El carácter español (anécdotas del campo de concentración de Miranda de Ebro)

[Hispanorromano 71.070]

El carácter español en el tratamiento de los refugiados judíos en el campo de concentración de Miranda de Ebro

Aunque no guarda mucha relación con la temática del foro, traigo un pasaje interesante de un libro leído recientemente, en el que se aborda la cambiante relación de la derecha española con los judíos. En la mayoría de libros que leo, veo pasajes que me gustaría trasladar al foro, pero al final no lo hago por falta de tiempo o de oportunidad, así que he decidido trasladar estos párrafos, que considero de interés sociológico y patriótico, antes de que caigan en el olvido de los estantes.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Franco abrió las fronteras de España para algunos refugiados judíos, que huían de Alemania o de algún país ocupado por ella, especialmente si podían probar ascendencia sefardita. Esos judíos utilizaban España como puente hacía otros países donde finalmente recalaban, aunque unos pocos se quedaron en España. Muchos de estos judíos entraron a pie por la frontera francesa después de largas caminatas y recalaron temporalmente en el campo de concentración de Miranda de Ebro hasta que se les encontraba un destino. La descripción del tratamiento que los españoles de aquella época les daban a estos refugiados judíos tiene un gran valor sociológico, a mi juicio, y sirve para entender mejor nuestro peculiar carácter nacional, que debería llevarnos a agradecerle a Dios el haber nacido españoles en vez de sentirnos tristes por ese hecho, como les ocurre algunos españoles desarraigados y extranjerizados:

Cita

El campo de Miranda de Ebro, cerca de la ciudad de Burgos, estaba bajo el control de las autoridades militares españolas. En sus memorias, Samuel Hoare describió Miranda como una «verdadera arca de Noé, que daba asilo a refugiados de todo tipo». Allí era enviado cualquier extranjero que entrase en España de forma ilegal. Desde el final de la Guerra Civil, en abril de 1939, también habían sido internados allí miembros de las Brigadas Internacionales —algunos incluso en 1937—. Había mayormente polacos, yugoslavos y bálticos que habían sido privados de su nacionalidad por sus respectivos gobiernos y abandonados para languidecer en Miranda. En barracones separados, los brigadieres eran forzados a hacer todo el trabajo degradante del campo.

Cuando Theodore llegó a Miranda, a principios de diciembre de 1942, había unos 3.500 internos. A finales de mes, el número había aumentado hasta los 4.300, aproximadamente. El campo había sido construido para alojar a 1.500 personas y, según un trabajador de ayuda humanitaria, las condiciones «eran indescriptibles». Los presos se amontonaban en barracones según su nacionalidad y algunos hombres dormían en letrinas abandonadas a causa de la falta de espacio. En su informe sobre Miranda, sin embargo, Theodore escribió que, aunque las condiciones sanitarias dejaban mucho que desear, la comida y el trato eran mucho mejores que en los campos de concentración de Francia. La diferencia probablemente te se deba al hecho de que los representantes Aliados se interesaban mucho por sus ciudadanos internos en Miranda: les enviaban grandes cantidades de suministros y de dinero y presionaban al Gobierno español para que los tratase bien. Así pues, al oír que un preso holandés con tuberculosis era obligado a dormir con los otros internos, Hoare advirtió a Jordana de que una filtración a la prensa de las condiciones que había en Miranda causaría un escándalo público en Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Los dirigentes, policías y guardas españoles del campo no discriminaban a los judíos. Si bien las autoridades españolas preguntaban a cada prisionero cuál era su religión, no trataban a los judíos de forma diferente a los otros. Eli Rubin, que paso dos años en Miranda de Ebro, destacó el contraste entre la retórica antisemita de los funcionarios y la relativa tolerancia de las autoridades del campo:

En cuanto al trato hacia los judíos, nunca durante todos estos años ha habido ninguna discriminación entre judíos y otros internos. Este es un hecho destacable en el continente europeo, teniendo en cuenta la simpatía de las autoridades españolas hacia las doctrinas del Eje y considerando, además, el incesante trabajo propagandístico antisemita alemán en España.

