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    • Por Latino I
      La Corte Suprema de Estados Unidos ha decidido revocar la sentencia Roe vs. Wade que abrió la puerta al derecho al aborto en Estados Unidos hace algunas décadas. Me parece interesante este artículo de Juan Manuel de Prada publicado en ABC hace algunas semanas, en el que aborda el tema de una manera original, como es habitual en él. Gran acierto, a mi parecer, cuando califica el aborto como "la piedra angular del sistema", lo que explica toda la consternación de la inmensa mayoría de medios de comunicación y de amplias capas de la sociedad. También me ha gustado su realismo al reconocer que esta decisión se ha llevado a cabo desde unas premisas claramente liberales, que dejan el problema ahora en manos de los votantes y los estados. Es decir, esta cuestión, pese al avance producido en el día de hoy, seguirá estando sometida al relativismo dominante, que implica dejar en manos de las mayorías el bien y el mal, lo justo y lo injusto. Por eso, creo que la alegría en este caso está justificada, pero recordando que es aún un paso corto en el objetivo de erradicar este gran mal que nos azota.
       
      Ha causado gran revuelo la filtración interesada de un documento donde se anuncia que una mayoría de los magistrados del Tribunal Supremo de Estados Unidos estaría dispuesta a revocar la sentencia Roe vs. Wade. Si esta revocación se produjese (pero la filtración se ha realizado, precisamente, para que tal cosa no ocurra), el aborto no sería prohibido en Estados Unidos, sino que cada estado tendría capacidad para limitarlo o ampliarlo dentro de su territorio. Se trataría, pues, de un aspaviento característico de la relativista justicia ‘liberal’, que no se funda en juicios objetivos sobre la naturaleza del aborto ni en la defensa del bien común, sino que confía a la mayoría la determinación del bien y del mal, al más puro estilo ponciopilatesco.
      Así y todo, la filtración ha desatado una campaña rabiosa contra los jueces dispuestos a favorecer el aspaviento, desatada por toda la izquierda caniche mundial. Es natural que así sea, pues la izquierda es hoy la vanguardia ideológica del turbocapitalismo global, que para poder imponer los designios de sus élites necesita realizar lo que Lippmann denominaba eufemísticamente un "reajuste necesario en el género de vida" de las masas. Y, dentro de ese "reajuste en el género de vida", el crimen del aborto ocupa un lugar medular; podríamos decir, incluso, que se trata de la piedra angular del sistema, que, por tratarse de un crimen nefando, requiere ser envuelta con rebozos doctrinales campanudos (emancipación, libertad individual, autonomía de la voluntad, etcétera) que hagan sentirse 'empoderadas' a quienes, con sus vientres yermos, son instrumentos del turbocapitalismo global, que necesita, para mantener su sistema de producción, el deterioro de las condiciones laborales.
      Al turbocapitalismo global no le convienen los vínculos indestructibles que genera un hijo; pues sabe -ya lo explicó David Ricardo en su ley de bronce de los salarios- que si los trabajadores tienen hijos se vuelven más pugnaces en la exigencia de subidas salariales. Las sociedades fecundas luchan con ardor por el porvenir de sus hijos; las sociedades estériles se raspan el útero, mientras miran las pantallitas de Apple o Netflix.
      El capitalismo, como nos enseña Hayek, tiene hecho su 'cálculo de vidas'; y a asegurar el 'cálculo de vidas' que necesita el turbocapitalismo global se dedica la izquierda sistémica hoy, convertida en caniche de la plutocracia. Nada más natural, pues, que haya movilizado a todas sus fuerzas de choque, después de filtrarse la noticia de la tímida palinodia del Tribunal Supremo estadounidense. Por supuesto, en este artículo hemos explicado tan sólo las causas 'naturales' de su reacción rabiosa; la causa sobrenatural no podemos explicarla a fondo porque nos han recortado mucho la extensión. Pero ya se sabe que la nueva alianza de Dios con el hombre, que se sella en la Cruz, se inicia en el vientre de una mujer; y el vientre de la mujer se convierte así en el epicentro de una guerra sin cuartel (Gn 3, 15).
