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Vanu Gómez

traído de burbuja, tema joseantoniano.

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Después de mi desconexió en burbuja entro ahora esporádicamente para observar la deriva del foro hacia el campo identitario. Es una toma que está ya casi consumada. Salvini, el defensor del separatismo catalán y vasco, es ya un héroe entre la algarada identitaria que ya domina aquel foro.

Como bien sabéis, considero al forero que cito más abajo al nivel más elevado en el uso de la malicia y la cizaña, un tipo de vocación destructiva y desmoralizante (en esto estoy en bastante desacordo con el conforero "klingsor", que parece profesar simpatía por él... lo cual me sorprende un poco).

Como sabéis, no tengo procedencia falangista pero creo que es un movimiento o ideología realmente poco conocido entre el gran público del que se pueden extraer cosas muy interesantes, lo mismo sucede con su principal figura, Jose Antonio.

Pues bien, he aquí el motivo por el que abro hilo, porque desde luego el Renato este hace relativamente bien su trabajo. Según el también burbujista Priede, este tipo sería un agente del ceneí. No sé si es así o simplemente es un fricazo con lecturas y mala baba por algún tipo de trauma o problema índole sicológica. Pero el caso es que sabe bien dónde apuntar. Aquí utiliza uno de los escritos más polémicos de Jose Antonio, aquella famosa analogía que hace entre los bandos de la guerra civil y el encontronazo en la península entre moros y cristianos, que podría ser leída en clave "racial", de germanos contra bereberes. Este texto ha sido utilizado ampliamente en la propaganda neonazi de la que hoy serían herederos los del llamado movimiento identitario.

Juzgar vosotros mismos:

 

ir-
 
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Jose Antonio era bastante goticista:

La Reconquista no es, pues, una empresa popular española contra una invasión extranjera; es, en realidad, una nueva conquista germánica; una pugna multisecular por el poder militar y político entre una minoría semítica de gran raza -los árabes- y una minoría aria de gran raza -los godos-.

La Reconquista es una empresa europea -es decir, en aquella sazón, germánica-. Muchas veces acuden de hecho para guerrear contra los moros señores libres de Francia y de Alemania. Los reinos que se forman tienen una planta germánica innegable. Acaso no haya Estados en Europa que tengan mejor impreso el sello europeo de la germanidad que el condado de Barcelona y el reino de León.

Y la conquista de América es también una tesis catolicogermánica. Tiene un sentido de universalidad sin la menor raíz celtibérica y berebere. Sólo Roma y la Cristiandad germánica pudieron transmitir a España la vocación expansiva, católica, de la conquista de América.

El pueblo dominador vigilaba el no mezclarse con el dominado (hasta 1756 no se deroga una pragmática de Isabel la Católica que exigía probar pureza de sangre, es decir, condición de cristiano viejo, sin mezcla de judío o moro, aún para desempeñar modestísimas funciones de autoridad)


José Antonio Primo de Rivera, prisión de ALicante, 13 de agosto de 1936

"

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https://www.burbuja.info/inmobiliaria/temas-calientes/1079250-jose-antonio-tendria-que-beatificado.html

Nota: el hilo lo abrió el Ariki, también miembro de este foro, aunque con apenas actividad aquí... lamentablemente, con lo que perdemos capacidad de generación de contenidos.

Esperemos que cuando se consume la anegación total de burbuja, gente como él acudan a este refugio covadonguiano.

No va a quedar otra que enrocarse aquí, pues viene otra oleada europea que amenaza más convulsiones con sus correspondientes coletazos en España.

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Soltar ese tipo de cosas era lo normal y lo considerado "elevado" en aquellos tiempos de supremacía germánica. Si hubiera vivido hoy, José Antonio habría soltado algún ramalazo progre como los suelta a veces Roca Barea. Algo tendrá que filtrarse.

Los personajes históricos más que personajes son personas, con idas y venidas, evoluciones y excursiones. No hay más que tomar a San Agustín, que si no recuerdo mal, se paseó por todas las escuelas de su tiempo, así que casi que podríamos sacarle citas para argumentar prácticamente lo que queramos.

 

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Con respecto a Germanos contra bereberes, dejo lo que le escribí a un buen amigo falangista que me preguntó sobre el tema. Sobre la autoría del texto:

Cita
En referencia a "Germanos contra bereberes", estoy contigo en que un sólo texto, escrito además estando José Antonio en la cárcel, no contradice todo su legado y obra anterior. Además, debemos tener en cuenta que José Antonio pidió expresamente en su testamento que se destruyesen todos los escritos que hubiese elaborado en la cárcel a los que no diese un carácter oficial. Por tanto, en el peor de los casos, "Germanos contra bereberes" no pasaría de ser un borrador o unos apuntes a los que José Antonio no quiso dar un carácter definitivo por tener dudas sobre la materia tratada. Yo muchos veces tomo notas o apunto ideas sobre posibles artículos, pero eso no quiere decir que reflejen mi pensamiento tal como yo querría que los demás lo conociesen. Reflejan elucubraciones a las que en un momento dado me puedo entregar, pero no reflejan mi pensamiento definitivo sobre el tema. Es más, me parecería una putada que alguien tomase esos apuntes y los publicase sin mi consentimiento. Lo consideraría una violación de mi intimidad.
 
