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Hispanorromano

El estilo paranoico en la política estadounidense (y su componente anticatólico)

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El historiador Richard Hofstadter publicó en 1964 un artículo titulado The paranoid style in American politics que posteriormente ha resultado muy influyente a la hora de enjuiciar el fenómeno del conspiracionismo, así como en general las singularidades de la política y la sociedad estadounidense. En su día leí este artículo en inglés y me pareció de lo más interesante aunque no compartiese todas sus afirmaciones. Ahora que por fin lo he encontrado en español, creo que es buena ponerlo a disposición del foro.

Tiene particular interés lo que cuenta sobre el importante papel que jugaron el anticatolicismo y el antijesuitismo en la mentalidad complotista que se gestó en Estados Unidos y que, desde la llegada de internet, se irradia a todo el mundo. Como dice Hofstadter, "el anticatolicismo siempre ha sido la pornografía del puritano". El anticatolicismo y el antipapismo son consustanciales al nativismo y podríamos decir que en cierta medida a la sociedad estadounidense.

Algunas afirmaciones del artículo os pueden parecer discutibles, como a mí. Pero os ruego que os quedéis con las afirmaciones que os parezcan acertadas y desechéis aquellas en las que el autor esté menos fino. Es un artículo de cierta extensión, que quizá no se pueda leer de una tacada. Si no queréis leerlo todo, centraos en los pasajes en los que habla del componente anticatólico del conspiracionismo estadounidense, que es un el tema no muy conocido en España. Al convertirse el mundo en una "aldea global" con la llegada de internet, muchos españoles se informan o toman sus ideas de páginas estadounidenses de ese tipo y se impregnan de la mentalidad anticatólica que les es consustancial. Es un fenómeno que por desgracia ya nos resulta muy conocido. Si después de leer artículo queréis entablar un debate, este tema es el que me parece más interesante de todos, aunque también se puede tratar de ese peculiar estilo paranoico de la política estadounidense, de las razones psicológicas que lo explican y del resto de temas que aborda el artículo. O de lo que queráis.

He marcado en negrita los párrafos que me parecen más atinados o descriptivos para facilitar una primera lectura superficial rápida.

Cita

El Estilo Paranoico en la Política Estadounidense

Richard Hofstadter

Pasó mucho tiempo antes de que la Derecha Radical lo descubriera y sus objetivos se dirigieran no solamente a “los banqueros internacionales”, sino también a los Masones, los Jesuitas y los fabricantes de armas.

La política estadounidense parece desenvolverse muy a menudo en un escenario para mentes crispadas. En los últimos años hemos visto mentes crispadas aparecer sobre todo en las formaciones de extrema derecha, que ahora han demostrado en el seno del movimiento de Barry Goldwater cuánta influencia política se puede conseguir de las animosidades y pasiones de una pequeña minoría. Pero detrás de todo esto creo que no se trata de un estilo del todo nuevo y que no necesariamente concierne sólo a la derecha. Yo lo llamo estilo paranoico, simplemente porque no encuentro otra palabra que evoque adecuadamente el exagerado acaloramiento, la desconfianza y la fantasía conspirativa que tengo en mente. Con la expresión “estilo paranoico” no hablo en un sentido clínico, pero puedo coger prestado este término clínico para otros fines. No tengo ni la competencia ni el deseo de clasificar a las figuras del pasado o del presente como alienados mentales. De hecho, la idea del estilo paranoico como una fuerza presente en la política tendría poca relevancia contemporánea o valor histórico si se aplicara sólo a los hombres con una mente profundamente perturbada. Es el uso de esas formas paranoicas de expresión por parte de personas más o menos normales lo que hace que sea un fenómeno significativo.

Por supuesto, este término es peyorativo, y así se propone; el estilo paranoico tiene una mayor afinidad por las causas perversas que por las honestas. Pero en realidad nada impide que un programa o unas peticiones sólidas se expresen en este estilo paranoico. Este estilo tiene más que ver con la forma con que se defienden estas ideas que con la verdad o falsedad de las mismas. Estoy interesado en comprender nuestra psicología política a través de nuestra retórica política. El estilo paranoico es un fenómeno antiguo y recurrente en nuestra vida pública que frecuentemente se ha relacionado con sospechosos movimientos de descontento.

Aquí tenemos al senador McCarthy hablando en junio de 1951 sobre la lamentable situación de Estados Unidos:

¿Cómo podemos comprender nuestra actual situación a menos que consideremos que los dirigentes de este Gobierno nos han llevado al desastre? Es el resultado de una conspiración a tan gran escala que toda la historia precedente del hombre queda empequeñecida. Una infame conspiración tan oscura que una vez descubierta sus promotores serán siempre merecedores de las maldiciones de todos los hombres honestos… ¿Qué se puede hacer con esta serie ininterrumpida de decisiones y actos que contribuyen a una estrategia de la derrota? No se puede atribuir a su incompetencia… Las leyes de la probabilidad dicen que parte de… [las] decisiones servirían a los intereses del país”.

Si volvemos ciento ciento cincuenta años atrás, al manifiesto firmado en 1895 por una serie de dirigentes del Partido Populista:

Desde 1865-1866 los especuladores con el oro de Europa y Estados Unidos han perpetrado una conspiración… Durante casi treinta años, estos conspiradores han entretenido a la gente en cuestiones menores, mientras perseguían con celo implacable su único y central propósito… Cada resorte de la traición, todos los recursos del arte de gobernar, y cada artificio saben de la conspiración secreta que los mercaderes internacionales del oro están utilizando para asestar un golpe a la prosperidad de la gente y la independencia financiera y comercial del país”.

O este artículo de prensa aparecido en Texas en 1855:

Es un hecho conocido que los Reyes de Europa y el Papa de Roma están trabajando en nuestra destrucción y suponen una amenaza para la desaparición de nuestras instituciones políticas, civiles y religiosas. Tenemos muchas razones para creer que la corrupción se ha instalado en nuestra Cámara Ejecutiva, y que nuestro Jefe Ejecutivo está contaminado con el infeccioso veneno del catolicismo… El Papa ha enviado recientemente a su embajador de Estado a este país en una comisión secreta, lo cual supone una enorme audacia de la Iglesia Católica en Estados Unidos… Estos esbirros del Papa están insultando con audacia a nuestros Senadores; reprenden a nuestros estadistas; proponen la unión adúltera de la Iglesia y el Estado; calumnian a todos los Gobiernos, excepto a los católicos, escupiendo maldiciones a todo el protestantismo. Los católicos de Estados Unidos reciben del exterior más de 200.000 dólares anuales para la propagación de su credo. Añádase a ello los enormes ingresos recaudados aquí…”.

Estas citas nos dan una idea de este estilo. En la historia de Estados Unidos lo encontramos, por ejemplo, en el movimiento antimasónico, en el movimiento nativista y anticatólico, en algunos portavoces del abolicionismo que consideraban que Estados Unidos estaba sometido a una conspiración de los dueños de los esclavos, en muchos alarmistas sobre los mormones, el Billete Verde [N. del T.:una forma de moneda de Estados Unidos, en concreto de la Reserva Federal, con el reverso de color verde, de ahí el apodo de billete verde], en algunos escritores populistas que construyeron una conspiración de los banqueros internacionales, o la conspiración de los fabricantes de armas durante la Primera Guerra Mundial, en la prensa popular de la izquierda, en el ala derecha estadounidense contemporánea, y a ambos lados de ese polémico enfrentamiento de hoy en día entre los Consejos Ciudadanos Blancos y Musulmanes Negros. No me propongo rastrear en las variaciones del estilo paranoico que se pueden encontrar en todos estos movimientos, así que me limitaré a unos pocos episodios destacados de nuestra historia reciente en la que este estilo arquetípico surgió en todo su esplendor.

Iluminismo y Masonería

Comienzo con un episodio particularmente revelador: el pánico que se desató en algunos sectores a finales del siglo XVIII por las actividades supuestamente subversivas de los Iluminati de Baviera.

Este pánico formaba parte de la reacción general a la Revolución Francesa. En Estados Unidos se intensificó por la respuesta de ciertos hombres, sobre todo en Nueva Inglaterra y entre el clero, ante el ascenso de la democracia Jeffersoniana. El Iluminismo fue iniciado en 1776 por Adam Weishaupt, profesor de derecho de la Universidad de Ingolstadt. Sus enseñanzas no son otra cosa que una versión del racionalismo de la Ilustración, aderezado con el ambiente anticlerical de la Baviera del siglo XVIII. Fue un movimiento un tanto ingenuo y utópico que aspiraba en última instancia a que la raza humana se sometiese a las reglas de la razón. Su racionalismo humanitario parece haber tenido bastante influencia en las logias masónicas.

