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Vanu Gómez

Los rencores acumulados en la posguerra de España. Cómo podrían prevenirse los abusos de quienes utilizan una victoria para saldar disputas personales.

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Se qué el tema es muy recurrente pero este hilo lo abro, no para soltar una retahila de truculentas historias de horror y mezquindad, sino para recordar algo que me parece evidente (1)... la asignación de familias enteras a una supuesta marca ideológica solo como consecuencia de padecimientos en alguno de sus mayores, a pesar de que probablemente en lo fundamental serían gente que encuadra más bien en algo que podríamos llamar cánones tradicionales hispanocatólicos.

Todos sabemos que en nuestra España de la posguerra una gran parte de etiquetados negativos fueron resultados de oportunismos mezquinos de caciquillos -en realidad muchos de ellos impermeables ideológicamente a los principios de su supuesto bando- que aprovechando el posicionamiento dentro de las estructuras de los vencedores se dedicaron a hacer abuso de poder de forma bastante rastrera, poco que ver con cuestiones de ideas o de justicia sino como forma de resolver disputas menores, rencillas, etc, de esas tan usuales en los pueblos, barrios de ciudades, etc. También se que muchos de los mandos de los alzados conocían esto y en muchas ocasiones lo tuvieron en cuenta para hacer vistas gordas (2) viendo la injusticia  y mala intención de las acusaciones, pero en no pocos casos se consumaron de forma penosa. 

Este fenómeno lo tengo bastante constatado gracias a que en los últimos años ha habido una especie de reafloramiento de estas intrahistorias a cuenta de la famosa "memoria histórica" y uno se va dando cuenta por hilado de por qué familias cuyo forma, estilo, etc, no encaja con lo que suponías "gente de izquierda" , en realidad pensarías que es gente típica y clásica, prototipo de lo que promovía la derecha tradicional española... notas que son reacios, sin aparente congruencia.

Lo que quiero decir es que hay "perdida" todo un colectivo de nuestra nación perfectamente alineada en su forma  real de ser, pensar y comportarse con lo hispanocatólico pero que  en su adscripción o etiquetaje queda fuera. Achaco una parte de esta disarmonía a los hechos históricos que menciono.

Mi pregunta es si conocéis algún caso en la historia en que se haya logrado evitar ese tipo de revanchas aprovechando formar parte del bando bélicamente vencedor. Bien supongo que esto es algo casi utópico y que cuando se llega a la situación de guerra y esta se decanta por un lado ya es imparable que quienes se jugaron mucho por su bando no estén dispuestos a renunciar al botín. Para evitar algo así el mando de los vencedores deberían reprimir también  a los suyos, lo que provocaría amotinamientos y aún más caos... supongo.

Este asunto lo considero yo muy importante. Básicamente trata, partiendo de un ejemploc concreto, de  ir a algo más general y es ....cómo evitar que el oportunismo se cargue la legitimidad de un movimiento patriótico.

 

(1) como anécdota solo os comento el caso de una rama de mi familia... en la Montaña existía el apelativo de "rujíu", "rojillu", etc, para la gente de extrema rubicundez, esta casualidad dialectal fue  utilizada maliciosamente en su día aprovechando que las autoridades foráneas desconocían el verdadero significado de este termino dialectal y aunque se lo dijeran, como que la palabra tenía ese estigma.

(2) imaginémonos una situación análoga a la España de los siglos de Oro y las denuncias entre vecinos con acusaciones de brujería etc, la mayor parte de las cuales eran desechadas por los inquisidores, sabedores del origen de ese tipo de calumnias...

 

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El tema que planteas es muy interesante. En las guerras civiles siempre afloran rencillas personales, injusticias y abusos de poder como el que describes y que pueden lastrar a varias generaciones. Por eso conviene evitar las guerras civiles. De guerrear, mejor con algún país extranjero.