Además de todo esto, tengo muchas dudas sobre la veracidad de esos "papeles póstumos" y sobre las intenciones de las personas que los publicaron. Como sabes, esos papeles se supone que los rescató Indalecio Prieto, que además de participar en la muerte de José Antonio (por mucho que algunos falangistas digan lo contrario), era una persona extremadamente deshonesta que robó tesoros del Estado y que formó parte del Gobierno en el exilio de la República. Cabe presumir que en su intención estuviese torpedear el régimen de Franco y empañar la figura de José Antonio. Entonces como mínimo deberemos plantearnos ciertas dudas sobre la autoría de "Germanos contra bereberes" o sobre la validez y oportunidad de esos "papeles póstumos". Puede que algunos de esos escritos sean de José Antonio, pero puede que nos hayan ocultado otros escritos que contradecían o matizaban lo expuesto. Puede ser, en definitiva, una manipulación interesada del pensamiento de José Antonio, por lo que no creo que los falangistas debamos prestar atención a esos papeles. Ante la duda, es preferible poner en cuarentena esos papeles (como haría cualquier historiador serio) y ceñirnos a lo que sabemos seguro que salió de la pluma de José Antonio, a lo que él quería que se publicase de manera oficial; es decir, a lo que el propio José Antonio consideraba que representaba su pensamiento y no a unas meras elucubraciones a las que todos, en un momento dado, nos podemos entregar sin que eso refleje nuestro pensamiento definitivo.

Después de una relectura:

Cita
He vuelto a leer Germanos contra bereberes en el libro Papeles póstumos de José Antonio, de Miguel Primo de Rivera y Urquijo. Confirmo mi impresión de que se trata de un esbozo, por algunas frases deshilvanadas, o a lo sumo de una reflexión interna del propio autor, pues intercala con frecuencia preguntas y se muestra dubitativo en las repuestas. No recuerdo ningún artículo de José Antonio con ese formato. Esto se ve más claro en el resto de papeles que están incluidos en ese libro. Son claramente notas y apuntes que no están destinados a ser publicados, puesto que forman parte de una reflexión interna y el autor no los considera como definitivos.
 
Por otra parte, aun suponiendo que ese texto lo hubiese escrito José Antonio, no creo que respalde una visión racista o racialista de la Historia y de la vida si atendemos al contexto. Hay que tener en cuenta que en esa época ese tipo de reflexiones en torno a la raza eran bastante comunes, tanto en las izquierdas como en las derechas, porque era la doctrina que imperaba en Europa desde finales del siglo XIX. Los nazis la llevaron al paroxismo y con ello mucha gente la repudió, pero hasta entonces eran teorías muy difundidas en el ámbito académico y no tenían las mismas connotaciones que en el presente.

Ahora mismo recuerdo un libro de Menéndez Pidal en el que sostenía que la Reconquista fue una empresa goda y por tanto germánica. Al republicano Claudio Sánchez Albornoz no lo he leído, pero tengo entendido que sostenía una tesis muy similar. Ortega y Gasset iba más lejos y llegaba a a hablar de la superioridad racial nórdica en términos que, a día hoy, podrían parecer sacados de la propaganda nazi. En la prensa falangista se le criticó por esto. En la prensa católica y tradicionalista de aquella época he podido leer artículos con un espíritu mucho más racialista que el de Germanos contra bereberes, incluso hablando en términos de "arios contra semitas" con una dureza que no tiene nada que envidiar a la de los nazis. En esa prensa también se publicaban artículos condenando el racismo alemán, pero convivían con aquellos otros que daban a entender una visión muy racialista de la existencia. Comparado con esos artículos, Germanos contra bereberes es un artículo muy blanco.
 
Creo que Germanos contra bereberes no es tan racialista como pudiera parecer en un principio. Por ejemplo, habla bien de los árabes, a los que equipara con los germanos; y aunque habla de las leyes para probar la pureza de sangre, elogia el universalismo católico de la conquista de América y cifra su mayor gloria en las Leyes de Indias. Con todo, Germanos contra bereberes, me parece una reflexión desafortunada. Parece que es un intento por desentrañar la causa del desastre republicano y en general de la decadencia de España. Liga a celtíberos y bereberes (lo cual no tiene mucho sentido en mi opinión) y les atribuye la mentalidad antijerárquica y antiaristrocrática de la izquierda, en contraposición con la mentalidad "catolicogermánica" que permitió la conquista de América. Pero, de nuevo, no le veo el sentido a esto. Los germanos se vienen caracterizando por su particularismo, que en algunos aspectos recuerda al del pueblo elegido, y por su oposición al universalismo romano. Si el sustrato godo llevó a cabo misiones imperiales (España, Francia) fue porque previamente había sido plenamente romanizado. Como te decía, me parece una reflexión desafortunada y de escaso valor, como probablemente le pareció al propio José Antonio cuando mandó destruir aquellos papeles.
 
