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  1. Gerión

    Manifiesto Panhispanista.

    Les quedarían por desarrollar estos tres puntos: 5. Hispanidad Ortodoxa e Hispanidad Heterodoxa 6. Identidades: lo indio, lo indiano, lo español, lo americano, lo mestizo, lo hispano americano y lo americano latino. 7. Lo panhispánico
  2. Gerión

    Manifiesto Panhispanista.

    4. De cerca y de lejos: Hispanidad Humanista e Hispanidad Totalitaria (de MANIFIESTO PANHISPÁNICO) MOVIMIENTO HISPANOAMERICANISTA SECCIÓN URUGUAY SECTOR ENSEÑANZA·JUEVES, 19 DE JULIO DE 2018 Imagen de portada: Foto Pixabay (Cfr. MANIFIESTO PANHISPÁNICO) SUMARIO 1. Introducción 2. Los hechos: 577 millones de hablantes 3. La herencia cristiana católica 4. De cerca y de lejos: Hispanidad Humanista e Hispanidad Totalitaria 5. Hispanidad Ortodoxa e Hispanidad Heterodoxa 6. Identidades: lo indio, lo indiano, lo español, lo americano, lo mestizo, lo hispano americano y lo americano latino. 7. Lo panhispánico DE CERCA Y DE LEJOS: HISPANIDAD HUMANISTA E HISPANIDAD TOTALITARIA El título de este epígrafe parafrasea el título de un libro: España de cerca y de lejos, de Carlos Real de Azúa. El autor, uruguayo, entonces joven, de una formación completa y erudita, católico, estuvo en España y publicó su trabajo antes de 1945. Es decir, la II Guerra Mundial todavía no había terminado. Uruguay era una sociedad relativamente próspera, culta, integrada, democrática, a muchos kilómetros de distancia del ojo del huracán. Era un territorio donde disputaban su influencia las potencias de la época (Reino Unido, Francia, EEUU, Alemania, Italia, la URSS) pero sin que ninguna predominara. España de cerca y de lejos no es un trabajo que le haya traído reconocimiento a su autor ni entre tirios ni entre troyanos. Más bien dolores de cabeza, discriminación, haber sido “marcado” en adelante. España de cerca y de lejos trata sobre temas “políticamente incorrectos” para aquella fecha y también para la nuestra. Pero mirando las cosas en perspectiva, es un libro que había que escribir. Y su autor tuvo el valor de hacerlo. Parte del sinsentido de esta época proviene del triunfalismo de aquella, de su ceguera trágica. “Fuimos a España en el año 1942. Habíamos sido invitados a fines del anterior, a concurrir a unas reuniones, en las cuales, españoles y americanos, debatiríamos sobre ‘la forma de presentar al mundo’, la doctrina de la Hispanidad.” [1] “Portamos a España en nuestra raíz. La primera presencia de lo occidental y de lo cristiano, esas presencias que llevamos como arquitectos de nuestro ser, se nos dieron en sus formas y en su empresa […] Urge ver si aquellos valores universales que movieron su acción apostólica y civilizadora pueden uncirse […][de manera excluyente] al ideal que hoy corre con el nombre de ‘Hispanidad’, o si nuevas estructuras, los salvan mejor, los prestigian más anchamente. Urge ver, sobre todo, si el espíritu religioso puede encadenarse a un mito histórico, mal y artificialmente resurrecto, y luchar en él, armado de coraza y espada, o si es un fermento universal que, como universal, debe actuar sin atarse a estructuras del pasado y a laboriosas restauraciones […] Se trata de entender. No hay defensa sin perspicacia total, sin inteligencia lúcida […].” [2] Ante el Consejo de la Hispanidad, Carlos Real de Azúa hace tres precisiones que no podemos dejar de lado: 1. La Hispanidad no puede ser una identidad vista desde España, solamente. América no es un mapa en blanco, los espacios americanos no deben ser vistos como territorios “imperializables”. Hay una riquísima tradición hispanoamericana; la Hispanidad también se tiene que definir como una identidad vista desde América: “Los hispanistas [de España] quisieran que en América hiciésemos su ‘hispanidad’ […] hacérnosla desde Europa, descubrirnos desde afuera. Y sea la salvación que fuere, tenemos que sacárnosla de adentro. Ya lo pedíamos cuando éramos algo así como hispanistas profesionales: una Hispanidad desde América, crecida en nosotros.” [3] 2. La Hispanidad no es una identidad excluyente. No puede entenderse como algo que encorsete o enchaleque. “Los ‘hispanistas’ pasan en general, como sobre ascuas, sobre el gran hecho dominante de una América india y mestiza, en la Cordillera y en el Pacífico; latina y genéricamente cosmopolita en el Atlántico […] En España también, y en el propio Consejo de la Hispanidad, denunciamos las tendencias y formas que latían en la expresión del ideal hispanista: tópico, retórica, lugar común, vaguedad teórica […] ¿Podemos conformarnos con esta ‘hispanidad’ de exclusión, con este cosmos empobrecido? […] Seremos parte de un mundo que constará de una Europa federal y reordenada, de un macizo euro-asiático, agrupado alrededor de Rusia, de China, de la India; probablemente de una gran comunidad de países anglosajones: lo sustancial del Imperio británico y los Estados Unidos. Nuestra misión tal vez consista en ser la unidad tangencial entre el mundo eurásico, de estructuras continentales, y el mundo anglosajón, más universal y de estructura marítima […] Vivimos en un momento de verdadero ‘mesianismo’ de América […] ¿Qué vale este mesianismo de América? Con él poseemos una mística […] Pero infinitamente menos exclusiva, más generosa, más caliente, más abierta y humana […] Vamos a reconstruir para el hombre, los marcos firmes y claros de un universo reordenado a su medida. Vamos a tratar de que el hombre llegue a ser lo que previó y soñó San Clemente de Alejandría: ‘un pimpollo de Dios’.” [4] 3. La Hispanidad no puede ser una regresión en el tiempo. Al contrario, tiene que recuperar lo bueno del pasado para una progresión histórica. “¿Nos ofrece la ‘hispanidad’, con sus diversos tipos humanos, un proyecto deseable? Entiéndase bien, que decimos deseable en un triple sentido: el de integrarse con elementos vivos y no con actitudes que haya que restaurar arqueológicamente; el no despreciar nada de lo nuevo y valioso que el hombre de América encierra; el contener aquellos elementos que una época, la nuestra, exige inexorablemente.” [5] No sabemos si a Real de Azúa se lo comprendió o si su intervención en el Consejo de la Hispanidad provocó una serie de malos entendidos que llegan hasta la actualidad. El punto 1 quizá impresionó como “regionalismo”; el punto 2, como “una tendencia a diluir lo hispanoamericano en lo latinoamericano”, o en “el indigenismo”; el punto 3 como un brote de “modernismo”. El mismo Carlos Real de Azúa tenía la idea en formación. Era un vocero en ese Consejo pero tampoco era la última palabra. Sobran los autores y documentos capaces de poner en claro los 3 puntos. No hay una sola lectura ni una lectura definitiva, y para desconfiar, más vale confiar, que etimológicamente es “tener fe juntos”, “acompañar al otro en la fe”. Dentro de este marco de análisis, Real de Azúa, a quien, por estar situado en la encrucijada del asunto, podemos tomar como guía para esta parte, se interesó por dos hechos culturales entonces y ahora característicos de la comunidad hispanohablante: “humanismo” y “totalitarismo”. No se puede abordar la cuestión de la Hispanidad sin pensar en dos tipos de sistemas, razonaba Real de Azúa: el “de personas”, y el “totalitario”. ¿Pero qué es esto? Nosotros sabemos qué ocurrió después de 1945. Real de Azúa podía intuirlo, pero no podía saberlo. Eurasia, que estaba cubierta, desde Lisboa hasta Tokio por sistemas “totalitarios”, fue “liberada” por el bloque anglosajón, y a la cola, por Francia, Bélgica, y otros países. De ahí lo de “Occidente” en lugar de simplemente “Anglósfera”. Y ese “Occidente” y el “mundo libre”, a partir de 1945, pasaron a ser la misma cosa. Pero ¿seguros que –a pesar de las consideraciones de Eleonora Roosevelt sobre la libertad de la persona y la democracia, en 1942-, no es “totalitario” el “Occidente” que desde entonces aplastó a los “totalitarismos” de Eurasia (1945-1991), del Medio Oriente (1991-2018) y que ahora mismo busca derrotar a lo que sería la versión de los “totalitarismos populistas” en la América hispanohablante? Primero habría que responder: ¿qué es el “totalitarismo”?, pero no como improperio, sino como categoría sociopolítica. “Permítasenos que por primera y última vez aventuremos algo así como una nota personal en esta reflexión […] Cosa poco usual en tiempos de total beligerancia, se trata aquí de comprender el fenómeno totalitario.” [6] El “totalitarismo” –nos dice Real de Azúa- no solo es ideológico partidario. Es cultural. Es el resultado del devenir histórico. No se entra al “totalitarismo” afiliándose a un partido concreto, y sobre todo, no se sale de él desafiliándose. Hay una atmósfera “totalitaria”, una forma de entender el mundo y el hombre que, por cierto, “no ha creado los materiales que utiliza”: “Simple usufructuario del caos moral contemporáneo, el cinismo y el desprecio de los valores éticos, el culto de la fuerza o del dinero, la negación de la buena fe, la justicia y la verdad, son fenómenos universales desde la postguerra [de 1918-1939] y sus convulsiones. Son los frutos, largamente acunados, de un mundo sin Dios y sin normas, y que, perdidos para él Dios y normas, comprendió, demasiado lúcidamente, la fría inanidad de unas reglas sin raíces religiosas, sin asidero trascendente, con solo unas angostas bases de utilidad y sanción social.” “También conocemos perfectamente su paternidad filosófica: los utilitarismos diversos, el pragmatismo, el relativismo, el sensualismo, el materialismo biologicista.” “Todos se han conjugado en este hecho histórico-político, que, a la vez que su corona, su Finisterre dialéctico, es también reacción oscura e incompleta, reacción envenenada y manca, porque lleva dentro de ella, triunfantes, los termes de muchos siglos.” [7] Considerado desde este punto de vista, el “totalitarismo” también es un tema de preocupación del año 2018, y la obra de Carlos Real de Azúa se convierte en un material de lectura ineludible. Hay una serie de indicios que hacen pensar que nuestro siglo es más “totalitario” que el anterior; hay evidencias de que nuestro siglo profundiza y consolida el “totalitarismo” del siglo anterior. Entre los primeros mensajes con los que el Generalísimo Francisco Franco, jefe militar del levantamiento del 18 de julio de 1936 y jefe vencedor el 1º de abril de 1939, se dirige a los españoles para caracterizar el futuro Gobierno (1939-1975), hay uno muy conocido donde dice: “Un Estado totalitario armonizará en España todas las capacidades y energías […].” Tampoco era ajena la sensibilidad “totalitaria” al México del General Lázaro Cárdenas –su vehemente opositor- que en 1955 recibió el “Premio Stalin de la Paz”, fecha en la que ya había evidencias del estalinismo como totalitarismo. [8] Pablo Neruda –talento indiscutible- recibió el Premio Stalin en 1953, y además escribió una Oda a Stalin; lo mismo Rafael Alberti, que le dedicó un Redoble lento; y Nicolás Guillén su poema Stalin Capitán. Neruda dice: “¡Ser hombres! Es esa la ley estaliniana.” Miguel Hernández, interpretando la idea del conductor que armoniza todas las capacidades y energías de la comunidad, le dedicó estos versos: “Ah, compañero Stalin: de un pueblo de mendigos/ has hecho un pueblo de hombres que sacuden la frente,/ y la cárcel ahuyentan, y prodigan los trigos,/ como a un inmenso esfuerzo le cabe: inmensamente.” ¿Cuál era la idea, en aquel ambiente? Hoy, cuando se traen a colación estos temas, es dentro de alguna declaración de fe “antitotalitaria” o “neototalitaria”. Que normalmente usa algún lenguaje de espíritu totalitarista: de odio, violento, excluyente, humillante, descalificador, injurioso. El “antitotalitarismo” totalitarista está de moda hoy. Pero se podría pensar que “totalitario” –al menos en aquel entonces- era sinónimo de lo que hoy se dice “sinérgico”, “global”, “holístico”, y en principio eso es lo que sugiere en el discurso de Franco la frase “armonizará […] todas las capacidades y energías”, siempre bajo un seguro “caudillo” o lo que hoy se quiere dar a entender con el anglicismo “coaching”. La vulnerabilidad extrema de la persona sola era la sensación que dejaban “la crisis más grande en la historia del capitalismo”, “las peores guerras de la historia de Europa”, etc. [9] Entre el siglo XX y el siglo XXI hay paralelismos que están dados por la “integración vertical” de la industria, –los sindicatos, bajo el franquismo, fueron “verticales”, o sea, agrupaban patrones y obreros, como los gremios medievales, como las comunidades industriales de los primeros socialistas utópicos, pero en el contexto de la industrialización española del siglo XX-; hay paralelismos, decíamos, que están dados por el régimen de concentración del capital y del trabajo que caracteriza a los procesos económicos, sociales y culturales contemporáneos. Más evidentes en el siglo XXI que en siglos anteriores. ¿Es posible un “totalitarismo humanista”? Sin duda Rafael Alberti, Nicolás Guillén, Miguel Hernández, y otros así lo creyeron. En la España de Franco esa idea se expresó de esta manera: “La Hispanidad, en toda su anchura –piensa Pemán- es la que puede dar fórmula del único totalitarismo legítimo, o sea, el totalitarismo cristiano, donde verdaderamente se salve todo: la Nación y el Estado de una parte, y de otra, la dignidad de la persona humana, el Espíritu, la Cultura, todo lo que está en peligro en Europa.” Alfonso Junco. Citado por Carlos Real de Azúa, Nota 5, pág. 79. “El absolutismo de Estado, es decir, la vuelta a la armonía o tercer estadio del pensamiento hegeliano, será no solo aceptable, sino la única salida posible en la época actual, sobre todo para aquellas naciones cuyo nacionalismo sea una sustancialidad religiosa tradicional; es decir, viva en el tiempo, encarnada en la duración, como sucede en España” (José Pemartín, Acción Española Nº 89, pp 400 y 401, Burgos, 1937, citado por Carlos Real de Azúa en Op. cit.) Pero Carl Schmitt, teórico alemán católico y afín al nacionalsocialismo, tenía ideas diferentes sobre el “totalitarismo” (Estado total/ Estado totalitario). Hilando conceptos de Maquiavelo (El Príncipe), de Hobbes (El Leviatán), de Bodino, llega al concepto de “Estado total” (Totale Staat, en alemán), superador del “Estado liberal”, y de naturaleza paradójica, puesto que, en la medida que se politiza, despolitiza a las organizaciones sociales y a los individuos concretos. El término, de origen fascista, fue usado por primera vez por Benito Mussolini (Stato totalitario, en italiano), proyecto que puso en práctica a partir de 1925. El intérprete de Schmitt, Carlo Galli, consideraba que, mientras en el “Estado total” las dimensiones sociopolíticas se unifican, dándoles la dirección del Estado un sentido político, no ocurre lo mismo en el “totalitarismo”. “Total/totalitario” por un lado, y totalitarista, por otro, serían conceptos entre los cuales hay matices importantes. Las causas históricas que provocan la crisis del “Estado liberal”, y su pasaje a un “Estado social”, “omnicomprensivo” son, según Schmitt, las transformaciones en los campos de la guerra (“masiva”/”total”), la economía (“de escala”), la técnica (“tecnología”, con grupos de científicos encuadrados en los equipos de las grandes empresas), la masificación (no solo de la economía, sino de la cultura), la interpretación del pensamiento político del Renacimiento que hace nuestra época, y la propia evolución de la democracia liberal. Estos cambios disuelven las relaciones sociales anteriores, colocan a los individuos en situación de vulnerabilidad, pero, al mismo tiempo, crean los medios para un nuevo tipo de Estado, posliberal. En el “Estado total” no hay más libertades para las personas que las que dicho Estado les pueda asegurar. Esta forma de plantear las cosas va en la dirección contraria a ideas de filosofía política liberales, como las de Immanuel Kant, para quien la sociedad civil surge de un deber moral donde lo moral queda por encima de lo político. [10] En los años 1940, como ya señalamos, la tensión entre el “eje totalitario” y el “mundo libre” se saldó mediante una II Guerra Mundial cuyo desenlace, Carlos Real de Azúa en 1942 no podía conocer pero sí intuir. Mirando hoy esta solución en perspectiva, en su condición de antecedente, no puede dejar de advertirse que no fue el tipo de “salida” que hubiera permitido a las personas hacer su mejor experiencia. Que la guerra en sí misma es “totalitaria”, sobre todo cuando es “masiva” y “total”; y que se pretendió vencer a unos “totalitarismos” apoyándose en otros. Como escribió Carlos Real de Azúa: “Parecerán estas páginas, a muchos, ya anticuadas. Algo del ‘mea culpa’ tardío, del ‘a moro muerto, gran lanzada’. El programa falangista, con la derrota del nazismo, será archivado para siempre. Sin embargo, las causas que crearon el totalitarismo, no serán destruidas por la victoria. Una paz demasiado simplista podría no matarlas, podría cortar sus troncos y dejar bajo la tierra sus raíces siniestras. A develarlo, y a develar este peligro, va enderezado lo que decimos: a luchar contra la mentalidad paradisíaca de la postguerra. Beligerante contra la suicida creencia en un mundo liberado y ordenado como espontánea consecuencia directa del triunfo militar de la Libertad, están enderezados estos esfuerzos, mínimos pero fervientes, humildes pero constructivos.” “Y si una solución inteligente de todos los problemas de hoy, convirtiera al totalitarismo en Historia, ¿hay maestra mejor y más segura que ella?” [11] Esto por un lado, por otro, el “totalitarismo” como proceso cultural continúa; no como raíces ocultas, sino como un hecho estructural que se va desarrollando dentro de la cultura de estos dos últimos siglos: “El totalitarismo […] es inmanencia. Cerrado sobre sí mismo, lo exige todo […] Su fuerza demoníaca radica en que es la primera aplicación en grande del maquiavelismo renacentista y moderno; la primera aplicación que se realiza con el tremendo poder que una era fáustica, de máquinas y dominio de la naturaleza, tenía que proporcionarle. Será la ocasión primera en que el dualismo moral, incubado en la disolución de lo religioso y lo económico […] se hará monismo, y monismo del mal.” “[…] Pronto también, toda sustancia humana concreta abandona el sistema; lo deja en tal: en sistema. Vacío de pensamiento, de carne, de nervios. Un ridículo, pesado, incómodo paramento de gestos y actitudes se convierte en rito de la vida nacional y en dispensador de autenticidades.” [12] Victoria demasiado rápida la de 1945. Pensada no tanto para “liberar” al mundo sino para reorganizarlo y “reconstruirlo” a