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Rescato un interesante artículo, publicado en 1940, que creo que puede iluminar algunos aspectos del presente. Se publica en Solidaridad Nacional, parte de la prensa falangista de aquel entonces. Habla del "pecado malthusiano" que atenaza a casi todos los países industriales y especialmente a Francia. Avisa del peligro de despoblación que ya se empieza a notar en algunos pueblos, de la consiguiente destrucción de la industria y el comercio por falta de consumidores, de la insolvencia del Estado, de la debilitación progresiva de la nación a causa de este envejecimiento y de la subsecuente incapacidad para defenderse frente a otros pueblos más jóvenes.

Encontré el artículo por casualidad y he pensado que sería bueno traerlo al foro para ilustrar algunas cuestiones que venimos tratando. Pongo primero una captura del artículo, junto con la correspondiente cabecera del periódico en formato imagen, y después la transcripción del texto, que siempre resulta más cómoda de leer y que es necesaria para que los buscadores indexen este artículo, inédito en internet, aunque sí accesible en alguna hemeroteca.

El-pecado-malthusiano-Falange-Solidarida

Cita

El pecado malthusiano

por Luis G. de la Peña

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Sólo un ser hijo del siglo individualista y utilitario de la Enciclopedia como Malthus, aquel pastor protestante discípulo de Adam Smith y de David Hume, tuvo por providenciales las guerras, epidemias, hambres y demás calamidades por el estilo toda vez que, sin la colaboración de estos ''obstáculos represivos'' — según él— se truncaría el equilibrio entre la población y las subsistencias, provocando la más espantosa de las miserias.

El problema de si la producción llegaría a ser algún día inferior al consumo le atormentaba grandemente, máxime cuando llegó a aquella conclusión errónea de que la población tiende a aumentar en progresión geométrica, mientras los medios de subsistencia no pueden acrecentarse sino en progresión aritmética.

Y de estos sus razonamientos —que de alguna manera tenemos que llamarlos aunque sean falsos— parte su error y el pecado capital de los neo-malthusianos.

Malthus, a pesar de los "obstáculos represivos" que él creía poco eficaces en lo que atañe al acrecentamiento de la mortalidad, crea los "obstáculos preventivos" que tienden a reducir la natalidad. A tal fin, dicta dos máximas, de castidad y prudencia, que retratan bien a las claras toda una moralidad utilitaria a lo Benthman y que no aconsejan, ciertamente, la pureza perfecta, englobándolas en lo que flama "la gran regla de la utilidad", que es aquella que trata de "adquirir miserablemente el hábito de satisfacer las pasiones de manera que no cause perjuicio a nadie", inductoras de los mayores crímenes contra natura llevados a cabo hasta limites asombrosos por los neomalthusianos, herederos espirituales y materiales del sofisma lanzado por aquél.

Si rechazaba hasta cierto punto todo medio artificial y fuera de las leyes de la Naturaleza con el fin de contener la población, no dejaba de creer en el fraude conyugal como un medio eficaz para alcanzar buena parte del fin perseguido en su perniciosa idea.

La crisis que actualmente sufre la Humanidad, no es originada por el hambre, sino por todo lo contrario, o sea, por la superabundancia, debida precisamente al descenso demográfico en los grandes países industriales.

A esta hecatombe social y económica ha contribuido grandemente el malthusianisrno, mejor dicho, el neo-malthusianismo, su vanguardia peligrosa, que paraliza el progreso de los pueblos al no ser renovado el vigor juvenil.

En la Argentina, por ejemplo, país diez veces mayor que Italia, y en el que podrían vivir confortablemente de 80 a 100 millones de habitantes, la natalidad, con respecto a Ia mortandad, es tan insignificante, que según estadísticas del año actual la población sigue estancada en los doce millones de habitantes.

Pero quien bate el récord a este respecto es Francia. A pesar de la campaña iniciada con aquel famoso manifiesto —del que copiamos a continuación datos interesantes— firmado por Poincaré, Millerand, Herriot, el cardenal Verdier y el mariscal Foch, Francia sigue retrocediendo en este particular, alcanzando solamente la cifra de 612.000 nacimientos el año pasado, 1938.

