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Hispanorromano

Monseñor Luis Argüello cuestiona el dogma democrático

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Monseñor Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, ha realizado en Twitter unas declaraciones a mi juicio muy "políticamente incorrectas" y muy de celebrar, ya que hace bastante tiempo que los obispos españoles no decían algo así:

Una lectura superficial puede hacer creer que se trata de una afirmación trivial o hueca de las muchas que leemos en Twitter, pero analicemos bien la frase:

Cita

La democracia presupone el cultivo de lo que no se pone a votación: la vida, la dignidad de la persona, la libertad de conciencia, la honda aspiración a la verdad, el bien y la belleza, la igualdad de derechos, la historia compartida como nación… Votamos porque no todo se vota.

Lo que dice Argüello es que hay una serie de principios, como la vida, la dignidad, la verdad o la historia compartida de la nación, que están por encima de la democracia y que no pueden someterse a votación. Si esos principios no están bien asentados y protegidos, no hay democracia que valga.

Monseñor Luis Argüello está cuestionando grandes dogmas del mundo actual: que todo se puede someter a votación, que la mayoría siempre lleva razón, que importa más la cualidad democrática de las decisiones políticas que su encaminamiento al bien y a la verdad. De un plumazo, ha puesto en solfa todos los dogmas democráticos.

Algunos lo han entendido al revés:

Pero yo creo que el tema está bastante claro y el calumniado Monseñor Luis Argüello merece un aplauso por estas declaraciones tan "políticamente incorrectas" incluso para el estándar de Vox y de las nuevas derechas que presumen de romper tabúes. Pero más que por su incorrección política (cuestión esta de raíz relativista), Argüello merece el aplauso por decir la pura verdad y por recordar la doctrina tradicional de la Iglesia en sus aspectos más controvertidos para el mundo actual.

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Bravo por Monseñor Argüello, y desde luego muy mal por aquellos que lo vituperan por decir lo que ha dicho, ya que o no saben leer, o tienen muy mala leche, o simplemente el intelecto no les da para más, porque el significado de esa reflexión no es otro que la democracia debería servir para conservar y desarrollar todo aquello que se cita: "la vida, la dignidad de la persona, la libertad de conciencia, la honda aspiración a la verdad, el bien y la belleza, la igualdad de derechos, la historia compartida como nación", y para eso es para lo que votamos. Quizás sea que a esas personas no les interese tanto conservar lo esencial como dominar, o al menos hacerse de notar, porque si no, no tiene sentido. Ojalá muchos leyesen y reflexionasen sobre el sentido de esas palabras, que hoy tienen un gran sentido.

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Tampoco es que haya condenado la democracia, ha condenado el democratismo, la idea de que no hay una moral objetiva y todo depende de la voluntad popular, en el fondo una forma de relativismo y liberalismo. Cosa diferente es la democracia como sistema de elección de gobernantes, que es algo que no se menciona en ese tweet.

Igual los de AES se refieren a eso, que querían una condena de la democracia en sí misma, no lo han dicho pero seguro que piensan que la aceptación de la misma es cosa del Concilio Vaticano II, pero no, eso ya viene de bastante antes, al menos desde León XIII:

"Ni está prohibido tampoco en sí mismo preferir para el Estado una forma de gobierno moderada por el elemento democrático, salva siempre la doctrina católica acerca del origen y el ejercicio del poder político. La Iglesia no condena forma alguna de gobierno, con tal que sea apta por sí misma la utilidad de los ciudadanos. Pero exige, de acuerdo con la naturaleza, que cada una de esas formas quede establecida sin lesionar a nadie y, sobre todo, respetando íntegramente los derechos de la Iglesia."

http://www.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_20061888_libertas.html

Vamos, que se podía ser católico y demócrata desde bastante antes del malvado Concilio Vaticano II, lo que no se podía -ni se puede hoy- es ser liberal relativista, que es otra cosa totalmente diferente.

Editado por Isaac Peral. Motivo:

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Dejo un par de artículos que publicó el año pasado Manuel de Prada en ABC, donde habla de la democracia y de las dos ofertas que las democracias actuales ofrecen a sus ciudadanos, liberalismo y socialismo, en los que desarrolla con bastante claridad la corrupción que ha sufrido la política a partir de un mismo núcleo de pensamiento que aparentemente hoy se presenta como una de las partes en la contienda política: el liberalismo.

Es importante porque puede servir para la reflexión, tanto de quienes lo apoyan desde supuestos conservadores o tradicionales, como de quienes lo combaten desde supuestos sociales.

Cita

Liberalismo y socialismo (I)

Publicado por Juan Manuel de Prada en ABC.
07 agosto 2019


Una de las afirmaciones que más enervan a la gente enzarzada en los debates inanes de la demogresca (por eso yo disfruto como un enano repitiéndola) es que el liberalismo y el socialismo, con las infinitas escuelas o chiringuitos epigonales nacidos a su rebufo, comparten un mismo «núcleo místico». Y que lo mismo ocurre con las respectivas doctrinas económicas que prohijaron, capitalismo y comunismo.

