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Hispanorromano

Unidad en la diversidad: un lema perfecto pero de difícil aplicación práctica

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Pensando en las últimas discusiones —que espero no hayan producido una ruptura definitiva—, recordé aquel lema de unidad en la diversidad, o también unidad en la pluralidad. No sé cuál es el origen de este lema, pero creo que es una idea muy católica que podemos aplicar en nuestra vida diaria pero también a la hora de afrontar grandes cuestiones, como la articulación de España o de la Iglesia católica. Por ejemplo, no habría problema en que España albergue regiones diversas con tal de que reine la unidad que proporciona, sobre todo, la fe católica pero también una historia y una lengua comunes. El mismo esquema es aplicable a la propia Iglesia católica, que reconoce diferentes ritos y estructuras jerárquicas con tal de que se adhieran al Credo y reconozcan al Supremo Pontífice.

Por tanto, la idea de unidad en la diversidad me parece excelente y procuro guiarme por ella. El problema es que, a la hora de la verdad, la aplicación práctica de esta idea no es tan fácil, pues siempre hay tensión entre la unidad y el reconocimiento de la diversidad. ¿En qué momento la diversidad pone en peligro la unidad? ¿En qué momento la unidad pone en peligro la diversidad? En definitiva, ¿cómo conjugar la diversidad con la unidad?

No tengo una respuesta clara a estas preguntas. Pero me parece que es fundamental reflexionar sobre el tema, porque es la cuestión filosófica que subyace a la articulación de España, de la sociedad, de la Iglesia y de tantos otros aspectos de nuestra realidad. En principio la idea que viene a la cabeza para salvar la tensión entre diversidad y unidad es la siguiente:

Es bueno reconocer la diversidad dentro de una misma entidad. Sobre todo, a la hora de incorporar a nuevos miembros, es casi necesario reconocer su diversidad. Pero una vez que está lograda la unidad, sería un error ahondar en la diversidad. Diversidad, sí, pero con tendencia a la unidad.

Ejemplo 1: Es bueno que la Iglesia católica vaya incorporando iglesias que quedaron desperdigadas por el Cisma de Oriente y eso sólo lo puede hacer reconociendo sus ritos diversos; pero tampoco sería buena idea fomentar estos ritos o prescindir de un rito común o predominante en la Iglesia. Es una lástima que se perdiese el rito mozárabe, pero creo que los papas de aquel entonces al final hicieron lo correcto al prescribirnos el rito romano.

Ejemplo 2: Fue bueno que España rehiciese su unidad otorgando privilegios a las diversas regiones que se iban reincorporando, lo que incluye reconocer sus peculiares lenguas y costumbres. Sin embargo, sería un error ahondar en estas peculiaridades o fomentarlas artificialmente, pues al final irían en contra de la unidad por muy buena voluntad que se le ponga al asunto. Ojalá que el catalán se mantenga por siglos, pero en la dinámica actual es probable que sea absorbido por el castellano. Forzar las cosas para que los catalanes hablen exclusivamente catalán al final lo único que lograría es que, en vez de terminar hablando español de manera natural, terminen hablando inglés. Además, se da el caso de que en Cataluña hay una tendencia a romper los vínculos con el resto de españoles, por lo que sería un error ahondar en el reconocimiento de la diversidad. El caso de Valencia o de las Islas Baleares sería totalmente distinto. Allí no hay una tendencia a romper los vínculos con España pese a algunos brotes inquietantes. Allí siempre se habló la lengua propia para ofrendar nuevas glorias a España. Por tanto, no habría problema en seguir reconociendo su diversidad como hasta ahora.