El primer contacto de los estadounidenses con el Iluminismo fue en 1797, con la publicación de un volumen en Edimburgo (y posteriormente reimpreso en Nueva York) bajo el título Pruebas de una conspiración contra las religiones y los gobiernos de Europa, perpetrada en las reuniones secretas de los francmasones, los Iluminati y las Sociedades de Lectura. Su autor fue un famoso científico escocés, John Robison, que había tenido contacto un tanto informal la Masonería en Gran Bretaña, pero cuya imaginación se había inflamado por la francmasonería del continente, que consideraba mucho menos inocente. Robison hizo su trabajo dentro de sus posibilidades, pero al tratar el carácter moral y la influencia política del Iluminismo, hizo el característico salto paranoide en el terreno de la fantasía. La asociación, decía, se formó “con el propósito expreso de erradicar todos los establecimientos religiosos, y acabar con todos los gobiernos europeos”. Se había convertido en “un gran proyecto con propósitos perversos y actuaba a lo largo de toda Europa”. Y a ella le atribuyó un papel relevante en el triunfo de la Revolución Francesa. Los veía como libertinos, un movimiento anticristiano, que corrompía a las mujeres, que cultivaba los placeres sensuales, y violaba el derecho de propiedad. Sus miembros tenían entre sus planes la fabricación de un té que causaba el aborto por medio de una sustancia secreta que “ciega o mata cuando brota en la cara”, y un dispositivo parecido a una bomba que produce un fuerte hedor y “llena la habitación con vapores pestilentes”.

Todas estas nociones no tardaron en extenderse por Estados Unidos. En mayo de 1978, un pastor del centro Massachusetts Congregational de Boston, Jedidiah Morse, pronunció un oportuno sermón al joven país, que estaba entonces fuertemente dividido entre jeffersonianos y federalistas, francófilos y anglosajones. Habiendo leído a Robison, Morse estaba convencido de la existencia de una conspiración jacobina iniciada por el Iluminismo, y que el país debía unirse para defenderse. Sus advertencias fueron escuchadas en Nueva Inglaterra, donde los Federalistas estaban atentos a la creciente ola de infidelidad religiosa o a la democracia Jeffersoniana. Timothy Dwight, presidente de Yale, continuó con el sermón de Morse en su discurso del cuatro de julio sobre el deber de los estadounidenses en la actual crisis, en el que cargó contra el Anticristo con su retórica brillante. Pronto por todos los púlpitos de Nueva Inglaterra sonaron denuncias contra los Iluminati, como si el país estuviera plagado de ellos.

El movimiento antimasónico de finales de los años 1820 y 1830 asumió y amplió la obsesión por la conspiración. Al principio, este movimiento pudiera parecer que no era otra cosa que una mera extensión o repetición del movimiento antimasónico cuyo clamor se hacía oír contra los Iluminati en Baviera. Pero mientras que los temores durante la década de 1790 se circunscribían principalmente a Nueva Inglaterra y estaban relacionados con un punto de vista ultraconservador, el movimiento antimasónico se extendió posteriormente por muchas zonas del norte de Estados Unidos, íntimamente ligado a la democracia popular y el igualitarismo rural. Aunque el movimiento antimasónico se convirtió en un movimiento antijacksoniano (Jackson era masón), las primeras manifestaciones de animosidad contra la pérdida de oportunidades para el hombre común y en contra de las instituciones aristocráticas se vieron en la cruzada de Jackson contra el Banco de Estados Unidos.

El movimiento antimasónico no era el producto sólo de un entusiasmo natural, sino también de las vicisitudes de la política de partidos. Fue asumida y utilizada por un gran número de personas que no compartían en su totalidad los sentimientos antimasónicos originales. Consiguió el apoyo de varios hombres de estado de renombre, aunque sólo se tratara de un simple gesto, pero que los políticos no podían darse el lujo de ignorar. Aún así, fue un movimiento popular de un considerable poder, y los mayores entusiastas de las zonas rurales le dieron un verdadero impulso, pues creían en ello de todo corazón.

El estilo paranoico en acción

La Sociedad John Birch está intentado suprimir de la programación una serie de televisión sobre las Naciones Unidas por medio de una campaña de envío masivo de cartas al patrocinador… Xerox Corporation. La Compañía, sin embargo, tiene la intención de seguir adelante con los programas…

En la edición de julio del boletín de la Sociedad John Birch… se dice que “un alud de cartas debe convencerlos de la imprudencia de su propuesta de acción, del mismo modo que se persuadió a United Air Lines a dar marcha atrás y quitar el emblema de la ONU de sus aviones”. (Un portavoz de United Air Lines confirmó que el emblema de la ONU fue retirado de sus aviones después de una considerable reacción pública en contra de su presencia).

John Rousselot, representante de Birch, dijo: “No nos gusta que una empresa de este país promueva la ONU, cuando sabemos que es un instrumento de la conspiración comunista soviética”.

– San Francisco Chronicle, 31 de julio de 1964.

En cuanto que sociedad secreta, la Masonería fue considerada como una conspiración permanente contra el Gobierno republicano. Se les consideraba particularmente susceptibles de traición, como en el caso de la famosa conspiración de Aaron Burr, de la que se acusó a los masones. La Masonería también fue acusada de constituir un sistema separado de lealtad, un imperio independiente en el marco de los Gobiernos federal y estatal, que era incompatible con la lealtad a ellos. Se argumentó, de manera plausible, que los masones habían establecido una jurisdicción propia, con sus propias obligaciones y castigos, susceptibles de aplicación, incluso con la pena de muerte. Este es básicamente el conflicto entre secreto y democracia, y por el cual otras sociedades, más inocentes, como Phi Beta Kappa, fueron atacadas.

Ya que los masones estaban comprometidos en acudir en ayuda de otros en circunstancias de emergencia, para ampliar la indulgencia fraternal en cualquier momento, se decía que la orden podía anular la aplicación de la legislación ordinaria. Policía, sheriffs, jurados y jueces, todos ellos podían ser cómplices de los fugitivos y delincuentes masónicos. También se pensaba que la prensa estaba amordazada por los propietarios y editores masónicos, razón por la cual no se informaba de la conspiración masónica. En un momento en que en Estados Unidos casi todos la fortaleza de los privilegios estaba siendo asalta por los principios democráticos, la Masonería era atacada como una fraternidad que ofrecía oportunidades privilegiadas y de monopolio de los cargos políticos.

Puede haber habido ciertos elementos de verdad en estos puntos de vista sobre la masonería. Lo que hay que destacar aquí, sin embargo, es el marco apocalíptico y absolutista en que se expresaba comúnmente esta hostilidad. Los antimasones no se contentaron simplemente con decir que las sociedades secretas era una idea perversa. Los autores de tesis más comunes contra la Masonería declararon que la Masonería era “no sólo abominable, sino también la institución más peligrosa que jamás haya creado el hombre… Se puede decir que realmente es una obra infernal”.

La amenaza de los jesuitas

Apenas se había calmado el temor a un complot masónico, cuando aparecen los primeros rumores de una conspiración católica contra los valores estadounidenses. Nos encontramos ante el mismo marco mental, pero el villano tiene otras características. El movimiento anticatólico convergió con el creciente nativismo, y si bien no eran idénticos, juntos tuvieron una considerable influencia en la vida estadounidense, de modo que muchos moderados tuvieron que aceptarlo, a pesar de que el estilo paranoico, en toda su gloria, no les decía nada.

Por otra parte, no hay que descartar de plano como algo totalmente corto de miras y mezquino el deseo de los yanquis estadounidenses [N. del T.: en Estados Unidos se utiliza el término yanqui para referirse a los estadounidenses de los estados del norte, como Nueva Inglaterra y el Medio Oeste. Llamar yanqui a un sureño puede considerarse un insulto] de mantener una sociedad homogénea, tanto desde el punto de vista étnico como religioso, ni el compromiso particular de los protestantes con el individualismo y la libertad que se puso en juego. Pero el movimiento tuvo un importante componente paranoico, y los militantes anticatólicos más influyentes tenían una fuerte afinidad por el estilo paranoico.

Dos libros que aparecieron en 1835 describen el nuevo peligro para el estilo de vida americano y pueden considerarse como un modelo de la mentalidad anticatólica. Uno de ellos, La conspiración extranjera contra las libertades de Estados Unidos, fue escrito por el célebre pintor e inventor del telégrafo, S.F.B. Morse. Morse escribió: “Existe una conspiración y sus planes ya están en marcha… estamos siendo atacados en un terreno vulnerable que no puede ser defendido por nuestras naves, nuestras fortalezas o nuestros ejércitos”. La principal fuente de la conspiración lo encontró Morse en el Gobierno de Metternich: “Austria está interfiriendo en nuestro país. Ha ideado un magnífico esquema. Ha organizado un plan para intervenir aquí.. Ha enviado a sus misioneros jesuitas que viajan por toda la tierra; les ha proporcionado dinero, y también disponen de una fuente regular de suministro”. De tener éxito este complot, Morse dijo que veríamos a algunos descendientes de la Casa de Habsburgo instalados como emperadores de Estados Unidos.

Es un hecho comprobadoescribió un militante protestante, que los jesuitas se están inmiscuyendo por todas partes de Estados Unidos con diversos disfraces, con el propósito expreso de propiciar una situación ventajosa para difundir el papismo. Un pastor del Evangelio de Ohio nos ha dicho que descubrió a uno que no llevaba los distintivos de su congregación; y dice que están invadiendo el país bajo la apariencia de titiriteros, maestros de baile, profesores de música, vendedores ambulantes, intérpretes de organillo y profesiones similares”.