A los ingenuos que rechacen esta afirmación les recomiendo la estupenda entrevista que Jorge Bustos le hizo hace un par de semanas a un inteligentísimo Íñigo Errejón. Allí Errejón lanzaba un ditirambo exultante del liberalismo, al que calificaba como «la primera doctrina nacional y popular de España», con «un principio emancipador brutal». Y proseguía Errejón: «Luego el socialismo trata de llevar esos principios liberales un poco más allá. No los refuta: los adopta y los amplía. No choca con el liberalismo: lo desarrolla». Por supuesto, la caracterización del liberalismo como «primera doctrina nacional y popular de España» es completamente peregrina. Pues si ha habido una doctrina política verdaderamente popular en España ha sido, precisamente, el antiliberalismo, como prueban el rechazo heroico del pueblo español primero a la dominación napoleónica y luego a las sucesivas usurpaciones liberales. Pero aquí no nos interesa tanto refutar falsificaciones históricas como resaltar que, en efecto, la izquierda abraza y considera propios los principios del liberalismo, que a la postre -como nos enseña Castellani- son fundamentalmente idolatrías: idolatría del progreso, encargado de instaurar un nuevo paraíso terrenal; idolatría de la ciencia, con la cual el hombre quiere hacer otra torre de Babel que llegue hasta el cielo; idolatría de la carne, para convertir a los hombres (¡y mujeres, oiga!) en chiquilines sin prole, engolosinados con una sexualidad plurimorfa…. Idolatrías todas, en fin, que se resumen en una obsesión monomaníaca por la libertad, que -remata Castellani- «vino a servir maravillosamente a las fuerzas económicas y al poder del Dinero, que también andaban con la obsesión de que los dejasen en paz. Y los dejaron en paz: triunfaron sobre el alma y la sangre la técnica y la mercadería; y se inauguró en todo el mundo una época en que nunca se ha hablado tanto de libertad y nunca el hombre ha sido en realidad menos libre».

Errejón, que en la entrevista proclama con entusiasmo su adhesión al liberalismo político, pone sin embargo distancia con su plasmación económica, que denomina «neoliberalismo» y no «capitalismo» (supongo que por no espantar a los lectores sistémicos o moderaditos). Pero Marx dejó escrito que el comunismo procede del capitalismo y se desarrolla históricamente con él; y es que, en efecto, el comunismo -que es un epifenómeno reactivo a la libertad enloquecida del Dinero- es, como el propio liberalismo, hijo del racionalismo del siglo XVIII, que produjo el contrato social y el laissez faire. Capitalismo y comunismo, como nos enseña Chesterton, poseen una misma alma, que es el despojo de la propiedad; y sólo se distinguen en la identidad del ladrón, que en un caso es la plutocracia acaparadora y en otro el Estado Leviatán.

El liberalismo, con su «principio emancipador brutal», genera un espejismo euforizante de libertad política que termina siendo inestable, porque choca con la falta de libertad económica del capitalismo (que concentra la propiedad de los medios de producción en unas pocas manos, convirtiendo a la mayoría de la población en asalariados sin libertad económica). ¿Cómo salvar esta contradicción que, a la larga, haría inviable el capitalismo? Responderemos a esta pregunta en un próximo artículo.

 

Liberalismo y socialismo (y II)

Publicado por Juan Manuel de Prada en ABC.
01 septiembre 2019


Para salvar su propia inestabilidad, el capitalismo podría recurrir a una solución drástica, la tradicional o distributista, consistente en poner la propiedad de los medios de producción en manos de una mayoría social; o bien a una solución «mitigada» (que es la que le conviene para sus mangoneos), consistente en que el Estado sea vigilante de los estragos del capitalismo. Así se alcanza esa simbiosis entre capitalismo y comunismo que Belloc denominaba «Estado servil» y que los modernos llaman «socialdemocracia» (si tiran hacia el negociado de izquierdas) o «social-liberalismo» (si tiran hacia el negociado de derechas). Y es que, a la postre, como señala Belloc, «el experimento colectivista se adapta completamente a la sociedad capitalista a la que se propone destituir. Trabaja con la maquinaria que le proporciona el capitalismo, habla y piensa con los mismos términos del capitalismo, invoca exactamente los apetitos despertados por el capitalismo y ridiculiza, calificándolas de fantásticas e inauditas, aquellas cosas de la sociedad cuya memoria mató el capitalismo en el alma de los hombres, allá donde llegó su flagelo».

El capitalismo, para corregir su equilibrio inestable, necesita que el comunismo asegure a las masas despojadas de los medios de producción «la satisfacción de unas necesidades vitales y un nivel mínimo de bienestar». Pero esta amalgama, para ser plenamente efectiva, necesita fomentar la «anarquía moral». Pues -prosigue Belloc- «siempre resulta ventajoso para el rico negar los conceptos del bien y del mal, objetar las conclusiones de la filosofía popular y debilitar el fuerte poder de la comunidad. Siempre está en la naturaleza de la gran riqueza (…) obtener una dominación cada vez mayor sobre el cuerpo de los hombres. Y una de las mejores tácticas para ellos es atacar las restricciones sociales establecidas». De ahí que en los Estados serviles (amalgama de capitalismo y comunismo) sean tan importantes los «derechos de bragueta», igualmente exaltados por liberales y socialistas.

