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hace 5 horas, El Español dijo:Por supuesto, amigo BGA. Entendí que mayormente se trataba de preguntas retóricas, pero quise darles una respuesta para aquellos que puedan leer el tema y enriquecerse así con una mayor comprensión de nuestros motivos para pensar como pensamos. De todas maneras, acabo de releerlas y creo que me han quedado un poco espesas, por lo que no sé si habré enriquecido la sopa o me habré pasado de sal.
En cuanto a la idea de dedicar un espacio a la apologética católica, me parece fenomenal. A menudo te encuentras con gente que entiende que, nuestro razonamiento, manifestaciones o comentarios responden sobre todo al seguimiento dogmático e ininteligible de una doctrina religiosa que a ellos les parece trasnochada o sin fundamento. También existen muchos católicos que tienen poco conocimiento de su propia razón de fe, por pereza o por no haber recibido una buena educación en la materia. Lamentablemente, el romanticismo y el racionalismo científico desplazaron la lógica cristiana a un segundo plano, seudotransformando nuestra fe en una especie de sentimentalismo emocional carente de verdadera lógica, que nos ha llevado a crear nuestros propios dioses y religiones personales, que en ocasiones poco o nada tienen que ver con lo original. Si además sumamos a eso, que se ha apartado su estudio de las aulas y escuelas, hasta convertirla en poco más que una mera asignatura cívica con muchos dibujitos en los libros y algunas soflamas políticas en la prensa, pero realmente con poca sustancia y contenido en el programa educativo, salvo en algunos colegios de enseñanza religiosa, nos encontramos con una realidad donde la fe católica en España comienza a ser algo desconocido e ininteligible para mucha gente. De ahí que fuerzas externas como el identitarismo, el liberalismo o el gnosticismo, estén campando a sus anchas por tierras católicas sin gran oposición por parte de los creyentes.
Realmente existe un gran desconocimiento de la fe, que otrora fuera capaz de construir nada menos que un imperio transcontinental que ha durado siglos y sentado las bases de muchos de los valores de la sociedad moderna actual, pero es que, al mismo tiempo y en algunos ámbitos, se ha instaurado también cierta concepción tradicionalista de la misma que ha desfigurado igualmente su conocimiento vivo, escorándola hacia posiciones rigoristas que explican poco y mal sus verdaderos motivos, principios y fundamentos. Un tradicionalismo, a veces incluso algo fanático, que defiende con uñas y dientes la tradición, pero olvida el contenido y finalidad de la misma, convirtiendo así al creyente en un adorador de la copa que en realidad desconoce el sabor del vino, y como todos sabemos, un vino que no se consume, tarde o temprano se avinagra.
En definitiva, me parece que es necesario conocer a fondo la propia fe para poder dar razón de ella a otras personas, sean o no creyentes pero sobre todo para afianzar los propios convencimientos o corregir aquellas ideas que podamos tener equivocadas pues una fe que no se conoce y se vive, al final se agota. Por eso me sumo a la idea de dedicar un espacio a la apologética donde también podamos recoger y publicar documentos o estudios de otros autores que refuercen el contenido de los temas.
Yo no soy ningún experto en el tema, pero en lo que esté en mi mano, trataré de participar lo mejor que sepa. Quizás un fuero dedicado, ahora que en el listado principal de temas aparece todo junto, sería lo más adecuado. No sé qué pensáis los demás.
Esa es la cuestión. No tanto la de nuestras colaboraciones como una asunto interno de los participantes en ellas, como la de aportar al lector puntos de vista que complementen lo que hayan leído en otras fuentes. En este sentido, el poder participar añadiendo dudas o ideas por su parte, sin duda enriquecerá a todos y al propio foro.
Lo más complicado es romper la inercia "relativista" por la cual, cualquiera que diga "busco la verdad", es considerado poco menos que de loco y llevado al terreno del espiritualismo más o menos atrevido, 'por iluminado o falto de una vida de verdad.
Se entiende que la ciencia busque la verdad y aunque exista cierta conciencia -elitista por otro lado- de sus limitaciones al respecto, la gente entiende que todo está por descubrir. Pero no es consciente de que esa seguridad se aplica solo a la materia y nada al aspecto espiritual. En el fondo, es como que la sociedad ha aprendido a ser materialista en lo común y espiritual o espiritualista en lo privado. Esta idea enlaza a la perfección con tu comentario del dominio aplastante del pensamiento protestante, en el sentido de que lo común, lo puramente sensorial, es algo bautizado por un espíritu objetivo del que aún sabemos poco, pero el aspecto espiritual, privado y vivido en la intimidad, obedecería siempre a un espíritu subjetivo y toda voz salida de esa privacidad no tiene más valor que el de mero testimonio personal, y por tanto subjetivo de raíz.
Así, lo material es esencialmente objetivo en tanto que lo espiritual es esencialmente subjetivo.
Bajo esta horma mental, esa Matrix que para tantos es la anti-Matrix de la Matrix, cualquier idea que surja de la reflexión metafísica y religiosa, queda al albur de las fobias o filias de contrarios o simpatizantes. Se nos ofrecen entonces dos cánones para esas dos inclinaciones humanas, la material y la espiritual, que deberían confluir en un mismo destino por dos caminos convergentes, el conocimiento por la vía de los sentidos y la experimentación científica y el conocimiento empírico y racional a posteriori de sucesos, digamos, inmateriales. De este modo, todo lo que no sea considerado científico, es de suyo subjetivo, y toda regla u opinión nacida de lo que es aceptado como subjetivo, nunca puede llegar a ser objetivo...
La trampa perfecta.
Hablar de "Ley Natural", suena entonces a rancio, a posesivo compulsivo, a mesiánico, a inquisidor... Y no suena así tras un proceloso camino de adquisición de conocimiento, de experimentación y de compromiso personal. Suena así porque el hilo musical de fondo suena así. Acaba siendo algo parecido a como se daría en una conversación entre un perdido en alta mar sobre una balsa y una voz que le diga que efectivamente existe tierra firme. Diría, tu estás loco, mi balsa es una mierda, tengo anquilosadas las piernas, estoy harto de comer pescado y pasarlas p.... para llevarme al gaznate unas gotas de agua dulce, pero es mi balsa, la única certeza de que puedo caminar sin hundirme en el océano.
En fin, será difícil, más que explicar que existe una Ley Natural y todo lo demás que va ligado a esa existencia, que la opinión de la gente rompa con esa Matrix entendiendo que no es nada más que la libertad adquirida por cambiar de casa a otra más pequeña...
