Los sueños. Las lecturas con meditación de nuestra Sagrada Biblia, y los hechos que vemos en la realidad.

[Berenguela 11.142]

Hola a todos.

 Quiero que sepáis, como Católicos hermanos, y que compartamos, si queréis, lo que pongo en el título.

 Ayer, inicié yo mi cuaresma bíblica. Por tiempo y demás, tarde, pero a tiempo. Escoger una lectura bíblica o en regla al Señor Nuestro. Otros años lo hice con nuestro San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y Ávila, Cantares, Job, Ruth. Este 2022, con el Apocalipsis.

 Antes me resultaba difícil entenderlo. Ahora, de momento, que voy por el principio; todo lo contrario. Me apoyo en internet haciendo búsquedas que me ayuden a comprender todo el sentido metafórico bíblico.

 Y resulta que donde más me quede, donde finalice la meditación, fue en las piernas de bronce que Nuestro Señor tendrá para caminar en la tierra de bronce, con cielo de hierro.

No había yo mirado la previsión del tiempo. No estuve al tanto tampoco. Y hoy, en la capital de este reino, el cielo está embrumado. Tampoco voy a buscar detalle de que ha venido ni nada, ni su composición, etc. Mi tiempo lo dedicaré a otros asuntos.

 Pero he sentido como una señal de Dios. No es la primera vez que me pasa. Mi impresión es que los aspirantes a sirvientes del Señor, tenemos de algún modo un enlace directo con Dios. Que unidos verdaderamente, orando juntos, realmente podríamos obtener respuesta del Señor.

¿Os ha pasado también? Contémoslo. Y por cierto, que si logro tiempo para mejorar mis meditaciones de esta Semana Santa, abro un tema. Con el Apocalipsis de San Juan. 
 Un saludo. Con Nuestro Señor. 

[Español 71.112]

Quizás lo que voy a decir pueda inducir a mofa a algunos de quienes puedan leer esto, pero yo he experimentado la gracia de vivir muchas de esas "señales" o "signos", algunos realmente increíbles para la persona que era yo hace algunas décadas. Mi propia conversión hace ya años, pues de joven era bastante agnóstico, entiendo que no podría haber sucedido sin la aparición en mi vida de toda una estela de signos que, como migas de pan, finalmente me llevaron a dicha situación.

Mi experiencia en ese sentido llegó a ser tan intensa en cierto momento, que durante algún tiempo llegué a pensar que yo había sido elegido para algo. Un buen sacerdote, que ya descansa en el Señor y a quién le debo mucho, me sacó de mi ilusión, haciéndome entender que la única elección era la que el Señor había hecho conmigo para salvarme, pues yo andaba perdido. Pero también me enseñó que, todas esas señales y sueños o visiones que algunos cristianos podemos llegar a experimentar, solo son el medio personal en como el Señor se comunica con nosotros para invitarnos a seguirle, tanto más intensas, cuanta mayor atención les prestamos y más lo buscamos a él. Pero no son cosas que podamos compartir sin riesgo a llamar a equívoco a los demás, pues la forma en como Dios se comunica con nosotros, como pueblo suyo, como comunidad, no es otra que el magisterio y guía de la Iglesia.

Desde entonces no he dejado de vivirlas en mayor o menor medida, aunque debo decir que las he experimentado con mucha mayor intensidad en los momentos en que he estado más apartado del mundo, quiero decir, cuando he apartado mi mente y mi voluntad de la vida y el ajetreo de la ciudad. Eso fue lo que nos llevó a irnos a vivir en el campo. Con el tiempo he entendido así por qué los antiguos monasterios se ubicaban en lugares apartados de las grandes urbes, pues la propia naturaleza sigue estando en sintonía con los tiempos y el orden que Dios nos dio en la Creación, y por ello se hace más sencillo escrutar esos signos en su seno. Amén de las experiencias que se pueden llegar a vivir durante la celebración de la eucaristía, no creo que haya cosa que más eleve el espíritu y permita escrutar el significado pleno de la vida, que meditar la palabra de Dios caminando en plena naturaleza. Y no digo ya cuando la propia naturaleza y la eucaristía se dan en un mismo ámbito, como es el caso de la vida en los pequeños pueblos y aldeas donde aún se preservan la fe y las buenas costumbres, siempre y cuando uno ponga su voluntad en ello, en estar atento a los signos de su tiempo.

 

[Latino I 3.693]

Buen tema el que propones, Berenguela. Curiosamente yo también estoy acercándome últimamente al libro del Apocalipsis. Personalmente me ha impactado desde que la leí por primera vez hace unos años la frase del Señor a la iglesia de Laodicea, cuando dice: "Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y me abre, entraré y cenaremos juntos"... Ahí nos damos cuenta de que él es el que llama, y que nosotros somos una respuesta, el sentido de nuestra vida no hay que verlo como una interrogación, una búsqueda ciega de respuestas a preguntas que nos hacemos, no, somos una respuesta a Uno que llama y que quiere intimidad con nosotros (cenaremos juntos). El Señor del universo infinito que busca lo recóndito de la intimidad con cada uno de nosotros... 