Por tanto tenemos lo siguiente:
- no tenemos la garantía de que los papeles sean auténticos;
- son notas y reflexiones mentales no destinadas al público de alguien que estaba detenido y aislado;
- el supuesto autor las mandó destruir;
- no tienen ningún valor doctrinal y abundan en contradicciones;
- en algunos puntos, de hecho, entran en contradicción con lo que el propio José Antonio había venido expresando por activa y por pasiva;
- ofrecen un punto de apoyo a los ventajistas que quieren manipular a la Falange para sus propios fines, ya sean de derechas (caso de estas reflexiones que podrían servir a los nazis) o de izquierdas (caso de otros papeles en los que parece atacar al fascismo).
 

Teniendo en cuenta todo esto y, a pesar de que en mi opinión tampoco indican una visión racialista, lo más inteligente sería descartar esos papeles póstumos, incluido el Germanos contra bereberes, y denunciar a los que se sirven de esos papeles para manipular la doctrina falangista en su propio provecho. Se puede, eso sí, discutir de esos papeles internamente entre falangistas de buena fe, como lo estamos haciendo tú y yo ahora, pero moviéndonos en el terreno de la hipótesis, como lo haría cualquier historiador serio.

 

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Es un documento en alto grando discordante con la doctrina elaborada por ese señor a lo largo de años, al menos no me suenan precedentes con los que pudiera alinearse.

El caso es que salieron a la luz y, sean de él o no, sean simples bocetos sin definir o ratificar, quedaron para los restos asociados a su nombre.

A quien le gusten no dudará en esgrimirlos sin dudar de su autenticidad, aunque sea simplemente para sembrar cizaña.

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El tema es que si una persona sufre una evolución orgánica, se admite el arrepentimiento, el perdón, la conversión, el libre albedrío en suma.

El que "exploraciones" como ésta estén tan castigadas por algunos (o ensalzadas) forma parte de la naturaleza protestante predeterminista, según la cual las personas nacen y mueren con un set de ideas encarnado en su ADN.

Yo me alegro de que los autores hayan explorado o coqueteado con cientos de ideas, incluso así, muchas veces tras haber conocido el tema desde dentro y tras haberlo asumido, se es capaz de hacer una defensa de lo opuesto mucho mejor argumentada.

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O también puede que se trate de un ejemplo de esos afloramientos de elementos latentes que se dan en toda persona alguna vez por la circunstancia X. En este caso podría tratarse de elementos no del todo incorporados pero que pudieran estar ahí luchando por pasar filtros. Quizás la influencia orteguiana pudiera tener que ver en el asunto, aunque no se hasta qué punto se puede considerar más o menos relevante en el pensamiento joseantoniano.

No se, es cosa que se me escapa. Lo que no creo es que podamos hablar aquí de una supuesta evolución ideológica, por mucho que un encarcelamiento pueda suponer en choque tan tremendo en cualquier persona.

 

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La disposición cuarta del testamento de José Antonio es muy clara al respecto:

Cita

Cuarta. Nombro albaceas contadores y partidores de herencia, solidariamente, por término de tres años, y con las máximas atribuciones habituales, a mis entrañables amigos de toda la vida Raimundo Fernández Cuesta y Merelo y Ramón Serrano Súñer, a quienes ruego especialmente:

a) Que revisen mis papeles privados y destruyan todos los de carácter personalísimo, los que contengan trabajos meramente literarios y los que sean simples esbozos y proyectos en período atrasado de elaboración, así como cualesquiera obras prohibidas por la Iglesia o de perniciosa lectura que pudieran hallarse entre los míos.

http://www.rumbos.net/ocja/jaoc0196.html

Es decir, suponiendo que el texto alegado fuese de José Antonio y no estuviese alterado por sus verdugos (Indalecio Prieto, etc.), el propio José Antonio mandó destruirlo. Por tanto, todos los que en el ámbito patriota difunden ese texto para apoyar sus tesis están traicionando deliberadamente la voluntad de José Antonio.

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Transcribo el texto que se atribuye a José Antonio, tomado del libro de Miguel Primo de Rivera y Urquijo. Marco algunos pasajes con los siguientes colores:

En negrita: pasajes que desmienten la intención racista que algunos le quieren dar a este texto.

En negrita verde: elementos que indican que se trata de un esbozo o de unos apuntes.

Cita

ESPAÑA: GERMANOS CONTRA BEREBERES*

1. ¿Qué fue la Reconquista? Un criterio superficial de la Historia tiende a considerar España como una especie de fondo o substratum permanente sobre el cual desfilan diversas invasiones, a las que nos hacen asistir como solidarios con aquel elemento aborígen. Dominación fenicia, cartaginesa, romana, goda, africana... De niños hemos presenciado mentalmente todas esas dominaciones en calidad de sujetos pacientes; es decir, como miembros del pueblo invadido. Ninguno de nosotros, en su infancia romancesca, ha dejado de sentirse sucesor de Viriato, de Sertorio, de los numantinos. El invasor era siempre nuestro enemigo; el invadido nuestro compatriota.