"El número de nacimientos —dice el manifiesto de referencia— ha disminuido en Francia en cuarenta mil unidades desde 1932 a 1933; ha bajado a 682.000, cuando en 1870 pasaba del millón. El día de mañana, y como consecuencia de esto, descenderá considerablemente el número de enlaces matrimoniales. Este hecho hará que nos encontremos, dentro de poco tiempo, con una disminución de 80.000 en el número de nacimientos.

Si la fecundidad de los matrimonios jóvenes franceses continúa disminuyendo en la medida de estos últimos años, es un hecho matemático que Francia no tendrá más de medio millón de nacimientos dentro de diez años.

Por entonces, él número de muertos será muy superior al de nacimientos. Ya se está notando el empobrecimiento de muchos departamentos con motivo de su despoblación; son muchas las aldeas y cortijos que están en ruinas por falta de habitantes. Permitir que los nacimientos decrezcan aún más y que cunda la baja por todo el país, significaría la admisión de que el pueblo francés se ha convertido en un pueblo de hombres viejos, y seria condenar a Francia a una debilidad progresiva. Siguiendo a la despoblación, la agricultura, el comercio y la industria declinaría aún más por falta de consumidores. El Estado será insolvente por carecer de contribuyentes, y el país será incapaz de defender sus fronteras contra pueblos más jóvenes por falta de defensores.

Es preciso atajar esto, usando los remedios que otros países, conscientes del peligro (Italia y Alemania), empiezan a utilizar ya, pues el peligro, contra lo que pueda parecer, es inminente".

Por otra parte, el siglo pasado ha desmentido completamente las teorías de Malthus, según las cuales —como ya queda dicho — el aumento de la población nos llevaría al hambre por falta de alimentos.

Está comprobado que el Mundo puede mantener una población veinte veces mayor que la que actualmente tiene. A mayor población, mayor producción.

Italia, ese país de imponderables, ha dado el mayor mentís a los seguidores del sociólogo y economista inglés. Por un cotejo de datos correspondientes a los años 1922 a 1939, resulta que durante los 17 años de régimen fascista, la población italiana ha aumentado en 6 millones de habitantes. Durante el mismo periodo, la producción del trigo aumentó en 37 millones de quintales; el maíz, en 10 millones de quintales; el mineral de plomo, en 23 mil toneladas; el de hierro, en 1.300.000 toneladas, y la hulla, en 1.400.000.

La Historia jamás nos ha engañado; volvamos a ella la vista y sabremos que la decadencia de Roma empezó precisamente con el descenso de población por falta de nacimientos. El mismo Polibio nos habla de ciudades griegas estériles, inhabitadas, fácil presa de los conquistadores romanos.

¡Qué mejores precedentes!

Luis G. de la Peña, Solidaridad Nacional. Diario de la Revolución Nacional Sindicalista, n.º 244, 23 de noviembre de 1940, p. 3.

 

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Fantástico documento una vez más, Hispano. Luego nos tenemos que cansar de oir el mismo riqui-raca de que hay un contubernio internacional para aniquilar naciones y través de la inmigración. Semejante contubernio -de existir- sería imposible de implementar sin una enfermedad previa como la que advierte el autor como preámbulo a su premonición.

A día de hoy es Francia -aunque se podría hablar de otros países como Bélgica, etc- el más tocado por a islamización que, con razón, tanto preocupa a los identitarios… pero estos se dedican a atacar a la cabeza de la Iglesia, la única institución que ataca de raíz a la causa útima, no a su consecuencia -aunque también la ve negativa para los países emisores- de la inmigración.

 

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Visitante Andrés Martínez Gómez

