económico todo parece indicar que es así, mientras que si nos fijamos en sus sociedades, no podemos decir lo mismo, tanto en el plano político o en lo concerniente a la libertad de expresión, por poner dos ejemplos.
En cuanto a Rusia, no sorprende que la única potencia con vocación imperialista antiliberal en nuestro continente trate de erigirse como la alternativa al decadente orden europeo.
Yo creo que en resumidas cuentas nos encontramos en un momento terminal de la concepción europea moderna, en la que la confusión y la desorientación que hoy se manifiestan pueden ser el terreno sobre el que crezcan futuros liderazgos "duros" al estilo chino o filipino; o bien puede ser una oportunidad para que vuelvan a brotar las auténticas comunidades europeas que, abrigadas por el candor cristiano, iluminen de nuevo a las sociedades de otros continentes.
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Claro que no me lo tomo como una desautorización, Hispanorromano, faltaría más. Y estoy de acuerdo contigo en que todos tenemos la obligación de ponerle freno a esta deriva. Simplemente no coincidimos en nuestra valoración de este cardenal, pero es normal que así sea. Y también concedo que parte de los líos en los que se mete los podría haber evitado, es verdad.
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A propósito de lo comentado en el post anterior, comparto esta noticia reciente de VidaNueva, que prueba que entre los desertores y críticos con el papa no todos están en el mismo saco, entre ellos el cardenal Sarah.
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En lo que respecta a algunos de los nombres que aparecen en el citado libro, considero que no podemos adjudicarles a todos ellos la misma etiqueta. En mi opinión existen entre ellos distintos grados de rechazo al papa. Por un lado, tenemos el caso de Robert Sarah, que para mí es el cardenal más comedido o prudente de todos los que se mencionan; creo sinceramente que Sarah, a pesar de ser un claro "conservador" tiene una gran espiritualidad y guarda gran respeto por el papa, simplemente sus preocupaciones y sensibilidades puede que no sean las mismas que están tan marcadas en este pontificado.
Por otro lado tenemos cardenales más abiertamente críticos, como Muller y Burke. Creo que estos cardenales se prestan a emitir críticas que dañan mucho la unidad. Al tratarse de cardenales de peso, sus juicios negativos dan pie a que los medios de comunicación interesados en incrustar sus garras en la Iglesia ataquen sin piedad al papa. Basta ver su participación reiterada en EWTN y demás medios estadounidenses. Sinceramente, creo que estos cardenales no lo hacen con mala voluntad, pero parece claro que en su aparente disconformidad subyace una visión de la Iglesia demasiado aburguesada. Les molesta que Francisco sea un paradigma de pastor libre que se deja guiar por el espíritu, no por la comodidad de una teoría o una costumbre.
Por último, obispos como Vigano son tema aparte. Este señor me recuerda por momentos a Trump, son gente cabreada consigo mismos y con el mundo, lo que los lleva a convertirse en opositores claros al papa. Opositores porque son opuestos en sus caracteres: si el papa, como dije arriba, es una persona libre, estos personajes, una vez perdida la fe, se han convertido en esclavos de las ideologías. Acusan al papa de centrarse en lo político, pero lo cierto es que sus discursos muchas veces se confunden con los de Trump y compañía, y cuando hablan de cuestiones de fe lo hacen como lo haría un disco rayado, con palabras y argumentos precocinados, sosos, tristes: son incapaces de irradiar luz y de llevar a nadie a la fe.
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Comparto este interesante artículo del cardenal Gianfranco Ravasi, "ministro" de Cultura del Vaticano, que aborda la cuestión del "gender" desde un punto de vista complementario al expuesto por Feliciana Merino. Lo hace haciendo alusión a la tensión existente entre la antropología "esencialista" cultural y la basada en el "construccionismo" cultural, y poniendo de relieve cómo la Iglesia ha tratado en los últimos años de dar una respuesta a esta tensión, condenando los errores de dichas teorías, pero salvando las verdades que subyacen en ellas, lo que él llama una "versión antropológica más completa" en todas sus dimensiones, incluyendo la subjetiva que se inserta en el plano natural. Este último rasgo tiene que ver, creo, con lo que la doctora Merino menciona en su intervención acerca de la comprensión de la naturaleza humana como algo abierto, nunca cerrado. La interacción naturaleza-cultura y su disociación en el pensamiento contemporáneo, en definitiva, están en la base también del caos conceptual hodierno en este campo, algo que desde el pensamiento cristiano se puede empezar a enmendar.
Fuente: https://www.vidanuevadigital.com/tribuna/la-cuestion-gender-gianfranco-ravasi/
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Sí, a mí me pasa un poco lo mismo, Vanu... Y también entiendo parte de la crítica que hacen, aunque no la comparta de todo... Es comprensible que incluso dentro de la misma Iglesia haya distintas sensibilidades y que se ponga el acento en diferentes cuestiones. Sin embargo, creo que desde este entorno se peca a veces de emitir juicios demasiado cerrados, como si el postconcilio fuesen todo tinieblas y no hubiese producido frutos en innumerables ámbitos. Y eso sí que no me convence.
De todas formas, desde mi humilde opinión sigo pensando que Ayuso es de lo mejor de este país, al menos de lo poco que conozco. Sólo basta ver su erudición, como bien dices, y también su capacidad de exponer los temas de un modo claro y sintético. A veces, y esto quizás es una estupidez mía y os parecerá una chorrada, me parece que guarda similitudes con Benedicto XVI. Los dos abordan los problemas con gran profundidad, penetran en la raíz de los problemas, y luego presentan sus síntesis de modo impecable.
A mí me parece que este profesor se mueve en una línea de pensamiento más "correcta" que otros pensadores como Gustavo Bueno o sus discípulos, por poner un ejemplo.