Lyman Beecher, el hijo mayor de una célebre familia, y padre de Harriet Beecher Stowe, escribió ese mismo año La súplica de Occidente, en el que consideraba la posibilidad de que el Milenarismo Cristiano se impusiese en Estados Unidos. Todo dependía, a su juicio, de las influencias que dominaran en el gran Occidente, donde el futuro del país descansaba. El protestantismo estaba comprometido en una lucha a vida o muerte con el catolicismo. “Hagamos lo que hagamos, hay que hacerlo rápidamente…”. Una gran marea de inmigrantes, hostiles a las instituciones libres, estaba barriendo el país, subvencionados y enviados por lospotentados de Europa”, que multiplicaban los tumultos y la violencia, que llenaban las cárceles, hacinaban los hospicios, cuadruplicaban los impuestos y con un creciente número de votantesponiendo una mano sin experiencia en el timón del poder”.

El anticatolicismo siempre ha sido la pornografía del puritano. Mientras que los antimasones hablaban de juergas y de fantasías sadomasoquistas en el momento de los macabros juramentos masónicos [1], los anticatólicos inventaron toda una tradición de curas libertinos, el confesionario como una oportunidad para la seducción, conventos y monasterios con comportamientos licenciosos. Probablemente el libro contemporáneo más leído en Estados Unidos después de La cabaña del tío Tom sea una obra supuestamente escrita por María Monk, Revelaciones espantosas, que apareció en 1836. La autora, que decía haber escapado del convento de Hotel Dieu de Montreal después de cinco años como novicia y monja, informaba de su vida en el convento, elaborado con cierto detalle. Decía que la Madre Superiora le había informado de que debíaobedecer a los sacerdotes en todas las cosas”; para su sorpresa y horror pronto supo de la naturaleza de dicha obediencia. Los bebés nacidos en los conventos eran bautizados y luego asesinados, para que así pudieran ascender al cielo. Su libro, acaloradamente atacado y defendido a partes iguales, continuó siendo leído dando crédito a su contenido, incluso después de que su madre dijese que algo se había podrido en su cabeza cuando agarró el lápiz desde su niñez. María murió en la cárcel en 1849, después de haber sido detenida en un burdel como carterista.

[1] Muchos antimasones estaban fascinados por las sanciones que se podían imponer si los masones no cumplían con sus obligaciones. Mi favorito es el juramento atribuido a la Masonería del Real Arco que invitaba a “golpear mi cráneo y exponer mi cerebro a los abrasadores rayos del sol”.

Tanto el anticatolicismo, como la antimasonería, mezclaron sus destinos con la política de partidos de Estados Unidos, convirtiéndose en un importante factor en la política estadounidense. La Asociación Protectora de Estados Unidos lo revitalizó con variaciones ideológicas adaptadas a los tiempos que corrían – por ejemplo, la depresión de 1893 fue achacada a una complot internacional de los católicos que se habría iniciado por una crisis bancaria. Algunos portavoces del movimiento hicieron circular una falsa encíclica del Papa León XIII, en la que supuestamente instruía a los católicos estadounidenses para que exterminasen a los herejes en una fecha determinada de 1893, y un gran número de anticatólicos esperaron día tras día un levantamiento nacional. Este mito de una inminente guerra católica de exterminio y cercenamiento de los herejes persistió hasta el siglo XX.

Por qué se sienten desposeídos

Si después de estos ejemplos históricamente discontinuos del estilo paranoico, ahora damos un salto en el tiempo y nos trasladamos al ala derecha contemporánea, encontraremos algunas importantes diferencias con respecto a los movimientos del siglo XIX. Los portavoces de los anteriores movimientos sentían que representaban causas e individualidades que afectaban a todo el país, que había que defenderse de las amenazas frente a una determinada forma de vida ya establecida. Pero la actual ala derecha, como ha señalado Daniel Bell, se sentía desposeída: Estados Unidos se había alejado de ellos y de los de su clase, y eso a pesar de que estaban decididos a tratar de recuperar su posición y evitar finalmente todo acto destructivo y de subversión. Los viejos valores estadounidenses ya habían sido carcomidos por los cosmopolitas e intelectuales; el viejo capitalismo competitivo se había visto socavado gradualmente por las intrigas de los socialistas y comunistas; la vieja seguridad e independencia nacionales habían sido destruidas por las traiciones, siendo sus agentes más poderosos no solamente fuerzas venidas del exterior, sino veteranos estadistas que se encontraban en los mismos centros de poder de Estados Unidos. Sus predecesores decían haber descubierto conspiraciones; la moderna derecha radical piensa que el complot es una traición que llega desde arriba.

Estos cambios también pueden atribuirse a los efectos de los medios de comunicación. Los villanos de la derecha moderna resultaron ser mucho más despiertos que sus predecesores paranoides, y más conocidos por el público; la literatura de estilo paranoico es por esta misma razón más rica e incide más en la descripción e invectivas personales. Estos villanos vagamente relacionados con los antimasones, con aquellos que hablaban de los oscuros agentes jesuitas que se presentaban disfrazados, del papel poco conocido de los delegados papales de los que hablaban los anticatólicos, de las oscuras conspiraciones monetarias de los banqueros internacionales, todo eso podía sustituirse ahora por eminentes personalidades como los Presidentes Roosevelt, Truman y Eisenhower, Secretarios de Estado como Marshall, Acheson y Dulles, Magistrados de la Corte Suprema como Frankfurter y Warren, y toda una caterva de menor importancia de presuntos conspiradores, también famosos, encabezados por Alger Hiss.

Los acontecimientos que ocurrieron a partir de 1939 han dado a la derecha contemporánea un amplio margen para la imaginación, con ricos y numerosos detalles, repleto de pruebas innegables de la validez de sus sospechas. El teatro donde se representa la acción es ahora el mundo entero, y no solamente sirven de inspiración los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, sino también los de la Guerra de Corea y de la Guerra Fría. Cualquier historiador de la guerra sabe que es un terreno proclive a una comedia de errores y un museo de la incompetencia; pero si cada error y cada acto de incompetencia se puede sustituir por un acto de traición a la patria, se abre un amplio abanico de posibilidades a la imaginación paranoica. Al final, el verdadero misterio, para los que lean las obras principales del imaginario paranoico, no es la forma en que Estados Unidos ha llegado a la peligrosa situación presente, sino la forma en que ha conseguido sobrevivir.

Los elementos básicos del pensamiento de la derecha contemporánea pueden reducirse a tres: en primer lugar, se habría producido una conspiración familiar sostenida en el tiempo, durante más de una generación, que habría alcanzado su punto culminante con el New Deal de Roosevelt, para acabar con el capitalismo libre y allanar el camino bajo la dirección del Gobierno federal hacia el socialismo o el comunismo. Una gran cantidad de derechistas estarían de acuerdo con Frank Chodorov, autor de El Impuesto de la Renta: la raíz de todo mal, campaña que se inició con la aprobación de la enmienda a los ingresos sobre los impuestos de la Constitución de 1913.

El segundo elemento es que en las altas instancias del Gobierno se habrían infiltrado comunistas, al menos en los días previos a Pearl Harbor, estando la política estadounidense dominada por hombres que socavaban de forma astuta y consistente los intereses nacionales de Estados Unidos.

Y por último, el país estaría impregnado por una vasta red de agentes comunistas, como en los viejos tiempos lo estuvo por agentes jesuitas, de modo que todo el aparato educativo, la religión, la prensa y los medios de comunicación estarían comprometidos en sus esfuerzos para paralizar la resistencia de los estadounidenses leales.

Tal vez el documento más representativo de la fase macartista fue el de la acusación del Secretario de Estado George C. Marshall, presentado en el Senado en el año 1951 por el senador McCarthy, y publicado más tarde de una forma algo diferente. McCarthy puso a Marshall como la figura central de una traición a los intereses estadounidenses, que se extendería desde los planes estratégicos de la Segunda Guerra Mundial hasta la formulación del Plan Marshall. A Marshall se le asoció prácticamente con cada fracaso o derrota estadounidense, e insistió McCarthy que no eran fruto de la incompetencia o debido a un accidente. Había un patrón desconcertante en las intervenciones de Marshall durante la guerra, que siempre conducían a un trato de favor hacia el Kremlin. La fuerte disminución de la fuerza relativa de Estados unidos entre 1945 y 1951 no era algo incidental, sino que estaba provocado de voluntad de alguien, de forma intencionada, no fruto de los errores, sino de una conspiración “a gran escala que empequeñecía cualquier empresa anterior en la historia del hombre”.

Hoy en día, el papel asumido por McCarthy en su tiempo ha sido recogido por un fabricante jubilado de dulces, Robert H, Welch Jr., peor colocado estratégicamente, que tiene un estatus inferior, pero que está mucho mejor organizado que el senador. Hace unos años, Welch proclamó que “las influencias comunistas tienen el control casi total de nuestro Gobierno” – nótese el cuidado y el escrupuloso uso de casi. Propone una interpretación de nuestra historia reciente en la que los comunistas aparecen en cada resquicio: propiciaron una crisis de los bancos estadounidenses en 1933, lo que obligó a su cierre; ese mismo año Estados Unidos reconocía a la Unión Soviética, justo a tiempo para salvar a los soviéticos del colapso económico; han intervenido en los disturbios contra la segregación en el Sur; se han hecho con el control de la Corte Suprema y la han convertido en “una de las agencias más importantes del comunismo”.