Y todo ello tiene su origen en ese «principio emancipador brutal» (Errejón dixit) del liberalismo, que con sus consignas de soberanía y autodeterminación convirtió a las naciones históricas tradicionales en un avispero de nacionalismos a la greña, y a los hombres que las formaban en chiquilines agitados y caprichosos. Así se sustituyó la solicitud amorosa del bien común, fin primordial de la política tradicional, por la devorante apetencia de derechos individuales que rompieron los vínculos comunitarios entre los hombres, que desde entonces se guiaron por la obtención del placer y de sus pretensiones egoístas. Esta disolución de los vínculos comunitarios dio lugar a una sociedad de individuos engreídos de su autonomía personal, ahítos de libertad, borrachos de derechos, que resultan muy mollares y manejables para las fuerzas del Dinero. Y esos individuos mollares y manejables terminan encumbrando a los políticos socialistas, que son los que más eficazmente reparten los placebos que aseguran la dominación del Dinero: subvenciones y subsidios por un lado; derechos de bragueta por otro. Así los pueblos se convierten en masas cretinizadas que hociquean en la pocilguita.

A la postre, como explicaba Castellani, el liberalismo consigue que «un grupo de socialistas, bajo la coartada de la adoración del Hombre, gobiernen el mundo con poderes tan extraordinarios como no los soñó Licurgo». De ahí que Errejón, que sabe perfectamente que el liberalismo crea las condiciones sociales, económicas y morales óptimas para el triunfo de la izquierda, lo ensalce sin dobleces y afirme sinceramente que el socialismo no refuta los principios liberales, sino que los hace propios y los desarrolla.

 

Entiendo que Monseñor Argüello, cuestiona precisamente esa falsa dicotomía que se presenta hoy como votar por los valores del liberalismo o hacerlo por los del socialismo, cuando en realidad la democracia debería estar orientada en otro sentido para que fuese verdaderamente un buen sistema de gobierno.

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De todos modos, hay que decir que la Iglesia viene defendiendo lo que Monseñor Argüello ha reflejado en ese Twuit desde siempre y que, aunque a algunos les pueda parecer que de unos años para acá, la Iglesia se ha escorado hacia la izquierda, la realidad es que eso no es así y como en todo, lo que viene defendiendo siempre es la verdad, dígala quien la diga. El problema es que vivimos en un mundo dominado por los mensajes mediáticos que desde uno u otro lado, se lanzan al público para moldear la opinión de los votantes y acercarlos a sus intereses, y eso puede que le haga a muchos entender que la Iglesia tiene otros intereses distintos a los que ha tenido siempre.

Vuelvo a colocar otro artículo, esta vez publicado hace un par de años por monseñor Rodríguez Plaza, donde a propósito de la eutanasia, hace un desarrollo muy parecido al que hace Argüello, señalando lo que es verdaderamente importante en el proceso democrático.

Cita

OFICINA DE INFORMACIÓN / ESCRITO SEMANAL DEL SR. ARZOBISPO. 22/07/2018

NUESTRA VIDA

“Es probablemente muy ingenuo esperar que en un debate político se pueda introducir una razonable medida de razón”. Son palabras de un obispo amigo mío. Creo que son palabras muy ciertas. Sin embargo, en radio y televisión crecen este tipo de debates. ¿Y qué pretenden, aparte de llenar tiempo y espacio? Hay una parte de mi persona, tal vez la más crítica y negativa, que me dice: “Nada hay en esos debates salvo juegos, poder y marketing”. De manera que, aunque parezca exagerado, concuerdo con mi amigo que, en realidad, el debate político ya no existe.

Pero, en esa reflexión sobre los “debates”, es también verdad que la Iglesia no puede renunciar a servir a la razón y al amor a la realidad en tantas cuestiones que se debaten no a fondo, porque están cargadas de ideología y no se busca lo que verdaderamente interesa al ser humano. ¿Ponemos un ejemplo? La introducción de un proyecto de ley sobre la eutanasia en el Parlamento, de rabiosa actualidad. Según mi amigo obispo, ésta pertenece a ese tiempo de cuestiones “virales”, donde, como en las guerras, la primera víctima es la verdad. La verdad, y la razón como vía de acceso a ella.

Se presenta dicha ley como un derecho más del ser humano. Interesante, ¿verdad? Pero, ¿es así realmente? Yo no me lo creo. El proyecto de ley está lanzado justo antes del verano, utilizando en su retórica falsamente negativa motivos tan poderosos como el ahorro en gastos médicos y de seguridad social. Pero no quisiera que en mis palabras se reflejara solo una valoración moral negativa de este proyecto de ley.

Como en otras cuestiones, por ejemplo, la ideología de género, el nacionalismo y otras, lo que se hace es desalentar a las personas que quieran recurrir a la inteligencia para entender las razones de dicho proyecto de ley. Me explico: para justificar la eutanasia, también desde hace mucho tiempo, se pone en marcha todos los recursos del poder: desde el cine y la televisión y todos los demás aparatos de la propaganda. No ha sido colocada en el Parlamente este proyecto de ley por casualidad; se ha escogido el momento. Ya están las masas humanas lo suficientemente drogadas, para solo pedir pan y circo. Tal vez ya no seamos capaces de ver y apreciar una vida sana y bella, razonable, capaz de justificar adecuadamente los sacrificios del amor, cuando la persona amada está enferma. Ya sabemos cómo se han introducido en España otros “nuevos derechos”, en el pasado reciente.

