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Mostrando el contenido mejor valorado el 15/12/18 en Contenidos

  1. 6 puntos
    El primero es el concepto que bautizaré como la Cruz Geopolítica o cruz de Santiago, pero en este caso Santiago no es otro que Armesilla que es el que la nombró en un vídeo y desde aquí va un saludo para él, porque me da en la nariz que nos lee, ya que creo que realimentamos ideas mutuamente. Esta cruz o aspa es una intersección de dos ejes: -El eje Norte-Sur, de San Francisco hasta la Antártida, -El eje Este-Oeste, de Menorca a Manila. Esta última expresión es, al menos para mis oídos, originaria de Don Fernandito. Esta cruz define claramente un centro y un alcance de espacios con posibilidades de revinculación, casi como los radios de una rueda. Esta idea de aspa tiene relación con la teoría de las 4 proyecciones que definí precisamente en el mensaje "matriz", pero aquí voy a volver a hablar de microproyecciones, o dilataciones como lo diría Durántez Prados, de índole nacional, es decir hispana (hispanonacional, iberoamericana) más que católica o universal (hispanocatólica, hispanouniversal) la cual constituye como decía un nivel superior de "macroproyección". Estas dilataciones tienen que ser lo suficientemente pequeñas (poca población, poco PIB) para poder ser integradas en el esquema iberoamericano. Ya hablé de ellas en un anterior mensaje: Así, en el Norte hablaríamos del Caribe no hispánico, y como mucho, los espacios más hispanizados de EEUU, en vez de toda Norteamérica; En el Este, la Península, o a lo sumo el sur de Italia; aunque seguramente Elvira Roca añadiría también a Grecia con su idea de Sur; en vez de toda Europa; En el Sur, la Iberofonía afroasiática, es decir, principalmente los PALOP y Timor; en vez de toda África y el Índico. Y finalmente, en el Oeste, Filipinas y las islas del Pacífico, en vez de toda Asia-Pacífico incluyendo China y demás. ******************************** En el segundo punto trato precisamente de lo último nombrado, la idea de dilatación del Pacífico , o Pacífico iberoamericano. Esta idea parte de las siguientes premisas: -El Pacífico fue un espacio tan hispánico como el propio continente americano. El Hemisferio castellano en algunos textos se dividía en tres grandes áreas: las Indias septentrionales (América del Norte), las Indias meridionales (América del Sur) y las llamadas Islas del Poniente (a veces también Indias del Poniente) que no son más que todos los archipiélagos dispersos en el Pacífico. -Algunas naciones hispanoamericanas se definen como bi o "tricontinentales" como Chile, siendo el continente de Oceanía uno de ellos (en su caso, por las islas de Pascua y Sala y Gómez). También podríamos de alguna forma incluir a Ecuador, con sus islas Galápagos. -El Pacífico es una frontera de Iberoamérica, concretamente su frontera occidental. Renunciar al Pacífico conlleva un aislamiento y reclusión en lo que es la región suramericana o latinoamericana. -Este aislamiento o reclusión estaría justificado ante la existencia de una gran potencia, pero se da el caso de que el Pacífico está constituido por naciones de pequeño tamaño y políticamente está muy fragmentado. Esto hace que tenga paralelismos con el Caribe. Ha habido una importantísima diplomacia de vinculación del Caribe con lo latinoamericano (con gestos como el de Jamaica para introducir el español en sus aulas, o la inclusión de todo el Caribe en la CELAC), pero sin embargo el Pacífico ha quedado más abandonado, estando como está en una situación geopolítica similar. -Pero no sólo eso, tenemos a la nación filipina como principal objetivo de esta dilatación; nación que es la eterna olvidada en todos los esquemas geopolíticos latinoamericanos. Filipinas, a pesar de su anglización, sigue siendo 90% católica y su cultura no se entiende sin lo hispánico. Filipinas es el México de Asia (por demografía; aunque con una economía que no llega a la magnitud de la mexicana) y sin lo hispano, bascula terrible y lamentablemente entre esquemas geopolíticos de sometimiento a los norteamericanos o los chinos. Ante la debilidad norteamericana, y su posible repliegue, tenemos ya unos amagos de entrada filipina en la órbita china, con Duterte minusvalorando tanto lo católico como lo norteamericano. Filipinas debe tener una muy buena relación con China, pero Filipinas es una nación construida sobre y por lo hispánico, no por y sobre lo chino. No es un Japón o una Corea. Tampoco lo malayo puede estructurar una identidad nacional; ése sería su indigenismo, que los destruiría en diferentes Estados tribales como los separatismos en España. Las lenguas filipinas y la religión católica, pilares de su construcción e identidad nacional, sobreviven allí por la influencia y pasado hispánico. Su unidad también se debe a lo hispánico. La apuesta aquí, por tanto, sería su identidad hispánica. Podría apostarse por la educación trilingüe en lengua filipina, más español, más inglés. Filipinas tiene una fortísima crisis de identidad (buscad Philippines identity crisis en cualquier buscador: 15 millones de resultados) que está derivada de la forzada negación de lo hispano y sólo ha de resolverse volviendo a ello. Otras naciones del Pacífico, como China o Indonesia, por su carácter confuciano o musulmán y su enorme demografía, son potencias en sí mísmas y no se pueden asimilar en un esquema iberoamericano porque lo desnaturalizarían completamente. Por su parte, Australia y Nueva Zelanda a pesar de tener también un pequeño tamaño (no llegan a 30 millones de habitantes entre las dos) parecen demasiado vinculadas al poder angloamericano como para decidirse por entrar prioritariamente en un esquema hispánico. Así que finalmente, en esta dilatación me voy a quedar con Filipinas, a la que acompañaría Timor-Leste, lusófona, única nación iberohablante de Asia, más el conjunto de todas las naciones isleñas del Pacífico de pequeño tamaño. Estas naciones isleñas se incluirían, entre otros motivos, para establecer una continuidad geopolítica entre Filipinas y las naciones de la América hispánica, a la manera de las naciones caribeñas. El mapa de paralelos diplomáticos y, o geopolíticos para el Pacífico, por tanto quedaría como el siguiente: Filipinas, se asimila geopolíticamente a México; Las islas del Pacífico, se asimilan al Caribe no hispánico. Comentar que, entre las segundas, existe un importante número de territorios no soberanos que aún están vinculados a su metrópoli. El paralelo geopolítico en las Américas de éstos últimos podría ser Puerto Rico, Belice o la Guayana francesa. La gestión de su inclusión en cualquier dilatación o propuesta diplomática ha de ser más cuidada, por la posible injerencia de potencias extranjeras. Muestro en azul las naciones soberanas de este espacio, y en verde las dependencias: Finalmente, alguno pensará que todas estas naciones no tienen ningún pasado o vinculación hispánico. Lejos de eso, la mayoría lo tiene. Para reforzar el discurso, legitimar y argumentar históricamente este espacio de dilatación, dejo aquí un muestrario de todos los contactos hispánicos en las naciones y dependencias del Pacífico. Sacado de este interesante enlace.
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