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Gerión

Errores de Francisco

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hace 12 horas, BGA dijo:

P.D. Vanu Gómez, creo que se ha precipitado en traer gente del otro foro a éste y lo digo no por el contenido, que es estupendo en la expresión de dos sensibilidades distintas, sino en exponerme a mi, que siempre he defendido al Papa contra los enemigos de la Iglesia y que aquí me atrevo a dar opiniones más sinceras pensando que estoy entre amigos. Aveces le puede el entusiasmo y otras una audacia que me resulta bastante difícil interpretar sin que llegue a preocuparme.

Respecto a este párrafo, para que no parezca que me hice el loco, ya le pedí perdón por privado a BGA. No volverá a suceder.

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hace 1 hora, BGA dijo:

Cuando el Papa pidió perdón en Bolivia creó una bomba de relojería que está ya dando sus frutos en la polémica suscitada por el presidente de México, pues si se entiende que la Iglesia pida perdón, se sobreentiende que debería también hacerlo su brazo armado, en aquel caso España. ¿Porqué pedir perdón si la obra de Dios fue puesta en marcha en un nuevo continente y al pedirlo, asume errores -abusos tal como se traducen hoy en día-  desmarcándose de España?. Inmediatamente después de pedir ese perdón, dijo también que "sobreabundó la gracia", pero ya sabemos que esa parte fué liquidada en todos los noticieros cuya línea editorial es que siempre llueva sobre mojado al respecto de la Iglesia y de España?.

¿Quiere ésto decir que "me opongo al Papa" o suscito animadversión contra él y en consecuencia contra la cabeza visible de la Iglesia de Cristo?. No lo veo así. ¿Ven al Papa Francisco aclarando puntos conflictivos o creando nuevos donde ya se sobreendendían los matices?.

Amigo, llevo tiempo observándolo -al Papa- y tengo la sensación personal que la obra de España la mira con más recelo que aplauso y su obligación como jefe de la Iglesia y del Estado Vaticano, es disponer de la información más veraz y articular su acción desde ella, no ofreciendo a los enemigos la carnaza que necesitan aunque no fuera esa su intención. Decir la Verdad está lejos de mencionar unos aspectos de la misma con más intensidad que sobre otros aspectos. A la Iglesia, por Fe siquiera, se le perdonan en el ámbito católico, cosas que no se perdonan con la misma caridad y comprensión a quien no es Iglesia y además fuera un Estado y un Imperio.

Y decir "toda la Verdad" acaba siendo un modo de desmarcarte dejando a "tus socios" a los pies de los caballos. El indigenismo americano cuya sustancia es anticahispana y anticatólica, acaba siendo una manifestación festiva de reconciliación de la Iglesia con el mundo que se cobra como víctima propiciatoria, como sacrificio, una nación que por sus particulares ambiciones y modos, no ha de contar con el mismo perdón, en un momento histórico en el que nuestro país necesita toda la ayuda posible, siquiera de quienes fueran en cierto modo sus viejos aliados.

Eso no quiere decir, en modo alguno, que La Iglesia nos deba nada... salvo un punto de lealtad que no habrá de privilegiarnos pero si echarnos un capote en un momento de mucha necesidad.

Y aquí entran los "ateo católicos" que cara al público generalista están haciendo más que nadie en una doble dirección: poner en valor el pensamiento católico cuando todo el mundo tiene la "sospecha" que es la causa de nuestra desgracia como comunidad hispánica, y poner coto al relato leyendanegrista al que no es ajeno la propia Iglesia.

Lo he dicho otras veces: podemos caminar juntos hasta donde cada cual considere su punto de llegada. Mientras el que se quede satisfecho no reproche o ataque a quien continúa adelante, amigos para siempre. Creo que algunos jesuitas compartirán esta consideración.

¿Peligro de que los ateos católicos se hagan dueños del discurso hispano-católico?. Es posible, pero le digo una cosa: quien busca la Verdad y ya está impregnado del pensamiento católico, será más fácil que siga adelante o al menos reconozca que no le interesa sin que ello les lleve a declararnos ninguna guerra. A fin de cuentas, la Fe no es solo una preferencia personal y es en realidad un regalo. Reprochar a quien carece de ella estando en lo demás de nuestro lado, me parece una postura finalista sin contacto con la realidad y con los hombres.