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hace 13 horas, El Español dijo:Voy a tratar de exponer lo que para mí, como católico, serían las respuestas a las cuestiones que plantea BGA en la exposición del tema.
¿Puede el talento narrativo que se expresa en las artes y en las letras sufrir ningún tipo de contención o amedrentamiento?
Con esta cuestión pienso que entramos de lleno en el terreno de lo que se denomina como "Libertad de expresión" pero antes deberíamos considerar, qué es la libertad.
El concepto de "Libertad" es en esencia muy superior a lo que vulgarmente se entiende hoy por libertad, referida únicamente al ámbito político y económico. El libre albedrío, que está en la base del concepto, contrasta con la significación esclavista que le da el determinismo, principalmente protestante y científico, base del entendimiento moderno actual.
El libre albedrío es la facultad personal de determinarse a obrar, es decir, un acto inteligente de la voluntad humana ordenada hacia el objetivo último de su bien personal o comunitario, pues de otro modo contravendría el instinto natural de supervivencia y dejaría así de ser un acto inteligente. La elección del mal es por tanto un defecto propio de la voluntad desordenada, que escoge falsamente como bueno algo que de suyo no lo es. La verdadera libertad se orienta pues a la elección de la verdad y el bien y por ello, sólo existe verdadera libertad cuando esa elección no está determinada por un motivo personal falso o desordenado, como pueden ser los derivados del pecado -ira, codicia, lujuria, soberbia, envidia, avaricia, pereza y gula- o por el miedo, el engaño o la coacción provenientes de una causa externa. En resumen, la libertad es la capacidad moral del hombre para conocer y decidir por sí mismo la verdad y el bien.
En cambio, el determinismo entiende que el hombre carece de dicha libertad pues en última instancia existen fuerzas superiores que determinan su actos y por tanto, todas las elecciones intermedias que pueda realizar a lo largo de su vida, ya están previamente predeterminadas por dichas fuerzas -Dios, la física, la psique, el mercado, etc-. De esta forma, la libertad queda destruida porque, para que exista, el hombre debe poder conocer todas las opciones que le conduzcan hacia el bien último y debe igualmente poder elegir entre ellas, reduciéndose así la moral y la voluntad humana a una simple estrategia para alcanzar bienes eventuales, en un universo de hechos contingentes.
Por tanto y en respuesta a la pregunta, el talento y creatividad humanos, ya sea artístico, narrativo, tecnológico o de cualquier otro tipo, debería siempre estar subordinado a la verdadera libertad, es decir, a la moral lógica que informa al hombre de cuál es el bien último a alcanzar. De otro modo su creatividad podría predeterminar la libertad de otros al producir constructos que les impidieran alcanzar su propio bien.
¿Puede esa expresión ser origen de males intolerantes a juicio del censor?
Desde luego. Si esa moral informante está desordenada o el juicio del censor no se subordina, a salvaguardar y desarrollar la verdadera libertad creativa que encamina al hombre hacia el bien común, sino que se obligan a una serie de intereses particulares como puedan ser los ideológicos, de mercado, etc, la desviación con respecto a la verdad y el bien que pueda tener la lógica del creador o del censor, puede causar grados de intolerancia que les lleven incluso a cometer estragos.
La persecución ideológica de intelectuales, la persecución rigorista de creyentes y paganos, o la persecución intelectual de creyentes, son un claro ejemplo de hasta dónde puede llegar la intolerancia cuando la moral, la libertad o las ideas no se subordinan a la verdad y el bien común de todas las personas.
¿Son conscientes los intelectuales del efecto de sus obras?
Yo creo que en muchos casos no. Son conscientes hasta cierto punto, en la medida que se encuentren más o menos en posesión de la verdad o en el camino de su búsqueda. Pero la verdad no depende de lo que el intelectual diga o haga, sino que le preexiste y por tanto, si la libertad intelectual no está orientada hacia esa verdad, sus consecuencias pueden llegar a ser muy dañinas. Muchos intelectuales buscan la verdad y crean obras que encaminan al hombre hacia su conocimiento, pero también existen otros muchos que se mueven más por intereses políticos, de mercado, vanidad, riqueza, etc. Y estos pueden llegar a ocasionar mucho daño a quienes les siguen.
De otra parte, también estoy convencido que, muchos de esos intelectuales con "rumbo equivocado", en realidad no son conscientes del daño que pueden llegar a producir, dicho esto en términos absolutos y trascendentes pues, de serlo, seguramente caerían de bruces al suelo y tratarían por todos los medios de enmendar sus errores. Nuevamente ahí el predeterminismo tiene un efecto perverso pues se trata de gente cuya trayectoria está orientada por una serie de ideas y conceptos predeterminados equivocados. Por ejemplo, ¿podemos imaginar que hubiera hecho Karl Marx, si hubiera sido consciente de los millones de crímenes que en nombre de sus ideas se han cometido? ¿Hubiera escrito Wagner sus famosas óperas, tal cómo las escribió, si hubiera sido consciente del tipo de atrocidades que iban a inspirar a la élite nazi? Podríamos poner muchos ejemplos similares, pero nunca llegaríamos a saberlo porque la vida trasciende siempre a los personajes, de ahí que sea tan importante que el acto creativo deba estar subordinado a un bien universal, por el propio bien del artista y por supuesto por el bien de la sociedad.
Esa es la garantía que ofrece la moral católica al estar subodinada a la verdad universal del ser humano y el bien común de la humanidad. Garantía que avalan los hechos de la historia y la tradición, frente a la de la moral protestante que depende sobre todo de la interpretación personal que el sujeto haga de su realidad. Paradójicamente, el mundo protestante se ha alzado como adalid de las libertades, cuando en realidad es el católico quién mejor las garantiza ya que el protestantismo se basa en gran medida en supuestos deterministas, que se reflejan a su vez en su arte, cultura y demás producciones artísticas. Lo mismo ocurre con el determinismo musulmán, induísta, budista, científista, etc. El determinismo coarta la libertad y por tanto la verdadera creación artística, dejando al artista en situación de menoscabo con respecto a su obra, y al público en el de dependencia respecto al interés previo que la determina.
¿Existe legitimidad alguna que procure ponerle vallas al monte de la creatividad humana?