Tampoco os fijéis mucho en los ejemplos, que a lo mejor no están bien traídos. Cuando se habla de esto, lo natural es pensar en nuestra querida España, pero quizá eso enturbia las cosas, pues en verdad es un dilema al que nos enfrentamos diariamente en todos los ámbitos. Para mí lo ideal sería reconocer toda la diversidad posible dentro de la unidad, pero me planteo que a veces hay un conflicto entre diversidad y unidad que resuelvo optando por esta última. En definitiva, creo que la diversidad con tendencia a la unidad es mejor que la unidad con tendencia a la diversidad. Lo importante es la tendencia. Ésta es mi respuesta intuitiva al gran interrogante de cómo conjugar la diversidad con la unidad. Pero es posible que haya otras formas de resolver el dilema. Me gustaría conocer vuestras opiniones.

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Hispano, la tendencia particularista ha existido siempre en España y ha actuado habitualmente de forma reacia a la unidad. Por tanto, habrá que ir a los períodos de la historia en que la tendencia centrífuga no sólo no ha logrado desintegrar sino que, de forma increíble, ha estado presente mientras se lograban los fazañas más admirables por medio mundo. Mira la cita de "Gonzalo Fernández de Oviedo" referido a los españoles en Indias:

"«…Quanto más que han acá passado diferentes maneras de gentes : porque aunque los que venían eran vasallos de los reyes de España, ¿quién concertará al vizcaíno con el catalán, que son de tan diferentes provincias y lenguas?, ¿cómo se avernan el andaluz con el valenciano, y el de Perpiñán con el cordobés, y el aragonés con el guipuzcoano, y el gallego con el castellano (sospechando que es portugués), y el asturiano e montañés con el navarro?, etc. E assí desta manera, no todos los vasallos de la corona real de España son de conformes costumbres ni semejantes lenguajes…» 

Bueno, pues a pesar de su constatación y dudas... sí que hubo quién concertara a todas esas gentes, además por siglos. Una misión y una Monarquía Católica comprometida con su función y su deber.

Tú lo dijiste bien claro y meridiano -desde entonces se me quedó grabado- en el hilo de Puerto Rico. España necesita recuperar una misión de proyección universal y ha de iniciarla sin contemplar el famoso "vamos a limpiar primero lo de casa"... Eso funcionará con alemanes, con nosotros no. Si nos dedicamos a tratar de limpiar primero lo de casa no solo no la vamos a limpiar sino que acabamos tirándonos los trastos a la cabeza. No será Neptuno comiéndose a su hijo, sino comiéndose a sí mismo.

Querer "arreglar  primero lo de casa" significa enzarzarse en un lío sin fin. Dejemos a los indigenistas marcar el  rumbo y veremos no solo catalanes tratando de anexionarse valencianos, sino éstos resistiéndose, ambos fragmentándose entre ellos, navarros del norte con los del sur, alaveses contra guipuzcoanos, encartados contra vizcaínos, galaicoimperialistas aspirando al occidente asturiano, asturianistas con cantabristas a cuenta del oriente asturiano o "les asturies de santiyana", castellanos deslegitimando montañeses, canarios buscando emancipación y luego de los pelos entre islas, andalucía occidental contra la oriental, que dirá que ellos no son andaluces sino Reino de Granada, vamos... el lío padre... además sin fin, se podría llegar a balcanizar todo lo que se quisiera.

No hay que esperar a arreglar lo de casa. Lo que hay que reencontrar es la misión común y la estructura que sirva a ella. Difícil... sí. Pero no hay otro modo, la vía de VOX puede sonar bien pero es una bomba de relojería que, en el peor de los casos, podría unir definitivamente al separatismo con el izquierdismo en un cuerpo aún más destructivo.

PD: observad la primera frase de Fdez. de Oviedo, se refiere a dos gentes bastantes diferentes entre sí, las cuáles un día quedaron unidas por la misión española... y hoy sus centrifuguistas han encontrado un elemento que también les une en su diversidad--> la idea de Antiespaña, esa es su "misión en lo universal" actual, una antimisión... todos sabemos que están deseando encontrar el momento para coordinar un levantamiento y fraccionar España.

 

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Creo que ambos habéis dado las claves de como entender y afrontar la realidad.

