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Mostrando el contenido mejor valorado desde 04/02/22 en Contenidos

  1. 10 puntos
    Hace más de dos mil años, una estrella iluminó el camino de unos sabios que interpretaban las señales del cielo, tratando de encontrar el significado de su vida en la tierra. Y lo hacían buscando a aquel que debía de venir, según la Tradición, a liberar al pueblo de Israel. El Mesías, también llamado Cristo. Y allí, en un humilde pesebre, la luz de aquella pequeña y fugaz estrella desveló, en el intelecto de los sabios, la existencia y presencia de Dios con nosotros. Del niño Jesús nacido en Belén, de una Virgen esposada con un descendiente de la estirpe de David. Tal como aseguraba la Tradición. Es decir, en el intelecto de aquellos hombres, "se hizo la luz", "como Dios manda". Una estrella, esto es, un simple y minúsculo destello de luz fugaz en la oscuridad del espacio celeste, bastó para iluminar toda la bóveda celeste del entendimiento humano a la gracia, la misericordia y la bondad de Dios. Lo mistérico se hizo realidad humana, palpable y entendible, en el intelecto de aquellos que hoy recordamos como nuestros amados y queridos Reyes Magos. Bien, pues de alguna manera, la figura de aquellos personajes, también puede iluminar hoy a la inmensa multitud de los agotados, de los faltos de fe y los agnósticos. De toda esa gente, en definitiva, que, sin tener muy claro si Dios existe o no, y aferrados ya al solo reconocimiento de su realidad vital, no dejan de participar, sin embargo, en esa cabalgata de Reyes, mistérica y a la vez real, de reconocimiento y ofrenda a la vida, que se inicia hace dos mil años en Belén, y aún hoy continúa señalando los caminos que conducen a la verdad de la vida, cada tarde de Reyes. A la verdad siempre escondida e imperturbable, que mora en el amor de los padres a sus hijos, y en los ojos agradecidos de esos hijos, que son en definitiva la luz de nuestros sentidos. Millones de personas viven hoy alejadas de Dios. Quebrantadas en el pensamiento de: "algo puede que haya pero yo no lo sé ni lo veo". Un falso espejismo de nuestro tiempo, promovido solo para robarle la esperanza al hombre y retenerle en la oscuridad. ¿Qué oscuridad? La oscuridad de la incomprensión, de la falta de entendimiento, del sufrimiento, de la carga, de la deuda, de la duda, de la incertidumbre, de la separación, de la muerte... La oscuridad del desconocimiento de Dios, que es en definitiva el miedo a la vida desconocida. La misma oscuridad en la que viven nuestros hermanos menores, los animales, que por falta de entendimiento conceptual, pues su lenguaje se limita a los sentidos, no pueden entender por qué sufren, son dominados o mueren, y a pesar de ello lo siguen haciendo, porque eso es lo que hace la voluntad de vida inscrita en sus genes, de manera que se vayan renovando los espacios y mejorando las especies en su continuo evolutivo. Sin embargo, nosotros estamos en una dimensión de la existencia superior. La vida mantiene dominados a los animales, bajo una férrea dictadura, regulada por las leyes y el orden naturales, en relaciones de sometimiento y dominación, por lo general forzosas. Y les ha dado el lenguaje necesario, solo para entender el mundo en el que viven, de manera que puedan vivir, reproducirse, multiplicar la vida que llevan dentro y sentirse satisfechos, siendo como son. Pero no les ha concedido, como a nosotros los hombres, la gracia del Verbo para entender todo eso. Es decir, la capacidad de entender, identificar y relacionar los seres, las cosas y los conceptos a través de la palabra y la acción del verbo. Lo que clásicamente se ha venido a llamar inteligencia, Logos, Verbo o intelecto. La inteligencia de los animales se limita, pues, al entendimiento de su entorno, según se lo muestran sus sentidos y le dictan sus instintos. Pero no pueden abstraerse de la realidad para pensar en cosas tan sencillas como el pasado o el futuro, ya que esto son conceptos abstractos que solo podemos relacionar a través del lenguaje humano. Los animales entienden con el lenguaje de los instintos, y en cómo procesan y relacionan la información que reciben a través de sus sentidos y emociones, según su ADN. No son ellos, entonces, los que rigen su entendimiento y voluntad, sino sus instintos. Pero nosotros sí tenemos entendimiento y voluntad propia, además del entendimiento y voluntad naturales regulados por instintos. La voluntad humana puede vivir bajo la dictadura de las leyes naturales, que rigen