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Hace unos días leí un artículo de Bárbara Alpuente que me pareció sumamente lúcido y que por ello creo interesante compartir en el foro. Es una reflexión sobre los nuevos tiempos y el nuevo modo de vida que ha propiciado internet, en particular las redes sociales. Se pregunta si este nuevo modo de vida es mejor que el de hace un par de décadas (no mejor que el del Paleolítico, que evidentemente lo es).

Es una reflexión crítica sobre las nuevas tecnologías y los cambios sociales que llevan aparejados, no un lamento ludita. Creo que este tipo de críticas son necesarias para comprender y mejorar la sociedad y las propias tecnologías aunque no se compartan todos sus términos. Incluso son buenas estas críticas a la corriente arrolladora del momento aunque no se comparta ningún aspecto de la crítica. Lo comento porque es posible que algún forero discrepe en su totalidad del artículo, pero reconocerá que es positivo que haya quien resista y someta a crítica estas corrientes arrolladoras que ninguno hemos impulsado aunque las hayamos acabado aceptando.

Considero el artículo un modelo de crítica inteligente que se podría hacer perfectamente desde la derecha aunque no se está haciendo. Se intercalan algunas citas del filósofo germano-coreano Byung-Chul Han que yo creo que merecen también la pena. Entiendo que el artículo no es una crítica al progreso, ni siquiera al progreso tecnológico, sino a la idea de que todos los cambios tecnológicos son positivos para la sociedad, a la idea de que estas novedades constituyen siempre un progreso y nunca un retroceso. No sé si lo verá de igual forma el amigo @Isaac Peral.

Cita

Los nuevos tiempos

23 de agosto de 2020 / Bárbara Alpuente
 
Los nuevos tiempos

“La interconexión digital total y la comunicación total, no facilitan el encuentro con otros. Más bien sirven para encontrar personas iguales y que piensan igual, haciéndonos pasar de largo ante los desconocidos y quienes son distintos, y se encargan de que nuestro horizonte de experiencias se vuelva cada vez más estrecho. Nos enredan en un inacabable bucle del yo y nos llevan a una autopropaganda que nos adoctrina con nuestras propias nociones”. Byung – Chul Han. “La expulsión de lo distinto”.

Llevo años quejándome de que no tengo tiempo para nada. Principalmente, para leer, o para escribir mis cosas más allá de mi trabajo alimenticio, es decir, para seguir desarrollándome como individuo. Pero luego, cuando mi hija se duerme, yo empiezo a cenar frente al ordenador, navego por internet, me paso un rato en Twitter y, finalmente, me pongo una serie en Netflix o HBO. O sea, tengo tiempo, pero estoy demasiado cansada para hacer algo con él y opto por lo más cómodo. Pero esta supuesta comodidad me va sumiendo en una inercia que me aboca a la ignorancia, la anestesia intelectual y a un vacío que, a la larga, es difícil revertir. Y podría pasarme la vida haciendo exactamente lo mismo, cada vez con menos energía, cada vez un poquito más deprimida, cada vez más aislada, sin asociarlo a que cada vez pongo menos esfuerzo en nada que no sea obligatorio: ganarme la vida y cuidar de mi hija.

Entonces, no puedo evitar plantearme todo lo que llevo años escuchando: que la tecnología hará la vida mejor, porque por el momento lo que veo es que te hace la vida más cómoda. ¿Es esto mejor? Y no es que esté proponiendo hacernos la vida más incómoda, pero tengo la sensación de que esta pereza intelectual nos está convirtiendo en una sociedad enferma, perezosa, ignorante y vanidosa (pero de buen rollo)

Todo el mundo se enfada mucho conmigo cuando critico las redes sociales, como el yonky que asegura tenerlo todo controlado y es capaz de argumentarse cualquier cosa con tal de seguir consumiendo. Yo también soy una yonky, pero con el tiempo me he ido haciendo consciente de que no lo tengo todo controlado; más bien es la tecnología la que me está controlando a mí. Como si las redes sociales fueran el camello repartiendo “caramelos”, y nosotros los niños en la puerta del colegio.

Y parezco una retrógrada nostálgica y cascarrabias cuando aseguro que nuestra vida no es mejor ahora que antes. Puede que, en el fondo, sea además las tres cosas, pero:

¿Es mejor relacionarse por wasap que en persona, sin apenas exponernos, a lo largo de los años, a la presencia de otros? ¿Es mejor tuitear todo lo que pensamos constantemente, o lo que nos está pasando o lo que hemos visto o lo que opinamos? ¿Es mejor? ¿Es mejor sentir la necesidad de enseñar las fotos de todo lo que hacemos a los demás en vez de, simplemente, vivirlo? ¿Acaso no es suficiente vivirlo? ¿De verdad necesitamos público para seguir existiendo? ¿Es esto una permanente función? ¿No parece la definición perfecta de una “farsa”?