imagen y semejanza de los vencedores, para reordenarlo en un nuevo reparto de influencias; el resultado fue el presentido por Real de Azúa: hoy, más que nunca, el mundo es “totalitario”. El “totalitarismo” no es un partido, es una cultura; no es “un loco”, es un estado de sensibilidad colectiva; puede ser dogmático y apuntar a un Absoluto, creando una mística; pero puede ser instrumental y no electrizar a nadie, conducir fríamente a las personas simplemente a un destino que a ellas les es ajeno solo porque tiene los medios técnicos y los recursos para hacerlo. Pero entonces, ¿qué es finalmente el “totalitarismo”? Si se trata de una cultura, de una época, de un tipo de mentalidad y sensibilidad, de un perfil humano, de un “hombre nuevo”, entonces solo se puede entender por relación a otros. Su “hombre viejo” es el “hombre liberal” del siglo XIX, aunque no el “neoliberal” de fines del siglo XX. Su opuesto es el “humanismo” nacido en la Edad Media de semillas antiguas, y florecido durante el Siglo de Oro, con proyecciones en los siglos siguientes. ¿Y qué es el “humanismo”? Las diversas corrientes humanistas coinciden en esto: un sistema de ideas donde lo humano, o el ser humano, es “el valor y la preocupación central”. Coinciden también en que hubo, hay y habrá en la historia de la civilización, en todos los continentes, épocas y culturas, “momentos humanistas”. Pero si el “humanismo” consistiera en rendir culto a “Lo Humano” como un absoluto, estaríamos frente a una nueva forma de “totalitarismo”, que además de hacer del hombre una abstracción, lo colocaría en el centro del Universo, en lugar de Dios, rompiendo con ambos sus vínculos naturales, como hizo el antropocentrismo moderno, o como propuso la Sociedad Teofilantrópica del siglo XIX, donde “teofilantrópico” significaba “amar al hombre como a Dios”. O, si “humanismo” fuera rendir culto a los hombres vivos, se convertiría en una nueva forma de panteísmo, como el hinduismo. Lo característico del “humanismo” en la tradición cristiana católica entendida no solo como religión sino como historia, cultura y pensamiento, puede, según el mismo Cristo, resumirse en este versículo: “Ama a Dios por encima de todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo.” La clave está en la relación. Pero no cualquier tipo de relación. No solo contacto. No solo nexo, comunicación, ni compañía. Encerrado en un calabozo, privado de contacto físico con el mundo, sometido a tortura, el humanista católico conserva su vida de relación con Dios, con los valores superiores, con sus recuerdos, con sus afectos, con el mismo calabozo, con sus carceleros. Es una vida de relación espiritualmente enriquecida, tanto, que puede sostenerse en situaciones límites, y es más: en ellas puede florecer. Como interpretaba el neotomista Jacques Maritain: “Tocamos [aquí] el fondo del error inmanentista. Este consiste en creer que la libertad, la interioridad, el espíritu, residen esencialmente en una oposición al no-yo, en una ruptura de lo interno con lo externo […] En el mundo de los cuerpos sí; en el mundo de la acción transitiva, recibir de otro, recibir de afuera, es puramente sufrir [13] […] puesto que se trata precisamente de cosas que no tienen vida; incapaces de completarse a sí mismas pues no son más que lugares de pasaje y de transformación para las energías del universo. Pero en el mundo espiritual, recibir de otro, es primero sufrir, sin duda, pero a título de […] realizarse interiormente y manifestar la autonomía de lo que es verdaderamente vivo.” (Jacques Maritain, Tres Reformadores, París, 1925; citado por Carlos Real de Azúa). Por eso el cristianismo valora la paciencia en el sufrimiento. No por masoquismo –que sería perversión del concepto y la conducta- sino por su entronque con la resiliencia, que es la capacidad de resistir a los golpes, de sanar, de regenerarse, incluso de perfeccionarse gracias a esos golpes. Las cosas inanimadas por sí mismas se mantienen estáticas, no se enriquecen ni se completan salvo por acción externa: son “objetos de”. Por eso para ellas sufrimiento y daño son lo mismo. Si reciben un daño no pueden regenerarse como los seres vivos. Por los mismos motivos, desarrollarse espiritualmente como persona en un contexto de sufrimiento, es desarrollar las virtualidades contenidas, las fuerzas creadoras, la vida de la razón, esas que valen la pena y la fatiga. “En tiempos medievales, la comunión –en una misma fe viva- de la persona humana con las demás personas reales y concretas –y con el Dios que amaban, y con la creación entera- en medio de no pocas miserias, hacía al hombre fecundo en heroísmo, en actividad de conocimientos y en obras de belleza; mientras en los corazones más puros, un gran amor, exaltando en el hombre la naturaleza por encima de sí misma, extendía aun a las cosas el sentido de la piedad fraternal. Un San Francisco comprendía entonces que la naturaleza material, antes de ser explotada en provecho nuestro por nuestra industria, reclama en algún modo ser amansada por nuestro amor. Quiero decir que, amando a las cosas, -y al ser en ellas-, el hombre las atrae a lo humano, en lugar de hacer pasar lo humano bajo la medida de aquellas.” [14] “Un régimen de respeto a las libertades y autonomías –nos dice, por su parte, Real de Azúa-: un régimen de personas, estará conexo –sin excepciones en la práctica- con la determinación democrática de las formas y ejercicio del gobierno […] (La ‘República’ en el sentido aristotélico-tomista: sociedad de iguales naturales, donde cada uno se gobierna a sí mismo, y todos por la ley y magistrados electivos y temporarios, estaría más cerca de sociedad estatal, de una democracia de derecho, grupos y personas, que el simple concepto republicano moderno, tan susceptible de combinarse con elementos oligárquicos, con extremos tiránicos, con desviaciones totalitarias.” [15] Vamos ahora a una digresión que es importante para confirmar cómo la Iglesia ha entendido, históricamente las relaciones humanas. La Revolución industrial hizo a la inversa que la comunión: hizo “pasar lo humano bajo la medida de las cosas” dijera Maritain. Y no solo lo humano, sino todo: lo vivo, lo sensitivo, lo inteligente y lo sensible. Cabe preguntarse, si nuestra actitud depredadora con el suelo y la vida que contiene, nuestra crueldad con los animales, no desarrolla en nosotros una cultura que luego aplicamos al mundo humano, tratando al prójimo como ganado, como carne de faena, como cultivo. Si como máquinas no somos maquinizados en “la horda de esclavos”. Si la Humanidad no está regresando a formas sociales que el español Jaime Balmes, apologista de la Iglesia, consideró precristianas: “Lo primero que hizo el Cristianismo con respecto a los esclavos fue disipar los errores que se oponían no solo a su emancipación universal, sino hasta a la mejora de su estado: es decir que la primera fuerza que desplegó en el ataque fue, según tiene por costumbre, la fuerza de las ideas […] “Había no solo la opresión, la degradación de una parte de la humanidad; sino que estaba muy acreditada una opinión errónea, que procuraba humillar más y más a esa parte de la humanidad. La raza de los esclavos era, según dicha opinión, una raza vil, que no se levantaba ni de mucho al nivel de la de los hombres libres; era una raza degradada por el mismo Júpiter, marcada con un sello humillante por la naturaleza misma, destinada ya de antemano a ese estado de abyección y vileza. Doctrina ruin sin duda, desmentida por la naturaleza humana, por la historia, por la experiencia; pero que no dejaba por esto de contar distinguidos defensores, y que con ultraje de la humanidad y escándalo de la razón, la vemos proclamar por largos siglos, hasta que el Cristianismo vino a disiparla, tomando a su cargo la vindicación de los derechos del hombre […].” “[…] Sabido es que el dueño tenía el derecho de vida y de muerte, y que se abusaba de esta facultad hasta matar a un esclavo por un capricho, como lo hizo Quintio Flaminio en medio de un convite; y hasta arrojar a las murenas a uno de esos infelices por haber tenido la desgracia de quebrantar un vaso, como se nos refiere de Vedio Polión. Y no se limitaba tamaña crueldad al círculo de algunas familias que tuviesen un dueño sin entrañas, no, sino que estaba erigida en sistema: resultado funesto, pero necesario, del extravío de las ideas sobre este punto, del olvido de los sentimientos de humanidad: sistema violento que sólo se sostenía teniendo hincado sin cesar el pie sobre la cerviz del esclavo, que sólo se interrumpía cuando pudiendo éste prevalecer, se arrojaba sobre su dueño y lo hacía pedazos. Era antiguo proverbio: ‘tantos enemigos cuantos esclavos’”. [16] El esclavismo, dice Jaime Balmes, es una doctrina pagana, errónea, al servicio de un sistema violento, que convierte a una parte de la población en enemiga de la otra parte. En cambio: “Dondequiera que se introduzca el Cristianismo, las cadenas de hierro se trocarán en suaves lazos, y los hombres abatidos podrán levantar con nobleza su frente. Agradable es sobremanera el leer lo que pensaba sobre este punto uno de los más grandes hombres del cristianismo: San Agustín. (De Civit. Dei, 1. 19, 14, 15, 16) […]” “[…] después de haber proscrito con tan nobles doctrinas toda opinión que se encaminara a la tiranía, o que fundase la obediencia en motivos de envilecimiento; como si temiese alguna réplica contra la dignidad del hombre, se enardece de repente su grande alma, aborda de frente la cuestión, la eleva a su altura más encumbrada, y desatando sin rebozo los nobles pensamientos que hervían en su frente, invoca en su favor el orden de la naturaleza y la voluntad del mismo Dios, exclamando: ‘así lo prescribe el orden natural, así crió Dios al hombre; díjole que dominara a los peces del mar, a las aves del cielo y a los reptiles que se arrastran sobre la tierra. La criatura racional hecha a su semejanza, no quiso que dominase sino a los irracionales, no el hombre al hombre, sino el hombre al bruto’ […]” “En una palabra, el estado de la esclavitud era una plaga y nada más; era como la peste, la guerra, el hambre u otras semejantes; y por esta causa era deber de todos los hombres el procurar por de pronto aliviarla, y el trabajar para abolirla […] Santo Tomás de Aquino (1 P. Q. 96, art. 4.) […] no ve tampoco ese grande hombre ni diferencia de razas, ni la inferioridad imaginaria, ni medios de gobierno; no acierta a explicársela de otro modo que considerándola como una plaga acarreada a la humanidad por el pecado del primer hombre.” [17] La esclavitud es antinatural, dice San Agustín (354-430), porque es antinatural que un hombre trate a otro como si fuera inferior a él por naturaleza. Es una plaga, agrega Santo Tomás de Aquino (1225-1274), solo explicable como herencia del pecado original. Criterios de los padres de la Iglesia que conviene tener presentes, cuando en el siglo XXI hay quienes reivindican la doctrina pagana –jupiteriana- de la esclavitud, el error de la natural inferioridad del prójimo. Como relación, la esclavitud, es algo que el cristiano debe sanar, regenerar, humanizar, abolir, nos dice. El muy católico Jaime Balmes desarrolló esa investigación en polémica con el francés François Guizot, burgués liberal de origen protestante, quien apoyó la Revolución de 1830 que llevó al trono a Luis Felipe de Orleáns, al que sirvió como ministro. Guizot afirmaba que la Iglesia había justificado la esclavitud y la servidumbre, en lugar de promover su abolición. Balmes contesta entonces que la Iglesia no estaba en condiciones de suprimir todo un sistema de producción, pero evitó la cosificación del esclavo, promovió las reflexiones sobre el tema que impulsaron el pensamiento humanista. Hizo posible que el siervo fuera considerado como persona, evitó que se instalara la deshumanización en todas las relaciones de trabajo modernas, y ese es un aporte fundamental. La Iglesia no podía promover una revolución salvo a través de la humanización previa de las relaciones sociales, lo contrario sería una catástrofe. Después de Santo Tomás de Aquino el paso decisivo lo da el Siglo de Oro con las Leyes de Indias, primera legislación laboral moderna de amparo a trabajadores extranjeros al servicio de empresarios españoles en tierras extranjeras –los indios-, que como toda legislación laboral no suprime el sistema pero lo humaniza, y crea, de esa manera, los valores, y la reflexión para continuar avanzando en ese terreno. En 1512, en América ya se había suprimido el trabajo de los menores de 14 años, de las mujeres gestantes, parturientas, y con niños lactantes, hasta que cumplieran 3 años. En 1593 se agregó la ley de 8 horas con los descansos necesarios al mediodía y a la tarde. Se reguló además la vivienda, la alimentación, la instrucción, y también la salud pública mediante un sistema de hospitales públicos, universales y gratuitos. Llega la civilización industrial, luego la tecnológica, se desarrolla la concentración del capital y del trabajo. Y el hispanista de origen estadounidense, Waldo Frank, observa que, por eso mismo, el capitalismo es “colectivista”. Expropia al pequeño campesino y al artesano, los convierte en “fuerza de trabajo” y los envía al ergástulo. Una vez más la línea divisoria está en el tipo de relación que se crea: “El colectivismo está aquí. La máquina lo ha hecho inevitable, y esta guerra de máquinas le hará un lugar en todos los campos, desde la India hasta Chile y desde Argentina hasta Noruega […] El problema es si el colectivismo que la producción de la máquina exige, será para una horda de esclavos, o para comunidades de seres hondamente integrados.” (Waldo Frank, Ustedes y nosotros, Buenos Aires, 1942, pp 26 y 27. Citado por Carlos Real de Azúa). [18] De nuevo la posibilidad de la esclavitud. Sobre esto hay que tener, como decía Santo Tomás de Aquino, sentido de la culpa, conciencia del pecado original. Conducta basada en el libre albedrío, que es libertad responsable, libertad para hacer el bien, no para hacer el mal. Una moral que no esté basada en el hedonismo, sino que considere valiosas las penas y las fatigas propias, que no las descargue en otros por cosas como el horror al trabajo. (San Pablo se jactaba de que solo tenía –después de hacerse cristiano- lo que había conseguido con el esfuerzo de sus propias manos). Una comunidad más sobria, más austera, menos codiciosa, dispuesta a crear riqueza con su propio trabajo y no con el trabajo de otra, que aprecie la persona, su dignidad y su libertad. Una comunidad capaz de controlar los apetitos del vientre, de no dejarse conducir por ellos ni por las bajas pasiones; que no esclavice ni se autoesclavice por ellos, porque, como ya habían observado los antiguos, las pulsiones esclavizan. Una comunidad con fines espirituales más ambiciosos y fines materiales más humildes, que no derive en un estilo de vida que la obligue a esclavizarse o a esclavizar a otros. Esa es la sociedad que trazaría la verdadera línea divisoria en el mundo industrial, comercial y bancario actual, y sería, al mismo tiempo, una comunidad cristiana apostólica viviendo en comunión: "Erant autem perseverantes in doctrina apostolorum et communicatione, in fractione panis et orationibus. […] Omnes autem, qui crediderant, erant pariter et habebant omnia communia/ et possessiones et substantias vendebant et dividebant illas omnibus, prout cuique opus erat" (“Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. […] Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno.”) Hechos de los Apóstoles, 2, 42-45 El vaciamiento del sentido de la vida social conduce a una sociedad limitada o incapacitada para vivir en comunión, privada del contenido de esa vida, dice Real de Azúa: “De toda la concepción totalitaria, se exalta con especialidad el culto al trabajo, el dinamismo, la empresa, la ‘mística’, la regimentación disciplinaria de la vida social. Todo ello por razones evidentes de deficiencia colectiva.” La diferencia de la cultura actual con el “humanismo” –entendido como horizonte de cultura- es que destruye la vida de relación. El hombre rompe con Dios, con el prójimo, con los valores. Las personas se aíslan, se enfrentan unas con otras, iniciando el camino de dejar de ser personas y convertirse en individuos, en átomos sociales. Y así como un buen cristiano, incluso retenido en un calabozo es capaz de continuar la vida de relación, el individuo actual, incluso en grupo, está solo. Es la soledad gregaria de nuestros días, opuesta a la comunión que predicaron los primeros apóstoles. El lamento de Bécquer está más vigente que nunca, porque la soledad se extiende más allá de la vida, literalmente, cuando hay personas que mueren solas en sus apartamentos y nadie se entera hasta que pasa un año o más: “¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!” “Estamos ante una forma de vida introspectiva, subjetivista, solipsista […] Nos hallamos a pesar de todo, en un realismo de estricto apego a las cosas […] Difíciles de dirigir los hombres por un llamado superior [espiritual] la apelación sistemática a las pasiones y al sentimiento, al fondo primitivo y más simple, a lo irracional e instintivo, a un escueto fideísmo, se organizan con poderosa eficacia […] Las formas más groseras de la hipnosis, el uso de las consignas, la sugestión, el simplismo, la demagogia, las artes de la propaganda sumamente concentradas sobre unos pocos objetivos […] llevan dócilmente al hombre, en temperatura de entusiasmo, en ‘tiempo de infantilidad’ al destino que sus amos le han señalado […] Los derechos de la comunidad son llevados al extremo […].” Ante la realidad del “totalitarismo”, el hecho de que está aquí, entre nosotros, como resultado de una evolución histórica, se pueden hacer dos cosas: exaltarlo –como sus apologistas- o combatirlo, procurando una solución superadora. Por razones de contexto y de proceso histórico, los valores “ideales” del “humanismo” se van debilitando, y en su lugar, se refuerzan antivalores “prácticos”, “materiales”. Pero este proceso de erosión estimula la reflexión renovada sobre los antiguos valores. Así, “totalitarismo” y “humanismo” se transforman en dos tendencias que atraviesan la cultura actual. Los extremos y horrores del “totalitarismo” sobreestimulan la reflexión y hasta el complejo, el trauma antitotalitario, dando vida, por oposición, a nuevos “humanismos”. De la misma forma, la distancia entre el mundo de los ideales y la decadente realidad, o la hipocrecía, radicalizan a los nuevos “totalitarismos”: 1. La relación del hombre con la Fe.