En el sistema liberal que sufrimos/disfrutamos existe una gran contradicción entre el supuesto significado de los conceptos y la aplicación práctica.
Se supone que tenemos un sistema derivado de los principios revolucionarios que dieron lugar a la prohibición del mandato imperativo, característico del Régimen Tradicional. Entonces se dice que tenemos representantes sujetos al denominado mandato representativo... pero de facto lo que tenemos, al menos en España, es un sistema encubierto de mandato imperativo, pero no sujeto a los electores como se daría en el Régimen Tradicional sino a las directrices del partido que elabora las listas en que va el "representante".
Quería utilizar el hilo para que comentemos este hecho en relación con lo acontecido en la investidura de Sánchez, donde en mi opinión se ha visto:
1. un partido de ámbito nacional que -al menos desde el punto de vista de muchos- comete un grave error contra los intereses nacionales, con todos votando en bloque dicho error según las directrices de partido.
2. un partido regional cántabro, aliado del partido de ámbito nacional, que decide votar contra ese error, con los intereses nacionales como justificación.
3. un partido regional canario, que pretendía facilitar la consumación del error, pero con una diputada que rompe la "disciplina de voto", con los intereses nacionales como justificación.
El cuadro es absolutamente lamentable y para mí abre el necesario debate acerca del mandato imperativo y de si el regionalismo, por definición, es contrario a los intereses nacionales, como algunos pretenden. Ojo, no digo que posiblemente sea un error darle entrada al territorialismo en el parlamento español, sino de si este tipo de partidos son negativos en sí mismos.
¿No creéis que la demonización del "transfuguismo" tiene como objetivo final el convertir los partidos en auténticas organizaciones implacables que ostentan de facto un mandato imperativo mucho más poderoso que el del Régimen Tradicional?¿Acaso no ejercen un mandato imperativo de facto a través de la famosa "disciplina de partido"?
Ese escenario surrealista nos proporciona un partido de ámbito nacional desleal, uno regional poco leal, otro regional leal y una diputada rebelde a su partido pero leal a los intereses nacionales.
En mi opinión debería haber una posibilidad real de revocar a los representantes por parte de sus electores. En el caso de Revilla esa presión "imperativa" viene exclusivamente de la presión "de la calle" que presiente su cabecilla, es decir, nada orgánico sino reducido a una circunstancia.