¿Es mejor que te traigan a casa unas zapatillas en vez de ir a comprarlas? Sí, porque no tenemos tiempo para ir de compras. Vale, en ese caso replanteo la pregunta: ¿es mejor vivir sin tener siquiera tiempo para ir a comprarte unas zapatillas?

¿Es mejor ver todo el cine en el sofá en vez de acercarte a una sala y, ya de paso, salir de tu casa y relacionarte? Sí, porque tampoco tenemos tiempo para eso. Vale, ¿es mejor vivir sin tener siquiera tiempo para ir al cine?

¿Es mejor agotar las pocas neuronas que quedan despiertas navegando sin rumbo por internet, leyendo tuits sin la voluntad de cerrar la página, en vez de leer, como antaño, antes de acostarnos? Sí, porque a esas horas estamos ya muy cansados. Bien, ¿es mejor llevar una vida en la que estamos demasiado cansados como para hacer cualquier cosa que requiera un mínimo de esfuerzo?  ¿Y no puede ser que estemos más cansados, precisamente, por vivir así?

¿No puede ser que esa supuesta comodidad, en vez de hacernos la vida más fácil, nos esté haciendo la vida más estéril? La pereza llama a la pereza y, en este momento, el esfuerzo intelectual parece una excentricidad. Un artículo de más de un folio es “demasiado intenso”, quedar con la gente es “demasiado complicado”, si total, ya nos lo hemos contado todo por wasap, y leer un libro es “demasiado cansado”.

No, no vamos a mejor. Y os aseguro que este no es el discurso de una señora que echa de menos el pasado, sino de una señora que va notando el deterioro de sus capacidades, de sus energías, de su curiosidad, de su desarrollo e, incluso a veces, de su alegría. Porque todo parece una simulación de vida, una vida que no estamos viviendo plenamente, sino poniendo en manos de una pantalla para que desde ahí se nos genere alguna emoción. Emociones que cada vez tenemos menos capacidad de generar nosotros mismos.

“Viajamos por todas partes sin tener ninguna experiencia. Uno se entera de todo sin adquirir ningún conocimiento. Se ansían vivencias y estímulos con los que, sin embargo, uno se queda siempre igual a sí mismo. Uno acumula amigos y seguidores sin experimentar el encuentro con alguien distinto. Los medios sociales representan un grado nulo de lo social”.  Byung – Chul Han. “La expulsión de lo distinto”.

Hemos normalizado la exhibición constante de quiénes somos o de quiénes queremos que crean que somos, hemos normalizado la necesidad de relatar nuestro pensamiento y nuestras actividades a los demás. Hemos normalizado hacernos fotos a nosotros mismos en cualquier situación y no sentimos ningún pudor por ello porque “todo el mundo lo hace” y, además “¿qué tiene de malo? Pero yo me pregunto: ¿Y qué tiene de bueno? ¿Qué tiene de bueno seguir alimentando una autoestima bulímica? ¿Es que no nos hemos dado cuenta ya, a estas alturas, de que esto no tiene fin? ¿Que esa autoestima jamás se conformará con nada y cada vez necesitará más alimento? ¿Será acaso la última experiencia de nuestra vida, un selfie en la cama de paliativos junto a una sonriente enfermera? ¿Rezará nuestro epitafio, inscrito en una lápida: “dame un like antes de irte”?

Este comportamiento está condicionando nuestra manera de pensar, de estar, de ser. Las redes sociales no son solo un instrumento, o un pasatiempo, sino una forma de vida. Y lo son porque en el momento el que te vas a comer una paella, tu cabeza te recuerda que tienes que hacerle una foto para enseñarla inmediatamente. ¿De qué sirve comerme una paella si nadie más va a saber que me he comido una paella? ¿De qué sirve pasarlo bien si nadie va a saber que me lo estoy pasando bien? ¿De qué sirve estar vivo si no puedo constatar con todo el mundo que lo estoy, a través de mi selfie diario?

“La adicción a los selfies no tiene mucho que ver con el sano amor a sí mismo: no es otra cosa que la marcha en vacío de un yo narcisista que se ha quedado solo. Esta adicción intensifica la sensación de vacío”. Byung – Chul Han. “La expulsión de lo distinto”.

Y entonces me diréis que la tecnología es muy útil para el trabajo y para las relaciones sociales, que si no estás conectado no trabajas, que si no estás en redes te quedas aislado, y ¿sabéis qué? Estoy de acuerdo, esto funciona así y no lo podemos negar, pero insisto, ¿es mejor?

Llevamos años escuchando que la tecnología es una gran herramienta, y creo que así puede ser, el problema empieza cuando la herramienta de la tecnología pasas a ser tú. En este momento, nosotros somos herramientas en manos de la tecnología. Y encima, ni siquiera sabemos para qué.