Cualquiera con un mínimo de inteligencia y raciocinio sabe que el mundo se regula a si mismo impidiendo que se perpetúe el error, algunos le llaman pecado a eso, al desbarate sexual actual, pero no, yo entiendo que eso no es el verdadero pecado, y presumo que,  la respuesta de la naturaleza puede acontecer en cualquier momento en el que la humanidad se desvié y ponga el peligro la luz de la raza. Una señal de la protesta del mundo natural ante la insensibilidad humana bien podría haber sido el COVID, ¿porqué no? El pecado consiste en ser creyente, a tu manera, y rebelarte contra Dios. Ya lo hizo Abraham desoyendo los sabios consejos de Maquiventa Melquisedec,  con sus "ojo por ojo y diente por diente", eso sí es pecado, lo otro, el abuso del sexo, solo es inconsciencia y error. Por eso hay que educar a los jóvenes, Dios no les va a castigar por sus actividades sexuales, sobre todo si son inocentes,  y no implican abusos de otras personas,  al fin y al cabo el sexo forma parte de las experiencias de la vida. Lo que importan son los valores y las obras, su co-operación social, el trabajo, el sentido preciado de la responsabilidad. Pecado es lo que hacen aquellos que predican que Dios es amante y misericordioso mientras le cortan el cuello a los cristianos. ¡Quieren ir al Paraíso matando gente! Son abrahámicos perdidos. No hay ninguna razón que justifique el asesinato. NINGUNA. Matar a otras personas, sin motivo que lo justifique, como podría ser la legítima defensa; eso sí que es pecado. Volviendo al sexo, está sobrevalorado, como esos jóvenes aprenderán cuando tengan mi edad; y a buen seguro que lo aprenderán. Cuando uno es joven, las hormonas le dominan, luego llega la tercera edad y la inteligencia y la sabiduría que dan los años se imponen. ¡Bendita Juventud! Si se aprovechara para crecer en conciencia de Dios y adorarle; aparte de trabajar y cumplir con las obligaciones sociales y familiares.  Y que duda cabe que, hay muchos jóvenes bellos,  no solo por fuera, también por dentro. 

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Lo que está claro es que en España ahora mismo llegará un momento que no habrá suficientes trabajadores para cubrir todas las pensiones existentes debido al cambio de natalidad que se está produciendo. Eso ha sido el origen de muchas teorías que conspiran que el COVID fue creado para acabar con personas ancianas y quitarse pensiones de en medio. Es un tema muy delicado y del que no me gusta hablar pero si que es cierto que no tengo mucha confianza en los políticos que nos gobiernan ahora mismo, no dan ejemplo en muchas cosas y en sus debates muchos dejan que desear en sus comentarios poco dignos de gente de su rango. Tampoco estoy de acuerdo con los salarios que reciben muchos de ellos, pero en este punto prefiero abstenerme de hablar más ante la falta de conocimiento sobre el tema. Pero mucha gente lo comenta, sobran políticos y por algo es.

Volviendo al tema, manener hijos no es como en el pasado. Nuestras mejoras en tecnología, educación, etc. hacen difícil mantener familias numerosas como las de antes incluso siendo poco materialistas y evitando comprar muchas cosas calificadas como caprichos o antojos innecesarios. Y mientras la sociedad se adapta a estos cambios sufre las consecuencias.