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Me parece que este youtuber que nos mencionas apunta maneras, por lo menos, sus razones son muy sensatas y están en línea con lo que defendemos en este foro. A propósito del liberalismo como fuente u origen de todas las demás ideologías modernas, incluidas las de izquierda, el profesor Miguel Ayuso, que menciono en otro hilo, dice lo siguiente:
"El socialismo es producto, hijo, del liberalismo. En un cierto orden ambos serían culpables, pero al ser producto y reacción, es comprensible la reacción socialista frente a la revolución liberal. Lo que ocurre es que el socialismo se entregó a la filosofía marxista y produjo un fenómeno nuevo. Si el socialismo hubiera sido simplemente un fenómeno reactivo frente al liberalismo, el liberalismo habría sido peor, pero el marxismo añadió una serie de factores que durante mucho tiempo tuvieron una gran repercusión a través de su concreción en el comunismo, que a mucha gente distrajo. El liberalismo es el origen de todo, y por tanto el verdadero mal, pero está claro que el socialismo participó en buena medida de los males de éste"
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Entre las figuras de peso del tradicionalismo hispánico, el profesor Miguel Ayuso aparece como uno de sus más importantes teóricos en la actualidad. Como llevo poco tiempo en el foro, desconozco si se ha hablado de él en el pasado en alguno de los hilos, pero de todas formas comparto esta entrevista en la que aborda temas de diversa índole y que sirve como una buena introducción a sus posturas. Personalmente, me parece un representante brillante en muchos aspectos, desde su defensa de la auténtica tradición hasta su crítica del liberalismo. La parte con la que quizás no estéis muy de acuerdo es en su análisis del Concilio Vaticano II y del rumbo tomado por la Iglesia desde entonces. Tendría curiosidad por saber qué opinión le merece el actual papa, pero no he encontrado nada al respecto.
Copio algunos de los fragmentos de la entrevista, ya que es bastante extensa, y dejo el enlace a la misma aquí, para los que queráis leerla en su integridad.
Entrevista al completo / Fuente: https://lasoga.org/miguel-ayuso-torres-cuando-uno-ve-la-politica-los-estados-unidos-secundada-la-union-europea-la-impresion-sigue-la-estrategia-del-gobierno-medio-del-caos/
CitaUsted se declara carlista. ¿Podría explicarnos de manera resumida qué es el carlismo, desde sus orígenes hasta la actualidad?
El carlismo es la continuidad histórica de las Españas y recoge una filosofía política tradicional, antiliberal, que podríamos llamar el tradicionalismo, y que está articulado en torno a este trilema o cuatrilema, en el que Dios no es solamente una afirmación de fe individual, sino que supone una afirmación comunitaria de matriz religiosa; en la que la patria no es la nación moderna y precisamente por eso puede articularse la patria grande con las patrias chicas y puede haber perfectamente una cohesión de tipo comunitario, pero al mismo tiempo una pluralidad de tipo foral, enlazando con el tercer elemento. Los fueros son sistemas de libertades políticas concretas, por eso el foralismo es un principio de autonomismo, pero no revolucionario a la moderna como los sistemas estatutarios recientes; y finalmente, el Rey implica la monarquía como sacralidad, el carácter sagrado de la monarquía y, al mismo tiempo, es un elemento de continuidad y de construcción o explicación familiarista de la vida política. La monarquía como forma política tiene la gran virtualidad de que es la familia real que corona el conjunto de familias. Es la familia como célula básica, como elemento esencial de la vida política, en vez del individuo.
Al intentar explicar ese viejo pensamiento, trasladándolo a la realidad, usted dice que es tradicionalista pero no es conservador y, sin embargo, seguramente parte de sus adversarios le sitúen como alguien conservador. Me gustaría que me explicara la diferencia entre ser un defensor de la tradición y ser un conservador.
El conservatismo es un producto de la revolución liberal. Una vez que se produce ésta, hay dos corrientes: una que desde el inicio, igual contra su voluntad, pero desde el inicio, la acepta y pacta con ella, y por tanto lo que pretende es al principio moderarla y luego conservarla; y hay otra que lo que pretende es radicalizarla, exasperarla y llevarla a su término. Por eso, hay un texto famoso de Balmes, refiriéndose al partido que en la década de los treinta lo bautizaron sus instintos y se llamó moderado, y en la década de los cuarenta (se está refiriendo al siglo XIX), lo bautizó su sistema y se llamó conservador. Es decir, que el partido conservador, de alguna manera, lo que conserva es la revolución. El conservatismo no es sino una corriente al interior de la revolución liberal, que pretende moderarlo, restringirlo, encauzarlo, pero conservándolo.
El conservatismo implica la conservación de la revolución, mientras que la tradición implica naturalmente una reacción contra el régimen liberal, para la restauración, instauración en parte, de un orden de cosas que sea ajustado a las leyes de la naturaleza.
Vamos a lo que creo que es el nervio de su pensamiento: ha dicho que el origen de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano en 1789, también el de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 en la ONU y en general todas las constituciones liberales que han sido en el mundo, tienen un origen impúdico porque se basan en el concepto kantiano de libertad, que usted define como libertad negativa o libertad sin regla. ¿Qué quiere decir esto?
Me atrevo a decir libertad luciferina, dando un paso más para evidenciar lo que quiero decir. La idea de la libertad clásica, tiene diversos órdenes. Hay una libertad psicológica, que es el libre albedrío; hay una que tiene una dimensión moral, la libertad de adherirse al bien; y luego tiene unos aspectos políticos, jurídicos, económicos, etc. Es decir, la libertad es un término que permite una serie de acepciones análogas. Pero el analogado principal de la libertad clásica era la facultad de elegir los medios, siempre que se respete el orden de los fines. Esto quiere decir que el hombre no puede determinar los fines de las cosas; puede, y en ello radica su libertad, libremente adherirse a las finalidades intrínsecas que tienen las cosas. Y puede, claro está, no hacerlo. Pero cuando no lo hace, está excediéndose de lo que puede hacer. No puede, desde un punto de vista físico, pero sí desde un punto moral, a eso me refiero. La libertad que consiste en trasladar la opción de los medios a los fines, consiste en darse a sí mismo la ley. El hombre se da a sí mismo la ley y ese hombre, a partir de ese momento ya no posee una libertad reglada, con una ley a la que asirse o someterse, sino que es puramente negativa, una pura libertad sin regla. La encontramos en Kant, entre otros. Cuando se dice eso que ha quedado vulgarizado en una frase común actual, pero de matiz kantiana, de que mi libertad termina donde empieza la de los demás. Esta idea es puramente mecánica, ¿verdad? Puramente exterior. Se basa en colisiones: a ver quién tiene más fuerza. Si yo consigo aumentar o extender mi ámbito de dominio hasta más lejos, el ámbito de dominio del otro tendrá que restringirse, de tal manera que parece una especie de muelle que puede expandirse o contraerse, pero no tiene una regla intrínseca que lo regule.
En cambio, la libertad profundamente humana consiste en una libertad de opción, pero que respecto de las cosas que están dadas a los hombres y que no consiste en darse a sí mismo la ley, ni permitir reglar las cosas que vienen regladas por Dios y por la naturaleza de las cosas.
En relación a esto, también señala que las constituciones se basan en un pseudoderecho, que consiste en la afirmación de que no hay más autoridad que la que emerja o surja del sufragio.
Tiene relación con la pregunta anterior, así que permítame expresar un corolario: las declaraciones de derechos, lo que hacen es transformar el concepto clásico de derecho, que es un estatuto objetivo que tienen las cosas, en un poder de la voluntad del hombre. Esto es lo que se llama el derecho subjetivo. Es verdad que éste se puede incluso entender en términos clásicos, aunque es una derivación del siglo XV. Lo que pasa es que el derecho subjetivo, después de Hobbes, Locke, Rousseau, Kant y el resto de los contractualistas, pasa a ser una pura pretensión individual. Y ésta, desde el punto de vista jurídico, destruye el derecho; pero desde el punto de vista político, tiene una importante consecuencia, que es precisamente la negación de cualquier base para la autoridad que no sea puramente voluntaria o consensual. Tiene que ver con varias de las cosas que he comentado antes: el papel esencial que se atribuye a la voluntad humana o el consentimiento humano en el orden político, y que lleva, por ejemplo, a considerar la idea de que el poder absoluto corrompe absolutamente. Vamos a ver, si el poder corrompe, ¿la patria potestad de los padres sobre los hijos es corruptora? ¿La potestad de organización que tiene el empresario en el seno de la empresa es corrupta? ¿El ejercicio del poder eclesiástico es corruptor? Eso se basa en una idea de la libertad negativa, por un lado, que tiene por corolario la idea del poder corruptor; y, por otro, en que no hay poder que no emane del sufragio, la voluntad humana expresada. Ese es probablemente el fundamento de las declaraciones de derechos moderna: una pretensión puramente voluntarista que impide reconocer que existe ningún tipo de poder que no se ejercite, a partir del consentimiento.
¿Quién es más enemigo de la tradición, el liberalismo o el socialismo?
El socialismo es producto, hijo, del liberalismo. En un cierto orden ambos serían culpables, pero al ser producto y reacción, es comprensible la reacción socialista frente a la revolución liberal. Lo que ocurre es que el socialismo se entregó a la filosofía marxista y produjo un fenómeno nuevo. Si el socialismo hubiera sido simplemente un fenómeno reactivo frente al liberalismo, el liberalismo habría sido peor, pero el marxismo añadió una serie de factores que durante mucho tiempo tuvieron una gran repercusión a través de su concreción en el comunismo, que a mucha gente distrajo. El liberalismo es el origen de todo, y por tanto el verdadero mal, pero está claro que el socialismo participó en buena medida de los males de éste.
En alguna ocasión usted afirmó que en el denominado Antiguo Régimen la operatividad de la libertad se jugaba de un modo diferente, es decir, que no existían las libertades individuales de las sociedades modernas y postmodernas, pero que sí que había libertades.
El hombre nunca ha sido menos libre que hoy. Hoy en día estamos condicionados por una multiplicidad de fenómenos que hacen que la libertad, en buena medida, sea una ilusión. Tenemos, efectivamente, libertades que nos vienen dadas por la técnica, como tomar un avión o un automóvil para desplazarnos de un lugar a otro en pocas horas, pero también es verdad que desde muchos puntos de vista la libertad humana se encuentra condicionada no menos que en otros tiempos. Ha sido frecuente decir que los hombres del Antiguo Régimen vivían en un ambiente de gran conformismo social, que la estructura de la Iglesia había penetrado el resto de estructuras sociales, pero el conformismo que vivimos hoy, inducido por los poderes políticos, por los medios de comunicación y por la cultura de masas no es menor. Antes los reflejos sociales tenían muchísimos límites que derivaban de la propia incapacidad técnica para imponer muchas cosas.
La Edad Media se caracterizaba por una gran libertad de elección, porque ésta era participativa. De alguna manera es verdad que el signo de la libertad ha cambiado, que la libertad individualista es diferente, pero, concretada en libertades múltiples de otros tiempos, no solamente no era menor, sino que probablemente era mayor.
¿Qué opinión le merecen los movimientos independentistas catalanes y vascos?
En España se dan dos posiciones equivocadas al respecto. Por un lado, los separatismos que parecía se afincaban en la diferencia étnica o cultural, pero acaban inventando una pseudo-tradición y rindiéndose al estatismo, de un Estado al fin y al cabo, aunque de radio más pequeño. Por otra parte, la defensa frente a los separatismos se plantea equivocadamente desde el punto de vista del patriotismo constitucional, invento socialdemócrata que ahora curiosamente defienden los liberales, que implica una exasperación de la nación política. Son concepciones aparentemente opuestas que tienen un punto de conexión entre dos modos de ver la nación política, es decir, tanto constitucionalistas como separatistas beben del concepto de nación política del liberalismo, y no del de nación histórica o cultural.
Siguiendo este racionamiento, la ideología liberal, por su raíz protestante, sería la causante de la destrucción de España desde su punto de vista. ¿Qué sería España según su óptica y en qué sentido estaría siendo destruida por esta ideología?