En cuanto a las aparentes casualidades, tenemos que darnos cuenta de que no existen, son solo señales de Dios. En mi caso, no puedo dejar de mencionar a mi abuela, a Benedicto Xvi, al cardenal Giacomo Biffi... Es Él el que pone a las personas justas en los momentos que él decide. 

Y cómo no aplaudir lo que comentas, Español, no podría estar más de acuerdo contigo cuando haces referencia al modo de vida rural como freno al secuestro a la vida espiritual que produce el frenesí urbano. Yo nací y crecí en una aldea de no más de 15 casas, sin más niños de mi edad, algo que ahora sé con total seguridad que me ha hecho conservar la fe en la juventud; cuando he estudiado en la ciudad ha sido cuando esa nostalgia espiritual ha empezado a desfallecer, pero precisamente esas "coincidencias" que mencionamos han servido de contrapeso al envite del frenesí y de las tentaciones que quieren apagar la llama de la fe. Recuperemos la nostalgia de Dios contemplando su creación!

Y ya que escribo en este foro, no puedo dejar de acordarme de vosotros, que también sois un ejemplo de que la luz, a pesar de todas las calamidades del mundo, aún no se ha extinguido, y no se extinguirá jamás. Ojalá esta semilla diminuta que todos con humildad queremos plantar en este mundo crezca y alimente la sed de tantas personas que hoy caminan sin rumbo, que no saben que ya han sido buscados, que ya han sido conocidos y amados, y que sólo tienen que entender su vida como una respuesta. 

 

Editado el mar, 15 mar 2022, 21:47 por Latino I. Motivo:

[Español 71.112]

hace 3 minutos, Latino I dijo:

sólo tienen que entender su vida como una respuesta

Entender la propia vida como una respuesta para satisfacer el deseo, y no como un deseo para obtener la respuesta. Esa es la clave, Latino. No se puede resumir mejor ni de manera más sencilla.

Cuando orientamos nuestra vida como una respuesta a su Creador, todo se vuelve luminoso, incluso en la oscuridad. Ya no es que experimentemos señales, sino que toda nuestra vida misma se convierte en una señal de Dios para nosotros mismos y para los demás. Y eso nos hace felices y dichosos, porque nos da sentido pleno e identidad como personas, y da también pleno sentido y significado a todo cuanto es y ocurre, haciéndonos partícipes de la divinidad, que es sin duda nuestro deseo más hondo. El anhelo de Dios.

En cambio, cuando orientamos nuestra vida en orden a satisfacer nuestro deseo, esperando que sea Dios o los demás quien nos lo satisfaga, perdemos el sentido de vivir y terminamos abusando o renegando de ellos para acabar sintiéndonos solos y abandonados, por más bienes, riquezas, gloria o poder que hayamos acumulado.

[Berenguela 11.142]

@Latino I Es impactante este libro, si. Súper difícil. Yo estoy por primeros capítulos. San Juan, primero te dice y más adelante hay alguna explicación sobre lo que no enseñó atrás. Todas esas metáforas entre realidades lo complica mucho. Pero merece la pena.

 Me he adelantado a lo usted comenta, Laodicea. Ya llegare, espero. A mí me ha parecido de momento, que podría referirse, en términos de futuro, a una iglesia hipócrita. De postín. De hacer poco. Que no se moja más que con la palabra. Una iglesia de Caridad enfriada. 
 Un enorme riesgo que tenemos todos.

 Pero El Señor también la da la oportunidad de cambiar, me ha parecido. Pues la aconseja que compre Su oro refinado, sus blancas vestiduras y sus lágrimas para sus ojos. 
 Ósea, que le compre Al Señor. No al mundo terrenal en el que vive. Como cuando nos argumentan algo y contestamos: Vale, te lo compro. (Ironía). 
 Me ha recordado las lágrimas de noche y día de las que bebía David, mientras escuchaba las aguas en los montes. Estaba arrepentido de su pecado, echaba de menos el Tabernáculo, su tierra. Estaba refugiado, huido. Se bebía sus lágrimas, que lloraba, al escuchar esas aguas de Dios. El agua estará muy presente en la venida de Nuestro Señor. Para el bien y para el mal. David estaba como escuchando a Dios Bendito, sin poder estar cerca de ÉL.

 La carne pecadora, que se hace carne que adora. Por puro amor nada más. Lo que necesitará esa iglesia de laodicea.

[Latino I 3.693]

Si, completamente de acuerdo, Berenguela. También son impactantes las palabras: "como no eres frío ni caliente voy a vomitarte de mi boca"; parecen palabras dirigidas nosotros, los occidentales contemporáneos, que no nos caracterizamos por una actitud fervorosa hacia la religión pero tampoco una abiertamente hostil, sino que desplegamos una indiferencia contra la que es difícil luchar.