Saltar al contenido

Diego Álvaro de Moncada

Cofrade
  • Publicaciones

    23
  • Registrado

  • Última visita

  • Días Top

    2

Diego Álvaro de Moncada en el 20 de Abril 2019 publicó el contenido mejor valorado

Diego Álvaro de Moncada ha publicado el contenido mejor valorado

Grado de reputación en la comunidad

246 Célebre

Acerca de Diego Álvaro de Moncada

  • Rango
    Alférez

Información personal

Visitantes recientes al perfil

El bloque de visitas recientes está desactivado, lo que impide que otros usuarios puedan conocer las visitas que ha recibido este perfil.

  1. Diego Álvaro de Moncada

    Economía Cristiana

    Economía Cristiana. Carlos X. Blanco. La reivindicación de la Economía como ciencia humana puede parece un ejercicio estéril, un academicismo ritual, una especie de juego floral. No obstante es el empeño de figuras intelectuales de talla enorme, entre las cuales sólo quiero mencionar a Marx, Chesterton o Polanyi. El último de la lista, en concreto, escribió: "La Economía ocupa un lugar cambiante en la sociedad". Esto significa que los problemas que hoy damos en llamar económicos no forman, en puridad, una categoría apartada de los demás problemas humanos. Todo el sistema de la economía de una sociedad, ya sea ésta capitalista, ya sea pre-moderna o primitiva, está "empotrado" en la sociedad misma y no deja de ser parte de la racionalidad inmanente y colectiva de los hombres, con la cual, ellos tratan de adaptarse al entorno y resolver sus propios conflictos. Ha sido el liberalismo la doctrina pérfida que negó esta evidencia o dato del sentido común. Sólo el liberalismo ha pretendido inventar una teoría de la racionalidad económica universal por encima de las diferencias esenciales que entre los hombres y entre las comunidades se dan. La economía liberal occidental ha ensalzado la propiedad privada, las figuras jurídicas del contrato, la institución de los mercados de libre competencia y de oferta y demanda, etc. como si fueran unas categorías universales, eternas, deseables, supremas. Sin embargo es cierto que los hombres que vivieron antes de Adam Smith, tanto en culturas ajenas a occidente como en nuestra propia cultura, han sobrevivido –muchos muy dignamente- sin esas instituciones o categorías. Incluso en países clave para la Historia de Occidente, como los países católicos, sólo por imposición e influjo extranjero (masonería, liberalismo) fueron éstas categorías prestas a divinizarse por encima de los propios preceptos de comunidad natural cristiana, ordenada al Bien Común y a la salvación de las almas. La antropología nos enseña que toda sociedad debe encontrar los medios materiales para su propia subsistencia, y en esa búsqueda, cada cultura trata de resolver -a su modo y acorde con su entorno y tradiciones- el problema de la reciprocidad y el de la redistribución. Toda sociedad consta de un "toma y daca", y una sociedad humana no es tal si algún código de amistad, parentesco, intercambio de favores, dones y servicios, no se ve firmemente establecido. La Comunidad, así, tejiendo esta red de reciprocidades, deviene Sociedad, esto es, algo que trasciende lo orgánico y espontáneo. Institucionaliza y, por ende, regula, aquello que cristianamente se denomina "caridad" lo cual supone algo que va mucho más allá de dar limosna a los pobres: incluye el que cada uno se defina a sí mismo como menesteroso y si ha de dar, no será porque le sobre, sino más bien porque le falta. Uno, hasta Rockefeller, Soros y el Tío Gilito, es pobre de entre los pobres si para en mientes en que necesita de los demás. Siempre habrá algo que los demás le tendrán que dar. Todos somos menesterosos y seguimos el mandato divino de dar para que nos den, esto es, el precepto de la reciprocidad, no ya por "interés", sino porque las propias comunidades orgánicas en que el hombre ha de vivir crean esas redes de cara a su propio mantenimiento. Smith, y toda esa degenerada progenie de liberales anglosajones, siempre parte de un individuo desarraigado, egoísta, que si da es porque le interesa, porque le trae ventajas. Toda la desgravación fiscal y la ingeniería social, política y mercadotécnica da cuenta hoy de toda esa elefantiásica existencia de las Oenegés, de las Fundaciones para la reforma del hombre, esa zombi duplicación de una Iglesia Misionera. El egoísmo sublimado en "solidaridad" será una de las causas del derrumbe de Occidente, y si no, al tiempo. El otro aspecto de la fraternidad, además de la reciprocidad, que no es exclusivamente cristiana sino una constante antropológica, se llama "redistribución". Todo un monto de bienes, dones, favores, servicios, puede acudir a un centro en función de necesidades cambiantes, de urgencias y de otras sobrevenidas coyunturas. Los despotismos antiguos de Egipto y Mesopotamia, por ejemplo, eran en buena parte regímenes centralizadores que hacían afluir el grano para las provincias y comunidades en riesgo de perecer por hambre, víctimas de sequías, guerras o catástrofes varias. El emperador o faraón providente, que controla el grano, el agua u otro recurso concentrable, acumulable, se hacía pasar así como un ser pródigo y providente ante un pueblo que debía ver en él un duplicado del dios intangible. En cambio, la civilización cristiana debe velar porque sea la propia familia y la comunidad natural inmediata la que ahorre y, en red, redistribuya al más necesitado, no porque sensibleramente sea éste una persona que "nos dé lástima" sino sencillamente porque es un hermano cuyas necesidades están entretejidas con las mías y las de los míos, y que el ahorro y patrimonialización de las comunidades naturales del hombre son, per se, el único y legítimo mecanismo de redistribución, los demás serán derivados de éste. Todos esos monstruosos organismos internaciones que "dan ayudas" sin delegar in situ en las propias redes locales –familias, parroquias, asociaciones campesinas- deberían ser mirados con lupa. Es fácil que sean brazos armados (armados con instrumentos financieros de soborno) de monstruos más grandes e invisibles aún. La lluvia de millones y de misioneros laicos que cae sobre determinados países menesterosos a cambio de que en ellos se aborte, se mutilen tradiciones, se controle la población o modifiquen hábitos, forma parte de lo que todo cristiano lúcido debería ver como pecado. Al menos, antes, a la puerta de la iglesia, las viejecitas decían al pobre mendigo bebedor: "tenga, y no se lo gaste usted en vino". Ahora, no son precisamente viejecitas con un real en la mano las que lanzan admoniciones, sino entidades invisibles que amenazan con cortar el grifo "humanitario" si no adecúan su desarrollo a la planificación mundialista. Una Economía cristiana debe velar porque el interés individual de la persona, legítimo siempre que caiga dentro de lo honesto y no resulte perjudicial al prójimo, pueda hallar su satisfacción siempre dentro de los límites morales de su Comunidad. El Mercado, más allá de ser un "mecanismo" no puede ser hipostasiado ni elevado a un Bien en sí mismo. Puede haber, y las hubo perfectamente, economías fraternas, esto es, basadas en la reciprocidad y la redistribución: vale decir, Economías cristianas. En la medida en que la propiedad (antes que el mercado) es un derecho natural para el desarrollo individual de la persona y de las comunidades (familiar y local, principalmente), esta institución de la propiedad es mucho más importante, jerárquicamente se halla más cerca de la voluntad de Dios, que el propio mercado. Polanyi, de forma mucho más exacta y actualizada que Marx, subrayó que el mercado estaba llevando a cabo una verdadera usurpación de las relaciones sociales, de todas aquellas que más allá de la compra y la venta. Relaciones éstas que por naturaleza no son mercantiles sino dimensiones y funciones connaturales a la persona, como la amistad, el amor, la propia fraternidad, hoy pervertida como "negocio solidario". El liberalismo quiso injertarnos en el cerebro la idea de que siempre, desde que hay hombres civilizados, hubo mercados, y por siempre, incluso bajo la máscara de colectivismos despóticos como el soviético, hubo y habrá mercados, todo lo distorsionados que se quiera. Pero los mercados antiguos, o los socialistas, no eran "libres", justo como las personas que vivieron en civilizaciones anteriores o paralelas a la cristiana tampoco lo eran. Eran instituciones muy menores y "empotradas" en la cultura donde actuaban. La sobredimensión de la cual el Mercado ha sido y es objeto bajo el dictado del liberalismo parte de la idea de que no existen personas a tener en cuenta, siempre entretejidas con otras personas en una Comunidad orgánica, a la que se deben, de la misma manera en que la mano se le debe al brazo y al cuerpo entero que la sustenta. El individuo puede y debe desarrollar sus intereses como persona de una forma directa y más esencialmente por medio de las redes de reciprocidad y redistribución que toda Comunidad orgánica teje si es que vive cristianamente. Y la pertenencia o arraigo de las personas se logra antes por la propiedad que por el mercado, pues la propiedad engendra obligaciones y compromisos que exceden todo interés mercantil. La casa que perteneció a nuestros padres y abuelos, el terreno donde se alzan árboles sembrados por ellos, la heredad que soñamos con que también la cuiden nuestros hijos y nietos... Quien desee formar parte de esta Comunidad e "integrarse" en ella no debería venir a la busca de paguitas y subsidios, sino a la búsqueda de propiedad por medio de la cual entrar en reciprocidad y compromisos con los otros.
  2. Diego Álvaro de Moncada

