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Hispanorromano

La destrucción de la familia natural (discusión sobre artículo de "La Esperanza")

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El segundo artículo de LA ESPERANZA hace una reflexión muy necesaria sobre la destrucción de la familia natural: el matrimonio homosexual es sólo el último eslabón de una larga cadena; no tiene sentido criticar ese único eslabón y en cambio celebrar los eslabones anteriores. Esta reflexión la habíamos esbozado por aquí en breves frases, pero ha sido LA ESPERANZA la primera en darle forma de artículo:

Cita

La destrucción de la familia natural

Horizonte_Francisco_Antonio_Cano_1913-77Horizontes, Francisco Antonio Cano

Publicado Por: CIRCULO TRADICIONALISTA GASPAR DE RODAS - MEDELLIN enero 11, 2021

El anterior decenio fue, si no trágico, una herida hecha con lanza en ristre para la familia colombiana. En resumidas cuentas, se sancionó lo que es la parodia del matrimonio natural, uniones civiles y la adopción de niños por este tipo de parejas. Este proceso de desmoralización, que bien podríamos llegar a incluirla en el fenómeno de la globalización, es ya regla general en los países hispanos. Unos peor que otros, claro, como Argentina.

No obstante, el principal problema yace en considerar que son éstos los únicos enemigos contra la familia; es decir, que lo único que la erosiona son los colectivos sodomitas y el aborto. Los otros, que iniciaron ya en el siglo pasado, ya han sido asimilados en su totalidad por nuestras sociedades: el sexo prenupcial, el uso de anticonceptivos y el divorcio, siendo este último por lejos el principal factor que ha propiciado la disolución de la familia en nuestros países. Tan asimilados están que varias de las cabecillas conservadoras nacionales ya los tienen como fenómenos naturales, inexorables en nuestras vidas cotidianas. Pero esto de la conciliación del conservadurismo con el mundo moderno ya lo hemos tratado muchas veces.

Se nos dice en las Institutas que el Derecho natural es común a los animales, y que de allí proviene la unión entre hombre y mujer, así como la procreación y educación de los hijos (Inst. 1, 2, 1). La familia natural mal llamada tradicional muchas veces, aunque sin mala intención no atiende a las leyes de la Iglesia o de alguna ideología política, mas sí a la naturaleza misma del mundo y, en consecuencia, a la Ley divina.

Además, el modelo familiar que mucha gente vende como tradicional madre, padre y prole es un producto de la industrialización y de la ingeniería social. O séase, más artificial que natural, siempre que busca limitar el número de hijos al mínimo y dejando de lado, por ejemplo, a los ancianos quienes acaban viviendo por su cuenta o, más triste aún, mantenidos en un geriátrico hasta su muerte. Es así como a las futuras generaciones se les priva del contacto con sus orígenes más remotos y se los limita, en cambio, al aquí y al ahora.

Dios mediante la familia natural, auténtica, resurja en nuestros países.

Felipe Criollo, Círculo Tradicionalista Gaspar de Rodas de Medellín

Me parece genial todo lo que dice el artículo. Y es una lástima que la mayoría de conservadores no sean conscientes de esta realidad que tan certeramente expone LA ESPERANZA.

Por cierto, @Vanu Gómez, aprovecho para comentarte que quizá haya algunos artículos de LA ESPERANZA a los que convenga dedicarles un hilo propio, por la importancia del tema tratado, por su origInalidad o porque pueden dar lugar a debates interesantes. Creo que podría ser el caso de este último artículo sobre la destrucción de la familia natural.

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Muy bueno el último artículo dedicado a la familia. Coincido plenamente en la idea de que, toda vez que se ha normalizado hasta la náusea, ya casi nadie tiene en cuenta que institucionalmente, la causa principal de la destrucción actual de la familia, es el divorcio. Todo lo demás, son las consecuencias lógicas de haber aceptado la destrucción de dicho fundamento.

Destrucción que no se entiende sin la participación política activa de liberales y socialistas, con la aquiescencia pasiva de muchos conservadores y tradicionalistas de fachada, mayormente preocupados en conservar sus fortunas y privilegios, o peor aún, el secreto de sus infidelidades, antes que ocupados en conservar y transmitir el verdadero fundamento de la sociedad que les abriga.