también sobre los animales. Pero también puede erigirse sobre ella. Es decir, el hombre puede vivir liberado del yugo de la oscuridad, la sin razón, la pasión descontrolada, el sufrimiento sin sentido o la muerte del animal, gracias a la luz y el entendimiento que nos da la Palabra. Por ello, al pensar en todas las personas que hoy dudan o no saben si Dios existe, vemos que están incapacitados para pedirle ayuda, pues nadie va a pedirle ayuda a una duda. Y así se incapacita a Dios en sus vidas. Este es el modo cómo vence el oponente de Dios, en la vida de los hombres, quien de infinitas maneras distintas, se encarga de sembrar la duda en el intelecto humano, para alejarlo de la voluntad divina, pues su reino es el de quien, en cada momento, quiere al hombre sometido a la condición animal, pues ahí es donde domina y reina bajo el miedo, que es el poder propio de las relaciones de sometimiento y sacrificio animal. Sin embargo, el reino de Dios es donde reina la libre Voluntad de la Vida, expresada en la Palabra del Verbo encarnado, donde el hombre es liberado del sacrificio animal, y vive eternamente en la Comunión redentora del amor de Cristo. Algo complejo de entender para una persona sin la suficiente formación o experiencia religiosa que, sin embargo, se vuelve extremadamente simple cuando se entiende lo esencial. Quién es Dios y dónde está. El Español es una de las lenguas más ricas del mundo, además, es una de las siete lenguas más fáciles de aprender, ya que escribimos como leemos, lo cual es sinónimo de ser la lengua de un pueblo franco y honesto, que se muestra al mundo tal cual es y se piensa, aunque no pocas veces eso nos lleve a darnos de mamporros entre nosotros, o a cometer errores. Así es que, vamos a coger el diccionario de la lengua española, para tratar de ir aclarando las dudas lógicas más sencillas sobre estas incógnitas, para que puedan servir de ayuda a quienes andan en la oscuridad de la duda o la negación. ¿Existe Díos? Sí, claro. La evidencia lógica es indiscutible. Otra cosa es que le supongamos inteligencia o capacidad creativa, pero existir, existe y es innegable desde cualquier punto de vista lógico, racional y empírico. "Dios: Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo" Dejemos de momento a un lado las religiones monoteístas y sus enseñanzas, y centrémonos solo en el concepto de la existencia misma de Dios, ya que si existe, Dios debería ser reconocible por monoteístas o cualquier otro, independientemente de cómo cada cual describa luego su relación con ese Dios. Es decir, quedémonos con que Dios es el Ser supremo, según el diccionario y el entendimiento común, y veamos si existe. ¿Existe un Ser supremo? Sí, evidentemente. Prueba a intentar entender algo, a expresar cualquier cosa, a relacionar lo que sea, o imaginar lo que quieras, y mucho menos a moverte, sin que medie directa o indirectamente el verbo Ser en tu oración, en tu pensamiento o en tus actos. ¿Puedes responder? ¿Puedes hablar? ¿Te puedes mover? Si no eres, no puedes expresarte, y si eres, es porque existe un Ser Supremo del que, lógica y categóricamente, dependen los demás seres, incluidos tu y yo. Todo "Es" algo o alguien, y necesitamos del verbo Ser para vivir, como necesitamos del aire para respirar. A través del Ser entendemos, por tanto, toda nuestra vida. Nuestra vida depende necesariamente así, de la existencia previa de un Ser ontológico o Supremo, que de sentido categórico al resto de seres animados e inanimados, entre los que nos encontramos los seres humanos. El Verbo Ser es, por tanto, el Ser supremo, según la lógica natural. Y ¿quién nos dice la Sagrada Escritura que es Dios? "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios" (Jn. 1,1) Bien, pues entonces, si existe un Ser supremo que da sentido y significado a cualquier otra cosa que podamos pensar o hacer, Y Dios es el Verbo, según la Escritura, entonces debemos concluir por pura lógica, que Dios existe tal y como lo define la escritura y lo recoge el diccionario. Y además, lo queramos o no, es el eje relacional de nuestro ser con el resto de seres, estados y formas del ser. ¿Pero, realmente Dios es inteligente y puede comunicarse con nosotros personalmente? Sí, y lo sabemos porque somos y nos sabemos seres vivos. Por tanto, sabemos que existe el ente o ser superior llamado vida, que nos da vida a nosotros, y que la ciencia aún no ha podido definir, pero con todo está presente y desplegado en todas sus dimensiones y formas ante nosotros, dando sentido y significado