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Corazón Argentino
Vanu Gómez

Las suturas de la Hispanidad, objetivo a atacar por los separadores mediante manipulación emocional. ¿Liberación Mapuche?

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El tema es muy sensible y prioritario no solo para conseguir algo verdaderamente sólido en el vínculo hispánico sino para evitar que la ya existente fragmentación no continúe su curso.

En Argentina y en Chile, los patriotas, allí generalmente conocidos como "nacionalistas" están convencidos -y yo creo que con bastante razón- de que existen planes o al menos interés de potencias extranjeras por ahondar en conflictos internos para ir debilitando más y más al estado.

Desde luego, no cabe afirmar que conflictos como el de los mapuches sean creación de dichas potencias, ni se puede calificar de inocente la herencia histórica de las nuevas repúblicas surgidas del desmembramiento del siglo XIX o negar que hayan argumentos reales en algunas reivindicaciones de los activistas de ese pueblo o conglomerado de clanes. Y la verdad es que se generan sentimientos o impresiones contradictorias al escuchar a alguno de sus dirigentes.

Pero de lo que no tengo duda es la presencia de un patrón repetitivo en el discurso desplegado por este tipo de movimientos que me señala una y otra vez a una teledirección, consciente o no, desde ámbitos extranjeros a los que les viene bien ir ahondando fisuras mediante la manipulación de sentimientos étnicos y la búsqueda de tensiones de ese cariz.

Pongo como ejemplo la sensación contradictoria que me produce leer al periodista y escritor Pedro Cayuqueo al que llegué buscando información acerca del conocido posicionamiento de sus antepasados en el bando realista y de cómo algunas figuras destacadas de ese pueblo tienden a reivindicar el legado español, o al menos no demonizarlo como acostumbran otros movimientos indigenistas. Este hombre en concreto publicó un texto titulado "Mis disculpas a España" en el que realmente ´hacía una especie de mea culpa por haberse dejado llevar por el clásico indigenismo leyendanegrista, llegando incluso a valorar positivamente el papel de España. Pero luego nota uno cómo introduce ese relato con una intención más bien de reproche y deslegitimización del estado chileno (como no hay un fuero chileno pues lo meto en este por ser un tema común) y con elementos reivindicativos para su "nación" que en principio pudieran parecer justos y no excesivamente  ambiciosos, una vez conocida la deriva que dicho discurso etno-nacional ha tenido en ciertas regiones de España... no puedo más que sobresaltarme y dar un paso atrás a los primeros conatos de empatía.

Debemos tratar de reenfocar todas estas situaciones y, aunque algunos tengamos una opinión poco favorable, a los principios, formas y maneras de las repúblicas secesionadas de América, hemos de reparar en que no cabe alentar ni a uno solo más de los movimientos de "liberación" susceptibles -aunque algunos de sus dirigentes no lo pretendan en un principio- de acabar convirtiéndose en puro secesionismo que disgregue aún más nuestra Hispanidad de lo que está.

Aquí una entrevista a este señor a quien, por cierto, le publica su libro "La historia secreta mapuche" una editorial llamada "Catalonia". Estamos infectados de la idea de poner permanente en cuestión todo, lo cual a veces es más un problema que un buen punto de partida.

 

 

 

 

 

Pedro Cayuqueo

No éramos una tribu que andábamos a poto pelado, comiendo moras

El periodista Pedro Cayuqueo lanzará La historia secreta Mapuche (Ed. Catalonia) el 12 de noviembre en FILSA 2017. Pero nos advierte que no hay que confundirse con el título, no se trata de la lógica de las historias secretas de Jorge Baradit: no tiene la gramática de las conspiraciones, ni tiene el propósito de victimizar a nadie. Su objetivo es comprender el conflicto mapuche chileno actual, rescatando una historia bastante desconocida. La de un pueblo rico, ganadero, con una cultura y economía próspera, un pueblo mapuche desconocido en el imaginario social. Fuimos derrotados militarmente, no somos los pobrecitos mapuche () Lo que tenemos es una guerra entre señores. Ese es el orgullo que quiere restituir, porque para él, esto no es sólo un asunto de territorio, sino que de recuperación de autoestima.

 


 

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El origen del conflicto está a la vuelta de la esquina
-El libro cuenta lo que sucedió con los mapuche en el siglo XIX a ambos lados de la cordillera. Es una historia oculta, que no se enseña en el sistema educativo, pero está muy documentada. Se trata de una guerra que duró casi treinta años y que dejó a un pueblo rico, convertido en una minoría pobre. Y que hoy, en el siglo XXI, está tratando de conquistar derechos.