Mi amigo obispo dice que, de entrada, da él la batalla política y cultural por perdida, al menos, a corto y a medio plazo, entre otras cosas porque él no está en la batalla política de los partidos. Y le entiendo porque yo también pienso que la vida humana no cotiza en bolsa, por lo menos desde la Primera Guerra Mundial; y que estamos en un mundo que tolera sin rechistar la destrucción de Libia, de Siria e Irak o de grandes partes de África. Pero luego nos sorprendemos de la muerte de refugiados en el Mediterráneo, con mucho emotivismo, pero sin hacer los gobiernos nada por solucionar el problema “in situ”, en los lugares donde uno se muere de hambre y hace cualquier cosa para salir de allí. Quienes son capaces de “tan heroicas hazañas”, tal vez tienen poder como para ganar todavía muchas batallas, como la de la eutanasia. Yo espero que no ganen la guerra, porque ésta la gana quien ama. Y aprobar una ley de la eutanasia no es amar al ser humano y el misterio de su vida.

Pero hay que decir que esa visión del ser humano, que está detrás del proyecto de ley, es burguesa por los cuatros costados, que ha hecho del “bienestar”, del confort el dios definitivo. Tal vez es duro oír que la política de promoción de la eutanasia es un modo de reducir los costos de la Seguridad Social. Pero es verdad. Además, la política que fomenta la eutanasia es una política capitalista, utilitaria, la sostengan grupos políticos de centro, de izquierda o de derecha. Es capitalismo sin más. Y dejo claro que no soy partidario del encarnizamiento terapéutico, pero sí de los cuidados paliativos.

Braulio Rodríguez Plaza
Arzobispo de Toledo, Primado de España

 

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A ver, capitalismo y liberalismo no son lo mismo y el capitalismo es bastante anterior al liberalismo. Juan Manuel de Padra llama "capitalismo" al capitalismo industrial dirigido por la ideología liberal y mezclado con todo lo que no le gusta, pero ni es cierto que el capitalismo industrial deba ser liberal ni tampoco que el capitalismo empieza ahí, realmente aparece en la Baja Edad Media, aunque no puro sino que conviviendo con el feudalismo previo en mayor o menor proporción.

Sobre lo primero, ejemplos de gobiernos capitalistas industriales no liberales serían Japón desde la Restauración Meiji hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, la Rusia Zarista desde mediados del siglo XIX, el franquismo hasta la transición, la Alemania Guillermina, el peronismo, etcétera, incluso metería aquí el fascismo aunque ellos se proclamasen anticapitalistas, pero realmente tenían un modelo basado en el trabajo asalariado, las empresas privadas, la iniciativa privada, dirigido por el totalitarismo estatal es verdad, pero eso más que anticapitalistas los hace antiliberales, el capitalismo es otra cosa.

Y por otra parte, se asume que el capitalismo nace con el liberalismo y la Revolución Industrial, pero eso no es verdad, la Europa Absolutista era capitalista en su etapa mercantilista, por supuesto convivían en ella unos cuantos elementos feudales y en menor medida esclavistas, no lo niego, pero predominaba el capitalismo mercantil, y la Revolución Industrial da lugar a una nueva etapa del capitalismo: el capitalismo industrial, pero esa no es su primera etapa, ya había otras.

De hecho sostengo que el origen del capitalismo está en la Baja Edad Media, sobretodo en las Repúblicas Italianas y más especialmente en Florencia, Venecia y Milán, aunque en general aparece en mayor o menor medida en toda Europa Occidental, en España más tarde, a partir de los Reyes Católicos, por supuesto no aparece puro sino que mezclado con el ya existente feudalismo, pero todos los rasgos están ahí: La empresa privada, cuyo origen está en los gremios de artesanos y comerciantes medievales, que ganan su importancia con el auge urbano a partir del Siglo XI, el trabajo asalariado en los gremios una vez eras oficial y la posibilidad de montar tu propio taller una vez eras maestro y el auge del comercio, eso es capitalismo, por entonces aún predominaba el feudalismo con el feudo rural autosuficiente, la servidumbre, los privilegios nobiliarios, etcétera, y en menor medida también existía la esclavitud, que obviamente era el elemento principal del sistema esclavista, pero los rasgos característicos del capitalismo ya existían aunque no eran lo mayoritario, el capitalismo es eso: empresas privadas como unidad de producción, trabajo asalariado, alta importancia del comercio, no las flipadas que se montan algunos.

Esa es la etapa primitiva, luego va evolucionando y van habiendo otras etapas: El capitalismo mercantilista producto de la Era de los Descubrimientos y la dialéctica de Estados a partir del siglo XVI y reforzada tras Westfalia, luego el capitalismo industrial obviamente tras la Revolución Industrial, el capitalismo financiero a finales del siglo XIX cuándo empiezan a internacionalizarse las empresas y a hacerse dependientes de los grupos financieros o incluso a integrarse estos dentro de empresas, y ahora algunos hablan de que está empezando a surgir una nueva etapa que sería el capitalismo de la información, y puede ser cierto a raíz del avance de la informática, el Big Data, la guerra de hackers entre USA y Rusia, etcétera. 

El liberalismo es una ideología política y filosófica fundada por John Locke en el siglo XVII (por tanto es siglos posterior al capitalismo), que defiende la libertad individual frente al gobierno, el cual (para ellos) su única función consiste en defender la libertad y propiedad del individuo frente a los que quieren violarla, ellos defienden su propio modelo de capitalismo, un capitalismo con la mínima intervención estatal posible y libre comercio a tope, pero de hecho puede haber un capitalismo con una enorme intervención estatal, mismamente el mercantilismo era eso, por ende el liberalismo es capitalista pero no necesariamente un sistema capitalista tendrá una economía liberal, pues engloba otros modelos económicos, y en cualquier caso el liberalismo va más allá de la economía, ellos defienden la libertad de religión, muchas veces el materialismo y el relativismo moral, la libertad de prensa, de asociación, la democracia y separación de poderes con forma de limitar al gobierno, etcétera, esos son cosas que pueden aparecer en una sociedad capitalista o no, pero no son intrínsecas al mismo. 