A fin de cuentas, la infidelidad  es el sustento de todo ello: la infidelidad en el matrimonio, hacia los padres, en la familia, al prójimo, al bien común, a la patria, a la Iglesia. En definitiva, la infidelidad a Dios al prójimo y a uno mismo, sobre todo. El divorcio no es sino la institucionalización de la infidelidad, que corrompe y destruye la común unión del ser humano, las familias y la sociedad.

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Español, 

Totalmente de acuerdo con vuestro análisis respecto a la gravedad del divorcio. Pero se puede ir más allá aún. 

Al final, el divorcio no es sino la constatación legal del fracaso matrimonial. Se podría proteger muchísimo más aspectos "preventivos" del divorcio a saber: 

1. La ilicitud de las relaciones pre-maritales, (no solo el concubinato, gravemente escandaloso en otras épocas). En mi opinión cualquier relación sexual consensuada entre solteros debería ser considerada abuso sexual en términos penales. 

2. La ilicitud de los anticonceptivos y abortivos de todo tipo.

3. Ilicitud de todo tipo de material pornográfico. 

4. La ilicitud penal de las relaciones adulterinas (en pleno matrimonio)

5. La ilegitimidad de los hijos extra-maritales (hijos bastardos). 

6. La legalización del matrimonio católico (matrimonio indisoluble entre bautizados). 

 

P.D. La ilegalización del divorcio no creo que se pueda desligar fácilmente de la unidad católica en el marco de un estado confesional. No sé que opináis. 

 

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Javier, yo no se hasta qué punto una España en unidad católica puede o debe meterse en la relación entre adultos, yo de lo que sí estoy seguro es que en tal estado la enseñanza ha de estar disponible hasta el último rincón y la enseñanza y propaganda que atente contra esos cimientos habría de ser vigilada... si bien esto último solo por gente verdaderamente ejemplar.

 

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hace 8 horas, javier dijo:

Español, 

Totalmente de acuerdo con vuestro análisis respecto a la gravedad del divorcio. Pero se puede ir más allá aún. 

Al final, el divorcio no es sino la constatación legal del fracaso matrimonial. Se podría proteger muchísimo más aspectos "preventivos" del divorcio a saber: 

1. La ilicitud de las relaciones pre-maritales, (no solo el concubinato, gravemente escandaloso en otras épocas). En mi opinión cualquier relación sexual consensuada entre solteros debería ser considerada abuso sexual en términos penales. 

2. La ilicitud de los anticonceptivos y abortivos de todo tipo.

3. Ilicitud de todo tipo de material pornográfico. 

4. La ilicitud penal de las relaciones adulterinas (en pleno matrimonio)

5. La ilegitimidad de los hijos extra-maritales (hijos bastardos). 

6. La legalización del matrimonio católico (matrimonio indisoluble entre bautizados). 

 

P.D. La ilegalización del divorcio no creo que se pueda desligar fácilmente de la unidad católica en el marco de un estado confesional. No sé que opináis. 

 

Javier,

El problema que yo observo es que, por un lado el divorcio es una realidad extendida y normalizada por todo el conjunto de la sociedad, asumida como algo bueno y natural, cuando en realidad es, como tú denuncias tan acertadamente, la constatación de un fracaso. Y por otro lado, está también el hecho de que vivimos en un estado aconfesional, y por tanto toda legislación deber hacerse acorde a dicha realidad. Otra cuestión sería debatir si España debe mantenerse como un estado aconfesional, o debe rescatar en cambio la figura de nación católica, y si iglesia y estado en ese caso, deberían estar unidas o separadas, pero eso ya forma parte de otros debates.

