Leo en estos días un libro de Marshall McLuhan, un intelectual católico canadiense que escribió principalmente sobre los medios de comunicación y su influencia en la sociedad. Aunque no comparto todas las ideas de este hombre y de hecho todavía estoy tomando contacto con su pensamiento, me parece que tiene razón en algún aspecto importante y a la postre ha resultado un gran visionario.
Presento a los lectores un breve resumen, extraído de un prólogo, de una de sus ideas: que la "electrificación" de las comunicaciones, amén de convertir al mundo en una "aldea global", llevaría a una "retribalización" de la sociedad. Téngase en cuenta que esta idea la formuló allá por los años 60, cuando lo que primaba era televisión y todavía no había irrumpido internet en los hogares:
¿Qué os parece la idea?
¿No es esto lo que en el fondo está sucediendo con internet y en particular con las redes sociales? Donde todo el mundo grita e insulta para imponer su idea y descalificar al adversario; donde se forman "tribus digitales" que combaten y hostigan a otras tribus; donde afloran los peores instintos del individuo y de la horda; donde se glorifican la violencia y la pornografía sin el menor reparo moral; donde importa más el sentimiento -y la manipulación del mismo mediante eslóganes e imágenes, en muchos casos falsas- que el discurso razonado; donde el concepto de "verdad" ha dejado de tener importancia y mucha gente es capaz de creer cualquier cosa si se ajusta a sus necesidades tribales; donde los mensajes escritos son cada vez más cortos -por imposición de las mismas plataformas- hasta quedar reducidos a exabruptos y meros gruñidos; donde reina la discordia y todo el mundo acaba enfrentado con todo el mundo, sobre todo con sus vecinos, familiares y compatriotas; donde la sinrazón y la mentira se deslizan por una pendiente cada vez más resbaladiza hasta producir serias perturbaciones en el mundo real.
En definitiva, un retorno a la tribu que ya se venía esbozando con la televisión y que ahora estaría llegando a sus cotas máximas con internet y con el esquema de recompensas que aplican las redes sociales. ¿Os parece razonable esta tesis?