      Publicado en ABC.
      https://www.religionenlibertad.com/opinion/535895801/piedra-angular-sistema.html
      Fuente original: https://www.religionenlibertad.com/opinion/535895801/piedra-angular-sistema.html
    • Por Hispanorromano
      Quizá hayáis leído en los últimos días un artículo de El Confidencial con este titular sensacionalista e irrespetuoso:
      El último chute de José Antonio: morfina, cognac y los yonkis de la Guerra Civil
      El artículo se hace eco de un libro recién publicado sobre el uso de drogas en la Guerra Civil. Aunque el tema es interesante, no es ninguna novedad. Es bien sabido que en las guerras del siglo XX los combatientes hicieron un uso frecuente de fármacos psicotrópicos, ya fuesen relajantes, como la morfina y otros derivados del opio, o estimulantes, como la cafeína y la anfetamina. No creo que eso les reste valor a los combatientes, aunque desde luego es una práctica peligrosa que puede generar una toxicomanía al finalizar el conflicto.
      Ahora bien, aquí se trata de otra cosa. Se trata de acusar de «cobarde» a José Antonio por haber recibido una inyección (supuestamente de morfina, aunque en otro lugar se habla de cafeína, que tiene justamente el efecto contrario) para afrontar sus últimas horas de vida. En definitiva, se trata de derribar el «mito» de José Antonio, de ensuciar su recuerdo, de desactivar sus ideas.
      Esta acusación de la inyección es un bulo, evidentemente, pues los muy variados testimonios directos que existen sobre la muerte de José Antonio no avalan esa idea. Lo que tampoco quiere decir que debamos mitificar la figura de este político y creerla ajena a los sentimientos y vacilaciones propias de todo hombre. ¿Pero de dónde sale ese bulo? ¿Quizá salió de la propaganda republicana en su día? ¿O se lo habrán inventado el periodista o el autor del libro al calor de la peculiar «memoria histórica» que impulsan el PSOE y Podemos? Aunque titule de forma sensacionalista, el periodista de El Confidencial no se ha sacado de la manga el asunto: el bulo existió en su día, y su creador o propagador fue nada menos que el general Franco. Ramón Serrano Suñer recuerda el hecho, con indignación, en sus memorias:
      A Franco, el culto a José Antonio, la aureola de su inteligencia y de su valor, lo mortificaban. Recuerdo que un día, en la mesa, me dijo muy nervioso: «Lo ves, siempre a vueltas con la figura de ‘ese muchacho’ (se refería a José Antonio) como cosa extraordinaria y Fuset* acaba de suministrarme una información del Secretario del Juez o Magistrado que le instruyó el proceso en Alicante, que dice que para llevarle al lugar de ejecución hubo que ponerle una inyección porque no podía ir por su pie». Y lo decía con aire de desquite bien visible. Yo con amargura —pues me dolía profundamente que la persona a la que estaba sirviendo con afecto y lealtad pudiera recoger aquella despreciable referencia— y con energía negué que eso pudiera ser verdad: «es mentira inventada por algún miserable, eso es imposible». Otra persona que estaba en la mesa, por entonces especialmente afectuosa conmigo y agradecida a mi entrega incondicional, destempladamente, me dijo: «¿Y tú qué sabes si no estabas allí?» «Pues porque lo conozco bien y tengo certeza moral, porque eso es un infundio canallesco», contesté.
      Ramón Serrano Suñer, Entre el silencio y la propaganda, la historia como fue. Memorias. Barcelona, Editorial Planeta, 1977, pp. 170-171.
      *Nota mía: Lorenzo Martínez Fuset era teniente coronel jurídico militar y fue el artífice de la represión legal en los primeros años del franquismo. Según testimonio del tradicionalista Eugenio Vegas Latapie en el segundo tomo de sus memorias, Fuset era masón reconocido antes y después de la Guerra. Creo fidedigno este testimonio porque Eugenio Vegas no es de los que lanzan la acusación de masón alegremente y sin pruebas, a diferencia de lo que es costumbre en cierto antimasonismo irracional que aquí hemos criticado. De hecho, creo que solamente se refiere como masones a Fuset y a una persona más en su libro. Es decir, no reparte alegremente la acusación de «masón» a todo el que le cae mal.
      Ya que se ha publicado ese artículo en El Confidencial y ha tenido cierta repercusión en las redes sociales, he creído interesante citar el origen de esta acusación. Que también nos puede revelar algunos aspectos de la historia reciente de España y del guerracivilismo crónico que padecemos.