a nuestra propia vida. Así es que, si existe un Dios o Ser supremo, y existe un ente llamado vida, y existe también un "ser vivo" llamado Hombre, capaz de entender, racionalizar y relacionarse con el Ser de la Vida, es porque este debe compartir necesariamente, además de su ser material, su razón afectiva e intelectiva con el Hombre. Así es que, nosotros no somos Dios, pero estamos y nos entendemos vivos en Dios a través de la palabra y los sentidos, y por tanto, podemos confiar en Él, seamos quienes seamos, pues estamos vivos y Él es la Vida. ¿Eres capaz de preguntarle a la voz de tu conciencia, si Dios es el Verbo que te responde? Que Dios ilumine el camino y el corazón de cada uno, ya sea que transite por el mundo, dominado por las sendas y leyes naturales, o libre como hombre por los caminos de Dios, sabiendo ya que, Él siempre está ahí para tender la mano y liberar a quienes le buscan, y también para cuidar a quienes le ignoran. Dios es el Camino, La verdad y La Vida en cada uno de nosotros. La Vida es Dios, y está en la Vida que se muestra cada día ante nuestros ojos. Abre tu corazón para que puedas reconocer a Dios en la vida que se muestra ante ti, y decidir libremente si deseas seguir viviendo sometido bajo el yugo de la Ley, o libre como hombre en el Amor de los hijos de Dios. Pero no tengas miedo, duda o inseguridad, pues Dios es y está siempre contigo, con nosotros, con todos y en todo. Feliz Año nuevo y bendiciones para todos y todo en Cristo.
  2. 1 punto
    Con todo el respeto, pienso que algunos tradicionalistas se la cogen con papel de fumar. Le preguntan a monseñor Schneider en una entrevista: Esta teoría la he escuchado mucho últimamente, pero hasta ahora nunca en boca de un obispo católico. Con vuestro permiso voy a tratar de responder a esto con otro planteamiento del mismo corte, ya que es un tema sobre el que he reflexionado en bastantes ocasiones a raíz de buscar respuestas con las que contestar las interpelaciones de algunos evangélicos y protestantes, que suelen utilizar este tema en su proselitismo: Si damos por supuesto en este caso, que el código QR de la vacunación es una modalidad de la marca de la bestia por los motivos que aduce monseñor ¿qué podríamos decir entonces del DNI o de los distintos documentos de identificación nacional de los estados, donde se asocia el nombre de cada ciudadano a una cifra, y son imprescindibles ya no solo para poder vender y comprar, tal como aparece en la Biblia, sino para cualquier relación, profesión u oficio dentro de la legalidad? Apo. 13. 16-17: "Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre." ¿Alguien puede hoy comprar o vender nada, siquiera ser legal y por tanto atendido por los demás, si no tiene "la cifra de su nombre en su mente o en su mano"? Y ¿acaso los estados propietarios de esos documentos, de los códigos y cifras que estos llevan, están libres de leyes y políticas anticristianas, que por lo general se oponen a la voluntad de Dios y a menudo consideran y hacen del hombre una bestia de carga, un animal de trabajo? ¿Somos acaso propiedad de esos estados por tener un documento con la cifra de nuestro nombre, o es la fe y voluntad de cada persona la que determina a quién pertenece su alma? Hay precisamente en la Biblia, en el primer libro de las Crónicas, un episodio en el que el Rey David, al objeto de construir el templo, manda hacer el censo de Israel por inspiración de Satán, y Dios se lo reprocha con un castigo. Que yo sepa, es el único episodio del A.T. que de alguna forma puede tener alguna correlación con esas palabras de Juan en el libro del Apocalipsis del N.T., y sin embargo todo, nadie dice que nuestro Documento Nacional de Identidad pueda ser la marca de la bestia, siendo como es mucho más semejante a esa descripción de Juan, que la cartilla de vacunación del Covid. A mi entender, esto ya se está yendo de madre por lo que cada vez con mayor frecuencia, vamos a ir asistiendo a declaraciones y discursos de personas con alta responsabilidad en la sociedad, que sin embargo se están situando en extremos completamente alejados de lo que debiera ser una sana búsqueda del bien común. Con cada día que pasa, unos y otros se encastillan más en sus posiciones, y no faltan ya, como hemos visto, quienes predican la rebelión o incluso el uso de la violencia si llegara el caso, o se afanan en señalar y denunciar al vecino, a mayor gloria todo del diablo, con tal de hacer valer lo que supuestamente consideran "lo suyo". Pues sí, es posible que las