    "La Lágrima Ardiente de María"

    "La Lágrima Ardiente de María". Las llamas, de las que Notre Dame fue víctima, son suficientes. Un intento de investigación de las causas culturales. Por David Engels Publicado originalmente en alemán el 17 de abril de 2019 en el diario Katholische Tagespost 15 de abril de 2019, Francia, París: Las llamas y el humo se elevan desde uno de los hitos más famosos del mundo, la catedral Notre-Dame de París. El alcalde de la capital francesa habla de un "incendio terrible". No es exagerado decir que toda Europa está conmocionada desde el lunes por la noche. Las terribles imágenes de la catedral en llamas, en el corazón de la capital francesa, que durante muchos siglos ha sido el verdadero corazón de la cultura occidental, ya se han grabado a fuego indeleblemente en la conciencia histórica de toda una generación y, al igual que el derrumbe de las torres gemelas, probablemente serán un símbolo del fin de una era: allí termina la hegemonía política de los E.E.U.U., aquí termina la última ilusión de dominio cristiano sobre Europa. ¿Y si el desastre de la Semana Santa el final se convirtiese en un nuevo comienzo? Por supuesto que fue un incendio provocado – si bien, a la postre, no importa si detrás del hecho hay una emoción anticristiana cada vez más extendida que ha estado llevando a ataques contra lugares de culto en Francia día tras día durante meses, o más bien "sólo" una negligencia criminal. Las verdaderas raíces del incendio provocado, del que fue víctima Notre Dame, son mucho más profundas: no sólo, como escribió Benedicto XVI hace sólo unos días, esas raíces llegan hasta las convulsiones del Concilio Vaticano II en torno a los años 1968, sino más atrás, hasta el siglo XIX. Fue en esos días cuando la religión fue degradada gradualmente a un "asunto privado" que ya no tenía que contar en la valoración de las preocupaciones sociales, sino que incluso se interponía en el camino del "progreso". Ya en el siglo XIX, Víctor Hugo escribió con razón: "Notre-Dame está hoy vacía, inmóvil, muerta. Uno se da cuenta de que algo ha desaparecido. Este enorme cuerpo está vacío; es un esqueleto; el espíritu lo ha dejado, sólo se puede ver dónde estuvo una vez, y eso es todo". Nada ha cambiado al respecto, todo lo contrario. Porque lo que ardía ayer era sólo una cáscara vacía; como tantas otras herencias de nuestra cultura, había sido degradada durante mucho tiempo, reducida a objeto de museo y sólo ocasionalmente instrumentalizada para convertirla en el perfil externo de una iglesia destripada y de un gremio político globalizado, cuyo verdadero credo, tal como Emmanuel Macron lo formuló en 2017, a pesar de todas las seguridades posteriores y de las lágrimas de cocodrilo presentes, corresponde a una sentencia de muerte sobre nuestra civilización rural: "No existe una cultura francesa. Hay una cultura en Francia, y es diversa." ¿Y qué lugar puede reclamar un lugar de culto a la Virgen y Madre de Dios en los corazones y en las moradas de los europeos que han mancillado sistemáticamente los ideales de pureza y fidelidad sexual, de estima caballeresca por lo eternamente femenino, de veneración del misterio de la maternidad, de la santidad de la vida del recién nacido y de los arquetipos complementarios del amor paterno y materno, y tal mancilla se ha dado a menudo incluso con el aplauso de un sacerdocio ideológicamente igualitarista? Por lo tanto, probablemente sea aún mejor que las puertas del Santísimo Sacramento se cierren ahora durante muchos años y que su interior descanse finalmente de todas esas multitudes de turistas que, en Notre Dame, sólo miran al imponente cadáver de una civilización menguante de la que ya no poseen ninguna referencia interior, o ante aquellas misas en las que el único objetivo parece ser celebrar la relativización del Absoluto y, por lo tanto, metafóricamente dar la espalda al Santo desde el lugar sobre el que se celebraba el Santísimo Sacramento en el siglo XV. En abril de 2019 la torre del crucero se derrumbó. El ensayista Alexander Pschera, por lo tanto, dio en el clavo cuando escribió en vivo sobre las llamas de París, en Facebook: "La Madre de Dios ya no puede soportar la infidelidad de su pueblo, y dejó caer una lágrima de fuego.... eso es lo único que se puede decir sobre la causa del incendio". Por lo tanto, por terrible que sea el fuego a nivel material, puede incluso ser visto como una especie de purificación, como una llamada a los pocos creyentes que quedan diciéndoles que es hora de romper con una ilusión generalizada y peligrosa: la ilusión de que el cultivo puramente comercial y políticamente justificado de los recuerdos seculares de la cultura cristiana significa algo más que una mera toma de rehenes de la cultura occidental en manos de un Estado, de una élite y de un número creciente de ciudadanos indiferentes interiormente con respecto a esa cultura y que, de hecho, tienen más bien probabilidades de ser hostiles a ella. Si queremos cambiar algo de este hecho, es necesario, por tanto, volver a vivir las propias convicciones sin tener en cuenta la tolerancia condescendiente y cada vez más limitada de una sociedad mayoritaria que se ha vuelto esencialmente atea o musulmana, y ello no sólo en el recinto sosegado del corazón, sino también en toda la vida cotidiana pública y política. Como hace muchos siglos, esta es la hora de una confesión abierta de nuestros valores y de la voluntad orgullosa de no relativizar la búsqueda de lo absoluto a través de la aparente consideración por los demás, detrás de la cual se esconde sólo la propia cobardía, reduciéndola así al absurdo sino, por el contrario, es el momento de hacer todo lo posible para asegurar que Occidente siga siendo fiel a sus raíces espirituales y espirituales, así como apostar por una dura disciplina interna, que incluye la preparación para lo peor, y por una correspondiente actividad política polémica. Porque el peligro en el que se encuentra nuestra civilización es todo menos imaginario, y no sería la primera vez en la historia de la humanidad que una religión desaparece completamente de su patria ancestral: "Tú, romano, expiarás inmerecidamente los delitos de tus mayores, hasta que hayas reconstruido los templos, las moradas ruinosas de los dioses y sus imágenes ensuciadas por el negro humo. Conservas el imperio por conducirte humildemente ante los dioses: de aquí todo principio, hacia aquí debes guiar el fin. Los dioses, por haber sido despreciados, ocasionaron muchas desgracias a la enlutada Hesperia". (Horacio, Carmina 3,6) Asegurar y reconstruir Notre Dame llevará muchos años, quizás incluso décadas, incluso si se prescinde de ingredientes "modernistas" y "contemporáneos" como terrazas en los tejados, bucles interreligiosos, tiendas de museos y cafeterías futuristas en el cielo. Quizás la tediosa resurrección de la Catedral de Notre Dame a partir de sus propias cenizas se convierta así en el símbolo de esos difíciles años de crisis y purificación que sin duda aguardarán a nuestro continente europeo, continente que se encuentra bajo una fuerte presión tanto interna como externa. Y quién sabe: ¿quizás la reapertura de la catedral, si su reconstrucción va acompañada de una verdadera purificación interna de los europeos, coincida con una verdadera renovación política de Occidente, una verdadera "Renovatio Europae"? Hemos tomado la traducción española de los versos a partir de la Antología de la Literatura Latina, de J.C. Fernández Conde y a. Moreno Hernández, Alianza: Madrid, 2012. Traductor V. Cristóbal López.
  3. Diego Álvaro de Moncada

    'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias'

    Sí, porque Jovellanos es uno de los mejores defensores de una Ilustración tradicionalista. Esto suena un poco como un "hierro de madera" a los oídos actuales, pero es verdad que en su tiempo era posible plantear reformas ilustradas, modernizaciones, sin afectar a la "Constitución Histórica del Reino de España". La defensa de una España moderna, no necesariamente afrancesada, atenta a nuestro pasado, a nuestras tradiciones. La creación de una Academia de la Lengua Asturiana, que no llegó a materializar, se basaba, entre otros argumentos, en una mejora de la propia Lengua Española, pues muchos términos a punto de perderse en ésta, Jovellanos los veía de origen bable. Además, un conocimiento depurado de ambas lenguas (entonces llamadas "dialectos" por referencia al latín) permitiría un uso correcto de ambas, y no una corrupción del español, como sucede con el "amestao" de tantos asturianos, que se corresponde con un "castellano mal hablado" y no con un auténtico asturiano. Era patriótico conservar y defender el bable/asturiano en muchos sentidos, por respeto a la lengua de nuestros mayores y como plan de reforma para un futuro más ilustrado. Además, estaba en él la idea, no muy exacta, de que el castellano derivaba del asturiano.
  4. Diego Álvaro de Moncada

    'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias'

    Creo que a una persona racional, y me tengo por tal, la atmósfera sectaria acaba echándole para atrás. Si hay unos dogmas inamovibles, es por algo, el cuestionarlos les crea a los sectarios una terrible inseguridad. Y esto hizo que me saltaran las alarmas. ¿Por qué esa enorme inseguridad? ¿Aman Asturias como dicen amarla, o realmente les corroe un odio a España incurable, insufrible? Los compañeros de este hilo acertáis en el tema de la Leyenda Negra. El separatista tiene plenamente interiorizada la Leyenda Negra. El separatista, si además es norteño, suele arrastrar una especie de racismo más o menos inconsciente que, en el fondo, le sirve para aliviar la propia angustia por su impotencia y degradación. Hay colectivos humanos, pueblos, naciones, etc. que son como esos retoños de "señoritos" que vivieron bajo antiguo esplendor, y ahora, enfermos de un orgullo injustificado, son incapaces de hacer nada productivo salvo despreciar. Es cierto que España está hecha un desastre, que es una calamidad, que es país de pícaros y vividores, etc., pero "amamos España porque no nos gusta". Y solución nunca será fragmentarla. No se renuevan esencias por medio de una fragmentación. Seguiré, porque el tema da para mucho.
  5. Diego Álvaro de Moncada

    'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias'

    Algo he leído de Vázquez de Mella, y ha aparecido re-publicado en Tradicionalismu Asturianu. El nacionalismo separatista recrea un pasado rural o pre-moderno absolutamente zombie, una especie de muerto viviente, pero muerto porque los nacionalistas precisamente lo han terminado de asesinar. Cuando yo era "asturianista", la reividicación mía de los signos de identidad más evidentes para el pueblo asturiano (Pelayo, la Santina, Covadonga), mucho más evidentes todavía que la "llingua", era objeto de invectivas y hasta de insultos (facha, covadonguista, españolón). En cierto sentido, el error de los nacionalistas asturianos consiste en su perseverar en su propio crimen: utilizar la lengua como instrumento de separación (anti-español) , cuando eso ni fue así durante siglos, sino un signo más de identidad, valioso como tal, pero mucho menos potente que los signos "covadonguistas", esto es, católicos y españoles a más no poder. Su propia razón de ser como grupúsculos es su propio destino como fuerza social y político: el cubo de la basura. Pero es un error garrafal de la "derechita cerril" atacar la llingua, pues aunque no tiene demasiados defensores, gente que no la habla y que ni siquiera desea la Oficialidad, va a ver ese ataque como un ataque anti-asturiano. La actitud del carlismo y del tradicionalismo en materia de diversidad de "Las Españas" es la que veo correcta.
  6. Diego Álvaro de Moncada

    'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias'

    El hilo se ha extendido mucho. Largo, pero con meandros propios de Ariadna. Cito a uno de vosotros: A los separatistas se les puede ganar precisamente en el terreno de las lenguas ESPAÑOLAS. Los grandes poetas clásicos del bable eran lo que se podría llamar hoy "españolistas". Fernán Coronas era un sacerdote tradicionalista. Acebal, un carlista. Incluso en tiempos de Franco, hubo insignes poetas bables y una miríada de tesis doctorales que estudiaron esta lengua. Fue a partir de 1974, con la fundación de "Conceyu Bable" cuando se inventó un nacionalismo a la vasca. Sí, curiosamente mimético del nacionalismo vasco y batasuno, antes que imitador del gallego que, pese a ser más cercano en lo geográfico y espiritual, causó inercia. Por cierto, hubo un importante galleguismo conservador y hasta franquista. La pena es que la actitud cerril de la "derechita" local ha entregado el tema de la "llingua", pero más concretamente de la "oficialidad" en manos de la izquierda. Están siguiendo el juego de los rompedores de la Unidad nacional, entregándoles un arma. Si el arma la tenemos todos, se neutraliza, porque entonces el uso de la lengua regional ya no va contra nadie. Lamentablemente, apenas he encontrado partidarios en mi tierra de esta posición. De momento, es una batalla perdida. Pero es una posibilidad, una estrategia virtual para re-españolizar el país.
  7. Diego Álvaro de Moncada

    'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias'

    Me parece perfecto. No sabía que pudiera tener cabida este tema en esta Comunidad, pero me alegra enormemente. Y sí, lo voy a abrir si os parece bien. De hecho, estoy encontrando en la idea de Hispanidad el remedio para muchos males, y la vía para un correcto regionalismo. Es estupendo. De momento, un blog que invito a visitar: Tradicionalismu Asturianu (antes llamado "Nacionalismu Asturianu", pero mutado en su nombre para evitar equívocos).
  8. Diego Álvaro de Moncada

    'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias'

    No puedo estar más feliz al comprobar que estáis de acuerdo conmigo en este tema. También me parece que releer a Vázquez de Mella y desactivar las guerras lingüísticas como vehículo para el separatismo sería fundamental. Yo, que amo la lengua de mis mayores, y he escrito y publicado en ella, en asturiano, me he visto obligado a dejarla -de momento- en un arcón, a la espera de que se le lave ese estigma y esa identificación con el separatismo.
  9. Diego Álvaro de Moncada

    Damos la bienvenida a pozinho

    Bienvenido, amigo.
  10. Diego Álvaro de Moncada

    'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias'

