El problema de Madrid (en la concepción falangista)

[Hispanorromano 71.070]

El problema de Madrid (en la concepción falangista)

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Existe la idea preconcebida de que el falangismo surge de Madrid y considera a Madrid la reserva moral de la nación, mientras que desprecia a otras regiones de España, especialmente a los territorios de la antigua corona aragonesa.

De lo absurdo de este último aserto puede dar cuenta esta anécdota recogida en el libro recientemente publicado «¡Viva Cataluña española!», de José Fernando Mota Muñoz:

Cita

Una de las escuadras más activa la comandaba Joaquín Mora Falcó, cuñado de Vicente Lupo. En ella figuraban Andrés Lupo, Julio Monfort Delmás, los hermanos José y Antonio Noya, Florencio Zamorano o Julio Lamúa Santa Cruz, que había iniciado su militancia falangista en Zaragoza y la continuará en Barcelona cuando se traslade con su familia en 1934. También se incorporó a esta escuadra un pendenciero joven de 17 años, estudiante de Derecho, ingresado en Falange en julio de 1934: Jorge Carreras Ribas. Nacido en Alella, procede de una familia pudiente emparentada con los marqueses de Alella. Su madre era prima de la mujer de Dionisio Ridruejo. Pronto será nombrado jefe de escuadra. Pronto demuestra su arrojo. En uno de esos enfrentamientos directos con escamots, Jorge Carreras les arrancó la estelada que llevaban. Más adelante se la ofreció a José Antonio, que dijo que se debía respetar la bandera catalana, aunque el enemigo hiciera uso indebido de ella poniendo la estrella. Lo veremos participar en la creación del SEU; en 1935 era su delegado de Propaganda.

José Fernando Mota Muñoz,  ¡Viva Cataluña española! Historia de la extrema derecha en la Barcelona republicana (1931-1936).

¡Menudo contraste con algunos elementos que hoy se enfundan la camisa azul para deshonrarla! Pero vayamos al meollo del asunto, que es Madrid y la concepción que el falangismo tenía de esta ciudad dentro de la tragedia española.

En la revista JONS, Onésimo Redondo se expresaba en lo siguientes términos sobre Madrid y el papel que ha venido jugando en los problemas de España, en su extranjerización:

Cita

La falsa revolución del 31 ha iluminado con resplandores de tragedia una verdad que cada día gana con mayor ímpetu el convencimiento de los españoles, a saber: Que las causas más concretas y permanentes de nuestros desaciertos políticos son el extranjerismo y la división interna. El afán servil de copiar las instituciones y modos de los pueblos extraños, frecuentemente enemigos, y la carencia de grandes principios unitivos entre los españoles.

INDEPENDENCIA Y UNIDAD es lo que nos falta; salvar a España no es otra cosa que dotarla de instituciones fuertes alumbradas de su propio seno e infundir vida tangible a un ideal común a todos. No es muy necesario acreditar con razonamientos estas verdades hoy corrientes, ni nos lo proponemos aquí. Lo que juzgamos de gran oportunidad es proclamar que sólo Castilla, y cabalmente «la Castilla pequeña» de que veníamos hablando, puede —y, sobre todo, debe— engendrar la unidad y proporcionar autenticidad para una España rehecha, equilibrada, gloriosa y estable. O lo que es igual: dar fin a la agonía de nuestra «decadencia», encontrar la salvación.

Castilla, sí, y no Madrid. Esto es de importancia esencial. Ni Madrid, que es el núcleo consumidor y deletéreo del cuerpo peninsular, ni la periferia que en sí siempre es disociativa, protestante, inigualitaria. Por imperar Madrid en España hemos llegado a una nación madrileña en vez de castellana: y decir «madrileño» —sin injuria, con el dolor de un convencimiento indeseable pero ineludible— es decir imprevisión, alegre superficialidad, arrepentimiento mañanero y calaverada cotidiana. ¿Por qué negar que España viene pagando las calaveradas de Madrid desde que empezó la Edad revolucionaria? Madrid, si no se transforma, debe perder el cetro espiritual y artístico de la nación para que la nación se salve. Y quien dice Madrid dice las ciudades absortas por y ante la metrópoli; las de las locas mayorías marxistas del 28 de junio; las de la alegría vergonzante del 14 de abril. (¡Madrid, la capital encumbrada por una España unitaria, produce en respuesta los catorce diputados catalanistas del 28 de junio!)