El comunismo lo que pretende es abolir la empresa privada y el trabajo asalariado, ellos quieren que todos los medios de producción sean del Estado y todo el mundo trabaje para el mismo, por ende no tiene nada que ver con el capitalismo, sí comparte cosas con el liberalismo como el relativismo moral, el materialismo, etcétera, aunque otras no.

Si queréis inicio un hilo para debatir este tema que se sale del hilo, para no desviar este.

Editado por Isaac Peral. Motivo:

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hace 2 horas, Isaac Peral dijo:

Si queréis inicio un hilo para debatir este tema que se sale del hilo, para no desviar este.

Muy interesante tu desarrollo aunque no veo necesario abrir un tema aparte, ya que entiendo que, al fin y al cabo, nuestras democracias modernas se basan en el modelo liberal, que es lo que estamos criticando. La mención al capitalismo que hace de Prada en sus artículos la entiendo de esa manera, referida al capitalismo liberal, aunque quizás no haya una palabra concreta para definir esa forma de capitalismo.

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hace 5 minutos, Español dijo:

Muy interesante tu desarrollo aunque no veo necesario abrir un tema aparte, ya que entiendo que, al fin y al cabo, nuestras democracias modernas se basan en el modelo liberal, que es lo que estamos criticando. La mención al capitalismo que hace de Prada en sus artículos la entiendo de esa manera, referida al capitalismo liberal, aunque quizás no haya una palabra concreta para definir esa forma de capitalismo.

Yo estoy muy de acuerdo con la exposición de De Prada, incluyendo la mayor parte de términos que emplea.

El socialismo marxista, como bien dice, también es capitalista.

Las discusiones que se puedan derivar a este respecto se van a remitir, como casi siempre, al uso que se le da a la terminología.

 

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hace 2 horas, Español dijo:

Muy interesante tu desarrollo aunque no veo necesario abrir un tema aparte, ya que entiendo que, al fin y al cabo, nuestras democracias modernas se basan en el modelo liberal, que es lo que estamos criticando. La mención al capitalismo que hace de Prada en sus artículos la entiendo de esa manera, referida al capitalismo liberal, aunque quizás no haya una palabra concreta para definir esa forma de capitalismo.

Más bien me da que hace un cajón de sastre dónde mete todo lo que no le gusta, a él no le gusta la modernidad desde el siglo XVIII en adelante, y por tanto todo lo que surja desde ese momento que no sea reaccionario es liberal, o capitalista, términos que utiliza como sinónimos.

Menciona a Marx para demostrar que el comunismo es un producto del "capitalismo", pero en realidad Marx también dice que, a su vez, el capitalismo es un producto del feudalismo, y este a su vez un producto del esclavismo, Marx era materialista y determinista, consideraba que las condiciones materiales definían la sociedad, su política, su religión, su cultura, su ideología todo. Para Marx la historia está marcada por la lucha de clases, en las que las clases dominantes le roban el excedente de producción a las clases dominadas, pero las sociedades van progresando y eventualmente crean las condiciones para su propia destrucción, al hacer que los dominados crezca demasiado, estos se unirán y rebelarán destruyendo a sus opresores y constituyéndose como las nuevas clases dominantes.

Cuándo Marx dice que el comunismo procede del capitalismo no quiere decir que sean lo mismo, lo que dice es que el "capitalismo" (Marx con capitalismo se refería al capitalismo industrial, las fases anteriores las considera feudalismo, porque por capitalismo entendía la dominación de la burguesía sobre el proletariado) convierte a los siervos de la gleba, los campesinos libres, los artesanos, etcétera, en proletariado, el cual estaba destinado a rebelarse e instaurar la "dictadura del proletariado" (etapa anterior a la abolición de las clase sociales y del Estado, en el que la clase obrera domina sobre la burguesía) acabando así con el capitalismo.

Ahora bien, Marx pensaba exactamente lo mismo del "feudalismo" (recordemos, para Marx feudalismo es también el absolutismo y demás) y el capitalismo, el feudalismo creó y desarrolló los burgos, de la población de los mismos salió la burguesía, la cual el feudalismo incubó y le hizo crecer, plantando así las semillas de su destrucción, posteriormente esa burguesía estuvo en condiciones de rebelarse contra los señores feudales y destruirles, iniciando el capitalismo.

Es decir es una visión puramente materialista y determinista, en la que se van sucediendo etapas que hay que pasar para llegar finalmente a la sociedad sin clases. De hecho Marx llegó a defender la colonización británica de La India, argumentando que eso facilitaba que se quemaran etapas en ese lugar, lo que lo acercaba al comunismo, en realidad todo el tema del antiimperialismo viene de Lenin, que discrepaba con Marx en bastantes cosas, pero Marx era totalmente imperialista, porque los países más desarrollados tenían el papel de hacer evolucionar rápido a los atrasados.