    • Por Hispanorromano
      El Concilio Vaticano II visto por un falangista: «La crisis está en nosotros»
      Indagando en una hemeroteca digital, encontré algunos números de la revista SP, quizá la única publicación de nervio falangista durante el franquismo. Creada y dirigida por Rodrigo Royo, falangista formado en el Frente de Juventudes y más tarde voluntario en la División Azul. Rodrigo no formó parte de la Falange fundacional, pero asume en buena medida su espíritu. Se destaca por su antimericanismo y desde el principio presiente que el Régimen de Franco se está disolviendo por su propia voluntad para dar paso a un régimen de tipo occidental. En SP mantiene una actitud crítica con el franquismo y con esa deriva liberal, lo que lleva al cierre, por asfixia, de esa publicación.
      El artículo que me llamó la atención es de Tomás Salvador, también falangista y divisionario, posteriormente vocal de la Hermandad Nacional de la División Azul. Fue un escritor de cierto éxito y pionero de la novela de ciencia-ficción en España, otro de los olvidados injustamente. El artículo habla sobre el Concilio Vaticano II. Después de hacer un repaso por las vicisitudes de la Iglesia, Tomás Salvador reconoce que la Cristiandad está en una profunda crisis de la que no escapa la Iglesia, pero afirma que la culpa de esta crisis no es de la Iglesia sino nuestra, de los cristianos, por habernos alejado de Dios para entregarnos a los vicios y a las comodidades modernas. ¡Menuda diferencia con las jeremiadas integristas que nunca reconocen ninguna culpa propia! Tomás Salvador reconoce la crisis, pero lejos de echar balones fuera, asume la parte que le toca, aunque quizá sea de los que menos culpa tengan. Pero ésa es la actitud normal en un cristiano, la de analizar los males con honradez, sin soberbia y sin buscar chivos expiatorios, asumiendo la parte de culpa que cada uno tiene. «La crisis está en nosotros» se titula el artículo de Tomás Salvador, y es la pura verdad. Culpar a la Iglesia de la crisis y de los males que afligen a nuestras sociedades, como se ha puesto de moda en algunos sectores católicos tan «puros» como los cátaros, no sólo es una necedad sino que demuestra que esas personas están cada vez más alejadas de la Iglesia de Cristo y con su actitud, entre blasfema y destructiva, tienen una importante responsabilidad en la crisis.
      Como escritor que cultiva la literatura prospectiva, Tomás Salvador está habituado a barruntar lo que nos puede deparar el futuro y por ello en su artículo, escrito en 1962, anticipa varios de los males que hoy nos golpean con toda su fuerza: el consumismo alienante; la sustitución de la cultura por el entretenimiento; la hipersexualización; la diversión como único horizonte vital; la desaparición de los mediadores, que conduce a un retorno de los brujos y los charlatanes; la proliferación de sucedáneos religiosos, drogas incluidas; el dominio de la propaganda; la aglomeración en urbes-colmena donde no hay lugar para el espíritu, sofocado por las comodidades y por la creciente tecnificación de todos los aspectos de la vida. 
      El artículo es también muy interesante desde esa perspectiva de anticipación. Y si Tomás Salvador puede anticipar esos males no es porque tuviese una bola de cristal sino porque era un fino observador y aquellos males ya estaban de alguna manera presentes en aquella sociedad que algunos creen tan tradicional. Lo que encaja perfectamente con el análisis que hace de la crisis de la Iglesia, tan distinto de los que solemos escuchar y a mi juicio mucho más acertado. Por esa razón traigo este artículo al foro.
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      A LA LUZ DEL CONCILIO VATICANO
      LA CRISIS ESTA EN NOSOTROS
      Por TOMÁS SALVADOR
       
      A cuatrocientos años de Trento, dos mil quinientos príncipes de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana están reunidos en Concilio. El II Vaticano hace el número veinte de los celebrados por la Iglesia. Veinte en dos mil años de historia, el último hace sesenta y dos años. Los Concilios son algo muy raro en el ritual de nuestra Iglesia. Un tanto curioso me he entretenido en hacer un balance comparativo. Los ocho primeros se celebraron dentro del primer milenio y todos ellos en Oriente: Meca, Constantinopla, Efeso y Caledonia. El siglo que ha presenciado más fue el XIII, igualando la cifra del anterior. Malos tiempos corrían para la unidad de las Iglesias cristianas. Dividida la cristiandad en dos imperios, Oriente y Occidente, la pugna entre los dos por la primacía jerárquica duró varios siglos. Bizancio representa el cesaropapismo, el tópico que ha quedado de «discusiones bizantinas», neofisistas, iconoclastas, nestorianos, focenses, herexiarcas y, finalmente, la bula de excomunión que los legados de Roma depositan sobre el altar mayor de Santa Sofía. El cisma de Oriente costó a la Iglesia cien millones de fieles y, aunque Constantinopla dejó de ser cristiana en 1452, la desunión continúa.