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    • Por Hispanorromano
      Quizá hayáis leído en los últimos días un artículo de El Confidencial con este titular sensacionalista e irrespetuoso:
      El último chute de José Antonio: morfina, cognac y los yonkis de la Guerra Civil
      El artículo se hace eco de un libro recién publicado sobre el uso de drogas en la Guerra Civil. Aunque el tema es interesante, no es ninguna novedad. Es bien sabido que en las guerras del siglo XX los combatientes hicieron un uso frecuente de fármacos psicotrópicos, ya fuesen relajantes, como la morfina y otros derivados del opio, o estimulantes, como la cafeína y la anfetamina. No creo que eso les reste valor a los combatientes, aunque desde luego es una práctica peligrosa que puede generar una toxicomanía al finalizar el conflicto.
      Ahora bien, aquí se trata de otra cosa. Se trata de acusar de «cobarde» a José Antonio por haber recibido una inyección (supuestamente de morfina, aunque en otro lugar se habla de cafeína, que tiene justamente el efecto contrario) para afrontar sus últimas horas de vida. En definitiva, se trata de derribar el «mito» de José Antonio, de ensuciar su recuerdo, de desactivar sus ideas.
      Esta acusación de la inyección es un bulo, evidentemente, pues los muy variados testimonios directos que existen sobre la muerte de José Antonio no avalan esa idea. Lo que tampoco quiere decir que debamos mitificar la figura de este político y creerla ajena a los sentimientos y vacilaciones propias de todo hombre. ¿Pero de dónde sale ese bulo? ¿Quizá salió de la propaganda republicana en su día? ¿O se lo habrán inventado el periodista o el autor del libro al calor de la peculiar «memoria histórica» que impulsan el PSOE y Podemos? Aunque titule de forma sensacionalista, el periodista de El Confidencial no se ha sacado de la manga el asunto: el bulo existió en su día, y su creador o propagador fue nada menos que el general Franco. Ramón Serrano Suñer recuerda el hecho, con indignación, en sus memorias:
      A Franco, el culto a José Antonio, la aureola de su inteligencia y de su valor, lo mortificaban. Recuerdo que un día, en la mesa, me dijo muy nervioso: «Lo ves, siempre a vueltas con la figura de ‘ese muchacho’ (se refería a José Antonio) como cosa extraordinaria y Fuset* acaba de suministrarme una información del Secretario del Juez o Magistrado que le instruyó el proceso en Alicante, que dice que para llevarle al lugar de ejecución hubo que ponerle una inyección porque no podía ir por su pie». Y lo decía con aire de desquite bien visible. Yo con amargura —pues me dolía profundamente que la persona a la que estaba sirviendo con afecto y lealtad pudiera recoger aquella despreciable referencia— y con energía negué que eso pudiera ser verdad: «es mentira inventada por algún miserable, eso es imposible». Otra persona que estaba en la mesa, por entonces especialmente afectuosa conmigo y agradecida a mi entrega incondicional, destempladamente, me dijo: «¿Y tú qué sabes si no estabas allí?» «Pues porque lo conozco bien y tengo certeza moral, porque eso es un infundio canallesco», contesté.
      Ramón Serrano Suñer, Entre el silencio y la propaganda, la historia como fue. Memorias. Barcelona, Editorial Planeta, 1977, pp. 170-171.
      *Nota mía: Lorenzo Martínez Fuset era teniente coronel jurídico militar y fue el artífice de la represión legal en los primeros años del franquismo. Según testimonio del tradicionalista Eugenio Vegas Latapie en el segundo tomo de sus memorias, Fuset era masón reconocido antes y después de la Guerra. Creo fidedigno este testimonio porque Eugenio Vegas no es de los que lanzan la acusación de masón alegremente y sin pruebas, a diferencia de lo que es costumbre en cierto antimasonismo irracional que aquí hemos criticado. De hecho, creo que solamente se refiere como masones a Fuset y a una persona más en su libro. Es decir, no reparte alegremente la acusación de «masón» a todo el que le cae mal.