Un punto de vista tan particular de la historia confiere al Sr. Welch un estatus privilegiado, sin el cual no nos habríamos percatado de todos esos acontecimientos. “Por muchas razones, y después de muchos años”, escribió hace algunos años, “personalmente creo que [John Foster) Dulles es un agente comunista”. El trabajo del profesor Arthur F. Burns como Jefe del Consejo de Asesores Económicos de Eisenhower era “simplemente un trabajo de encubrimiento de las relaciones de Eisenhower con algunos de sus jefes comunistas”. El hermano de Eisenhower, Milton, era “en realidad su superior y jefe dentro del Partido Comunista”. En cuanto al propio Eisenhower, Welch le caracteriza, en palabras que han hecho famoso al fabricantes de dulces, como “un agente dedicado y consciente de la conspiración comunista”, una conclusión, agregó, “basada en una acumulación de pruebas detalladas, extensas y palpables, que parece poner a esta convicción más allá de cualquier duda razonable”.

Imitando al Enemigo

El portavoz paranoide concibe la conspiración en términos apocalípticos, trafica con el nacimiento y la muerte de mundos enteros, órdenes políticos completos, la totalidad de los sistemas de valores humanos. Vive constantemente en la brecha. Vive constantemente en un momento decisivo. Como los milenaristas religiosos que expresaban la angustia de los que viven los últimos días, a veces está dispuesto a fijar una fecha para el Apocalipsis. (“El tiempo se acaba”, decía Welch en 1951. “Se suman las evidencias, en muchas partes y provenientes de diversas fuentes, que en octubre de 1952 será el mes más mortal, el momento en el que Stalin ataque”).

Como miembro de la vanguardia, es capaz de percibir la conspiración mucho antes de que sea algo obvio para un público aún inconsciente; el paranoico es un líder militante. No ve los conflictos sociales como algo objeto de meditación o compromiso, a la manera de los políticos en ejercicio. Dado que lo que está en juego es siempre un conflicto entre el bien y el mal absolutos, lo que es necesario no está en peligro, sino que tiene la voluntad de combatir el mal hasta el final. Dado que considera al enemigo como totalmente perverso e implacable, debe ser totalmente eliminado, si no del mundo, al menos de teatro de operaciones al que los paranoicos dirigen su atención. Esta exigencia de triunfo total conduce irremediablemente a la formulación de metas poco realistas, y puesto que estos objetivos no son ni remotamente posibles, el fracaso aumenta constantemente la frustración y la paranoia. Incluso un éxito parcial le deja la misma sensación de impotencia con la que comenzó, lo que hace que se fortalezca su conciencia del inmenso y aterrador poder del enemigo al que se opone.

El enemigo está claramente delimitado: es un modelo perfecto de perversidad, una especie se Superman amoral y siniestro, ubicuo y poderoso, cruel, sensual y amante del lujo. A diferencia del resto de nosotros, el enemigo no está atrapado en las redes del gran mecanismo de la historia, víctima de su pasado, de sus deseos y limitaciones. Fabrica los mecanismos de la historia, o trata de desviar el curso normal de la historia de malas maneras. Cree que es el responsable de las crisis, que desata el pánico en los bancos, provoca depresiones, fabrica desastres, y luego disfruta de las ganancias con la miseria que ha producido. La interpretación paranoica de la historia es totalmente personal: acontecimientos decisivos no los considera como parte del discurrir de la historia, sino como debidos a la voluntad de alguien. Muy a menudo, el enemigo dispone de una fuente especialmente eficaz de poder: controla la prensa; tiene fondos ilimitados; tiene un secreto que influye en la mente (lavado de cerebro); o tiene una técnica especial de seducción (el confesionario católico).

Es difícil resistirse a la tentación de decir que este enemigo es en muchos aspectos la proyección del yo; tanto los ideales como los aspectos inaceptables de uno mismo se atribuyen a él. El enemigo puede ser un intelectual cosmopolita, pero el paranoico le superará en títulos, y hasta en pedantería. Organizaciones secretas establecidas para combatir a otras organizaciones secretas conducen hacia los mismos halagos. El Ku Klux Klan imitó al catolicismo hasta el punto de ponerse los ornamentos sacerdotales, en el desarrollo de un elaborado ritual y en unas jerarquías igualmente elaboradas. La Sociedad John Birch emula a las células comunistas y opera de forma cuasi secreta a través de grupos en primera línea, y predica una persecución despiadada y de guerra ideológica muy similares a las que percibe en el enemigo comunista [2]. Los portavoces de las diferentes cruzadas antifundamentalistas comunistas expresan abiertamente su admiración por la dedicación y la disciplina que provoca la causa comunista.

[2] En su reciente libro Cómo ganar unas elecciones, Stephen C. Shadegg cita una declaración atribuida a Mao Tse-tung: “Dame sólo dos o tres hombres de un pueblo y conquistaré todo el pueblo” Shadegg comentó: “En las campañas de Goldwater de 1952 y 1958, y en el resto de campañas en las que he participado como consultor, he seguido los consejos de Mao Tse-tung”. El senador Goldwater escribió en Why Not Victoria?: “analizamos y copiamos la estrategia del enemigo; la suya ha funcionado, la nuestra no.

Por otro lado, se atribuye muy a menudo libertad sexual al enemigo, su falta de inhibición moral, la posesión de técnicas especialmente eficaces para el cumplimiento de sus deseos, lo cual es un exponente del estilo paranoico, proyectando y expresando aspectos desconocidos de sus propias preocupaciones psicológicas. Católicos y mormones –después, los negros y los judíos– han expresado su preocupación por el sexo ilícito. Muy a menudo, las fantasías de los creyentes revelan fuertes connotaciones sadomasoquistas, claramente expresadas, por ejemplo, en el deleite de los antimasones por la crueldad de los castigos masónicos.

Renegados y pedantes

La adhesión del renegado a la causa del enemigo tiene una significado especial. El movimiento antimasónico pudo a veces haber sido fundado por exmasones; sus revelaciones fueron recibidas con el mayor interés, y cada palabra que decían se creía a pies juntillas. El anticatolicismo se valió de las monjas fugitivas y de los sacerdotes apóstatas; el papel de los excomunistas en los movimientos anticomunistas de vanguardia de nuestro tiempo es bien conocido. La especial autoridad concedida al renegado se deriva de la obsesión por el secreto, algo característico de este tipo de movimientos: el renegado es el hombre o mujer que conoce los secretos del Arcano, y trae consigo la verificación final de las sospechas, que de otro modo podrían ponerse en duda por un mundo escéptico. Pero creo que hay un significado escatológico más profundo que se conecta con la personalidad del renegado: es el combate espiritual entre el bien y el mal, que es el modelo arquetípico del mundo paranoico, siendo el renegado prueba viviente de que no todas las conversiones han seguido por el camino equivocado. El renegado trae consigo la promesa de redención y victoria.

Una última característica del estilo paranoico está relacionada con la índole de su pedantería. Una de las cosas más impresionantes sobre la literatura paranoide es el contraste entre sus fantásticas conclusiones y los escrúpulos que invariablemente muestra por la objetividad. Realiza heroicos esfuerzos para probar que lo más increíble es en lo único en que se puede creer. Por supuesto, hay paranoicos de altos vueltos, otros con poco cultura, como probablemente los haya en cualquier tendencia política. Pero la literatura paranoica respetable no sólo posee ciertos compromisos morales, que de hecho pueden estar justificados, sino que también pone sumo cuidado, de manera casi obsesiva, en acumular evidencias. La diferencia entre estas evidencias y las que generalmente emplean los demás es que quizás sea menos un medio para entrar en una controversia política, que un medio para protegerse de la intrusión profana del mundo político secular. El paranoico parece tener pocas expectativas de convencer a un mundo hostil, pero sigue acumulando pruebas con la finalidad de proteger sus preciadas convicciones.

La escritura paranoica comienza con juicios que pueden ser perfectamente defendibles. Aquí hay algo que decir acerca de los antimasones: después de todo, una sociedad secreta compuesta por hombres influyentes ligados por obligaciones especiales podría plantear algún tipo de amenaza de quedar excluidos del orden civil. También hay algo que decir acerca de los principios protestantes de la individualidad y de la libertad, así como del deseo nativista de desarrollar en América del Norte una civilización homogénea. Una vez más, la actual laxitud en materia de seguridad permitió que algunos comunistas ocupasen puestos en los círculos gubernamentales, e innumerables decisiones de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra fría pueden ser criticadas.