      En Occidente, la Iglesia continúa su marcha ascendente. La Edad Media representa el triunfo de las comunidades religiosas: el Cluny, el Cister, la Cartuja, las Órdenes mendicantes, grandes vasallos que hacen un gran Señor, el Papado romano. Pero en ello estaba también el peligro. El subjetivismo de Occam, los nominalistas, nuestro Raimundo Lulio, convierten las universidades y los grandes monasterios en brillantes centros de cultura, de discusiones. La Teología se eleva a Arte Magna, pero se olvida la misión, el proselitismo. El pueblo tiene que contentarse con las prédicas de frailes no siempre a la altura de las circunstancias. Cuando el Renacimiento eleva el nuevo Humanismo a la categoría de una religión artística, se hace evidente la necesidad de una Reforma. La piden los espíritus más puros.
      Pero son Huss, Zwinglio, Lutero y Calvino los que, en vez de reformar, destruyen. Cuando el fraile agustino Martín Lutero fija en la iglesia universitaria de Wittenberg los noventa y cinco puntos de su tesis, el 31 de octubre de 1517, la desunión de los príncipes cristianos, la ambición y el resentimiento la convierten pronto en una autentica revolución moral social y económica. Los príncipes alemanes, deseando la secularización de los bienes religiosos, Enrique VIII aprovechándola para sus fines políticos, Francia y España, indecisos en cuanto a su pugna particular, hacen que prospere el gran cisma de Occidente. Por su parte, Oriente ve llegar otro cisma. La Iglesia Ortodoxa rusa, en 1590, no acepta la primacía del patriarca de Constantinopla y eleva al de Moscú a la categoría de tercera Roma.
      No es posible resumir aquí dos mil años de Historia. Bástenos conocer estas dos fechas: 1054, cisma de Oriente y 1517, cisma de Occidente. La gran familia cristiana dividida. De ellas, la única que ha conservado la unidad ha sido la Iglesia Romana. La nación de la reforma protestante está dividida en no menos de trescientas sectas, aunque sólo media docena de ellas: luteranos, calvinistas, anglicanos, presbiterianos, baptistas y cuáqueros sean importantes. Los orientales, entre maronitas,  grecortodoxos, armeniortodoxos y rusortodoxos, continúan en la misma línea.
      En resumen, cálculos aproximados vienen a decirnos que existen actualmente en el mundo 500 millones de católicos: 250 millones en Europa, 90 en América del Norte y Central, 110 millones en América del Sur, 30 en Asia, 15 en África y el resto en Oceanía. Ese total de millones representa la sexta parte de la población total de la Tierra. Si a ellos unimos 225 millones de protestantes y 130 de cismáticos griegos, tenemos un total de 855 millones de cristianos, enorme cifra para las estadísticas, pero escasa para nuestro sentir íntimo. Doblamos el número de musulmanes, de hinduistas, de confucionistas y triplicamos el de otras confesiones; pero aún así no conviene olvidar que tras dos mil años de expansión religiosa, únicamente la cuarta parte de la población humana es cristiana. Y cristiana dividida, que es lo más triste.
      Algunas veces se ha planteado la pregunta, vistas las anteriores cifras, ¿ha fracasado el cristianismo? No. Hemos fracasado nosotros, los cristianos. Otro día hablaremos de ello. Hoy, con la tristeza del que ve escasos sus saberes, hablemos de la emoción que este Concilio suscita en nosotros. Su Santidad ha hablado con una claridad meridiana: estarnos en crisis, la crisis está en nosotros, los cristianos. La sociedad moderna está abocada a la más importante revolución social de toda la Historia y en ella los cristianos no debemos perder el papel preponderante que siempre hemos tenido en los avatares históricos. O nos unimos o deberemos conformarnos con un papel secundario como fuerza moral.