En la última guerra civil, las directrices del entonces máximo responsable de Falange, el cántabro Manuel Hedilla, fueron claras. En el discurso radiofónico de la Nochebuena de 1936 decía lo siguiente:

Cita

Sembrad el amor por los pueblos por donde paséis. Tratad de un modo especialmente cordial y generoso a los campesinos y a los obreros. Porque ellos son, por ser españoles y por haber sufrido, nuestros hermanos. Y me dirijo ahora a los falangistas que se cuidan de las investigaciones políticas y policiales de las ciudades y sobre todo en los pueblos: Vuestra misión ha de ser obra de depuración contra los jefes cabecillas y asesinos; pero impedid con toda energía que nadie sacie odios personales y que nadie castigue o humille a quien por hambre o desesperación haya votado a las izquierdas. Todos sabemos que en muchos pueblos había (y hay) derechistas que eran peores que los rojos. Quiero que cesen las detenciones de esa índole.

Donde las haya habido, es necesario que os convirtáis vosotros en una garantía de los injustamente perseguidos. Y allí donde os encontréis, estad resueltamente dispuestos a oponeros a procedimientos contra los humildes. La Falange ha de estar en todos los sitios con la cara alta para defenderse de sus muchos enemigos. Y no hagáis sino sembrar amor, allá por donde paséis, dando el ejemplo que merecemos.

Está claro que no le hicieron mucho caso. Pero la Falange estaba descabezada (sus máximos dirigentes habían muerto) y anegada por elementos ajenos, y el propio Hedilla sería encarcelado poco después. Las directrices de Hedilla están ahí y no pueden ser más claras.

Mis familias paterna y materna fueron represaliadas por los rojos y simpatizaban claramente con el bando nacional. Sin embargo, también fueron testigos de actuaciones poco limpias. Por ejemplo, a cierto cónsul mexicano que salvó a mi abuelo paterno -y a muchos otros nacionales- jugándose el tipo, en la posguerra se le quiso procesar por masón. Si el hombre fue masón o no, no lo sé, pero en el momento que arriesgó su vida para salvar a muchos católicos resulta estúpido que le quisieran represaliar.

Mi abuelo materno fue fusilado en Paracuellos al poco de empezar la guerra; su esposa, embarazada, y el resto de hijos quedaron en territorio controlado por los rojos hasta el final de la guerra. Al quedar en territorio rojo, la ciudad fue bombardeada por la aviación nacional. ¿Qué habría pasado si una de esas bombas hubiese matado o herido a alguno de estos familiares? Pues aunque simpatizasen con el bando nacional, quizá habrían desarrollado algún tipo de animadversión hacia el naciente régimen, y creo yo que sería comprensible.

No fue el caso. Pero sí que tuvieron algún problema. Rojos incrustados en el nuevo régimen (de ese tipo de rojos que se las arreglan para estar bien en todos los regímenes) acusaron falsamente mi abuela, viuda de guerra, de estraperlo. Su hijo mayor, falangista convencido, llegó a pedir a ayuda a P. Canales, que aunque tenía algunos cargos en el régimen también era el jefe de la Falange clandestina. Se solucionó el tema porque la acusación era falsa. Pero ya ves que hasta las rencillas y las injusticias podían alcanzar a los propios nacionales. Por cierto, no sé sabe cómo, pero a mi pobre abuela, viuda al cargo de cinco niños, gente incrustada en los "vencedores" se las arregló para ir poniendo a su nombre numerosos terrenos que ella había heredado de su familia. Un expolio en toda la regla contra el que mi pobre abuela, tan atareada como estaba sacando adelante a cinco niños, no tuvo tiempo ni ganas de protestar o impugnar, de lo buena que era.