La erudición paranoide de altos vuelos no sería nada de no ser coherente, de hecho la mente paranoica es mucho más coherente que el mundo real. No sería nada de no mostrar una técnica académica. Las 96 páginas del folleto de McCarthy, El Macartismo, contiene no menos de 313 referencias, y el increíble asalto del señor Welch a Einsenhower, tiene un centenar de páginas de bibliografía y notas. El movimiento de derechas de nuestro tiempo es un desfile de expertos, grupos de estudio, de monografías, notas al pie y extensa bibliografía. A veces, la búsqueda de la profundidad académica y una visión inclusiva del mundo por parte del ala derecha tiene consecuencias alarmantes: el Sr. Welch, por ejemplo, denunció que la popularidad de la obra de Arnold Toynbee era consecuencia de un complot por parte de la Sociedad de los Fabianos, “líderes del Partido Laborista inglés”, y varios miembros del establishment angloamericano liberal, con la finalidad de eclipsar el trabajo mucho más esclarecedor y veraz de Oswald Spengler.

Doblemente mártir

El estilo paranoico no se limita a nuestro país y a nuestro tiempo: es un fenómeno internacional. El estudio de las sectas milenaristas en Europa desde el siglo XI hasta el XVI de Norman Cohn, cree haber encontrado un complejo psíquico persistente que se correspondería en líneas generales con mi propia reflexiónl, un estilo constituido por ciertas preocupaciones y fantasías: “la visión megalómana de uno mismo en tanto que Elegido, habituado a hacer el bien, desgraciadamente perseguido; sin embargo, obtendrá el triunfo final; la atribución de enormes y demoníacos poderes al adversario; la negativa a aceptar las limitaciones e imperfecciones ineludibles de la existencia humana, como la fugacidad, la disensión, el conflicto, la falibilidad sea intelectual o moral; la obsesión por las profecías infalibles… erróneas interpretaciones sistemáticas, siempre burdas y a menudo grotescas”.

Esta visión a largo del tiempo, me anima a conjeturar –no se trata más que de eso– que una mentalidad dispuesta a ver el mundo de esta manera puede ser un fenómeno psíquico persistente, que más o menos afecta de forma constante a una modesta minoría de la población. Pero ciertas tradiciones religiosas, determinadas estructuras sociales y herencias nacionales, ciertas catástrofes históricas o frustraciones, pueden conducir a la liberación de dichas energías psíquicas, y pueden darse situaciones en las cuales pueden incorporarse a los movimientos de masas o a los partidos políticos. La experiencia estadounidense del conflicto étnico y religioso ha sido claramente un importante foco para las mentes y espíritus con tendencias de este tipo, pero los conflictos de clase también pueden movilizar tales energías. Tal vez la situación más propicia para la difusión de las tendencias paranoides, sea una confrontación de intereses opuestos que son (o se siente como tal) totalmente irreconciliables, y que por naturaleza no son susceptibles de pasar por los procesos políticos normales de negociación y compromiso. La situación empeora cuando los representantes de un determinado interés social, tal vez debido a la naturaleza poco realista e irrealizable de sus demandas, son excluidos del proceso político. Al no tener acceso a la negociación política o a la toma de decisiones, conciben un mundo regido por un poder siniestro y maligno, algo que queda plenamente confirmado. Sólo ven las consecuencias del poder a través de unas lentes de distorsión y no tienen la oportunidad de observar la maquinaria real. Un distinguido historiador ha dicho que una de las cosas más valiosas de la historia es que nos enseña cómo no suceden las cosas. Es precisamente este tipo de conciencia la que no desarrolla el paranoico. Tiene una especial resistencia para el desarrollo de esta conciencia, pero las circunstancias a menudo le privan de conocer eventos que le podrían iluminar en cualquier caso, pero se resiste a tal conocimiento.

Todos somos víctimas de la historia, pero los paranoicos son doblemente víctimas, ya que no solamente están afectados por el mundo real, como el resto de nosotros, sino también por sus fantasías.

Richard Hofstadter ha sido profesor de historia americana en la Universidad de Columbia. Su libro “El antiintelectualismo en la vida estadounidense” ha recibido el premio Pulitzer por una obra general de no ficción, en 1964. Este artículo es una adaptación de una conferencia dentro de los ciclos dedicados a Herbert Spencer, pronunciada en la Universidad del Mississippi, en Oxford, en noviembre de 1963.

Richard Hofstadter, The paranoid style in American politics, Harper’s Magazine, noviembre de 1964.

Traducción al español encontrada en La curva del mar por partes (1, 2 y 3), con pequeñas modificaciones mías.

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El tema me parece interesantísimo, especialmente la tendencia ya instaurada por parte de las nuevas generaciones de conformarse, informarse y deformarse a partir de las fuentes de las que ya son compulsivos bebedores. Como bien dices, todo ese caudal ideológico contaminado que se traen de dudosos ámbitos de los EE.UU.

Es algo muy palpable en la red, la musiquilla no deja de sonar en cada debate. La actual oleada antipapista y en muchos casos también anticatólica en la derecha espannola tiene justo ese origen, mimetismo acrítico de todo el paquete ideológico con el que se identifican los cachorrillos de "nuestra" derecha, antijesuitismo incluído que además constituye uno de los apoyos más recurrentes contra Francisco, por ejemplo.

Gerión puede molestarse todo lo que quiera por nuestro criticismo hacia este sector -de la izquierda está ya casi todo dicho y hay espacios de sobra en la red- pero es que no podemos quedar impasibles a lo que sucede en el sector en que muchos creíamos podría estar la regeneración de Espanna pero lo que estamos viendo es más degeneración, en parte debida a ese fenómeno que describe Hispano.

 

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Un ejemplo de este conspiracionismo de factura estadounidense, que suele situar a la Iglesia católica y al Vaticano en la cúspide de la conspiración:

EemvYVEXYAATrbO?format=jpg&name=medium

Observad cómo el montaje se hizo originalmente en inglés, por lo que algunas palabras han quedado sin traducir (precisamente la de "Vatican").

Montajes de este tipo son cada vez más comunes en el ámbito derechista español que toma internet como principal fuente de información.

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Además de lo que se mencionas se nota en ese cuadro cierta influencia "LeRouchiana", con la inclusión además del Papa también de los Windsor.

 

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En 10/8/2020 a las 7:41, Vanu Gómez dijo:

Además de lo que se mencionas se nota en ese cuadro cierta influencia "LeRouchiana", con la inclusión además del Papa también de los Windsor.

 

Muy bien visto, Vanu.

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En 10/8/2020 a las 3:00, Hispanorromano dijo:

Un ejemplo de este conspiracionismo de factura estadounidense, que suele situar a la Iglesia católica y al Vaticano en la cúspide de la conspiración:

EemvYVEXYAATrbO?format=jpg&name=medium

Observad cómo el montaje se hizo originalmente en inglés, por lo que algunas palabras han quedado sin traducir (precisamente la de "Vatican").

Montajes de este tipo son cada vez más comunes en el ámbito derechista español que toma internet como principal fuente de información.

La verdad es que, si te pones a tratar de esclarecer el significado de ese esquema, como tantos otros similares, te encuentras con que es profundamente caótico. Aparentemente dice muchas cosas y revela grandes "verdades ocultas" pero en el fondo no tiene ningún sentido, más allá de generar desconfianza y desorden mental, el caos.

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Ahora a algunos sabios de BBJ se les ha ocurrido la disparatada idea de que la marca de la bestia del Apocalipsis será la vacuna del Covid-19. Vamos a presenciar la primera vacuna puesta en la frente de la historia xD.

https://www.burbuja.info/inmobiliaria/threads/la-marca-de-la-bestia-obligatoria-por-ley.1392644/

Edit: Ah pues no, lo han sacado de esta declaración:

https://www.google.com/amp/s/www.nme.com/news/music/kanye-west-says-he-had-covid-19-speaks-against-vaccines-2703611%3famp

Que le van a meter un microchip a la vacuna que hace que vayas al infierno al morir. Lo que no me queda claro es cómo van a hacer para convencer de que hay que ponerla en la frente o la mano derecha, porque son sitios absurdos para poner una vacuna y lo normal es ponerla en el brazo o en el culo, y si te la pones ahí ya no te condenas xD.

Editado por Isaac Peral. Motivo:

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hace 13 horas, Isaac Peral dijo:

Ahora a algunos sabios de BBJ se les ha ocurrido la disparatada idea de que la marca de la bestia del Apocalipsis será la vacuna del Covid-19. Vamos a presenciar la primera vacuna puesta en la frente de la historia xD.

https://www.burbuja.info/inmobiliaria/threads/la-marca-de-la-bestia-obligatoria-por-ley.1392644/

Edit: Ah pues no, lo han sacado de esta declaración:

https://www.google.com/amp/s/www.nme.com/news/music/kanye-west-says-he-had-covid-19-speaks-against-vaccines-2703611%3famp

Que le van a meter un microchip a la vacuna que hace que vayas al infierno al morir. Lo que no me queda claro es cómo van a hacer para convencer de que hay que ponerla en la frente o la mano derecha, porque son sitios absurdos para poner una vacuna y lo normal es ponerla en el brazo o en el culo, y si te la pones ahí ya no te condenas xD.

Caos y más caos. Lo verdaderamente curioso de todo eso, es que en el fondo, esta gente que se cree tan inteligente como para estar por encima de los demás (de ahí que hablen del "rebaño"), viva sin embargo a rebufo del espectáculo y las intrigas políticas norteamericanas.