Mi idea de España está totalmente coordinada con Dios; es una idea "espiritual" materializada en una nación y sus gentes. La Espada es una expresión de la naturaleza humana, un error humano, que adquiere una dimensión superior poniendo a Dios por medio. Pedir perdón por la espada sería los mismo que pedir perdón por Dios en el antiguo testamento. ¿Cómo sabe que la voluntad de Dios no se expresa en el hombre a sabiendas de las imperfecciones y veleidades del hombre?.

Y eso de pedir perdón sin un compromiso de resarcimiento... ¿No es lo mismo que hacerlo cuando con ello se gana popularidad sin verse obligado a purgar de manera manifiesta tales culpas?.

No estoy haciendo una crítica abierta contra la institución sino contra la persona bajo la corona de esa institución. Y en todo caso no es una crítica a la totalidad que es lo que me parece se desprende de su comentario, sino con el caso que nos ocupa. Cuando se quiere quedar a bien con todos, suelen salir mal parados los más fieles, que por serlo, parece que nadie tiene la urgencia de pedirles perdón también a ellos, o al menos no involucrarlos en un sindios para el que en su condición de parte interesada tiene mala defensa tras el ejemplo dado por una organización superior que está por encima del bien y del mal... y de las cosas rupestres.

 

Independientemente de lo que haya ocurrido entre tu y Vanu, pues desconozco el motivo de tu reproche ni las disculpas de él,  coincido en todo lo demás y al cien por cien con la respuesta que ha dado a tu postura. Además, a diferencia de mi, de una forma mucho más precisa y concreta pues sé que a veces me enrollo demasiado.

Pero vaya, por apuntalar un poco más el discurso y para que no queden dudas sobre lo que pienso, trataré de responder a lo que me parecen los puntos esenciales de la controversia que denuncias.

En primer lugar y con respecto a Gerión, no porque piense que es lo más importante del debate sino porque no quiero dar lugar a malinterpretaciones que impidan el diálogo, como entiendo ha ocurrido. Jamás he reprochado a Gerión su falta de fe, respeto por encima de todo su dignidad personal y su libre albedrío, faltaría más, yo mismo tengo en mi entorno familiar a personas muy queridas que también son ateas, y no por ello dejo de abrazarles y darles un beso cada vez que les veo. Y además rezo a diario por ellos. De alguna manera me ofende que se diga eso de mi, y si en algún momento he dicho algo que pueda dar lugar a esa interpretación, quiero que quede claro que se trata de una equivocación.

Ahora bien, lo que si critico y además con cierta vehemencia, es el hecho de que se atribuya a sí mismo la condición de católico, para defender una postura contra la iglesia, que se basa precisamente en su entendimiento como ateo de la misma. No me parece honesto ese modo de obrar, como tampoco lo sería que yo fuera por ahí diciendo que soy laicista porque vivo en un país con un alto porcentaje de laicistas, para tratar así de criticar el laicismo desde mi catolicismo. O nos definimos abiertamente como lo que somos o mejor montamos un cabaret transformista.

Uno puede defender perfectamente su cultura sin necesidad de recurrir a hacer uso de los atributos de los demás, pues eso es lo que nos define, nuestros atributos y cómo los empleamos. Así, nunca me ha parecido mal que un ateo defienda a España y a la Hispanidad desde su entendimiento de las cosas, es más es algo que le honra como español y sobre todo frente a quienes utlizan su ateísmo para atacarla. Es más, muchos que se declaran patriotas, desde cierto indiferentismo crítico de dicha identidad, deberían aprender de estos ateos lo que es ocuparse en defender su identidad patria. Pero lo otro no me parece correcto por lo que ya he explicado aquí y en otras ocasiones.

En segundo lugar y con respecto al Papa. Sigo teniendo la impresión de que basas tu criterio en lo visto y leido en los medios de comunicación, y en entornos como BBJ que suelen ser abiertamente hostiles contra la Iglesia y sus instituciones, además de profundamente desconocedores de su realidad. De ahí que te estés formando un juicio que en mi opinión no se corresponde con la realidad, aunque sí con ese populismo tan de moda hoy que suele juzgar el todo por la parte sin mayor consideración. Mi postura no se basa en una justificación insensata de la fe, como denunciabas anterirmente, sino  consciente y documentada acerca del contexto y realidad de lo que defiendo.