Por tanto, siguiendo la lógica que sigue De Padra, también el capitalismo y el feudalismo son lo mismo, y el feudalismo y el esclavismo son lo mismo, todo es lo mismo.

Pero sí, para Marx el capitalismo procede del feudalismo y se desarrolla junto a él antes de devorarlo, de hecho veamos lo que decía en El Manifiesto Comunista sobre los tradicionalistas, dónde lo deja bien claro, subrayo en negrita las partes dónde habla de eso:

 

"a) El socialismo feudal

La aristocracia francesa e inglesa, que no se resignaba a abandonar su puesto histórico, se dedicó, cuando ya no pudo hacer otra cosa, a escribir libelos contra la moderna sociedad burguesa.  En la revolución francesa de julio de 1830, en el movimiento reformista inglés, volvió a sucumbir, arrollada por el odiado intruso.  Y no pudiendo dar ya ninguna batalla política seria, no le quedaba más arma que la pluma.  Mas también en la palestra literaria habían cambiado los tiempos; ya no era posible seguir empleando el lenguaje de la época de la Restauración.  Para ganarse simpatías, la aristocracia hubo de olvidar aparentemente sus intereses y acusar a la burguesía, sin tener presente más interés que el de la clase obrera explotada.  De este modo, se daba el gusto de provocar a su adversario y vencedor con amenazas y de musitarle al oído profecías más o menos catastróficas.

Nació así, el socialismo feudal, una mezcla de lamento, eco del pasado y rumor sordo del porvenir; un socialismo que de vez en cuando asestaba a la burguesía un golpe en medio del corazón con sus juicios sardónicos y acerados, pero que casi siempre movía a risa por su total incapacidad para comprender la marcha de la historia moderna.

Con el fin de atraer hacia sí al pueblo, tremolaba el saco del mendigo proletario por bandera.  Pero cuantas veces lo seguía, el pueblo veía brillar en las espaldas de los caudillos las viejas armas feudales y se dispersaba con una risotada nada contenida y bastante irrespetuosa.

Una parte de los legitimistas franceses y la joven Inglaterra, fueron los más perfectos organizadores de este espectáculo.

Esos señores feudales, que tanto insisten en demostrar que sus modos de explotación no se parecían en nada a los de la burguesía, se olvidan de una cosa, y es de que las circunstancias y condiciones en que ellos llevaban a cabo su explotación han desaparecido. Y, al enorgullecerse de que bajo su régimen no existía el moderno proletariado, no advierten que esta burguesía moderna que tanto abominan, es un producto históricamente necesario de su orden social.

Por lo demás, no se molestan gran cosa en encubrir el sello reaccionario de sus doctrinas, y así se explica que su más rabiosa acusación contra la burguesía sea precisamente el crear y fomentar bajo su régimen una clase que está llamada a derruir todo el orden social heredado.

Lo que más reprochan a la burguesía no es el engendrar un proletariado, sino el engendrar un proletariado revolucionario.

Por eso, en la práctica están siempre dispuestos a tomar parte en todas las violencias y represiones contra la clase obrera, y en la prosaica realidad se resignan, pese a todas las retóricas ampulosas, a recolectar también los huevos de oro y a trocar la nobleza, el amor y el honor caballerescos por el vil tráfico en lana, remolacha y aguardiente.

Como los curas van siempre del brazo de los señores feudales, no es extraño que con este socialismo feudal venga a confluir el socialismo clerical.

Nada más fácil que dar al ascetismo cristiano un barniz socialista. ¿No combatió también el cristianismo contra la propiedad privada, contra el matrimonio, contra el Estado? ¿No predicó frente a las instituciones la caridad y la limosna, el celibato y el castigo de la carne, la vida monástica y la Iglesia?  El socialismo cristiano es el hisopazo con que el clérigo bendice el despecho del aristócrata"

https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm

Editado por Isaac Peral. Motivo:

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Al final lo que ocurre es que la palabra capitalismo está muy manida. En mi opinión, pueden darse dos definiciones:

- Para los comunistas es capitalista cualquier régimen en el que exista el derecho a la propiedad privada y una cierta libertad económica, independientemente de cualquier tipo de limitación que el Estado pueda estar imponiendo sobre esos derechos.

Obviamente, tomando esta definición tan amplia de capitalismo, la sociedad del Antiguo Régimen habría sido capitalista, como lo habría sido el fascismo y, en definitiva, todo lo que no sea comunismo. 

- Otra cosa es si entendemos el capitalismo como sinónimo de liberalismo económico, esto es, la doctrina según la cual no deben ponerse trabas -o deben ponerse las menos posibles- a la acumulación de bienes y al intercambio entre particulares. En particular, el liberalismo propugna que el funcionamiento de la economía no puede estar restringido debido a principios religiosos, morales, sociales o incluso por intereses nacionales. Para el liberalismo, no puede haber ningún efecto regulador sobre el interés individual de cada individuo de la sociedad, pues la confluencia e interacción entre ellos llevará a la sociedad al mayor estado de bienestar y felicidad posibles. 

Bajo esta segunda definición de capitalismo, éste no habría regido en el Antiguo Régimen (el español por lo menos) ni el fascismo sería capitalista. En ambos casos se veía a la propiedad privada y a la libertad económica como algo potencialmente benigno y beneficioso para la sociedad siempre y cuando existiera una limitación y una guía moral sobre esos derechos. Bastante diferente, pues, al comunismo y el socialismo (que aborrecen hasta la idea más básica de propiedad), pese a la asociación bastante persistente entre que vemos hacer en los últimos tiempos por parte de los liberales, especialmente en lo tocante a una supuesta equivalencia -que, como vemos, no es tal- entre comunismo y fascismo* en el terreno económico. 