El rapero ese que se cita en la noticia, famosillo a nivel mundial por estar casado con una de las Kardashian, no es más que un muñeco de trapo de la política estadounidense, que seguramente hayan sacado a escena para beneficiar la candidatura del actual presidente, y de paso para promocionarse él mismo en el "show bussines" americano. El tipo se presentó el mes pasado al más puro estilo conspiranoico, con el apoyo del archimillonario Elon Musk, y ataviado con un chaleco antibalas en un mitin donde daba a entender que Dios le había hablado. Pero es que todo en él es espectáculo.

Lo gracioso, si no fuera por el daño que puede suponer que haya gente propagando la desconfianza en un tema como el de la salud,  es que haya gente como la de esos hilos que se citan en BBJ, que se sume a las disparatadas teorías de un rapero que se cree un mesías y relaciona la vacuna de COVID con la bestia del Apocalipsis, pero no se den cuenta del tipo de espectáculo que ha encumbrado a dicho personaje:

 

 

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En Geopolitica.ru se han hecho eco de este antiguo artículo de Richard Hofstadter, aunque a partir de una traducción propia:

El estilo paranoico de la política estadounidense | Geopolitica.RU

Dugin es muy crítico con el conspiracionismo, aunque como buen político maquiavélico, lo utiliza para sembrar el caos en sus oponentes.

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Me ha parecido muy interesante este artículo de La Vanguardia, que hace un somero repaso del anticatolicismo constitucional de los Estados Unidos y su relación con el conspiracionismo.

Cita

Cuando Estados Unidos odiaba y temía a los católicos

Biden ha llegado a la Casa Blanca como segundo presidente católico del país. A diferencia de Kennedy, no se ha visto sometido por su fe a las suspicacias de la mayoría protestante

El Papa Pablo VI con JFK, el primer presidente católico que tuvo Estados Unidos.

El papa Pablo VI con JFK, el primer católico en llegar a la presidencia de Estados Unidos.

04/02/2021 07:00Actualizado a 04/02/2021 09:18

Cuando John Kennedy se presentó a la presidencia en 1960, tuvo que aclarar que, si ganaba, no dejaría que el papa Juan XXIII le dictara desde el Vaticano cómo gobernar. Joe Biden, desde hace unos días el segundo presidente católico de la historia de Estados Unidos, no ha pasado por nada parecido. Hoy ese discurso parecería ridículo, y eso es todo un signo del progreso de un país con una larga tradición de maltrato y discriminación hacia los católicos.

El anticatolicismo estaba presente en EE. UU. desde antes incluso de que se fundara el país. Hasta hace no mucho, los libros de historia de los niños estadounidenses empezaban con el relato de cómo los primeros colonos llegaron desde Inglaterra a las costas de Massachusetts para poder practicar su religión en libertad. Sin embargo, esos mismos libros olvidaban contar que los que habían huido de la opresión religiosa no tardaron mucho en convertirse en opresores.

Los colonos transportaron al “nuevo mundo” los prejuicios que en Inglaterra eran comunes contra la minoría católica. En 1700, la colonia de Massachusetts aprobó una “Ley contra los Jesuitas y los Curas Papistas” que los declaraba “incendiarios y perturbadores de la paz y la seguridad pública” y también “enemigos de la verdadera religión cristiana”. Por eso daba a esos sacerdotes un corto plazo para abandonar el territorio o serían condenados a cadena perpetua. Si a alguno se le ocurría escapar de prisión, recibiría la pena de muerte.

No es un caso único. El futuro estado de Rhode Island fue fundado por un hombre que había escapado de Massachusetts buscando más libertad religiosa, pero la colonia también acabó prohibiendo a los católicos ocupar cargos públicos

En Maryland, fundada por un aristócrata católico para refugiar a los que compartían su fe, la ley pasó en unas décadas de reconocerles la libertad religiosa a imponerles todo tipo de restricciones: no podían ser profesores o abogados y tampoco votar. Tenían prohibido celebrar misa fuera de sus casas y bautizar a cualquiera que no fuera hijo de católicos.

Caricatura dibujada por Thomas Nast en 1876 en la que se presenta a obispos católicos como cocodrilos atacando a las escuelas públicas en connivencia con los políticos católicos irlandeses.
Caricatura de 1876 que presenta a obispos católicos como cocodrilos atacando a las escuelas públicas en connivencia con los políticos católicos irlandeses.

Muchas de estas restricciones, por ejemplo en Nueva York, siguieron en vigor incluso tras ganar la independencia de Gran Bretaña y durante los primeros años de vida de los nuevos Estados Unidos de América. Solo en 1789 la nueva constitución estableció que el país no tendría religión oficial y que tampoco restringiría la práctica de ninguna fe. Además, especificó que las creencias religiosas “no pueden ser nunca un requisito para acceder a un cargo público” federal.

Los llamados “padres fundadores” habían creado un estado aconfesional, pero los prejuicios contra los católicos estaban muy lejos de desaparecer.

Inmigración y ‘fake news’

Entre 1820 y 1930, llegaron a EE. UU. unos 4,5 millones de inmigrantes irlandeses católicos. Esta inmensa oleada migratoria puso nerviosos desde el principio a muchos protestantes, que recibieron a los recién llegados con los prejuicios heredados de los primeros colonos y algunos nuevos. Era habitual acusarlos de querer derribar al gobierno por orden del papa, y sobre ellos se difundían las fake news más exageradas, a veces con consecuencias dramáticas.

En 1834, una turba le prendió fuego a un convento cerca de Boston. Habían corrido rumores de que la congregación había asesinado a una de sus monjas por intentar abandonar la orden, aunque resultó que estaba tan viva que testificó en el juicio contra los incendiarios

Todos los edificios del complejo quedaron completamente arrasados, en parte por la pasividad de los bomberos, que no pusieron mucho esfuerzo en apagar el fuego. Solo un hombre fue a prisión por el crimen, pero después fue indultado.

Dibujo que representa las ruinas del convento quemado en 1834.

Dibujo que representa las ruinas del convento quemado en 1834.

Dominio público

Los bulos anticatólicos estaban a la orden del día y además eran un negocio muy rentable. Maria Monk, una mujer canadiense que había pasado por un albergue católico para prostitutas, vendió durante la década de 1830 cientos de miles de libros en los que decía falsamente que había sido monja y contaba toda suerte de historias sobre asesinatos de bebés en conventos.

Para difundir sus libros, Monk se asoció con algunos pastores protestantes radicales, aunque no está muy claro quién se quedó con los beneficios, porque ella murió en un hogar para indigentes después de ser detenida por robar a un cliente en un burdel.

A veces la violencia no se desataba por un rumor, sino por disputas políticas, sobre todo en las grandes ciudades, donde la población migrante católica iba creciendo y quería hacer valer su fuerza electoral. En 1844, el debate sobre qué biblia debía usarse en las escuelas públicas de Filadelfia provocó unos disturbios en los que ardieron varias viviendas de católicos y dos de sus iglesias y murieron al menos veinte personas.

Al enterarse de ello el arzobispo de Nueva York, un inmigrante irlandés, advirtió a las autoridades de que no consentiría lo mismo. “Si una sola iglesia católica se quema, Nueva York será un nuevo Moscú”, dijo en referencia al incendio de la capital rusa durante la invasión de Napoleón.

El partido que no sabía nada

Los católicos empezaban a organizarse políticamente, pero también los anticatólicos. Fue en esa época cuando surgió el partido Know-nothing, “no sé nada”. Tomó ese nombre porque en sus inicios era una sociedad secreta cuyos miembros debían responder así cuando se les preguntara por ella.

Unos años después se organizaron abiertamente bajo el nombre de Partido Nativo Americano o Partido Americano, y predicaron con bastante éxito el odio a los inmigrantes en general y a los católicos en particular. Sobre todo a los de origen irlandés y alemán.

Los Know-nothing no se limitaban a impulsar el racismo en las instituciones, también lo hacían en la calle

En la década de 1850, el partido xenófobo llegó a tener más de un centenar de representantes en el Congreso, donde defendía que se prohibiera a los católicos desempeñar cargos públicos y abogaba por las deportaciones masivas de inmigrantes.

Además, gobernaba en ocho estados y en la ciudad de Chicago, donde el alcalde Levi Boone impedía a los católicos trabajar para el ayuntamiento o entrar en la policía. Pero los Know-nothing no se limitaban a impulsar el racismo en las instituciones, también lo hacían en la calle.

En una jornada electoral en agosto de 1855, los militantes del partido en Louisville, Kentucky, estaban decididos a que solo los “verdaderos americanos” votasen. Un tercio de la población de la ciudad eran católicos de ascendencia alemana o irlandesa, así que los Know-nothing desplegaron patrullas en el exterior de los centros electorales que pedían a los votantes una contraseña difundida de antemano entre los protestantes. A los que no la tenían les impedían el paso y a los que no se iban a casa, les daban una paliza.

Imagen del ciudadano ideal estadounidense según el movimiento Know Nothing.