Como ya ha comentado Vanu, este Papa no es el primero, ni de lejos, en pedir perdón por los hechos del pasado, siendo Juan Pablo II el iniciador de esta tendencia, que continuó con Benedicto XVI. Francisco, como sucesor de los anteriores, no puede reprobarlos sino continuar con la obra de sus antecesores pues en eso se basa la continuidad de la Iglesia y su obligación como Papa.

Pero además de esto, quiero traer al tema el discurso completo del Papa Francisco en Bolivia ya que, no solo pidió perdón por las ofensas de la Iglesia sino también por los crímenes que pudieran haber cometido los pueblos conquistadores contra las poblaciones nativas. Y esto es muy importante porque, en aquella época, Iglesia y estado no estaban diferenciados de la manera que hoy lo están. Así que, cuando pidió ese perdón, también lo estaba haciendo en nombre de los españoles de entonces como nación católica que era. Por tanto no creo que eso sea ofrecer una víctima propiciatoria para la reconciliación, a costa de España, ya que él mismo se pone a la cabeza de ese perdón que nos comprende a todos, y por tanto él mismo se ofrece como víctima propiciatoria como es deber de cualquier cristiano. Otra cosa es que el orgullo le impida a otros hacerse partícipes de esa disculpa, pero eso no es católico y ni siquiera cristiano, y por tanto debería quedar al margen de este debate.

Pero es que no queda ahí la cosa, si uno lee el discurso completo, se da cuenta de que, además de la petición de perdón y  la justificación posterior, diciendo que donde abundó el pecado sobreabundó la gracia, Francisco hace un elogio expreso de la obra de la Hispanidad e incluso invita a que todos los pueblos de Latinoamérica recuperen aquel ideal de unidad que tenía lo que él denomina "el sueño de la Patria Grande". Y lo hace en un contexto de dura crítica a la situación actual de hispanoámerica, y del mundo en general. Vamos, que ni de lejos Francisco puede ser considerado antihispanico, antiespañol, ni anti nada sino todo lo contrario. Eso son infundios de quienes tuercen las cosas y pretenden su cabeza, como antes pretendían la de otros pues, quebrantar la unidad de la Iglesia siempre fue la pieza más codiciada por sus enemigos: globalismo capitalista e internacionalismo socialista, frente a universalismo católico.

Te dejo el discurso y te marco en negritas lo que me parece de interés para contextualizar la cosa:

Cita

VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A ECUADOR, BOLIVIA Y PARAGUAY

(5-13 DE JULIO DE 2015)

PARTICIPACIÓN EN EL II ENCUENTRO MUNDIAL DE LOS MOVIMIENTOS POPULARES

DISCURSO DEL SANTO PADRE

Expo Feria, Santa Cruz de la Sierra (Bolivia)
Jueves 9 de julio de 2015

[Multimedia]


 

Hermanas y hermanos, buenas tardes

Hace algunos meses nos reunimos en Roma y tengo presente ese primer encuentro nuestro. Durante este tiempo los he llevado en mi corazón y en mis oraciones. Y me alegra verlos de nuevo aquí, debatiendo los mejores caminos para superar las graves situaciones de injusticia que sufren los excluidos en todo el mundo. Gracias, Señor Presidente Evo Morales, por acompañar tan decididamente este Encuentro.

Aquella vez en Roma sentí algo muy lindo: fraternidad, garra, entrega, sed de justicia. Hoy, en Santa Cruz de la Sierra, vuelvo a sentir lo mismo. Gracias por eso. También he sabido por medio del Pontificio Consejo Justicia y Paz, que preside el Cardenal Turkson, que son muchos en la Iglesia los que se sienten más cercanos a los movimientos populares. Me alegra tanto ver la Iglesia con las puertas abiertas a todos ustedes, que se involucre, acompañe y logre sistematizar en cada diócesis, en cada Comisión de Justicia y Paz, una colaboración real, permanente y comprometida con los movimientos populares. Los invito a todos, Obispos, sacerdotes y laicos, junto a las organizaciones sociales de las periferias urbanas y rurales, a profundizar ese encuentro.

Dios permite que hoy nos veamos otra vez. La Biblia nos recuerda que Dios escucha el clamor de su pueblo y quisiera yo también volver a unir mi voz a la de ustedes: las famosas “tres T”: tierra, techo y trabajo, para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo repito: son derechos sagrados. Vale la pena, vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra.