En el contexto de la realidad actual y en cuanto al tema del divorcio, todas esas normas que propones o algunas otras parecidas que he llegado a escuchar en otros entornos católicos, se me antojan imposibles. Más allá de entrar en su análisis, pienso que el mero hecho de pretender desplazar ese debate fuera de entornos católicos, puede suponer una agría fuente de polémica que a la larga podría perjudicar a la comunidad católica. Si la Iglesia plantease un debate social de ese calibre, poco tardarían otras confesiones e intereses en presentar debates parecidos para implementar sus propias costumbres, normas o ideas en la legislación común, con lo que al final nos meteríamos en un caos aún peor que el que tenemos.

Lo más sensato, creo, es ajustarse a la realidad en la que vivimos, para a partir de ahí intentar construir una nueva realidad pues, no se puede levantar una presa en la corriente de un río, si antes no se le abre un nuevo cauce por donde pueda discurrir el agua en curso, ya que en caso contrario éste se desbordaría. Y obviamente ese cauce debería construirse sin olvidar en el camino el ideal de santidad que debe distinguir la institución del matrimonio católico.

Entonces y ajustándonos a la realidad, como vivimos en un estado de derecho y un gran número de divorcios tienen también un marcado acento económico, más que proponer normas de corte moral y prohibicionista, yo propondría medidas de corte social y proteccionista que garantizasen los derechos de las personas e invitasen a conservar la institución de la familia. Sobre todo los derechos de las personas más débiles que en este caso serían los cónyuges nóveles y especialmente los hijos menores. Medidas que a su vez permitieran ir recuperando parte del terreno moral perdido merced a las actuales leyes liberales.

Por ejemplo, la dificultad de acceso a la vivienda y el encarecimiento de la misma, es uno de los motivos que están detrás del cada vez menor número de compromisos matrimoniales y de un alto número de divorcios o separación de parejas con hijos. Por eso, una medida conveniente podría ser la creación de un gran plan nacional de vivienda pública, que garantizase un acceso digno y económico a la vivienda para cualquier familia, independientemente de su nivel social, aunque con preferencia hacia las rentas más bajas y los entornos rurales en proceso de despoblación o con tasas de natalidad negativas. Nada de barriadas gueto para familias pobres ni aldeas deprimidas, sino un gran parque público de alquiler, permanente y de calidad, en todas las poblaciones y estratos, para todas las familias que lo requiriesen y cumpliesen una serie de requisitos mínimos esenciales. Esto además, generaría muchos puestos de trabajo.

La incertidumbre laboral es otra gran fuente de conflictos familiares que acaban en divorcios. Facilitar el emprendimiento autónomo de las familias, o la contratación a las PYMES de personas casadas con hijos a su cargo, mediante importantes rebajas o exenciones fiscales que inviten a la creación y contratación de empleo, que fuesen incluso mayores en aquellos lugares con bajos índices de natalidad, sería una forma de incentivar y asegurar el empleo y por tanto la estabilidad familiar, y de paso permitiría repoblar importantes zonas rurales que actualmente se encuentran en procesos de despoblación.

Otra forma de ayudar a las familias, podría ser la de garantizar una renta mínima a todos los matrimonios con hijos naturales a su cargo, proporcionalmente mayor en función del número de hijos, y con una duración equivalente al tiempo en que los hijos dependan de sus padres. También para aquellos matrimonios sin hijos, cuya infertilidad sea consecuencia de algún tipo de problema natural involuntario. En lugar de darle una renta mínima a cada persona, tal como han legislado recientemente, ese presupuesto podría destinarse a las familias establecidas, de manera que les permitiese garantizar su continuidad y asegurar su compromiso, en lugar de facilitar el individualismo, que a la postre deviene también en divorcio, y el voto cautivo.

En definitiva, el estado debería apoyar todo aquello que redunde en el bien de la nación, cuya mayor riqueza son sin duda sus generaciones, y el fundamento de éstas, son las familias. Por tanto, insisto en señalar que, el mejor modo de darle la vuelta a ese proceso destructivo de la institución familiar, que pivota sobre el divorcio, es implementando una auténtica política familiar que proteja dicha institución.  Obviamente, y como no se puede obligar a todo el mundo a confesar un mismo credo, aquellos que prefieran llevar una vida descomprometida con ese bien común que es la familia, por ejemplo, empleando métodos anticonceptivos o ejerciendo actividades contrarias a ese fin, tendrían que sufragarse de su bolsillo su excéntrica forma de vida y deberían por tanto estar exentos de todo tipo de ayuda estatal a la familia.