España es un conjunto de pueblos en que hay una superposición de vínculos a través de la historia. Es verdad que tienen elementos comunes desde muy antiguo, si bien la Reconquista contra la invasión mahometana aportó un elemento decisivo determinando los reinos cristianos que llegan hasta nuestros días. Podríamos decir que España es un conjunto plural de pueblos que han tenido en común el servicio al mismo Dios y la fidelidad al mismo rey. Ya que se trataba de pueblos que tenían constituciones políticas distintas, lo que ni siquiera cambió con el matrimonio de los Reyes Católicos, que no determinó una unión entre Castilla y Aragón, sino una unión personal entre los Reyes a que luego se sumó Navarra, los reinos de Indias, Portugal, Nápoles. Cuerpos políticos diferentes que tenían un mismo rey y un modo común de concebir la fidelidad al mismo Dios, es decir, la unidad católica. Este conjunto de pueblos constituye un entramado complejo que no es de naturaleza estatal, porque de alguna manera es imperial. España, así, no llega a ser nunca un Estado, sólo en el siglo XIX los liberales lo intentan, con poco éxito, y en el siglo XX Franco, pero llega tarde y cuando el Estado está en decadencia es cuando España construye cierto conato de estado. Pero podemos decir que lo que es España es un conjunto múltiple de pueblos con una historia, tradición, cultura y rey común, unido bajo la idea de unidad católica, en combate frente al protestantismo, en defensa de la vieja cristiandad. La Gran España de la Edad Moderna lo que pretendió fue defender la vieja cristiandad principalmente frente a Francia, y en ocasiones, frente a la connivencia del Papado con Francia, dado que los papas veían que la Monarquía Hispánica tenía demasiado poder y deseaban un contrapeso. Cuando uno no explica el tema nacional desde un punto de vista ideológico o estatal, sino que lo plantea desde un punto de vista existencial, se vuelve una cosa mucha más rica, aunque es cierto que mucho más indefinida, que creo que es la definición histórica y tradicional de España.
Usted, como tradicionalista es católico, sin embargo reniega del franquismo y el nacional-catolicismo, afirmando que produjo una inversión perversa en la que lo religioso se puso al servicio de la nación, y no la iluminación de la nación a través de lo religioso.
Cuando se habla de nacional-catolicismo hay que distinguir si se trata de poner lo religioso al servicio de la nación, que es lo que parecería estar en el origen de ciertos jerarcas de la Falange, o de subordinar la nación a la religión, que es lo tradicional. Franco, por su parte, era un liberal, un liberal conservador militar, sin gran cultura política, pero que descansó sobre la Iglesia en buena parte para la institucionalización del régimen. No soy nada simpatizante del Régimen de Franco. Recordemos que en Canarias, cuando a última hora decide participar en el alzamiento nacional del 18 de julio, firma por «la libertad, la igualdad y la fraternidad», y termina con un «viva la república». Luego, en una de sus primeras declaraciones después de asumir la jefatura del estado el 1 de octubre de 1936, defiende la separación de Iglesia y Estado, a lo que reaccionó el Cardenal Gomá y la Junta Carlista de Guerra obligándole a rectificar. En el franquismo, en su evolución, en un primer momento hay una defensa de la Iglesia, pero mezclada con otras cosas, porque el franquismo primero empieza siendo principalmente un sistema totalitario que no dura mucho tiempo, fascistizante de acuerdo con Italia o con Alemania; luego pasa a ser simplemente una dictadura militar en la que los católicos tienen mucho peso, pero es verdad que en buena medida son los católicos que han sido demócrata-cristianos antes, es decir, los émulos del nefasto Ángel Herrera; que luego da lugar a una especie de tecnocracia liberal en la que el Opus Dei lleva la voz cantante; que acepta la libertad religiosa del Vaticano II, un desastre total… En fin, digamos que es un tema inmenso…
Dado que el tradicionalismo tiene vigencia en la actualidad según usted, para llegar a ser dominante o hegemónico, ¿cómo piensan los carlistas propagar el tradicionalismo y cuál sería la estrategia carlista al respecto?
Todos los temas que tienen que ver con la praxis política son temas dificilísimos, puesto que dependen de la aprehensión de las circunstancias. En el mundo de hoy, estas circunstancias reclaman la vuelta a la tradición, pero no son proclives a la restauración de la mentalidad tradicional, por muchas razones. En primer lugar, porque las sociedades de masas destruyen la sociabilidad natural, porque la urbanización moderna dificulta los vínculos sociales, porque los medios de comunicación inducen una serie de pautas de comportamiento de un cierto tipo, etcétera. Un análisis sociológico de la realidad contemporánea demuestra que sus tendencias militan en sentido opuesto a las del tradicionalismo, que son el arraigo, la cohesión, la comunidad, el orden social, la jerarquía, contra lo que toda la civilización de masas va en sentido opuesto.
Hay un factor adicional además que dificulta mucho las cosas, que es la actitud actual de la Iglesia. De alguna manera, la Iglesia fue un valladar frente a la revolución liberal en sus primeros pasos, pero cuando la Iglesia ceja en ese combate, de alguna manera deja a la intemperie a quienes lo sostenían con ella. Resulta difícil pensar en una restauración de la cristiandad histórica o de la España tradicional en unos tiempos como estos en que tanto los elementos sociológicos como teológicos van en contra, en el sentido de la decadencia evidente de la Iglesia Católica en España, producto probablemente de su estrategia equivocada. España ha sufrido más que otros países, o al menos de una forma más neta o más clara, todas las transformaciones que se han producido potenciadas por el Concilio Vaticano II, que es primero consecuencia y luego causa. Causa potenciadora y multiplicadora, pero también consecuencia. Está claro que los padres conciliares no se habían formado en la doctrina del Vaticano II, que aún no existía, sino en una previa que era la del modernismo, que el Concilio acoge de una manera inconsciente, difusa y compleja. Entonces sin el apoyo de la Iglesia, y con una sociedad profundamente debilitada y que milita en sentido contrario de la tradición, es muy difícil pensar en la restauración de esta.