- La necesidad de una Fe renovada nace de la propia falta de Fe. La inseguridad, la falta de certezas, se convierte en una característica de la nueva humanidad. Por eso involuciona al mito antiguo y abandona la esperanza cristiana. “[…] todo plan preestablecido de conducta es rechazado; lo existencial [se convierte] en un fluir sin cauces; la variabilidad ilimitada, la improvisación y ondulación cotidianas, son leyes de una vida en la que toda garantía ha desaparecido, en la que toda ‘formalidad’ ha sido suprimida.” [2] “A fuerza de estas lentas, de estas tenaces muertes, llegamos al hombre de nuestros días: inmovilizado a fuerza de duda, paralizado a los encantos del riesgo, del impulso, de la creación y de la aventura. El individualismo termina así por obra y gracia del ideal racionalista de seguridad […]” Se podría comparar esta parálisis del hombre actual con el espíritu de iniciativa de nuestros antepasados, con un Quevedo, escribiendo, por 1637, “España, gloriosísima en todas las edades, no acostumbra temer sus armas […] Será Dios el motivo, España el instrumento.” Es la Fe, no la búsqueda de seguridad, lo que mueve montañas. 2. La relación del hombre con su Conciencia.- Si hay algo propio del cristianismo católico es la conciencia. Saber quién se es, cuál es su misión en este mundo. Conciencia también del pecado, capacidad para el remordimiento y la confesión. Conciencia de la propia fragilidad, inteligencia para ver la viga en el ojo propio más que la paja en el ojo ajeno. Conciencia sabiendo que hay una Conciencia superior y universal. La debilidad de la conciencia conduce a las actitudes contrarias y al descreimiento. El Amor al prójimo, la idea de que el amor mueve al mundo.- El principio “ama al prójimo como a ti mismo”; que implica la simpatía y hasta la identificación con el otro, es uno de los primeros que hace crisis. “La amplitud se hace exclusividad, y junto con el dogmatismo, y la falta de comprensión y de simpatía humanas, se elabora la perseguida noción, la figura delictiva del disidente, y el dualismo de los buenos y los malos.” “Sobre estas categorías se basa principalmente la negación de la Igualdad. Podrán ser iguales entre sí los ‘buenos’; sobre los ‘malos’ la relación necesaria será la de subordinación persecutoria.” 2. La relación del hombre con la Verdad.- Es muy claro el autor de El Anticristo cuando dice que de toda la escena donde aparecen Cristo y Pilatos lo único que le interesa es el momento en que, en tono socarrón y espíritu incrédulo, el segundo le pregunta al primero: “-¿La Verdad? ¿Y qué es la Verdad?”. [19] La Verdad con mayúscula es la posibilidad de trascender la verdad subjetiva y llegar a una Verdad objetiva. No es que un cristiano sea un fanático, pero es alguien que cree en la posibilidad de encontrar la Verdad, en que su Maestro, Cristo, no lo ha engañado, y por el contrario, le ha ofrecido un camino para llegar a ella. Pero esto no es posible sin fe, sin confianza. El “totalitarismo”, en cambio, surge de una serie de mutaciones que, insensiblemente, llevan a la incredulidad en Dios, en los hombres, en la ley moral, en la existencia de normas supremas universales, objetivas, en valores eternos y esenciales como la Verdad, el Bien y la Justicia, que son sustituidos por el Estado, el poder, o la riqueza entendidos como Absolutos. Con todas las consecuencias que esta opción acarrea en el plano de la conducta. En el primer caso, las que lo religan con la Verdad –y para esto es rico el idioma español-: “el coraje moral, la sinceridad, la veracidad, la franqueza, un rumbo confesado y creído.” A todo esto, el “totalitarismo”, que es completamente incrédulo en este punto, le opone “el pragmatismo” –hoy se diría la posverdad-, “el desprecio de la doctrina como un compromiso previo para la acción -nos dice Real de Azúa, la variación indefinida; la impostura, la traición, la hipocrecía, la astucia, la calumnia, el engaño y la intriga”, siendo la política internacional, para el autor, el mejor ejemplo de todo esto. 3. La búsqueda del Conocimiento, la Ciencia y la Sabiduría.- La pérdida de motivación por alcanzar la Verdad influye en el desinterés por llegar al Conocimiento, la Ciencia, la Sabiduría. Los resultados materiales que se pueden lograr de ellos no son lo suficientemente interesantes porque ignoran el fondo de necesidades espirituales humanas que inspiran estas búsquedas. En esta línea va también el antiintelectualismo, que por un lado es desprecio del estudio y de la erudición, y por otro lado, de la especulación y la reflexión, tan característico de los eruditos cristianos medievales. Pierde sentido el esfuerzo por alcanzar el conocimiento, -entre otros, antiguamente, la autoliberación, la sanación y la salvación del alma, o una mejor vida en comunión-. El esfuerzo escolar declina. Los estudiantes ya no tienen fuerzas ni para leer. Ya en 1895 decía Miguel de Unamuno, “no tienen resistencia nerviosa”. De manera paradójica, el hombre “fáustico”, que creía conquistarlo todo por medio de los avances tecnológicos, se encuentra que “es incapaz de dominar el mundo” salvo “en el plano físico-químico-matemático de la técnica”. Una pobre capacidad de dominio. 4. Las Virtudes de la inteligencia.- La inteligencia orientada siempre a un logro de tipo material pierde sus virtudes. “Entre ‘las virtudes de la inteligencia’ que ‘hemos visto reemplazadas’ –dice Real de Azúa- se encuentran el culto de la lealtad, de la palabra empeñada, de la buena fe”, “la humildad, la modestia, la paciencia y el pudor del heroísmo.” En cambio hay tendencia a sustituirlas por “la soberbia, el orgullo, la vanidad, la irritabilidad, la autocomplacencia y la arrogancia, […] [la ignorancia de] la idea de pecado original; la religión del prestigio, la grandeza [malentendida], ‘lo viril’, el poderío y la ambición.” 5. La Caridad como principio rector de la conducta social.- “Una tras otra -afirma Real de Azúa-, las posiciones más típicas, excelsas y difíciles de la tradición cristiana y humanista son negadas. Pero hay una porción de ellas que se rechaza especialmente. Es la de la generosidad, el desprendimiento, la sobriedad, la templanza, la conformidad, la pobreza, [hoy se diría “aporofobia”, miedo a la pobreza] el desinterés, el sacrificio voluntario […] No es calumnia leer en cada línea del esfuerzo totalitario, la constante exaltación de la conquista y el despojo, del logro y de la rapacidad, de la envidia y el resentimiento; la religión del poder y la expansión, las formas más materiales y primarias de la afirmación de sí.” [20] En el sistema “totalitario” no importa envenenar la vida de relación. Destruídos los vínculos comunitarios, quedan los individuos aislados, aunque despersonalizados, ya que la personalidad se forma en la vida de relación. Individuos atomizados que viven al mínimo de sus capacidades humanas. “Desprecio, sobre todo, de la tercera virtud teologal: de la Caridad y del amor que mueve al mundo.” “Excluídas la piedad, la bondad, la misericordia, el perdón; desechada la humanidad como ‘sensiblería’; […] serán las criaturas preferidas el odio y la venganza, el rencor y el exterminio, la crueldad y la revancha, el desprecio del débil, del enfermo y del desgraciado, cuando ellos no son cifras ‘rescatables’ de la comunidad guerrera y productora.” 6. La búsqueda universal y eterna de la Paz interior, espiritual, social.- Es reemplazada por “el culto de la Guerra –‘santa’ es mejor-, del combate y de la sangre, […]” ¿En qué cree la “filosofía totalitaria” se pregunta Real de Azúa? “En las fórmulas ‘actuales’ de la fuerza, la dominación, la violencia, el sojuzgamiento, el terror, la brutalidad, la conquista, el despotismo y la hegemonía, el matonismo, la humillación y la injuria; en las fórmulas ‘potenciales’ (es más práctico aterrorizar que matar), de la intimidación, la coacción, el pánico, la seducción y la amenaza. Hay una total falta del don de simpatía y comprensión del prójimo. Reinan la parcialidad del juicio y el espíritu sectario.” Se pregunta finalmente Real de Azúa si la Hispanidad –en el sentido más antiguo del término, la acepción de “lo característicamente hispano”- es o podría llegar a ser cien por ciento “totalitaria”. Pero encuentra cualidades que impedirían que entre nosotros llegara a cristalizar: 1. La Verdad entendida como un valor directriz.- “El español […] que tantos rasgos en común tiene con el sudamericano […] profesa el culto de la palabra dada, es recto, honrado, desconoce la artería. Son suyas una sensibilidad natural para la ética y la noción rápida y certísima del bien y del mal, es hombre de absolutos. Es vitalmente simple, aunque harto sensual en regiones dadas; la sensualidad ‘flamenca’ del bilbaíno, la sensualidad ‘helénica’ del andaluz. Un maquiavelismo, un cinismo del interés nacional nunca será posible en él […] La posición antimaquiavélica: ‘la cara al descubierto’, ‘claro’, ‘tajante’, ‘riguroso’ […]” 2. La Persona como un valor social.- “Tiene el sentido agudo de la libertad, de la dignidad, de la insustituibilidad de la persona. Nadie le podrá confiscar la prioridad intimísima de su relación con Dios, con el mundo, y con los demás hombres. Nadie le podrá imponer, ni hacer imponer una regimentación zoológica de la existencia humana.” 3. Entre las Virtudes de la inteligencia y de la Caridad, la generosidad.- “Y un desapego del mundo, unas vivencias de lo heroico y lo fraterno más crecidas que en cualquier otra parte. Contra la ética del ahorro egoísta es el hombre del dispendio generoso; contra la frivolidad, la disponibilidad […]” En cambio, otras características que Real de Azúa también considera propias de la Hispanidad, podrían trabajar en contra de nuestros intereses, destruyendo la vida de relación, empujarnos al “totalitarismo”: 1. Individualismo y rebeldía.- “[…] Las doctrinas del falangismo han calificado al individualismo de los siglos XVIII, XIX y XX, de fenómeno de decadencia, contraponiendo a sus sombras, la claridad del esfuerzo colectivo, jerárquico, que habría creado y sostenido la plenitud del Imperio. Sin embargo, no hay tal. El Imperio español fue tan obra de la improvisación, del esfuerzo individual y del desorden, como la decadencia española. Claro que estos se aplicaron a un mundo donde no existía la técnica [tecnología], a un mundo al cual no había advenido aún, con su tremenda fuerza histórica, las naciones nórdicas germano-sajonas con un sentido más solidario y social de la vida […] En cambio, ciertos defectos, ciertas caídas temperamentales de lo nacional hispánico, ayudan peligrosamente a la labor totalitaria. El español [el hispano] es un ser orgulloso, individual y nacionalmente.” El arquetipo de todo esto podría ser un Lope de Aguirre, ya en 1562, escribiendo a Felipe II una iracunda carta en la que le dice que “me desnaturo de estos reinos, que es España”. 2. “Es frecuente […] su impotencia para el diálogo, la transacción y la tolerancia”.- “Vive con intensidad sin par en ningún otro pueblo de la tierra, el clima del sentido trágico [el individuo contra el mundo, la fatalidad] […] de la existencia como ‘agonía’ […]”. Antes señala: “Está propenso a caer en soluciones de imposición, por su temple pasional y su subjetivismo llevado hasta una elemental carencia de espíritu objetivo.” [21] Pero si hemos entendido en qué consiste esta realidad y sus causas, entonces, -piensa Real de Azúa, podremos asimilar la experiencia y proyectarnos. “Sabemos a lo que no podemos volver.” “No podemos volver a un mundo sin Dios, sin un espíritu trascendente como entidad protagonista, a un mundo sin instancia última, azarosamente librado al choque de sus fuerzas y sus codicias.” “No podemos volver a un racionalismo enteco, que ignora lo orgánico, lo instintivo y lo vital; roto de las infusiones suprarracionales de la intuición y de la fe. Y a todos los polvos filosóficos que han parido estos lodos de dolor y destrucción: al relativismo total, al pragmatismo […] al subjetivismo, al idealismo, a la intelectualidad cerebralista, a las ideologías divorciadas de lo real, a las utopías antihumanas […]” “No podemos volver a la vida burguesa, al culto de la comodidad sin límites, del goce sin cortapisas; al utilitarismo, al sensualismo, a la religión del dinero como ordenadora suprema de la vida […] No podemos volver a la filosofía individualista del ‘sálvese quien pueda’, al funcionarismo, a la inhibición […] a la inacción y al hedonismo, al ‘no te metás’ y al ‘lavarse las manos’ […],” “No podemos volver al optimismo automático, al progresismo sin esfuerzos; a la pasiva, ciega, ilimitada confianza en un ejemplar humano sin disciplina ni ‘formalidades’ interiores; a un ser sin sentido de la tragedia, a una civilización de espaldas a la muerte, a la eternidad, a la dramática singularidad de la vida. No nos podemos quedar en el industrialismo, en el urbanismo, en la estandarización de los estímulos sensuales, en el maquinismo deshumanizador, en la empobrecedora ruptura del hombre con el cosmos.” “No podemos volver a la dispersión de esfuerzos y de trabajos; a la anarquía liberal de las actitudes; a una sociedad sin un mínimo de formalidades disciplinarias, estructuras, jerarquías flexibles, obediencia y organización.” “Sobre el centro de imputación de la vida, de una ‘persona’ con libertad, responsabilidad, intimidad, actuantes y reconocidas, los valores dinámicos, ascéticos, fideístas, telúricos, formales del totalitarismo, utilizados por el totalitarismo, serán fuente creadora y no fuente cegada, vías de enriquecimiento y no de consunción.” “Es cierto que el hombre es un ser enclavado en una comunidad, en relaciones de deber, préstamo y cuidado; con camaraderías y círculos muy limitados y precisos: familia, oficio, grupo voluntario, pueblo, y cuando se tiene: Iglesia. Somos partes de grandes corrientes de comunión humana, estamos insertos en ellas.” “Necesitamos una Fe, una creencia integral, total; unos puntos de vista en comunión, sobre el hombre, el ser, los valores morales, la vida, que sean la dura geología compartida sobre lo opinable y libre. Necesitamos –nuevo franciscanismo-, una renovada austeridad, un renovado desprendimiento, un renovado desapego de las cosas del mundo, un renovado gusto de la vida simple […]” “Necesitamos un realismo de apego […] a las entidades humildes, un realismo del pan y de la sal, del fuego y de la tierra, del vino y del aceite […] Necesitamos una total reinmersión en la naturaleza y en lo cósmico, una ruptura parcial, pero no por eso menos firme, con la vida urbana, maquinista e industrial […].” Sesenta años después de que Real de Azúa escribiera estas líneas, y cien años después de que J. E. Rodó escribiera Ariel [22] como protesta ante el avance de “la moderna barbarie utilitaria”, Javier Ruiz Portella, con el respaldo de Álvaro Mutis y miles de firmas, escribió un Manifiesto, que deja en evidencia la vigencia del humanismo dentro de la Comunidad hispanohablante: “¿Para qué vivimos y morimos nosotros: los hombres que creemos haber dominado el mundo…, el mundo material, se entiende? ¿Cuál es nuestro sentido, nuestro proyecto, nuestros símbolos…, estos valores sin los que ningún hombre ni ninguna colectividad existirían? ¿Cuál es nuestro destino? Si tal es la pregunta que cimienta y da sentido a cualquier civilización, lo propio de la nuestra es ignorar y desdeñar tal tipo de pregunta: una pregunta que ni siquiera es formulada, o que, si lo fuera, tendría que ser contestada diciendo: ‘Nuestro destino es estar privados de destino, es carecer de todo destino que no sea nuestro inmediato sobrevivir’ […].” “No queremos un mundo en el que la satisfacción de las necesidades materiales y el imperio de la técnica constituyan el horizonte a partir del cual toma sentido la existencia humana […].” “No queremos vivir sometidos a un bombardeo publicitario que, invadiéndolo todo, nos asedia con mil señuelos: tan inalcanzables como tentadores y frustrantes […].” “No queremos vivir como meros átomos agregados los unos al lado de los otros. Rechazamos el individualismo hecho de soledad al que nos condena un mundo masificado, gregario: el más uniforme, el menos individual de todos. […]” “Sí queremos un mundo movido por un aliento superior, hermoso, noble, lleno de sentido […].” [23] *** [1] REAL DE AZÚA, Carlos, España de cerca y de lejos, Impresora L.I.G.U., Ediciones Ceibo, Montevideo, 1943, Introducción. [2] Op. cit., pág. 14. [3] REAL DE AZÚA, C., Op. cit., pág. 277. [4] Op. cit., pp. 248, 277, 288, 291 y 293. [5] Op. cit., pág. 239. [6] Op. cit. pág. 11. [7] Op. cit., pág. 23. El destaque con negrita es nuestro. [8] Creado en 1949, era el equivalente del Premio Nobel de la Paz, pero entregado por el Presidium del Soviet Supremo de la URSS. En 1956 pasó a llamarse Premio Lenin de la Paz. [9] Ver Eric J. Hobsbawm, “La era de las catástrofes”, en Historia del siglo XX, Barcelona, 2009. [10] La discusión sobre si “lo ético está por encima de lo político” o “lo político por encima de lo ético”, dividió a la opinión pública uruguaya hace unos años. [11] Op. cit., pág. 19. [12] Op. cit., pág. 26, 71 y 138. [13] El destacado con negrita es nuestro. En REAL DE AZÚA, C., Op. cit., Nota 2, pág. 77. [14] MARITAIN, Jacques, Humanismo integral. Problemas temporales y espirituales de una nueva cristiandad (1936). Biblioteca Palabra, Madrid, segunda edición, 2001. [15] REAL DE AZÚA, Carlos, Op. cit., pág. 94. [16] BALMES, Jaime, “La Iglesia y la esclavitud”, en El protestantismo comparado con el catolicismo en sus relaciones con la civilización europea (1842), Tomo 2, Cap. XVI, 140, 146. [17] En negrita en el original. Op. cit., en Cap. XIX, 167 y 169. [18] REAL DE AZÚA, Carlos, Op. cit., Nota 7, pp 79-80. [19] Op. cit., pág. 28. [20] Juan, 18:38. Verdad y mentira son dos formas de existencia. Federico Nietzsche se refiere al versículo bíblico en Más allá del Bien y del Mal. Preludio de una filosofía del futuro, 1886. También trató el tema en El Anticristo, maldición sobre el cristianismo, 1888, una de sus últimas obras. [21] REAL DE AZÚA, C., Op. cit., pág. 25. [22] El destacado con negrita es nuestro. [23] Las últimas palabras del Ariel de Rodó (1900): “-Mientras la muchedumbre pasa, yo observo que, aunque ella no mira al cielo, el cielo la mira. Sobre su masa indiferente y oscura, como tierra del surco, algo desciende de lo alto. La vibración de las estrellas se parece al movimiento de unas manos de sembrador.” [24] El Manifiesto contra la muerte del Espíritu y de la Tierra (2002). Carta de principios. Cfr. https://www.elmanifiesto.com/manifiesto/texto_manifiesto.asp
  3. Gerión