Una guerra civil siempre trae aparejadas este tipo de rencillas. Mucha gente con mal fondo aprovecha para saciar viejos odios y pescar en río revuelto, tanto en el bando perdedor como en el ganador. Creo sinceramente que Franco no hizo lo suficiente para evitar o mitigar estos problemas. Aun así, estos problemas se van a dar inevitablemente en toda guerra civil, por lo que conviene evitar una guerra de ese tipo a toda costa. España no se puede permitir otra guerra civil: si de las anteriores nos las hemos arreglado para salir adelante cada vez más debilitados, la próxima guerra civil probablemente sería la defunción definitiva de España.

¿Qué hacer si esas rencillas no se han extinguido o vuelven a aflorar ahora, entre familias diferentes o dentro de una misma familia? Pues creo que la pauta la marca Hedilla. Si en diciembre de 1936, cuando España ardía y eran habituales los asesinatos y los saqueos más terribles, Hedilla llamaba a sembrar el amor y a ser generosos con los oponentes, ¿no habría mayor razón para hacer lo propio pasados ochenta años de aquello?

Además, yo tendría en cuenta una cosa: todo el que trabaja para producir un conflicto civil o para perpetuarlo, sea de izquierdas o de derechas, está conspirando contra España. De modo que el patriotismo exige no alimentar conflictos estériles ni perpetuar conflictos pasados. Un patriota no busca el conflicto con el resto de sus compatriotas; antes bien, trata de amortiguarlo y procura que se cierren las heridas. Si ama a España.

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Sí, estás muy en lo cierto, cualquier colectivo que aliente en dirección guerracivilista ha de ser tildado cuanto menos como lesivo al bien común nacional.

Me temo que en nuestra guerra y posguerra las palabras de Hedilla solo calaron en una élite muy comprometida con si ideal, en el que creían... por desgracia demasiada gente lo que hizo fue buscar injertarse en los vencedores y utlizar su posición de manera inmoral.

En cualquier guerra pienso que es casi incontrolable la ira de los propios, esa autorrepresión probablemente esté al alcance de una minoría y aunque los mandos lo requiriesen es muy difícil imponer esa "disciplina" a aquellos de los que dependes para lograr la victoria o, una vez lograda, a aquellos a los que se lo debes. El riesgo de motín y de mayor resquebrajamiento, supongo, pesará en la balanza.

Por eso, como bien dices, Hispano... la guerra civil es lo último. Hay que evitarla y considerar el peligro que tiene el que las generaciones que conocieron lo horrores de una posguerra ni siquiera sean escuchadas. En Espanna, gracias a Dios, hemos encadenado el mayor periodo de paz desde que comenzamos a quemar la traca interminable tras la invasión napoleónica y no paró hasta el 36.

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hace 19 horas, Hispanorromano dijo:

El tema que planteas es muy interesante. En las guerras civiles siempre afloran rencillas personales, injusticias y abusos de poder como el que describes y que pueden lastrar a varias generaciones. Por eso conviene evitar las guerras civiles. De guerrear, mejor con algún país extranjero.

En la última guerra civil, las directrices del entonces máximo responsable de Falange, el cántabro Manuel Hedilla, fueron claras. En el discurso radiofónico de la Nochebuena de 1936 decía lo siguiente:

Está claro que no le hicieron mucho caso. Pero la Falange estaba descabezada (sus máximos dirigentes habían muerto) y anegada por elementos ajenos, y el propio Hedilla sería encarcelado poco después. Las directrices de Hedilla están ahí y no pueden ser más claras.

Mis familias paterna y materna fueron represaliadas por los rojos y simpatizaban claramente con el bando nacional. Sin embargo, también fueron testigos de actuaciones poco limpias. Por ejemplo, a cierto cónsul mexicano que salvó a mi abuelo paterno -y a muchos otros nacionales- jugándose el tipo, en la posguerra se le quiso procesar por masón. Si el hombre fue masón o no, no lo sé, pero en el momento que arriesgó su vida para salvar a muchos católicos resulta estúpido que le quisieran represaliar.