Cuando la cosa se considera más despacio, ya al apuntar la mañana, cae uno en esta perplejidad: después de todo -se pregunta- no sólo mi cultura, sino aún mi sangre y mis entrañas ¿tienen más de común con el celtíbero aborigen que con el romano civilizado? Es decir, ¿no tendré un perfecto derecho, aún por fuero de la sangre, a mirar la tierra española con ojos de invasor romano; a considerar con orgullo esta tierra no como remota cuna de los míos sino como incorporada por los míos a una nueva forma de cultura y de existencia? ¿Quién me dice que, en el sitio de Numancia, haya dentro de las murallas más sangre mía, más valores de cultura míos, que en los campamentos sitiadores?

Quizá podamos entender esto señaladamente bien los que procedemos de familias que hayan visto nacer muchas de sus generaciones en la América hispana. Nuestros antepasados transatlánticos, como nuestros actuales parientes de allá, se sienten tan americanos como nosotros españoles; pero saben que su calidad americana les viene como descendientes de los que dieron a América su forma presente. Sienten a América como entrañablemente suya porque sus antepasados la ganaron. Aquellos antepasados procedían de otro solar, que ya es, para sus descendientes, más o menos extranjero. En cambio la tierra en que actualmente viven, siglos atrás extranjera, es ahora la suya, la definitivamente incorporada por unos remotos abuelos al destino vital de su estirpe.

Estos dos puntos de vista descansan sobre dos maneras de entender la patria: o como razón de tierra o como razón de destino. Para unos la patria es el asiento físico de la cuna; toda tradición es una tradición espacial, geográfica. Para otros la patria es la tradición física de un destino; la tradición, así entendida, es predominantemente temporal, histórica.

2. Con esta previa delimitación de conceptos cabe resumir la cuestión inicial: ¿qué fue la Reconquista? Ya se sabe: desde el punto de vista infantil, el lento recobro de la tierra española por los españoles contra los moros que la habían invadido. Pero la cosa no fue así. En primer lugar los moros (es más exacto llamarles "los moros" que "los árabes"; la mayor parte de los invasores fueron berberiscos del Norte de África; los árabes, raza muy superior, formaban solamente la minoría directora) ocuparon la casi totalidad de la Península en poco tiempo más del necesario para una toma de posesión material, sin lucha. Desde Guadalete (año 711) hasta Covadonga (718) no habla la Historia de ninguna batalla entre forasteros e indígenas. Hasta el reino de Todomir, en Murcia, se constituyó por buenas componendas con los moros, toda la inmensa España fue ocupada en paz; España, naturalmente, con los "españoles" que habitaban en ella. Los que se replegaron hacia Asturias fueron los supervivientes de entre los dignatarios y militares godos; es decir, de los que tres siglos antes habían sido, a su vez, considerados como invasores. El fondo popular indígena (celtibérico, semítico en gran parte, norteafricano por afinidad en otra, más o menos romanizado todo él) era tan ajeno a los godos como a los agarenos recién llegados. Es más: sentía muchas más razones de simpatía étnica y consuetudinaria con los vecinos del otro lado del estrecho que con los rubios danubianos aparecidos tres siglos antes. Probablemente la masa popular española se sintió mucho más a su gusto gobernada por los moros que dominada por los germanos. Esto al principio de la Reconquista; al final no hay ni que hablar. Después de seiscientos, de setecientos, de casi (en algunos sitios) ochocientos años de convivencia, la fusión de sangre y usos entre aborígenes y bereberes era indestructible; mientras que la compenetración entre indígenas y godos, entorpecida durante doscientos años por la dualidad jurídica y en el fondo rehusada siempre por el sentido racial de los germánicos, no pasó nunca de ser superficial.

La Reconquista no es, pues, una empresa popular española contra una invasión extranjera; es, en realidad, una nueva conquista germánica; una pugna multisecular por el poder militar y político entre una minoría semítica de gran raza -los árabes- y una minoría aria de gran raza -los godos-. En esa pugna toman parte bereberes y aborígenes en calidad de gente de tropa unas veces y otras veces en actitud de súbditos resignados de unos u otros dominadores, quizá con marcada preferencia, al menos en gran parte del territorio, por los sarracenos.

Hasta tal punto es la Reconquista una guerra entre partidos y no una guerra de la independencia que a nadie se le ha ocurrido nunca llamar "españoles" a los que combatían contra los agarenos, sino "los cristianos" por oposición a "los moros". La Reconquista fue una disputa bélica por el poder político y militar entre dos pueblos dominadores, polarizada en torno de una pugna religiosa.

Del lado cristiano los jefes preminentes son todos de sangre goda. A Pelayo se le alza en Covadonga sobre el pavés como continuador de la Monarquía sepultada junto al Guadalete. Los capitanes de los primeros núcleos cristianos tienen un aire inequívoco de príncipes de sangre y mentalidad germánica. Más: se sienten ligados desde el principio a la gran comunidad catolicogermánica europea. Cuando Alfonso el Sabio aspira al trono imperial no adopta una actitud extravagante: pleitea, con el alegato de la madurez política de su reino, por lo que podía alentar desde siglos antes en la conciencia de príncipe cristianogermánico de cada jefe de los Estados reconquistadores. La Reconquista es una empresa europea, es decir, en aquella sazón, germánica. Muchas veces acuden de hecho, para guerrear contra los moros, señores libres de Francia y de Alemania. Los reinos que se forman tienen una planta germánica innegable. Acaso no haya Estados en Europa que tengan mejor impreso el sello europeo de la germanidad que el condado de Barcelona y el reino de León.