Por supuesto, la legitimidad que otorga la posesión de la verdad en la obligación de subordinar la creatividad humana al bien común de la sociedad. Por ejemplo y por absurdo que parezca, cuando legislamos en el derecho criminal que no debemos matar a nuestros semejantes, no lo hacemos como una mera opinión subjetiva dependiente del interés particular de cada país, sino como una verdad objetiva que demuestra el hecho universal de que nadie quiere ser matado y si se permitiera el crimen, las naciones correrían el peligro de desaparecer al sumirse en conflictos bélicos por la supervivencia. Se trata de una verdad absoluta legitimada por la ley natural y por tanto, la creación artística no debería inspirar un deseo contrario.
La legitimidad la otorga la propia ley natural y del mismo modo que por ello se impide que una obra pueda hacer apología, por ejemplo, del terrorismo, debería impedirse igualmente otras manifestaciones artísticas que puedan inspirar otro tipo de deseos desordenados.
Además, el propio significado de la "Creatividad", proviene del hecho de considerar la existencia de la "Creación", que es sinónimo de construcción por lo que, la libre creatividad, para ser considerada como tal, debe ser constructiva y no destructiva.
¿Es posible contemplar la posibilidad de catalogar esas obras según el criterio del bien común o la mera acción de proponerlo sería un atentado contra el derecho a decir lo que se piensa?
Sí creo que quepa esa posibilidad, de hecho, creo que lo que no tiene cabida es un derecho tal que ampare la posibilidad de producir el mal. Esto es así porque todo derecho dimana de una obligación, y en el caso de la creatividad, de la obligación de crear el bien. En suma, la creatividad humana debe estar orienta hacia el bien común y la ley debe procurar que ésta no atente contra los bienes mayores como pueden ser la verdad o la vida.
¿Qué atributos especiales tendría que tener el censor o debemos aceptar el principio liberal de que las obras se sometan únicamente al criterio público como si éste fuera el único juez tolerable en una sociedad "abierta"?
El atributo principal de todo juez: la justicia. El censor no debe impedir el ejercicio de la creatividad cuando esta produce un bien para la sociedad, pero de igual modo debería impedir toda manifestación pública de aquellas obras que priven al hombre del conocimiento de la verdad, el cultivo de la virtud o el disfrute en suma del bien y la paz.
Cuando el criterio público es el del simple interés especulativo del mercado, la vanidad del artista o el interés político e ideológico, que son los que a menudo tasan hoy la producción artística, se produce el efecto perverso de que el arte queda sometido al capricho de dichos intereses predeterminados y por tanto deja de ser libre.
En definitiva resulta que el artista, como creador no es un ser absoluto que cree algo desde la nada sino que siempre basa su obra en una creación y un Creador previamente dados. El artista es creador pero también es creyente al mismo tiempo y su función es la de trasladar su fe al público a través de su obra, por tanto, cuando esa fe es contraria al orden de la Creación a la que todos pertenecemos, la vida, la obra del artista deja de ser arte para convertirse en atentado.
Impresionante. Algunas preguntas eran retóricas porque "algo" me dice que la respuesta era la que nos ofreces. Sin embargo, llegar tan lejos como tu lo haces y con esa claridad expositiva, es algo que estaba fuera de mi alcance.
Más tarde escribiré algo.
Aprovecho la ocasión para sugerir un hilo sobre apologética católica en el que debatir asuntos de candente actualidad.
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Para Rusia debe ser muy tentador participar de lleno en "el centro del mapa mundi". Su condición de Heartland de extrarradio le deja muy fuera del Aula Magna de la política del día a día. Es como un espermatozoo cabezón que quiere entrar en el óvulo aunque ya esté ocupado.
No me digan que la imagen le debe dejar a Dugin con unas ganas poderosas de soltar un zarpazo a este vuestro humilde servidor...
Respecto a Europa, es posible que todo ésto precipite que todos pongan sobre la mesa sus cartas boca arriba y es como llegar al último examen para saber si nos quieren o al menos nos necesitan y estarían dispuestos a algún sacrificio, o si los queremos nosotros después de tanto desplante.
Parece que algo se está despertando y a cada alegría pal cuerpo que nos damos con recuerdos heróicos y las pertinentes ensoñaciones cara al futuro, por ahí fuera aparece, sin faltar a la cita secular, alguna "hunibersidá" anglo, norteamericana u holandesa, para recordarnos las muchas implicaciones que aún nos quedan por digerir de aquel nuestro pasado tan bárbaro.
Qué pena que en momentos tan cruciales las figuras señeras de nuestra política sean tan menores, casi ínfimas. De todos modos, no pierdo la esperanza y aunque siempre cabe el riesgo de que se cuelen los arribistas y los pragmáticos, sueño con que acaben apareciendo desde su silencio esas figuras providenciales de las que nuestra historia sabe tanto.
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Esta tarde en TVE2 han puesto un Documental sobre el tortuoso exilio de intelectuales alemanes ante la llegada de Hitler al poder. Las feroces críticas del líder Nazi al "arte corrupto" así como al pensamiento moderno, pusieron en aviso a eso intelectuales de que había llegado la hora de hacer las maletas dejando atrás todo.
La verdad es que se le queda a uno el corazón arrugado. Ver a esos "jóvenes" con un futuro prometedor por delante huyendo de su país por el peligro que suponía para ellos la intolerancia dogmática del nuevo régimen, me hizo pensar. ¿Puede el talento narrativo que se expresa en las artes y en las letras sufrir ningún tipo de contención o amedrentamiento?. ¿Puede esa expresión ser origen de males intolerantes a juicio del censor?. ¿Son conscientes los intelectuales del efecto de sus obras?. ¿Existe legitimidad alguna que procure ponerle vallas al monte de la creatividad humana?. ¿Es posible contemplar la posibilidad de catalogar esas obras según el criterio del bien común o la mera acción de proponerlo sería un atentado contra el derecho a decir lo que se piensa?. ¿Qué atributos especiales tendría que tener el censor o debemos aceptar el principio liberal de que las obras se sometan únicamente al criterio público como si éste fuera el único juez tolerable en una sociedad "abierta"?.
No somos ajenos a la implicación profunda que tiene la obra intelectual en nuestras vidas, como tampoco que existe un mercado interesado por obras que previamente habrán de sufrir criterios comerciales y de éxito, de inversión, en el que los editores y expertos con su buen juicio profesional acaban siempre poniendo las cosas en su punto justo... Peo tampoco ignoramos la enorme concentración que se está llevando a cabo desde el poder económico de todo lo relativo al arte, al pensamiento, a la literatura y al ocio, y que parece razonable, en una sociedad abierta, que tales conglomerados inversores tenga su propia idea de sociedad y de linea editorial.
