El problema no es ese cambio, u otros parecidos, sino como siempre, la versión que se traslada a la gente sobre los acontecimientos, para dar a entender cosas que en realidad no son. Me explico. La fórmula «Por todos» que se ha venido utilizando en las últimas décadas, y que recientemente se ha cambiado, con el escándalo injustificado de muchos católicos que desconocen la historia de la tradición, por la fórmula «Por muchos», en realidad no se correspondía con la traducción fidedigna de los textos bíblicos. Históricamente, desde los primeros siglos la Iglesia Católica Romana utilizó la fórmula latina de la consagración: «Hic est enim calix sánguinis mei qui pro vobis et pro multis effundétur in remissiónem peccatórum», cuya traducción literal vendría a ser la siguiente: «Este es el cáliz de mi sangre que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados», y que a su vez se corresponde con el texto que aparece en la traducción original al latín del evangelio de S. Marcos, que dice: «Et ait illis: Hic est sanguis meus novi testamenti, qui pro multis effundetur». Esto es, en el Rito Romano en latín siempre se dijo «pro multis» (por muchos) y nunca «pro omnibus» (por todos) en la consagración. Ocurre que en algunas traducciones del misal romano a las diferentes lenguas locales, las palabras «pro multis» fueron traducidas por las palabras «por todos», considerando que de esta manera quedaba mejor reflejada la intención de nuestro Señor Jesucristo, que murió por la salvación de todos los hombres. Sin embargo y con el tiempo, la Iglesia se dio cuenta de que, si bien esas palabras podían reflejar mejor la voluntad de Nuestro Señor cuando las pronunció, en realidad no se ajustaban a las que la tradición nos había transmitido, y tampoco a la realidad de la fe que exige de una respuesta por parte del hombre a la invitación de Dios para salvarse. En efecto, Cristo derramó su sangre por la salvación de todos, pero no todos los hombres a lo largo de la historia, aceptan esa salvación. Así, de alguna forma, la fórmula «pro multis» también refleja la responsabilidad del hombre con respecto a Dios, de una manera más fiel que la fórmula «por todos», que puede llevar a entender que no hace falta nada, por parte del hombre, para salvarse, ya que la voluntad de Dios fue sacrificarse por todos y con eso solo bastaría. Y es que tenemos libre albedrío para aceptar o no ese sacrificio de salvación. Sin embargo todo, en algunos ambientes que prefiero no mencionar, se ha querido transmitir la idea de que la Iglesia estaba cambiando la tradición, con el objetivo de dañar su imagen y con ello la fe de muchos, y aunque esa errada idea se haya transmitido llegando a equivocar a muchos, la realidad nunca ha sido esa. La expresión «por muchos» es la más fiel a las palabras de Cristo, y es por ello que se ha venido utilizando desde los inicios de la cristiandad en el rito latino, y ahora se ha recuperado en las traducciones locales. Mientras que de otro lado, la Iglesia nunca ha dejado de considerar como dogma de fe, que el sacrificio de Cristo fue por la salvación de todos los hombres, y por tanto las palabras «por todos» tienen un carácter más de tipo catequético que de traducción literal.
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