[…]

Y sólo Castilla conserva en su entraña moral la resistencia prócer a las frivolidades extrañas. Castilla ha respondido a las fábulas o fórmulas de perdición, venidas de fuera en torbellino, con gallardo aunque indefenso descreimiento. Gastada y hostigada con tantas novedades contrarias a su espíritu, recibió —sin aceptarlas— todas las revoluciones y constituciones recetadas en el extranjero, cocinadas en Madrid o en la periferia y destinadas, con mil razones, a hacer «la felicidad» de España, a europeizarla. El resultado ha sido el que la historia moderna y reciente nos muestra: la ruina del imperio, el empequeñecimiento progresivo de España, la madurez alarmante de todas las discordias. Así somos, al presente, el vertedero de las inmundicias intelectuales de Europa y la única nación de ella en trance de africanización —que es barbarie— y de balcanización —que es reparto—.

[…]

Sólo Castilla representa y conserva «el equilibrio», reflejado en la igualdad de su meseta y avalado por su simpática pobreza. Sólo ella es capaz de concebir todavía, e imponer la UNIDAD. Mas no una unidad absorbente y afrancesada (Madrid), sino amorosa e ideal (Isabel la Católica, Castilla).

Onésimo Redondo, Castilla en España, JONS, junio de 1933.

Julio Ruiz de Alda habla sobre el urbanismo de Madrid y su espíritu burgués, en la misma revista doctrinal:

Cita

Fijaos bien, arquitectos e ingenieros, médicos y maestros, en la inmensa labor que tenéis por delante: hacer la nueva España, la España nuestra y verdadera.

En una conferencia que di sobre "España vista desde él aire", hacía una crítica de Madrid, y sobre un plano topográfico resaltaba la carencia en Madrid de un lugar que recordase tiempos grandes de España. No lo hay. Lo más típico, tal vez lo más señorial, la plazuela del Ayuntamiento, es del tiempo de Cisneros, cuando Madrid no era capital de las Españas. Me diréis, tal vez, que el Palacio Nacional; pero éste está solo; no es la obra de un Estado ni de una Nación; es la obra de una dinastía; estaba en las afueras de Madrid, lindando con el campo, no metido dentro de la ciudad. El Madrid antiguo es chato y feo; será simpático; pero no es lo que corresponde a la Capital de un Imperio. El Madrid nuevo es producto de la burguesía y tiene espíritu de ésta.

Julio Ruiz de Alda, Universidad, Revolución, Imperio, JONS, mayo de 1933.

José Antonio enlaza Madrid con algunos seudoproductos culturales que son expresión de la decadencia de España:

Cita

Alguien escribió: "La española Infantería es valiente porque sí." ¡Por qué! Mal había entendido a la Infantería española quien escribió aquello. Era valiente porque servía a un gran destino, porque realizaba un gran destino, estaba sosteniendo el imperio de Occidente, la unidad espiritual de Europa, el rigor de los mejores principios. ¡Pues sí que no tenía razones la Infantería para ser valiente!

La tragedia de España acaso haya consistido en que sus entrañas y su estilo fueron separados por la capa falsa, chabacana, decadente, de lo "castizo" Lo "castizo" no es lo popular. Es popular, ritual y profunda, como decía Rafael Sánchez Mazas, la tradición de natalicios, lunas de miel, hogares e instituciones que este café de San Isidro y esta calle de Toledo nos recuerdan; pero no es popular aquel Madrid de Fornos y la cuarta de Apolo, ni aquel provincianismo de tute y achicoria y ese cante flamenco que se pronuncia en andaluz y ha sido inventado entre Madrid y San Martín de Valdeiglesias.

No faltan consejeros oficiales que no digan, Dios sabe con qué intención: "Hay que hablar al pueblo de una manera tosca para que lo entienda." Eso es una injuria para el pueblo y para nosotros, que no aceptamos ningún lenguaje para hablar, porque, como también decía Rafael, nos sentimos carne y habla del pueblo mismo.