La diversidad es la riqueza natural que permite hacer frente a la adversidad. La naturaleza es diversa en todas sus escalas, como diversas son también las distintas realidades y circunstancias que acontecen, también en el plano de lo humano. Si el hombre ha logrado hegemonizar la tierra, ha sido precisamente por su capacidad para adaptarse a la infinita diversidad de realidades y circunstancias que plantea la vida, empleando para ello otra infinita diversidad de soluciones. Pero en esa misma riqueza humana, clave de la vida, se halla también el capricho monótono de su ego, y es ese mismo capricho el que ha preñado el pensamiento moderno de ideas uniformantes que le permitan garantizarse cierta supremacía. Así nacieron conceptos como los de la igualdad, que promulgaba la Revolución Francesa, heredado del absolutismo anterior, y que viene a decir que la riqueza verdadera se encuentra en la homogeneidad sobre las cosas que se poseen, como si el hecho de poseer fuese la meta final del ser respecto de las cosas.

La idea más uniformante es la de la posesión de la riqueza, pues todo lo reduce al dominio sobre el oro o moneda con que se mida. Y desde esta idea depauperante, se han gestado las diferentes ideologías sociales y políticas que hoy señorean el mundo: liberalismo, socialismo... La plenitud del ser, con la diversidad que esto significa, ha dejado de suponer el objetivo último del hombre y en su lugar se ha situado el tener, con lo monótono y uniformante que conlleva ese materialismo.

Si en la vida, la diversidad del ser es la fuente de la riqueza y toda ella se subordina a sí misma, es decir, a la propia vida, con la pérdida del sentido de lo trascendente y el auge del materialismo, la diversidad ha pasado a tener un valor negativo que debe ser reducida a la monotonía del tener, pero, ¿tener para qué?

La unidad en la diversidad es y ha sido la clave de nuestra convivencia y, durante algunos siglos del éxito de nuestra nación histórica. España supo preservar en sus primeros siglos esa diversidad que era entendida como la verdadera riqueza que le permitía alcanzar la plenitud de su ser, de su proyecto universal derivado de la fe católica. De hecho, buena parte de nuestra leyenda negra se basa en esa inquietud por preservar la diversidad como se preserva la de cualquier familia o entorno natural a fin de garantizar su riqueza y capacidad frente a la adversidad. Tan es así que incluso algunos papas, como el italiano Paulo IV que fue un personaje bastante severo e inflexible, leal a los intereses de Francia y acérrimo enemigo de España, llegó a decir que los españoles eran "malditos de Dios, por ser simiente de judíos, moros y herejes" al acoger en su seno a dichas culturas.

Pero la diversidad por si misma no tiene sentido si no se subordina a un fin mayor, efectivamente y como bien ha descrito Hispanorromano, la unidad. De la misma forma como en la naturaleza, la diversidad se subordina a la propia existencia de la vida, en lo humano ésta se subordina a la unidad de la familia humana, es decir, a la vida del hombre. Esta unidad es la meta objetiva de la fe católica, que se traduce en la comunión (común unión) del hombre con Dios, quien es verdad y  vida, a semejanza de Cristo que es uno con el Padre y con el Espíritu. Ese es precisamente el misterio de la fe que conocemos con el nombre de "Santísima Trinidad", un solo Dios que sin embargo son tres personas distintas. Diversidad en la unidad.

Pero el hombre abandonó la fe trascendente y con ello también el sentido de la verdadera riqueza y la subordinación que ésta debe tener para alcanzar su fin: La felicidad eterna. De esta manera, endiosado y materialista, pretende establecer ahora qué es la riqueza y cuál debe ser su fin. Cada ideología le dará un significado a cada cosa y planteará el modo de lograrlo. Por ejemplo y grosso modo, para el comunismo, heredero del absolutismo ilustrado, la riqueza vino a ser la superabundancia de cosas materiales que produce la razón tecnológica y la homogeneidad social, repartida colectivamente e independientemente de las verdaderas virtudes y necesidades humanas. Para los liberales por el contrario, hijos del determinismo protestante, es la libertad infinita para alcanzar a poseer todas las cosas materiales que se han de someter al capricho individual y determinista de la persona. En ambos casos, carentes de trascendencia, la felicidad se alcanza subyugando la riqueza a la posesión colectiva o individual de las cosas materiales, uniformando así el pensamiento hacia lo material y destruyendo la diversidad al eliminar o deformar todo aquello que no le permite hacer realidad su deseo posesivo.