    Manifiesto Panhispanista.

    3. La herencia cristiana católica (de MANIFIESTO PANHISPÁNICO) MOVIMIENTO HISPANOAMERICANISTA SECCIÓN URUGUAY SECTOR ENSEÑANZA·MARTES, 17 DE JULIO DE 2018 Imagen de portada. Porcentaje de católicos en el mundo. Fuente: Aciprensa LA HERENCIA CRISTIANA CATÓLICA Cfr. MANIFIESTO PANHISPÁNICO SUMARIO 1. Introducción 2. Los hechos: 577 millones de hablantes 3. La herencia cristiana católica 4. De cerca y de lejos: Hispanidad Humanista e Hispanidad Totalitaria 5. Hispanidad Ortodoxa e Hispanidad Heterodoxa 6. Identidades: lo indio, lo indiano, lo español, lo americano, lo mestizo, lo hispano americano y lo americano latino. 7. Lo panhispánico Cree también el autor del Pacto ideológico, -propone, es una propuesta- que los hispanistas debieran rechazar solidariamente la leyenda negra antiespañola; los chauvinismos o nacionalismos exacerbados de los países actuales independientes, incluyendo España, y las expresiones separatistas al interior de estas naciones, las rivalidades y reclamaciones entre países hermanos; por el mismo motivo, los sectarismos religiosos, la xenofobia, el racismo, las actitudes de desprecio hacia el mestizaje; las ideologías sectarias y fundamentalistas. Esta parte de la declaración toca cuestiones que tienen que ver con las mentalidades y las sensibilidades. Desde este último punto de vista, el mismo documento se convierte en testimonio de que existe un estado de tensión entre fuerzas centrípetas y centrífugas dentro de la comunidad que se aspira unir. No se trata de matices, sino de movimientos divergentes, que chocan, fracturan, y dispersan. Señalamos que existen entre nosotros fuerzas opuestas moviéndose con esa intensidad, pero que esto no es una fatalidad. Todo estudioso de la Historia sabe que no hay nada en su discurrir que no tenga necesidad de indagación y mejora. Cuando en una época, país, o dentro de un grupo hay un estado constante de debilidad y vulnerabilidad, de indefinición, atomización, tensión, en cuestiones que para cualquier comunidad serían claves, entonces conviene que se escriba un Manifiesto donde, de manera detallada, progresiva, clara, sensata, sincera, honesta, hilvanada y coherente, razonable y razonada, se tome posición sobre cada una de ellas. Se podrá decir luego que incluso así continúa habiendo “suspicacias, desconfianzas, susceptibilidades, discrepancias profundas” y otras expresiones al uso, pero lo que no se podrá decir es que no existe el documento de referencia. Ni tampoco podrán amigos y enemigos afirmar que no saben qué pensar de nosotros ni a qué atenerse. Nos recuerda especialmente el autor del Pacto ideológico “nuestra herencia cristiana católica a un nivel histórico y cultural”. Punto que está relacionado con la situación que recién describimos. Es importante aclarar lo que esto significa, ya que también en este punto programático la Comunidad históricamente se ha sentido unánimemente convocada. La herencia cristiana católica no solo es la religión católica. Es, más que una forma de ver el mundo, una cultura que impregna todas las fuerzas sociales, políticas, económicas y hasta demográficas y tecnológicas de la comunidad. La impregna, no por imposición, sino por tradición. De ella dependen por ejemplo, los índices de natalidad y de suicidios, así como la conciencia que se tiene de la influencia de la tecnología sobre el ambiente. Tampoco la herencia cristiana católica es de ayer ni de hoy, sino algo que traen los siglos, asumiendo la etimología que Unamuno nos da del término. Tradición, -nos dice-, viene de tradere, traer, transmitir. [1] Es algo que se va depositando como los sedimentos de un río. Como el fondo marino, en contraste con la espuma de sus olas. Y por otro lado, la historia hispana no solo es la corriente de un río –el río del tiempo- y lo que ella trae, sino las iniciativas históricas de muchas personas que, en ese marco cristiano católico de tradición que las encuadra, abrieron el debate sobre temas como la dignificación de la persona, o un Derecho internacional más justo, por la regulación de fenómenos internacionales como la paz, el comercio, y las migraciones, etc. La herencia cristiana católica bien entendida puede unir espiritualmente a una comunidad, servir de nave de Cristo en medio de la tormenta. Propone Fermín Franco Medrano –es una propuesta- cuáles deberían ser considerados los 6 hechos indeseables que un hispanista debiera rechazar –según su punto de vista- y los citamos textualmente: · NO a la leyenda negra anti-española. · NO a los chauvinismos o nacionalismos exacerbados de los países actuales independientes, incluyendo España, y las expresiones separatistas al interior de estas naciones. · NO a las actividades de difusión de religiones antagónicas y credos diferentes al cristianismo. [Sobre todo, cuando somos nosotros mismos quienes lo hacemos con la finalidad de socavarlo en cuanto núcleo de nuestra identidad, según interpretamos]. · NO a la xenofobia, al racismo, incluyendo el indigenismo, y actitudes de desprecio hacia el mestizaje. · NO al sionismo, el nacionalsocialismo, el comunismo, la religiosidad fundamentalista o radical y las sociedades secretas como la masonería. [Por lo mismo que lo anterior, según interpretamos nuevamente. Ya veremos cuál es el fondo del asunto en el punto siguiente, donde se reflexiona sobre la Hispanidad Humanista y la Hispanidad Totalitaria]. · NO a los separatismos, rivalidades y reclamaciones entre países hispanos hermanos. Veamos si podemos agrupar algunas de estas cuestiones y al mismo tiempo explicar por qué suceden, por qué tensan y por qué dividen, en qué puede ayudar la tradición cristiana católica. En primer lugar, la Leyenda negra antihispana es un fenómeno de propaganda brutal, extenso y profundo en el tiempo y en el espacio, que trasciende lo que pueda haber escrito tal o cual autor en tal o cual texto y contexto. Empieza con una serie de libelos publicados en el 1500 en los Países Bajos por disidentes españoles que no midieron hasta dónde podía llegar el efecto de su propaganda; se desarrolla luego en el tiempo por diversas razones, ya relacionadas con América; y se remacha, en el 1900, con autores de origen francófono y anglófono, escribiendo para fines conscientemente y muy estudiadamente geopolíticos. Y desde entonces toma impulso hasta la actualidad. Se parece mucho a una Guerra Fría moderna por la intencionalidad y planificación del proceso, por lo destructivo, pero también la supera, porque ha logrado generar lo que podríamos llamar “un antihispanismo cultural”, y más aún, ha logrado naturalizar el antihispanismo: hasta hay identidades que se sienten tales por lo que tienen de anti y no por lo que tienen en sí. Esta culturalización y esta naturalización aumentan el daño que provoca la leyenda, que es uno de los motivos de nuestra situación actual, porque impide discernir. Con respecto a los “chauvinismos y nacionalismos exacerbados”, “xenofobia, racismo”, “rivalidades, separatismos, y reclamaciones entre países hermanos”; todo esto tiene un hilo conductor. Y por último, la proliferación de fundamentalismos e ideologías, grupos cerrados y ocultos va en la misma dirección. En este sentido, es tan importante tener en cuenta lo que indican las estadísticas sobre mentalidades y sensibilidades. Para empezar, las que tienen que ver con religión e irreligión, catolicismo y protestantismo, sincretismos y religiones animistas. Las estadísticas de EEUU nos dicen que a partir del año 2010, más hispanos van abandonando la religión católica y se van sumando a religiones protestantes, evangélicas, o se vuelven ateos o agnósticos. Por otro lado, hay una tendencia muy fuerte a la secularización de la cultura. Al mismo tiempo, el catolicismo de EEUU cada vez es más hispano, se está llenando de hispanos, debido a la migración desde México y Centroamérica. Aunque no todos los católicos de EEUU son hispanos, ocurre cada vez con más frecuencia, que las misas y los bautismos se celebran en español. La religión en EEUU, y su relación con las identidades, es un hecho dinámico, un hecho en proceso, como cualquier otro. [2] Según otros estudios, un porcentaje que varía entre el 60 y 69% de la población de América Latina (que abarca más que Iberoamérica) se define como católica, y entre el 19 y 20% como protestante. Los ateos y agnósticos, sin ningún tipo de preocupación religiosa, o que no sabe, no contesta, y otras religiones, son, según estudios, un porcentaje que varía entre el 12 y el 21% del total. En Hispanoamérica más del 50% de la población se declara católica, pero hay excepciones notorias, como Chile y Uruguay, donde hasta el 40% de las personas se declaran ateas, agnósticas o sin religión de ningún tipo; así como Guatemala, Honduras y Nicaragua, donde el 50% de la población se declara católica pero más del 40%, evangélica. Y las iglesias evangélicas han seguido avanzando en estos últimos años, introduciéndose además en las esferas de la actividad política y del Estado. [3] También hay fuertes fenómenos de sincretismo religioso con tradiciones prehispánicas. Paraguay es el país más católico de Hispanoamérica, con el 88% de su población que se declara católica, y Uruguay el menos, con el 41% de su población reivindicando esa identidad. El 63% de los brasileños son católicos. Después de Paraguay, siguen, entre los países hispanohablantes, Ecuador, México, Venezuela, Argentina, Perú, Bolivia, Colombia y Panamá, en ese orden, como Estados donde más del 70% de la población se declara católica. En Europa Occidental el porcentaje de católicos está por debajo de esas cifras, con la excepción de Portugal, con 80% de católicos, y España, donde el 75% de la población se define como católica. Una conclusión evidente es la relación directa entre Hispanidad y catolicismo, y de manera más genérica, entre Hispanidad y cristianismo. Hasta 2010 había 432 millones de católicos en América Latina (América sin EEUU y Canadá), el 73% de la población total de la región. Eso suponía que casi 4 de cada 10 católicos del mundo eran latinoamericanos. [4] En 2014, entre el 40% y 50% de los católicos del mundo vivían en América, tomada en conjunto (América del Norte y América del Sur), mientras el 25% de los católicos del mundo vivían en Europa; el 16% en África subsahariana y el 12% en Asia Pacífico. En Filipinas, más del 80% de la población es católica. Pero también es evidente que el catolicismo está retrocediendo ante otras expresiones del cristianismo. El 84% de los adultos de América Latina afirman haber sido criados en el catolicismo, aunque solo el 69% se identifican como católicos, según el informe Pew de 2014. A la inversa, muchos protestantes actuales fueron criados en el catolicismo. Este informe también entra en detalle sobre actitudes culturales y sociales que sería muy importante profundizar y analizar en las comunidades hispanas, como por ejemplo el divorcio, el aborto, comparando comunidades católicas y protestantes. Al mismo tiempo, América Latina es la única región del mundo donde el Islam no crecerá, a diferencia de lo que ocurre en Angloamérica, donde se estima que habrá un crecimiento del 179% de la población musulmana, en comparación con el 13% de América Latina, según el informe Pew. [5] Los musulmanes en América Latina no llegan al millón de personas en total. La mayor comunidad judía de América Latina está en Argentina, pero apenas ronda las 300.000 personas. A los efectos del censo se toma la definición de la Halajá o Ley judía, para la cual es judío “todo el nacido de un vientre judío”, lo que parece una definición amplia. Sin embargo, ese número viene descendiendo de manera constante. [6] Cifra que contrasta con la población judía de EEUU, 6 millones de judíos, casi tantos como Israel, el 40% de la población mundial. Los miembros de la masonería en América Latina tampoco superan las 350.000 personas, de los cuales, más de 150.000 están en Brasil. En algunos países de América Latina los masones no están en condiciones de salir a la luz, mientras en EEUU, según sus voceros, “hablar de masonería es sinónimo de cultura y de perfeccionamiento”. [7] Desde el punto de vista de la cantidad, también por contraste con América Latina, hay 3 millones de masones en EEUU, y 10 millones en todo el mundo. [8] El budismo también tiene buena implantación en EEUU, con 6 millones de seguidores. En Europa cuenta con 2 millones. En América Latina el budismo se ha difundido por Argentina, Brasil y México, Costa Rica y Panamá, pero apenas supera las 300.000 personas. A fines del siglo XIX, Marcelino Menéndez y Pelayo expresó la idea de que el catolicismo es un fenómeno prevalente en las comunidades hispanohablantes porque sintoniza con su identidad. Estos datos indicarían que la tendencia se mantiene. Se necesitan más estudios y reflexiones de valor cuantitativo y cualitativo sobre este tema, analizando qué relaciones hay entre identidades y religión, observando contextos y procesos, tomando periodos, intentando explicar la conexión con las circunstancias históricas, con la evolución de las sensibilidades y mentalidades. La existencia de unos valores conservados por tradición entre la mayoría de la población, es una buena noticia, porque podría facilitar el entendimiento, la comprensión, la simpatía entre personas de una misma nacionalidad. Esos valores, de origen cristiano católico, merecen estudiarse y cultivarse, desde el momento que son los valores y tradiciones de la mayoría de la población. *** [1] “Tradición, de tradere, equivale a ‘entrega’, es lo que pasa de uno a otro; trans, un concepto hermano de los de transmisión, traslado, traspaso. Pero lo que pasa queda, porque hay algo que sirve de sustento al perpetuo flujo de las cosas. Un momento es el producto de una serie, serie que lleva en sí, pero no es el mundo un calidoscopio.” Cfr. En torno al casticismo, 1895. “Ensayos”, I. [2] Thomas Sparrow, “La paradoja que define a los católicos de EEUU”, en BBC Mundo, 15 de mayo de 2014. [3] El cristianismo en América Latina, https://latinamericahoy.es/2012/05/30/el-cristianismo-en-america-latina/ [4] Latinobarómetro 1995-2017. Informe “Religión en América Latina” del Pew Research Center, 2014. [5] Ángel Bermúdez, “Por qué América Latina es la única región del mundo donde no crecerá el Islam”, en BBC Mundo, 4 de abril de 2017. [6] “La mayor comunidad judía de América Latina está en la Argentina”, en UNO, 27 de septiembre de 2016. [7]“Masonería latinoamericana, saludable gracias a su juventud, dice gran maestro”, en Agencia EFE, Asunción, 23 de abril de 2017. [8] “Presencia masónica en el mundo”, en FenixNews, 2007.
  4. Gerión

    Manifiesto Panhispanista.