    Es curioso constatar cómo la política y la geopolítica (separarse de unas naciones para abrazarse a otras) transforma los idiomas, separa a unos idiomas hermanos para acercarlos a otros. Esto es lo que le ocurrió al portugués. En la época de unión de las coronas, desde 1580 hasta finales del XIII hubo un bilingüismo luso-español, y muchos vocablos castellanos eran de uso corriente en Portugal, hasta que la separación hizo que Portugal se abrazase a Francia y adquiriera muchas formas del francés (en el Medievo, ya hubo mucha influencia francesa y provenzal en el galaico-portugués, con lo cual una base ya había para hacerlo). El portugués del siglo de Oro, posiblemente, era más intercomprensible con el español de cuanto lo es ahora. Copio un artículo que incide en esto, y destaco en negrita esta misma cuestión: El portugués El portugués es la lengua de comunicación de numerosas naciones, en Europa, en Africa, en Asia y en América. La historia de la lengua portuguesa es indisoluble de la historia de un pueblo que ha conocido a partir del siglo XV, una epopeya marítima excepcional y que es esparcido en algunos decenios a los cuatros rincones del mundo. Calificada como lengua de la poesía y de la música, la lengua portuguesa toma su origen del latín vulgar, en uso por aquel entonces en el territorio llamado Lusitania por los romanos. Esta región corresponde aproximadamente al Portugal actual, más una parte de León, de Castilla y de la Extremadura, hasta cerca de Toledo. Roma concluye la dominación de la Lusitania en el II siglo antes de J.C. y la colonización romana se establece con sus soldados y su cohorte de funcionarios y de comerciantes. La administración y la legislación romana se imponen, así como la lengua latina que por su flexibilidad y su riqueza se extiende rápidamente a todas las capas de la población, haciendo desaparecer rápidamente la mayor parte de los dialectos primitivos. Llega finalmente a ser la única legua utilizada en toda la Lusitania que pasa bajo la dependencia directa del emperador. El latín hablado en esta provincia, principalmente a partir de la caída del imperio romano de Occidente, en el año 476, va adquiriendo poco a poco una fisonomía propia que la diferencia de la lengua de sus vecinos de León y de Castilla. La Lusitania pasa a ser Portucale , origen del nombre Portugal por asociación de los nombres de dos ciudades, Portu, el actual Porto, y Cale, la actual Vila Nova de Gaia. Como el resto de la península, Portugal conoce las invasiones: germánicas primeramente, en el año 409, con los vándalos, los suevos y los alamanos; después la conquista musulmana en el año 711, las cuales tendrán una influencia notable sobre la cultura y la lengua de ese pequeño territorio. El latín evoluciona bajo esa doble influencia, pero no desaparece. Las poblaciones germánicas ¨bárbaras¨ sufren una romanización rápida, tanto lingüística, como cultural, mientras que los musulmanes, siempre considerados como invasores, no logran imponer su lengua. El aporte germánico, modesto, se limita a algunas esferas: la guerra (guerra, roubar, espiar...), la vestimenta (luva, fato...) los animales (gansa, marta...) Los musulmanes dejan en la lengua, al contrario, huellas muy importantes marcadamente lexicales, cerca de mil palabras de esferas semánticas particulares tales como la agricultura, los animales, las plantas: arroz, azeite, alface, açucena, alfarroba...) es de esta evolución que comprende sus nuevos aportes lexicales, así como numerosas evoluciones fonéticas, fonológicas y morfosintácticas, que nacerá, del siglo IX al XII, el galaico-portugués, forma que toma el latín en el ángulo noroeste de la Península y que se extenderá, más tardíamente, al sur de la Península, gracias a la Reconquista. Hacia finales del siglo X, las primeras influencias del francés, lengua de oil y lengua de oc se hacen sentir en el vocabulario religioso común y en el lenguaje señorial. En la Edad Media, Santiago de Compostela atrae numerosos peregrinos y el aporte de la lengua francesa (dama, chapel-chapeu, el sufijo -age ¨agem¨) será reforzado en el siglo XIII por la instalación, principalmente sobre el territorio gallego y portugués, de las órdenes monásticas francesas de Cluny y cisterciense. En esta época de igual forma los trovadores introducen formas líricas propias en la literatura provenzal y numerosos vocablos procedentes del provenzal (trovador, alegre, freire) lazo natural entre el francés y la lengua portuguesa en curso de formación. También aparecen palabras cultas o semicultas tales como escola, ciencia, pensar... tomadas directamente del latín. El galaico-portugués adquiere progresivamente tal refinamiento y goza de tal prestigio, que es considerado en toda la península como la lengua de la poesía por excelencia. La poesía lírica española de esta época es escrita en galaico-portugués, con obras como Cancioneiro da Ajuda, Cancioneiro da Vaticana, Cancioneiro da Biblioteca Nacional de Lisboa...El propio Alfonso el Sabio, rey de Castilla, en el siglo XIII, que da un fuerte impulso a la prosa castellana, escribe sus propios versos en galaico-portugués. Los primeros textos escritos en esta nueva lengua datan precisamente de principios del siglo XIII. Durante el siglo XIV y el siglo XV la lengua nacida del uso popular comienza a imponerse en todos los medios y se generaliza en los documentos escritos. Por otra parte, el eje de gravedad del reino de Portugal se desplaza hacia el sur: Lisboa pasa a ser a la vez capital y lugar de residencia privilegiada del monarca, mientras que la Universidad de Coimbra adquiere un papel cultural mayor. es pues de esas dos regiones de donde vendrán las innovaciones lingüísticas que, a partir del siglo XIV modificaron la lengua galaico-portuguesa de origen y dieron la norma culta del portugués. En el siglo XV puede afirmarse que Portugal posee su lengua nacional, separada esta vez del gallego. En esta época, los grandes descubrimientos inician un proceso de expansión territorial que aumentará rápida y considerablemente el área lingüística lusófona: el portugués se reparte en el mundo entero, conociéndose así la más grande difusión jamás alcanzada por una lengua. La lengua portuguesa se enriquece así con el aporte de lenguas indígenas (el bantú, el tupi y lenguas asiáticas). En un segundo tiempo, el portugués valiéndose de sus préstamos vendrá a enriquecer las otras lenguas europeas con sus términos exóticos (cobaye, piranha, jaguar, manioc...). Con la dominación española iniciada en el año 1580, las formas castellanas, consecuencias del bilingüismo luso-español penetran en el portugués. La independencia es restaurada en el año 1640 y una reforma conducida por los eruditos, en reacción contra el castellano, entraña una eliminación de esos términos que son reemplazados por vocablos provenientes del latín. A partir del siglo XVIII el español no desempeña más el papel de segunda lengua de cultura. Este es relegado por el francés: numerosos galicismos se introducen entonces en portugués, a la vez que en el vocabulario y la sintaxis. Esta influencia francesa quedará bien marcada en la lengua portuguesa. Los rasgos sintácticos y lexicales comunes a las dos lenguas, así como la nasalización característica de ciertas vocales lo testimonian aún hoy. La lengua portuguesa ha dejado huellas indelebles de su paso no solamente sobre los inmensos territorios en los que es hablado en la actualidad, sino también en las tierras en donde ha desempeñado, en determinada época, el papel de lingua franca. Esas huellas son testimonio de una primacía internacional del portugués que ha perdurado hasta la mitad del siglo XIX. En la actualidad el portugués, con sus tres variantes principales, europea, brasileña y africana, es aún una de las primeras lenguas del mundo. Con más de doscientos millones de hablantes en el mundo, el portugués es la cuarta lengua de Europa más hablada en el mundo, después del inglés, el español y el ucraniano-ruso. Obras cumbres de la literatura mundial han sido escritas en esta lengua que puede enorgullecerse, desde 1998, de contar entre sus grandes autores contemporáneos, con José Saramago, Premio Nobel de literatura. fuente: Unión Latina
  11. Diego Álvaro de Moncada

    'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias'