Esto nos lleva a la paradoja de que todo intento por parte del estado de intervenir en los flujos culturales nos parecen malos, perversos, fascistas... Pero asumimos de buen grado que las corporaciones que se dedican a la cosa cultural; que nadie las elige y que solo responden a sus intereses y que en modo alguno representan el bien común, se comportan después de todo de manera "democrática" pues su criterio no obedecería a razones de tipo ideológico, sino puramente comercial, y entonces, el valor intrínseco de esas obras no estaría en lo que expresan sino en su aceptación por el público y el "mercado".
Tampoco se nos escapa que ese público que acaba siendo parte del mercado cultural, previamente ha sido instruido en ideas-fuerza y sus preferencias masivas no es posible justificarlas como procesos individuales de maduración intelectual sino como modas, que nunca las propone la gente, salvo gente que encuentra el apoyo económico de esas corporaciones.
El documental acentuaba el aspecto humano de quien se ve perseguido por sus ideas, como si las ideas en sí nunca fueran malas o capaces de causar ningún daño. De repente me vino a la mente la idea de que en el fondo estaban padeciendo en proximidad agobiante el peso del Poder sobre sus hombros amenazando su libertad creativa e incluso su propia vida. Luego sentí pena por ellos y al mismo tiempo comprendía que se veían en una situación como la de los adolescentes arrogantes cuando se dan de bruces con una realidad que los supera. No se, había cierto infantilismo en el sesgo humano del documental como diciendo: mira, eso te pasa cuando el fascismo no quiere que digas la "verdad"...
En fín la cosa puede llegar más lejos y me gustaría saber vuestras opiniones.
Saludos.
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hace 2 minutos, Bernaldo dijo:¿a qué creéis que se debe el relativo éxito del gnosticismo a lo largo de la historia y en sus sucesivas transformaciones de careta?
es algo verdaderamente asombroso. ¿estará inspirado directamente por el Diablo o es simplemente la acumalación en la historia de las sucesivas debilidades humanas?
En última instancia será la serpiente, pero no es necesaria de entrada. Nuestro espíritu no es dual; no es capaz de convivir con dos voluntades firmes sin desagarrarse. Por ello creo que la impetuosidad de la voluntad propia no deja sitio a otras voluntades, tal como la de Dios o la del Diablo. Del alguna manera sería como el que desea algo pero no se atreve a conseguirlo. Es una especie de purgatorio donde se sufre ese desgarro que no se abre a Dios pero tampoco al enemigo. Es es esa guerra interna, cuando uno busca más y más, la que procura al mal un resquicio a su inspiración.
Vivimos, según creo y por fortuna, en una especie de limbo que si no nos hace buenos, tampoco nos hace malos necesariamente. Aquí encontraría la explicación que el Papa Francisco da sobre la buena voluntad sin entrar en detalles.
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El gnosticismo me recuerda a esa gente que tanto les gusta la montaña que leen todos los libros y revistas que caen en sus manos sobre le tema. Conocen a todos los mejores escaladores de la historia y del momento; el nombre de todas las cumbres a nivel profano y experto; todos los "grados" de dificultad; los estados óptimos del hielo, la climatología y todas las reflexiones que alguno de los grandes hizo para definir a la montaña y a su afición.
Pero no van nunca. No se atreven a seguir los pasos de los iniciados, como si temieran perder la vida o tal vez, enfrentarse a unas limitaciones sobre las que su imaginación y capacidad para ensoñarse emulando a sus ídolos, vuela sin obstáculos.
Pero no van.
Merodean. Sueñan. Fantasean. Especulan. Fijan su mente en un objetivo y de repente, ya están "como" en la cumbre...
El gnosticismo es a la materia, lo que la realidad virtual es a la realidad. Un espejo. El ser atrapado en el espejo. No miran el espejo. El espejo les mira a ellos.
Pero todo ser humano que mira un espejo sabe quién observa a quién... a menos que haya caído en la decadencia gnóstica que por momentos te ha convencido de que tu ser real es el que te escruta desde el otro lado del cristal.
Es un bucle en el que cuando uno quiere ir, regresa. Vueltas que suceden vueltas en una espiral cada vez más impetuosa. Un autófago que quiso comerse el mundo.
Luego dicen que Dios confunde a los soberbios. No diré que no, pero... ¿acaso necesita el soberbio que alguien le confunda?.
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Añadido a mi comentario anterior y tratando de explicar mi postura como entiendo la de El Español que me precede, debo decir algo al lector no avisado.
No se trata de llevar el ascua a la sardina del catolicismo en un empeño obtuso por encontrar una explicación forzada desde esas "coordenadas" (saludos Gerión) religiosas sino de penetrar en el problema y en sus posibles soluciones. Se hace muy fácil determinar que existe un problema pero mucho más difícil es acertar con sus causas, luego con sus efectos y si tercia desde sus efectos a sus causas, y finalmente con su solución.
Lo que propongo no es sino el resultado de una abstracción que me dirige a tratar de entender qué condiciona un resultado tan pobre en la solución del problema si como algunos afirman es cosa de abrirse a una realidad con muchas aristas algunas de las cuales no han sido suficientemente pulidas pero que sería tan sencillo hacerlo sin mediar nada más que un buen propósito...
A nadie se le oculta que nuestra historia reciente ha sufrido cambios muy bruscos y que el sentimiento general está en no retroceder un paso atrás, como si hubiéramos salido del infierno y que ninguna solución es posible encontrar regresando a él. Aquí está la cuestión, si realmente salimos de un infierno y no fuera nada más que ante la encrucijada, optáramos u optasen por nosotros, seguir un nuevo camino irreversible. Imaginen que en sus vidas el análisis de sus errores les llevara, sin posibilidad de ir más al fondo, a un punto que ni se plantean cruzar. ¿Y si la solución estuviera allí esperándolos y no hubiera ninguna otra solución?.
El mundo moderno, si algo tiene, es "prisa". Prisa por el cambio, prisa por el olvido y prisa, paradójicamente, por recordarnos los dolores del pasado. Prisa por tapar bocas disidentes. Prisa por declararlas, nada menos, que enemigos de la mujer, de la justicia, de la humanidad...
Y todo ésto lo asumimos desde otras "coordenadas" que precisamente tienen su eje en una manera de ver el mundo del que la modernidad se aprovecha al tiempo que le niega su razón de ser y al tiempo que niega que tenga nada que ver, como si todo estuviera incluido de fábrica en esa cosa que ellos llaman humanidad.