Y ahora voy a subir esto a Twitter.

Los nuevos tiempos | Otras Políticas

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Sí, yo no he dicho que todo cambio sea siempre a mejor, solo que ha habido muchos en los últimos 3 siglos (también muchos malos, hay mezcla de ambos), las redes sociales no me gustan. Tengo Facebook porque casi es obligatorio para según qué cosas pero ni lo toco en meses, Twitter ya lo abandoné, Instagram paso y WhatsApp porque no tengo más remedio que tenerlo.

En realidad considero que la mejor época de España fue hace 6 décadas, no ahora. Me refiero en cuanto a equilibrio entre cosas buenas y malas. En algunas cosas sí hemos mejorado desde entonces pero hemos empeorado en muchas más, y también había cosas mejores antes de esa epoca, pero también otras muchas peores.

Por tanto no es que sea un progresista que piense que todo tiempo pasado fue peor, no sé si es que he dado a entender eso, pero no, no soy progresista ni inmovilista. Sino un punto intermedio entre ambas: Hay cosas en las que hay que progresar, otras en las que no y otras (muchas) en las que hay que ser " reaccionario". Lo que no hago es comprar un paquete ideológico entero. Es decir: Que si eres progresista lo eres para todo y si eres reaccionario lo mismo para todo. No, soy progresista para unas cosas, conservador para otras y tradicionalista para otras. No sé si se entiende lo que quiero decir.

Y por cierto, cuándo dije que me gustaban cosas de USA (no todo) me refería al de hace 7-8 décadas, no al de ahora, supongo que también es preciso aclararlo. Y  lo mismo con el Japón de hasta finales de los 80. 

Editado por Isaac Peral. Motivo:

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y no será que esos períodos que combinan naciones de moral fuerte y relativamente sana con gran prosperidad económica son los que, por mala asimilación de ese éxito material, son los de siembra de la degeneración moral?

 

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6 hours ago, Vanu Gómez said:

y no será que esos períodos que combinan naciones de moral fuerte y relativamente sana con gran prosperidad económica son los que, por mala asimilación de ese éxito material, son los de siembra de la degeneración moral?

 

Yo también lo creo así. Cuando no te falta comida, ni techo, ni dinero y nunca has sufrido penurias, es muy fácil acomodarte y empezar a divagar. 

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hace 1 hora, RobertoRC dijo:

Yo también lo creo así. Cuando no te falta comida, ni techo, ni dinero y nunca has sufrido penurias, es muy fácil acomodarte y empezar a divagar. 

a mí de este tiempo de pandemia lo que  más me ha impactado no es el tema del virus en sí sino la fragilidad de la gente, lo fácil que pierde los estribos, el temple... todavía estoy impresionado de lo que voy viendo, y no es que yo sea Jarri el Duro, pero vamos, que está siendo un banno de realidad.

estoy convencido de que buena parte de eso es que llevamos acumulando generaciones de blandengues, la mayor parte de los cuales no han doblado el lomo ni para echar la mano en vacaciones a un abuelo o a un tío en el huerto.

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hace 9 horas, Vanu Gómez dijo:

y no será que esos períodos que combinan naciones de moral fuerte y relativamente sana con gran prosperidad económica son los que, por mala asimilación de ese éxito material, son los de siembra de la degeneración moral?

 

Sí, eso fue lo que me motivó a abrir el hilo ese de la política, de ahí que dijera que no existe solución política en esta vida, el problema es que siempre acabo recayendo en lo mismo, ayer lo hice mismamente. Pero bueno hay que comprometerse a dejar de hacerlo.

Este meme lo resume bien, aunque de forma un poco burda.

ES8eJTVWkAYPJvi?format=jpg&name=medium

Editado por Isaac Peral. Motivo:

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Fijaos cómo en el fondo el pensamiento del carlista V. de Mella en realidad es bastante optimista, pues confía plenamente en la capacidad humana -eso sí, mientras haya apego a la Fe- de lograr el progreso, que según él no es otra cosa que tradición de lo alcanzado por los anteriores más lo que se va construyendo sobre ello.

El problema llega que en cuanto se alcanzan ciertos estándares materiales el reblandecimiento de costumbres -por lo que vamos viendo- va favoreciendo el ´desapego a la Fe.  Ahí se sientan las bases para revertir el proceso. No creo que se necesitan más de cuatro generaciones en estas circunstancias para que una sociedad ateizada/hedonizada entre en descomposición.

Si nos vamos a la temática del foro, resulta que tras las exitosas -en números, al menos- reformas borbónicas se alcanzaron las mayores cotas de riqueza en los virreinatos y a su vez los mayores registros del quinto real al que tenía derecho la Corona. Unos cuantos lustros después ya teníamos a parte de las élites de ultramar totalmente entregadas a la ambición, de ahí al separatismo y de ahí a la ruína, pocas décadas después.