Lo que ocurre es que la vida política es extraordinariamente compleja. No es como la vida personal, que es muy limitada, pues unos pocos elementos la configuran, de manera que en ocasiones pueden llevarnos a la desesperación, a no ver salida desde el punto de vista humano. Pero la vida política es tan complicada, tan distinta y cambiante… ¿Quién iba a pensar que el comunismo se acabaría, quién iba a pensar que la potencia sucesora del comunismo iba a ser, con todos los defectos que se quiera, la única potencia cristiana en el orden internacional, como es Rusia?. Es decir, claramente, la teología de la historia nos demuestra que la historia es lineal, no cíclica ni progresiva, sino que comienza con la creación y termina con la segunda venida de Nuestro Señor y entre tanto está el tiempo y se va produciendo su desarrollo. ¿Quién nos dice que no pueda haber una restauración de la España católica, producto del fiasco del mundo liberal? El mundo liberal está llegando a su agotamiento, y bien por desfondamiento interno, bien por agresión externa, no hay que excluir una reacción.
Todo esto es cierto, yo lo único que digo que los carlistas no nos engañamos en el sentido de la dificultad que tiene cualquier tipo de acción apostólica, cultural, social, política, en un mundo en que todas las tendencias van en sentido opuesto a lo que predica la tradición católica.
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Creo que has dado la clave, a mi entender. Puede ser discutible si se debe abordar esta cuestión en estas reuniones... Yo mismo pienso que el diálogo auténtico debe versar también sobre los asuntos que dividen, como es este caso. Pero lo que no se puede pretender, como bien dices, es tener una doble vara de medir. Y sobre todo, me uno a tu crítica a estos personajes que pueden sofocar el auténtico espíritu. Dejar el cuidado y defensa de la tradición en manos de esta gente supone su demolición.
En cuanto a las diferencias Biden-Trump, para mí son caras de la misma moneda, dos gestores de la caída del imperio yanqui, una caída que lleva mucho tiempo gestándose, y que no parece por el momento que se pueda revertir.
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Vanu, comparto lo que escribes sobre los artificios... Se busca, creo yo, hurgar en el depósito de las tradiciones y reconvertirlas en fiestas descristianizadas, carentes de todo significado. La mayoría de la gente, sin embargo, se suma a estas celebraciones desde el absoluto desconocimiento, por pura convención social, y no lo hacen con una consciencia de la implicación cultural que éstas suponen. Poco a poco, este modo de vida se va imponiendo de forma sutil pero eficaz, y los elementos verdaderamente significativos van quedando cada vez más arrinconados.
Enlazo un artículo interesante de Catholic.net muy interesante al respecto, que aborda también el tema con gran acierto. A propósito de la adopción de estas costumbres en distintas capas de la población dice que "la mayoría lo hacen por influjo social, por el peso de los medios televisivos... en definitiva, por la cultura del momento, alentada por el consumismo y sus métodos de márketing."
Me parece también interesante la cita final de Ratzinger, cuando alude a la luz que el cristianismo trajo al mundo y que nos defendía del miedo a los demonios, y al regreso a un mundo oscuro una vez se ha extinguido dicho resplandor, algo que enlaza también con el artículo compartido por Español.
Me pregunto si todas estas costumbres neopaganas no serán una gran oportunidad para dar a conocer los auténticos contenidos y riquezas del cristianismo. Ante una realidad "de gran terror y desesperación", como demuestran estas fiestas, creo que se deberían proponer con más ahínco las realidades esenciales de la auténtica fe, como han hecho los últimos papas. Para mí, es en estos temas en donde se da la auténtica guerra cultural, ya que cuando se olvida el significado último de las cosas y las tradiciones se puede caer de manera inconsciente en el alejamiento progresivo de la Verdad.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/16815/es-malo-celebrar-halloween.html#modal
Cita¿Es malo celebrar Halloween?
Hoy en día la fiesta de Halloween es una fiesta con elementos paganos y ligados a los muertos y lo monstruoso.
Por: Vicente Jara | Fuente: R.I.E.S. (Red Iberoamerican de Estudio de las Sectas)La celebración cristiana de Todos los Santos, de donde deriva “All-Hallows-Evening”, o “All-Hallows”, el actual “Halloween”, es una fiesta cristiana que se celebra desde el siglo octavo. No obstante, hoy en día, la fiesta de Halloween es una fiesta con elementos que en nada remiten ya a la fiesta cristiana de Todos los Santos, sino que toma elementos paganos y ligados a los muertos y lo monstruoso. Por esta razón no es adecuado celebrar este tipo de fiestas, participar en ellas, o alentarlas, al ser un culto contrario al verdadero y único Dios, Señor de vivos y muertos, verdadero Señor de la naturaleza y de toda la creación.
1. ¿Tiene la fiesta de Halloween un origen pagano que fue posteriormente borrado por el cristianismo para introducir sus fiestas de todos los santos y de los fieles difuntos?La verdad es que no, todo lo contrario. La fiesta fue cristiana en su origen. Halloween es una palabra que aparece por vez primera en el siglo XVI, en concreto en el año 1556, y es una variante escocesa de “All-Hallows-Evening”, o sea, la noche anterior al día “All Hallows”, que significa “Todos los Santos”.
Los movimientos neopaganos quieren hacernos creer que Halloween procede de la fiesta pagana de Samhain, una fiesta gaélico-celta, -cuya mención primera es del siglo X d. C- que se celebraba siguiendo los movimientos lunares. Nuestras fiestas cristianas siguen los calendarios provenientes del imperio romano, que son los que usamos, así el calendario juliano, o el actual, el gregoriano, que usamos en España y en muchos países de Europa desde el año 1582 (el resto de países se fueron adecuando a él en fecha posterior).
La fecha de esta fiesta celta, Samhaim, -que las corrientes neopaganas pretenden rescatar y decir que existía antes, y que es la base de las fiestas cristianas del 1 de noviembre (Todos los Santos) y colateralmente, la del 2 de noviembre (Todos los Fieles Difuntos)- se celebraban en fechas lunares. Así, para este año 2012 tendrían que buscar la siguiente luna llena al día que media entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno.
Es decir: la fecha entre el equinoccio de otoño, que cae el 22 de septiembre para el 2012, y el solsticio de invierno, que es el 21 de diciembre para el año 2012; siendo el día mitad el día 6 de noviembre. La lunación (luna llena) siguiente a esta fecha no ocurre hasta el 28 de noviembre. Esta fecha, 28 de noviembre, sería el día en que los celtas o neopaganos deberían tener en cuenta para su fiesta.
