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Hay una dinámica en Twitch que convierte las emisiones de esa plataforma en algo sustancialmente adictivo, sobre todo entre los más jóvenes, y es lo que en la jerga de la plataforma llaman "raids", que es la forma en cómo se pasan los espectadores de un canal a otro.
Cuando un streamer termina de emitir, por lo general no corta la emisión permitiendo que cada cual vuelva a sus cosas, sino que puede volcar a todos sus espectadores al canal de otra persona, haciendo de esta manera que la emisión sea continua durante las 24 horas del día.
Teniendo en cuenta que la mayoría de canales de Twitch, se dedican a la emisión de partidas online de juegos digitales, por lo general frecuentados por gente bastante joven, y que la propia plataforma tiene además juegos interactivos en los que juegan los streamers con sus espectadores a través del chat, la dinámica de volcar espectadores de un canal a otro, puede ser determinante entre los más pequeños para acabar enganchados.
No es como Youtube en la que un algoritmo decide qué videos se van a ir reproduciendo una vez acabado el que el espectador haya puesto primero. En este caso son los propios streamers quienes deciden qué van a ver a continuación sus espectadores, de ahí que, por la lógica afinidad de gustos que suele haber entre emisores y receptores, estos últimos se encuentren inmersos en un bucle constante de emisiones relacionadas con sus propios gustos. Por ejemplo, si un chaval se mete en un canal donde están emitiendo una partida de Fortnite, lo lógico es que cuando el emisor acabe de emitir, vuelque al espectador en otro canal donde estén emitiendo otras partidas del mismo juego o similares, y así sucesivamente, consiguiendo de esta forma que el espectador siga interesado y no se despegue de la pantalla. Una persona adulta y formada puede tener capacidad de decidir qué ver o cuándo parar, pero una cabecita joven y sin criterio, va dando tumbos de un lado a otro como un pececillo al que arrastra la corriente.
Es algo semejante a como ocurre con los canales temáticos de tv para niños, donde están 24 horas programando dibujos animados o películas infantiles, y si un adulto no supervisa la actividad del niño, puede acabar enganchado a la tv. Aunque en este caso es peor porque detrás de los canales, no hay un equipo técnico supervisando, supuestamente, la calidad de los contenidos, sino que queda al albur de otros chavales jóvenes, por lo general tan inmaduros como sus espectadores. O aun peor, al albur de gente sin escrúpulos que buscan por lo general monetizar sus emisiones con las donaciones de sus oyentes.
El otro día me pasaron un interesante meme que os comparto por su relación con este tema: