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Hispanorromano

El fracaso de las políticas antinatalistas

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Me ha parecido muy interesante una entrevista en National Geographic sobre la política del hijo único en China. Al margen del crimen que supone en cuanto a esterilizaciones, abortos e infanticidios, la política ha resultado un fracaso, frente a lo que cree el común de los mortales. Porque la gente cree que el despegue económico de China se debe a esa política antinatalista, pero resulta que es todo lo contrario: el crecimiento se produjo gracias a las últimas generaciones nacidas antes de que se implementase esa política, que ahora tienen cerca de 40 años. Lo que ahora le espera a China es una profunda depresión. El problema de estas políticas es que resultado sólo se ve al cabo de 30-40 años. Cito sólo los primeros párrafos, aunque recomiendo leer toda la entrevista:

Cita

El desastroso fracaso de la política de hijo único de China

Autor: Simon Worrall Fecha: 2015-11-03

Con su política de hijo único, China pretendía recortar drásticamente la población nacional para fortalecer el crecimiento económico. Esto condujo a esterilizaciones y abortos forzados, infanticidios y sufrimiento marital.

Al cabo de más de 30 años, el Comité Central del Partido Comunista chino anunció el 29 de octubre que pondría fin a la legislación, sin duda una de las más impopulares del país.

En entrevista desde California, Mei Fong, ex reportera del Wall Street Journal galardonada con el Pulitzer y autora del libro de próxima publicación, “One Child: The Past and Future of China’s Most Radical Experiment”, explica que la política ha provocado una seria crisis demográfica en China; porqué pasarán décadas para revertirla; y en consecuencia, China está repleta de hombres solitarios.

¿Por qué China toma esta decisión ahora? ¿Qué espera lograr?

La razón de que China proceda así ahora es porque tiene demasiados hombres, demasiados ancianos y muy pocos jóvenes. Pasa por una crisis demográfica aplastante a resultas de la política de hijo único. Y si la gente no empieza a tener más hijos, se quedará con una fuerza de trabajo sumamente reducida para sostener a una enorme población envejecida. En este momento, la proporción es de casi cinco adultos en edad productiva para sostener a un jubilado. Por eso han puesto fin a una política que, por principio de cuentas, jamás debieron implementar.

China ha sacado de la pobreza a 600 millones de personas. Sin duda la política de hijo único fue lo que impulsó ese crecimiento económico espectacular.

A los reporteros les encanta esa frase. Pero China no sacó de la pobreza a 600 millones de personas. Ellos mismos se sacaron de la pobreza. Es verdad que algunas políticas contribuyeron. Pero en opinión de los economistas, las políticas más útiles fueron otras medidas que el gobierno chino adoptó, como fomentar la inversión extranjera o eliminar barreras para la actividad empresarial privada.

Algo que también impulsó la economía fue que había más gente, no menos. China experimentó una gran explosión poblacional en las décadas de 1960 y 1970. Al crecer, esas personas fueron la fuerza de mano de obra barata durante el auge de fabricación de los años ochenta y noventa. Pero ahora, esa misma gente está formando una comunidad de jubilados enorme que China tiene que sostener y que entorpecerá el crecimiento futuro.

http://www.ngenespanol.com/el-mundo/hoy/15/11/3/El-desastroso-fracaso-de-la-politica-de-hijo-unico-de-China/?hootPostID=fcfecc8bf45d65042f2f2357ab06fa69

En España vamos camino del mismo abismo por haber renunciado a la moral católica. Y lo peor es que pocos españoles han tomado conciencia del problema. Pero entre ellos destacan nuestros queridos identitarios, cuyo pensamiento acerca de la cuestión bien puede resumirse con este comentario publicado ayer en Burbuja:

Burbuja_-_Nazi_no_quiere_tener_hijos_por

¿Es posible necedad mayor? Con este mensaje, que resume perfectamente la mentalidad que impregna a estos grupos, se puede entender por qué los identitarios no son los salvadores de la raza blanca sino los encargados de aplicarle la eutanasia.

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Un tema muy interesante. Desde luego el comentario ese de Burbuja es todo un dechado de estupidez humana, y un perfecto ejemplo de hasta donde se puede confundir a una persona para transformarla en poco más que un vulgar simio inteligente al servicio de la ideología.

Y es en ese último punto quisiera centrarme, pues más que un fracaso de la política antinalista de China, lo que para mi revela ese artículo es una muestra más de hasta que punto las ideologías, transformadas en estructuras de gobierno, acaban siendo destructoras del propio pueblo que gobiernan. El comunismo, y todo el universo ideológico socialista, ha sido uno de los regímenes que más se han caracterizado por ello: destructor de la realidad anterior que quieren superar; de la realidad presente que pretenden gestionar; y finalmente de la realidad futura dadas las consecuencias nefastas de sus políticas. Hace años que entendí que 'la bestia del apocalipsis' era una imagen perfecta de las ideologías del S.XX, en tanto que privan al ser humano de su espiritualidad natural y acaban gestionándolo en masa como se planifica la producción de las bestias de un corral.

Precisamente ese materialismo que cercena la verdadera espiritualidad, rebajando al ser humano a la condición de bestia doméstica, es lo que hace de esa y de cualquier otra ideología similar, como el nacionalsocialismo con toda su falsa mística, una verdadera arma de destrucción masiva cuya virtud destructora está en que, hagan lo que hagan, todo sirve al mismo propósito destructivo. Si por un lado tenemos ese ejemplo en la órbita comunista, de otro tenemos el de la Rumanía de Ceaucescu con sus políticas natalistas donde, bajo el axioma «El feto es propiedad de toda la sociedad. Cualquiera que evite tener hijos es un desertor que renuncia a las leyes de la continuidad nacional», llegó a implantarse una 'policia menstrual' y un impuesto al celibato que permitían al régimen comunista del dictador, realizar controles aleatorios de embarazo a cualquier mujer para comprobar que se dedicaban a la reproducción, castigando a aquellas que pasado cierto tiempo no quedaban en cinta. El resultado fue una de las degradaciones sociales más notables de todo el orbe comunista, con unas tasas de delincuencia muy superiores a la media, debido a que la mayoría de familias e hijos engendrados bajo aquel auspicio ideológico, no eran queridos ni por tanto criados con el amor natural propio que procura cualquier familia. Esto dió paso años después a una 'generación delincuente' y una crisis económica de gran calado que sumió a Rumania, en una gran pobreza.

Cuando los hombres jugamos a ser Dios y sustituimos sus leyes por nuestras ideas, no puede ocurrir otra cosa que la propia destrucción del ser humano. Incluso, cuando sustituimos a Dios en nombre de Dios.

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Fijaos en la respuesta de uno de los jungianos idiotitarios respecto a Caritas:

Le molesta que el criterio de ayuda sea el del número de hijos. 

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https://www.burbuja.info/showpost.php?p=21909049&postcount=12v

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Recuerdo al tipo, marrullero y siempre hostil al catolicismo. Otro ejemplo de estupidización identitaria. Desde luego y si de mi dependiera, entre un gitano con mercedes y un tipo así, prefiero darle de comer al gitano que a la bestia, al menos el primero tiene un sentido de la familia y las tradiciones que dan identidad a su pueblo, más honorable que alguien cuyo único objetivo es destruir todo rastro de la tradición que ha hecho grande a la nación que presume defender.

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hace 1 minuto, El Español dijo:

Recuerdo al tipo, marrullero y siempre hostil al catolicismo. Otro dechado de estupidización. Desde luego y si de mi dependiera, entre un gitano con mercedes y un tipo así, prefiero darle de comer al gitano que a la bestia, al menos el primero tiene un sentido de la familia y las tradiciones más honorable que alguien cuyo único objetivo es destruir todo rastro de la tradición que ha hecho grande a la nación que presume defender.

Bueno, este es de los del "mi patria es la raza blanca". Neopaganista de esos, con el cerebro taladrado por rollos jungianos. Sospecho que sea uno de estos representantes de las nuevas generaciones de chicos no bautizados que, como era de esperar, acaban buscando algún tipo de espiritualidad por caminos errados.

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La superpoblada China quiere más niños

LA MIRADA DEL CORRESPONSAL

29 sep. 2018 02:31

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Niños celebran su ceremonia de graduación de preescolar en un parvulario de Handan, China. REUTERS

Durante casi cuatro décadas, las autoridades chinas se esforzaron al máximo por restringir el número de hijos que las mujeres podían tener, echando mano de medidas draconianas para cumplir su voluntad si era menester. Ya no más. Ahora, en todo un ejercicio de rectificación política al más puro estilo "donde dije digo, digo Diego", Pekín alienta a las féminas patrias a tener cuantos más vástagos, mejor. Porque, aunque parezca difícil de concebir en un país con 1.370 millones de habitantes, faltan chinos en China.

Son varios los factores que han llevado a esta situación. Por un lado está el crecimiento de la esperanza de vida del chino medio, que en el último medio siglo ha pasado de los 57,6 años a los 76,7, según datos del Banco Mundial. A esta buena noticia se le añade el envejecimiento de la población. Según la firma Statista, si en el año 2020 habrá unos 250 millones de mayores de 60 años, esa cifra se disparará en dos décadas hasta los 426 (un 30% del total de la población).

Pero mientras que estas dos variables crecen, la población en edad de trabajar no deja de reducirse desde 2010, una tendencia que se prevé que continúe en el futuro (hasta 100 millones de trabajadores menos de aquí a 2035, según un reciente estudio del Gobierno chino). Un peligroso cóctel que, sumado a la falta de un programa de seguridad social adecuado y a una baja tasa de natalidad de 1,6 niños por mujer, amenaza con convertir la pirámide de la población en un rombo que socave los recursos económicos del Estado y las familias.

Este escenario comenzó a fraguarse con la imposicíón de la política del hijo único allá por 1979. Los mandatarios comunistas defienden que este gigantesco experimento social les ayudó a controlar el crecimiento de su población y a luchar contra la pobreza. Sin embargo, en el año 2013, el propio Gobierno reconoció las implicaciones que había tenido la ley en el envejecimiento de su población y en el desequilibrio actual en la proporción entre varones y hembras (se estima que hay más de 33 millones más de hombres que de mujeres en el país), por lo que permitió a aquellas parejas en las que ambos eran hijos únicos tener dos vástagos si así lo deseaban. Dos años después, la opción de tener la parejita se extendió a todo el mundo.

Aún así, el 'baby boom' que esperaban como agua de mayo no se ha materializado. En 2016, primer año sin política del hijo único, nacieron 17,9 millones de niños, tan solo 1,3 millones más que el año anterior. El año pasado fue aún peor, y la Oficina Nacional de Estadísticas registró 17,2 millones de alumbramientos, muy lejos de los 20 pronosticados por los mandatarios.

Como en muchas otras sociedades modernas, el imparable aumento del coste de la vivienda y de la educación o la incorporación de la mujer al mercado laboral explican por qué los jóvenes cada vez tienen menos prisa para buscar descendencia. Parejas que, por otra parte, están formadas mayormente por hijos únicos a los que se les ha machacado con que el modelo familiar ideal era el de unos padres con un solo hijo.

Conscientes de que una crisis demográfica puede poner en peligro el desarrollo económico y socavar la estabilidad y autoridad del Partido Comunista, los oficiales se han puesto manos a la obra para estimular la procreación entre sus ciudadanos. "Tener hijos no es sólo un asunto familiar, sino también un asunto de Estado", proclamaba en un reciente editorial el Diario del Pueblo, órgano de comunicación oficial del PCCh.

El artículo desató miles de comentarios, muchos de ellos criticando que las mismas autoridades que hasta hace poco practicaban abortos y esterilizaciones forzosas ahora presionen a las mujeres para que se queden embarazadas. "Puede que ahora los funcionarios intervengan en las políticas pro natalistas de manera igual de agresiva a como lo hicieron en las antinatalistas", dijo Mary Gallagher, experta de la Universidad de Michigan, al diario 'The Guardian'. "Esto podría tener efectos muy negativos en la posición de las mujeres en el mercado laboral, en la sociedad y en la familia", apostilló.

Si provincias como Liaoning ya ofrecen incentivos fiscales para que las parejas se animen a tener niños, otras han apostado por alargar el permiso de maternidad o se plantean bonificaciones en educación o vivienda por cada nuevo hijo que se tenga.

El nuevo Código Civil, que entrará en vigor en 2020, también apuesta por tomar medidas favorables a la natalidad. Según recogía recientemente el Diario de la Procudaría, el código plantea establecer un "periodo de calma" de hasta un mes para que aquellas parejas que se quieran divorciar se lo replanteen antes de iniciar los trámites. Además, del borrador del texto también habría desaparecido cualquier referencia a la "planificación familiar", lo que equivaldría a la eliminación definitiva de los sistemas de control de la natalidad que han llevado a esta situación.

El último paso hacia el desmantelamiento de estas políticas se registró hace unos días. Entonces, la Comisión Nacional de Sanidad china anunció que tres departamentos responsables de la ejecución de las políticas de planificación familiar fueron eliminados y que en su lugar se ha creado un departamento nuevo que concentrará "el monitoreo de la población y el desarrollo familiar". "Entre la gente de a pie y los académicos ya existe suficiente consenso sobre el fin de estas políticas. Es solo cuestión de tiempo antes de que la eliminen", aseguró Wang Huiyao, presidente del Centro para China y la Globalización, a 'The New York Times'.

Sin embargo, muchos opinan que el fin de las restricciones llega demasiado tarde y que no ayudará a enderezar la situación si no es acompañado de un mayor gasto social. "Educación, servicios de salud materna e infantil, ayudas a la vivienda... Las autoridades deben invertir más en los que quieran tener un segundo o tercer hijo", señaló el académico Shang Xiaoyuan, de la Universidad de Nueva Gales del Sur. Si no lo hacen, apunta, a la larga puede ser peor.

http://www.elmundo.es/internacional/2018/09/29/5bae492f46163f6d688b45e8.html

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El problema es que esas décadas que han estado implementado la política del hijo único, han generado unos desequilibrios sociales y económicos que ahora deberán afrontar, y aunque le hayan dado la vuelta a la tortilla, los resultados que salgan como consecuencia de la nueva situación, no se sentirán hasta dentro de otras décadas. La planificación social del comunismo/socialismo siempre me pareció atroz.

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Siguen llegando predicciones terribles sobre el problema que le espera a China, con efecto retardado, por sus políticas antinatalistas que ya resulta imposible revertir. Téngase en cuenta que el problema no es la cantidad absoluta de gente (en lo que, obviamente, China va bien) sino la proporción entre generaciones. Nos conviene tomar nota de todo esto en España, pues tenemos un problema similar.

Cita

No nacen suficientes chinos

Aunque sea el país más poblado del mundo, el peligro que acecha al gigante asiático está en la caída de la natalidad y el envejecimiento. Algunos expertos aseguran que eso provocará el fin del milagro económico chino

 
 
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Según estimaciones de varios demógrafos, en 2018 el número de nacimientos cayó por debajo de los 15 millonesVer fotogalería Según estimaciones de varios demógrafos, en 2018 el número de nacimientos cayó por debajo de los 15 millones ZIGOR ALDAMA

China conjura imágenes de superpoblación, de muchedumbres interminables. Sin embargo, el abismo demográfico al que se acerca tiene poco que ver con sus 1.400 millones de habitantes. El problema al que se va a tener que enfrentar no es de exceso, sino de escasez. Porque en el gigante asiático no nacen suficientes chinos. No es broma. El año pasado se registraron 15,23 millones de nacimientos.

Supone una reducción de dos millones sobre el dato del año anterior y la segunda cifra más baja desde la creación de la República Popular, en 1949. Solo en 1961 —momento culminante de la gran hambruna provocada por las fatídicas políticas económicas y agrícolas de Mao Zedong— se registraron menos nacimientos. Ahora, sin embargo, las razones de que la natalidad haya caído por debajo de la tasa de reemplazo —los 2,1 hijos por mujer que se consideran el mínimo para evitar que la población se reduzca— son muy diferentes.

 

“Yo no quiero tener hijos. Ahora, seguro que no. Y puede que en el futuro tampoco”. Tong Yifei se expresa con rotundidad. Tiene 26 años, reside en Shanghái, y acaba de concluir un máster en comercio internacional. “La mayoría de mis amigas tampoco quiere ser madre, por lo menos hasta bien entrada la treintena”, añade. “En primer lugar, porque queremos disfrutar de nuestra vida mientras somos jóvenes, no ser esclavas del trabajo y de la familia; en segundo lugar, porque es muy caro mantener a un hijo y proporcionarle una buena educación; y, finalmente, porque para nosotras eso supone renunciar en parte a nuestro desarrollo profesional”, explica.

Hu Yen sí que ha traído dos criaturas al mundo. De hecho, la más pequeña, que este año cumplirá siete, fue protagonista de una de las historias que Planeta Futuro contó en el especial Mis primeros mil días y llegó con una multa debajo del brazo. Porque, cuando Hu dio a luz, la política del hijo único estaba aún en vigor y el Gobierno penalizaba a quienes tuviesen dos descendientes en la mayoría de casos. Aunque Hu asegura que no se arrepiente de su decisión, reconoce que ahora no seguiría los mismos pasos. Y eso que, si hubiese retrasado el segundo nacimiento, no tendría que pagar ninguna multa.

“La China de hoy no es como la de nuestros abuelos. Entonces, las mujeres se dedicaban a la casa y tenían muchos hijos porque hacía falta mano de obra en el campo y porque muchos morían. Era también una política que se propiciaba desde el Gobierno, y daba igual si luego no había con qué alimentarlos o dónde educarlos”, cuenta esta empresaria treintañera, residente en la localidad de Liyang, en la provincia oriental de Jiangsu. “Pero, ahora, los padres competimos para ofrecer lo mejor a nuestros hijos. Queremos que sean los primeros de la clase para que tengan éxito en un mundo tan competitivo. Eso requiere mucho esfuerzo, tanto personal como económico. Demasiado”, sentencia Hu.

La actitud de Hu y de Tong es cada vez más habitual entre la población china, sobre todo la urbana. El acceso de la mujer al mundo laboral y el desarrollo económico que ha desembocado la erradicación casi total de la pobreza y en la explosión de una vibrante clase media han provocado que el interés por convertirse en padres y madres haya caído en picado. Y, además, lo ha hecho de forma inversamente proporcional a la esperanza de vida, que en los últimos ocho años ha pasado de los 74,83 años a 76,5.

Así, la Asociación China de la Seguridad Social estima que, en 2035, la población de más de 60 años pasará de los 240 millones actuales a 400 millones. Teniendo en cuenta que la población en edad de trabajar también es cada vez menor, la tasa de dependencia —que mide el número de ancianos que dependen de cada habitante en edad de trabajar— puede terminar siendo insostenible. Actualmente ya se acerca al 0,15, una cifra muy superior a la de países con una renta per cápita similar, sobre todo en América Latina o India, y podría alcanzar el 0,4 en 2050. Eso quiere decir que habrá un pensionista por cada dos personas trabajando. Es un problema que también afecta a España, pero que en China se da en una fase de desarrollo inferior.

La gran competitividad de la sociedad china se nota desde que los niños son muy pequeños. La presión de los padres por sobresalir se ve bien en la escuela deportiva de Shichahai, en Pekín.ver fotogalería La gran competitividad de la sociedad china se nota desde que los niños son muy pequeños. La presión de los padres por sobresalir se ve bien en la escuela deportiva de Shichahai, en Pekín. Z. A.

James Liang fue el primer académico que se mostró públicamente en contra de la política del hijo único. En 2012 escribió China needs more babies [China necesita más bebés], y el año pasado analizó el impacto que la caída de la natalidad tendrá en el desarrollo económico de China en The demographics of innovation [La demografía de la innovación]. Sus conclusiones, censuradas durante años en China, no son halagüeñas. De hecho, considera que la “absurda” política de natalidad vigente hasta 2016 “se va a convertir en el talón de Aquiles de China”.

Liang sostiene que la caída de la natalidad en China —que es actualmente de 0,8 en las ciudades y de 1,8 en las zonas rurales— no ha hecho más que comenzar. Este demógrafo formado en China y en Stanford, que es también uno de los fundadores de la mayor agencia de viajes online del gigante asiático —Ctrip—, vaticina que, a partir de 2040, la población china se reducirá en unos 10 millones de habitantes al año. “Es una velocidad sin precedentes en la historia”, subraya. Liang sostiene que esta situación, similar a la que vive la vecina Japón, acabará con el milagro económico de aquel dragón dormido que sacudió el mundo cuando despertó.

“Las razones de esta caída de la natalidad son variadas, pero la mayoría no son particulares de China. Cuando la renta per cápita sobrepasa los 10.000 dólares [una marca que ya le queda cerca a China], esa variable cae por debajo de la tasa de reemplazo”, explica Liang. La única excepción se da en los países musulmanes, y el demógrafo sostiene que eso se debe al hecho de que la mujer tiene niveles de formación y un acceso al mundo laboral inferiores a los del resto. “En China, las peculiaridades socioculturales, si acaso, van a provocar el efecto contrario: la caída será más pronunciada”, predice.

Liang sustenta esta predicción en varias razones. “Los chinos dan a la formación educativa más importancia que los habitantes de otros países. Eso explica que los chinos sean los mejores estudiantes de la clase allí donde emigran, y que China avance rápidamente en innovación. Pero las extraescolares a las que los padres llevan a sus hijos son caras, y la inversión que hacen las familias es tan elevada que, lógicamente, limita el número de descendientes que se pueden permitir las parejas”, comenta. “Luego está el hecho de que la mujer china está mejor formada y es más independiente que en muchos otros países con un grado de desarrollo similar. Durante la era de Mao, la mayoría de las mujeres trabajaba y esta tendencia se ha acrecentado en la actualidad”.

Finalmente, Liang señala que las mujeres bien formadas se casan menos y más tarde. Eso, en un país como China, donde los hijos fuera del matrimonio todavía no tienen gran aceptación social, también es un lastre para la natalidad. “Las mujeres sobrantes [como se conoce a quienes no han encontrado pareja al llegar a los 30] son cada vez más habituales en las ciudades”, subraya el demógrafo.

Long, que prefiere no revelar su nombre de pila, es una de estas mujeres sobrantes. En febrero cumplirá 32 años y está soltera. “Felizmente soltera y sin compromiso”, puntualiza esta editora de vídeo con una sonrisa mientras sorbe un café en un Starbucks de Shanghái. No obstante, reconoce que sus padres y sus abuelos la presionan constantemente para que encuentre pareja y forme una familia.

“Creen que debo hacerlo rápido, pero no piensan en mi bienestar, sino en el suyo. Los chinos tienen una mentalidad muy egoísta, solo se preocupan de quiénes les cuidarán cuando sean mayores”, critica Long. “No entienden que yo prefiero crecer como profesional primero, y que eso será vital para que mi hijo, si lo tengo, reciba el cuidado que se merece”, apostilla. A pesar de eso, la joven se ha tenido que endeudar durante 15 años para construirles a sus padres y abuelos una casa en su localidad natal, en la provincia de Zhejiang.

A esta tendencia a formar una familia tarde o nunca, que se refleja en una caída de 2,5 millones en el número de matrimonios en el último lustro —de 13 millones anuales a 10,5 millones en 2017—, se suma otra estadística que preocupa a las autoridades: la población china cada vez se divorcia más y lo hace cada vez más joven. En 1978 se rompieron 285.000 matrimonios; en 2017 fueron 4,37 millones.

La suma de estos dos factores explica que nunca falten asistentes en los mercadillos de solteros que padres y abuelos montan en diferentes ciudades de todo el país. Sobre todo en parques como el de Hongkou, en Shanghái, donde muchos utilizan paraguas abiertos para colgar en ellos el currículo de sus retoños. Como si fuese un Tinder analógico y deslocalizado, llegan con la intención de encontrarles pareja a sus hijos e hijas. Muchos imprimen la fotografía y datos físicos básicos que vienen acompañados de los verdaderamente importantes: la formación, el sueldo, o las propiedades de la familia. Aquí, las uniones sentimentales son un asunto pragmático que recuerda a los matrimonios concertados de antaño.

Mi hija trabaja demasiado y no saca tiempo para socializar. Me preocupa que pueda quedar soltera y que no se realice como mujer”, Chen, que acaricia la tercera edad, reconoce que teme que su hija no tenga hijos. “Cuando se alcanza cierta edad, cada día es más difícil”, comenta. En China no existe la expresión se te pasa el arroz, pero la actitud de muchos es la misma de quienes la utilizan en España. Eso sí, rara vez prosperan las uniones que se hacen en estos mercadillos de solteros. “Nosotros los ponemos en contacto y, generalmente, suelen aceptar quedar para cenar o tomar algo. Más no podemos hacer”, sentencia Chen con una sonrisa que no esconde cierta decepción.

En su último libro, Liang estima que en 2040 China tendrá una población similar a la actual, pero 411 millones de personas de más de 60 años, el doble que hoy. Sin embargo, el número de quienes se encuentran entre los 20 y los 60 caerá de los 817 millones actuales a 696 millones. “Esto tendrá consecuencias muy negativas tanto para la economía como para la innovación, como ha sucedido en Japón. Un problema añadido es que China llegará a ese punto con un grado de desarrollo inferior al de Japón”, apunta el demógrafo. “China superará a Estados Unidos como primera potencia mundial antes de 2040, pero la pérdida de población podría hacerle perder el trono poco después ante el avance de India”, avanza. La conclusión de Liang en su último libro es rotunda: “Al final, puede que el siglo XXI no sea el de China, que lo perderá por las heridas demográficas que se ha infringido a sí misma”.

Pekín tendrá que retrasar considerablemente la edad de jubilación y destinar muchos más recursos al cuidado de la tercera edad —ni siquiera ahora cuenta con un sistema de seguridad social sólido—. Además, la juventud verá lastradas sus perspectivas de futuro por el cuidado de los mayores, como le sucede a Long. Es, sin duda, algo que ya preocupa a Tong Yifei. “Yo soy hija única, como muchos de los nacidos en los ochenta y los noventa así que, muy posiblemente, me tocará cuidar de mis padres y de mis abuelos, si es que viven. Así, ¿cómo voy a tener hijos?”, se pregunta.

Liang considera que la eliminación de la restricción a la natalidad ha llegado tarde, pero anima a las Autoridades a tomar medidas que habrían sido impensables hace unos años para fomentar la natalidad. Algunas provincias ya están proporcionando más desgravaciones fiscales para padres e incluso conceden cheques-bebé, y algunos académicos han ido más allá a la hora de proponer un impuesto especial que grave exclusivamente a quienes no tienen hijos para pagar las subvenciones de quienes sí procrean. Al fin y al cabo, sostienen, esos últimos serán los que permitan que las pensiones se paguen en el futuro y el esfuerzo debe ser compartido.

https://elpais.com/elpais/2019/01/22/planeta_futuro/1548176991_039248.html

 

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En 13/5/2018 a las 11:36, Español dijo:

Un tema muy interesante. Desde luego el comentario ese de Burbuja es todo un dechado de estupidez humana, y un perfecto ejemplo de hasta donde se puede confundir a una persona para transformarla en poco más que un vulgar simio inteligente al servicio de la ideología.

Y es en ese último punto quisiera centrarme, pues más que un fracaso de la política antinalista de China, lo que para mi revela ese artículo es una muestra más de hasta que punto las ideologías, transformadas en estructuras de gobierno, acaban siendo destructoras del propio pueblo que gobiernan. El comunismo, y todo el universo ideológico socialista, ha sido uno de los regímenes que más se han caracterizado por ello: destructor de la realidad anterior que quieren superar; de la realidad presente que pretenden gestionar; y finalmente de la realidad futura dadas las consecuencias nefastas de sus políticas. Hace años que entendí que 'la bestia del apocalipsis' era una imagen perfecta de las ideologías del S.XX, en tanto que privan al ser humano de su espiritualidad natural y acaban gestionándolo en masa como se planifica la producción de las bestias de un corral.

Precisamente ese materialismo que cercena la verdadera espiritualidad, rebajando al ser humano a la condición de bestia doméstica, es lo que hace de esa y de cualquier otra ideología similar, como el nacionalsocialismo con toda su falsa mística, una verdadera arma de destrucción masiva cuya virtud destructora está en que, hagan lo que hagan, todo sirve al mismo propósito destructivo. Si por un lado tenemos ese ejemplo en la órbita comunista, de otro tenemos el de la Rumanía de Ceaucescu con sus políticas natalistas donde, bajo el axioma «El feto es propiedad de toda la sociedad. Cualquiera que evite tener hijos es un desertor que renuncia a las leyes de la continuidad nacional», llegó a implantarse una 'policia menstrual' y un impuesto al celibato que permitían al régimen comunista del dictador, realizar controles aleatorios de embarazo a cualquier mujer para comprobar que se dedicaban a la reproducción, castigando a aquellas que pasado cierto tiempo no quedaban en cinta. El resultado fue una de las degradaciones sociales más notables de todo el orbe comunista, con unas tasas de delincuencia muy superiores a la media, debido a que la mayoría de familias e hijos engendrados bajo aquel auspicio ideológico, no eran queridos ni por tanto criados con el amor natural propio que procura cualquier familia. Esto dió paso años después a una 'generación delincuente' y una crisis económica de gran calado que sumió a Rumania, en una gran pobreza.

Cuando los hombres jugamos a ser Dios y sustituimos sus leyes por nuestras ideas, no puede ocurrir otra cosa que la propia destrucción del ser humano. Incluso, cuando sustituimos a Dios en nombre de Dios.

Yo no sabia eso que pasaba en Rumania es espantoso. Los comunistas son diabolicos alli robaban los hijos a sus madres y aqui quieren matarlos horrible.

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En este tema voy a ser un poco abogado del diablo.

En mi entorno, personas jóvenes trabajadoras, no se tienen hijos, o se tiene uno y ya, porque no se puede tener más.

Hablamos de personas con estudios y formada, cobrando unos 1000/1500 euros (el que mas, médico, unos 2000/2500€) tras años y años de estudio (Han comenzado a cobrar hace un par de años). También un par en paro pese a tener carreras difíciles y módulos a priori "empleables". 

Alguno hay por Europa ganando buenos sueldos (UK, Alemania) pero son "Cracks" en los suyo y no son representativos. 

Por lo pronto el alquiler se lleva más de la mitad del sueldo en la mayoría de las parejas. Ayudas 0 o si acaso lo que sus padres pueden darles. 

Nos ponemos a tener hijos que luego no podremos mantener? Los tenemos a lo loco como en ciertos países?.

Yo estoy seguro de que si se dan las condiciones necesarias (no tanto dinero pero almenos seguridad en la alimentación, educación, ropa, vivienda) muchos se animarían a tener más niños.

Luego está el tema de la automatización. Cada vez se necesitan más estudios para realidad el mismo trabajo o un trabajo más especializado. Cada vez se demanda menos labor humana en las empresas pues las máquinas y el software lo hace mejor (y más barato) que nosotros. Quedarán personas en paro de por vida, pues no todos tenemos la capacidad de ser expertos en IA. Que solución le damos a esto? Traemos más personas al mundo que luego no realizarán ninguna función en la sociedad? Si aceptamos que no realizarán ninguna función, como justificamos el esfuerzo que tengan que hacer los más capaces para mantener al resto? Hay muchas cuestiones, que supongo que se escapan a mi entendimiento y a los límites del sistema económico que nos ha tocado. Pero hasta que no encontremos una solución a estas cuestiones, no creo que los jóvenes se animen a tener más niños.

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Entiendo tu  postura pero, ¿cómo consideramos que la situación de nuestros abuelos, o incluso más atrás en las generaciones, era mucho más precaria que la actual y sin embargo se animaban a procrear y sacaban adelante a sus familias? ¿No será que, en el fondo, el materialismo de nuestra sociedad nos ha acomodado de tal forma que, si no tenemos la certeza absoluta de que vamos a poder disponer de todo lo mejor para nuestros hijos, no nos atrevemos a tenerlos? y ¿no es ello una concepción algo egoísta, cobarde y superficial de la vida?

Quiero decir, a pesar de que entiendo perfectamente los problemas a los que se enfrentan hoy los jóvenes, pues también pase por ellos en su día y aún hoy tengo familia muy cercana en esas edades que está pasando por lo mismo sin que se planteen tener hijos, y a pesar también de que habría que cambiar muchas cosas importantes a nivel social, político y económico que permitieran darle una esperanza a las familias, si por la parte de las nuevas generaciones no existe tampoco un verdadero compromiso de sacrificio por la vida, que les lleve a incluso a tratar de superar todas esas dificultades hasta lo imposible, al final, por muchos cambios que se lograsen no lograríamos salir del agujero demográfico en el que estamos inmersos.

Desde mi punto de vista me da la sensación de que existe también bastante comodidad y falta de espíritu de sacrificio, y eso es esencial recuperarlo, tanto para tener hijos como para solucionar todos esos graves problemas a los que se enfrentan los nuevos matrimonios.

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hace 28 minutos, Español dijo:

Entiendo tu  postura pero, ¿cómo consideramos que la situación de nuestros abuelos, o incluso más atrás en las generaciones, era mucho más precaria que la actual y sin embargo se animaban a procrear y sacaban adelante a sus familias? ¿No será que, en el fondo, el materialismo de nuestra sociedad nos ha acomodado de tal forma que, si no tenemos la certeza absoluta de que vamos a poder disponer de todo lo mejor para nuestros hijos, no nos atrevemos a tenerlos? y ¿no es ello una concepción algo egoísta, cobarde y superficial de la vida?

Quiero decir, a pesar de que entiendo perfectamente los problemas a los que se enfrentan hoy los jóvenes, pues también pase por ellos en su día y aún hoy tengo familia muy cercana en esas edades que está pasando por lo mismo sin que se planteen tener hijos, y a pesar también de que habría que cambiar muchas cosas importantes a nivel social, político y económico que permitieran darle una esperanza a las familias, si por la parte de las nuevas generaciones no existe tampoco un verdadero compromiso de sacrificio por la vida, que les lleve a incluso a tratar de superar todas esas dificultades hasta lo imposible, al final, por muchos cambios que se lograsen no lograríamos salir del agujero demográfico en el que estamos inmersos.

Desde mi punto de vista me da la sensación de que existe también bastante comodidad y falta de espíritu de sacrificio, y eso es esencial recuperarlo, tanto para tener hijos como para solucionar todos esos graves problemas a los que se enfrentan los nuevos matrimonios.

Es que la situación de nuestros abuelos era diferente, es una cuestión de incentivos. Antes, en el campo, tener muchos hijos era necesario y beneficioso. Por un lado tenías mano de obra barata para el campo (campo poco mecanizado y muy artesanal) y por otro te aseguradas la vejez ya que algún hijo te iba a cuidar. En cuanto se fue llevando a cabo la migración campo/ciudad se ve claramente cómo va bajando la tasa de nacimientos. Y eso ha pasado en España y está pasando en todos los países en vías de desarrollo, Marruecos mismo. 

Si hipotéticamente pudiéramos coger a nuestros abuelos, y con su ideosincrasia transplantarlos al Madrid de ahora mismo, tendrían 6 o 7 hijos como tenían en su época? Lo dudo muchísimo. Les gustaría tener hijos por supuesto, pero en la ciudad hay que alimentarlos hasta muy mayores y la economía da para lo que da.

Un niño en la ciudad es una "carga". Tienes que educarlo hasta los 18 (mínimo) luego que en este mundo hiper competitivo tenga trabajo, esperar a que ahorre y se pueda independizar... Pues quien va a tener hijos así? Se tienen 1 o 2 y listo.

Lo único que si veo es que las relaciones son mucho más inestables. Matrimonios que raramente Durán más de 10/15 años, rupturas continúas, etc. Pero eso solo explica una parte del problema.

Si Rocío Monasterio e Iván Espinosa en vez de vivir en un súper Chalet en el Viso, vivieran en un piso de Vallecas de alquiler mileuristas los 2, hubieran tenido 4 niños como los han tenido? Habría que verlo. 

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Estoy poco de acuerdo, Compungido. La realidad es que los recursos de la inmensa mayoría de personas en la actualidad es muy, muy, pero que muy superior a los de las generaciones pasadas. No haría falta remontarse a más de dos generaciones. Simplemente lo que hay es el convencimiento de que el nivel de recursos mínimos que hay que proporcionarle a los hijos es muy superior al que consideraban antes o, dicho de otro modo, no se considera una vida digna hoy la que pueda tener un niño con los recursos que contaban los de otros tiempos.                                 

 

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hace 11 minutos, Vanu Gómez dijo:

Estoy poco de acuerdo, Compungido. La realidad es que los recursos de la inmensa mayoría de personas en la actualidad es muy, muy, pero que muy superior a los de las generaciones pasadas. No haría falta remontarse a más de dos generaciones. Simplemente lo que hay es el convencimiento de que el nivel de recursos mínimos que hay que proporcionarle a los hijos es muy superior al que consideraban antes o, dicho de otro modo, no se considera una vida digna hoy la que pueda tener un niño con los recursos que contaban los de otros tiempos.                                 

 

Claro, es lo que tú dices. Tenemos a los niños ahora como antes, sin apenas vacunar, sin escolarizar (o una escolarización muy precaria), poniéndolos a trabajar con 10/12 anos, con ropa recosida por todos lados, con abuelos padres e hijos viviendo en el mismo caseron? No sé, no creo que eso sea un avance. Así es como se tenían a los niños en España no hace mucho. 

Simplemente con que se solucionara el acceso a la vivienda, estoy seguro de que vivíamos un pequeño baby boom. Un contrato social, donde se provea de vivienda con el compromiso de tener niños. Por ejemplo.

Editado por EspañolCompungido. Motivo:

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hace 16 minutos, EspañolCompungido dijo:

Claro, es lo que tú dices. Tenemos a los niños ahora como antes, sin vacunar, sin escolarizar (o una escolarización muy precaria), poniéndolos a trabajar con 10/12 anos, con ropa recosida por todos lados, con abuelos padres e hijos viviendo en el mismo caseron? No sé, no creo que eso sea un avance. Así es como se tenían a los niños en España no hace mucho. 

Simplemente con que se solucionara el acceso a la vivienda, estoy seguro de que vivíamos un pequeño baby boom. Un contrato social, donde se provea de vivienda con el compromiso de tener niños. Por ejemplo.

El tema de la natalidad es un problema extendido incluso a los países de mayores recursos del mundo. No es por tanto esa la causa principal de fondo, creo yo.

Por cierto, nuestros padres o abuelos, a pesar de las dificultades no creo que  al final consideren que sus vidas no fueran dignas de ser vividas, incluso en esas condiciones. 

Un primo mío tuvo el año pasado el tercer hijo... y la primera reacción de su entorno inmediato, en vez de alegría, fue de preocupación. Hablo del tercer hijo, que sería el mínimo que necesitaría nuestro país para garantizarse un sano relevo generacional.

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      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

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