Naturalmente, yo soy partidario de tomar la segunda definición de capitalismo. La definición más marxista es la típica división sectaria de la realidad que por pretender abarcarlo todo al final no explica nada. Va de suyo que, de acuerdo con esta convención terminológica, yo soy anticapitalista. Si, en cambio, se tomara la primera definición como la buena, yo sería capitalista. 

*proponer una definición de fascismo también sería interesante aquí, pero mejor lo dejo para otra ocasión. 

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hace 1 hora, elprotegido dijo:

Al final lo que ocurre es que la palabra capitalismo está muy manida. En mi opinión, pueden darse dos definiciones:

- Para los comunistas es capitalista cualquier régimen en el que exista el derecho a la propiedad privada y una cierta libertad económica, independientemente de cualquier tipo de limitación que el Estado pueda estar imponiendo sobre esos derechos.

Obviamente, tomando esta definición tan amplia de capitalismo, la sociedad del Antiguo Régimen habría sido capitalista, como lo habría sido el fascismo y, en definitiva, todo lo que no sea comunismo. 

- Otra cosa es si entendemos el capitalismo como sinónimo de liberalismo económico, esto es, la doctrina según la cual no deben ponerse trabas -o deben ponerse las menos posibles- a la acumulación de bienes y al intercambio entre particulares. En particular, el liberalismo propugna que el funcionamiento de la economía no puede estar restringido debido a principios religiosos, morales, sociales o incluso por intereses nacionales. Para el liberalismo, no puede haber ningún efecto regulador sobre el interés individual de cada individuo de la sociedad, pues la confluencia e interacción entre ellos llevará a la sociedad al mayor estado de bienestar y felicidad posibles. 

Bajo esta segunda definición de capitalismo, éste no habría regido en el Antiguo Régimen (el español por lo menos) ni el fascismo sería capitalista. En ambos casos se veía a la propiedad privada y a la libertad económica como algo potencialmente benigno y beneficioso para la sociedad siempre y cuando existiera una limitación y una guía moral sobre esos derechos. Bastante diferente, pues, al comunismo y el socialismo (que aborrecen hasta la idea más básica de propiedad), pese a la asociación bastante persistente entre que vemos hacer en los últimos tiempos por parte de los liberales, especialmente en lo tocante a una supuesta equivalencia -que, como vemos, no es tal- entre comunismo y fascismo* en el terreno económico. 

Naturalmente, yo soy partidario de tomar la segunda definición de capitalismo. La definición más marxista es la típica división sectaria de la realidad que por pretender abarcarlo todo al final no explica nada. Va de suyo que, de acuerdo con esta convención terminológica, yo soy anticapitalista. Si, en cambio, se tomara la primera definición como la buena, yo sería capitalista. 

*proponer una definición de fascismo también sería interesante aquí, pero mejor lo dejo para otra ocasión. 

Propiedad privada y un mínimo de libertad económica hay en todos los sistemas menos el comunista,  yo hablaba más de estructuras, unas estructuras que surgen en la Baja Edad Media y acaban por superar a las preexistentes, tampoco he dicho que fuesen iguales en una época y en otra, ni que estuviese puro, evidentemente no es lo mismo en su fase primitiva que siglos después cuando ya se ha desarrollado, igual se puede ver mejor lo que quiero decir con los ejemplos de sociedades capitalistas industriales no liberales:

Mismamente el franquismo, es un sistema que se basó en la economía de mercado rrgulada en base a los principios del gobierno eso sí, no totalmente libre, pero bueno es que la actual también está regulada en base a lo que se quiere defender ahora, con servicios sociales públicos (que es un concepto moderno que el primero en aplicarlo fue Bismarck), jamás intentó recuperar  ningún elemento del "Antiguo Régimen de los que fueron desapareciendo, salvo que consideremos a la monarquía como uno de ellos, pero por lo demás, no se planteó en ningún momento recuperar los fueros, la institución de la servidumbre (ni mucho menos la esclavitud), se regía completamente por el trabajo asalariado y la empresa privada y en parte la pública, pero con un gran peso la privada, tampoco se intentó recuperar sociedad estamental, los privilegios nobiliarios, se recuperaron los reconocimientos nobiliarios previos a la Segunda República, pero eso tenía privilegios protocolarios y poca cosa más, nada especialmente relevante, se inició un concordato con la Iglesia que, sí, es algo más favorable a la Iglesia que el de 1851 pero tampoco es que sea una diferencia exageradísima, y así con todo lo demás, vamos, que eso lo ve un señor del siglo XVIII y no lo reconoce, igual que uno del siglo VIII no reconocería lo que vino luego en la Baja Edad Media y la Moderna, y no lo digo por los cambios técnicos si no porque las estructuras son muy distintas, lo que veo entre la sociedad de hace 60 años y la actual son grandes diferencias sociales, religiosas, filosóficas, éticas y políticas, pero las estructuras son más o menos las mismas, y pasaría exactamente lo mismo si hablásemos de cualquiera de los otros ejemplos que puse, por eso al liberalismo lo veo más por ahí.

No sé si se entiende bien lo que quiero decir, pero bueno.