José Antonio Primo de Rivera, La Nación, 25 de febrero de 1935.

Y, según una carta en la que defiende su honorabilidad y la de su padre, parece que consideraba Madrid como un avispero del que convenía alejarse:

Cita

Así concluyó mi deseado destino de América, con su venturosa lejanía de este avispero de Madrid.

José Antonio Primo de Rivera, La Nación, 1 de abril de 1931.

Ernesto Giménez Caballero dedicó un libro a Madrid y a su arquitectura donde se pueden leer las siguientes palabras:

Cita

Triunfo de la cal y el barro. Y, por tanto, preparación para el advenimiento proletario por excelencia del siglo XX, para la rebelión socialista y masiva del cemento. De lo gris, de la clase única, de la nivelación y aplastamiento de toda jerarquía. Cemento, cemento. Y empleo del ladrillo puro, cubista, desnudo, igualitario, rojo y celular. Ladrillo del comunismo. Se dice que el cemento —en su fragua mecánica y fría— es el heredero de todos los nobles materiales antiguos de la construcción. Material sintético, aspirina de arquitecto nuevo. Pero convengamos que el cemento es atroz. Huele a socialidad, a planes quinquenales, a novela bolchevique, a película yanqui, a mujer libre, a miseria organizada, a disolución de la familia, a funcionarios numerados. Si hay material hostil para colgar un crucifijo, es el cemento. En Madrid, el reino del cemento es la Gran Vía. Por eso es imposible destacar una iglesia. Por eso en ella el españolísimo convento de la Flor fue quemado un 11 de Mayo. Por eso ha habido que santiguar la Gran Vía con el nombre mártir de José Antonio. ¡Qué drama madrileño el de la Gran Vía! iCómo luchan en ella la piedra, el ladrillo y el aire y el suelo y la gracia de Madrid contra el hormigón armado, contra el asiatismo mesopotámico, y el rascacielico de su arquitectura antiespañola, antitradicional y 'sin medida' (¡La 'medida', el secreto de Europa y lo católico!).

Ernesto Giménez Caballero, La Arquitectura y Madrid, 1944, pp. 321-322.

Basta por hoy. Sólo quería mostrar estos pasajes en los que algunos líderes falangistas discurren sobre el problema de Madrid. Porque si bien tenemos claro que hay un problema en Barcelona y en una parte del pueblo catalán que está entregada al separatismo y a toda clase de extranjerías, se ha olvidado que también ha habido y sigue habiendo un problema en Madrid.

He ilustrado este hilo con algunos textos falangistas porque son los que más conozco. Pero el tema falangista, aunque se puede también abordar, es secundario en mi planteamiento. Lo principal sería la reflexión sobre el problema de Madrid, ese agujero negro que atrae y devora las fuerzas vitales de España, mientras ésta se va vaciando.

Espero que ningún madrileño o residente en Madrid se sienta ofendido, porque no se trata de eso. Yo mismo resido en Madrid.

[Vanu Gómez 64.181]

Por una carambola llegué ayer a un suceso en el Madrid de los 50, un crimen que fue famoso por la época cometido por alguien de clase alta de Madrid pero que se había formado en malos ambientes angloamericanos. Un tal Jarabo, sobrino de uno que luego fue ministro del Regimen.

Me llamó la atención del artículo que leí -y ahora no encuentro- que el encargado de hacer la invetigación -cierto falangista- antes de dar con la persona, aseveró que por la forma de en que cometió sus fechorías aquello no eran los crímenes de un español y que cuando se enteró concluyó que en cualquier caso se trataba de un español extranjerizado, como efectivamente había sido.

Quiero decir con esto, que las extranjerizaciones suceden mayoritariamente en los entornos mejor posicionados de la sociedad, en las urbes más relevantes y de gente prominente.

Madrid no podía escaparse a esto, al ser la Villa y Corte esto ha sucedido desde hace muchos siglos atrás. Lo que pasa es que el tempo en la actualidad es mucho más rápido y el contagio de modas al resto del país se da en poco tiempo. No me cabe duda de que el Halloween ya instaurado en casi todos nuestros colegios hubo de comenzar en los colegios de élite de la capital, a su vez importado por desplazados a los EE.UU. Y eso es lo que vamos imitando...