      Ya que se ha publicado ese artículo en El Confidencial y ha tenido cierta repercusión en las redes sociales, he creído interesante citar el origen de esta acusación. Que también nos puede revelar algunos aspectos de la historia reciente de España y del guerracivilismo crónico que padecemos.
    • Por Hispanorromano
      El Concilio Vaticano II visto por un falangista: «La crisis está en nosotros»
      Indagando en una hemeroteca digital, encontré algunos números de la revista SP, quizá la única publicación de nervio falangista durante el franquismo. Creada y dirigida por Rodrigo Royo, falangista formado en el Frente de Juventudes y más tarde voluntario en la División Azul. Rodrigo no formó parte de la Falange fundacional, pero asume en buena medida su espíritu. Se destaca por su antimericanismo y desde el principio presiente que el Régimen de Franco se está disolviendo por su propia voluntad para dar paso a un régimen de tipo occidental. En SP mantiene una actitud crítica con el franquismo y con esa deriva liberal, lo que lleva al cierre, por asfixia, de esa publicación.
      El artículo que me llamó la atención es de Tomás Salvador, también falangista y divisionario, posteriormente vocal de la Hermandad Nacional de la División Azul. Fue un escritor de cierto éxito y pionero de la novela de ciencia-ficción en España, otro de los olvidados injustamente. El artículo habla sobre el Concilio Vaticano II. Después de hacer un repaso por las vicisitudes de la Iglesia, Tomás Salvador reconoce que la Cristiandad está en una profunda crisis de la que no escapa la Iglesia, pero afirma que la culpa de esta crisis no es de la Iglesia sino nuestra, de los cristianos, por habernos alejado de Dios para entregarnos a los vicios y a las comodidades modernas. ¡Menuda diferencia con las jeremiadas integristas que nunca reconocen ninguna culpa propia! Tomás Salvador reconoce la crisis, pero lejos de echar balones fuera, asume la parte que le toca, aunque quizá sea de los que menos culpa tengan. Pero ésa es la actitud normal en un cristiano, la de analizar los males con honradez, sin soberbia y sin buscar chivos expiatorios, asumiendo la parte de culpa que cada uno tiene. «La crisis está en nosotros» se titula el artículo de Tomás Salvador, y es la pura verdad. Culpar a la Iglesia de la crisis y de los males que afligen a nuestras sociedades, como se ha puesto de moda en algunos sectores católicos tan «puros» como los cátaros, no sólo es una necedad sino que demuestra que esas personas están cada vez más alejadas de la Iglesia de Cristo y con su actitud, entre blasfema y destructiva, tienen una importante responsabilidad en la crisis.
      Como escritor que cultiva la literatura prospectiva, Tomás Salvador está habituado a barruntar lo que nos puede deparar el futuro y por ello en su artículo, escrito en 1962, anticipa varios de los males que hoy nos golpean con toda su fuerza: el consumismo alienante; la sustitución de la cultura por el entretenimiento; la hipersexualización; la diversión como único horizonte vital; la desaparición de los mediadores, que conduce a un retorno de los brujos y los charlatanes; la proliferación de sucedáneos religiosos, drogas incluidas; el dominio de la propaganda; la aglomeración en urbes-colmena donde no hay lugar para el espíritu, sofocado por las comodidades y por la creciente tecnificación de todos los aspectos de la vida. 
      El artículo es también muy interesante desde esa perspectiva de anticipación. Y si Tomás Salvador puede anticipar esos males no es porque tuviese una bola de cristal sino porque era un fino observador y aquellos males ya estaban de alguna manera presentes en aquella sociedad que algunos creen tan tradicional. Lo que encaja perfectamente con el análisis que hace de la crisis de la Iglesia, tan distinto de los que solemos escuchar y a mi juicio mucho más acertado. Por esa razón traigo este artículo al foro.
      ————————————————
       