vacunas tengan efectos secundarios graves, incluso muy graves, como centenares de otros medicamentos y sustancias químicas que ingerimos a diario y de los que nadie habla en los mismos términos. Por no mencionar las enfermedades sobre las que no se habla ni investiga, mientras se deja sufrir y morir a las personas afectadas indignamente, al no resultarles rentables a la industria farmacéutica, a los estados o a la industria en general. O tantas otras cosas semejantes e injustas de las que podríamos hablar. Y no dudo tampoco de que detrás de todo este tema de las vacunas hay un inmenso negocio, que no será todo lo limpio que debiera. Como tampoco dudo de que muchos estén aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, para emprender dinámicas sociales e implantar políticas y medidas económicas, que a la larga van a ser muy perjudiciales para todos. Ya no por la pérdida de supuestas libertades y derechos positivos, sino incluso de los reales. Pero no nos equivoquemos, todo esto no es algo nuevo que nos venga con el Covid y las vacunas, sino que si se quiere y como consecuencia de la epidemia, se están evidenciando muchas cosas injustas del mundo que dejan desnudo al emperador, como en el cuento, y algunos parece que se escandalizan de ello, como si a ellos mismos no "les colgasen" los mismos atributos. Así que, si vamos a ponernos rebeldes por defender la justicia y la verdad, hagámoslo con todo, pero lo que no está bien es que nos pongamos exquisitamente rebeldes con el tema de las vacunas, mientras en el mundo seguimos tapándonos los ojos y los oídos ante tantísima injusticia y falsedad como hay, o aún peor, esparciendo el odio y el egoísmo mientras denunciamos que se sigue conculcando la Ley de Dios, es decir, la falta de Amor. Recientemente, un amigo en el foro me sugería si era posible que el escritor español, Juan Manuel de Prada, actuase movido en sincronía con las palabras de este monseñor, dado el reciente artículo que el autor publicaba en su tribuna del ABC, bajo el título de "La marca de la Bestia". Y yo le respondía que ignoro si toda esta confabulación antipapal la dirige Schneider -entiendo que no-, o si este solo es un danzante más del tenebroso espectáculo al que estamos asistiendo. Pero lo que a estas alturas parece que va quedando bastante claro, es que, dentro de la Iglesia Universal hay una grave corriente cismática contra el Papa Francisco, que posiblemente a mi entender, tenga su germen fundamental en la simbiosis formada por el liberalismo y la teología de la prosperidad. Una forma de entender la fe surgida originalmente en América, que se ha extendido y ha contaminado a gran número de fieles y prelados en todo el mundo a través de la influencia que ejercen las redes, la prensa y el pensamiento liberal. Y que dadas las consecuencias de la pandemia sobre la economía, y dada también la pastoral social del Santo Padre, entre los sectores socialmente más prósperos y acomodados de la Iglesia, y por lo general más contaminados de dicha teología, se ha extendido la idea de que este Papa pueda ser el mismísimo demonio, pues a su modo de ver las cosas, éste estaría contribuyendo a consolidar ideas y políticas socialistas que les son contrarias, y que gracias en parte a la pandemia están viviendo un momento álgido, después de años de declive tras la caída del comunismo y posterior hegemonía de la ideología liberal. Que este u otros monseñores eminentemente críticos contra el Papa, estén contaminados de dicha teología o sus motivos sean otros, no podemos saberlo con certeza. Pero lo que si podemos suponer es que dicha corriente sea el principal vector de contagio, de un modo de pensar esencialmente opuesto a lo que predica el Papa. Y sea como fuere, es ya una obviedad que estos prelados están alentando a los fieles a posicionarse contra él, llevando a muchos católicos a perderse por las sendas del cisma e incluso de la apostasía, al tomar muchos de ellos posiciones que por lo general no se quedan en la corrección fraterna o la crítica, sino que de facto y forma beligerante suponen una abjuración de la verdadera fe, al fundamentarse en gran medida en el odio, la inmisericordia y la falta de caridad. Si Prada obra de motu propio en sincronía con las cabezas visibles de esa corriente cismática, o si simplemente se está viendo arrastrado por ella, tampoco podemos saberlo, aunque de buena fe presumo que pueda ser lo segundo dada su trayectoria. Pero resulta evidente que se está moviendo en buena medida empujado por esta, a