En Miranda, las manifestaciones de antisemitismo hacia refugiados judíos partían de sus compañeros presos, más que de los guardas españoles. Los polacos, que formaban el grupo más grande del campo, eran particularmente hostiles a los internos judíos. En noviembre de 1942 recibieron a un gran grupo de refugiados, muchos de ellos originarios de Polonia, con una lluvia de cebollas podridas, tomates y piedras. Chillaban: «Qué hacéis aquí? ¡Marchaos a Palestina! ¡Judíos, marchaos a Palestina!». Una delegación polaca propuso que se crease un campo especial dentro de Miranda para los judíos, aduciendo que era imposible que un católico polaco pudiese vivir con tantos judíos. El comandante  del campo español respondió a la delegación que para él todos los presos eran iguales, católicos o no católicos.

El hecho de que se permitiese a un rabino ortodoxo de Polonia celebrar servicios diarios y de que este fuese el único interno al que no se obligaba a presentarse al pasar lista es otra muestra de que la actitud del comandante de Miranda hacia los judíos era relativamente tolerante. Cuando se extendió por el campo el rumor de un inminente ataque alemán, cosa que causó alarma entre los refugiados judíos, el comandante prometió que, si esto sucedía, él abriría las puertas del campo inmediatamente.

Isabelle Rohr, La derecha española y los judíos, 1898-1945. Antisemitismo y oportunismo, Publicacions de la Universitat de València, pp. 188-189.

Temas que considero interesantes aquí:

El español, aunque sea antijudío, no ve bien maltratar o deshumanizar a los judíos por razón exclusiva de su origen racial o religioso. Tampoco ve bien discriminar entre judíos y personas de otras nacionalidades. Trata a todos por igual. Los trabajos duros del campo se les asignaban a los miembros de las Brigadas Internacionales, que habían tenido una participación activa en la Guerra Civil.

Llama la atención el peculiar catolicismo de los polacos y también de los polacos de izquierdas, pues hay que suponer que los polacos a los que se refiere el texto habrían combatido en el bando republicano. Por mucho que españoles y polacos seamos católicos, parece haber una gran diferencia de mentalidades y comportamientos entre el mundo latino, del que forma parte España, y el mundo eslavo (y germánico).

Las autoridades franquistas eran conscientes de lo que se estaba haciendo con los judíos en los territorios ocupados por Alemania. Por eso tranquilizaban a los internos prometiéndoles que si los alemanes atacaban España, ellos abrirían las puertas del campo para que al menos pudiesen escapar por su cuenta y salvar la vida. Hay infinidad de testimonios en este sentido de autoridades franquistas y de falangistas. Si el régimen de Franco abrió las fronteras a algunos judíos es porque sabía que les esperaba la muerte. Por lo tanto, no parece muy razonable defender la obra de Franco, y esa actuación concreta de Franco que salvó vidas, digna de aplauso, y al mismo tiempo sostener que las autoridades alemanas no habían planificado el exterminio sistemático de los judíos y que todo es un «cuento» de la propaganda judía. Entre unos «revisionistas» de ideología neonazi que escriben unos cuantos panfletos a posteriori y los gobernantes españoles de la época, parece más razonable fiarse del testimonio de estos últimos, que además se produjo antes de que el público general tuviese conocimiento del genocidio. Creer el cuento «revisionista» implicaría desautorizar los innumerables testimonios de autoridades franquistas, falangistas o carlistas en sentido contrario y considerarlos unos «cuentistas». Tengo muy claro quiénes son los cuentistas en este caso.

[Español 71.112]

¡Excelente!

Todos deberíamos poner especial empeño en denunciar la falsedad de la propaganda que nos pone a los españoles como una sociedad racista, cuando hemos sido uno de los pueblos que más han hecho por la universalidad de la cultura y las relaciones humanas, aunque haya habido épocas como esa, en la que algunas de las ideas raciales presentes entonces, llegasen a arraigar de algún modo en nuestra sociedad, pues resulta obvio que no todo han sido flores, y para ello no hay más que ver sobre qué bases están montados ciertos nacionalismos regionales. 