El problema es que hoy carecemos de un proyecto nacional y de un sentido de lo común y trascendente, y así evolucionamos mediante sumas alternativas de intereses que se superponen y desprecian todo aquello que no pertenece a la esfera de dichos intereses. Esto es, despreciando la tendencia a mantener unido el cuerpo y por tanto convirtiendo la misma diversidad en origen de conflictos y problemas, dicho de otro modo, convirtiendo la riqueza en pobreza. Pero la diversidad sigue siendo la mayor riqueza que poseemos y despreciarla es despreciarnos a nosotros mismos.

La diversidad solo encuentra su sentido y significado cuando se subordina al fin trascendente del ser humano, a su destino universal. Nuestras leyes aún recogen parte de esa herencia cuando por ejemplo, reconocen la propiedad privada y la subordinan al interés general, que en otro tiempo se denominó bien común. Es a ese bien común que debe orientarse la diversidad, pues ese es el proceso que permite desarrollar la inercia necesaria para preservar la diversidad y dotarla de sentido. Tal cual ocurre en cualquier familia funcional donde cada persona es única y todas ponen sus dones al servicio del bien de la propia familia. Por tanto, lo que necesitamos es recuperar el sentido de la riqueza, del bien común, del destino trascendente de las cosas y los seres, y el fundamento divino que caracterizó nuestra patria construida sobre la diversidad. El Alfa y la Omega de nuestro ser nacional.

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De la misma forma que una universidad recoge y difunde todos los saberes y las ciencias fruto del entendimiento humano para encaminar al hombre hacia el conocimiento mismo de la razón, desestimando todo aquello que no tenga que ver con esa razón universal, en el tema que hablábamos el otro día, el problema no son las lenguas, fruto de la diversidad y riqueza de nuestros pueblos, sino aquellas ideas que tratan de reorientarlas hacia un desentendimiento de la convivencia que es para lo que han sido creadas. Eso es lo que hay que erradicar.

Cuando la lengua, la política, la economía o cualquier otra realidad humana, deja de servir por algún motivo al fin que está dispuesta, el entendimiento mutuo o el bien común, entonces deja de ser funcional y se hace necesario eliminar el motivo de la disfuncionalidad, de igual forma que cuando un artilugio se estropea, no decimos vamos a eliminar el artilugio sino vamos a reparar su funcionamiento. La cultura materialista del consumo propicia sin embargo que hoy valga más la pena usar y tirar que reparar, pero esto no significa que con lo humano debamos hacer igual. Las lenguas son parte de nuestra riqueza, vehículos que nos permiten sumar al bien común las diferentes perspectivas y modos de entender las cosas, enriqueciéndolo. Y es en ese bien común donde todo confluye y se acrisola la unidad universal, es decir, aquella que lo contiene y orienta todo.

Eliminar las lenguas vernáculas sería por tanto eliminar la riqueza que origina nuestra unidad y universalidad de lo español, como eliminar el español en las regiones, supone privarlas de su destino universal. Una insensatez temeraria y disparatada como lo fue en su día eliminar las lenguas clásicas de la enseñanza. Hoy todo el mundo sabe cómo comprar en el mercado y presume de ser un eficiente consumidor, pero la mayoría desgraciadamente desconoce de dónde procede aquello que se afanan en comprar, la dignidad de su creador y el sentido último que debe tener cuanto compran. Puro materialismo degradante.

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Pero si es que siempre se va a poder encontrar, si se quiere, un motivo de diferencia que resaltar si se quiere, lo mismo que se pueden encontrar motivos de unión, si se quiere.