    2. Los hechos: 577 millones de hablantes (de MANIFIESTO PANHISPÁNICO) MOVIMIENTO HISPANOAMERICANISTA SECCIÓN URUGUAY SECTOR ENSEÑANZA·MARTES, 17 DE JULIO DE 2018 Imagen de portada: Diario El País de España, el elpais.es, con datos del Instituto Cervantes, 3 de julio de 2018. Cfr. MANIFIESTO PANHISPÁNICO SUMARIO 1. Introducción 2. Los hechos: 577 millones de hablantes 3. La herencia cristiana católica 4. De cerca y de lejos: Hispanidad Humanista e Hispanidad Totalitaria 5. Hispanidad Ortodoxa e Hispanidad Heterodoxa 6. Identidades: lo indio, lo indiano, lo español, lo americano, lo mestizo, lo hispano americano y lo americano latino. 7. Lo panhispánico Uno de los últimos manifiestos hispanistas –declaraciones, decálogos- es el Pacto ideológico hispanista de Fermín Franco Medrano, físico y matemático aplicado de Osaka, Ensenada, Baja California, de junio de 2017. [1] Propone un decálogo a manera de “ideología”, “identidad común”, “base mínima” o “declaración de principios”, dejando en claro “lo que todos apoyamos, lo que todos rechazamos”, mirando “al futuro, a un próximo paso para la construcción de esta Unión Hispana, que empezaría por una buena base de concienciación social en todos los países […]”. Al convocar las firmas de los hispanistas “de todo el orbe”, y haber obtenido respuesta –si bien por ahora, modesta-, Fermín Franco Medrano ha demostrado que la existencia de grupos internacionales de hispanistas es una realidad. Al mismo tiempo, hay muchas cosas que el decálogo “no es” –aclara el autor-: “no es una definición de […] ‘una persona de nacionalidad hispana’ en cualquiera de nuestros países actuales ni de un futuro estado de la ‘Unión hispana’ […] tampoco es una ‘carta de derechos civiles’ o ‘constitución’ de ese hipotético ‘estado nación hispano’ […].” Este documento también propone no asumir como definiciones colectivas, pero sí respetándolas como puntos de vista personales, aquellas cuestiones que generan debates insuperables entre hispanistas. Busca –según interpretamos- impulsar criterios y requisitos para el diálogo abierto, franco, libre, en el entendido de que los vínculos comunes se construyen. Fermín Franco Medrano considera que esos criterios de identidad son, entre otros: 1. La lengua castellana como bastión de nuestra identidad, lengua franca y principal lengua de difusión cultural, sin menoscabo de las lenguas nativas. 2. Nuestra herencia cristiana católica a un nivel histórico y cultural. [Sus aportes a la comunidad, sobre todo sus valores universales, según interpretamos] 3. El reconocimiento de la herencia ibérica española por al menos dos de las siguientes tres vías: cultural, étnica o lingüística. La Iberia española es el origen y aglutinante común, estando los pueblos hispanos enriquecidos étnica y culturalmente por poblaciones y culturas globales de los cinco continentes, sobresaliendo por número las nativas americanas. [En una época de reconocimiento de las identidades, las que pueden sostener a las personas, esta es una identidad, o sea, una certeza en tiempos de globalización e incertidumbre] 4. Algunos elementos de la cultura popular como la importancia de nuestros lazos familiares y fraternales, la visión optimista y alegre, la calidez en el trato, el altruismo, etc. más allá de que hayan tenido o no un origen cristiano hace siglos. El primero de estos puntos programáticos es el más exitoso y que más adhesiones ha concitado a lo largo de la historia del hispanismo, y este documento panhispánico intentará enriquecer con aportes el anterior. Como programa, ha sido tomado por millones de personas de manera unánime, y se ha convertido en política de Estado de los países iberoamericanos. El idioma castellano por su origen, español por el Estado que lo oficializó primero e hispanoamericano por la región del mundo donde más se ha extendido, ha podido contar con la solidaridad de los escritores –filósofos, historiadores, ensayistas, académicos-; de los sistemas de Educación pública, de los internautas de los medios electrónicos, radiales, y satelitales de comunicación; de los periodistas, impresores, empresarios, industriales, artesanos, comerciantes, feriantes, cocineros, barrenderos, dirigentes políticos, obreros y familias; deportistas, artistas, cantores, actores, actrices; del humilde y cotidiano vecino de la esquina, don José y doña María. Si ha tenido éxito es porque ha llegado a convertirse, -por obra del espíritu comunitario-, en fuerza social. El desarrollo de una conciencia lingüística como primer rasgo de una identidad compartida de alcance universal, es el hallazgo más notable de la comunidad hispanohablante en los últimos siglos; y es, al mismo tiempo, un postulado enteramente hispanista, cuyo irreversible triunfo, hispanistas notables, fundadores del hispanismo, apenas pudieron soñar, sin llegar a ver, como nosotros. ¿Por qué es tan importante que millones de personas compartan un patrimonio lingüístico común? Porque, como dejó escrito uno de los primeros autores que lo propuso: “La sangre de mi espíritu es mi lengua,/ y mi patria es allí donde resuene/ soberano su verbo, que no amengua/ su voz por mucho que ambos mundos llene [...] “Y esta mi lengua flota como el arca/ de cien pueblos contrarios y distantes,/ que las flores en ella hallaron brote, […]” “[…] lengua en que a Cervantes/ Dios le dio el Evangelio del Quijote.” (Miguel de Unamuno, La sangre del espíritu, España, 1910) Una lengua capaz de unir a cien pueblos en ideales comunes, como en su momento lo hicieron el griego, en la Koiné, y el latín, en la Latinidad. Una lengua capaz de contener mundos diversos brotados de raíces diferentes. Una lengua capaz de conservar la tradición y dotar de sentido a la innovación. Una lengua vehículo de pensamientos y sentimientos que enriquezcan el alma. La lengua de esta civilización que es como una persona que tiene algo que decir, algo que puede beneficiar a otros, algo, que de esta manera llegará sin dificultad a oídos de otros. Del éxito de este primer postulado hispanista que es la afirmación de la conciencia lingüística como primer peldaño en la afirmación de otras formas de conciencia comunitaria se deriva un primer resultado notable: ya habitan el mundo más de 577 millones de hispanohablantes, el 7,6% de la población mundial. Y es de esperar que en pocos años seamos 600 millones los hablantes de español. El hispanismo no solo vive y triunfa, sino que cosecha. El Instituto Cervantes ha dado a conocer la noticia el día 3 de julio. A finales de los años 1970 se sabía que había 300 millones de hispanohablantes. Medio siglo después esa cifra casi se duplicó. Muchas otras cosas no han cambiado, pero esa cambió de forma revolucionaria. Una poderosa fuerza social y demográfica avanza. Los 480 millones de hablantes nativos de español –los que hablan español desde la cuna- superan a los 399 millones de hablantes nativos de inglés. En todo el mundo, solo los 960 millones de hablantes nativos de chino –que son menos que los habitantes de China- superan a los nativos de español. Pero el chino no tiene la misma proyección internacional que el español. El chino –al menos por el momento- es una lengua nacional, no internacional. Muy por detrás queda el francés con 78 millones de hablantes nativos en el mundo. Según los expertos, el español tiene a su favor dos características de las que otras lenguas carecen: es homogéneo –no está diferenciado en dialectos que puedan romper su unidad-, y es geográficamente compacto. La acción constante y consciente de miles de personas a lo largo de siglos lo ha permitido. Por ahora, la auténtica diferencia a favor del inglés es su consideración de lengua franca, lo cual depende de la hegemonía de ciertos bloques. Por ejemplo, la expansión comercial y política del Reino Unido y de EEUU desde mediados del siglo XIX ha generalizado el uso del inglés; la adopción del inglés como lengua oficial por la Unión Europea le ha sumado 500 millones de hablantes, así como la pérdida del estatus de lengua oficial del español en Filipinas en 1986, igual que en otras partes de Asia. Estas coyunturas –que se podrían revertir- hacen que el número de hablantes no nativos del inglés (648 millones) supere al de hablantes no nativos del español (97 millones), mientras que el francés cuenta con 190 millones de hablantes no nativos. Pero los hablantes no nativos suelen ser hablantes de competencia limitada, que valoran la lengua como instrumento y no como vehículo de una personalidad colectiva común. Que serían los primeros en desertar si cambiaran las condiciones históricas. Ese es, potencialmente, el talón de Aquiles de USA-UK, de la “Commonwealth”, y de “la Francophonie”. De esto surgen varias tareas urgentes para todo buen hispanista: 1. El mundo sigue creyendo que por razones estratégicas, es más importante estudiar inglés –incluso francés-, o adoptar el inglés –incluso el francés- como lenguas francas, que el español. ¿Por qué el mundo sigue creyendo esto? Porque todavía la hegemonía internacional ideológica y material de los países anglohablantes o francohablantes sigue siendo un factor notable del orden mundial; y no quieren perderla. La tarea de los grupos hispanistas sobre este punto debería ser, por un lado, revertir la imagen, -que es injusta, y en el fondo, falsa- del español como lengua “local”; y por otro, revertir el hecho. El caso del idioma francés demuestra que la extensión de una lengua no determina, automáticamente, mayor grado de hegemonía; pero, a la inversa, la influencia internacional, con frecuencia, neocolonial, –que en el caso de Francia y Bélgica siempre es a la cola de los países anglosajones, pero es- determina el aumento del número de hablantes no nativos de una lengua, de forma exponencial, incluso ridículamente exponencial. La elección del francés como lengua oficial de países muy poblados, muchos de ellos, africanos –como el Congo, con sus 25 millones de habitantes-; y la imposición de esta misma lengua como lengua franca de un grupo de países, como es el caso de la Organización Internacional de la Francofonía, que agrupa 80 países en todos los continentes, -con criterios muy amplios, como “Estado miembro”, “miembro asociado”, “miembro observador”, categorías estas últimas que abarcan un número increíble de países europeos-, y donde además de países, se incluyen comunidades dentro de países, como es el caso de la “Comunidad francesa de Bélgica”; Quebec y Nuevo Brunswick en Canadá; “Comunidad del Valle de Aosta”, en Italia; que, por otro lado, integra a Haití, México, Costa Rica, Argentina y Uruguay, como “miembros observadores en América”, son factores importantísimos para que el francés tenga un número exageradamente alto de hablantes no nativos en comparación con el número de hablantes nativos. Lo cual está lejos de ser un esfuerzo para unir a los pueblos de una Patria grande y sí, en cambio, formar un Imperio neocolonial. La relación de muchos países, nuevos en el mundo, como neocolonias con sus neometrópolis, Francia y Bélgica; y otras veces, sencillamente, como anexiones ultramarinas bajo la forma de “departamentos de Francia” también es decisiva para que no puedan escapar al sistema. Una de estas anexiones, la Guayana francesa, la tenemos en América del Sur; nuestros noticieros poco la mencionan, -como no se refieren nunca a la “Francophonie”-, pero le suma más de 250.000 hablantes a Francia, Estado centralizado, unitario, que ignora las autonomías. El presidente de Francia, E. Macron, hace poco ha anunciado una nueva ofensiva en este terreno. Neocolonialismo que se ha mostrado sin máscara en los casos de las intervenciones de Francia, algunas de ellas militares, en países como Siria, Malí, Guinea Biseáu, y Madagascar, todos excolonias. [2] Revertir la imagen: Se debe mostrar a propios y extraños que la verdadera trascendencia histórica de una lengua se debe a su número de hablantes nativos, y lo demás, son trampas al solitario. Por ejemplo, la región hispanohablante cuenta con el mayor número de universidades acreditadas desde los años 1500. Ya por 1800 eran veinticinco. Este tipo de hazañas culturales solo pueden ser obra de una comunidad de hablantes nativos, de personas que pertenecen a una identidad en la que han crecido desde la cuna, no de personas a las que se les impone una identidad o que se las presiona para que la asuman por razones interesadas. Como evento colonial no tendría trascendencia histórica sustancial, sería simplemente un mecanismo de influencia. Pero estas universidades hispanoamericanas, de las cuales las más antiguas son la Universidad Santo Tomás de Aquino, fundada en Santo Domingo en 1538, y la Universidad de San Marcos, fundada en Lima, en 1551, que desde entonces han seguido funcionando durante siglos, y hasta la actualidad, son glorias nacionales en República Dominicana y en Perú. Lo cierto es que por esta vía se puede aumentar el número de hablantes nativos, atrayendo a nuestras universidades a los no nativos, siempre y cuando la oferta sea de calidad, lo cual es un hecho indiscutible en el caso de las universidades más antiguas y de más prestigio. [3] Invitándolos a radicarse en nuestras patrias y aportar; creando una sólida comunidad científica hispanohablante de destaque internacional, cuando lo que viene ocurriendo es, al revés, que invertimos en formar estudiantes nativos que después se van y aportan el resto de sus vidas a otros países. No es tan difícil hacerles propaganda a nuestras universidades, ya que la realidad termina por imponerse: son más baratas que las anglosajonas, muchas son públicas y gratuitas, sin que esto aminore su calidad; es falso que para cursar estudios académicos superiores haya que estudiar toda la vida inglés –o francés- y matricularse en universidades anglófonas o francófonas a precios usurarios; el estudiantado de esos centros se caracteriza menos por su brillo que por su sobreendeudamiento, como lo indican muchos informes (y demandas presentadas por los estudiantes). También es falso que las becas ofrecidas desde el extranjero se adjudiquen pensando en darnos oportunidades: normalmente se dan para sondear talentos y fugarlos a países menos creativos que los nuestros. En cambio, sería deseable que se hablara perfecto español, que se leyera y se escribiera mejor en este idioma: el mundo sigue siendo de los que leen y escriben, de los piensan, investigan y producen pensando en beneficios para su comunidad y no para una potencia extranjera. También sería deseable que se contribuyera más con la red universitaria iberoamericana, sobre todo la pública y gratuita, pensando en el conjunto de la comunidad, como fue nuestra tradición; pero también, en formar una sólida red de universidades públicas, privadas, comunitarias, formales e informales que se apoyen entre sí en cuestiones como recursos y currículos. Tampoco los “índices de calidad académica” deben quitarnos el sueño. Como ya sabía San Pablo, no hay sanción legítima para quien no está convencido. Ciertos estándares de calidad académica de exclusiva invención anglosajona son tan arbitrarios como otros que se aplican al mundo de las finanzas, de la jurisprudencia, de los intercambios comerciales, y de los derechos de autor. Están hechos a medida del inventor y no es extraño que en estas condiciones el inventor “triunfe en el mercado”. Para nosotros son un “lecho de Procusto”, nombre del asesino griego que estiraba o mutilaba a sus víctimas supuestamente con la excusa de que encajaran dentro de la cama que les había tendido, y que jamás era de la medida de estas. Ya nos hemos referido a características que nunca podrían ser indicador de calidad en ningún sistema: una es el sobreendeudamiento, la otra son una serie de formas tan graves de marginación, que una parte de la población está convencida de que el talento está por detrás del dinero, invirtiendo la fórmula de Salamanca. En cambio, el mundo hispanohablante, que tiene una riquísima tradición intelectual, bien podría trazar sus propios criterios de calidad universitaria. Si queremos que más estudiantes del mundo estudien español, debemos atraerlos a nuestras universidades desde todas partes del mundo, destacando las virtudes de las nuestras, que para empezar, son las más antiguas de América; y como la caridad empieza por casa, debemos invitar a estudiar en ellas, primero, a nuestros estudiantes –cualquiera sea su etnia o grupo social-, en vez de recomendarles que se vayan. Lo que decimos de las universidades, se podría decir de muchas otras iniciativas. Un ejemplo bien conocido es la actividad en conjunto que escritores y editores de textos en español han venido realizando desde la segunda mitad del siglo XX, dando paso a una “explosión” de la literatura en lengua española que ha permitido recuperar la posición del español como lengua literaria internacional de prestigio que tenía en el Siglo de Oro, o los esfuerzos del cine hispanoamericano o de la industria audiovisual que han podido hacer llegar a tierras extrañas el sentir propio de nuestras almas, penas y alegrías cotidianas, pero que en primer lugar debieran llegar a nuestra gente a través de una red de cine independiente. Falta producir más textos científicos en español sobre temas que solo nosotros podemos, invitando a los científicos del resto del mundo a leerlos en español, pero, sobre todo, a los miembros profanos de nuestra comunidad, lo cual exige una política urgente de mejora de la calidad de la enseñanza y de los aprendizajes por todos los medios posibles, formales e informales, y el despertar de un interés genuino por el conocimiento –el saber por el saber mismo- más allá de sus funcionalidades. Por otra parte, el interés por estudiar aumenta si los planes de estudio son pensados junto con las oportunidades o salidas laborales. Si al pensar los planes, también se tiene en cuenta el estado de una determinada industria o sus posibilidades a futuro en un determinado momento. Por ejemplo, la carrera de Licenciatura en Ciencias Históricas puede pensarse como el estudio de grado para un posgrado en actividades de valor económico vinculadas a las industrias de: cine histórico, literatura histórica, artes gráficas históricas –desde la decoración y la pintura hasta las historietas o cómics y las caricaturas-, arquitectura historicista, etc. Discusiones que todo buen hispanista, dentro de la urgencia de la tarea, debe dar, apoyando iniciativas de los otros, promoviendo iniciativas él mismo. b. Revertir el hecho: En primer lugar, reconocer el hecho. Hay proyectos geopolíticos en pugna; esto es una realidad y no una declaración de deseos. Nos gustaría que en el mundo hubiera solidaridad y no competencia entre bloques y potencias: sería todo más cordial, fácil y productivo; y no es que no haya ninguna forma de solidaridad internacional, pero hay un fondo de competencia, guste o no, de rivalidad que se viene dando de manera constante desde hace siglos y que no impusimos nosotros; que tampoco podríamos eliminar; pero que debemos saber manejar. En segundo lugar, -y en consecuencia-, debemos saber cómo interpretar la geopolítica del mundo en que vivimos para transformarla. Por ejemplo, el porcentaje del PBI mundial que representa toda la producción anual de bienes y servicios de los países hispanohablantes es –al menos por ahora- solo el 6,9% del total, donde el PBI de España es el 1,6% del PBI mundial; de los países de la Comunidad de lengua portuguesa, donde el PBI de Brasil es el 2,39% del PBI mundial, mientras la de quienes hablan chino es el 18,2%, y la de los países anglosajones, casi diez veces superior: el 55%; solo EEUU representa el 25% del PBI mundial, Reino Unido y el ex imperio británico o Commonwealth, el 30%. Y aunque también es cierto que el uso de una lengua común puede multiplicar por tres en una zona los intercambios comerciales, esto tampoco es mecánico. [4] Cómo se construyen estos datos, qué es lo que significan, por qué motivos es necesario verlos con ojo crítico, qué fuerzas los distorsionan, y cómo se puede hacer para incidir sobre ellos, son todas cuestiones que deben preocupar a un buen hispanista. c. ¿Significa esto que la Hispanidad tiene que organizarse de la misma manera que la Francofonía o la Anglósfera, es decir, buscando la hegemonía mundial, el liderazgo técnico, material, financiero, militar, neocolonial, neoimperial; poniéndonos incluso para lograr esto, interesada y servilmente a la cola de potencias que graciosamente podrían compartir con nosotros las migajas del banquete, por aquello de que “es mejor ser cola de león que cabeza de ratón”? Si la respuesta es no, se debe a que la Hispanidad desde su origen se ha pensado como una comunidad de hombres libres, un régimen de personas. Decían los fundadores del hispanismo: “somos una raza espiritual, no una raza material, biológica”. [5] Hispanidad como una comunidad que entiende la política –considerada, a su vez, actividad de índole social superior- como regida por valores que no pertenecen solamente al ámbito material, -como el dinero y el poder- sino al plano del espíritu. Para cosas más altas hemos nacido [6] y es más exigente trabajar por ellas; valen la pena y la fatiga. Aspiramos a ser una civilización de tipo superior, donde “superior” no quiera decir que tiene la capacidad de saquear, oprimir e imponer, -señalaba también José Enrique Rodó, y comentaba, leyéndolo, Leopoldo Alas- sino de dar, y dar generosamente; de liberar y comprender. 2. La Hispanidad, que habla español, convive con otras formas de identidad: la Toltecáyotl, la herencia de los pueblos toltecas de Mesoamérica, -del Cemanáhuac-, que hablan náhuatl; la Ñande reko, el patrimonio cultural de los pueblos del tronco guaraní del Araguay, de la región fluvial de América del Sur; la Reqsechicuy, la identidad común de los pueblos del Tahuantinsuyo, la región montañosa de América del Sur, que hablan quechua. Las identidades pueden convivir unas con otras respetando su personalidad y sus límites. Y lo que decimos del idioma español se aplica a otros: para comprender una comunidad se necesita conocer su lengua y habilitar su palabra. Nadie puede, -como pretende el indigenismo paternalista- hablar por otro. Cada lengua comunica un mundo, y es insustituible. Y esto no excluye que una misma persona pueda formar parte de diferentes identidades. Que desde esa doble participación pueda establecer conexiones entre ellas, como Guaman Poma. Pero, cuando un León Portilla traduce e interpreta la Toltecáyotl para los mexicanos, lo hace desde la Hispanidad, desde el idioma español y su mundo. Su aporte, por lo tanto, es sobre la Toltecáyotl pero para la Hispanidad. Un aporte para la Toltecáyotl tendría que hacerse desde su núcleo espiritual y en su lengua. En cambio, se puede vivir en los bordes y fronteras de las identidades: hibridismo o mestizaje. 3. Son fuerzas que actúan a favor de la difusión del español, su situación actual de lengua no dialectizada, no diferenciada al grado de que pueda resultar de difícil comprensión para los hablantes de una misma comunidad como ocurre en algunos casos con el portugués (peninsular/sudamericano/africano), el inglés (británico/americano), y el francés (europeo/criollo). También actúa a favor del español el hecho de que teniendo mayor número de hablantes nativos, estos tienden a tener mejor competencia lingüística que los no nativos. Pero sobre estos dos pilares hay que trabajar de manera consciente, porque lo mismo que hoy son pilares mañana podrían convertirse en pies de barro, haciendo retroceder al idioma, y con él, al pensamiento. Y hay estudios que indican que millones de hispanohablantes nativos tienen bajo nivel de comprensión y de producción en español, colocándose cerca de los no nativos de competencia limitada. El sistema de Educación pública tiene mucho para hacer en este terreno; pero la Educación pública tiene que ser apoyada, -y no solo monetariamente- tiene que ser alentada; cariñosamente arropada por una Comunidad empática, porque los maestros y profesores –un solo sector social- no pueden llevar en soledad la carga del todo. Entre otras posibilidades, el desarrollo de centros de educación informal, de cooperativas, de educación libre, o comunitaria, de ser posible trabajando en red, pueden influir en la mejora de este proceso. 4. Por otro lado, una fuerza que incide en la difusión del español es que se habla en zonas geográficamente compactas. Hay 20 países independientes cuya lengua oficial es el español, los cuales se encuentran casi todos juntos en una misma área; y hay más países donde se habla español pero no es oficial. Esto sin desmedro de otras lenguas, pues en países como Perú y Bolivia hay hasta 38 lenguas nativas que son cooficiales. Hay, por hispanohablantes, hispanomexicanos, hispanonicaragüenses, hispanoperuanos, hispanochilenos, hispanouruguayos. Pero de esto mismo se puede inferir que un país hispanohablante dentro de una zona de influencia hegemónica anglosajona peligra perder su estatus lingüístico. Es el caso de Filipinas, donde en 1986 el español dejó de ser lengua oficial, después de haber sido la primera lengua de comunicación general de los pueblos de la zona desde 1565. Puerto Rico sigue luchando por el español como su principal seña de identidad e independencia, y EEUU, en su conjunto, donde más ha crecido el número de hispanohablantes, no solo lucha por la cooficialidad sino para no ser perseguido. En la misma España hay regiones donde la cooficialidad del español está en peligro; y el hecho de que en la Unión Europea el español no sea cooficial junto al inglés, resulta, -además de injusto-, peligroso. Convierte a la Unión Europea en territorio anglósfero. (¿Por qué inglés y no alemán, por ejemplo, cuando en Europa hay más hablantes nativos de alemán, -más de 100 millones- que de inglés -61 millones-? Si la respuesta es “por la proyección internacional del inglés”, entonces, ¿qué pasa con la proyección internacional –e histórica- del español?) [7] Lo mismo puede decirse de los organismos internacionales. [8] Se debería promover la reoficialización y la cooficialización del español en todos los casos en los que se ha producido una pérdida o sería justo un avance. 5. Si nos enfocamos ahora en el tema del número de hablantes nativos del chino y del español, hay dos potencias lingüísticas que se perfilan en el mundo, una en Oriente, y otra en Occidente. Porque los hablantes no nativos de otras comunidades lingüísticas fácilmente podrían desertar si cambiaran las condiciones históricas. La nueva fuerza histórica y social que podría cambiar de forma revolucionaria el mundo del siglo XXI es la Hispanidad unida. La producción, el comercio, el consumo, hoy en crisis, reverdecerían con el intercambio entre estas dos potencias del mañana: Hispanidad y China. Ya el Imperio romano que por primera vez instituyó la ruta de la seda, -luego ruta de las especias, y por último, ruta de la plata americana- era una potencia liderada –en sus mejores momentos- por emperadores de origen hispano. Ya el Mediterráneo cristiano, que perfeccionó la ruta, pudo contar, en la Edad Media, con el valioso aporte de una delegación castellana, émula de Marco Polo, que llegó a Samarcanda, Uzbekistán, mientras en el Atlántico otros castellanos exploraban las islas Afortunadas, hoy Canarias. Y el viaje de Colón por el Oeste no hubiera tenido sentido de no haber sido una opción para incorporarse a la ruta de la seda siguiendo un camino inexplorado. Así como luego de Colón, la ruta del Galeón de Manila, de España a México y de México a Filipinas y China hasta el año 1815. Relanzado el proyecto a fines del siglo XIX con el nombre de “Camino de China” [9], y frustrado por la guerra hispanoyanqui de 1898, hoy nuestros empresarios buscan el comercio con Asia Pacífico, que no solo es el comercio con China. El proyecto chino “Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda” lanzado por Xi Jinping en 2013, debe ser repensado y relanzado desde la Hispanidad, que siempre tuvo su propio proyecto en ese sentido, con la finalidad de armonizar los dos extremos del mundo, Hispanidad y China. De un estudio histórico en profundidad de todos estos momentos históricos de nuestra evolución, tenemos mucho que aprender sobre cómo funciona y cómo podría funcionar el mundo de hoy. Un último tema, que suele aparecer en las discusiones sobre Hispanidad: no hay un nombre que pueda expresar la realidad del hemisferio americano en su conjunto. Los nombres “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “América Latina”, tienen un valor instrumental, “práctico”, para los organismos internacionales –sobre todo, desde el punto de vista estadístico- y las cancillerías; pero la realidad del hemisferio es múltiple y una. No hay discurso, por potente que sea, que pueda abarcarla o crearla. En cambio, hay identidades, unas en contacto con otras. Las fronteras políticas de los países hispanoamericanos no coinciden con fronteras macroétnicas. Los Estados-naciones de la región se crearon con criterio político, luego reconocido por la comunidad internacional. Solo después surgieron unas “naciones”, en la medida en que los Estados crearon o fomentaron unos códigos comunes, como ya había hecho la administración española; siguiendo los mismos límites que había implementado la administración española con criterio administrativo –valga la redundancia-, es decir, que no estaban pensados para ser límites de naciones. Lo que se hizo fue crearles unos imaginarios comunes, una historia “oficial”, un himno, una bandera, un escudo, unas ceremonias cívicas, sistemas comunes de gestión, no siempre igual de justos o de eficaces para toda la población; un sistema de Educación Pública, un sistema de Salud Pública, un Ejército común, un Parlamento, un Poder ejecutivo, un mercado común, un mismo cuerpo cívico, una misma condición ciudadana, un sistema de comunicaciones compartidas, una prensa periódica compartida, y, finalmente, una lengua oficial. Ninguna de estas cosas por separado ni todas ellas juntas crean una “nación”. Lo que hacen es, “independizar” unidades administrativas dentro de lo que era un sistema administrativo común, el español. Solo desde este punto de vista hay nacionalidades, que unas veces unen, y otras separan a identidades preexistentes; una Bolivia, por ejemplo, que agrupa a quechuas, aymaras, guaraníes, hispanos, pero al mismo tiempo los separa de sus hermanos de Perú, Paraguay o Argentina. Además existen etnias mestizas, híbridas, pero que ya tomaron identidad propia, o bien siguen siendo etnias impregnadas por otras; esto ocurre en todos los estratos sociales, desde el campesino criollo de influencia india, o las religiones de influencia africana, hasta las élites “cosmopolitas”, o “globalizadas”, que en realidad han sido anglicizadas. Pero agrupar a estos estratos diferentes en una “nacionalidad”, -peruana, chilena, mexicana- bajo la presión que suponen doscientos años de convivencia, no siempre deseada, es hacer, desde las élites asociadas al poder del Estado, un ejercicio de abstracción y de imaginación, luego impuesto a toda la población a través de la Educación, los medios de comunicación, los medios de transporte y otros medios técnicos. [10] Agrupar por otro lado, a estas “nacionalidades” en una región mayor, llamada “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “América Latina”, ya es un grado más alto de abstracción y de imaginación; crear organismos regionales que respondan a estos criterios, como la SEGIB para los países “iberoamericanos”, o la CELAC para los países “latinoamericanos”, o UNASUR para los países “suramericanos”, -no hay ningún organismo, salvo la Real Academia Española, que agrupe a los países “hispanoamericanos”-, es esforzarse por materializar entidades abstractas en planos de complejidad creciente, lo cual supone también inversiones también crecientes en infraestructura, y una arquitectura de tratados y acuerdos con cesión también creciente de las soberanías político-administrativas. En la realidad, pertenecemos a diferentes grupos, unos más “cara a cara”, y otros más impersonales; unos más “imaginados”, que dependen de las imágenes colectivas que los medios de comunicación y transporte permiten; y otros más “tribales”; pero la Hispanidad es una identidad concreta, con mayor grado de abstracción que la identidad de un solo pueblo hispano, por ejemplo. Y las identidades siguen siendo, desde la “tribu” hasta la “nación”, una población con un idioma común, un conjunto de creencias comunes, una historia común, unas tradiciones comunes, unas costumbres comunes. Algunos de esos elementos o todos a la vez. En cuanto a la posibilidad de unir a los países en grandes bloques continentales, no hay la menor duda, ya que los países iberoamericanos no representan identidades sino aglomeración de identidades, encuadradas en antiguas jurisdicciones político-administrativas. Para unirlas, solo se necesitaría optar por una bandera –que fácilmente podría ser un mosaico de banderas-; un himno –que podría contener estrofas de cada uno de ellos- entre otros símbolos contemporáneos de estadidad; y unos aparatos administrativos comunes, que ya han empezado a ser creados por diversos bloques, una moneda común, un Sistema de Educación Público con autoridades que representaran a cada uno de los países, entre otras cosas. Y siendo más ambiciosos –porque todavía hay Estados que no han logrado integrar las regiones que los forman-, un mercado común, eliminación de aduanas, flexibilidad para las migraciones, libre flujo de capitales, etc. En cuanto a las identidades, sus mecanismos de integración son diferentes. Las identidades –en nuestros casos- son internacionales. No importa si están más acá o más allá de los límites de nuestros Estados, que se construyeron sobre la base de antiguas jurisdicciones administrativas sin criterio identitario, por más que los autores nacionalistas hayan tratado de asociar al Estado sucesor de la unidad político-administrativa Nueva España (Imperio mexicano, México) con los aztecas; al Estado sucesor de la unidad político-administrativa Perú, con los Incas, operaciones ideológicas se resultados meramente simbólicos, porque ni los aztecas ni los Incas recuperaron el poder dentro de esos Estados, ni marcaron la impronta cultural de los mismos. Es verdad que desde todos estos planos que acabamos de considerar, dispuestos como una estructura en hojaldre, cortada en trozos, se pueden tratar de crear “naciones” –políticas-, a partir de sentimientos localistas previos. Pero siempre estará, por ejemplo, la mirada nostálgica del criollo sobre lo indio, dirigida por la intención de fabricar símbolos, imágenes, sensaciones y sentimientos de valor puramente figurado; como también la mirada del indio contemporáneo occidentalizado estará marcada por el mismo interés; nunca estas miradas serán miradas comprometidas, toda vez que se trata de identidades diferentes, cada una con sus propio núcleo espiritual e intereses materiales diferentes y hasta contradictorios. Para el criollo lo indígena es simple símbolo de americanismo con el que se diferencia del europeo. Pero solamente desde la “Indianidad” –por decir algo- el “indio” se compromete con el “indio”. 2. Una observación: durante siglos las identidades no coincidieron con los límites políticos de los Estados-naciones –y hoy tampoco, en realidad-, considerando a los Estados-naciones como unidades políticas con pretensión de coincidir con el territorio habitado por una determinada nación, y a la inversa, la nación como un conjunto humano con la pretensión de tener un Estado propio. Durante siglos, las identidades vivieron sin Estados, sin territorios definidos, dentro incluso de Estados hostiles, como hoy los judíos, los musulmanes, y diría también los cristianos, si no fuera porque, la ampliación de la zona de influencia “cristiana”, es obra, cada vez más del ateísmo y no del cristianismo como tal. Cabe entonces pensar la Hispanidad como zona de influencia, como red de contactos, como flujos alrededor del mundo, y no solo como territorios. Ese fue, en realidad, el origen de la Hispanidad, como fue también el origen del Islam, y el origen de la difusión del pueblo que primero tomó el nombre de hebreo, luego de israelita y más tarde de judío, emigrando desde la antigua Ur, en el Medio Oriente, al Próximo Oriente, y desde allí al resto del mundo. Lo cual no es contradictorio con la existencia actual de Estados-naciones; solo que a veces la identidad se refuerza a través de la emigración, de los “entrañables” contactos a distancia, conviviendo diariamente con los diferentes; mientras los Estados actuales angloárabes o anglohispanos [11], muchas veces gobernados por élites egocéntricas, están cumpliendo la misión de enfrentar a unos pueblos con otros al tiempo que se someten ellas mismas como tributarias de la Anglósfera. [1] Es una Petición dirigida a los “Estimados hispanistas de todo el orbe”, disponible en peticiones24.com/decalogo_hispanista. Todos los destacados en cursiva de expresiones del autor son nuestros. [2] “44 intervenciones militares francesas en África desde 1961” en Nuevatribuna.es, 15 de noviembre de 2015; Jean Batou, “El relanzamiento de las operaciones militares francesas en África y la apatía humanitaria de la izquierda” en Viento Sur, 5 de febrero de 2014; Iván Giménez, “Francia y su larga historia de intervenciones en África”, 12 de enero de 2013. [3] En el Informe 2017 del Instituto Cervantes dice que hay en el mundo 21.252.789 hablantes de español del grupo GALE (Grupo de Aprendices de Lengua Extranjera). [4] “Foreman-Peck (2007) considera que las diferencias lingüísticas se convierten en un ‘impuesto’ sobre el comercio. Frankell/Rose (2002) y Helliwell (1999) identificaron las diferencias lingüísticas como barreras para el comercio, equivalentes a tasas que podrían implicar un incremento tarifario de entre un 15% y un 22%. También indicaron que el hecho de compartir una lengua común podría aumentar el comercio bilateral entre un 75% y un 170%. Sin embargo, Hagen (2008) recuerda que otros estudios como el de Siscart (2003) indican impactos más modestos, con un incremento tarifario de un 6% aproximadamente.” En José Paulo Alonso Esperança, Español y portugués, lenguas en convivencia. El valor económico de la lengua en las relaciones con el exterior. El caso portugués, Cervantes.es, http://congresosdelalengua.es/valparaiso/ponencias/lengua_educacion/esperanca_jose_p.htm [5] “Digo Hispanidad y no Españolidad para incluir a todos los linajes, a todas las razas espirituales, a las que ha hecho el alma terrena –terrosa sería acaso mejor– y a la vez celeste de Hispania, de Hesperia, de la Península del Sol Poniente, entre ellos a nuestros orientales hispánicos, a los levantinos, a los de lengua catalana, a los que fueron cara al sol que nace, a la conquista del Ducado de Atenas.” (Miguel de Unamuno, “Hispanidad”, en Síntesis, Buenos Aires, noviembre de 1927. [6] “Créeme Torcuato: para cosas más altas y magníficas hemos nacido, y esto podemos conocerlo por las mismas facultades y potencias del alma, entre las cuales está la memoria infinita de innumerables cosas, la conjetura no muy distante de la adivinación, el pudor que modera las pasiones, la justicia, guardadora fiel de la sociedad humana, y el firme y estable desprecio del dolor y de la muerte, para arrojarse a los trabajos y arrostrar con frente serena los peligros.” (Cicerón, Lelio, o diálogo sobre la amistad) [7] Se supone que hay 24 lenguas oficiales en la Unión Europea, pero en los hechos, a partir de una apreciación errónea, el idioma oficial es el inglés. Lo anterior solo significa que un funcionario de la Unión Europea está obligado a recibir comunicaciones y contestarlas en español en el caso de que las presentara un hispanohablante. Ver https://europa.eu/european-union/topics/multilingualism_es [8] Hay 6 idiomas oficiales de las Naciones Unidas, árabe, chino, español, inglés, francés y ruso. Pero muchas veces en la práctica este criterio se desconoce. Se trata de exigir que se cumpla. [9] Enciclopedia Hispano-Americana, circa 1895. Ministerio de Ultramar. Editorial Jackson, Madrid/Barcelona/Nueva York. [10] Para Benedict Anderson (Benedict Richard O'Gorman Anderson), las Comunidades imaginadas (1983/1991), son “artefactos” construidos social e históricamente. El Estado-nación se forma durante la era capitalista industrial durante la Época Contemporánea gracias a los avances técnicos propios de la época y América hispanohablante es una de las primeras regiones donde tiene lugar este proceso (Si bien con intervención británica) A esta etapa se llega, según el autor, por evolución, luego de pasar por la formación de las comunidades religiosas y dinásticas características de la Edad Media y la Época Moderna. El concepto de “imaginado” se refiere a las imágenes colectivas –como por ejemplo los mapas- que los medios de comunicación y transporte van creando entre grupos de personas en un determinado territorio considerado como componente de un Estado. [11] Ver Julio C. González, La involución hispanoamericana. De provincias de las Españas a territorios tributarios: El caso argentino. 1711-2010, Editorial Docencia, 2010
  5. Gerión