3. En esquema -abstracción hecha de los mil acarreos e influencias recíprocas de todos los elementos étnicos removidos durante ochocientos años- la Monarquía triunfante de los Reyes Católicos es la restauración de la Monarquía góticoespañola, católicoeuropea, destronada en el siglo VIII. La mentalidad popular distinguía entonces difícilmente entre nación y rey. Por otra parte, considerables extensiones de España, singularmente Asturias, León y el Norte de Castilla habían sido germanizadas, casi sin solución de continuidad, durante mil años (desde principios del siglo V hasta fines del XV, sin más interrupción que los años que van desde el Guadalete hasta el recobro de las tierras del Norte por los jefes godocristianos) sin contar con que su afinidad étnica con el Norte de África era mucho menor que la de las gentes del Sur y Levante. La unidad nacional bajo los Reyes Católicos es, pues, la edificación del Estado unitario español con el sentido europeo, católico, germánico, de toda la Reconquista, y la culminación de la obra de germanización social y económica de España. No se olvide esto, porque quizá por ahí va a encontrar la "constante bereber" su primera rendija para la rebelión.

En efecto, el tipo de dominación árabe era preponderantemente político y militar. Los árabes tenían vagamente el sentido de la territorialidad. No se adueñaban de las tierras, en el estricto sentido juridicoprivado. Así pues, la población campesina de las comarcas más largamente dominadas por los árabes (Andalucía, Levante) permanecía en una situación de libre disfrute de la tierra, en forma de pequeña propiedad y, acaso, de propiedades colectivas. El andaluz aborigen, semibereber, y la población bereber que nutrió más copiosamente las filas árabes, gozaba, pues, una paz elemental y libre, inepta para grandes empresas de cultura, pero deliciosa para un pueblo indolente, imaginativo y melancólico como el andaluz. En cambio los cristianos germánicos traían en la sangre el sentido feudal de la propiedad. Cuando conquistaban las tierras erigían sobre ellas señoríos, no ya puramente politicomilitares como los de los árabes, sino patrimoniales al mismo tiempo que políticos. El campesino pasaba, en el caso mejor, a ser vasallo; tiempo adelante, cuando por la atenuación del aspecto jurisdiccional, político, los señoríos van subrayando su carácter patrimonial, los vasallos, completamente desarraigados, caen en la condición terrible de jornaleros.

La organización germánica, de tipo aristocrático, jerárquico, era, en su base, mucho más dura. Para justificar tal dureza su comprometía a realizar alguna gran tarea histórica. Era, en realidad, la dominación política y económica sobre un pueblo casi primitivo. Toda aquella enorme armadura -Monarquía, Iglesia, aristocracia- podía intentar la justificación de sus pesados privilegios a título de cumplidora de un gran destino en la Historia. Y lo intentó por doble camino: la conquista de América y la Contrarreforma.

4. Es un tópico (puesto en circulación por la literatura bereber de que se hablará más tarde) el decir que la conquista de América es obra de la espontaneidad popular española, realizada casi a despecho de la España oficial. No se puede sostener esa tesis en serio. Muchas de las expediciones se organizaron, ciertamente, como empresa privada; pero el sentido de la cristianización y colonización de América está contenido en el monumento de las Leyes de Indias, obra que encierra un pensamiento constante del Estado español a través de vicisitudes seculares. Y la conquista de América es también una tesis catolicogermánica. Tiene un sentido de universalidad sin la menor raíz celtibérica y bereber. Sólo Roma y la Cristiandad germánica pudieron transmitir a España la vocación expansiva, católica, de la conquista de América. Lo que se llama el espíritu aventurero español ¿será español de veras en el sentido aborigen o bereber o será una de las señales de la sangre germánica? No se desdeñe el dato de que, aún en nuestros días, las regiones de donde sale mayor número de emigrantes, es decir, de aventureros, son las del norte, las más germanizadas, las más europeas, las que, desde un punto de vista castizo y pintoresco, podrían llamarse menos españolas. En cambio es todavía abundantísimo el número de andaluces y levantinos que se trasplanta a Marruecos, a Orán, a Argelia y que vive allí absolutamente como en su casa, como una cepa que reconoce la tierra lejana de donde arrancaron a su ascendiente. Esta derivación meridional y levantina hacia África no tiene la menor homogeneidad con las expediciones colonizadoras hacia América. Incluso África y América han sido constantemente como las consignas de dos partidos políticos y literarios españoles. De dos partidos que coinciden exactamente en casi todos los instantes con el liberal y el conservador; el popular y el aristocrático; el bereber y el germánico. Era cosa casi obligada que un escritor antiaristocrático, antieclesiástico, antimonárquico, incorporase a su repertorio frases como ésta: "Más valía que la Monarquía española, en vez de extenuar a España en la empresa de América, hubiera buscado nuestra expansión natural, que es África".