Así que, una vez más, en total acuerdo. Lo decisivo es la visión y voluntad que hay detrás de quien tiene delante de sí tales diferencias.

Otra cosa es que, yéndonos al caso concreto, haya que tomar medidas quirúrgicas en el instrumento que en base a la lengua han montado los distintos selparatismos. Son cuestiones aparte...

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No había entendido las primeras frases con las que arranca Hispano el hilo... ahora creo que caigo en lo que quería decir con una hipotética "ruptura definitiva". Estamos hablando de la discusión con Gerión acerca del tema lenguas vernáculas. No creo, el tipo tiene más nivel que todo eso y comprende de sobra la disparidad de pareceres o de matices en esos pareceres. Si podemos convivir aquí creyentes con ateos, sería el colmo que por cuestión lingüística fuera a haber más problema.

 

 

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hace 2 minutos, Vanu Gómez dijo:

...yéndonos al caso concreto, haya que tomar medidas quirúrgicas en el instrumento que, en base a la lengua, han montado los distintos separatismos...

Completamente de acuerdo en eso. Ahí hace falta un buen cirujano nacional que meta el bisturí y sepa seccionar de raíz ese cáncer, sin dañar con ello al órgano operado, es decir, sin dañar España y su riqueza como son la rica diversidad de pueblos y lenguas que la integran.

hace 1 minuto, Vanu Gómez dijo:

No había entendido las primeras frases con las que arranca Hispano el hilo... ahora creo que caigo en lo que quería decir con una hipotética "ruptura definitiva". Estamos hablando de la discusión con Gerión acerca del tema lenguas vernáculas. No creo, el tipo tiene más nivel que todo eso y comprende de sobra la disparidad de pareceres o de matices en esos pareceres. Si podemos convivir aquí creyentes con ateos, sería el colmo que por cuestión lingüística fuera a haber más problema.

Yo me mantengo en mi fe, y después de estos días pasados de Semana Santa, con mayor voluntad. Así que por mi parte no hay voluntad alguna de ruptura, pues no sería católico.

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    • Por Vanu Gómez
      Sí, me he hecho seguidor del Capitán Perú, a base de ir escuchando vídeos mientras trabajo, así como con media oreja puesta. Y voy sacándole cosas muy interesantes.
      Ya le he visto varias veces tocar el asunto de Francisco Suárez, según él un pensador clave para la entender qué es esto de la hispanidad y que desgraciadamente sería el gran desconocido para los propios hispanistas. La victoria -momentánea, pongo yo- de Hegel sobre Suárez sería  un reflejo del desconcierto que viven nuestras naciones. 
      El caso es que me enganchó ya en una agudísima crítica que le hizo a Vox y el estilo contraproducente de su discurso al tratar el asunto indigenista, el 12 de octubre, etc. Donde yo solo alcancé a descalificar esas formas y planteamientos, el Capitán Perú me dio la clave filosófica. Los de VOX demuestran en este tipo de discursos ser tan hegelianos como cualquiera de los progres a los que critican y se definen, simplemente, a la contra... mas hegelianamente.
      Pongo un enlace a un punto concreto del vídeo en que este chaval se marca la "eruditez". Como soy flojo en filosofía me gustaría que alguno de vosotros, más sabios, tirase un poco de ese hilo que imagino esté ya tratado por nuestros pensadores. Me interesa bastante, si resulta que Francisco Suárez sería uno de esos grandes pensadores a destacar y hacer vencedor sobre Hegel, pues manos a la obra...
      Aquí está el corte de marras (una maravilla ver cada vez más canales hispanistas de diferentes lares, floreciendo por doquier y lo que es más importante, interactuando entre ellos):
       
      Fuente original: https://www.youtube.com/watch?v=ePDALoeKYFs
    • Por Español
      Recojo a continuación un artículo publicado en El Confidencial, donde se hace una reseña de un libro de Victor Lapuente que me ha parecido interesante, aunque con algunas reservas que a continuación trataré de explicar.
       