Luego también podrían tomarse medidas concretas relativas al divorcio, que no obstante se da igualmente en muchos casos, por motivos que no están relacionados con la economía o el trabajo, sino que tienen que ver más con las infidelidades, la irresponsabilidad, los intereses personales o los egoísmos de las partes. De ahí que quizás sería conveniente extremar las dificultades jurídicas para obtener el divorcio, de manera que los matrimonios en conflicto tuvieran que constatar fehacientemente la imposibilidad de llevar una vida en común. Y en cualquier caso retirar las ayudas sociales a aquellas personas que decidan divorciarse por dichos motivos o sean causa de los mismos.

Por ejemplo, si el matrimonio está compuesto por dos irresponsables que se casaron imprudentemente para obtener algún beneficio, pero ya no se soportan porque ella ha entrado en kilos y él se tira pedos en la cama, y de resultas de eso la convivencia se ha convertido en un infierno, divórciense antes de matarse, pero no me pidan a mí que les siga ayudando en su irresponsabilidad. O si resulta que uno de los cónyuges es de moral ligera y va por ahí beneficiándose de todo lo que se mueve, causando por ello el divorcio, quédese sin las ayudas sociales que pasaría a disfrutarlas la parte agraviada.

En cualquier caso, otra medida concreta respecto al divorcio y la salvaguarda de los derechos esenciales, podría ser la de eliminar la posibilidad de divorciarse, a aquellos matrimonios que tengan hijos menores o personas dependientes a su cargo, o aquellos cuyos cónyuges no puedan sostenerse de manera autónoma, en tanto dure esa situación. Facilitando si cabe algún tipo de separación cercana y temporal en estos casos, que permita la coexistencia aunque sin romper el vínculo, hasta que los hijos, dependientes o cónyuges puedan valerse por sí mismos.

Finalmente y respecto al matrimonio católico concreto, una solución sería la de establecer una norma mediante la cual, todo matrimonio realizado en dicho orden, debiera someterse a las obligaciones que marca la doctrina católica, también a efectos civiles. Esto es, además de ser válido a esos efectos, el estado debería respetar igualmente la indisolubilidad de dicho matrimonio y la norma para las separaciones que establece el derecho canónico, desoyendo las solicitudes de separación que puedan darse por otra vía y dando por inválidas aquellas que no se ajusten a dicho marco, y en su caso, privando de beneficios a aquellas parejas que decidan quebrantar la norma de motu propio.

En definitiva, creo que en general es más constructivo facilitar caminos alternativos para el desarrollo de las familias, que prohibir las cosas existentes, que en gran medida dificultan ese desarrollo. Aunque también es cierto que hay otras que sí deberían estar prohibidas, o al menos relegadas a la marginalidad de la ley, como es el caso del aborto, la prostitución o la pornografía. Una buena ley de regulación de internet sería un puntal clave en ese último caso.

En fin, el divorcio es semejante a la rotura de un puente que une las dos orillas que separan al varón de la mujer, y ese puente es el matrimonio. Por tanto, no se trata tanto de obligar a la gente a cruzar a pelo la corriente, con grave riesgo de que les arrastre, como de facilitar el acceso a los puentes que se han roto para que las personas puedan reconstruirlos y se vuelvan a encontrar. Quiero decir con esta metáfora, que si bien el divorcio es la constatación de un fracaso, dicho fracaso es a su vez la constatación de otro mayor, que no es sino el modelo de sociedad, que liberales y socialistas nos han impuesto. Así es que, desde mi punto de vista el objetivo sería ofrecer un modelo atractivo y alternativo a ese, dentro del marco del derecho en el que vivimos, pero que en definitiva ofreciese esperanza frente a la incertidumbre, garantías frente a la adversidad, respeto de la tradición y que premiase la responsabilidad.

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Me he tomado la libertad de separar estos mensajes del hilo más general dedicado al periódico LA ESPERANZA de la Comunión Tradicionalista, ya que se ha generado una discusión muy interesante entre los foreros.

Resumo mi opinión:

Estoy muy de acuerdo en la estrategia gradual que plantea @Español. De golpe y porrazo no se puede volver a la situación anterior. Las medidas que propone el Español me parecen sumamente  acertadas; de lo mejor que he leído sobre el tema.

Estoy de acuerdo con @javier en la prohibición de anticonceptivos, abortivos y pornografía. También en que lo ideal sería que el adulterio estuviese penado, pues otra cosa en verdad es poligamia. No estaría de acuerdo en equiparar las relaciones premaritales al abuso. Es otra cosa muy diferente y, por lo demás, han existido siempre. Aunque ciertamente en algunas épocas se obligaba a estas personas a contraer matrimonio.

El divorcio y las relaciones premaritales son cosas muy negativas y han contribuido a la situación actual. Pero no veo una relación directa con el matrimonio homosexual. Lo que sí tiene una relación directa con el matrimonio homosexual es, a mi juicio, todo lo que contribuye a hacer que el fin principal del matrimonio no sea la procreación: los anticonceptivos, el aborto, las prácticas sexuales contra natura dentro y fuera del matrimonio, la pornografía, el control de natalidad, el repudio de las familias numerosas. Si el fin del matrimonio no es tener hijos -y parece que desde hace décadas no lo es en Occidente-, es cuestión de tiempo que el matrimonio también se abra a los sodomitas y a otras personas que no pueden ni quieren tener descendencia. Son hipócritas los que se duelen del matrimonio homosexual pero en cambio no censuran e incluso se entregan a todas esas otras costumbres que han desnaturalizado el matrimonio y han hecho inevitable que se termine abriendo a los que, por su vicio contranatura, están cerrados a la procreación.

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Respecto al tema de las relaciones pre-maritales

Para mí es muy interesante reflexionar al respecto. Es tradición patria, que en la pre-ceremonia nupcial, el novio espera solo ante el altar, la llegada del cortejo nupcial compuesto por el padrino (amigo del novio), que ha ido a leer el verso a la novia a la casa de sus padres y vestida de blanco (detalle no menor) viene de la mano de su padre, hace la procesión solemne de entrada en la Iglesia, y es el padre el que hace el acto de entrega de su hija, al novio. 

Este rito no figura en ningún código de derecho canónico ni litúrgico, y sin embargo, habla de una mujer que hasta el momento ha permanecido en el fuero de su padre, y en ese momento accede al fuero de su futuro marido.  Y esto sucede inmediatamente antes de las promesas del sacramento matrimonial. 

El padre ha sido el custodio de la virginidad de su hija (por eso es entregada de blanco), que en ese momento finaliza por que se verá afectada por el derecho conyugal del novio. 

Un análisis fenomenológico de este rito con hermenéutica actual, hablará de sociedad hetero patriarcal, mujer sometida, sociedad de hombres, concluyendo que es anacrónico y que por tanto debería abolirse. 

Es en cambio, el día más feliz de toda mujer, en la que se siente más especial, más querida, y sin duda la protagonista absoluta. 

No sería, por tanto, momento de redescubrir el significado de esta bonita tradición, su bondad, y la verdad que expresa?

En este contexto, las relaciones pre-maritales constituyen para mi un allanamiento, una usurpación y una violación de un bien cuyo custodio es el padre, la virginidad es por tanto un bien público, que debe ser defendido en fuero público.  En una sinarquía, quizás contencioso civil ante un jurisconsulto, pero en una democracia y en un estado de derecho, podría ser perfectamente punible.

El feminismo radical ha entendido muy bien que el vientre de la mujer es "un campo de batalla", y que la política debe entrar en el vientre de la mujer para transformar desde ahí la sociedad. No podemos quedarnos con la muletilla liberal de "libertad individual". La verdad es que la sexualidad está siendo usada como arma política, y sus víctimas son miles de bebés asesinados. 