      ¿Cuáles son los peligros? Juan XXIII los anuncia: el progreso, la técnica, el poder acumulado en pocas manos, el egoísmo, la comodidad, el ateísmo. Hagamos un breve resumen: Los poderes centrales —gobiernos— se están fortaleciendo. En consecuencia, cada vez se tiende más a una minoría ejerciéndose y relevándose en los cargos públicos. El pueblo eleva su nivel de vida, pero se aparta de las creaciones sociales. Vamos de cara a una nueva Edad Media, pero sin vigor espiritual. Vamos al «renacimiento de los brujos» y esto es así porque vamos prescindiendo de la «mediedad», o sea, del equilibrio, del colchón amortiguador entre las altas y las bajas esferas.
      Tendremos cada vez más comodidades, pero menos espíritu; más códigos o reglamentos para el castigo «a posteriori», pero menos códigos morales para la conducta «a priori». La minoría gobernará a base de diversiones. El pueblo será sobornado, desvirtuado, encenagado en diversiones: la percepción sublimal, la propaganda elevada a categoría de arte; la televisión, los espectáculos, el sexo, el turismo, serán las brújulas del mañana. Una industria colosal, que necesitará colocar sus productos, sumergirá al mundo en una marea de objetos que la propaganda nos hará creer imprescindibles. Nos convertiremos en esclavos de las neveras, automóviles, televisores, viajes a «forfait» y aparatos musicales. Un mundo de compra-lo-todo, disco-maníacos, tele-locos, analfabetos de chistes y libros de dibujos, de ciudades monstruosas que albergarán colmenas de seres defraudados en su espíritu y que buscarán los sucedáneos de las diversiones artificiales, drogas incluidas, se avecina.
      Esta no es ninguna exageración. Está llegando, lo tenemos encima. Hay ciertamente, un renacimiento de la fe. Las iglesias se llenan de hombres y mujeres jóvenes. Pero también se llenan los estadios, los cines, las salas de baile, los estudios de radio. Y encima, la técnica, los sabios elaborando armas mortales que son acaparadas por los estados, amenazando al contrario..., hasta que el otro las posee a su vez y entonces todo queda pendiente de un cerebro megalomaníaco. Esta es la crisis, como ha visto muy bien Su Santidad: la deshumanización del individuo, la pérdida de sus valores morales. Por eso los que nos llamarnos cristianos debemos estar unidos. La desunión es un escándalo, hermosa palabra que la Iglesia utiliza con frecuencia como sinónimo de dolor, de vergüenza, de pecado.
      Sí, la Iglesia está firme. Lo que está en crisis es la sociedad, nosotros, los cristianos que vamos siendo sobornados por la propaganda, por la industria que nos incita a comprar de todo, por la comodidad, por los instintos sexuales hábilmente explotados por unos cuantos canallas. Estos son los peligros y para luchar contra ellos es necesaria la unidad de los hermanos cristianos. Nuestra ferviente oración para que el Espíritu Santo ilumine a los príncipes de la Iglesia en su búsqueda de una fórmula noble y justa, ecuménica, en una palabra.
      SP, n.º 199, 1 de diciembre de 1962, pp. 67-68.
    • Por Hispanorromano
      En el hilo sobre el carácter progresista de la eugenesia, cite parte de una entrevista al doctor Guillermo Rendueles Olmedo, psiquiatra y escritor situado en la izquierda, e incluso en la parte más radical de esta izquierda, en el que con una honradez digna de encomio reconocía que algunas acusaciones contra Vallejo Nájera era inciertas y que la culpa había que buscarla más bien en la intelectualidad progresista de la época, que abrazó con fervor la ideología eugenésica y eutanásica de exterminio.
      He descubierto varios textos de este médico y humanista de gran interés. Pero ahora que se acaba de legalizar la eutanasia, me parece muy importante rescatar un artículo que escribió en un periódico local de Asturias, La nueva España, en el año 2007. En ese artículo advertía de los peligros de la eutanasia y del frívolo debate que se había suscitado en los medios para promover su legalización, con un continuo goteo de artículos sensibleros que se apoyaban en casos extremos para manipular a la opinión pública. Ya en 2007 el doctor Rendueles nos avisaba de estos peligros que han terminado de materializarse hace pocos días. Y, con la honradez que la caracteriza, se mostraba avergonzado por compartir el izquierdismo con los principales promotores de esa aberración que es la eutanasia:
      Hacen falta más Guillermos Rendueles. Hacen falta más personas de izquierdas que se atrevan a cuestionar las ideas imperantes entre los suyos si son equivocadas. Hacen falta más personas de izquierdas que reconozcan las culpas de los suyos y que digan la verdad aunque les perjudique. Y hacen falta también personas que hagan lo propio en las derechas.