tenor de lo escrito en ese artículo u otras cosas en sentido similar que viene diciendo últimamente, contribuyendo así a extender el cisma. Lo de Bill Gates y la vacuna como marca de la bestia no es nuevo, ya lo señalaban al comienzo de esta historia los habituales "círculos conspiranoicos", cuando comenzó a hablarse de la naturaleza del virus y de la investigación de las entonces posibles vacunas. Pero al parecer y como ocurre con el virus del Covid, también este de la conspiranoia parece haber mutado, haciéndose ahora más grave, ya que afecta incluso a las mentes más preparadas y en teoría también a las más devotas. Es decir, a las teóricamente mejor vacunadas. En cualquier caso y más allá del ámbito de las suposiciones, pienso que el mero hecho de pretender establecer en la conciencia de cualquier católico, y no me refiero solo a obispos o intelectuales, sino en la de toda persona sencilla y de buena voluntad, independientemente de su formación o condición, el terrible y falso dilema de verse obligado a elegir entre Cristo o las vacunas, es decir, entre salvar su alma o la vida de sus hijos y familias, me parece una aberración de lo más abyecta y retorcida, marca esta sí de la bestia, el demonio y todo el elenco de terribles villanos que desde antaño militan en las filas del mal, por decirlo de algún modo gracioso para quitarle hierro al asunto. Que sepamos no existe ningún gobierno o autoridad internacional en todo el mundo, que esté obligando a la gente a apostatar de su fe para recibir atención sanitaria frente a la pandemia. Si acaso podría denunciarse que están primando sobre todo y como siempre, los motivos económicos, pero eso es otra cosa. Sin embargo, estos "pseudo tradicionalistas partisanos" de nuevo cuño, que por lo general utilizan la religión para defender su liberal modo de vida y su holgada economía, sí que están pretendiendo obligar a la gente a tomar esa terrible decisión en su conciencia, a fuerza de amenazar con las terribles penas del infierno a quienes se dejen, según ellos, seducir por los engaños del "Papa comunista". Algo que para mi evidencia de manera clara y distintiva la distorsión de la fe y la contaminación ideológica en la que se mueven, a la vez que una falta de caridad tremenda y una terrible mala voluntad para con el prójimo. Nada que ver todo esto con lo que debiera ser la prédica de un buen católico o nos enseña la Santa Tradición. Dice Prada: Y me pregunto yo, ¿no es acaso eso mismo remarcado en negritas, lo que podría representar esa supuesta "nouvelle résistance", comandada por algunos obispos y extendida entre muchos católicos, contra la autoridad del Papa y la unidad de la Iglesia? Porque ¿no es acaso el modernismo liberal, el que ha establecido las nuevas reglas por las que se rigen las naciones, obligando a todos a censarse y aceptar el derecho positivo y las políticas anticristianas que surgen de él para poder vivir? Esto es, haciendo que todos lleven en su mano o en su mente el documento que les acredita como ciudadanos partícipes de una nación que ampara y promulga el mal, y que impide a nadie que no lo haga "comprar ni vender", tal como señala el texto del Apocalipsis de Juan. ¿No es acaso ese mismo liberalismo perverso que a menudo utiliza la religión para servir a sus intereses políticos y económicos, el que se puede estar viendo gravemente afectado por las medidas sociales contra la Covid y también por la prédica social del papa, viéndose obligado a hacerles frente en un todo común? ¿No es acaso esa corriente pseudo tradicional que se opone al Papa, cismática y confluyente en dicho sentido con el liberalismo más radical, y con el de la modernista teología de la prosperidad, surgida originalmente en el seno del pentecostalismo americano aunque extendida ahora a buena parte de la feligresía católica liberal, las que en su conjunto militan en un frente común contra el papa Francisco en nombre de la supuesta libertad? ¿No se podría concluir de todo ello, que la batalla que presentan estos pseudo tradicionalistas contrarios al Papa, lejos de ser una batalla por la fe, lo que tratan es de conservar o establecer cierta hegemonía ideológica liberal en el gobierno de la Iglesia? ¿Y no sería esto último, por tanto, "un poder religioso corrompido que falsifica la religión y la pone al servicio del Anticristo político, empujando a los hombres suave y melosamente (como lo haría un corderito) a la apostasía", en palabras de Juan Manuel de Prada?
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