Si nos ceñimos a la segunda definición la sociedad actual tampoco sería liberal, pues hay todo tipo de regulaciones laborales, sociales, medioambientales, e incluso "economía de género" y demás cosas progres del estilo, y además en la mayoría de países occidentales tenemos todo el paquete de servicios públicos de pensiones, sanidad, educación, servicios sociales, etcétera. Ese liberalismo económico puro se dió en parte en el siglo XIX y aún se da en algunos países tercermundistas, pero en el resto ya hace tiempo que pasó a la historia.

Ahora en Occidente y parte del resto del mundo el liberalismo es más una cuestión ética, filosófica, política, social, que otra cosa, e incluso el socialismo ha mutado en lo mismo y poca diferencia hay entre los de izquierdas y los de derechas, pero porque ahora han abandonado sus ideas y adoptado las del progresismo, que son las que dominan. 

Editado por Isaac Peral. Motivo:

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hace 9 horas, Isaac Peral dijo:

Propiedad privada y un mínimo de libertad económica hay en todos los sistemas menos el comunista,  yo hablaba más de estructuras, unas estructuras que surgen en la Baja Edad Media y acaban por superar a las preexistentes, tampoco he dicho que fuesen iguales en una época y en otra, ni que estuviese puro, evidentemente no es lo mismo en su fase primitiva que siglos después cuando ya se ha desarrollado, igual se puede ver mejor lo que quiero decir con los ejemplos de sociedades capitalistas industriales no liberales:

Mismamente el franquismo, es un sistema que se basó en la economía de mercado rrgulada en base a los principios del gobierno eso sí, no totalmente libre, pero bueno es que la actual también está regulada en base a lo que se quiere defender ahora, con servicios sociales públicos (que es un concepto moderno que el primero en aplicarlo fue Bismarck), jamás intentó recuperar  ningún elemento del "Antiguo Régimen de los que fueron desapareciendo, salvo que consideremos a la monarquía como uno de ellos, pero por lo demás, no se planteó en ningún momento recuperar los fueros, la institución de la servidumbre (ni mucho menos la esclavitud), se regía completamente por el trabajo asalariado y la empresa privada y en parte la pública, pero con un gran peso la privada, tampoco se intentó recuperar sociedad estamental, los privilegios nobiliarios, se recuperaron los reconocimientos nobiliarios previos a la Segunda República, pero eso tenía privilegios protocolarios y poca cosa más, nada especialmente relevante, se inició un concordato con la Iglesia que, sí, es algo más favorable a la Iglesia que el de 1851 pero tampoco es que sea una diferencia exageradísima, y así con todo lo demás, vamos, que eso lo ve un señor del siglo XVIII y no lo reconoce, igual que uno del siglo VIII no reconocería lo que vino luego en la Baja Edad Media y la Moderna, y no lo digo por los cambios técnicos si no porque las estructuras son muy distintas, lo que veo entre la sociedad de hace 60 años y la actual son grandes diferencias sociales, religiosas, filosóficas, éticas y políticas, pero las estructuras son más o menos las mismas, y pasaría exactamente lo mismo si hablásemos de cualquiera de los otros ejemplos que puse, por eso al liberalismo lo veo más por ahí.

No sé si se entiende bien lo que quiero decir, pero bueno.

Si nos ceñimos a la segunda definición la sociedad actual tampoco sería liberal, pues hay todo tipo de regulaciones laborales, sociales, medioambientales, e incluso "economía de género" y demás cosas progres del estilo, y además en la mayoría de países occidentales tenemos todo el paquete de servicios públicos de pensiones, sanidad, educación, servicios sociales, etcétera. Ese liberalismo económico puro se dió en parte en el siglo XIX y aún se da en algunos países tercermundistas, pero en el resto ya hace tiempo que pasó a la historia.

Ahora en Occidente y parte del resto del mundo el liberalismo es más una cuestión ética, filosófica, política, social, que otra cosa, e incluso el socialismo ha mutado en lo mismo y poca diferencia hay entre los de izquierdas y los de derechas, pero porque ahora han abandonado sus ideas y adoptado las del progresismo, que son las que dominan. 

Respondiendo a lo último, es cierto que el liberalismo es una cuestión filosófica. Pero eso tiene sus consecuencias en el plano económico. De hecho los liberales son los que continuamente llevan toda discusión al terreno económico y, en gran parte, basan su crítica a la izquierda en esta cuestión económica. 

Es cierto que el modelo económico actual no es puramente capitalista, gracias a Dios. Precisamente por esto es criticado por los liberales más ortodoxos, porque consideran que toda limitación de la libertad económica es perniciosa. Y en toda la derecha hay una serie de mantras que llevan precisamente a abominar de cualquier regulación sobre la economía (y no tan solo la "hiperregulación" de ésta, que por supuesto yo también critico). 

Al final, como dije, es cuestión de convenciones y de terminología. El dogma principal en el terreno económico debería ser el de las limitaciones de tipo moral -o por intereses nacionales- sobre el comercio y la propiedad, el cual colisiona con el liberalismo. 

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El tema de la famosa "libertad de mercado" es uno de los mayores timos con que tratan las facciones más anarcocapitalistas.

La pura realidad es que quien tiene posición dominante en el mercado promueve dicha libertad pero la niega o reacciona contra ella cuando pierde esas ventajas porque otro le adelanta.

 

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      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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