Dicen por ahí que la Iglesia se ha vendido a la modernidad, que no supone ningún freno a los aspectos más destructivos de nuestra época, que ya no es la roca firme y segura de antaño. Pero noticias como ésta demuestran que, en realidad, es la única institución que se opone a esos procesos disolventes aunque no pueda evitar verse afectada por algunos de ellos, como todos nosotros, que somos hijos de nuestro tiempo y, por nuestra condición de pecadores, nos dejamos contaminar por esas corrientes:
¿Contra eso qué pueden oponer los críticos y enemigos de la Iglesia?
¿Opondrán a estos políticos?
¿O quizá opondrán a estos otros?
¿Opondrán a estos intelectuales identitarios?
¿O a la versión española y burbujista de estos?
Mucho cuidado con esto (¡recomiendo solamente leer texto del enlace para entender qué clase de gentuza le reprocha a la Iglesia el haberse vendido a la modernidad y a lo políticamente correcto!):
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En fin, me parece claro que la Iglesia católica es la única que lucha y puede luchar contra estos males de la modernidad, tan claro como que fuera de la Iglesia no hay salvación. Lo tiene muy jodido quien se crea que se puede luchar contra la modernidad disolvente desde fuera de la Iglesia o incluso contra la Iglesia. Porque esa modernidad se ha construido contra la Iglesia.