Describes a un pueblo que dista mucho de la representación social predominante.
-La situación hace ciento cincuenta años era muy distinta a la actual. Los mapuche no eran los de abajo pisoteados por los de arriba. Nuestros ancestros eran los señores de la economía, eran la aristocracia. Cuento como era el pueblo antes de la invasión chilena argentina. Uso referencias que escapan a la historiografía clásica, me baso en relatos de cronistas y viajeros que recorrieron el Wallmapu libre. Son crónicas muy realistas, sin agenda política detrás. Se trata de diarios de viaje, que dejan constancia de cómo era el pueblo, y es para maravillarse. Es totalmente distinto a lo que nos cuentan en la escuela de lo que éramos como sociedad.

¿Cuál es el gesto político de recuperar esta historia?
-Una pregunta recurrente que me hacen, es qué que paso con los mapuche, ¿por qué reclaman? Hay un desconocimiento brutal, suponiendo que este conflicto viene de Cristóbal Colón. Incluso la Presidenta Bachelet lo dijo en la cuenta pública de junio, que este conflicto tiene 500 años. Si no se sabe lo que nos pasó, entonces no se puede empatizar la reivindicación actual.

¿Qué les pasó en el siglo XIX?
-El conflicto siglo del XIX tiene que ver con dos procesos que son paralelos, que comienzan en 1850, la Pacificación de la Araucanía por el lado chileno y la Conquista del Desierto por el lado argentino. Términos que en todo caso son de posverdad. Si hablas de pacificación, es como si en la zona hubiera un conflicto con gente conflictiva. Esa lógica es de Barros Arana, Vicuña Mackenna y Sarmiento, que tienen la idea de la civilización contra la barbarie. Nosotros éramos la barbarie que tenían que ir a civilizar. Pero lo que había era un pueblo que tenía las mejores tierras y que luego de mantener tratados por tres siglos con la corona española, es invadido por dos estados que recién nacían. Porque vieron en la riqueza Mapuche su desarrollo como estados.

¿Qué destino deja esta guerra en el sentimiento de ser chileno?
-Chile quedó con un trauma de lo que pasó en el siglo XIX. Como para que los estudien los psicólogos, porque hay una negación de la historia. Hay una serie de episodios bélicos muy tristes, que fueron moldeando una memoria colectiva chilena. Creo que Chile tiene una gran culpa en el alma nacional. Mientras que en Argentina pasa otra cosa, están orgullosos de haber limpiado de indios la Patagonia. Allá fue una guerra de exterminio. En Chile, se privilegió avanzar fronteras y entregar pequeñas tierras a los mapuche pacíficos.

O sea convivimos con los derrotados
-Sí. Te encuentras con él en la feria, en las marchas. Tú eres el ocupante y te encuentras a diario con el ocupado.

Comprender que esto es un conflicto de hace siglo y medio y no más, ¿le otorga entonces otro peso simbólico?
-Esto les pasó a los bisabuelos de mi generación. Con perspectiva histórica esto fue anteayer. Yo tengo el título de merced de 1894 que le entregaron a mi bisabuelo, que era cacique, para que viviera en un terreno en Nueva imperial. Vivir arrinconado, como decía mi abuelo sobre su padre, porque las reducciones eran un corral de animales para él. Hoy se les llama comunidad, pero es un eufemismo de lo que hoy son campos de refugiados.

Comunidad además tiene una connotación romántica, de ideal de izquierda. ¿No quedan atrapados a veces en esas ilusiones colonialistas sobre el pueblo indígena?
-En el Wallmapu libre no existía la idea de comunidad, ese es un invento de antropólogos de izquierda y otros grupos. Por eso quiero que jóvenes y niños conozcan un pueblo que nunca han visto ni imaginado. No éramos una tribu que andábamos a poto pelado, comiendo moras.

Ahí donde los conservadores ven indios y barbarie, parece que el progresismo sueña con el buen salvaje. ¿Hay que tensionar la idea en torno a la identidad mapuche?
-A la izquierda le cuesta mucho entender lo mapuche desde una mirada de descolonización, lo hace más bien de manera paternalista. Y nosotros tenemos que tomar las riendas de nuestro destino, esa es la autodeterminación. Y con un discurso que conecte con la modernidad. No puede ser uno del weichafe del siglo XV. Quiero que se entienda la magnitud de lo que nos pasó como pueblo. Pero retrato a los mapuche con contradicciones, viejos que negociaron, traicionaron, pelearon, pactaron. Hay que combatir, para efectos del presente, las idealizaciones estúpidas.