Así, los seguidores del neopaganismo no deberían usar la fecha solar del 1 de noviembre o de la noche del 31 de octubre anterior para celebrar sus fiestas, pues niegan sus propios calendarios usando fiestas que no les corresponden y son de origen cristiano.
2. ¿Tiene así la fiesta de Halloween un origen cristiano?
La fiesta de “All-Hallows-Evening”, o de “All Hallows”, que podemos traducir por “Todos los Santos” es una fiesta cristiana. Si bien no hay un origen celta ni pagano como acabamos de ver, tampoco lo hay romano, como a veces se dice, queriendo ligar esta fecha a la fiesta de la diosa romana Pomona, o del dios etrusco Vertumnus.
Será en torno al año 609 D.C., cuando la fiesta surgió, debido a la dedicación del antiguo Panteón romano, como iglesia cristiana, por parte del papa Bonifacio IV, dedicada al a Virgen María y a todos los Mártires. No obstante, la fecha inicial de la fiesta fue en el siglo VII el día 13 de mayo. Al parecer, la fiesta del 13 de mayo vendría a cristianizar la fiesta de Lemuria, festividad de los romanos.
S. Efrén el Sirio en el siglo IV atestigua que la Iglesia de Oriente celebraba en el día 13 de mayo la fiesta de Todos los Mártires, si bien también en aquellas regiones a veces se tomaba para ello el domingo tras Pentecostés o el Viernes Santo.
Será el papa Gregorio III en el siglo VIII quien movió la fiesta desde el día 13 de mayo al día 1 de noviembre, ligada ahora a todos los Apóstoles, todos los Mártires y Confesores, y todos los Santos o Justos de la Iglesia, al dedicarles un oratorio en el actual emplazamiento de la Basílica de San Pedro, según algunos autores el día 1 de noviembre. Sea o no sea esa la fecha en la que ocurrió dicha dedicación, sabemos que el Pseudo-Beda afirmaba que ya a principios del año 700 en algunas zonas de las islas Británicas se celebraba la fiesta el día 1 de noviembre. Así, en Irlanda se celebraba el día 20 de abril.
El reconocimiento final y completo en su extensión, no sólo ya de la diócesis de Roma, llegaría con el papa Gregorio IV en el año 835 cuando pidió al rey-emperador Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, que marcara la fiesta en el día 1 de noviembre para todo el Imperio Sacro, posiblemente por influjo de las zonas británicas que ya lo celebraban ese día.
3. Entonces, y tras ver el modo paganizado como se vive hoy la fiesta de Halloween, ¿es malo celebrarla?
Halloween es una fiesta del paganismo, celebra cambios de estaciones, entrada en la oscuridad tras el paso por la mitad luminosa del año, también pretende protegerse ante los muertos, que pudieran cometer contra los vivos algunos actos malvados. Es fiesta así que une aspectos de magia, fertilidad, cambio de ciclo, agradecimiento por los meses luminosos del año, y petición de protección ante los meses de oscuridad.
Los practicantes en el neopaganismo han vuelto a una fiesta y a una religiosidad que de nuevo coloca al hombre dependiente de la naturaleza creada. Alejándose de la religión cristiana que muestra a Dios como Señor de la Creación y a su Hijo Jesucristo, Dios y hombre verdaderos, como ante quien todo se somete, no hacen sino volverse a la oscuridad y a los miedos de las antiguas religiones. Los cristianos debemos de llevarles con nuestras palabras y actos la Buena Noticia de que Cristo, la Luz verdadera, ilumina todo lo existente, incluido el sentido del hombre, y Dios es Providencia y Padre nuestro.
No obstante, la mayoría de quienes viven esta fiesta lo hacen por influjo grupal, social, por el peso de los medios televisivos… en definitiva, por la cultura del momento, alentada por el consumismo y sus métodos de marketing. Pero hemos de ser consciente de qué celebramos y en qué participamos, pues todo acto en el ser humano es importante, también nuestro ocio y nuestros momentos celebrativos. Somos para la gloria de Dios.Cuando se trata de niños, muchos se disfrazan porque todos lo hacen en colegios, en el barrio, o en la fiesta infantil. Para un niño pequeño que se deja llevar por lo que ve y le dicen en el colegio o en el ambiente, culpa no hay. Sí en los adultos, principalmente de sus padres, que debieran vigilar en qué celebraciones participan sus hijos, las cuales inciden en aspectos de horror, miedos, sangre, monstruos y elementos del imaginario gore y satánico. Todo ello modelará la personalidad del niño.
Como decía en el año 1985 el entonces cardenal J. Ratzinger, “la cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del miedo a los demonios que ha traído el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo llegara a extinguirse, el mundo recaería en el terror y la desesperación con toda su tecnología, no obstante su gran saber. Existen ya signos de este regreso de fuerzas oscuras, mientras en el mundo secularizado aumentan los cultos satánicos”. -
El problema en nuestro país en lo que respecta a estos temas es el haberse dejado influenciar por otras culturas, especialmente la estadounidense.
En cuanto a Halloween, creo haber visto un vídeo del padre Fortea en el que era menos crítico con esta tradición, al menos más matizado. En cualquier caso, las posibles raíces cristianas de esta celebración parece que hoy ya se han eliminado por completo, y es en el mejor de los casos una celebración folklórica.
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Hoy ha tenido lugar el encuentro entre el papa Francisco y el presidente de Estados Unidos Joe Biden. Los temas tratados han sido los esperados, sin sorpresas, y las reacciones de los medios de siempre más de lo mismo. Sigo pensando lo mismo: estos encuentros, debido a la sociedad mediatizada de hoy, acaban enterrando muchas veces el verdadero magisterio del papa, y dan pie a interpretaciones torcidas de su ministerio. Basta ver el eco que tendrá esta noticia en comparación con el que puedan tener, por poner un ejemplo de algo que se hemos comentado en otro hilo, sus recientes catequesis sobre los Gálatas. Éstas últimas tienen, a mi modo de ver, un mayor peso para los católicos que el encuentro con un político, sin embargo, pasarán completamente desapercibidas para la mayoría.
Reacción de Carlos Esteban, columnista de INfovaticana, el cual se queja de que en el encuentro no se ha tratado el tema del aborto:
https://infovaticana.com/2021/10/29/el-papa-y-biden-hablan-de-casi-todo-salvo-del-aborto/
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Sin duda el tema de los intereses económicos es importante para entender la situación actual. Por eso, suscribo todo lo que habéis comentado vosotros al respecto. La omnipresencia de las grandes empresas tecnológicas incluye en nuestros días su presencia en las aulas.
Tampoco debe sorprender, creo, que poderes políticos o económicos intenten moldear la educación según sus necesidades o proyectos, puesto que siempre ha sucedido en mayor o menor medida. Sin embargo, la completa aceptación de estos intereses por parte de administraciones, profesores y padres creo que es novedosa.
En cuanto a las necesidades pedagógicas de esta introducción masiva de las pantallas, la entrevista que ha abierto el hilo ya nos da muchas pistas. Entre otras cosas, no parece que dicho uso vaya a reducir, por ejemplo, el número de alumnos con déficit de atención e hiperactividad. O que vaya a facilitar el estudio a otro con dificultades en matemáticas…
Hay quien dice que lo importante son los contenidos, independientemente del medio (pantalla o papel) que se utilice para transmitirlos. Esta hipótesis, sostenida por muchos, ya vemos que no es nada consistente y que los medios no son neutros, y sí tienen efectos en el proceso pedagógico, no siempre positivos.
Lo que me lleva al siguiente punto: ¿qué necesidad pedagógica real tenemos de hacer estos cambios que suponen tanta inversión por parte de las administraciones cuando los problemas reales son otros? Creo que estos problemas de fondo, que mencionaba en un comentario anterior, no se resuelven con más pantallas.
¿Cuáles son, en mi opinión, los problemas de fondo? Pues quizás coincidamos en algunos, creo que por lo que escribís y he leído en otro hilo estamos más o menos de acuerdo:
- el problema de la falta de exigencia es claro: no todo el mundo vale para estudiar, o no todos tienen interés en hacerlo. Pero esto no significa que haya que rebajar tanto el nivel como para que todos acaben aprobando;
- la dicotomía memorización – pensamiento crítico: hay quien dice que los alumnos tienen que memorizar menos y razonar más, como si el razonamiento o la creatividad no dependiesen a su vez de la memorización. No sé qué entienden estos pedagogos por memorización, pero mi sentido común me dice que sin memoria no puede haber conocimiento, creatividad, razonamiento. Otro tema distinto es cómo se tiene que memorizar, algo que creo que se puede abordar de muchas maneras, todas ellas válidas;
- ideologización: la escuela, extensión de la familia, está para formar la mente y el carácter, y eso excluye por completo la intromisión de ideologías en el aula;
- destrucción de las humanidades: el descalabro de las humanidades es tremendo, empezando por las lenguas clásicas, siguiendo por la filosofía o la historia y rematando con la literatura. Esto está en plena consonancia con los intereses de los que hemos hablado: son dichas asignaturas las que proporcionan al alumno mayor solidez de carácter y de criterio, por lo que conviene extirparlas si lo que se busca es una sociedad gregaria, automatizada, controlada.
- existencia de pseudo asignaturas o asignaturas “chorra”: valores éticos, oratoria, ciencias para no sé qué mundo contemporáneo, programación, igualdad de género, cultura científica… Por no hablar de la oferta disponible: hasta un total de 20 asignaturas para elegir, por ejemplo, en un curso como 4º ESO (es como entrar en la sección de lácteos del Mercadona, uno se queda abrumado ante tanta variedad y al final no sabe qué comprar);
- fragmentación del saber: lo que mencionaba en el punto anterior, junto con la escisión ciencias-letras, contribuye a destruir la unidad de pensamiento tan necesaria en todas las épocas, pero especialmente en la nuestra. Descubrir la relación de los distintos saberes y explorarlos a fondo no se realiza multiplicándolos sin medida, sino profundizando en lo esencial de las distintas ramas (saber científico, humanístico, artístico...)
Me pregunto cuántos de estos problemas pueden resolverse con la introducción de las pantallas y el olvido de los libros y bolígrafos. La respuesta para mí es bastante obvia.
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El tema de las tecnologías en la educación me interesa personalmente ya que me afecta en primera persona. Hoy en día la fascinación que ejercen las pantallas sobre todos nosotros es incuestionable, y no doy un juicio negativo absoluto al respecto. Sin embargo, observo que en el ámbito educativo esta fascinación tiene un peligro aún mayor, como corrobora Michel Desmurget en esta entrevista. Vemos como en las escuelas e institutos existe una obsesión por dotar a los alumnos con ordenadores y tablets, relegando cada vez más el uso del papel y el bolígrafo. La impresión que tengo es que esta introducción responde a una fe ciega en la tecnología, y en los aspectos materiales de la educación, sin ir al fondo del problema educativo, a la raíz de la cuestión.
Parece que este hecho es un ejemplo más del mundo al que nos dirigimos: una realidad totalmente planificada, automatizada. Lo más grave en este caso radica en el hecho de esclavizar a los más jóvenes en este laberinto tecnológico, un laberinto en el que cada vez se irán homogeneizando más, eliminando las diferencias de personalidad y de carácter, así como el deterioro de la creatividad y del pensamiento crítico. Eso es lo que provoca un mundo dominado por los algoritmos, también en el campo educativo.
Me ha gustado mucho esta entrevista, que pone de relevancia los peligros a los que estamos sometiendo a las nuevas generaciones (y a las que no son tan jóvenes). Sólo espero que pueda darse un debate crítico sobre este aspecto en el ámbito educativo, ya que el consenso entre profesores y pedagogos en torno a la introducción masiva de las pantallas en las aulas es evidente.
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Me parece que el papa está impartiendo unas buenas catequesis en torno a la carta a los Gálatas, centrada ésta última en los frutos del espíritu. Como bien dice Francisco, el espíritu que nace de la Pascua es el centro de la vida espiritual, y no una serie interminable de mandatos y obligaciones, es decir, la verdadera religiosidad que propone es un regreso a lo esencial, desde donde se comprende todo lo demás.