Difícil ser un hombre nuevo si se niega a llegar tan lejos como sea necesario y posible en reconocer dónde y cuando nuestra vida se torció. La enfermedad, cuando no se la trata de raíz investigando cómo se produjo y qué costumbres o patógenos estuvieron implicados, en crónica se queda, como si nuestro cuerpo (España) fuera así, enfermizo, que necesita de cuidados paliativos que otros mucho más sanos, "naturalmente", tengan a bien prescribirnos y prodigarnos.
Pueden existir otras causas profundas o más profundas y quedo abierto al diálogo. Pero nunca teman llegar a la Verdad si es la Verdad lo que están buscando.
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hace 12 horas, Gerión dijo:Comentarios sobre el cine histórico:
Elvira Roca tras la polémica con Blas de Lezo: "El cine histórico ha sido particularmente maltratado en España"
Alguna película vi sobre nuestra GC producida en los años 40 o 50. Casi diría que su tónica es la de reconciliar a los españoles apuntando a los "malos", que no podían ser sino los comisarios políticos. No negaban su humanidad a los "rojos" como décadas después el cine "democrático" hizo con todos los "fascistas". Podría explicarse como la magnanimidad reconciliadora del triunfador frente a la animosidad vengativa y ladina del derrotado que pretende ganar con la propaganda la guerra que perdieron en los campos de batalla. Podría explicarse también desde los fundamentos espirituales de unos y de otros... Ahí lo dejo.
A su comentario añadiría que no es tanto el maltrato al cine histórico, sino el maltrato a la población que ha ejercido y ejerce ese mismo cine histórico, que ni siquiera parece tratar de abordar hechos acaecidos, sino emplearla como un arma de propaganda que de sustancia ideológica y sentimental a su eterna lucha contra el fascismo...
Es "un cine de autor" que viene a sustituir la falta de medios con "el relato", o ese psicologismo que ya no se conforma en quedarse en los hechos en sí, sino en escarbar en las intenciones profundas (y por ello sospechosas siempre) de sus protagonistas.
Hacer un cine histórico de verdad tendría que abordar dos temas espinosos en nuestra historia:
-Justificar en sus causas respectivas a los contendientes. Imposible. Sería reconocer que todos tenían razones fundadas para hacer lo que hicieron. Ello rompería el monólogo del bueno contra el malo y abriría la posibilidad de que muchos "neutrales" aceptasen moralmente que "sí" había razones para oponerse contra los liberales y la democracia... comunista.
-La tozudez de una España que parece transcender a los propios españoles. Es como si un espíritu burlón que en otros casos es la suma de muchos espíritus, fuera ajeno o estuviera al margen de los espíritus contingentes que le confieren su primera y más básica sustancia. Podríamos entrever que existe "algo" que escapa a interpretaciones igualitarias de la historia de los diferentes países. ¿Se imagina a los españoles "entendiendo" la razón de tantos poetas que cantaron loas a España y que con tanta frecuencia se los tacha de simples locos enamorados?.
En este punto no estoy de acuerdo con doña Elvira. Creo que hay una infrahistoria que escapa de su definición generalista de imperofobia y que se resume en la reacción simple a poderes de alcance global. El catolicismo implícito en todas nuestras guerra internas y externas puede que sea la explicación y que no se trate tanto, subliminalmente hablando, de la lucha contra el fascismo sino contra el catolicismo...
En resumen, el maltrato de nuestro cine a la historia es que lo tienen que producir agentes contrarios a enfrentarse a la realidad católica de nuestro país y eso son palabras mayores. Por tanto, prefieren el recurso menos valiente y más ladino de atacar a alguna de sus expresiones evitando referencias explícitas que delaten sus verdaderas intenciones.
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Con un par Don Fernandito... ?
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L
hace 2 minutos, El Español dijo:A veces acaba uno tan quemado de algunos sitios, que cambiar el seudónimo es un poco como limpiarse el traje
Lo entiendo pero para eso estamos los que compartimos la misma visión de las cosas o parecida. Su nick en BJ era para mi muy querido y de repente como que me quedo huérfano...
Pero como digo, una vez identificada la persona, el Nick es lo de menos. Solo es el despiste inicial.
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Aunque es menos castizo, Bernaldo le queda mejor. Pero bueno, ya nos conocemos y ya he quedado "desdoblao" pa siempre...
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Bien venido. Lo que no me gusta de gente que no conozco sino por un nick asociado a una identidad en toros foros, es que se cambien de nick y volver a empezar desde cero. Pero bueno, iremos viendo.
Saludos pues.
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Toda la polémica suscitada por Abascal y Blas de Lezo me temo que va en el sentido de que los españoles no nos vengamos arriba y empecemos a mirar a nuestra política con "otros ojos". El patrioterismo hispanoamericano tiene que hacer un salto mental de cuatro siglos para enlazar dos identidades desde las que presumir ser algo, pero que ni ellos se creen del todo. Tiene abuelos y hermanos pero no re-conocen a sus padres...
En España se opera en crear un conflicto sin fin entre lo que fuimos y queremos ser, siendo incapaces de aceptar lo que fuimos y de pactar lo que podamos ser.
Todo redunda en un enorme desarraigo que gracias a los catalanista puede ponernos en vías de solución, o al menos de polémica social en vez de ese silencio forzado de una parte y le control absoluto del relato por la otra.
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Con el avispero que siempre es la política española, que anda todavía "buscando su sitio" y nuestros políticos, que también andarían buscando el suyo -que no es el España...- me extrañaría que fuéramos capaces y de serlo, que nos dejaran adquirir la notoriedad que supondría liderar acciones en Venezuela, que por otro lado, y esto es ya muy descacharrante, nos exigirían todos, los que no nos dejan para que nos pongamos medallas y los que internamente "quieren" pero no consiguen ponerse de acuerdo.
Creo que estaría bien hacer una relación de oportunidades que tiene nuestro país en el contexto internacional y las crisis internas que casi al mismo tiempo acaban apareciendo. El traslado de empresas con sede en UK por el Brexit y la nueva "política social" del gobierno de Sández... podría dar motivo a alguna conjetura en este sentido.