1. Primero de todo, empecemos reconociendo que necesitamos un cambio. Quiero aclarar, para que no haya malos entendidos, que hablo de los problemas comunes de todos los latinoamericanos y, en general, también de toda la humanidad. Problemas que tienen una matriz global y que hoy ningún Estado puede resolver por sí mismo. Hecha esta aclaración, propongo que nos hagamos estas preguntas:

¿Reconocemos, en serio, que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad?

¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando estallan tantas guerras sin sentido y la violencia fratricida se adueña hasta de nuestros barrios? ¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando el suelo, el agua, el aire y todos los seres de la creación están bajo permanente amenaza?

Entonces, si reconocemos esto, digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio.

Ustedes –en sus cartas y en nuestros encuentros– me han relatado las múltiples exclusiones e injusticias que sufren en cada actividad laboral, en cada barrio, en cada territorio. Son tantas y tan diversas como tantas y diversas sus formas de enfrentarlas. Hay, sin embargo, un hilo invisible que une cada una de las exclusiones. No están aisladas, están unidas por un hilo invisible. ¿Podemos reconocerlo? Porque no se trata de esas cuestiones aisladas. Me pregunto si somos capaces de reconocer que esas realidades destructoras responden a un sistema que se ha hecho global. ¿Reconocemos que ese sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza?

Si esto es así, insisto, digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana madre tierra, como decía san Francisco.

Queremos un cambio en nuestras vidas, en nuestros barrios, en el pago chico, en nuestra realidad más cercana; también un cambio que toque al mundo entero porque hoy la interdependencia planetaria requiere respuestas globales a los problemas locales. La globalización de la esperanza, que nace de los Pueblos y crece entre los pobres, debe sustituir a esta globalización de la exclusión y de la indiferencia.

Quisiera hoy reflexionar con ustedes sobre el cambio que queremos y necesitamos. Ustedes saben que escribí recientemente sobre los problemas del cambio climático. Pero, esta vez, quiero hablar de un cambio en otro sentido. Un cambio positivo, un cambio que nos haga bien, un cambio –podríamos decir– redentor. Porque lo necesitamos. Sé que ustedes buscan un cambio y no sólo ustedes: en los distintos encuentros, en los distintos viajes he comprobado que existe una espera, una fuerte búsqueda, un anhelo de cambio en todos los pueblos del mundo. Incluso dentro de esa minoría cada vez más reducida que cree beneficiarse con este sistema, reina la insatisfacción y especialmente la tristeza. Muchos esperan un cambio que los libere de esa tristeza individualista que esclaviza.

El tiempo, hermanos, hermanas, el tiempo parece que se estuviera agotando; no alcanzó el pelearnos entre nosotros, sino que hasta nos ensañamos con nuestra casa. Hoy la comunidad científica acepta lo que desde hace ya mucho tiempo denuncian los humildes: se están produciendo daños tal vez irreversibles en el ecosistema. Se está castigando a la Tierra, a los pueblos y a las personas de un modo casi salvaje. Y detrás de tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea –uno de los primeros teólogos de la Iglesia– llamaba “el estiércol del diablo”, la ambición desenfrenada de dinero que gobierna. Ese es “el estiércol del diablo”. El servicio para el bien común queda relegado. Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común, la hermana y madre tierra.

No quiero extenderme describiendo los efectos malignos de esta sutil dictadura: ustedes los conocen. Tampoco basta con señalar las causas estructurales del drama social y ambiental contemporáneo. Sufrimos cierto exceso de diagnóstico que a veces nos lleva a un pesimismo charlatán o a regodearnos en lo negativo. Al ver la crónica negra de cada día, creemos que no hay nada que se puede hacer salvo cuidarse a uno mismo y al pequeño círculo de la familia y los afectos.

¿Qué puedo hacer yo, cartonero, catadora, pepenador, recicladora frente a tantos problemas si apenas gano para comer? ¿Qué puedo hacer yo artesano, vendedor ambulante, transportista, trabajador excluido, si ni siquiera tengo derechos laborales? ¿Qué puedo hacer yo, campesina, indígena, pescador, que apenas puedo resistir el avasallamiento de las grandes corporaciones? ¿Qué puedo hacer yo desde mi villa, mi chabola, mi población, mi rancherío, cuando soy diariamente discriminado y marginado? ¿Qué puede hacer ese estudiante, ese joven, ese militante, ese misionero que patea las barriadas y los parajes con el corazón lleno de sueños pero casi sin ninguna solución para sus problemas? Pueden hacer mucho. Pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de las “tres T”. ¿De acuerdo? Trabajo, techo y tierra. Y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!