      Sorprende muy gratamente que una persona de izquierdas como Guillermo publicase este valiente escrito contra la eutanasia en 2007, cuando muchos de derechas no le prestábamos la debida atención al tema. Pero en verdad no lo creo tan sorprendente por varias razones. Es un error creer que las personas de izquierdas tienen un discurso monolítico, al dictado de algún señor maligno, o que la mayoría de ellos se mueven por perversas intenciones. El doctor Rendueles es muy crítico con el cientifismo —por ejemplo, cuestiona su propia especialidad, la psiquiatría— y tiene un perfil humanista muy destacado. Esos estudios humanísticos le han permitido entender que es de una deshonestidad brutal atribuir al doctor Vallejo Nájera y al franquismo lo que en verdad le pertenece a las izquierdas, aunque considere a esas izquierdas los suyos, probablemente por su afán de justicia social.
      El doctor Rendueles ha estudiado la historia reciente y sabe que los primeros defensores de la eutanasia no eran almas caritativas que querían favorecer a los débiles y a los enfermos sino, muy al contrario, personas despiadadas que querían exterminar a los débiles por ahorrar costes, por evitarse molestias y por el puro placer demoníaco de exterminar a los débiles, en aplicación de una moral naturalista y radicalmente anticristiana que bebe de Darwin, Galton y Nietzsche. También sabe que el camino al infierno a veces está pavimentado de buenas intenciones. El doctor Rendueles sabe todo eso porque siempre cultivó las humanidades y se ha preocupado de estudiar los antecedentes históricos de todas estas cuestiones que se suscitan hoy en día como si fueran novedosas. El doctor Rendueles ha comprendido que la idolatría de la ciencia y de la técnica, que forman parte de su propia profesión, son el más seguro camino hacia la deshumanización y el exterminio en proporciones industriales. Guillermo Rendueles no es un médico al uso, para desgracia de la medicina actual.
      Al margen de esta reflexión sobre temas adyacentes, los argumentos que aporta el doctor Rendueles en su artículo sobre la eutanasia son muy dignos de tener en cuenta. Es evidente que esta legislación va a afectar a los ancianos que, a pesar de estar en perfectas condiciones, se sienten una carga o les han hecho sentirse una carga; a todo tipo de personas que tomen tranquilizantes y otros fármacos de ese estilo (el 21% de españoles, según las últimas estadísticas); a todos los sospechosos de padecer alguna enfermedad mental, concepto tan flexible como una cama elástica; a todos los enfermos cuyo tratamiento resulte muy costoso para las arcas públicas o privadas; a todos los que no se adapten al ritmo frenético de la sociedad actual; a todos los que no «produzcan» o no sean considerados rentables por el poder de turno; a todos los que la sociedad actual considere «sobrantes».
      También es evidente que esta nueva ley supone el paso definitivo para que los médicos traten a sus pacientes como los ganaderos tratan a su ganado, como señala el doctor Rendueles; para terminar de animalizar al hombre y abrir una caja de Pandora que, salvo milagro, ya no podrá cerrarse. Quizá sea la muerte definitiva de Occidente, la consecuencia postrera de haber dejado de reproducirnos. A partir de ahora, los médicos tienen licencia para matar, como James Bond. O, mejor dicho, verán respaldada jurídicamente esa licencia que ya ejercían muchos de facto, con lo que serán intocables. A partir de ahora se rompe la confianza del paciente con el médico, ya muy tocada en los últimos tiempos. Si últimamente vienen sufriendo agresiones algunos médicos, a veces por motivos poco justificados, que se preparen para lo que van a experimentar a partir de ahora.
      Se rompe la confianza entre médico y paciente, se rompe la confianza en la política, se rompe la solidaridad entre generaciones y se rompe la sociedad. Si el cálculo de costes ya presidía la relación del establishment político y científico con los ciudadanos, a partir de ahora será el criterio exclusivo. Si te consideramos una «carga», te vas al hoyo, por las buenas (o sea, convenciéndote de que lo mejor es que tú mismo te quites de en medio) o por las malas.
    • Por Hispanorromano
      Leía en los últimos días La arrogancia de la biología, un libro recién publicado por Alianza Editorial que recomiendo vivamente. No se trata ninguna magufada anticientífica, ya que lo publica de una de las editoriales de mayor prestigio en España.