Imagen del ciudadano ideal estadounidense según el partido Know-nothing.

Dominio público

Por supuesto, el candidato a la alcaldía de los Know-nothing ganó aquellas elecciones, pero además el llamado “lunes sangriento” dejó 22 muertos. La catedral católica de la ciudad, construida tres años antes, fue destruida, y más de un centenar de casas y negocios de católicos acabaron ardiendo. Los tribunales no condenaron a nadie por ello.

Aquella década de 1850 fue el pico del poder del partido anticatólico, que en los siguientes años se partiría en dos por el debate sobre la legalidad de la esclavitud que empujó al país a una guerra civil. Sin embargo, otros grupos extremistas no tardarían en reclamar su legado.

Una ley seca contra los católicos

La siguiente gran oleada de inmigrantes no fue tan irlandesa, pero también fue católica. Entre 1880 y 1914, más de cuatro millones de italianos se trasladaron a EE. UU. y sufrieron los prejuicios que ya existían sobre su religión, además de una mayor dificultad para aprender el idioma. 

Aparte de las acusaciones ya tradicionales de que iban a derribar la democracia por orden del papa, los católicos de la época se vieron arrastrados al gran debate de la época: la prohibición de la venta y consumo de alcohol.

El movimiento a favor de la ley seca tenía su mayor fortaleza en las zonas rurales de EE. UU., que contaban con muchos menos católicos que las grandes ciudades. Si uno busca entre los principales líderes abolicionistas de aquella era, encontrará muchas declaraciones anticatólicas.

El fundador de la Liga Anti Salones, William H. Anderson, decía que si las ciudades no apoyaban la ley seca era por “los extranjeros que no se lavan” y porque la Iglesia católica estaba “indignada por lo que consideran una victoria protestante”. El obispo episcopaliano James Cannon Jr. decía que los italianos o los polacos le daban “dolor de estómago” y que había que cerrarles la puerta del país.

Ningún lugar era tan odiado por los líderes abolicionistas como Nueva York, y no despreciaban a ningún líder político tanto como a su gobernador, el católico Al Smith. A la ciudad, donde un tercio de sus casi seis millones de habitantes había nacido en el extranjero, la llamaba el obispo Cannon “la sede de Satán”. También decía que sus habitantes católicos eran “la gente que quiere Smith, las personas sucias que encuentras por las aceras de Nueva York”.

Al Smith dando un discurso.

Al Smith dando un discurso.

Dominio público

En 1924, cuando el Partido Demócrata se planteó por primera vez hacer a Al Smith candidato a presidente, su convención nacional fue una batalla campal. Primero los delegados discutieron agriamente sobre si condenar o no las actividades del Ku Klux Klan, que acababa de resurgir con enorme fuerza gracias, entre otras cosas, a su discurso anticatólico. Después de no lograrlo, tuvieron que votar 103 veces a lo largo de dos semanas para elegir entre el católico Smith y otro candidato apoyado por el KKK. A la vista de que el bloqueo era insuperable, ambos se retiraron para permitir la elección de un candidato desconocido.

Cuatro años después, Smith sí que consiguió ser el primer católico en convertirse en candidato presidencial de uno de los grandes partidos. Durante aquella campaña se le acusó de querer imponer el catolicismo como religión oficial y se imprimieron panfletos que lo acusaban de haber construido un túnel submarino entre el Vaticano y Nueva York para recibir órdenes del papa. Varios predicadores protestantes pidieron a sus fieles que no le votaran, y el obispo episcopaliano Cannon lo definió como “el clásico intolerante de la jerarquía católica romana irlandesa de Nueva York”.

El esfuerzo funcionó. La ley seca era impopular y le quedaban cinco años para la derogación, pero Smith se derrumbó en el Sur protestante y sufrió una derrota arrasadora. El recuerdo de esa catástrofe política pesó mucho durante años en el Partido Demócrata y muchos de sus líderes lo tenían en mente cuando, 32 años después, el católico John Kennedy se presentó a la presidencia. ¿Estaba EE. UU. preparado por fin?

De Kennedy a Biden

En 1960, muchos de los líderes demócratas más importantes eran católicos, jefes políticos de grandes ciudades donde los descendientes de los inmigrantes irlandeses o italianos ya eran mayoría. Sin embargo, temían que el resto del país diera a Kennedy el mismo trato que había dado a Smith.

El candidato logró disipar sus dudas venciendo en las primarias demócratas de West Virginia, donde el 95% de la población era protestante, después de pronunciar su famoso discurso sobre el catolicismo: “¿Vamos a decir que un tercio de la población de EE. UU. tiene vedada para siempre la Casa Blanca?”.

JFK

Jonh Fitzgerald Kennedy, el primer presidente católico de Estados Unidos.

Terceros

Kennedy aún tuvo algunos problemas más. Un grupo de 150 ministros protestantes declaró antes de las elecciones que no sería independiente del papa salvo que renunciara abiertamente a su catolicismo

La campaña de Nixon obtuvo un mejor resultado de lo esperado en algunos estados de fuerte tradición protestante, pero Kennedy ganó, y abrió el camino a que Joe Biden ni siquiera haya tenido que responder a muchas de las preguntas con las que él se encontró.

El anticatolicismo en EE. UU., que el historiador Arthur Schlessinger llamó “el sesgo más profundo de la historia del pueblo americano”, ha quedado aparentemente para los libros de historia.

Cuando Estados Unidos odiaba y temía a los católicos

 

 

 

 

 

 

 

 

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buen artículo, ahora bien... yo sería un poco precavido con la calificación de gente como "Biden" de "católico"

el tipo estará bautizado, como también lo estará Otegui o Pedro Sánchez (supongo, que igual me equivoco) pero de ahí a calificarlo como político católico dista un trecho... se que no es tu caso, pero conviene deslindar un asunto del otro, porque Biden no ejerce como católico en política, en mi opinión.

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hace 5 horas, Vanu Gómez dijo:

buen artículo, ahora bien... yo sería un poco precavido con la calificación de gente como "Biden" de "católico"

el tipo estará bautizado, como también lo estará Otegui o Pedro Sánchez (supongo, que igual me equivoco) pero de ahí a calificarlo como político católico dista un trecho... se que no es tu caso, pero conviene deslindar un asunto del otro, porque Biden no ejerce como católico en política, en mi opinión.

Católico como Kennedy: bautizado y posiblemente practicante, pero sus creencias no influyen demasiado en la política que lleva a cabo. Y es que en Estados Unidos la religión se considera un asunto privado que no debe influir en las decisiones polliticas.

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hace 1 minuto, Hispanorromano dijo:

Católico como Kennedy: bautizado y posiblemente practicante, pero sus creencias no influyen demasiado en la política que lleva a cabo. Y es que en Estados Unidos la religión se considera un asunto privado que no debe influir en las decisiones polliticas.

al cabo si está en connivicencia con cosas como el aborto, siendo presidente... no creo que quepa calificarlo de tal, incluso aunque vaya a misa. 

no trato de ser quisquilla pero un cierto criterio ha de haber, en mi opinión le califican como tal porque fue bautizado e irá de vez en cuando a misa, y es evidente que eso se utilizará como una forma de ataque.

parece un tema más bien identitario, como pasa con Irlanda del Norte.

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hace 32 minutos, Vanu Gómez dijo:

al cabo si está en connivicencia con cosas como el aborto, siendo presidente... no creo que quepa calificarlo de tal, incluso aunque vaya a misa. 

no trato de ser quisquilla pero un cierto criterio ha de haber, en mi opinión le califican como tal porque fue bautizado e irá de vez en cuando a misa, y es evidente que eso se utilizará como una forma de ataque.

parece un tema más bien identitario, como pasa con Irlanda del Norte.

Sí, es un tema más identitario que otra cosa. Tienes razón en que si permite el aborto no se le debería considerar católico en puridad, ya que la obligación de un gobernante católico sería la de ilegalizar esa práctica criminal. Pero lo del aborto en EEUU no lo va a tocar ningún presidente: ni lo ha tocado Trump (por mucho que se esfuercen sus defensores en vender lo contrario) ni lo va a tocar ningún otro. Tampoco lo va tocar ningún político en Occidente, por desgracia.

Lo que a mi juicio no tiene mucho sentido es que los obispos estadounidenses (la mayoría, en abierta rebeldía con el Papa) pongan siempre el foco acusatorio en el candidato demócrata mientras por otra parte le reparten incienso a Trump o al candidato republicano de turno, si la postura de ambos en cuanto el aborto es la misma a efectos prácticos.

A mi me parecería bien que se le niegue la comunión a Biden por el tema del aborto, pero si son coherentes y su antiabortismo no es nominal e identitario (como el catolicismo de Biden), se la tendrían que negar también a los políticos republicanos de EEUU y, en España, a Aznar, Rajoy, Pablo Casado, Abascal y hasta al mismísimo Rey.

Pero bueno, son temas discutibles. El artículo hace mal en dar por sentado que el catolicismo de Biden es real si no se traduce en políticas católicas. Pero es un buen repaso de la historia anticatólica de EEUU y de cómo se mezcla este sentimiento anticatólico con las teorías de la conspiración, que poco a poco van calando también en España, pues no en vano los complotistas españoles van siempre a remolque de los complotistas estadounidenses.