 

 

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Aunque desde una óptica naturalista y probablemente atea, me ha parecido interesante lo que dice esta socióloga en cuanto a la dificultad de formar matrimonios estables y entablar noviazgos:

Cita

-Cuando tenemos problemas amorosos, buscamos a los psicólogos. Usted propone la aproximación sociológica, muy distinta. El desamor es visto como fruto del sistema en que vivimos, no como una ineptitud de las personas.

-Exactamente. Una parte importante de mi trabajo es escribir contra la psicología, que es la competidora epistemológica de la sociología. Escribo contra la psicología clínica, que tiene cosas que se pueden utilizar individualmente, que son útiles, pero eso no significa que no haya grandes causas colectivas, problemas sociales, también en este campo. La incertidumbre se ha convertido en un problema sociológico, porque hoy la certidumbre es una anomalía en una relación sentimental. En general, cuando entramos en cualquier otro tipo de relación social, laboral, sabemos a qué atenernos, cuáles son las reglas: lo que significa ser un padre, un vendedor de helados, una prostituta callejera… Son roles que interpretamos. Pero, hoy, entrar en una relación amorosa es introducirnos en un territorio totalmente incierto. No sabemos cuál es la buena conducta a seguir, y esta tremenda incertidumbre no tiene precedentes en la historia. La sociología nos ayuda a gestionar esto. Ojo, no estoy diciendo que los individuos no sean diferentes, sino que hay individuos con muchos más problemas que otros. Los individuos se mueven en instituciones y entornos que no dominan, cosas que no funcionan, y que son constantemente eludidos en la comprensión de los psicólogos en sus terapias.

-Usted habla de desregulación amorosa…

-Utilizo voluntariamente conceptos económicos porque ha habido transformaciones en las relaciones amorosas que tienen un carácter económico. Muy importante resulta, por ejemplo, que, hoy, los encuentros amorosos son un mercado, han adoptado esa forma: hay dos entidades que se encuentran en una arena libre y van a intercambiar algo entre ellos, sin mediaciones ni regulaciones. Antes nadie se casaba fuera de los preceptos de una religión, de los estereotipos, de su clase social… Había un montón de mecanismos sociales que regulaban las parejas. La desregulación es lo mismo que en el terreno de las mercancías: la libre circulación de cuerpos y de psiques. Eso va a hacer que la gente se aparee en función de mecanismos de acumulación de valor, de capital, que maximicen sus posibilidades en el mercado matrimonial. La regulación implica muchas prohibiciones y tabúes, y en el mercado no los hay, solo dos personas que intercambian utilidades. Ese es el amor del neoliberalismo. La paradoja es que las ideas de Thatcher y Reagan, tan defensores de la familia tradicional, conducen a su destrucción, a la ley del más fuerte.

Eva Illouz: “El capitalismo ha creado grandes bolsas de miseria sentimental”

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hace 8 horas, Hispanorromano dijo:

Aunque desde una óptica naturalista y probablemente atea, me ha parecido interesante lo que dice esta socióloga en cuanto a la dificultad de formar matrimonios estables y entablar noviazgos:

a ver, la socióloga hace una buena observación al comparar el asunto con el liberalismo económico -lo cual por otro lado confirmaría la hipótesis de que el liberalismo es al final algo más amplio que solo lo económico y pone en duda esa famosa separación de cierta esquizofrenia en esos llamados "liberales en lo económico pero conservadores en lo moral" pero quizás le falte recordar que el asunto del interés en el matrimonio es más viejo que la orilla el río, de hecho hasta hace no tanto tiempo los matrimonios, en todas las clases sociales prácticamente, eran afectados por intervencionismos familiares de todo tipo, en muchas ocasiones orientados a la conveniencia… lo que hay hoy es una liberación de ese intervencionismo familiar ni de cualquier otra institución, el hoy llamado "amor libre" (*)

 

PD: ojo, aprovecho aquí para recordar mi vieja advertencia de que los conceptos en el pueblo van cambiando de registro con el paso del tiempo, hace décadas el significado de "amor libre" -según he ido deduciendo de lecturas o canciones de otra época- era el que se le daba a aquellos noviazgos y luego matrimonios que se hacían con consentimiento exclusivo de los novios y sin intervención de los padres de ambos… hoy ya significa cualquier cosa.