    La extrema izquierda asturiana atacó repetidamente a La Santina, el hecho de Covadonga, la figura de don Pelayo... saben que es el núcleo fundador de la Hispanidad, y se interpone a las pretensiones separatistas. En las intervenciones de la "Santina", en el plano sobrenatural, y de Pelayo, en el humano, se concentra el poderoso Mito fundador de la Nación Hispánica, Mito en el sentido de relato verdadero. La propia bandera regional, con una Cruz de la Victoria, es repetidamente manipulada: estrella roja, mutilada sin el alfa y el omega, propuestas laicistas para su eliminación...El tema del bable/lengua asturiana, se ha vuelto también muy vidrioso. Al final, tenía razón Bueno en asociarlo a intentos separatistas, pero no en su negación como lengua romance tan digna como cualquier otra, tan real como cualquier otra, en contra de Menéndez Pidal y de toda la Filología seria. La Iberofonía podría ser, precisamente, el paraguas perfecto para proteger a las pequeñas (en número de hablantes y de producción literaria) lenguas españolas. En esto, hemos fallado en España: Catalán, Gallego, Vascuence, Asturleonés...son todas ellas LENGUAS ESPAÑOLAS.
  12. Disculpadme si no elijo el foro adecuado donde colgar contenidos. Gracias a Corazón Español he tenido conocimiento del Paniberismo y de la Iberofonía. Las tesis de Frigidiano Alvaro Durántez me parecen sumamente sugerentes. Como asturiano que soy, hace un tiempo que esta entrevista me llamó la atención poderosamente. Ciertamente, el Reino de Portugal, aun teniendo su propia historia y su propia legitimidad, fue "hijo", como el de Castilla, del Reino de Asturias. En mi tierra, cuando el pueblo dice "Asturias es España y lo demás es tierra conquistada", con acierto o sin él, también podría decir "Asturias es Portugal...". Las casas reales son conscientes del origen de sus respectivas legitimidades, y Covadonga, olvidada de tantos españoles, sigue siendo el lugar simbólico donde los monarcas acuden a recibir sus baños de legitimidad. De otra parte, el asunto de la "intercomprensión" entre lenguas hermanas, del que me estoy enterando gracias a esta magnífica Comunidad de Corazón Español, presenta un interés indudable en todo lo que se refiere a las lenguas vernáculas, regionales y, en general, españolas. Es una necedad contraponer las lenguas regionales al español/castellano, como estamos haciendo en este estúpido estado de taifas (17 taifas). Dentro del Reino de España: Todas las lenguas no castellanas, incluyendo el bable/asturiano son lenguas españolas. Las lenguas de la peninsula, salvo el vascuencie, son intercomprensibles y su única proyección y garantía de supervivencia estriba en una Iberofonía mundial, intercontinental. entrevista al heredero del trono de Portugal 'Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias' noticias / 1 Abril, 2017 - 00:00 Su Alteza Real Dom Pedro José de Bragança e Bourbon Folque de Mendoça Rolim de Moura Barreto, Príncipe Real de Portugal, Duque de Loulé y Jefe de la Casa Real de Portugal (ramo constitucional), es el heredero legítimo al trono de Portugal y Gran Maestre de sus Órdenes Dinásticas, nació en Lisboa el 9 de Marzo de 1958. Cursó parte de sus estudios en los Estado Unidos y ha ejercido su actividad profesional en el sector petrolífero, a caballo entre Brasil, Angola y Nigeria. Don Pedro -Dom Pedro en portugués- es un hombre cordial, discreto y prudente, que no oculta su ilusión por ser el Rey de los portugueses después de más de cien años de república en el país hermano. Tiene claro que la decisión última la tendrá el pueblo, es por eso que pide un referéndum para que sean los portugueses los que decidan: “la República debería permitir esa votación. El Congreso debe ser democrático y dejar que haya un plebiscito, como hubo en Brasil, que aunque allí la Monarquía no ganó, sí se produjo”. Sabe perfectamente que una consulta para cambiar el sistema de gobierno en Portugal no está a día de hoy en la agenda política del país: “los republicanos, que son mayoría en la Asamblea, no quieren votar el tipo de régimen”. Explica a La Gaceta que las dos líneas de sucesión al trono, la suya y la de su primo Don Duarte Pío de Braganza, reivindican un referéndum para que los portugueses elijan, aunque reconoce que el Partido Monárquico portugués es, a día de hoy, poco relevante y extraparlamentario. Respecto a la legitimidad de Don Duarte Pío de Braganza, Don Pedro se muestra escrupulosamente respetuoso. Se muestra convencido de que es su línea la que contaría con el beneplácito constitucional al haber nacido él en Portugal y Don Duarte en Suiza. En cualquier caso se muestra incluso partidario de que, también en este asunto, sea el pueblo el que escoja al candidato más adecuado. Un hombre comprometido “Nuestras raíces y nuestros valores”. Es una frase recurrente en el discurso de Don Pedro, y hace alusión a la cultura tradicional europea, “la más importante del mundo”, y a los valores que han hecho de la familia “la institución sobre la que se forjan nuestras sociedades”. Se lamenta, no obstante, de que muchos de estos principios, también los de tipo ético, están siendo ignorados por muchos gobiernos corruptos de Europa. Un problema que también se da en Portugal, “y es por eso que necesitamos, como en los partidos de fútbol, un árbitro, alguien al margen de los partidos políticos y que vele por los derechos del pueblo”. Un árbitro real, se sobreentiende. Ni oculta ni quiere ocultar que los valores a los que alude beben de una tradición cristiana, y tampoco ignora que dichos valores precisan de protección “frente a los radicalismos”. “Hemos de aceptar a las personas que vengan de fuera, pero también tenemos que tener seguridad”. 
En este sentido le preocupa que la Unión Europea esté ofreciendo “más facilidades a los chinos o los paquistaníes, contra los que no tengo nada, que a los propios nacionales”. (Don Pedro, antes de la entrevista con La Gaceta en un restaurante madrileño) El papel de la Unión Europea y el problema del "mercado abierto" El heredero al trono portugués no niega la importancia del proyecto europeo, pero al mismo tiempo reivindica la soberanía de cada Estado: “Quizá el problema de la Unión Europea es que ha ido demasiado rápido y no dejaron que las personas y las empresas se pudieran defender contra el mercado abierto”. Explica que las empresas más grandes de Europa, normalmente en manos de los grandes países de Europa, han entrado en los mercados de algunos países europeos más pequeños colonizándolos económicamente. El caso de su país resulta paradigmático. Sureño, pequeño y aún en crisis. ¿Cuál es el problema? Para Don Pedro, la deuda externa. Los portugueses deben mucho dinero. ¿La causa? Los políticos, dice, no entiende que hay que administrar el país como se administra un hogar. “Gastan dinero público en hacer grandes obras ignorando que son más importantes las personas que las autopistas”. Portugal como parte integrante de la Hispanidad No se le escapa que, aún siendo España y Portugal dos países muy parecidos y teniendo tanto en común, hemos vivido tradicionalmente de espaldas. Por eso se esfuerza en señalar los numerosos aspectos comunes, empezando por la génesis misma de España: “Españoles y portugueses compartimos el mismo origen: Asturias”. Y a partir de ahí, serían las guerras las que dividieron un proyecto que nunca debió romperse. Es por eso que se felicita de que hoy ya no haya fronteras entre nuestros países y anima a los gobernantes a abundar en esa “hermandad ibérica” que, a ojos de Don Pedro, resultaría beneficiosa en lo cultural, pero también en lo económico. “Nosotros tenemos podemos ser el gran puerto atlántico y España el mediterráneo, unidos nos complementamos ysomos más fuertes”. "¿Iberista? Yo soy asturiano" 
La “vocación americana” de ambas naciones sería igualmente un aspecto que precisaría de mayor atención, en lo cultural y en lo comercial: “Nosotros tenemos unas relaciones privilegiadas con Brasil, que es una potencia emergente”. Y España vuelca igualmente gran parte de su esfuerzo comercial en América. Unidos, explica, formaríamos una gran potencia. 
Así, preguntado directamente si se considera iberista, responde elevando la apuesta histórica y apelando al origen común ibérico: “Yo me considero asturiano”. Siendo así, y con tal vocación de sumar, no resulta extraño que le preocupen los problemas separatistas que desafían la unidad de su amada España: “España unida tiene más fuerza que fragmentada. Y lo mismo ocurre a nivel peninsular: Iberia unida es más fuerte”. Por eso, concluye, “dividir es siempre peor”. Preguntado Don Pedro por un mensaje que trasladar a los españoles a través de La Gaceta, el heredero portugués no duda: nos anima a redescubrir al hermano peninsular y participar del boom turístico que está experimentando el país. “Siendo un país pequeño tenemos varios climas, tenemos playas, tenemos puertos, un importante patrimonio histórico y una gastronomía fabulosa”.Invita a los españoles a que conozcan su país que, de alguna manera, es también un poco el nuestro.
  13. Diego Álvaro de Moncada