      Me parece bastante interesantes los planteamientos que hace Lapuente, sin embargo observo en ellos una contaminación filosófica que trataré de explicar, porque la observo cada vez más presente en muchas de las ideas y planteamientos que se vienen dando últimamente en torno a aquellos que pretenden un retorno a las raíces culturales de nuestra sociedad.
      No coincido con el autor cuando cita a Todorov proclamando que «Dios y la patria, (...) son las dos ideas más progresistas de la historia de la humanidad, las lanzas más certeras que hemos diseñado para atacar el problema de nuestros problemas colectivos». No lo hago porque esa afirmación, de alguna forma coincide con el pensamiento «ateo-católico» sobre el que tanto hemos hablado en otras ocasiones, que entiende a Dios desde su propia negación, y se evidencia cuando insinúa que «Nosotros hemos diseñado a Dios y la Patria». Niega a Dios directamente al afirmar que es un diseño humano, y lo hace también indirectamente al señalar la patria como tal, pues la patria (de padre) no es sino la tierra donde uno ha nacido, esto es, la tierra que el Padre le ha dado.
      Así pues, si Dios y Patria son en este mundo, el ser y el haber supremos para el creyente, pues le dotan de identidad, en cambio para estos nuevos ilustrados, siguen siendo meros diseños humanos que deben protegerse, no tanto por su esencia sino por lo virtuoso y útil de los mismos. Por tanto, al ser el hombre el autor del diseño, es al propio hombre y a sus obras, lo que se deifica. Una conclusión que, además de ser contraria a la fe que se pretende defender, no es sino otra forma de relativismo subjetivista, al llevar implícita la idea de que el hombre pueda perfeccionar su propio diseño según progresen las circunstancias y punto de vista del diseñador. En realidad, cuando se dice que Dios y la Patria son «las lanzas más certeras que hemos diseñado», se está diciendo implícitamente que, no obstante ello, podría haber mejores diseños, de ahí que algunos se atrevan incluso a proponer la reconstrucción de Dios, o que otros divaguen sobre la manera que se debe progresar o conservar la patria, más allá de las fronteras límites de lo moralmente aceptable en la cosmovisión católica.
      Tampoco coincido, parcialmente, en que Dios y la Patria sean las dos ideas más progresistas de la humanidad. Primero porque un creyente no puede concebir a Dios como una idea. Cualquiera de nosotros puede pensar que, antes de existir como tal, seamos ideas en la mente de Dios o de nuestros padres, y de ahí concluir que el hombre sea una idea antes de todo. Sin embargo, los creyentes creemos que Dios es eterno, esto es, si nada ni nadie le antecede; si es la causa primera de todas las cosas, nadie puede haberlo ideado; de nada puede haber surgido; nadie lo puede haber creado, a no ser que se conciba a Dios al modo que lo hizo Spinoza, esto es, como causa inmanente de todas las cosas. Una concepción monista y panteísta que está en la base filosófica del inmanentismo racionalista que impregna estas corrientes, «Deus sive natura», e igualmente presente en el modernismo individualista que señala y acusa el autor.
      Y en segundo lugar tampoco coincido con el autor porque, si Dios es el Alfa y la Omega, es decir, la causa primera origen de todo y hacia lo que todo transita, la patria se puede entender como el camino material del hombre en dicha transición, que al precederle y trascenderle en su realidad material, no puede ser una mera idea progresista, sino más bien un camino de progreso que es a su vez una realidad conservadora de su propio ser y haber. En cualquier caso, no coincido sobre todo en que Dios o la Patria sean ideas del hombre, sino realidades que le preceden y trascienden, y por tanto le dotan de una identidad y le permiten conservar y progresar su propio ser individual y colectivo.
      Luego hay otro concepto que esgrime el autor, con el que tampoco estoy plenamente de acuerdo, como es la idea de apelar a la responsabilidad como motivo último por el que defendernos del individualismo disgregador. La responsabilidad es importante pero desde una cosmovisión católica, que es la que entiendo trata de recuperar el autor en su obra, el motivo y causa de nuestra sociedad es el amor de Dios. Una sociedad que causalmente existe por un acto de amor, tanto en la Creación como en la obra de la Redención.
      No es por responsabilidad que Dios decidiera crear al hombre primero, ni enviar a su hijo después para redimirlo de su tropiezo. Ni es por responsabilidad que aquellos primeros cristianos decidieran propagar un mensaje  que cambiaría el mundo y a muchos les costó la vida. No es por responsabilidad que millones de hombres y mujeres hayan dado su vida desde entonces por Dios, por la patria, por la familia, por las generaciones venideras, por un mundo mejor. Todo ello se ha hecho originalmente, y en gran medida después, por puro amor. Sin esperar nada a cambio.
      Existe ciertamente una responsabilidad respecto de lo común, pero si dicha responsabilidad se antepone a la causa original, puede definitivamente convertirse en un motivo disgregador, en la medida que la responsabilidad de cada uno se vaya diluyendo en la responsabilidad común, a menudo contaminada por intereses y egoísmo. Cosa que entiendo es lo que ocurre actualmente y hace que los hombres se olviden de la propia causa que los creó. Es por amor que existimos y por amor deberíamos, aquí sí, responsabilizarnos de salvaguardar el bien común y la unidad, frente al individualismo y la dispersión.
      Finalmente, el autor considera que es la derecha la que ha matado a Dios y la izquierda la que ha hecho lo propio con la Patria, pero al contrario que a él, a mi me parece que es al revés. La Izquierda ha venido matando a Dios desde Nietszche como poco, y todas las doctrinas políticas que han venido después, originadas en esa filosofía, han tratado de eliminar a Dios y poner al hombre en su lugar. En cuanto a la derecha liberal, considero que a quién ha matado es a la Patria, al dejar de entenderla como un bien común y pasar a concebirla como una realidad mediante la que enriquecerse, generando así el 'homo economicus' que señala Lapuente en su libro.
      Hay algunas otras cosas que podrían igualmente comentarse, pero no me quiero extender más por no hacer muy larga esta entrada. En cualquier caso, coincido en la idea que subyace en el fondo del planteamiento del autor, la política ha matado a Dios y a la patria, por lo que toca iniciar un proceso de recuperación si queremos que mañana nuestros descendientes tengan un lugar digno en el que habitar. A vosotros ¿qué os parece?