LOS MAPUCHE MILLONARIOS
Tu propuesta es parecida al camino gay, no se trata sólo de derechos, sino del orgullo.

-Somos un pueblo derrotado y humillado, menospreciado y estamos recién recuperando la autoestima. Cuando surge el orgullo negro en Estados Unidos, aparece algo que para toda reivindicación es muy importante, el autoestima como ser humano. Y eso te lo otorga un ethos cultural, una forma de ver el mundo. Y cuando tu forma de ver el mundo es constantemente humillada, maltratada, tú vas a estar enfermo. Estamos en proceso de sanación por maltrato.

Igual hay quienes critican a cierto movimiento gay, por ganar poder y reproducir el capitalismo. Héctor Llaitul, vocero de la CAM, plantea que la lucha mapuche es también contra el capitalismo.
-Entiendo la postura de Héctor, es un marxista, su análisis de la realidad es bajo el paradigma de la lucha de clase. Ve al mapuche como clase oprimida, y al capitalismo como enemigo de la humanidad. Legítima, pero es la mirada de un grupo sin gran adhesión. El marxismo nunca ha sido mayoritario en el pueblo mapuche, ni siquiera en los años sesenta de fiebre revolucionaria. En el mundo, los grupos que usan violencia política suelen ser minoritarios. Para los mapuche de campo, la lucha es entre propietarios, no entre el pobre con el patrón. Se trata de propietarios despojados de sus tierras por el Estado. Es un conflicto entre jefes, entre lonkos, no entre clase baja y clase alta.

¿Pero que queda hoy de clase alta?
-Sin ser clase alta, lo fue en el pasado y se comporta como tal. Somos aristocráticos, porque somos una sociedad de clanes. Cada clan tenía un jefe, todos somos descendientes de lonkos, de una casa real. Por eso el orgullo, la dignidad, la rebeldía, la autosuficiencia mapuche está muy presente.

Como aristócratas pobres
Mi abuelo era como un personaje de los libros de José Donoso, como esa clase caída en desgracia, pobre pero que mantenían al mayordomo, conservaban esa estampa aristocrática terrateniente. Porque la historia les pasó por encima sin darse cuenta. Mi abuelo tenía la estampa de hijo de cacique, incluso con un racismo vernáculo con los chilenos.

¿Y el límite entre el orgullo y la supremacía racial? ¿qué pasa con los campesinos pobres que no se identifican a lo mapuche, no sirve ahí más el análisis de la lucha de clases?
-Sí, hay que ver cómo hacer que esta autoestima no se vaya por caminos perversos. El orgullo étnico es peligroso. Mira, en la misma cultura mapuche está el antídoto para eso, nuestro ethos cultural previene de lo fratricida con los chilenos, colonos y pequeños agricultores de la zona. Los cronistas del siglo XIX hablan de una sociedad muy abierta al cruce cultural racial. Los lonkos escribían cartas al diario, ahí está el pensamiento profundo del pensamiento mapuche. La utopía siempre fue la convivencia, construir un mundo donde quepan muchos mundos.

Esa no parece ser la idea que más se resalta hoy, a propósito del conflicto.
-Es que estamos en periodo de conflicto, y se acentúan las diferencias. Se fortalecen las fronteras étnicas, para captar militancia. Y ahí el discurso es blanco y negro, es propaganda. Los comunicados de muchas movilizaciones mapuche y distintos referentes hay que mirarlos con espíritu crítico.

¿Y en esa propaganda no habría que cuidarse de los discursos de fanatismo étnico?
El fenómeno que veo con preocupación es el del integrismo religioso. Que en el caso mapuche pudiera adquirir un canal de expresión por la vía del martirio. Hay personas que plantean esta idea de una guerra religiosa, del weichan. La idea de la guerra como rito final, el retorno de los guerreros y machis. Con una mirada muy idealizada, y fantasiosa de la cultura mapuche. Me preocupa que ese discurso prenda en adolescentes que buscan trascendencia. Yo insisto en que tenemos todavía elementos culturales identitarios mucho más relevantes que una muerte combativa para llegar a un paraíso con veinte doncellas. Hay que reivindicar la utopía, pero en un mundo moderno.