2. Segundo. Ustedes son sembradores de cambio. Aquí en Bolivia he escuchado una frase que me gusta mucho: “proceso de cambio”. El cambio concebido no como algo que un día llegará porque se impuso tal o cual opción política o porque se instauró tal o cual estructura social. Dolorosamente sabemos que un cambio de estructuras que no viene acompañado de una sincera conversión de las actitudes y del corazón termina a la larga o a la corta por burocratizarse, corromperse y sucumbir. Hay que cambiar el corazón. Por eso me gusta tanto la imagen del proceso, los procesos, donde la pasión por sembrar, por regar serenamente lo que otros verán florecer, remplaza la ansiedad por ocupar todos los espacios de poder disponibles y ver resultados inmediatos. La opción es por generar procesos y no por ocupar espacios. Cada uno de nosotros no es más que parte de un todo complejo y diverso interactuando en el tiempo: pueblos que luchan por una significación, por un destino, por vivir con dignidad, por “vivir bien”, dignamente, en ese sentido.

Ustedes, desde los movimientos populares, asumen las labores de siempre motivados por el amor fraterno que se revela contra la injusticia social. Cuando miramos el rostro de los que sufren, el rostro del campesino amenazado, del trabajador excluido, del indígena oprimido, de la familia sin techo, del migrante perseguido, del joven desocupado, del niño explotado, de la madre que perdió a su hijo en un tiroteo porque el barrio fue copado por el narcotráfico, del padre que perdió a su hija porque fue sometida a la esclavitud; cuando recordamos esos “rostros y esos nombres”, se nos estremecen las entrañas frente a tanto dolor y nos conmovemos, todos nos conmovemos… Porque “hemos visto y oído” no la fría estadística sino las heridas de la humanidad doliente, nuestras heridas, nuestra carne. Eso es muy distinto a la teorización abstracta o la indignación elegante. Eso nos conmueve, nos mueve y buscamos al otro para movernos juntos. Esa emoción hecha acción comunitaria no se comprende únicamente con la razón: tiene un plus de sentido que sólo los pueblos entienden y que da su mística particular a los verdaderos movimientos populares.

Ustedes viven cada día empapados en el nudo de la tormenta humana. Me han hablado de sus causas, me han hecho parte de sus luchas, ya desde Buenos Aires, y yo se lo agradezco. Ustedes, queridos hermanos, trabajan muchas veces en lo pequeño, en lo cercano, en la realidad injusta que se les impuso y a la que no se resignan, oponiendo una resistencia activa al sistema idolátrico que excluye, degrada y mata. Los he visto trabajar incansablemente por la tierra y la agricultura campesina, por sus territorios y comunidades, por la dignificación de la economía popular, por la integración urbana de sus villas y asentamientos, por la autoconstrucción de viviendas y el desarrollo de infraestructura barrial, y en tantas actividades comunitarias que tienden a la reafirmación de algo tan elemental e innegablemente necesario como el derecho a las “tres T”: tierra, techo y trabajo.

Ese arraigo al barrio, a la tierra, al oficio, al gremio, ese reconocerse en el rostro del otro, esa proximidad del día a día, con sus miserias, porque las hay, las tenemos, y sus heroísmos cotidianos, es lo que permite ejercer el mandato del amor, no a partir de ideas o conceptos sino a partir del encuentro genuino entre personas. Necesitamos instaurar esta cultura del encuentro, porque ni los conceptos ni las ideas se aman. Nadie ama un concepto, nadie ama una idea; se aman las personas. La entrega, la verdadera entrega surge del amor a hombres y mujeres, niños y ancianos, pueblos y comunidades… rostros, rostros y nombres que llenan el corazón. De esas semillas de esperanza sembradas pacientemente en las periferias olvidadas del planeta, de esos brotes de ternura que lucha por subsistir en la oscuridad de la exclusión, crecerán árboles grandes, surgirán bosques tupidos de esperanza para oxigenar este mundo.

Veo con alegría que ustedes trabajan en lo cercano, cuidando los brotes; pero, a la vez, con una perspectiva más amplia, protegiendo la arboleda. Trabajan en una perspectiva que no sólo aborda la realidad sectorial que cada uno de ustedes representa y a la que felizmente está arraigado, sino que también buscan resolver de raíz los problemas generales de pobreza, desigualdad y exclusión.