      Esta publicación ha sido promocionada como contenido independiente
    • Por RobertoRC
      ¡Hola!
      Siguiendo con la temática de éste foro, hoy os presento uno de los poquitos canales de Youtube abiertamente pro-hispanos, llamado Fortunata y Jacinta, y llevado por Paloma Pájaro, artista salmantina, historiadora y filósofa, desde donde las coordenadas del materialismo filosófico de Gustavo Bueno aborda cuestiones sobre el origen de la leyenda negra y la hispanofobia, desmonta argumentos de separatistas, de AMLO, el mito del retraso científico en España etc. Lleva cerca de 100 forjas. Espero que os guste. 
      P.D. Soy de ciencias, no de humanidades, desde mi humilde punto de vista todos sus argumentos suenan sólidos, pero es posible que me equivoque, no sé. 
      https://www.youtube.com/channel/UCyXHCFqljyxn8U50Cgoax6w/featured  
      Roberto
    • Por Español
      En los últimos tiempos estamos asistiendo a una oleada de noticias que informan sobre el asalto a estatuas de personajes históricos, importantes en la vida de muchas naciones. Churchill, Jefferson, Colston, Lee o el mismísimo Colón entre otros, han visto como sus imágenes has sido derribadas, pintarrajeadas o destruidas por las turbas callejeras, en nuevo intento seudorrevolucionario de cambiar la historia.
      Pero estos sucesos no son algo nuevo. A lo largo de la historia han venido ocurriendo periódicamente, cada vez que un gobernante o un grupo de sujetos ha pretendido borrar las huellas del pasado para construir una nueva realidad a partir de los escombros. Ya desde el tiempo de los faraones egipcios, hay constancia de la destrucción de sellos y monumentos que hacían referencia a viejos gobernantes, de la mano de los recién llegados. Casi podría rastrearse esta práctica y veríamos que es una constante cada vez que alguien quiere cambiar el pasado. Sin ir más lejos, en España la mal llamada "Ley de memoria histórica" no hace sino incidir en esa pretensión, tratando de cambiar los relatos históricos de manera que puedan encajar en la sociedad, nuevos relatos que de otro modo no encajarían.
      La cuestión sin embargo no es esa sino ¿hasta dónde se puede llegar en el intento de asaltar la historia? y ¿qué puede ocurrir si finalmente alguien consiguiese tener éxito en el asalto? ¿Sería posible cambiar la historia?
      A continuación os dejo el enlace a un capítulo del podcast XRey, publicado en Spootify, donde se relata de manera detallada cómo ha sido posible sintetizar la voz de Francisco Franco, hasta hacerle decir lo que los autores del empeño han querido que dijese:

      Imaginemos el uso de esta tecnología en manos de alguien que quisiera cambiar la historia, y a través de estos mecanismos, pudiera hacerse ahora con la voluntad de sus protagonistas. Las posibilidades y consecuencias de una herramienta de este tipo, se me antojan lo sificientemente interesantes como para que les dediquemos un hilo.
    • Por Gerión
      Se plantea el siguiente cuadro ontológico general intentando explicar la historia de las filosofías del Mundo occidental como una serie de secesiones de un cuerpo común.
       
      Se comprende que la Realidad está compuesta de 3 Escalas:
      I. La Escala basal: materia biológica, física, económica
      II. La Escala psicosocial: cultura, costumbres, psicología, antropología
      III. La Escala abstracta: ideas y verdades matemáticas, dogmas religiosos, filosóficos.
      Se entiende que el Catolicismo comprende perfectamente la necesidad de las Tres Escalas con la teología de la Santísima Trinidad y cubre todo el espectro.
       
      Sin embargo las escisiones no. Depredan y se fundamentan sólo en una escala. Se interpreta la Historia de la Filosofía de Occidente con 3 escisiones antiguas y 3 modernas, a saber:
      >las antiguas son el judaísmo, el gnosticismo y el Islam (Triángulo Oriental); 
      >las modernas son el anglocalvinismo (mecanicismo biologista), el galicanocalvinismo (absolutismo racionalista) y el idealismo luterano alemán (Triángulo Occidental, el de Westfalia). 
       
      Ocurriendo que estas tres escisiones tienen desarrollos paralelos y lógicamente encuentran espacios de alianza en la actualidad:
      -El judaísmo y el anglocalvinismo acaban degenerando en fundamentalismo de I: "la materia lo es todo". Fundamentalismo biologista, economicista (comunismo, liberalismo) o mecanicista (predestinación, "la mano invisible"). Su eje geopolítico esla conexión anglosionista, eje EEUU-Israel.
      -El gnosticismo y el galicanocalvinismo acaban degenerando en fundamentalismo de II: "la voluntad y el conocimiento lo son todo". Fundamentalismo voluntarista, cientifista, racionalista, humanista, iluminista. Su eje es la conexión orientalista de la masonería de base francesa (egiptología, asiriología).
      -El Islam y el germanoidealismo acaban degenerando en fundamentalismo de III: "la idea lo es todo". Fundamentalismo idealista, misticista. Su eje geopolítico es la conexión islamo-turco-europea de la UE de liderazgo germano.
       
      Ocurriendo también que los dos grandes imperios católicos, Roma y España, han sufrido en paralelo ambos sistemas de escisiones:
      Roma y su descomposición en Islam+sectas gnósticas (contaminación del imperio bizantino y refluencias en Persia y Rusia)+judíos cabalistas abandonando al Rey (Cristo), pierde así todo el Oriente;
      España y su descomposición en el protestantismo, la revolución y el socialismo, pierde así todo el Occidente. 
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      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





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    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
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    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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