A favor de España o e n su contra, los participantes de este peculiar enfrentamiento están demostrando que ambas posturas no deja de ser muy españolas. Hay un "españolcentrismo" que en sus dos versiones opuestas rezuman ese ombliguismo tan patrio. Ese siempre mirar afuera buscando referencias que debemos incorporar como si la vida nos fuera en ello, paradójicamente no trata de ir adquiriendo de otros sus mejores experiencias sino de flagelarnos como si no hubiera mañana. Será la famosa soberbia que decía el inglés...
El aspecto prosaico de los interese partidista ideológicos lo dejo al margen, no porque no sea muy importante, sino que me mueve el entender la psique de nuestro pueblo y como diría Enrique el raner... aquí hay tema.
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Muy emotivo y lo mejor, muy verdadero. Este Papa está dándole duro al fuelle...
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Impresionante. Pareciera que en el ruedo ibérico los portugueses preferirían ser tuertos si su sacrificio les premiara con dejar ciega a España.
Son como una subcultura que respecto a España, al conjunto de subculturas que forman España, ese todo que es más que la suma de las partes y en el que Portugal. en su uniformidad, pretende igualarse como si aportara al conjunto una cualidad diferente, cuando a lo más que debería optar es a ser uno más...
Una vez leí de un iberista portugués que qué pasaría si se unieran la laboriosidad portuguesa con el empuje castellano... La frase tiene sus dosis de verdad, pero pensándola mejor, quien tiene empuje lo tiene porque se sabe tenaz y prueba de ello es que no necesitaríamos "conciencia" portuguesas para ser laboriosos, pacientes y tenaces. Y con todo, además, como él reconoció, tenemos ese empuje, esa alegría de vivir, ese dicharacherismo puntilloso y desenfadado que confieren los imperios, incluso los menores, en forma de cosmopolitismo integrador de todas la diferencias.
Superada mi etapa sentimental, hoy por hoy soy enemigo de cualquier pacto con Portugal de igual a igual.
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Uno tiene la tentación de socorrer a los pragmáticos que convencidos de la fortaleza inexpugnable del capitalismo o quizás, criptoseducidos por él, abogan por posturas intermedias donde la separación economía-moral, es un hecho aceptado y sobre cuyos efectos conviene actuar intentando minimizar los que son perversos.
Parece una paradoja a unos pocos y para muchos más, sería como aceptar un ciclo es expansion-reparto, contracción-sacrificio, tutelado todo ello por los "amos". Para menos que pocos, la paradoja no estaría en la idea fundamental sino en cómo llevarla a cabo.
Todo sobrenada una causa subyacente y a mi juicio no es otro que la democracia sin medida ni frontera. Una democracia universal que potencialmente expresa todo pensamiento y voluntad aunque el desencanto, ya patente, se concrete en su "imperfección" y no en que su condición de "universal" lleva la larva de su propia sin razón. Frases vehementes como "moriría por tu derecho a decidir" están en la raíz del pensamiento democrático popular, y digo popular porque entre lo que piensa y a lo que aspira el pueblo, hay un océano entero que lo separa de lo que piensa el "poder". Y no obstantes, se insiste en la "imperfección de la democracia" como si existiera una democracia perfecta que fuera de naturaleza universal. Creo que el concepto universal debería abarcar el universo de las capacidades reales aplicadas a la complejidad de las decisiones. Cuando esa capacidades están por debajo de la dimensión de las decisiones a tomar, se produce una ruptura, cubierta, precisamente, por esos "decretos" tan antidemocráticos. Una democracia "pija" que funciona en el ámbito de la separación y polarización de criterios, pero despótica en aquellos asuntos en los que la opinión social no existe sino como el resultado de la propaganda en un sentido y en el contrario. Desgaja la sociedad, pero no desgarra al sistema.
Capitalismo y democracia son lo mismo en términos prácticos. El libre mercado es posible si es posible "la libre aceptación", y no hay nada más libre y pragmático que torcer la voluntad de aquellos que conscientes de sus peligros, no en tanto que comercio, sino en tanto que las fuerzas que ese comercio implica en materia de libertad real... La "voluntad" del pueblo, no es otra cosa que la voluntad de sus élites trasformada en un espectáculo de marionetas en el que "monchitos" rojos y azules se insultan y pelean...
¿Cómo cambiar todo este entramado que ya forma parte de las palpitaciones del mundo, que son su dogma fundamental?. Ahí está la cuestión, más práctica que conceptual. ¿Es posible un estado moral, democrático y capitalista o moral, democrático y comunista?.
La concepción social e individual del Catolicismo tiene la solución, pero de triunfar implicaría una especie de retroceso o avance en el necesario acercamiento entre la riqueza y las posibilidades de los que más tienen con la de los que menos tienen.
Se abriría aquí el escollo de la justicia social y de su efecto en las dinámicas económicas.
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Así es, don Fernandito. Una Mano tendida a sacar de sus laberintos particulares a quién la advierte y a La que tiende la suya propia.
Tenemos un "Patrimonio" que enamora.
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Cuando G. Bueno diferenciaba entre sociedades civilizadas y organizadas, creo que se refería como ejemplo de las segundas a las del norte europeo y sus áreas de influencia fuera de Europa. Según entiendo esta diferencia, lo organizado es aquello que no aspira a crecer en todos los aspectos de la vida, materiales y espirituales, sin en los más sobresalientes de ambos campos desde un punto de vista pragmático. Por el contrario, la civilización la entiendo como una apertura a la totalidad que no está obsesionada por el rendimiento a corto plazo y que vuelca su interés en la comprensión, asimilación y culturización de "todo".
Es sencillo caer en la cuenta, desde este punto de vista, quién ha de llegar antes a la "cumbre", como también quién aspira a cotas más elevadas...
Un mundo obsesionado con el éxito, de clara inspiración protestante, siempre tendrá en el pragmatismo su razón de ser vital. Pero ocurre, como en todo proceso de síntesis, que la decisión de adoptar alguno de los elementos de la civilización en detrimento de otros, se produce siempre en unas circunstancias históricas concretas y por tanto muy subjetivas, de modo que lo que se puede considerar "basura" porque parece no aporta nada sustancioso, acaba marcando la diferencia entre lo verdadero temporalmente y la verdad sutil de las cosas que es atemporal.
No importan los desatinos de esas sociedades organizadas si tras su fracaso y el daño ocasionado por su preeminencia histórica, vuelven a remontar el vuelo, como si en el fondo, una fe puesta en algún destino manifiesto, estuviera pugnando por concretarse siempre, inasequible a sus fracasos y teniendo siempre sobre la mesa el retrato de su mejor perfil...