Cuando se leen catequesis tan claras y tan pegadas a la tradición como ésta no dejo de sentir frustración ante las críticas de los de siempre.
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Sí, comparto lo expresado por español. He visto algunos vídeos tuyos y realmente haces un trabajo excelente. Hay que aprovechar los nuevos medios a nuestra disposición para esparcir las semillas. Enhorabuena y gracias
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La situación en Europa es de descalabro, poco más se puede ya perder. Me pregunto si la situación se podrá revertir en algún momento. Creo que fue Benedicto quien dijo en cierta ocasión que no hay nada que asegure que Europa no deje de ser cristiana. También soy de los que piensan que no todo está escrito, y que la peor actitud es el desánimo. El mismo cardenal Biffi, que mencionaba en otro hilo, afirmaba en una entrevista del año 97 que si la Iglesia presentaba bien su mensaje y de manera inteligente, el discurso era más sencillo que en épocas anteriores, puesto que delante al cristianismo ya no hay nada (me pregunto si seguiría pensando lo mismo hoy), y decía que cuando él proclamaba la Buena Noticia tenía a su aliado más grande en el corazón humano del que escucha.
Nos podemos sentir agradecidos también por las comunidades vivas en África, que es el verdadero semillero de vocaciones ahora mismo. Sin embargo, en este continente, dicen algunos, los procesos de secularización que en Europa se han desarrollado a lo largo de siglos, allí pueden llevarse a cabo en cuestión de décadas. Esperemos que esta hipótesis no se cumpla y los africanos contagien a los occidentales la frescura y la alegría de la fe.
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Recientemente he descubierto a un gran pensador francés: Rémi Brague. Es profesor emérito de la Sorbona y premio Ratzinger de teología. Leyendo uno de los capítulos de un libro suyo titulado Manicomio de verdades: remedios medievales para la era moderna no dejo de ver muchas ideas del padre Martín expuestas también con gran rigor por este filósofo francés.
En dicho libro, Brague parte de la frase de Chesterton que decía que “el mundo moderno está lleno de viejas virtudes cristianas que se volvieron locas”. A lo largo de los capítulos del libro, el autor hace un recorrido por algunas de estas ideas enloquecidas y ofrece algunos “remedios medievales”.
En lo concerniente a la temática del vídeo propuesto en este hilo, me parece de gran valor su tesis de que el ateísmo moderno ha conducido a la humanidad a una especie de callejón sin salida, una situación en la que tendremos que empezar a preguntarnos sobre la finalidad misma de nuestra propia supervivencia como especie. Afirma Brague que “si admitimos que hay un ser en la tierra, conocido como Homo Sapiens, que puede dar cuenta del universo que lo rodea y vivir en paz con sus semejantes, en ambos casos sin tener que considerar cualquier tipo de realidad trascendente, ¿sería bueno que tal ser exista y siga existiendo?” (Brague, 2021, p. 39)
Para él, el proyecto moderno de los últimos siglos desemboca en este punto terminal en el que nos preguntamos acerca de la misma bondad del ser. Esto significa el alejamiento total del plan del Creador, plan que afirma la bondad del ser, como afirma el Génesis (“y vio Dios que era bueno”). El alejamiento de la fe, desde el ámbito personal hasta el plano social, implica a su vez una incomprensión y desconocimiento total del ser humano; puesto que somos seres en relación, en primer lugar con nuestro Creador, la ruptura de esa relación supone un viaje a la deriva hacia la pura animalidad, o hacia la nada, como nos recuerda también el libro del Eclesiastés cuando dice que todo es vanidad, palabra hebrea que denota la inconsistencia del ser, su tendencia a esfumarse, a evanescer.
Creo que ante esta realidad es fundamental recuperar el valor de la palabra, como apuntabas tú, Español, así como redescubrir el valor relacional de las personas también mediante la oración. En este sentido, pienso en la gran pérdida de las humanidades en el ámbito educativo, algo que he sufrido y sufro en primera persona, desde distintos lugares; basta pensar en el arrinconamiento de las lenguas clásicas y de la gran literatura, así como una enseñanza superficial de la filosofía y de la religión. Por eso tenemos que volver a una cultura de la palabra y, sobre todo, considero que los católicos tenemos que hacer un esfuerzo por sacar de la estantería la palabra de Dios, sacarle el polvo y relacionarse con ella de un modo más personal y profundo: palabra y oración, dos remedios medievales, como diría Rémi Brague, pueden servirnos en este tiempo de indiferencia en la que nos preguntamos si sería bueno que el hombre siga existiendo.
Seguimiento del fenómeno de las críticas y detractores del Papa Francisco
en Debate de actualidad
Publicado · Editado por Latino I. Motivo:
Entiendo lo que decís, tampoco había leído hasta ahora el artículo... Espero que en el futuro no siga por estos derroteros, porque creo que es una voz muy valiosa en nuestro país, aunque no comparta todo lo que escribe en algunos asuntos.
Por cierto, a mi entender los periodistas y diarios que se mencionan (diario.es, religión digital) no hacen nada por la unidad de la Iglesia, y se sitúan en un plano similar a Infovatcana y similares, pero en el espectro ideológico opuesto. Se encontraban artículos en ellos en los que se dedicaban a despotricar de manera inmisericorde contra Juan Pablo II, por ejemplo. Bajo la aparente defensa del papa actual, esconden una visión totalmente ideologizada y mundana de la Iglesia, por no hablar de la manipulación que hacen de las palabras o intenciones de Francisco.
Un ejemplo muy claro es este artículo en el que el periodista comenta las canonizaciones de Juan XXIII y Juan Pablo II hace unos años. La superficialidad del artículo (como la mayoría de los que se escriben en el diario) roza casi la ciencia ficción, poniéndolo en un plano similar a los que se pueden encontrar en Infovaticana. En negrita algunos fragmentos de una banalidad y simpleza absolutos:
https://www.religiondigital.org/el_baron_rampante/santos-Juan-Pablo-II-XXIII_7_1568913112.html