Los felicito por eso. Es imprescindible que, junto a la reivindicación de sus legítimos derechos, los pueblos y organizaciones sociales construyan una alternativa humana a la globalización excluyente. Ustedes son sembradores del cambio. Que Dios les dé coraje, les dé alegría, les dé perseverancia y pasión para seguir sembrando. Tengan la certeza que tarde o temprano vamos a ver los frutos. A los dirigentes les pido: sean creativos y nunca pierdan el arraigo a lo cercano, porque el padre de la mentira sabe usurpar palabras nobles, promover modas intelectuales y adoptar poses ideológicas, pero, si ustedes construyen sobre bases sólidas, sobre las necesidades reales y la experiencia viva de sus hermanos, de los campesinos e indígenas, de los trabajadores excluidos y las familias marginadas, seguramente no se van a equivocar.

La Iglesia no puede ni debe estar ajena a este proceso en el anuncio del Evangelio. Muchos sacerdotes y agentes pastorales cumplen una enorme tarea acompañando y promoviendo a los excluidos de todo el mundo, junto a cooperativas, impulsando emprendimientos, construyendo viviendas, trabajando abnegadamente en los campos de salud, el deporte y la educación. Estoy convencido que la colaboración respetuosa con los movimientos populares puede potenciar estos esfuerzos y fortalecer los procesos de cambio.

Y tengamos siempre en el corazón a la Virgen María, una humilde muchacha de un pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran imperio, una madre sin techo que supo transformar una cueva de animales en la casa de Jesús con unos pañales y una montaña de ternura. María es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Yo rezo a la Virgen María, tan venerada por el pueblo boliviano para que permita que este Encuentro nuestro sea fermento de cambio.

3. Tercero. Por último quisiera que pensemos juntos algunas tareas importantes para este momento histórico, porque queremos un cambio positivo para el bien de todos nuestros hermanos y hermanas. Eso lo sabemos. Queremos un cambio que se enriquezca con el trabajo mancomunado de los gobiernos, los movimientos populares y otras fuerzas sociales. Eso también lo sabemos. Pero no es tan fácil definir el contenido del cambio –podría decirse–, el programa social que refleje este proyecto de fraternidad y justicia que esperamos; no es fácil de definirlo. En ese sentido, no esperen de este Papa una receta. Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio de la interpretación de la realidad social ni la propuesta de soluciones a problemas contemporáneos. Me atrevería a decir que no existe una receta. La historia la construyen las generaciones que se suceden en el marco de pueblos que marchan buscando su propio camino y respetando los valores que Dios puso en el corazón.

Quisiera, sin embargo, proponer tres grandes tareas que requieren el decisivo aporte del conjunto de los movimientos populares.

3.1. La primera tarea es poner la economía al servicio de los pueblos: Los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero. Digamos “NO” a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye la madre tierra.

La economía no debería ser un mecanismo de acumulación sino la adecuada administración de la casa común. Eso implica cuidar celosamente la casa y distribuir adecuadamente los bienes entre todos. Su objeto no es únicamente asegurar la comida o un “decoroso sustento”. Ni siquiera, aunque ya sería un gran paso, garantizar el acceso a las “tres T” por las que ustedes luchan. Una economía verdaderamente comunitaria, podría decir, una economía de inspiración cristiana, debe garantizar a los pueblos dignidad, «prosperidad sin exceptuar bien alguno» (Juan XXIII, Enc. Mater et Magistra [15 mayo 1961], 3: AAS 53 [1961], 402). Esta última frase la dijo el Papa Juan XXIII hace cincuenta años. Jesús dice en el Evangelio que, aquel que le dé espontáneamente un vaso de agua al que tiene sed, le será tenido en cuenta en el Reino de los cielos. Esto implica las “tres T”, pero también acceso a la educación, la salud, la innovación, las manifestaciones artísticas y culturales, la comunicación, el deporte y la recreación. Una economía justa debe crear las condiciones para que cada persona pueda gozar de una infancia sin carencias, desarrollar sus talentos durante la juventud, trabajar con plenos derechos durante los años de actividad y acceder a una digna jubilación en la ancianidad. Es una economía donde el ser humano, en armonía con la naturaleza, estructura todo el sistema de producción y distribución para que las capacidades y las necesidades de cada uno encuentren un cauce adecuado en el ser social. Ustedes, y también otros pueblos, resumen este anhelo de una manera simple y bella: “vivir bien”, que no es lo mismo que “pasarla bien”.