La vía del pragmatismo, cuando su éxito la impulsa a renacer constantemente en sus principios cerrados y poco o nada dispuesta a ir creciendo abriéndose e integrando, es una vía muerta desde el punto de vista de la civilización. Una mente atrapada en principios de materialidad complementada con principios de idealidad salvífica... no puede ser ni debe ser la directriz global.
Fe y Razón adquieren de nuevo su legítimo protagonismo que no es otro que el de ir de la mano como un todo. Cuando la razón descarta a la Fe y cuando la Fe descarta a la razón, la realidad se desdobla produciendo el monstruo de lo común frente a lo individual y viceversa, de la ética de los negocios, frente a la ética privada; de lo que cada uno puede hacer frente a lo que todos debemos hacer como organización humana. Todo ello supone una fisura en nuestra civilización que, apenas restañada por el hechizo del éxito material, se desmorona al mínimo temblor que, precisamente por su interpretación parcial de las cosas, lo genera regularmente en una sucesión de crísis y periodos de bonanza.
El mundo necesita del Mediterráneo como contrapeso de la cultura, que tiende, al parecer irremediablemente, a buscar constantemente el hecho identitario, aquello que pone de manifiesto la diferencia y de lo que se espera obtener un privilegio inasequible al resto de culturas y de humanos. Una mentalidad "Católica", Universal, integradora, segura de sus mimbres pero curiosa de otras realidades culturales originadas por el hombre de otras latitudes sometido a otras circunstancias, debería ser la "idea" o como algunos prefieren denominar, las coordenadas o el origen de coordenadas de nuestro pensar y actuar en la realidad del mundo.
En éste punto me pregunto ¿cómo habríamos de llegar a envidar tanto otros modos de hacer cuando tenemos ante nuestros ojos el recuerdo de una potencia hecha movimiento y un futuro que está clamando por poner de nuevo en movimiento la potencia de nuestro pensamiento hispano?.
Comprender nuestra civilización nos abre los ojos a nuestra realidad y a otras realidades, y no busca el enfrentamiento que procura la reparación de antiguas y actuales humillaciones, sino que lo supera, pues al fin y al cabo, qué otra cosa puede ser el enfrentamiento sino el temor a quedarse atrás o a perder la delantera?.
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Ante el resurgimiento de la "Nueva Derecha" y su conexión instrumental con la Tradición Católica, les dejo este enlace que tratando de comprender la obra de Jacques Maritain, hace mención a su recorrido político, desde su inicial filiación socialista y republicana, a su conversión al Catolicismo y a la adopción del Tomismo como base de su pensamiento.
Es artículo es un poco largo pero sin duda lo leerán con atención pues expresa muchas de las inquietudes puestas de manifiesto en este espacio y ofrece una visión en perspectiva de todo cuanto hoy nos parece nuevo pero que no es más que la reedición de movimientos anteriores que nacieron y languidecieron y que se encuentran, en nuestro tiempo, en un proceso de revitalización.
Sin duda puede ser activador de un debate o al menos, de una reflexión, al respecto de la situación actual; de cómo se generó en alguno de sus aspectos; de cómo se trató de combatir y de su fracaso y finalmente, de cómo es posible actualizar un modo de pensar sin herir de muerte el fundamento original, aceptando de los enemigos de la Tradición sus propios logros.
Mi forma de pensar es que existe la Verdad pero ésta no la adquirimos de forma súbita ni los postulados temporales que pueden alcanzarse según las épocas que cruza la humanidad, devan ser inamovibles si tras su estudio y con el temor puesto en cuarentena, no solo no cuestiones las verdades ya aceptadas sino que las amplía. Baja el paraguas de la Verdad, puede cobijarse toda idea verdadera aunque inicialmente su presencia, su postulación, mueva a desconfianza e incluso a incomodidad. Pero lo cierto es que buena parte de esas posturas que se mueven en sus extremos entre la fidelidad absoluta a los logros del pasado y la fidelidad absoluta a los principios del progreso, ha de existir una conexión que nuestra "humanidad", entre el miedo paralizante y la ingenuidad hueca, se resiste a encontrar pero también a aceptar.
Que lo disfruten.
El enlace... http://www.personalismo.org/burgos-j-m-cinco-claves-para-comprender-a-jacques-maritain/
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Tengo mis dudas y no me atrevo a pronunciarme rotundamente en contra, si bien comparto que todo lo que contribuya a rasgar aún más la sociedad, no es de suyo bueno.
Pero estamos en tiempos urgentes en los que se ha enseñoreado sin apenas oposición un discurso sectario que en sí mismo ya desgarra a la sociedad, convirtiéndose en una voz gritona que desde su posición natural revolucionaria, ha llegado a aburguesarse de tal manera que prácticamente todos los partidos así como gente de todo el espectro social, han incorporado como propio.
Pero esa incorporación, en la mayoría de los casos, se admite como resultado de la "naturalidad" con la que grupos sociales y políticos se hacen eco de los nuevos puntos de vista con transfondo "humano" y que tanto poder tiene de congraciarnos con una idea de "humanidad" que no es sino la opuesta a la percibimos en nuestra vida diaria. Es como necesitar "creer en algo" en estos tiempos en los que se está prourando matar a la Fe. Ese deseo innato, en el origen tal vez de esa necesidad natural que es la esperanza, ha cambiado de objetivo de la mano de quien tiene en la Fe con mayúsculas un enemigo mortal que les resta poder e importancia.
Tendríamos, antes de la irrupción del "nuevo discurso" de derechas, una masa social adoctrinada, cuando menos, para no interponerse en la agenda de la revolución perpetua... Perpetua, hay que decirlo también, hasta que no quede nada del Viejo Mundo, en la idea marxista del fin de la historia... Si fuera por la "sociedad normal" muchas cosas ocurrirían sin que nadie se percatara o nadie hiciera nada. Es como una predisposición a la inercia aunque también podría responder a esa naturaleza de nuestro cerebro que no es capaz de gestionar cuanto de nuevo sucede a su alrededor. Aquello para lo que no tienes un concepto, siquiera en su forma más primaria, te pasa desapercibido aunque se prodigue delante de tus ojos. Es posible que "algo te cruja" sin que sepas la razón. Y ahí viene en tu socorro un concepto que te permite abrir los ojos de la mente para entender las señales que te proporcionan los otros ojos.