      A LA LUZ DEL CONCILIO VATICANO
      LA CRISIS ESTA EN NOSOTROS
      Por TOMÁS SALVADOR
       
      A cuatrocientos años de Trento, dos mil quinientos príncipes de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana están reunidos en Concilio. El II Vaticano hace el número veinte de los celebrados por la Iglesia. Veinte en dos mil años de historia, el último hace sesenta y dos años. Los Concilios son algo muy raro en el ritual de nuestra Iglesia. Un tanto curioso me he entretenido en hacer un balance comparativo. Los ocho primeros se celebraron dentro del primer milenio y todos ellos en Oriente: Meca, Constantinopla, Efeso y Caledonia. El siglo que ha presenciado más fue el XIII, igualando la cifra del anterior. Malos tiempos corrían para la unidad de las Iglesias cristianas. Dividida la cristiandad en dos imperios, Oriente y Occidente, la pugna entre los dos por la primacía jerárquica duró varios siglos. Bizancio representa el cesaropapismo, el tópico que ha quedado de «discusiones bizantinas», neofisistas, iconoclastas, nestorianos, focenses, herexiarcas y, finalmente, la bula de excomunión que los legados de Roma depositan sobre el altar mayor de Santa Sofía. El cisma de Oriente costó a la Iglesia cien millones de fieles y, aunque Constantinopla dejó de ser cristiana en 1452, la desunión continúa.
      En Occidente, la Iglesia continúa su marcha ascendente. La Edad Media representa el triunfo de las comunidades religiosas: el Cluny, el Cister, la Cartuja, las Órdenes mendicantes, grandes vasallos que hacen un gran Señor, el Papado romano. Pero en ello estaba también el peligro. El subjetivismo de Occam, los nominalistas, nuestro Raimundo Lulio, convierten las universidades y los grandes monasterios en brillantes centros de cultura, de discusiones. La Teología se eleva a Arte Magna, pero se olvida la misión, el proselitismo. El pueblo tiene que contentarse con las prédicas de frailes no siempre a la altura de las circunstancias. Cuando el Renacimiento eleva el nuevo Humanismo a la categoría de una religión artística, se hace evidente la necesidad de una Reforma. La piden los espíritus más puros.
      Pero son Huss, Zwinglio, Lutero y Calvino los que, en vez de reformar, destruyen. Cuando el fraile agustino Martín Lutero fija en la iglesia universitaria de Wittenberg los noventa y cinco puntos de su tesis, el 31 de octubre de 1517, la desunión de los príncipes cristianos, la ambición y el resentimiento la convierten pronto en una autentica revolución moral social y económica. Los príncipes alemanes, deseando la secularización de los bienes religiosos, Enrique VIII aprovechándola para sus fines políticos, Francia y España, indecisos en cuanto a su pugna particular, hacen que prospere el gran cisma de Occidente. Por su parte, Oriente ve llegar otro cisma. La Iglesia Ortodoxa rusa, en 1590, no acepta la primacía del patriarca de Constantinopla y eleva al de Moscú a la categoría de tercera Roma.
      No es posible resumir aquí dos mil años de Historia. Bástenos conocer estas dos fechas: 1054, cisma de Oriente y 1517, cisma de Occidente. La gran familia cristiana dividida. De ellas, la única que ha conservado la unidad ha sido la Iglesia Romana. La nación de la reforma protestante está dividida en no menos de trescientas sectas, aunque sólo media docena de ellas: luteranos, calvinistas, anglicanos, presbiterianos, baptistas y cuáqueros sean importantes. Los orientales, entre maronitas,  grecortodoxos, armeniortodoxos y rusortodoxos, continúan en la misma línea.
      En resumen, cálculos aproximados vienen a decirnos que existen actualmente en el mundo 500 millones de católicos: 250 millones en Europa, 90 en América del Norte y Central, 110 millones en América del Sur, 30 en Asia, 15 en África y el resto en Oceanía. Ese total de millones representa la sexta parte de la población total de la Tierra. Si a ellos unimos 225 millones de protestantes y 130 de cismáticos griegos, tenemos un total de 855 millones de cristianos, enorme cifra para las estadísticas, pero escasa para nuestro sentir íntimo. Doblamos el número de musulmanes, de hinduistas, de confucionistas y triplicamos el de otras confesiones; pero aún así no conviene olvidar que tras dos mil años de expansión religiosa, únicamente la cuarta parte de la población humana es cristiana. Y cristiana dividida, que es lo más triste.
      Algunas veces se ha planteado la pregunta, vistas las anteriores cifras, ¿ha fracasado el cristianismo? No. Hemos fracasado nosotros, los cristianos. Otro día hablaremos de ello. Hoy, con la tristeza del que ve escasos sus saberes, hablemos de la emoción que este Concilio suscita en nosotros. Su Santidad ha hablado con una claridad meridiana: estarnos en crisis, la crisis está en nosotros, los cristianos. La sociedad moderna está abocada a la más importante revolución social de toda la Historia y en ella los cristianos no debemos perder el papel preponderante que siempre hemos tenido en los avatares históricos. O nos unimos o deberemos conformarnos con un papel secundario como fuerza moral.
      ¿Cuáles son los peligros? Juan XXIII los anuncia: el progreso, la técnica, el poder acumulado en pocas manos, el egoísmo, la comodidad, el ateísmo. Hagamos un breve resumen: Los poderes centrales —gobiernos— se están fortaleciendo. En consecuencia, cada vez se tiende más a una minoría ejerciéndose y relevándose en los cargos públicos. El pueblo eleva su nivel de vida, pero se aparta de las creaciones sociales. Vamos de cara a una nueva Edad Media, pero sin vigor espiritual. Vamos al «renacimiento de los brujos» y esto es así porque vamos prescindiendo de la «mediedad», o sea, del equilibrio, del colchón amortiguador entre las altas y las bajas esferas.