      En dicho libro se comenta que los científicos son muy amigos de crear jergas para distinguirse del resto de la sociedad y  mantener el estatus de sabios. Es un mecanismo conocido que también opera en grupos sectarios. Lo vemos hasta en los grupitos que se forman en internet. Pero con frecuencia los científicos acuñan vocablos con el fin algo más perverso de manipular y redefinir conceptos, como el de vida, para eludir el control de la sociedad sobre sus experimentos.
      Por ejemplo, el gremio biológico y biotecnológico inventó el término preembrión para referirse a los embriones con menos de catorce días de vida. La intención era clara: deshumanizar a esos embriones para burlar las restricciones que el poder político y la sociedad pretendían imponer a la experimentación con embriones. El término tiene un siniestro paralelismo con el de Las prepersonas, un relato breve del autor de ciencia ficción Philip K. Dick [pdf].
      Inmediatamente me puse a pensar en qué otros términos podrían haber inventado los científicos con este fin de manipulación. Y me vino a la cabeza aquel execrable eufemismo de interrupción voluntaria del embarazo para referirse al aborto. ¿Quién habría acuñado esa tramposa expresión? ¿Habría sido un científico o un político?
      Siempre pensé que esa expresión la habría acuñado algún político para hacer más tragable el aborto a la sociedad. Pero después de realizar algunas indagaciones —que reconozco que no son definitivas, por incompletas y superficiales—, veo que esa perversa locución se empezó a usar en el ámbito científico y médico. En las dos hemerotecas digitales de ámbito nacional los primeros usos de interrupción voluntaria del embarazo remiten al ámbito médico. Por ejemplo, en la revista ESPAÑA MÉDICA del 15 de septiembre de 1928, el doctor Vital Aza decía lo siguiente:
      Al margen de la cuestión terminológica, obsérseve que también dice que la «Ciencia», en mayúsculas, «impone» determinados abortos que hasta ahora los legisladores no han querido permitir, quizá por su visión obtusa y demasiado anclada en prejuicios religiosos, que les impiden comprender la grandeza de la «Ciencia».
      Al buscar el término en inglés, voluntary termination of pregnancy, de nuevo encuentro un antiguo uso de esa locución en el ámbito médico. Este artículo es de 1984:
      Voluntary termination of pregnancy - PubMed
      Este otro es de 1978:
      [The demand for the voluntary termination of pregnancy: an analysis of 600 cases in the Paris region] - PubMed
      Ahora bien, el término es muy anterior.  En la edición del 17 de diciembre de 1938 de la prestigiosa revista THE BRITISH MEDICAL JOURNAL, publicada por la British Medical Association, se puede leer lo siguiente en un apartado titulado The Principles of Eugenics:
      Igualmente aparecen varias referencias a esa expresión en THE EUGENICS REVIEW, una publicación del ámbito médico y científico que tuvo un enorme auge hasta bien entrados los años sesenta, cuando cambió su título por otro más discreto. Por ejemplo, en la página 26 y dentro de un artículo titulado «An American eugenist speaks», publicado en la edición de abril de 1942, se utiliza la citada expresión voluntary termination of pregnancy, pero también la de voluntary parenthood y la de voluntary sterilization. Todo es siempre voluntario, ¡que conste! Esto de añadir el adjetivo «voluntario» a cualquier aberración se ha revelado como uno de los mejores trucos de manipulación.
      Abría este hilo preguntándome si la expresión «interrupción voluntaria del embarazo» tenía su origen en la política o en la ciencia. Y mi conclusión es que el origen está en la ciencia, pues los primeros usos de esta locución, ya en los años veinte del pasado siglo, se dan siempre en el ámbito científico o médico, mientras que en el ámbito político sólo se empieza a usar en los años ochenta y noventa, al menos en el caso de España. Pero es una conclusión preliminar, porque para este breve estudio sólo he rebuscado en las dos hemerotecas digitales de ámbito nacional (BNE y Prensa Histórica), en Google Ngram Viewer, PubMed y Archive.org. Habría que hacer una búsqueda más exhaustiva en las hemerotecas digitales de ámbito autonómico, provincial y local, en hemerotecas físicas, en bibliotecas digitales y en libros que traten el tema del aborto. Son bienvenidos los voluntarios.
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  • Temas relevantes

    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





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    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
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    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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