En el foro hace tiempo que nos percatamos de cómo se ha ido extendiendo un estilo de ser "católico tradicionalista" que poco tiene que ver con el tradicional nuestro, etc, etc.

 

[Hispanorromano 71.070]

hace 12 horas, Vanu Gómez dijo:

Por una carambola llegué ayer a un suceso en el Madrid de los 50, un crimen que fue famoso por la época cometido por alguien de clase alta de Madrid pero que se había formado en malos ambientes angloamericanos. Un tal Jarabo, sobrino de uno que luego fue ministro del Regimen.

Me llamó la atención del artículo que leí -y ahora no encuentro- que el encargado de hacer la invetigación -cierto falangista- antes de dar con la persona, aseveró que por la forma de en que cometió sus fechorías aquello no eran los crímenes de un español y que cuando se enteró concluyó que en cualquier caso se trataba de un español extranjerizado, como efectivamente había sido.

Gran aportación. Y suena muy Interesante ese artículo. A lo mejor lo puedo localizar si me das alguna pista. ¿Dónde lo leíste? ¿En algún blog de internet o en una hemeroteca digital? ¿Salía algún nombre propio más en el artículo?

[Vanu Gómez 64.181]

hace 7 horas, Hispanorromano dijo:

Gran aportación. Y suena muy Interesante ese artículo. A lo mejor lo puedo localizar si me das alguna pista. ¿Dónde lo leíste? ¿En algún blog de internet o en una hemeroteca digital? ¿Salía algún nombre propio más en el artículo?

sí, salía un nombre concreto de aquel falangista… a ver si en una búsqueda de gúguele lo reencuentro, no debería ser muy complicado

antes de que me pase como con aquel fantástico artículo de otro falangista que habló de la americanización de costumbres introducida a través del cine, es de lo mejor que he leído sobre su tiempo, de aquella no era consciente de ese proceso porque los que aún no somos tan carrozas hemos ido creciendo con esa influencia en la tele casi sin apenas darnos cuenta… salvo por el contraste que nos aportaba la relación con nuestros mayores o nuestro pueblo, cosa que entonces se interpretaba como un "atraso" cuando en realidad era eso, un tránsito cultural que estaba en proceso desde generaciones, impulsado desde las urbes

el gran daño que hace la emigración del rural a las capitales es ese, que el bagaje que traía esa gente queda muy fácil en entredicho porque a bote pronto parece ser inservible, es desechado y resulta fácilmente ridiculizable por supuestamente inútil

cuando este desplazamiento se hace masivo resulta que se ha borrado del mapa no solo en las ciudades sino que el rural también se mimetiza, con lo cual ni siquiera en él quedan atisbos, se identifica lo moderno como lo necesario para salir adelante en la vida, en los pueblos se manda hoy a los críos a las concentraciones escolares, allí se les enseña inglés y se les va preparando para buscarse la vida también fuera, por eso ese coladero no va a dejar de actuar, aunque haya parejas de urbanitas que se instalen allí por un tiempo, moda o lo que sea

es un fenómeno mucho más profundo y complejo al que le veo difícil solución, ha habido una especie de reflujo a consecuencia de a pandemia, pero ha sido una cosa forzada y no se yo si tendrá mucho recorrido

 

de todos modos, y haciendo un pequeño descargo de las actuales parejas, las cada vez más frecuentes situaciones ya no solo de nuclearismo extremo sino ya el hecho de vivir sola la pareja en ciudades donde no tienen siquiera padres u otra familia, complica aún más la situación… yo conozco parejas totalmente agotadas que se tienen que turnar para poder criar a los chiquillos, esto crea un agotamiento que les desanima a tener más, lo que realimenta el problema, pues en parte cuando hay varios hermanos estos se ocupan entre sí, uno solo requiere de la permanente atención de al menos un progenitor… lo que acaba derivando en delegación a aparatos electrónicos

no he leído el libro de Iris, pero supongo que por ahí podrán ir algunos tiros, probablemente ha identificado la posibilidad de salir de esa trampa-ratonera en que se ha convertido el trinomio antifamilia que es ciudad-piso-pareja sin red familiar cercana, realmente no hay mejor plan antinatalidad que la promoción de ese sistema