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Muy interesante tu comentario Vanu, 

En una sociedad paganizada tenderán a existir ya sea simultáneamente, ya sea siguiendo la ley del péndulo (la moda), dos tipos de "excentricidad", a saber: 

a) Libertinaje y anomía. 

b) puritanismo y conveniencia. 

En el mundo antiguo lo primero se da más bien entre la plebe y lo segundo entre la élite.  Era muy común entre esclavos, no saber quien era el padre y por tanto la ausencia total de genealogía. 

Es la esclava cristiana, que primero martirizada y más tarde respetada (en su vínculo conyugal indisoluble), redescubre la filiación del hijo, dotándole de toda su dignidad filial. Como un castillo de naipes, el descubrimiento de la filiación es la causa inmediata que acaba muy pronto con la esclavitud, como institución multi secular, que el mismo Aristóteles calificaba como de "derecho natural". 

Por contra, es muy ilustrativo el ejemplo de la India, en donde, el matrimonio es un puro contractualismo entre familias y es habitual que el novio conozca a su consorte en la misma ceremonia.  

Finalmente,  el centro cristiano llama a la libertad, a la verdad y al amor. Es por ello que solamente en el matrimonio cristiano los novios son plenamente libres para determinarse en la verdad de su amor. 

 

 

 

Editado por javier. Motivo:

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hace 18 horas, Vanu Gómez dijo:

a ver, la socióloga hace una buena observación al comparar el asunto con el liberalismo económico -lo cual por otro lado confirmaría la hipótesis de que el liberalismo es al final algo más amplio que solo lo económico y pone en duda esa famosa separación de cierta esquizofrenia en esos llamados "liberales en lo económico pero conservadores en lo moral" pero quizás le falte recordar que el asunto del interés en el matrimonio es más viejo que la orilla el río, de hecho hasta hace no tanto tiempo los matrimonios, en todas las clases sociales prácticamente, eran afectados por intervencionismos familiares de todo tipo, en muchas ocasiones orientados a la conveniencia… lo que hay hoy es una liberación de ese intervencionismo familiar ni de cualquier otra institución, el hoy llamado "amor libre" (*)

 

PD: ojo, aprovecho aquí para recordar mi vieja advertencia de que los conceptos en el pueblo van cambiando de registro con el paso del tiempo, hace décadas el significado de "amor libre" -según he ido deduciendo de lecturas o canciones de otra época- era el que se le daba a aquellos noviazgos y luego matrimonios que se hacían con consentimiento exclusivo de los novios y sin intervención de los padres de ambos… hoy ya significa cualquier cosa.

Creo que la autora ve esa intervención familiar como positiva. La autora viene a decir que antes, a la hora de contraer matrimonio, había una mediación del entorno religioso, social y familiar que facilitaba la tarea (aunque sin necesidad de obligar) y hacia que estuviese menos sujeta a la incertidumbre. Mientras que hoy, al haber desaparecido esa mediación, hay una total incertidumbre que lleva a muchos a renunciar a la idea de contraer matrimonio y a que las personas que menos cotizan en ese libre mercado no tengan siquiera la posibilidad de contraer matrimonio. Aunque la idea está planteada en términos sociológicos que rozan el naturalismo, creo que lleva algo de razón.

Como bien dices, la idea de "amor libre" ha podido ir adquiriendo significados diferentes con el paso del tiempo. Es posible que a nivel popular al principio se usase en ese sentido de matrimonios libremente elegidos, pero a principios del siglo XX (y posiblemente a finales de XIX) los anarquistas y otros subversivos ya lo usaban en el sentido de amor y sexo no sujetos a las normas religiosas y sociales, sin matrimonio de por medio.

Sucedió una cosa similar con la expresión "hacer el amor". Nuestros abuelos la usaban en el inocente sentido de "hacer la corte" o "cortejar" a una dama. Pero toda la basura del cine americano que entró como una tromba en nuestras casas transformó el término en un sinónimo de "copular" o "fornicar", con la hipocresía eufemística que caracteriza a la mentalidad anglosajona. Así se va corrompiendo poco a poco a una sociedad.

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      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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