    NOTRE-DAME, PORQUÉ CREO QUE FUE UN ATENTADO

    El espectáculo de ver este templo ardiendo no deja de sobrecogernos. Es difícil tener la cabeza fría, y más sabiendo que hemos sido engañados tantas veces. Se nos ha ocultado información en anteriores desmanes islamistas, y por eso algunos estamos con las antenas puestas, recelando. Se dan dos circunstancias: a) intento de islamizar Europa; b) intento de azuzar la islamofobia para que existan abusos contra esas comunidades y crear un conflicto de incalculables proporciones. Lo que G. Faye llamaba la "guerra civil europea". De otro lado, me huele que la connivencia entre islamismo y laicismo radical es muy fuerte en Francia, más que en España, e incluso el satanismo aparece mezclado con los otros dos movimientos anti-cristianos en las oleadas terribles de profanaciones que ocurren en el país galo. La catedral ardiendo es una imagen espeluznante de lo que podría ocurrir en toda Europa, y que en España hemos padecido ya. Iglesias y conventos ardiendo.
  14. Diego Álvaro de Moncada

    NOTRE-DAME, PORQUÉ CREO QUE FUE UN ATENTADO

    365 QUEJIOS (306) - NOTRE-DAME, PORQUÉ CREO QUE FUE UN ATENTADO Hay que ser muy cauto en esto de las catástrofes porque, suele ocurrir, que nada es lo que parece. Sin embargo, hay episodios que, la experiencia y el sentido común indican que solamente existe una explicación posible. Está claro que me refiero al incendio de Notre Dame de París. ¿Atentado o accidente? Ante todo, es preciso ser objetivos, e ir con cuidado en la elección de términos. Defender la hipótesis del “accidente” es lo propio de progres, islamófilos, gentes de izquierda, activistas anti-religiosos o angelistas globalizadores estilo Bergoglio o ZP. La opción contraria es la propia de defensores de la identidad europea, islamófobos y anti-inmigracionistas. Sí, esto puede ser cierto, pero hay algo que está por encima de ambas posiciones: el sentido común y la lógica. Si se utiliza el sentido común, parece bastante claro que las posibilidades de que se trate de un atentado son muy superiores a las que haya sido un accidente. Las diez razones son bastante simples y sencillas de explicar: 1) El accidente no pudo ser atribuido a las obras de restauración de la catedral. En efecto, se produjo fuera de horario laboral. En Francia y en el sector de la construcción, la jornada laboral no se prolonga más allá de las 17:30. El incendio, según todos los testimonios, se inició mucho más tarde, a las 18:25, aunque otros testimonios lo retrasan hasta las 18:50. Resulta significativo, como muchos medios de comunicación han ido rectificando la hora de inicio del fuego, tratando de aproximarla a la hora del fin de la jornada laboral. (La Vanguardia apunta a las 18:25, pero las últimas informaciones indican que fue mediA hora después). 2) Notre Dame no es un edificio cualquiera y su restauración no había sido entrega a obreros irresponsables y negligentes, sino a “compagnons”: es una joya arquitectónica mundial, por tanto, la empresa contratada para la restauración no era una SL de pacotilla, sino una empresa especializada, contratada para restaurar la aguja que no se había tocado, prácticamente, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, compuesta por operarios especializados salidos del “compagnonage” (los gremios profesionales que construyeron las catedrales en la Edad Media y que todavía existen hoy en Francia enseñando las mismas técnicas y constituyendo la élite especializada a la que siempre se ha recurrido para las obras de restauración del templo. Una “élite obrera”, al abandonar el trabajo se cuida de recoger instrumental y de que todo esté en orden para el día siguiente (especialmente el “compagnonage” la base de cuya enseñanza es el orden, la autodisciplina, la responsabilidad en la “obra bien hecha” y el trabajo eficiente. 3) Destruir un templo del gótico francés es relativamente fácil: los tejados que cubren la nave central están formados por planchas impermeables sostenidas por un entramado de madera sin contacto con las bóvedas sostenidas por las arquerías ojivales. Si se quiere destruir una catedral gótica, no basta con incendiar los bancos de la nave central o algún tapiz, sino que se partirá del pesado entramado de madera (que en Notre Dame era visible desde las torres de los campanarios accesibles para los visitantes), esperando que al ceder por el fuego, hunda las frágiles bóvedas góticas (que suelen estar cubiertas de ollas de barro vacías, para ocupar espacio pero no aumentar el peso, situadas sobre las arquerías y sobre las que se colocan las baldosas homogeneizan la cubierta y de la que solamente emergen las cabezas de las claves de bóveda). Se trata de un conjunto frágil que puede derrumbarse por el peso de los restos ardientes de la carpintería y del agua arrojada para apagar el fuego. Desplomadas las bóvedas y la arquería el templo puede ser considerado destruido. Tal era la estrategia de los incendiarios. 4) En los últimos tiempos, se han producido demasiados incendio e incidentes de los que no cabe la menor duda que se ha tratado de profanaciones deliberadas, en Iglesias importantes de París: hace apenas un mes, el domingo 17 de marzo de 2019, se produjo otro incendio de similares características en Saint-Sulpice, la segunda iglesia más grande de París y que recibía oleadas de turistas por haber sido citada en la novela El Código de Vinci… Parece difícil que se produzcan “accidentes” similares en dos iglesias separadas apenas por 900 metros, y en el plazo de 28 días. Si bien, ninguna autoridad ha mencionado que el incendio de Saint Sulpice (que pudo ser apagado pero que causó daños), fuera deliberado, tampoco ha aparecido ninguna prueba objetiva de que se tratase de un “accidente”. 5) El incendio de Saint Sulpice, el incendio de Notre Dame, no han sido accidentes únicos en la crónica de sucesos de Francia: como si se tratara de una campaña orquestada, en apenas unos meses se ha producido una docena de ataques a templos católicos, los más importantes en el entorno de París. La iglesia de Saint Denis, entre otras, situada en una de las zonas de la banlieu con más concentración de inmigración. Otro tanto ha ocurrido en Yvelines a penos de 25 km de París. Pero esto es solamente la punta del iceberg: en toda Europa se produjeron en 2018, un total de 500 ataques contra templos e instituciones religiosas. Así pues, estos ataques no son “episodios aislados”, sino que forman parte de una campaña sistemática. 6) El incendio sistemático de templos supone un “salto de cualidad” en relación a acciones que han sido las obsesiones del islamismo radical desde principios del milenio y obedece a una secuencia implacable: durante la “intifada” de noviembre de 2005 en Francia se quemaron 8.000 vehículos en todo el país y, desde entonces se ha mantenido en continuo ascenso esta práctica que nunca ha descendido, desde entonces, del centenar de coches destruido por noche. Solamente en 2011 se produjeron ¡40.000 incendios de vehículos! Y en la Noche Vieja de 2018, ardieron en apenas unas horas 1.031 vehículos. Las detenciones permiten afirma que las “bandas étnicas” son las únicas responsables de esta oleada de incendios y, resulta probable que, después de casi veinte años realizando la misma práctica, algunos elementos hayan pensado que era hora de cometer acciones “más audaces”: la quema de símbolos religiosos, por ejemplo. 