    Manifiesto Panhispanista.

    Por cierto, creo que deberíamos pegar el contenido completo del Manifiesto: 1. MANIFIESTO PANHISPÁNICO MOVIMIENTO HISPANOAMERICANISTA SECCIÓN URUGUAY SECTOR ENSEÑANZA·MARTES, 17 DE JULIO DE 2018 Imagen de portada: Cien palabras con ñ. Fuente: buscapalabra.com *** SOBRE LA IDENTIDAD DE LA COMUNIDAD HISPANOHABLANTE EN SUS HECHOS, Y EN SUS IDEAS, A TRAVÉS DE ALGUNOS DE SUS HISPANISTAS NOTABLES Mónica Luar Nicoliello Ribeiro Salto, Uruguay, 2 al 16 de julio de 2018 Derechos de autor: Este texto y sus ideas se pueden reproducir parcial o totalmente –son para eso-, pero siempre citando la fuente y el autor y sin desnaturalizarlos o usarlos con criterios morales reñidos con el espíritu de este trabajo. Si además, fuera posible comunicar el momento y lugar donde serán utilizados, quedaremos muy agradecidos. Documento creado para su consideración por los grupos hispanistas internacionales que hoy existen. SUMARIO 1. Introducción: 2. Los hechos: 577 millones de hablantes 3. La herencia cristiana católica 4. De cerca y de lejos: Hispanidad Humanista e Hispanidad Totalitaria 5. Hispanidad Ortodoxa e Hispanidad Heterodoxa 6. Identidades: lo indio, lo indiano, lo español, lo americano, lo mestizo, lo hispano americano y lo americano latino. 7. Lo panhispánico Advertencia: Como las fuerzas físicas no alcanzan para todo lo que dicta la inspiración, ni las horas del día para este trabajo harto capaz de devorar días enteros, ni habría posibilidad de leerlo por la comunidades si fuera demasiado extenso, y se haría muy difícil recoger todos los comentarios que se podrían hacer al documento, se presenta por ahora el SUMARIO, con los puntos trabajados hasta el momento, y más adelante, el desarrollo de los demás puntos. En los casos en que, de manera no ortodoxa, se evita separar el texto en párrafos, es porque contiene puntos programáticos, tareas urgentes, hilvanados entre sí. Cierta enumeración detallada puede resultar fatigosa, pero cuando son muchas las dudas, es mejor no dejar vacíos en la argumentación, a la espera de mejores ideas INTRODUCCIÓN Existen en el mundo grupos de hispanistas; de personas estudiosas, amantes, soñadoras y partidarias de aquellas cosas, valores, bienes, espíritus, pueblos, que son característicos de la Comunidad hispanohablante; comunidad libre, formada al mismo tiempo en varios continentes, hace más de medio milenio, junto a otras que también tienen sus estudiosos, amantes, soñadores y partidarios. Hispanista, estudioso y militante de la Comunidad, tiene, con relación a hispano, como la etimología lo indica, el sentido de un grado más de conciencia y de compromiso. Estas personas creen que hay una fuerza capaz de unirlas en una gran Patria común; grande por su extensión, grande por su grandeza, por su bondad, su prosperidad, su justicia, su generosidad y su belleza. Una Magna Patria [1] –dijera en 1905 el uruguayo José Enrique Rodó, espíritu gemelo del mexicano José Vasconcelos- [2] en que la nación propia pueda florecer al calor de la nación hermana, como “dos enredaderas florecidas de una misma especie de flor […] del uno al otro lado de dos balcones fronteros”. [3] Donde lo nacional, donde lo personal, puedan ser un destino auténtico dentro de lo universal, y lo universal realizarse en lo original y local, personal y propio. Por esta razón, no abandonan sus esfuerzos por coincidir en un Manifiesto que exponga a la faz del mundo cuáles son sus motivaciones, programas, fines y valores. Frente a todas las dudas, el nombre de esta comunidad tenía que ser el más antiguo y el que menos disonancias provocaran sus lecturas. De Hispanidad hablaron los romanos; de Hispanidad escribió el Siglo de Oro; y sobre la Hispanidad pensaron los hombres desde 1900. Hispanidad: su sola enunciación tiene consecuencias en la vida cotidiana, en la academia, en la geopolítica; las problematiza, sugiere un proyecto. Hispanidad, palabra que deriva de Hispania, nombre de raíces misteriosas [4] que nos conectan con pueblos ancestrales, con hombres de distintos continentes siempre; hombres; de homo, humus, “tierra”, porque de polvo cósmico somos y al polvo volveremos, varones y mujeres hijos de Adán y Eva. Hispanidad tiene la misma lógica que Humanidad, que es esencia del hombre, “naturaleza humana”, identidad humana, y a la vez, comunidad universal de hombres, de seres humanos, pero también, conciencia y valoración de lo humano, es decir, “sensibilidad”, “compasión”, “benignidad”, “fragilidad”, expresadas en “la lengua y literatura clásica”, entre otras manifestaciones. De la comunidad se infiere cuál es el territorio de la Patria grande; la Tierra es el hogar de todos los hombres, tierra de la Humanidad, que solo podría tener por límite las estrellas. La tierra de la Hispanidad es la que habitan los hispanos más allá de cualquier geografía y de cualquier tiempo; más allá de las fronteras políticas, sociales, económicas, y mismo, de las fronteras étnicas, culturales. Invertimos la fórmula, y pensamos que esto –modestamente- podría tener consecuencias revolucionarias: no solo es hispano el que vive en un país hispano –incluso, puede no serlo-; sino que –tal como ocurre en la realidad, y tal como probablemente ocurrió siempre- es hispana, se vuelve hispana, la tierra a la que llega un hispano, cada vez que la hispaniza, haciéndolo a su modo; una tierra de la Hispanidad así pensada, no tiene límite previsible. Somos, hemos sido, probablemente seremos siempre, una comunidad migrante, -los motivos son tantos como personas- y las migraciones son una realidad humana que nunca se acabará. Hay territorios hispanos que se están despoblando por emigración o por bajísimo índice de natalidad, por envejecimiento de la población. Pero nuevas corrientes, más vigorosas, provenientes de la misma comunidad hispanohablante internacional, pueden reparar el daño. Hay también hispanohablantes llegando a lugares que les resultan desconocidos. Pero a la tierra no basta con pisarla, hay que ser amable con ella; hay que amarla, hay que sentirse parte de un mismo tejido vivo –humano o no- con ella; sentirse uno con su edad antigua y presente; y hay que expresar ese amor en literatura, en ciencia, en nuevas palabras para el idioma. La Hispanidad es, como la Humanidad, identidad, comunidad, territorio, conciencia, lengua, y letras. Lo panhispánico es tener siempre presente, a la vez, las muchas diferentes formas de Hispanidad –de comunidades, de conciencias- que existen y han existido a través del espacio y del tiempo, y su unidad: “Consiste, pues, la perfección de las cosas en que cada uno de nosotros sea un mundo perfecto, para que por esta manera, estando todos en mí y yo en todos los otros, y teniendo yo su ser de todos ellos, y todos y cada uno de ellos teniendo el ser mío, se abrace y eslabone toda esta máquina del universo, y se reduzca a unidad la muchedumbre de sus diferencias; y quedando no mezcladas, se mezclen; y permaneciendo muchas, no lo sean; y para que, extendiéndose y como desplegándose delante los ojos la variedad y diversidad, venza y reine y ponga su silla la unidad sobre todo. Lo cual es avecinarse la criatura a Dios, de quien mana, que en tres personas es una esencia, y en infinito número de excelencias no comprensibles, una sola perfecta y sencilla excelencia.” (Fray Luis de León, De los nombres de Cristo, Lib. I, escrito entre los años 1527 y 1585). Sin embargo, para ciertas fuerzas y potencias del mundo, la Hispanidad es como una legión de fantasmas que no quisieran ver reunidos nunca, espectros de cosas muertas que deben morir para siempre y no unirse. Existen los antihispanistas. Y ella misma todavía, -a pesar del mito de su muerte- es como un informe caos originario donde alienta el embrión de un gigante. Es necesario entonces, que los hispanistas busquen aclarar para sí mismos cuál es su identidad profunda, su destino irrenunciable, los vínculos inspiradores e inquebrantables que los unen; su razón de ser y existir en la historia y más allá de la historia: todas aquellas preocupaciones que interesan a la corriente de pensamiento y de sentimiento de la cual forman parte, el hispanismo. Y lo harán seguros de que su autorrealización y su autoliberación serán también la autorrealización y la autoliberación de al menos, esa gran parte de la propia Humanidad, que ya constituyen: ¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida/ Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?.../ [...] Pero arrancarla un día en una flor que abriera/ Milagrosa, inviolable!... Ah, más grande no fuera/ Tener entre las manos la cabeza de Dios! (Delmira Agustini, “Lo inefable”, Uruguay, 1910) Se trata, sobre todo, de ser sujetos y no objetos de la historia. *** [1] “Magna Patria”, 1905. En Motivos de Proteo, 1909. Allí plasma la siguiente definición: “Patria es, para los hispanoamericanos, la América española”. Con lo cual quiere decir que la América que ha preservado la cultura española y que habla español, más allá de ser independiente del Estado español. [2] José Enrique Rodó nació en Montevideo en 1871 y murió en Palermo, Italia, en 1917. José Vasconcelos era once años menor y tuvo la fortuna de sobrevivirlo hasta 1959. [3] La imagen se encuentra en “La España Niña”, prosa que completa el sentido de la anterior, y pertenece a El Mirador de Próspero (1895-1912). “Yo no he dudado nunca del porvenir de esta América nacida de España […] Abramos el corazón a este vaticinio que viene de poeta. Acaso la defensa de una grande originalidad latente, que aguarda su hora propicia, para imprimir hondo sentido a esta resistencia, aparentemente paradójica, contra el europeísmo invasor, predicada por el alto y fuerte Unamuno. Soñemos, alma, soñemos [destacado en el original] un porvenir en que a la plenitud de la grandeza de América corresponda un milagroso avatar de la grandeza española y en que el genio de la raza se despliegue así, en simultáneas magnificencias, a este y a aquel lado del mar, como dos enredaderas, florecidas de una misma especie de flor, que entonasen su triunfal acorde de púrpuras del uno al otro lado de dos balcones fronteros.” [4] Hay muchas tesis sobre el origen de esta palabra, cuya etimología es única en Europa. Todas ellas indemostrables, poniendo en evidencia, en todo caso, que el nombre fue usado por diferentes pueblos, desde la Span de los fenicios hasta la Hispania de los romanos, y su héroe mítico Hispán. Sin embargo, en América se encuentran topónimos construidos con cognados –palabras que suenan similar y significan cosas similares- que recuerdan a Hispania: Nepantla (Norteamérica en la tradición nahua de México); Panamá en el punto más estratégico de América; Mayapán, en América Central; Pampa, las llanuras australes de América del Sur; Paraguay, donde Araguay son las llanuras fluviales de América del Sur, y Pa, la totalidad de esos territorios, que en los mapas antiguos abarca casi toda América del Sur; hay que hacer notar que en diversas lenguas, como el náhuatl de México y Centroamérica, pan se contrae pa, como en Ayotzinapa; y también tenemos Izpania, en vasco. Además, en español, pan, es cerro, como en Pan de Azúcar, igual que en náhuatl, donde los topónimos se construyen con esta raíz. Se supone que por la semejanza con un pan de trigo, pero es una coincidencia más. Para Platón, Europa, hace 11.500 años -9.500 antes de su presente- fue invadida por un pueblo del Extremo Oeste, de la Atlántida, que una vez más, suena como Nepantla, y se le podrían encontrar raíces cognadas: tlan, tierra, atl, agua, “la isla”.
  6. Gerión

    información Nuevos cambios y mejoras en la web para la temporada 2018-2019

    Yo también colgaría por ahí el Manifiesto panhispánico de aquel peruano-japonés que colgasteis. Está muy bien. Creo que tiene que haber unos cuantos "textos capitanes" que conformen una suerte de declaración formal y seria de principios y líneas de actuación.
  7. Gerión

    Geopolítica española e iberoamericana.

    Sí, muévelo a España pendiente, todo lo comentado aquí debería ser "de actualidad" ahora y dentro de cien años. Y lo era hace cien años, no hay más que ver los textos de Vázquez de Mella. Sí te pediría, si te parece bien que añadieras la coletilla "Geopolítica española e iberoamericana" al título por la integración de esfuerzos brasileños, lusos, hispanoamericanos, etc.
  8. Gerión

    Identit"arios" toman Chemnitz y se muestran hostiles con inmigrantes.

    Es muy evidente el anquilosamiento del sistema, no se sale del "convenio de super-centro" y monopolio progresista desde hace ya décadas. Creo que se necesita gente nueva como el comer. Es parecido al ascenso de Podemos, o la popularidad del 15M, antes de que descarrilara. Se necesitan líderes. Hay una suerte de "ausencia de Rey". Lo que pasa es que la primera oleada de líderes son bravucones tipo Trump o Salvini. Espero que vengan otros líderes en reacción que entiendan que tipos grises y lejanos como Tusk o Junckers no pueden presidir la Unión Europea, y así con muchos puestos de importancia internacional, si se quiere salvar el proyecto. Necesitamos Emperadores que hablen cinco idiomas y se paseen por las calles de diferentes países de Europa como Pedro por su casa. También hay una ausencia de sentido de Misión. El kantismo pacifista en general o la burocracia de papel tiene tan poco carisma como un mono de cera. El tribalismo espolea el sentido de Misión aunque mal enfocado, pero al establecer una frontera entre las gentes, ya tienes algo que puedes defender o empujar, ya introduces la tensión guerrera que es consustancial con el Hombre. Nuestra especie no está hecha para vegetar hasta la eutanasia. Se necesitan grandes proyectos que estimulen la imaginación humana, y no los hay.
  9. Gerión

    información Nuevos cambios y mejoras en la web para la temporada 2018-2019

    Agradezco enormemente los esfuerzos. Sé lo que cuesta compaginarlo con trabajo, familia... Voy comentando: -Portada. Muy chula. Da la impresión de que esto es algo más que un foro. -El sistema de valoración lo veo bien. Cuando entré me parecía raro que todo aportara +1 o -1, ahora se entiende más. -Todo el tema del mercado también está genial. Me encantaría ver boinas carlistas, maquetas navales o libros. No sé si se puede montar algún acuerdo con alguna pequeña editorial o empresa de venta de parafernalia patriótica para colgar aquí anuncios. -Si te he entendido bien, lo de los Reales se parecería a un botón de donaciones o así. Yo me animaría a contribuir. Lo que pasa es que no encuentro el botón (en serio). ? ¿En qué parte de la interfaz anda? Debería estar más visible, arriba por ejemplo con un buen icono de un doblón o real de ocho español. Creo que aunque seamos pocos hay que pensar que el desarrollo de todas estas cosas es exponencial, siempre hay un período de incubación que no se sabe cuánto durará. Lo que a mí me gustaría ver es un retwitteo/relanzamiento/republicación automática de contenidos de diferentes iniciativas, canales prohispanos... esta página podría convertirse en un "hub" del hispanismo/iberoamericanismo. Para los cuadernos, además de los esfuerzos propios, podríamos establecer algún tipo de diálogo con autores de blogs perdidos o abandonados como el de Hispanoamérica unida para relanzarlos por aquí. Creo que lo agradecerían.
  10. Gerión

    Gran Recogida de Firmas de "Hablamos Español"

    Esta colectivización primordial es, por ejemplo la base del Talmud, con el concepto de "Pueblo elegido", se establece una línea fronteriza entre un nosotros y un ellos en base a cualquier elemento, la lengua, la "cultura" o el color del pelo. En el cristianismo la individualidad está garantizada por la relación directa del alma con Dios y el libre albedrío; el colectivo no se niega pero se coordina rápidamente con la individualidad. Si ya lo mezclamos con el concepto de "Tierra prometida" (Nostra terra, Nostra Llengua) ya tenemos el paquete sionista completo. No olvidemos, "la Patria es la Esfera", cualquier encarnación terrenal es temporal.
  11. Gerión

    Gran Recogida de Firmas de "Hablamos Español"

    Lo que veo ya es un caso clarísimo de desviación regionalista. 1. Lo de dejar a Dios a un lado, mejor que no. Habida cuenta de que sin Dios, sin el catolicismo, ya nos hemos quedado sin la capa superior de coordinación e identidad (que llamarían algunos terciogenérica, la capa del Gran Esquema). Yo que soy ateo siempre mando a rezar a todo el mundo, porque sé que si no se invoca a Dios, se acaba invocando cualquier cosa, y aquí el sustituto de Dios es la "Cultura". 2. Sobre la idea de Cultura que es impostada y antihispánica, me refiero a Gustavo Bueno. Basta con buscar "mito de la cultura" en vídeos y publicaciones para encontrar una crítica demoledora y diría que definitiva. El resumen es que el "Reino de la Cultura" supone la aniquilación del "Reino de la Gracia", y está enhebrado con el proceso de la llamada inversión teológica que destruye a Dios e impone al Estado como Señor del Todo. Se instituye así un "Pueblo" unido por no sé qué "Cultura" y aquí ya no es Dios desde el infinito depositando un alma en cada cigoto, sino un entorno, una aldea o peor de todo, un funcionario creando e insertando supuestas "almas". 3. Y he aquí que con esa idea herética de Estado-Señor, es cuando se instituye como Guardián de la Cultura. Y ya tenemos el desfile de páginas web con dominio .gal, de Xuntas, de Consellos, de comités y funcionarios, de lo que ya sabemos todos. Una impostura que es igual de supremacista, por traer el mismo término, que la de enseñar castellano, pero aún peor, por el riesgo disgregacionista. Aquí yo lo tengo claro, y sé que si me obligan a luchar una batalla (he leído demasiado la palabra "bando", el plural compuesto, el nosotros, el vosotros...), si la cosa va de degeneración liberal, me posicionaré con los que mantengan la Unidad en los términos que sean necesarios. La mención al comunismo, es ya injustificable. Y hasta aquí, porque uno es de natural diplomático, y en este foro, más.
  12. Gerión

    Geopolítica española e iberoamericana.

    Hoy me voy a poner un pelín gustavobuenista y un muchín multilateralista. Traigo los "Foros Intercontinentales". No es más que la esquematización integral y el recuerdo de la necesidad de una alta política exterior bilateral entre "plataformas continentales", tal y como se definen desde el materialismo filosófico como indiqué en algún post más atrás, y coincidentes en parte con la política exterior de la CELAC. Las Plataformas continentales que ellos asumen son las siguientes: 1. Hispánica (o iberoamericana) 2. Anglosajona (o angloamericana) 3. Eslava (o eurasiática) 4. Islámica 5. China (u oriental) Aquí las veis: Ellos consideran que Europa, África y el Sudeste asiático no constituyen plataformas por tener divisiones internas muy profundas. Llama la atención que no aparece la India. Pero todo esto es por criterios de definición muy variados (en concreto, un criterio de superficie mínima), y aspectos de la filosofía de Bueno que tienen su interés como el de la biocenosis europea, pero que en geopolítica pueden obviarse según circunstancias. Yo añadiría, por tanto: 6. India 7. Africana 8. Europea 9. Indopacífica (Sudeste asiático) Cada una de estas plataformas, un total de nueve, cubre un continente o subcontinente y tiene más de 500 millones de habitantes (aquí la excepción es la eslava, pero se mantiene por su relevancia geopolítica). Entre las nueve plataformas cubren más del 90% de la población mundial. Luego tendríamos los países charnela entre plataformas: Turquía, Japón, Corea... que constituyen también objeto de foros independientes, pero en este post me voy a quedar con los "grandes". Aquí la contribución de cada Plataforma Continental al PIB/GDP mundial en paridad de poder de compra (PPP) en 2017. Se resaltan las plataformas controladas por el imperio norteamericano de forma directa: Estas nueve plataformas se parecen algo más a lo de Huntington, sin su sobrada de unir a Occidente en uno solo; lo divido aquí en anglo y europeo; y añado el Sudeste asiático como una plataforma más, una suerte de amalgama budisto-indonesia si se quiere. Bueno, pues el diálogo entre estas plataformas es más o menos lo que ha seguido la CELAC poco después de su fundación. https://www.efe.com/efe/espana/mundo/la-celac-anuncia-una-agenda-de-contacto-con-ue-china-japon-turquia-corea-y-rusia/10001-2884309 El tema de organizar una agenda "intercontinental" sirve para escapar del absoluto control que EEUU impone en Iberoamérica y permitir una relación fluida, multilateral entre bloques. Los llamados Foros Intercontinentales con participación del bloque hispánico (aquí lo identifico con lo latinoamericano o lo iberoamericano) son: 1. Foro Anglo-Hispánico: OEA-OAS, ya existente desde los años 1940 y con una compleja historia de acercamientos y alejamientos. http://www.oas.org/es/ 2. Foro Eslavo-Hispánico: foro internacional Rusia e Iberoamérica, creo que no tiene muchos años, ya que va por su tercera edición http://iberorus.spbu.ru/es/ 3. Foro Islamo-Hispánico: existe la Cumbre entre la Liga Árabe y la UNASUR desde el 2005, llamada "ASPA". https://es.wikipedia.org/wiki/Cumbre_América_del_Sur-Países_Árabes Ambos son "subentidades" de sus respectivas plataformas. Faltan México y España. Podría ampliarse a una reunión de alto nivel entre representantes de la OIC (Organización para la Cooperación Islámica)+Liga Árabe y la CELAC + SEGIB. 4. Foro Sino-Hispánico: foro China-CELAC existente desde los 2010, http://www.chinacelacforum.org/esp/ 5. Foro Indo-Hispánico: Por ahí tenemos el llamado Cónclave India-LAC del que pego enlace. Podría también seguir el modelo del foro China-CELAC, uno que sea India+CELAC+SEGIB. https://ciiindialacconclave.in/ 6. Foro Afro-Hispánico: existe la llamada Cumbre ASA desde el 2006, América del Sur-África. https://es.wikipedia.org/wiki/ASA Pero ahí faltan México y España. Podría seguir una cooperación entre la Unión Africana+CELAC+SEGIB. Alguna noticia indica que querían integrar a la CELAC en el tema. No he hecho más seguimientos. 7. Foro Euro-Hispánico. Se trata de la Cumbre UE-CELAC y el llamado espacio eurolatinoamericano, he hablado del mismo en algún hilo. Este año ha renqueado un poco. Veremos. https://es.wikipedia.org/wiki/Cumbre_América_Latina,_el_Caribe_y_la_Unión_Europea 8. Foro Indopacífico-Hispánico. Aún no existe formalmente pero ya están tardando en montar un ASEAN+CELAC+SEGIB. Además, ahí tenemos a Filipinas, que no se olvide. Creo que la Secretaría iberoamericana debería estar presente en todos ellos para impulsar a España en todos estos proyectos. Ahora mismo, como se ve, hay un "latinoamericanismo" rampante fruto del ensimismamiento de España. También deberían volcarse todos los esfuerzos culturales, de diferentes instituciones, hispanoárabe, hispanoafricana, hispano-lo-que-sea, algunos existen, otros no. La coordinación y el recuerdo de todos estos esfuerzos es una prioridad.
  13. Gerión

    ¿Surgirá un movimimento hispanista en el seno de los USA?