El hecho es que adormecidos y/o convencidos, la gran masa social va asumiendo un discurso monopolar que sin embargo tiene la propiedad de ir especializándose, a tal punto, que no será entendido por todos y cada vez menos asumido por unos pocos. Un discurso que es antinatural y sin frenos; que pudo inicialmente ser aceptado como un principio de humana convivencia, llega en el paroxismo de su superespecialización, a dejar a muchos como huérfanos, y ya desencantados del cariz que van tomando las cosas, empiezan a poner de su parte un punto de buen juicio que acabará siendo el concepto, más o menos mascado, que les servirá a otros para explicarse la desazón que les produce ese buenismo que con tanta ingenuidad aceptamos desde el principio.
Podría decirse que es la reacción natural contra algo que pareciendo natural y razonable, ya es solo razón muerta que lucha contra todo lo natural.
A partir de ese punto cabe preguntarse si es legítimo contribuir a "rasgar aún más la sociedad", es decir, que frente al aturdimiento que arrastra a la mayoría en una determinada dirección, por otra parte nefasta, es o no deseable esa reacción que equilibre un poco las cosas, poniendo trabas a una ideología que por otra parte empieza a manifestar claramente su naturaleza y que no tiene nada de humana en sentido positivo y menos aún de divina.
A mi me parece normal. A una causa le suceden sus efectos y si el viento arrecia, es mejor ser junto que muro de ladrillos. De algún modo, y puesto que en España este fenómeno es nuevo y tardará en adquirir todos los matices de la nueva derecha, creo más inteligente "dejarse" llevar sin perder el norte, en una especie de "acompañamiento" que propiciaría la reintroducción de los "viejos valores hispanocatólicos" o al menos de intentarlo. Ese nicho del mercado ideológico, como ya habéis apuntado algunos otras veces, está siendo abordado (de abordaje pirata ni más ni menos) por todo cuanto es contra España y el Catolicismo. Si quedamos al margen porque no nos gusta que la nuestra gente adquiera el lenguaje de la propaganda, tampoco podremos intervenir en modificarlo o atemperarlo según nuestra idiosincrasia, quedando marginados y expuestos a los ataques que ya conocemos son tan furibundos con ese nosotros que reivindica más España y más Hispanidad.
Adopto así la postura del maestro que acompaña al pupilo, a sabiendas de las muchas influencias que no podrá controlar en aquel, pero a sabiendas de que sin su entrega y paciencia, su trabajo acabará perdiendo todo el sentido.
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En 13/12/2018 a las 22:06, Hispanorromano dijo:Si te refieres a la acusación de que el Papa apoya el aborto, creo innecesario argumentarlo, pues es de todos conocido que la Iglesia es la única institución que se opone al aborto, como figura en el catecismo, y que el Papa lo ha condenado reiteradamente en encíclicas y declaraciones. Si páginas de "noticias falsas" como Infovaticana o La Tribuna de España formulan esa acusación contra el Papa, la tiro directamente a la papelera. Sencillamente no tienen ningún crédito.
Si te refieres al tema del Pacto Global sobre Migración, encuentro esta noticia en una web de noticias del Vaticano:
Es un pacto sobre inmigración, no sobre aborto, y además no es vinculante. No obstante, creo que queda claro que el Vaticano se opone a la parte que pudiera tocar de refilón al tema de la "salud sexual y reproductiva".
Rusia ha firmado ese Pacto, pero ni Infovaticana ni La Tribuna le acusan a Putin de apoyar el aborto; y eso que éste sí que que lo apoya de verdad, pues en Rusia hay barra libre de aborto y opera con entera libertad Planned Parenthood.
Toda estas acusaciones que se vienen formulando últimamente contra el Papa son parte de una guerra de Putin/Trump/Bannon (todos ellos consumados abortistas) contra el Papa y contra Occidente.
No tenía dudas al respecto. Era solo buscar una aclaración explícita por parte del Vaticano que pudiera aportarse para desmentir la difamación. Para mi queda claro que la "oposición dentro de la Iglesia" tiene inspiraciones muy ajenas a la propia Iglesia y de hecho maman del mismo espíritu conspiracionista al que tan aficionados son "nuestros hermanos separados" bajo inspiración cabalista...
Comprendo sin embargo que el silencio frente a la difamación es aveces la mejor salida.
Una prueba de tantas de la vigencia del Evangelio al respecto a los "fariseos" y hombres doctos que por los laberintos de la "letra" y las leyes han perdido contacto con el Amor y ya se entregan al odio más desacomplejado. Cuando desde uno mismo el "yo" y los "otros" van por caminos separados es el momento de retirarte del mundo para aclarar las ideas, osea, rezar pidiendo auxilio.
Ni mansos, ni humildes, ni caritativos. ¿Qué les queda de católicos?.
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hace 14 minutos, don Fernandito dijo:Eso es, si es que casi todos hemos pasado por ahí. Solo que algunos hemos podido salir del charco, otros están aún enfangados.
Cuando lleguemos a una cifra crítica el tema va a ser imparable.
Van a impedirlo de todos los modos posibles y la infiltración de momentos les funciona. Vasta con forzar las cosas al extremo opuesto y radicalizar aún más a los que ya están en el extremo opuesto del otro extremo. Un pensamiento que carezca de un lugar "en otro mundo" está sometido a las fuerzas beligerantes (y coordinadas según parece) ante las que o toma partido o se desentiende por saturación abrumadora.
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hace 1 minuto, don Fernandito dijo:BGA, yo noto un despertar cada vez más fuerte entorno al tema de la leyenda negra. Es algo que va a ir cuajando con el tiempo. Lo im portante es no irse al lado contrario y ponerse en plan soberbio, colgándose las medallas de españoles de otros tiempos que no nos corresponden a nosotros.
Lejos de ensoberbecerse, la función del movimiento aniquilador de la leyenda negra ha de ser:
1- Sacudirse complejos.
2- Ayudar a recomponer puentes con nuestros compatriotas americanos y de otras tierras.
3- Tomar como ejemplo y autoobligarse a estar a la altura de los que nos precedieron.
Suelo usar mi propia experiencia como pista para comprender las inquietudes y dudas de otros. Es como haber sido cocinero antes que fraile. Usar un lenguaje que te ligue con tu "yo antiguo" sin los aspavientos ni negaciones que los "profanos" no entenderían sino como que te estás volviendo loco, de momento me funciona. Ese combate interior bien llevado (Dios mediante) es muy enriquecedor a la vez que incómodo...
Intelectualidad y Fascismo
en Debate de actualidad
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Me tienes loco con tu "identidad"....?