EL CONFLICTO
¿Cuál reivindicación actual es irrenunciable?

Como pueblo en proceso de sanación tras un siglo de maltrato psicológico material, físico y espiritual, estamos en una especie de renacimiento cultural, intelectual, artístico, político. Incluso los que plantean la violencia política como camino, son parte de ese renacimiento. Pero es un proceso en que todo debe ponerse en discusión. No me parecería que algún mapuche plantee una verdad absoluta de lo que tenemos que hacer y lo que somos. Incluso seria poco mapuche, porque en nuestra cultura un valor fundamental es el de la libertad.

Entiendo el proceso de reparación de la autoestima, pero qué respuesta hay para el ¿qué quieren?
-Hay consenso en gran parte en que somos un pueblo que merece un trato distinto por parte de los Estados. Recibimos un trato racista y despectivo desde la guerra hasta ahora. No somos reconocidos en nuestro valor para la sociedad en su conjunto. Esto no es poesía, es tan así que no existimos en la Constitución. Ahora, la demanda más mediática y coyuntural, es la de la tierra. Es el despojo que vino luego del gran despojo del siglo XIX, hablo del gran robo ocurrido en el siglo XX con las pocas tierras que nos entregaron. El último fue en dictadura, con la entrega de muchas tierras a las forestales. Esa reivindicación es la que está en la agenda pública y donde está radicada la violencia política.

¿Y cómo se llama esa violencia, terrorismo?
-Es protesta política violenta lo que tenemos hoy en el sur. Lo mismo que cuando en Santiago en una marcha queman un bus del Transantiago o se pitean un paradero. No es terrorismo, porque no hay ninguna organización mapuche estructurada con el fin de atacar población civil. Hay organizaciones que recurren a la protesta violenta, atacando propiedad privada, maquinaria en estos casos. Esto en ninguna parte del mundo califica como terrorismo. Los muertos que ha habido son mayoritariamente mapuche. Y el caso del crimen del matrimonio Luchsinger Mackay, que yo que he reporteado largamente, estoy convencido de que es un ataque que tenía que ver con un asalto a una propiedad, vinculado al tema mapuche, porque también hay bandidaje asociado al conflicto. Y que terminó con un crimen brutal. Pero no hay ninguna campaña de asesinar ancianos. Es un hecho aislado. Los jueces del sur, esto lo tienen muy claro. La discusión si es o no terrorismo, es absurda, la discusión es como resolver políticamente la situación de un pueblo que fue despojado de su territorio, apoyado por el ejecutivo.

¿Qué salidas ves al conflicto?
-El de la tierra tiene solución obvia en el patrimonio forestal. Tienen más de un millón de hectáreas en zona mapuche y ahí hay muchos conflictos. Por lo tanto, la solución política es que el Estado negocie con las forestales la entrega de tierras. Esa negociación puede ser por el mecanismo de expropiación, compra de tierras, da lo mismo. Pero es lo que ningún gobierno se ha atrevido a hacer.

¿Porque hay como un SQM forestal?
Una de las aristas que se estaba investigando y que se cerró, acerca del financiamiento político, tenía que ver con el grupo Angelini. Hay una trenza entre el poder económico y político de larga data. Y la forestal financia la política hace décadas, entonces hay un conflicto de interés evidente.

¿Y respecto de la demanda por reconocimiento?
-Tengo la sensación que para resolver el conflicto más profundo, el del trato, habría que hacer algo como los llamados parlamentos. Eran instituciones que regulaban la convivencia, en que se sentaban a discutir entre iguales, entre dos naciones. Existían para establecer acuerdos entre autoridades, controversias, acuerdos comerciales, etc. Distinto a las mesas de diálogo de hoy, que son un chiste. Éstas son básicamente un gobierno de turno, reuniéndose con su clientela política indígena, para hablar de proyectos de desarrollo y superación de la pobreza. Esto lo veo posible a largo plazo. Veo un cambio generacional y cultural potente, que podría permitir que en las décadas que vienen ambas sociedades puedan dialogar. Porque son sociedades que están condenadas a convivir. Está la idea de construir una utopía compartida, en un territorio que es compartido y que además es el paraíso. Los mapuche defendemos el paraíso. Esto también le da la oportunidad al chileno, que está siempre con su identidad a medio morir saltando, mirando a los gringos y Europa, de encontrarse con una riqueza de la cultura local, fantástica.

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      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





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    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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