Esta economía no es sólo deseable y necesaria sino también es posible. No es una utopía ni una fantasía. Es una perspectiva extremadamente realista. Podemos lograrlo. Los recursos disponibles en el mundo, fruto del trabajo intergeneracional de los pueblos y los dones de la creación, son más que suficientes para el desarrollo integral de «todos los hombres y de todo el hombre» (Pablo VI, Enc. Popolorum progressio [26 marzo 1967], 14: AAS 59 [1967], 264). El problema, en cambio, es otro. Existe un sistema con otros objetivos. Un sistema que además de acelerar irresponsablemente los ritmos de la producción, además de implementar métodos en la industria y la agricultura que dañan a la madre tierra en aras de la “productividad”, sigue negándoles a miles de millones de hermanos los más elementales derechos económicos, sociales y culturales. Ese sistema atenta contra el proyecto de Jesús, contra la Buena Noticia que trajo Jesús.

La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece. El destino universal de los bienes no es un adorno discursivo de la doctrina social de la Iglesia. Es una realidad anterior a la propiedad privada. La propiedad, muy en especial cuando afecta los recursos naturales, debe estar siempre en función de las necesidades de los pueblos. Y estas necesidades no se limitan al consumo. No basta con dejar caer algunas gotas cuando los pobres agitan esa copa que nunca derrama por sí sola. Los planes asistenciales que atienden ciertas urgencias sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras, coyunturales. Nunca podrían sustituir la verdadera inclusión: esa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario.

Y, en este camino, los movimientos populares tienen un rol esencial, no sólo exigiendo y reclamando, sino fundamentalmente creando. Ustedes son poetas sociales: creadores de trabajo, constructores de viviendas, productores de alimentos, sobre todo para los descartados por el mercado mundial.

He conocido de cerca distintas experiencias donde los trabajadores unidos en cooperativas y otras formas de organización comunitaria lograron crear trabajo donde sólo había sobras de la economía idolátrica. Y vi que algunos están aquí. Las empresas recuperadas, las ferias francas y las cooperativas de cartoneros son ejemplos de esa economía popular que surge de la exclusión y, de a poquito, con esfuerzo y paciencia, adopta formas solidarias que la dignifican. Y, ¡qué distinto es eso a que los descartados por el mercado formal sean explotados como esclavos!

Los gobiernos que asumen como propia la tarea de poner la economía al servicio de los pueblos deben promover el fortalecimiento, mejoramiento, coordinación y expansión de estas formas de economía popular y producción comunitaria. Esto implica mejorar los procesos de trabajo, proveer infraestructura adecuada y garantizar plenos derechos a los trabajadores de este sector alternativo. Cuando Estado y organizaciones sociales asumen juntos la misión de las “tres T”, se activan los principios de solidaridad y subsidiariedad que permiten edificar el bien común en una democracia plena y participativa.

3.2. La segunda tarea es unir nuestros pueblos en el camino de la paz y la justicia.

Los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la justicia. No quieren tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordina al más débil. Quieren que su cultura, su idioma, sus procesos sociales y tradiciones religiosas sean respetados. Ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía y, cuando lo hacen, vemos nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia, porque «la paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en los derechos de los pueblos particularmente el derecho a la independencia» (Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 157).

Los pueblos de Latinoamérica parieron dolorosamente su independencia política y, desde entonces, llevan casi dos siglos de una historia dramática y llena de contradicciones intentando conquistar una independencia plena.

En estos últimos años, después de tantos desencuentros, muchos países latinoamericanos han visto crecer la fraternidad entre sus pueblos. Los gobiernos de la Región aunaron esfuerzos para hacer respetar su soberanía, la de cada país, la del conjunto regional, que tan bellamente, como nuestros padres de antaño, llaman la “Patria Grande”. Les pido a ustedes, hermanos y hermanas de los movimientos populares, que cuiden y acrecienten esta unidad. Mantener la unidad frente a todo intento de división es necesario para que la región crezca en paz y justicia.