Al lado de la conquista de América, la España germánica (doblemente germánica ahora bajo la dinastía de los Habsburgo) riñe en Europa el combate católico por la unidad. Lo riñe y, a la larga, lo pierde. Y, como consecuencia, pierde América. La justificación moral e histórica de la dominación sobre América se hallaba en la idea de la unidad religiosa del mundo. El catolicismo era la justificación del poder de España. Pero el catolicismo había perdido la partida. Vencido el catolicismo, España se quedaba sin título que alegar para el imperio de Occidente. Su credencial estaba caducada. Ya lo vio el astuto Richelieu que, para hundir a la casa de Austria, no vaciló en auxiliar a los paladines de la Reforma. Sabía muy bien que la piedra angular de los Habsburgo era la unidad católica de la Cristiandad.

Y así, perdida la partida en Europa primero, en América después ¿qué tarea de valor universal alegaría la España dominadora -Monarquía, Iglesia, aristocracia- para conservar su situación de privilegio? Falta de justificación histórica, dimitida toda función directiva, sus ventajas económicas y políticas quedaban en puro abuso. Por otra parte, con la falta de empleo, las clases directoras habían perdido el brío, incluso para la propia defensa. Se observa una colección de fenómenos, semejantes en extremo a la decadencia de la monarquía visigótica. Y la fuerza latente, nunca extinguida, del pueblo bereber sometido, inicia abiertamente su desquite.

5. Porque, aún en las horas cenitales de la dominación, la "constante bereber" no había dejado de existir y de obrar nunca. Los pueblos superpuestos, dominador y dominado, germánico y aborigen bereber, no se habían fundido. Ni siquiera se entendían. El pueblo dominador vigilaba el no mezclarse con el dominado (hasta 1756 no se deroga una pragmática de Isabel la Católica que exigía probar pureza de sangre, es decir, condición de cristiano viejo, sin mezcla de judío o moro, aún para desempeñar modestísimas funciones de autoridad). El pueblo dominado, entre tanto, detesta al dominador. Con un giro muy típico, adopta respecto de los dominadores apariencia de sumisión irónica. En Andalucía se llega a los más exagerados extremos de adulación; pero bajo esa adulación aparente se venga la más desdeñosa zumba hacia el adulado. Esta actitud, la burla, es la más dulcemente resignada que adopta el pueblo desposeído. Más arriba aparece ya el odio y, sobre todo, la afirmación permanente de la separación. En España la expresión "el pueblo" guarda siempre un tono particularista y hostil. El "pueblo hebreo" comprendía, naturalmente, a los profetas. El "pueblo inglés" incluye a los lores; ¡a buena hora permitiría un inglés corriente que no le considerasen solidarizado, bajo la denominación popular de inglés, con los primeros jerarcas del país! Aquí no: cuando se dice "el pueblo" se quiere decir lo indiferenciado, lo incalificado; lo que no es aristocracia, ni Iglesia, ni milicia, ni jerarquía de ninguna especie. El mismo don Manuel Azaña ha dicho: "no creo en los intelectuales, ni en los militares, ni en los políticos; no creo más que en el pueblo". Sin especificar, se alude al sojuzgado, al sustraído a su siempre añorada existencia primitiva, indiferenciada, antijerárquica y que, por lo mismo, detesta rencorosamente toda jerarquía, característica del pueblo dominador.

Tal realidad ha penetrado todas las manifestaciones de la vida española, incluso las de apariencia menos popular. Por ejemplo, el fenómeno europeo de la Reforma tuvo en España una versión reducida, pero absolutamente impregnada de la pugna entre germánicos y bereberes, entre dominadores y dominados. En España no se dio un solo caso de hereje príncipe, como en Francia o en Alemania. Los grandes señores se mantuvieron aferrados a su religión de casta. Todo hereje, pequeño burgués o letrado, era como un vengador de los oprimidos. En su disidencia alentaba más que un tema teológico una incurable inquina contra el aparato oficial, formidable, de Monarquía, Iglesia, aristocracia...

Y así hasta las fechas más recientes. La línea bereber, más aparente cada vez según ve declinar la fuerza contraria, asoma en toda la intelectualidad de izquierda, de Larra hacia acá. Ni la fidelidad a las modas extranjeras logra ocultar un tonillo de resentimiento de vencido en toda la producción literaria española de los cien últimos años. En cualquier escritor de izquierdas hay un gusto morboso por demoler, tan persistente y tan desazonante que no se puede alimentar sino de una animosidad personal, de casta humillada. Monarquía, Iglesia, aristocracia, milicia, ponen nerviosos a los intelectuales de izquierda, de una izquierda que para estos efectos empieza bastante a la derecha. No es que sometan aquellas instituciones a crítica; es que, en presencia de ellas, les acomete un desasosiego ancestral como el que acomete a los gitanos cuando se les nombra a la bicha. En el fondo los dos efectos son manifestaciones del mismo viejo llamamiento de la sangre bereber. Lo que odian, sin saberlo, no es el fracaso de las instituciones que denigran, sino su remoto triunfo; su triunfo sobre ellos, sobre los que la odian. Son los bereberes vencidos que no perdonan a los vencedores -católicos, germánicos- haber sido los portadores del mensaje de Europa.

El resentimiento ha esterilizado en España toda posibilidad de cultura. Las clases directoras no han dado nada a la cultura, que en ninguna parte suele ser su misión específica. Las clases sometidas, para producir algo considerable desde el punto de vista de la cultura, tenían que haber aceptado el cuadro de valores europeo, germánico, que es el vigente; y eso les suscitaba una repugnancia infinita por ser, en el fondo, el de los odiados dominadores.

Así, grosso modo, puede decirse que la aportación de España a la cultura moderna es igual a cero. Salvo algún ingente esfuerzo individual, desligado de toda escuela, y algún pequeño cenáculo inevitablemente envuelto en un halo de extranjería.

 

6. Tras de las escaramuzas tenía que llegar la batalla. Y ha llegado: es la República de 1931; va a ser, sobre todo, la República de 1936. Estas fechas, singularmente la segunda, representan la demolición de todo el aparato monárquico, religioso, aristocrático y militar que aún afirmaba, aunque en ruinas, la europeidad de España. Desde luego la máquina estaba inoperante; pero lo grave es que su destrucción representa el desquite de la Reconquista, es decir, la nueva invasión bereber. Volveremos a lo indiferenciado. Probablemente se ganará en placidez elemental en las condiciones populares de vida. Acaso el campesino andaluz, infinitamente triste y nostálgico, reanude el silencioso coloquio con la tierra de que fue desposeído. Casi media España se sentirá expresada inmejorablemente si esto ocurre. Desde luego se habrá conseguido un perfecto ajuste en lo natural. Pero lo malo es que entonces será pueblo único, ya dominador y dominado en una sola pieza, un pueblo sin la más mínima aptitud para la cultura universal. La tuvieron los árabes; pero los árabes eran una pequeña casta directora, ya mil veces diluida en el fondo humano superviviente. La masa, que es la que va a triunfar ahora, no es árabe sino bereber. Lo que va a ser vencido es el resto germánico que aún nos ligaba con Europa.

Acaso España se parta en pedazos, desde una frontera que dibuje, dentro de la Península el verdadero límite de África. Acaso toda España se africanice. Lo indudable es que, para mucho tiempo, España dejará de contar en Europa. Y entonces, los que por solidaridad de cultura y aún por misteriosa voz de sangre nos sentimos ligados al destino europeo, ¿podremos transmutar nuestro patriotismo de estirpe, que ama a esta tierra porque nuestros antepasados la ganaron para darle forma, en un patriotismo telúrico, que ame a esta tierra por ser ella, a pesar de que en su anchura haya enmudecido hasta el último eco de nuestro destino familiar?

Miguel Primo de Rivera y Urquijo; Papeles póstumos de José Antonio. Los escritos que recogió Indalecio Prieto y que el general Franco intentó conseguir, infructuosamente, desde que tuvo conocimiento de su existencia hasta el fin de sus días; Plaza & Janés, 1996, p. 160.

He partido de uno de los textos que circulaba por internet y lo he cotejado con el texto que figura en el libro de Miguel Primo de Rivera. He observado diferencias muy notables: cambia la puntuación; cambian muchas palabras y cambia una frase entera. El sentido no cambia mucho, pero que haya versiones tan dispares me indica que hay algo raro en el origen de este texto.

Otro detalle muy notable: el texto tiene diferentes títulos según la versión. En el libro es "Germanos contra bereberes"; en otro sitios es "Germánicos y bereberes"; en la página de Arbil es "Germánicos contra bereberes; quince siglos de historia de España". Además en el libro el título lleva un asterisco que luego no tiene la correspondiente nota al pie. Probablemente ese título lo ha puesto el editor del libro.

El texto utiliza un lenguaje algo coloquial, poco pulido para lo que era costumbre en José Antonio, con errores ortográficos y puntuación poco meditada; además de utilizar números en algunos párrafos. Eso indica claramente que a lo sumo se trataría de un esbozo. No conozco ningún escrito de José Antonio con un estilo parecido. En otros textos recogidos en ese libro se ve más claramente que son apuntes, pues muchos son enumeraciones y frases breves sin apenas hilván.

Historia de estos supuestos papeles de José Antonio:

1) José Antonio pide en su testamento que sus camaradas destruyan todos los papeles que encuentren en su celda, especialmente los textos inacabados y los que tengan el carácter de esbozo.

2) Indalecio Prieto, es decir, su verdugo, supuestamente guarda estos papeles en su dorado exilio para contribuir a la Historia de España. También los intenta blandir contra Franco.

3) Miguel Primo de Rivera y Urquijo, un sobrino de José Antonio, juancarlista y liberal consumado, los publica en 1996 con la intención de desmitificar a José Antonio y contribuir a la Transición, con el título sensacionalista que he referido anteriormente.