La derecha tradicional no se opone al progreso técnico y material, sino que advierte que ese no puede ser el motor de una sociedad ni el objetivo al que subordinar todo lo demás, pues de ahí a idolatrar el becerro va un paso.

Franco creyó que el desarrollismo sería la solución al desgarro civil tras la guerra, que lo mejor era no meterse en política--> erró, el agradecimiento de quienes lo experimentaron y descendientes es cero o tirando a negativo.

Rajoy pensaba que lo importante era la gestión económica y que las cuestiones ideológicas mejor que se ocupe la izquierda--> erró, nadie se preocupó en las siguientes elecciones de mirar sus indicadores a la hora de votar.

Como hoy día podemos comprobar, el trauma de la guerra civil no pudo ser borrado con prosperidad material. Muy por el contrario, una vez solucionado lo urgente y material comenzaron a aflorar los resentimientos del alma y hoy día los cabecillas de la izquierda solo tienen en mente conseguir la victoria moral reescribiendo la historia y por imposición legal. Todos hemos visto cómo de repente, cosas en las que nadie pensaba o había caído, volvían a ser revividas por conocidos, amigos o incluso familia que se convirtieron en reproductores de un resentimiento generacional transmitido en la intimidad de los hogares.

Prosperidad material? Tecnología?Progreso técnico? Sí, pero ojo, sin ponderarlos fuera del auténtico orden jerárquico de valores. Hay cosas del alma y del espíritu que permanecen inmutables desde Caín y Abel hasta nuestros días, estemos o no más avanzados técnicamente. Quizás la necesidad no es que nos haga mejores moralmente y, en realidad, solo mantenga alejado a un tipo de vicios, porque vileza también ha habido y mucha en épocas de miseria.

 

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hace 1 hora, Vanu Gómez dijo:

Fijaos cómo en el fondo el pensamiento del carlista V. de Mella en realidad es bastante optimista, pues confía plenamente en la capacidad humana -eso sí, mientras haya apego a la Fe- de lograr el progreso, que según él no es otra cosa que tradición de lo alcanzado por los anteriores más lo que se va construyendo sobre ello.

El problema llega que en cuanto se alcanzan ciertos estándares materiales el reblandecimiento de costumbres -por lo que vamos viendo- va favoreciendo el ´desapego a la Fe.  Ahí se sientan las bases para revertir el proceso. No creo que se necesitan más de cuatro generaciones en estas circunstancias para que una sociedad ateizada/hedonizada entre en descomposición.

Si nos vamos a la temática del foro, resulta que tras las exitosas -en números, al menos- reformas borbónicas se alcanzaron las mayores cotas de riqueza en los virreinatos y a su vez los mayores registros del quinto real al que tenía derecho la Corona. Unos cuantos lustros después ya teníamos a parte de las élites de ultramar totalmente entregadas a la ambición, de ahí al separatismo y de ahí a la ruína, pocas décadas después.

La derecha tradicional no se opone al progreso técnico y material, sino que advierte que ese no puede ser el motor de una sociedad ni el objetivo al que subordinar todo lo demás, pues de ahí a idolatrar el becerro va un paso.

Franco creyó que el desarrollismo sería la solución al desgarro civil tras la guerra, que lo mejor era no meterse en política--> erró, el agradecimiento de quienes lo experimentaron y descendientes es cero o tirando a negativo.

Rajoy pensaba que lo importante era la gestión económica y que las cuestiones ideológicas mejor que se ocupe la izquierda--> erró, nadie se preocupó en las siguientes elecciones de mirar sus indicadores a la hora de votar.

Como hoy día podemos comprobar, el trauma de la guerra civil no pudo ser borrado con prosperidad material. Muy por el contrario, una vez solucionado lo urgente y material comenzaron a aflorar los resentimientos del alma y hoy día los cabecillas de la izquierda solo tienen en mente conseguir la victoria moral reescribiendo la historia y por imposición legal. Todos hemos visto cómo de repente, cosas en las que nadie pensaba o había caído, volvían a ser revividas por conocidos, amigos o incluso familia que se convirtieron en reproductores de un resentimiento generacional transmitido en la intimidad de los hogares.

Prosperidad material? Tecnología?Progreso técnico? Sí, pero ojo, sin ponderarlos fuera del auténtico orden jerárquico de valores. Hay cosas del alma y del espíritu que permanecen inmutables desde Caín y Abel hasta nuestros días, estemos o no más avanzados técnicamente. Quizás la necesidad no es que nos haga mejores moralmente y, en realidad, solo mantenga alejado a un tipo de vicios, porque vileza también ha habido y mucha en épocas de miseria.

 

Muy de acuerdo. 

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      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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