      Tendremos cada vez más comodidades, pero menos espíritu; más códigos o reglamentos para el castigo «a posteriori», pero menos códigos morales para la conducta «a priori». La minoría gobernará a base de diversiones. El pueblo será sobornado, desvirtuado, encenagado en diversiones: la percepción sublimal, la propaganda elevada a categoría de arte; la televisión, los espectáculos, el sexo, el turismo, serán las brújulas del mañana. Una industria colosal, que necesitará colocar sus productos, sumergirá al mundo en una marea de objetos que la propaganda nos hará creer imprescindibles. Nos convertiremos en esclavos de las neveras, automóviles, televisores, viajes a «forfait» y aparatos musicales. Un mundo de compra-lo-todo, disco-maníacos, tele-locos, analfabetos de chistes y libros de dibujos, de ciudades monstruosas que albergarán colmenas de seres defraudados en su espíritu y que buscarán los sucedáneos de las diversiones artificiales, drogas incluidas, se avecina.
      Esta no es ninguna exageración. Está llegando, lo tenemos encima. Hay ciertamente, un renacimiento de la fe. Las iglesias se llenan de hombres y mujeres jóvenes. Pero también se llenan los estadios, los cines, las salas de baile, los estudios de radio. Y encima, la técnica, los sabios elaborando armas mortales que son acaparadas por los estados, amenazando al contrario..., hasta que el otro las posee a su vez y entonces todo queda pendiente de un cerebro megalomaníaco. Esta es la crisis, como ha visto muy bien Su Santidad: la deshumanización del individuo, la pérdida de sus valores morales. Por eso los que nos llamarnos cristianos debemos estar unidos. La desunión es un escándalo, hermosa palabra que la Iglesia utiliza con frecuencia como sinónimo de dolor, de vergüenza, de pecado.
      Sí, la Iglesia está firme. Lo que está en crisis es la sociedad, nosotros, los cristianos que vamos siendo sobornados por la propaganda, por la industria que nos incita a comprar de todo, por la comodidad, por los instintos sexuales hábilmente explotados por unos cuantos canallas. Estos son los peligros y para luchar contra ellos es necesaria la unidad de los hermanos cristianos. Nuestra ferviente oración para que el Espíritu Santo ilumine a los príncipes de la Iglesia en su búsqueda de una fórmula noble y justa, ecuménica, en una palabra.
      SP, n.º 199, 1 de diciembre de 1962, pp. 67-68.
    • Por Hispanorromano
      Antes de que se pierda en la profundidades de las redes sociales, traigo una brillante reflexión sobre la familia nuclear y la familia extendida que publicó un usuario que firma como Anxo (fuente en Twitter). Lo pongo en forma de artículo para que sea más legible y señalo en negrita algunos fragmentos que considero cruciales. El autor inserta varios enlaces en inglés donde se apueden ampliar sus afirmaciones, pero es preferible leer el texto de un tirón, sin distracciones, porque el tema es realmente importante.
      A ver qué opináis. Salvo el último párrafo, me parece una reflexión muy acertada sobre el error de la familia nuclear frente a la familia extendida de siempre. Esta familia extendida es la familia tradicional, la familia católica, mientras que la "nuclear" es la familia burguesa (quizá le interese el tema a @Javier de Miguel), que da paso necesariamente a las familias monoparentales y otras degeneraciones posteriores. Poco avanzaremos si, a esos sucedáeos familiares, desde el ámbito católico proponemos como modelo alternativo la familia nuclear, que es el eslabón previo de esa cadena de disolución de la familia.
    • Por Hispanorromano
      Ana Iris Simón está siendo el fenómeno literario del año con su libro Feria, en el que realiza una crítica demoledora de la modernidad destructiva, de los errores de la izquierda (y la derecha), del desarraigo que provoca la emigración del campo a la ciudad, del abismo al que nos conduce la ínfima natalidad fruto del narcisismo, de la infantilización y de la creencia de que todo lo nuevo es mejor por el hecho de ser nuevo. Ramiro Ledesma y Juan Manuel de Prada aparecen por sus páginas. Hay algún aspecto del libro que me inquieta, pero el balance es muy positivo y está muy bien escrito, así que lo recomiendo vivamente.
      Ana Iris Smón escribe en una sección de RTVE una acertada crítica al fenómeno de los youtubers. La crítica es acertada a mi juicio, claro está, pero es posible que algunos foreros discrepen y harán bien en exponer esas discrepancias. Le ruego a Ana que me disculpe por quitar las negritas que ella había puesto y poner las mías, para destacar aquellos fragmentos que considero más importantes.
      El hilo puede servir para discutir sobre el fenómeno de los youtubers pero también para hablar de Ana Iris Simón y del resto de temas que aborda en su obra.
    • Por Hispanorromano
      En Vozpópuli, la periodista María Palmero publica una valiente reflexión sobre la generación que no quiere tener descendencia. Y lo hace con un lenguaje desenfadado que puede llegar al gran público. Me parece singularmente atinado lo que dice sobre el autoengaño, la pérdida de la comunidad y la ausencia de valores religiosos. Las negritas son de la autora.
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    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





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    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
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    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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