7) Las agujas de las catedrales góticas son un símbolo de verticalidad que se alca hacia el cielo… el mismo significado que tienen los minaretes en las mezquitas: para el islamismo radical este detalle es sumamente importante. El número de minaretes de una mezquita y su altura están en relación directa con la implantación del islam en esa zona y con la preeminencia del culto a Alá sobre cualquier otra religión. En Granada hemos visto como durante años, irracionalmente, los promotores de la mezquita del Albaicín se obstinaban en que su minarete fuera solamente unos pocos metros más altos que la catedral católica. Por todo ello no puede extrañar que el incendio de Notre Dame se originase en la aguja (que ni siquiera era originaria, sino un añadido en la restauración realizada por Viollet-Le-Duc en el siglo XIX, siendo, por tanto, la parte más moderna del templo). En junio de 2017 ya tuvo lugar un primer intento de atacar Notre Dame de París, cuando un “soldado del ISIS2 atacó a un policía con martillo frente a la catedral. La acción tuvo como resultado la detención del yihadista, pero no se trataba de un caso aislado: pocos días después, el 19 del mismo mes, un coche cargado de explosivos chocó contra una furgoneta de policía. La investigación aludió a que podía haber actuado contra el palacio del Elíseo, residencia presidencial, o contra Notre Dame de París que, desde hacía unos años era vigilada por la policía al ser considerada como “objetivo preferencial yihadista”. 9) El 8 de septiembre de 2016, la policía francesa detuvo a cuatro personas de religión islámica, tras el hallazgo de un vehículo abandonado lleno de bombonas de gas cerca de Notre Dame de París. El ministro del interior confirmó las detenciones y la realidad de la amenaza terrorista que apuntaba contra la catedral. Es lícito pensar que, si este plan fracasó, algún grupo yihadista decidió recuperarlo y volver a intentarlo. 10) Para un europeo, Notre Dame de París es algo más que un símbolo católico, es una seña de identidad cultural. Para el islamismo radical es la personificación del “enemigo” étnico y religioso. La Iglesia Católica está atravesando los peores momentos de su historia, ante la indiferencia general, la ineptitud vaticana y la crisis cada vez mayor iniciada con el Concilio Vaticano II. Es una religión gastada y en crisis, a lo que se une el que los valores republicanos franceses, son valores laicos. La religión ha dejado de interesar a una gran mayoría de europeos, actitud que supone una ruptura con su pasado, con su tradición y con su identidad. Sin embargo, la religión es el fundamento de la identidad islámica y la preeminencia de su religión, incluso mediante la yihad (el último de los “pilares del islam” en su teología), es algo que para ellos resulta irrenunciable. La mentalidad islámica, obsesiva, intolerante, propia del desierto y deudora del paisaje monocorde, árido y sin matices de otros espacios geográficos, es incompatible -aquí y en la India, en Nigeria y en Egipto- con cualquier otra religión: no importa que, para otras culturas, la religión haya pasado al dominio de lo privado. Para el islam sigue siendo la fuente de su identidad y la religión el eje de su política. Los atentados contra centros religiosos tenidos como “rivales” son la consecuencia de esa concepción. Así pues, no puede extrañar que los centros religiosos católicos sean objetivo preferencial del yihadismo. No importa que otras religiones no se consideren en guerra ni rivales del islamismo radical, lo que importa es que este si está en guerra con cualquier posible rival, especialmente a partir de determinada concentración de islamistas. CONCLUSIÓN Si estos diez argumentos apuntan a un atentado yihadista, no hay que olvidar el otro argumento que va en contra: “no existen pruebas objetivas de que se trate de atentados, tan solo son datos para construir una hipótesis”. Bien, esto será así desde el punto de vista jurídico, pero la destrucción de pruebas es algo deliberado. Cuando un incendio se inicia en la techumbre, en las proximidades del eje emblemático de la catedral -la aguja-, lo que se pretende es -como hemos dicho- que la techumbre y el agua para extinguir el fuego, derrumben la bóveda y se precipiten sobre la nave central: en esas circunstancias no existe la más mínima posibilidad de establecer si fue o no un atentado. En otras palabras, la ausencia de pruebas, es la demostración negativa de que se trató de una acción meditada y deliberada… especialmente si la acción se encuadra en el contexto que hemos descrito. No sabremos la verdad jamás, por lo menos, no en los próximos 40 días. Con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina, el mismo día que el Partido de los Verdaderos Finlandeses ha dado una nueva victoria a las fuerzas que defienden la identidad de los pueblos europeos, los partidos demoliberales y las izquierdas progresistas y universalistas, no pueden arriesgarse a desencadenar una adhesión unánime a los partidos identitarios, reconociendo que el incendio de Notre Dame ha sido una operación yihadista más que responde a una estrategia de escalada de violencias, sobre una sociedad anestesiada por sus gobiernos y por sus propios medios de comunicación. Así pues, oiremos hasta la saciedad la versión del “accidente”. Pero ahí quedan 10 razones, bastante más lógicos y coherentes para demostrar justo lo contrario. Conclusión final: otro chispazo de la guerra étnica que nos han declarado, una guerra que será, a la vez, racial, social y religiosa. Hay guerra cuando un solo bando ha decidido que está en guerra y poco importa que los gobiernos europeos no lo asuman: la otra parte ya ha decidido estrategia y tácticas. Y aquí jugando a elecciones... http://info-krisis.blogspot.com/2019/04/hay-que-ser-muy-cauto-en-esto-de-las.html Exista intencionalidad o no en esta catástrofe, el significado de la misma, el simbolismo que en el curso de la Historia va a representar es tremendo. Ernesto Milá argumenta de una forma tal que nos mete el miedo en el cuerpo. Francia anuncia el camino de la descomposición de la Civilización Católica.
  15. Diego Álvaro de Moncada

    Geopolítica española e iberoamericana.

    Gracias por tu resumen comentado. Es verdaderamente útil, Gerión. A todas estas virtualidades, me queda por saber qué grado de aceptación social tendrían estos proyectos, que deberán verse como metapolíticos y pensados a largo plazo. La diplomacia, imagino, podría implantar marcos educativos, fundaciones, encuentros entre las élites. La "mano" angloamericana no sé si va unida todavía al indigenismo y al proyecto de difundir la religión evangélica por todo el continente americano.
×