    Lo he visto en el otro foro y he dicho, aquí también: http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/08/11/5b6d7542ca474110128b466e.html?cid=MNOT23801&s_kw=1
  14. Gerión

    Gran Recogida de Firmas de "Hablamos Español"

    Hay un tema que viene derivado de la pérdida del concepto del Amor de Dios, y es el tema de las identidades excluyentes. Hace tiempo uno podía ser catalán, español, súbdito de un determinado señor y así en cascada hasta del Rey, incluso del Emperador, que ya representaba el máximo orden-mundo, pero sigamos más allá, no nos quedamos ahí, de ahí nos vamos al verdadero Señor, Jesucristo, por encima de todos. Este sistema que algunos desprecian por feudal es refinadísimo: es el sistema imperial o de identidades en cascada e incluyentes; viene de la mano del concepto de Amor universal o Amor de Dios. No se ama (o amaba) a los elementos por ser iguales. De hecho, se aman a pesar de ser diferentes y se aman por ser diferentes. Y entre lo diferente está lo grande y lo pequeño. Y se aman a la vez. Dos conceptos: amor a lo diferente y amor incluyente. Ambas cosas permiten la diversidad en el seno de la Grandeza. Con la Modernidad parece que nos hemos vuelto locos y hemos vuelto a la tribu. Porque en la tribu todos son iguales, todos son familia, todos hablan la misma lengua. No hay amor al diferente porque no hay diferentes. No hay amor incluyente porque no hay lugar a la inclusión, o estás en la tribu, o estás fuera. Identidad única y excluyente. Es la ideología de la aldea precristiana (quizá por eso hablan de la "aldea global"), cuya única misión histórica era reventar a pedradas a la aldea de al lado: normal que los romanos penetraran y civilizaran a aquellas gentes. La "nación" en sentido histórico, la nación de la tribu celtíbera, de los arévacos, de los vetones, era eso, los "nacidos" en el mismo ambiente, y el Estado-nación es más de lo mismo, una vuelta al tribalismo aunque sea a otra escala y con el concepto de "cultura" que no es más que tiranía estatal por bandera. En las naciones modernas, el amor sólo existe a través de la igualdad pura y dura; no de la Igualdad "ante Dios", que es lo que permite la diversidad por comparación ante su infinita Bondad; sino de la Igualdad tal cual, la igualdad terrenal, material, cultural, masónicoliberal si se quiere. Volvemos al "si no somos iguales, ya no hay amor posible". De ahí la incomodidad ante la diferencia. La modernidad se empeña en demostrar que hombres y mujeres son iguales. No concibe que haya diferencias, y que esas diferencias sean el motivo del amor. No concibe que español y catalán sean diferentes, que uno sea una macrolengua y otro una lengua regional. No se pueden amar por ser iguales. Porque no lo son. Yo las amo porque uno es la lengua de mi familia, y otro la lengua de nuestro legado y vehículo imperial. Ambas facetas son diferentes y ambas, en mi caso, me constituyen. Igual que el músculo y el hueso me hacen ser lo que soy, pero el músculo no es igual al hueso. El organicismo nos lleva a entender el mundo de forma no ultrarracionalista, cartesiana. Hay cabezas, hay brazos, hay cuerpos; no todo es una cuadrícula de identidades matemáticas. Nunca lo es. Sería como el chiste de la vaca esférica. Estamos en un mundo de locos donde lo que "son" las cosas no le importa a nadie y sin embargo todos están empeñados en lo que "deben ser". O lo que "quieren ser". Pero una célula que se empeña en ser otra cosa, es un cáncer. En esa igualación perversa nos olvidamos de todo, y volvemos a una lucha de tribus. Y por eso digo, que si degeneramos de esta manera, yo personalmente me quedo del camino que me permita mantener la Grandeza.
  15. Gerión

    Gran Recogida de Firmas de "Hablamos Español"

    Expongo mi caso, yo vengo de familia que algunos dirían "botifler", catalanohablante de toda la vida, pero yo soy castellanohablante, ya que por mis venas corre sangre de otras regiones. Quizá para un tradicionalista de corte ruralista yo sería un "bicho raro" poco encuadrable, porque mi tradición es múltiple, soy "multitradicional", no me vinculo sólo al catalán, pero ya ni si quiera sólo al español, consumo productos en inglés, en portugués, francés, italiano... Comulgo más con Phillip Wayne Powell que con el castellanísimo Pablo Iglesias. Y lo reconozco, soy un bicho de ciudad, pseudoliberal. Quizás por eso estoy en tierra de nadie tantas veces. Pero una cosa la tengo clara. Aunque los políticos nacionalistas catalanes de hoy hablen la misma lengua que mis ancestros, no los meto en el mismo paquete. Porque la lengua no hace Patria, la lengua no es mi identidad. Eso es una idea de alemanes, de Fichte, que siempre fueron muy tribales (lo siguen siendo) y parecen incapaces de coordinar un proyecto imperial trans-tribal, translingüístico; ellos exterminan a la otra tribu en vez de integrarla. Por eso su nación es minúscula, no tiene tamaño continental como las naciones hijas de verdaderos imperios. Lo primero es la Patria; lo mejor dicho, lo primero es Dios, y justo después la Patria, y mucho después vienen las lenguas. Lo que ocurre es que en la Modernidad, sin Dios, y nosotros los hispanos también sin Patria, porque Patria era la de los dos hemisferios, nos quedamos sin escalones ideológicos de defensa, de ahí que el Estado se tire por la lengua y la raza (antaño algunos fomentaban la raza aria, hoy día imponen la raza mestiza) para fundamentar su discurso de identidad. En el siglo XIX se exterminaban indios en el Oeste, hoy se exterminan castellanohablantes en las Autonomías. Pero como digo no veo identidad ninguna entre, digamos Puigdemont y mi catalanísima abuela. Y no la veo porque para mí la Patria tiene asociada implícita una idea de Grandeza. Esto ya lo decían los marinos españoles de nuestros siglos imperiales: "Mi Patria es la Esfera", tal cual, la Esfera sin límites, el Mundo entero. Y porque no conocían otro, que si no, como el más romántico de los soldados del imperio galáctico, dirían que su Patria es el Universo. Esa Grandeza es la que permite coordinar e integrar todos los escalones de más abajo, y la que les da valor. Veía Grandeza en mi familia hablando catalán y rezando a Dios. No veo ninguna grandeza en los separatistas fundando un etnoestado de 30 mil km2 e insultando a sus compatriotas. Si eso es lo que representa el catalán, que yo entendía curiosamente en intercomprensión en casa, me arrancaré la lengua, me pondré a hablar cualquier cosa, hasta klingon. El castellano para mí representa grandeza a día de hoy, con sus 400 millones de hablantes; he de decir que también lo representa el inglés. Soy tan raro que me tiraría antes por un tándem español-inglés que español-vasco, sobre todo por este batua racista impuesto. La Tradición se supone que está basada en un desarrollo orgánico. No veo nada orgánico en la formación de una estructura estatal o paraestatal que obligue a hijos de andaluces hablar catalán en Barcelona, una ciudad que es grande porque es (o fue) española, borbónica, española ultramarina, cubana, guineana. Es más de lo mismo. Imposición moderna y antiorgánica. Si la cosa va de imposiciones, prefiero imposiciones de Grandeza. Este hilo discursivo de la Grandeza es el que algunos tradicionalistas son incapaces de articular, de ahí que algunos se atraganten y caigan en el separatismo. Sin Grandeza no hay nada, no hay defensa del proyecto, no hay nación, sólo queda vegetar y bailar el son de los que sí piensan en términos de Grandeza, que serán otros; y luego nos quejaremos.
  16. Gerión

    ¿Surgirá un movimimento hispanista en el seno de los USA?

    Más piezas para su uso inmediato en ese relato amable. En otro sitio hablé de que podrían dibujarse dos geopolíticas en Norteamérica: la del "Este" y la del "Oeste". La del Este, heredera de las Trece Colonias, es la que ha sido hegemónica desde su fundación y consiste en un priorizar y respetar a Europa (por ser el origen poblacional) y atacar a la América hispánica. La del Oeste, heredera del Virreinato de Nueva España es la que queremos dibujar aquí y consiste en priorizar y respetar a la América hispánica. Esto ocurre también en Argentina: el Este bonaerense, nostálgico de Europa y antihispano, el Oeste hispanoandino, conector con el resto del continente. Pues bien, hoy me he encontrado esto, el "mean center" poblacional de los Estados Unidos, vendría a ser el centro de gravedad demográfico. Como veis desde hace unas pocas décadas este centro atravesó el Missisippi, antigua frontera virreinal, y se interna cada vez más en el Oeste y al Sur, seguramente por el auge de Texas y California; se hace por tanto más "virreinal" y menos "trececolonial". https://en.wikipedia.org/wiki/Mean_center_of_the_United_States_population
  17. Gerión

    ¿Surgirá un movimimento hispanista en el seno de los USA?

    Exacto. Nuestra labor aquí es dar armas, culturales, ideológicas, escribir piezas del relato para que las use la facción "amable" con la América al sur del Bravo, que hoy es muy embrionaria aunque hay y siempre ha habido algunos mimbres. Por ejemplo, no estamos lejos del punto en el cual podría dibujarse una especie de Eje anglo-hispánico (angloamericano-hispanoamericano) a la manera del Eje franco-alemán. El segundo dio la paz a Europa; el primero puede dar la paz a América. Para que este Eje tenga sentido, las dos piezas que lo forman tienen que estar aproximadamente equilibradas: por ejemplo, la economía alemana es un 150% de la francesa. Haciendo una equivalencia, esto podría tener ya sentido cuando el agregado de las economías iberoamericanas, si es que estas se coordinan (si renuncian a la unidad, este escenario se retrasará), suponga un 40% de la gráfica anterior, por lo que no estaríamos tan lejos.
  18. Gerión

    ¿Surgirá un movimimento hispanista en el seno de los USA?

    Un gráfico interesante. Se puede llamar de "Equilibrio de las Américas". Se trata de un agregado de PIB (PPP) de las Américas, mostrando qué porcentaje correspondía a la América española y portuguesa, posteriormente las repúblicas latinoamericanas, y qué parte a las Trece Colonias británicas, posteriormente EEUU. Se ve claramente la hegemonía del Sur hasta el final del XVIII y las independencias, para pasar a una hegemonía norteamericana. Una cosa interesante es que las proyecciones a futuro muestran un "reequilibrado" de ambas Américas; sería lo suyo, ir hacia el 50%. ¿Será posible un entendimiento entre las dos Américas cuando se complete este Reequilibrado? Datos sacados de: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_past_and_projected_GDP_(PPP)#Long_term_GDP_estimates https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_regions_by_past_GDP_(PPP)#1–2008_(Maddison)
  19. Gerión

    cultura Biblioteca Hispánica

    "Pedro Sánchez de Acre, un ortodoxo español del siglo XVI", de Atilana Guerrero, de la Escuela de Oviedo. Dejo más abajo una conferencia sobre el tema. Síntesis: http://www.academiaeditorial.com/web/colecciones/biblioteca-de-escrituras-profanas/pedro-sanchez-de-acre/ Enlace a la conferencia. Un par de ideas interesantes: -Nuestros humanistas, como Pedro Sánchez de Acre, se insertaban todos en una corriente (la Tradición): no pretendían ser revolucionarios ni novedosos, sino que humildemente se alineaban en un esfuerzo y espacio de conocimiento común. -Sus obras trataban de miscelánea, de las obras del día a día, frente a la grandilocuencia ciega (hoy diríamos "paja mental") de autores protestantes o revolucionarios que proponían releer la Biblia, y al final cuestionar a Dios, y al final como vemos en estos días que vivimos, negar la realidad (o negar la materia).
  20. Gerión

    cultura Biblioteca Hispánica

    Amancio Landín Carrasco, por cierto, falleció hace poco. Desde aquí mi pequeño homenaje a este gigante de la investigación e historia naval. https://www.farodevigo.es/portada-pontevedra/2018/07/28/fallece-historiador-amancio-landin-carrasco/1935867.html Otras obras suyas: Vida y viajes de Pedro Sarmiento de Gamboa, 1945. Manual de Derecho Penal y Procedimientos Militares, 1947. Estudio criminológico sobre la multirreincidencia, 1965. España y Galicia en el estrecho de Magallanes, 1970. Tropa de hidalgos y mareates, 1970. Mourelle de la Rúa, explorador del Pacífico, 1971. Islario español del Pacífico, 1984 Miscelánea marinera, 1984. Galicia e os descubrimentos oceánicos, 1991. Noticias de Portomaior, 1995. Figuras con mi pueblo al fondo, 2002. Caminar es vivir, 2006. Adjunto un PDF con sus comentarios: http://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/los-hallazgos-espanoles-en-el-pacifico/
  21. Gerión

    Gran Recogida de Firmas de "Hablamos Español"

    El patrón siempre es el mismo, se fomentan maliciosamente las microlenguas, los dialectos de enanos, minúsculos de pocos miles de hablantes efectivos y con pocos millones de hablantes potenciales (impuestos), frente a la macrolengua que es el español, una lengua universal de cientos de millones de personas. Por supuesto ninguna lengua de la península ibérica, a excepción del castellano y el portugués juntos, puede competir con el inglés. Además éstas nos vinculan con Iberoamérica y todas las demás nos dividen. Las microlenguas son indigenismo impostado, tribalismo miope, su implantación nos llevaría al Paleolítico lingüístico que supone, por ejemplo, el mapa lingüístico de Papúa Nueva Guinea, donde cada tribu, en cada valle es incapaz de comunicarse con el vecino. Para los tiranos de las microlenguas, esto es lo deseable. Para nuestros enemigos, es un sueño. Es nuestra destrucción. El resultado es un refuerzo del Imperio angloamericano y una división y destrucción de la nación española y de la plataforma hispánica en conjunto. El modelo que quieren imponer es hablar la microlengua de la tribu, más la lengua imperial inglesa. Se destruye y merma así la plataforma hispánica, que sumada toda bajo el castellano sí puede suponer un contrapoder frente al polo de poder dominante; nunca el asturiano, nunca el vasco, nunca el "andalú", nunca el aragonés, nunca el murciano, ni el castúo, ni el mirandés, ni el gallego, ni el catalán-valenciano-balear (y el que habla tiene sangre vieja catalana), son capaces de ofrecer una resistencia mínima, ni remotamente, frente al imperio dominante. Al revés, se pliegan a sus dominios: de ahí el muy inglés "Catalonia is not Spain". Ahí no tienen ningún problema. Los resultados de la Tiranía Microlingüística son terroríficos en cualquier lugar donde se ha implantado. En Yugoslavia, todos los jóvenes se van a Alemania o Inglaterra después de que destruyeran su país, que perdió, entre otras cosas, la continuidad y unidad lingüística serbocroata; ahora serbios y croatas afirman, rotunda y absurdamente, que hablan lenguas diferentes. El mismo destino nos espera en una Península balcanizada, reavivando con magia negra zombis lingüísticos que se habían perdido, y bien perdidos que estaban, cadáveres lingüísticos que el desarrollo orgánico de los pueblos y culturas había ya depurado y desterrado. Hay que defender por tanto con garras y dientes la unidad nacional y la unidad en general que supone el castellano.
  22. Gerión

    Geopolítica española e iberoamericana.

    ¿Cómo de grande es la Hispanidad? Dos divertidos mapas cortesía de https://thetruesize.com Primer mapa con países de habla hispana y lusa sobrepuestos en el Hemisferio Norte: enlace. Segundo mapa con Rusia y Estados Unidos sobrepuestos sobre Iberoamérica: enlace.
  23. Gerión

    Geopolítica española e iberoamericana.

    Países con convenio de Doble Nacionalidad con España. Parecido a lo que he comentado antes de reducción de tiempo de residencia exigido en la obtención de la nacionalidad. El espacio supranacional iberoamericano-filipino-guineano comentado tiene ya fundamentos legales, está dibujado de alguna forma.
  24. Desde mi posición, sin tener mucha idea sobre luchas intestinas y disputas varias, me da la impresión que el Papado o en general las altas jerarquías están siguiendo los latidos de la política norteamericana con unos cuantos años de retardo. Lo suyo sería volver a un modelo de pontificados largos y más "neutrales". Comentar también que en EEUU los católicos están divididos casi al 50% entre votantes de Trump y de los candidatos demócratas.
  25. Gerión

    Geopolítica española e iberoamericana.

    La dimensión geopolítica de las lenguas castellana y portuguesa. Países con Academia de la Lengua Española. Todas forman parte de la "ASALE" (Asociación de Academias de la Lengua Española). http://www.asale.org/academias Conviene resaltar que la de Guinea Ecuatorial y la del judeoespañol en Israel son de creación reciente. Las academias de Norteamérica (EEUU) y Filipinas tienen una alta importancia estratégica. Aquí representadas junto a los miembros de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa. https://www.cplp.org/
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