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Gracias por el aporte. Lo leeré con atención en cuanto tenga un rato. A mi me llama la atención que desde un tiempo todo son conspiraciones -que las habrá-. Pero, si echamos la vista atrás, ya en la guerra fría era así. Y ahora, además, televisiones e internet -como para salir corriendo si hubiera a dónde huir-. Tenemos un ejemplo -pienso que bueno- en Corea del Norte, donde el gobierno se mantiene a base de mantener la idea de una conspiración general de los americanos para exterminar a los coreanos.

No sé si esto ha sido siempre así. O quizá, lo que ocurre es que siempre las hay y por todos lados y, como el que mira por un catalejo, según a dónde se enfoque, se centrará la atención en una o en otra.

Sobre lo de considerar 'católico' a esta gente (por querer hacer un acto de buena fe y abstenerme de usar calificativos), todos esos que cita (españoles o no) -y otros muchos- tendrían que haber sido excomulgados inmediatamente-. Su responsabilidad en esos temas es directa -la promoción activa, con conocimiento del hecho, y su firma/sanción, según el caso-. El por qué no se ha hecho, lo ignoro. Es difícil imaginar hacerle algo más abominable a un crío que va a nacer. Si a esto no se aplica, no sé qué circunstancia merecería su aplicación. Desde luego, no son católicos en absoluto. No me queda la más mínima duda. Desde declarar guerras y bombardeos masivos a pueblos enteros por intereses económicos, hasta producir, a sabiendas, leyes injustas que llevan a la desesperación y hasta el suicidio de muchísimas personas, a otras innumerables barbaridades como la promoción del aborto -independientemente de que el acto abominable se haya dado desde siempre-. Es más, ni siquiera es preciso recurrir a ese argumento de las consecuencias una vez instalado en el poder, puesto que a esos niveles de la política solo se llega con una voluntad de dominio, de imposición, y usando todas las herramientas destructivas posibles: la mentira, la manipulación, la traición, el chantaje, la conspiración, etc., voluntariamente, a sabiendas, y de manera repetida, por lo que el proceso, el camino en sí mismo, es incompatible con cualquier concepto católico. Basta verlo por reducción al extremo. Una persona que siguiera fielmente -si eso es posible- o, al menos lo intentara- el mensaje cristiano: ¿a qué presidencia o ministerio llegaría?

Un cordial saludo.

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    • Por david
      Comparto esta página, que quizá ya hayan enlazado aquí, por lo interesante y desconocido que me pareció el contenido. Ignoro si la iniciativa está teniendo éxito allí, pero la historia que narran, con sus escalofriantes pormenores, no tiene desperdicio, de hecho, refleja un manual metodológico preciso que ya se ha debido poner en marcha en diversas ocasiones -si es que no se está desarrollando hoy día también en otras regiones-: https://defensordelespanolenfilipinas.jimdofree.com/publicaciones-1/hablantes-de-español/
      Incluyo también otras dos revistas relativas a la cultura en español en el país, una de análisis (Revista Filipina): http://revista.carayanpress.com
      La otra, Perro Berde, producida por la Agencia de Cooperación Española, pero, aparentemente, cerrada a participaciones externas: http://www.perroberde.com
      Si este no es el foro adecuado, le ruego me disculpen y lo muevan al que sí lo es, caso de que lo considerasen interesante.
      Un cordial saludo.
      Fuente original: https://defensordelespanolenfilipinas.jimdofree.com/publicaciones-1/hablantes-de-espa%C3%B1ol/
    • Por Hispanorromano
      Comparto con vosotros un fragmento de un libro que me ha parecido interesante. Trata de la desinformación y de las enormes posibilidades que ofrece internet a la hora de desinformar y manipular. El texto es un poquillo largo para lo que se estila en internet, pero se lee con relativa rapidez y de todas formas he señalado en negrita las ideas que encuentro más significativas.
    • Por Hispanorromano
      Aunque tenemos un hilo dedicado a tratar sobre el fenómeno de las teorías de la conspiración y su creciente auge, creo que este artículo merece un hilo propio por su importancia. El artículo lo publica Luis Santamaría del Río, uno de los fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, una asociación católica que estudia el fenómeno de las sectas de forma rigurosa, lo que hace que la prensa seria le consulte para algunos temas. Tiene una columna en Infocatólica, así que espero que nadie le vaya a acusar de "progre". Es importante que D. Luis Santamaría, Licenciado en Teología, señala que la Nueva Era y, en definitiiva, el gnosticismo son el verdadero motor de este nuevo tipo de conspiracionismo, de este sectarismo difuso al que algunos estudiosos se refieren como conspiritualidad. Creo que es la primera persona que trata este asunto en el ámbito español. Aparte de nosotros, claro, que lo venimos diciendo pero sin el conocimiento y la autoridad que respaldan a D. Luis.
      Le pido a D. Luis Santamaría que me disculpe porque he alterado las negritas que él había puesto para destacar algunos de los temas que venimos tratando específicamente en este foro. 
       
    • Por Hispanorromano
      Ahora que se discute mucho sobre las medidas a tomar por la pandemia de Covid-19 o que se cuestiona la vacunación, aun no siendo obligatoria en el momento actual, creo interesante rescatar una ley, sancionada por el Generalísimo Franco en 1945, que abordaba todos estos aspectos.
      Esta ley de 1945 nos permite comprender cuál era el tratamiento que se adoptaba entonces ante las pandemias. Y no lo creo muy diferente al tratamiento que adoptarían los regímenes democráticos de aquella época. Veréis que se habla de aislamiento de los portadores, sean convalecientes o sanos (los "asintomáticos" que dirían ahora), en términos expeditivos; que era obligatorio comunicar a las autoridades si se sospechaba de alguien por presentar síntomas; que se preveía el cierre de establecimientos y escuelas; que había la obligación de presentarse ante la autoridad médica cada pocos días hasta que al portador se le expidiese un salvoconducto que le declarase libre de la enfermedad; y, más importante que todo eso, que se declaraba obligatoria la vacunación (no sé si con chip o sin chip) contra ciertas enfermedades contagiosas y el incumplimiento de dicha norma podía acarrear graves sanciones.
      Ahora que se considera dictatorial cualquier medida coercitiva en relación con la pandemia, y ahora que se cuestionan las vacunaciones, a pesar de que no son obligatorias, puede ser interesante rescatar este texto legal que nos ofrece algo de perspectiva histórica: así se trataban estos problemas hace ochenta años. Y además resulta hasta necesario, porque en la campaña contra las vacunaciones se está destacando un diario digital que depende de la Fundación Nacional Francisco Franco, que todos los días publica cerca de diez artículos contra las vacunas y contra las medidas de confinamiento, frente a las que promueve una desobediencia sistemática.
      Quede claro que no se trata de defender a los gobiernos actuales que están afrontando la pandemia, cuyo tratamiento deja mucho que desear, ni de considerar como ideales las medidas tomadas en 1945. Se trata de aportar un poco de perspectiva histórica al asunto. Aunque desde luego me parecen bastante correctas las medidas tomadas por Franco en aquella época, donde no era frecuente tomarse a broma estas cosas, a diferencia de lo que sucede hoy, en esta sociedad del entretenimiento masivo.
      Cito sólo una parte del articulado de la ley, para no hacerlo muy largo, y destaco en negrita los pasajes que considero más interesantes.
       
    • Por Hispanorromano
      La Comunión Tradicionalista inauguró recientemente la publicación digital LA ESPERANZA, subtitulada Periódico católico-monárquico. Aunque lleva poco tiempo en línea, el pasado 6 de noviembre publicó un lúcido y valiente artículo sobre el papel viene desempeñando la derecha española en la yanquización de España, en su sometimiento y desolación. El artículo parte del hecho observado en días pasados de que una parte de nuestros compatriotas estaba en un sinvivir por la suerte de Trump a miles de kilométros. Se atreve a cuestionar el mito de Trump dentro de la derecha y esboza una crítica integral de esta dependencia de Estados Unidos, en una línea que estimo parecida a la de Francisco Rubio en su artículo Trump y la orfandad de la derecha. Aquí va  el artículo de Roberto Moreno, que espero que me perdone el que haya destacado en negrita algunos pasajes:
      A decir verdad, un número no desdeñable de carlistas (o sedicentes carlistas) están perfectamente inmersos en la realidad que describe el artículo. También falangistas, conservadores y otras familias políticas. Nadie esta libre de ese pecado. Precisamente por eso tiene gran mérito el artículo: es el primero en muchos años que, desde una organización política, se atreve a denunciar esta triste realidad. Y es un artículo sincero, que parte de la entraña española y católica, no una simple repetición de formulismos copiados de la izquierda. Desde aquí mi aplauso a este grito patriótico y contrarrevolucionario que muchos estábamos esperando.
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  • Temas relevantes

    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Correcto (3 positivos y 1 punto de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
        • Me gusta (5 positivos y 3 puntos de mejora)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
        • Me gusta (5 positivos y 3 puntos de mejora)
      • 105 respuestas
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