4) Los neonazis y paganos que infiltran las fuerzas nacionales empiezan a utilizar este texto para presentar a un José Antonio favorable a sus tesis racistas, nordicistas, europeistas, germanófilas y anticristianas; en definitiva, para apropiarse de José Antonio, lo mismo que habían hecho antes con Ramiro Ledesma, y moldearlo a su gusto, a pesar de que varios elementos del texto contradicen la orientación racista y pagana que estos infiltrados le quieren dar. Un ejemplo entre muchos, el ideólogo-comerciante Ernesto Milá edita este texto y lo distribuye a tiendas de cabezas rapadas.

Está claro lo que lo se intenta conseguir con todo esto. Algunos falangistas poco despiertos o directamente traidores le dan carta de naturaleza a este texto a pesar de que hay muchas dudas sobre su autenticidad y su relevancia, traicionando así las últimas voluntades de José Antonio. Por cierto, los europeistas germanófilos que blandían este texto en favor de sus tesis ahora andan diciendo que hay que acabar por todos los medios con Europa. La tesis va cambiando dependiendo de quién pague. La inmoralidad y la traición continúan siendo las mismas.

Pero la existencia de esos infiltrados, y de los traidores que les allanan el camino, no debe impedir el conocimiento del texto y su libre discusión. Por eso lo he traído aquí.

En resumen, mi opinión es que este texto a lo sumo sería un esbozo y por tanto no se debería tener en cuenta como parte de la doctrina falangista. Por otra parte, José Antonio no era perfecto y se podía equivocar. Creo que es un error mitificarlo o aceptar acríticamente todo lo que diga, sobre todo si llevaba meses aislado y amenazado de muerte. ¡Es humano, como todos! En este caso, además, sabemos que el propio José Antonio quería que fuesen destruidos esos papeles. Podría ser algo similar a lo que me pasó el otro día y que nos pasa a todos alguna vez. Estuve durante un rato redactando un mensaje para este foro. Antes de enviarlo hice una búsqueda en Google que me indicó que uno de los datos en los que me apoyaba no era seguro. A pesar de que me podía apoyar en otros datos, me pareció que perdía fuelle la tesis y preferí descartar el mensaje. José Antonio también tenía derecho a descartar lo que considerase oportuno. Ese esbozo no tiene un carácter racista o anticatólico por más que emplee algunas expresiones que hoy suenan raras. En el peor de los casos sólo se trataría de un esbozo desafortunado que el propio José Antonio descartó.

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Ha quedado muy clara tu opinión y la encuentro muy razonable.

Cada vez me va quedando más claro que las facciones que otrora pudieran representar el pensamiento patriota con fundamento católico están cada vez más infiltradas de elementos extraños, no siendo las siglas ya garantía de nada.

No va a quedar otra que tirar de gente "normal", menos folclorista, parece que cuanto más pompa y pretendida estética épica... más cuidadín hay que tener.

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Estimados amigos, quizá mi juicio un tanto severo os ha retraído de comentar los que parece el esbozo de "Germanos contra bereberes". No os cortéis en opinar lo que estiméis oportuno. Mi acritud sólo va dirigida a los que utilizan esta clase de cosas para manipular a los falangistas o para hacer negocio.

El esbozo me parece desafortunado. No veo clara esa conexión entre celtíberos y bereberes, por un lado, y romanos y germanos, por otro. Aunque desde luego tiene razón en que ni con celtíberos ni con bereberes íbamos a ningún lado. Con lo que es legítimo sentirse más identificado con el invasor romano que con las dispersas tribus celtibéricas. Pero no se debe despreciar tampoco al invadido y es preferible una visión más integradora que reconoce virtudes en los vencidos.

La obra de España en América tiene mucho de romano pero creo que poco de germánico. Los visigodos aportaron sangre nueva en un momento de decadencia y es bueno reconocerles ese mérito. Pero venían ya cristianizados y en gran parte romanizados. Y aquí terminaron de romanizarse y catolizarse. Por eso España es el único país que toma el nombre de Roma junto con Italia, mientras que nuestro vecinos toman su nombre de los francos. Por esa la Hispanidad es una continuación de la obra ecuménica de Roma, mientras que los germanos, por sí solos, no han sido capaces de una obra imperial de ese calado.

Algunas tesis que plantea sobre la Reconquista son problemáticas. También la identificación que hace de algunas regiones con ese "espíritu celtibérico" y particularista. Precisamente el propio José Antonio era andaluz. De cualquier forma, se ve claro que este esbozo no tiene una intención racista, pues parte de la idea de que la mejor España es la que supo llevar a cabo la obra universal en América.

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Mi suposición -si es que el escrito es suyo- es que por ahí afloren influencias orteguianas, a mi modo de ver no especialmente positivas para ´la conformación de una idea de España.

De todos modos, sí que es bastante probable que los germanos introduzcan la monarquía en España, algo importantísimo en nuestra vertebración y proyección, en la medida de que la monarquía gótica se romaniza y catoliza.

Pero aún así, me da la impresión de que tradicionalmente se le ha dado un peso al elemento germánico en nuestra composición nacional demasiado exagerado, probablemente al rebufo de modas no demasiado recomendables de otros  tiempos, además del recurso utilizado ya en tiempos antiguos en los diferentes reinos a la fundación gótica para justificar los derechos de la dinastía correspondiente.

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      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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