Pero sobre todo me parece importante hacer ese esfuerzo ahora, ya que parece que determinados grupos e intereses políticos, han visto que el resurgimiento de ese caballo apocalíptico, puede ser muy útil para alcanzar el poder que pretenden. Y digo apocalíptico porque para mí, el asunto del racismo va íntimamente unido al caballo rojo de la guerra, que San Juan describe en el libro del Apocalipsis, tras la cabalgata del caballo blanco.

Dos jinetes que por cierto, el padre L. Castellani describe en su obra «Apokalipsis de San Juan», como el triunfo primero de la monarquía católica y la expansión del cristianismo por todo el orbe -con todos sus valores universales-, y tras su caída, la venida de la guerra y los rumores de guerra que el mismo Cristo señala en el evangelio. No se puede despreciar el hecho de que, la introducción de las diferentes teorías raciales, supusieron de facto la des universalización del concepto de ser humano que la cristiandad había extendido -vease por ejemplo el mestizaje de la España imperial- y bajo estos nuevos conceptos, la construcción de una nueva forma de ver y tratar al hombre, que lleva la discriminación racial en su base, dando paso a numerosas doctrinas y guerras, y aún presente como fundamento de diversas ideologías y movimientos políticos, como el populismo, que lo usa sin decoro, tanto a favor como en contra, para señalar a otros. En el fondo, el racialismo no deja de ser una clasificación animal del ser humano, que por ello mismo le priva de su condición espiritual, doblegándolo al comportamiento propio de los animales, que no es otro que la lucha cruenta por el dominio y el poder.

Ergo para mí, ese caballo rojo del apocalipsis, va calzado sin duda con los herrajes raciales. Así que, ahora que están de moda de nuevo muchas de esas teorías, o se esgrimen sibilinamente en nuestra sociedad, para tratar el tema de la inmigración y los pueblos por ejemplo, y ahora también que está en marcha una nueva, quizás última ofensiva, contra los restos de lo que alguna vez fue la monarquía católica que transformó el mundo y nos toca muy de cerca, es decir, ahora que se dan muchos signos en los tiempos y no dejan de escucharse noticias y rumores de guerra, no viene mal recordar cómo fueron realmente las cosas, cómo están descritas y cómo deberían de ser.

[Vanu Gómez 64.181]

Yo tengo entendido de historias similares de combatienes españoles y sus roces con alemanes en la campaña rusa por temas de estos.

Jiménez Caballero dice en el vídeo del otro día que intentaron en su día casar estratétgicamente al austríaco del bigote con una española pero que no fue posible, según sus palabras, porque -además de trastornado, este comentario es mío- el tipo era rencojo… No se yo si no sería una disculpa del tipo para declinar la oferta o si en verdad era castrón, no creo que se dejase hacer el reconocimiento.

[Hispanorromano 71.070]

Español, ¿recomiendas ese libro de Castellani que citas?

[Español 71.112]

Si te interesa leer una interpretación teológica del Apocalipsis de San Juan, que es la síntesis del estudio que durante buena parte de su vida hizo Castellani del último libro de la Biblia, sin duda esta es de las mejores obras que puedes encontrar. Yo accedí a una versión prologada por J. M. De Prada hace algún tiempo pues el libro, que me parece que está descatalogado, se encuentra en la pequeña biblioteca parroquial de donde vivo, aunque imagino que en alguna librería católica o de viejo, aún lo podrás encontrar sin buscar mucho y deseas tenerla físicamente. 

De cualquier modo, hay una copia en internet de la primera edición del año sesenta y tres, que puedes encontrar aquí: Apokalipsis de San Juan. Lo mejor es que le des un vistazo y decidas si te interesa tenerla en papel, ya que es un tema muy específico que no interesa a todo el mundo.