Mi abuelo materno fue fusilado en Paracuellos al poco de empezar la guerra; su esposa, embarazada, y el resto de hijos quedaron en territorio controlado por los rojos hasta el final de la guerra. Al quedar en territorio rojo, la ciudad fue bombardeada por la aviación nacional. ¿Qué habría pasado si una de esas bombas hubiese matado o herido a alguno de estos familiares? Pues aunque simpatizasen con el bando nacional, quizá habrían desarrollado algún tipo de animadversión hacia el naciente régimen, y creo yo que sería comprensible.

No fue el caso. Pero sí que tuvieron algún problema. Rojos incrustados en el nuevo régimen (de ese tipo de rojos que se las arreglan para estar bien en todos los regímenes) acusaron falsamente mi abuela, viuda de guerra, de estraperlo. Su hijo mayor, falangista convencido, llegó a pedir a ayuda a P. Canales, que aunque tenía algunos cargos en el régimen también era el jefe de la Falange clandestina. Se solucionó el tema porque la acusación era falsa. Pero ya ves que hasta las rencillas y las injusticias podían alcanzar a los propios nacionales. Por cierto, no sé sabe cómo, pero a mi pobre abuela, viuda al cargo de cinco niños, gente incrustada en los "vencedores" se las arregló para ir poniendo a su nombre numerosos terrenos que ella había heredado de su familia. Un expolio en toda la regla contra el que mi pobre abuela, tan atareada como estaba sacando adelante a cinco niños, no tuvo tiempo ni ganas de protestar o impugnar, de lo buena que era.

Una guerra civil siempre trae aparejadas este tipo de rencillas. Mucha gente con mal fondo aprovecha para saciar viejos odios y pescar en río revuelto, tanto en el bando perdedor como en el ganador. Creo sinceramente que Franco no hizo lo suficiente para evitar o mitigar estos problemas. Aun así, estos problemas se van a dar inevitablemente en toda guerra civil, por lo que conviene evitar una guerra de ese tipo a toda costa. España no se puede permitir otra guerra civil: si de las anteriores nos las hemos arreglado para salir adelante cada vez más debilitados, la próxima guerra civil probablemente sería la defunción definitiva de España.

¿Qué hacer si esas rencillas no se han extinguido o vuelven a aflorar ahora, entre familias diferentes o dentro de una misma familia? Pues creo que la pauta la marca Hedilla. Si en diciembre de 1936, cuando España ardía y eran habituales los asesinatos y los saqueos más terribles, Hedilla llamaba a sembrar el amor y a ser generosos con los oponentes, ¿no habría mayor razón para hacer lo propio pasados ochenta años de aquello?

Además, yo tendría en cuenta una cosa: todo el que trabaja para producir un conflicto civil o para perpetuarlo, sea de izquierdas o de derechas, está conspirando contra España. De modo que el patriotismo exige no alimentar conflictos estériles ni perpetuar conflictos pasados. Un patriota no busca el conflicto con el resto de sus compatriotas; antes bien, trata de amortiguarlo y procurar que se cierren las heridas. Si ama a España.

Terrible historia la de tus familiares. En mi caso, en mi familia eran o bien simpatizantes del bando nacional o bien indiferentes/apolíticos. En cualquier caso, estuvieron en zona nacional durante todo el conflicto y no sufrieron represalias. Una suerte, sin duda. 

Una guerra civil es sin duda algo trágico y que en ningún caso fortalece a la Nación, sino que la debilita. Desear un conflicto civil para poder ganar influencia y poder es profundamente maquiavélico y hasta nihilista; todo lo contrario de lo que debería guiar al que quiere servir a España. Con esto no digo que cuando se llega a un punto de no retorno no sea lícito (y hasta una obligación) tomar las armas. Pero el quid de la cuestión es que hay que intentar evitar a toda costa llegar a ese punto en el que la guerra intestina y el conflicto civil son inevitables. 

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      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
        • Me gusta (5 positivos y 3 puntos de mejora)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
        • Correcto (3 positivos y 1 punto de mejora)
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