A pesar de estos avances, todavía subsisten factores que atentan contra este desarrollo humano equitativo y coartan la soberanía de los países de la “Patria Grande” y otras latitudes del planeta. El nuevo colonialismo adopta diversas fachadas. A veces, es el poder anónimo del ídolo dinero: corporaciones, prestamistas, algunos tratados denominados «de libre comercio» y la imposición de medidas de «austeridad» que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y los pobres. Los obispos latinoamericanos lo denunciamos con total claridad en el documento de Aparecida cuando se afirma que «las instituciones financieras y las empresas transnacionales se fortalecen al punto de subordinar las economías locales, sobre todo, debilitando a los Estados, que aparecen cada vez más impotentes para llevar adelante proyectos de desarrollo al servicio de sus poblaciones» (V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano [2007], Documento Conclusivo, Aparecida, 66). En otras ocasiones, bajo el noble ropaje de la lucha contra la corrupción, el narcotráfico o el terrorismo –graves males de nuestros tiempos que requieren una acción internacional coordinada–, vemos que se impone a los Estados medidas que poco tienen que ver con la resolución de esas problemáticas y muchas veces empeoran las cosas.

Del mismo modo, la concentración monopólica de los medios de comunicación social, que pretende imponer pautas alienantes de consumo y cierta uniformidad cultural, es otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo. Es el colonialismo ideológico. Como dijeron los Obispos de África en el primer Sínodo continental africano, muchas veces se pretende convertir a los países pobres en «piezas de un mecanismo y de un engranaje gigantesco» (Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Ecclesia in Africa [14 septiembre 1995], 52: AAS 88 [1996], 32-33; Id., Enc. Sollicitudo rei socialis [30 diciembre 1987], 22: AAS 80 [1988], 539).

Hay que reconocer que ninguno de los graves problemas de la humanidad se puede resolver sin interacción entre los Estados y los pueblos a nivel internacional. Todo acto de envergadura realizado en una parte del planeta repercute en todo en términos económicos, ecológicos, sociales y culturales. Hasta el crimen y la violencia se han globalizado. Por ello, ningún gobierno puede actuar al margen de una responsabilidad común. Si realmente queremos un cambio positivo, tenemos que asumir humildemente nuestra interdependencia, es decir, nuestra sana interdependencia. Pero interacción no es sinónimo de imposición, no es subordinación de unos en función de los intereses de otros. El colonialismo, nuevo y viejo, que reduce a los países pobres a meros proveedores de materia prima y trabajo barato, engendra violencia, miseria, migraciones forzadas y todos los males que vienen de la mano… precisamente porque, al poner la periferia en función del centro, les niega el derecho a un desarrollo integral. Y eso, hermanos, es inequidad y la inequidad genera violencia, que no habrá recursos policiales, militares o de inteligencia capaces de detener.

Digamos “NO”, entonces, a las viejas y nuevas formas de colonialismo. Digamos “SÍ” al encuentro entre pueblos y culturas. Felices los que trabajan por la paz.

Y aquí quiero detenerme en un tema importante. Porque alguno podrá decir, con derecho, que, cuando el Papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia. Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios. Lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano, y también quiero decirlo. Al igual que san Juan Pablo II, pido que la Iglesia –y cito lo que dijo él– «se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos» (Juan Pablo II, Bula Incarnationis mysterium, 11). Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América. Y junto a este pedido de perdón y para ser justos, también quiero que recordemos a millares de sacerdotes, obispos, que se opusieron fuertemente a la lógica de la espada con la fuerza de la cruz. Hubo pecado, hubo pecado y abundante, pero no pedimos perdón, y por eso pedimos perdón, y pido perdón, pero allí también, donde hubo pecado, donde hubo abundante pecado, sobreabundó la gracia a través de esos hombres que defendieron la justicia de los pueblos originarios.

Les pido también a todos, creyentes y no creyentes, que se acuerden de tantos obispos, sacerdotes y laicos que predicaron y predican la Buena Noticia de Jesús con coraje y mansedumbre, respeto y en paz –dije obispos, sacerdotes, y laicos, no me quiero olvidar de las monjitas que anónimamente patean nuestros barrios pobres llevando un mensaje de paz y de bien–, que en su paso por esta vida dejaron conmovedoras obras de promoción humana y de amor, muchas veces junto a los pueblos indígenas o acompañando a los propios movimientos populares incluso hasta el martirio. La Iglesia, sus hijos e hijas, son una parte de la identidad de los pueblos en latinoamericana. Identidad que, tanto aquí como en otros países, algunos poderes se empeñan en borrar, tal vez porque nuestra fe es revolucionaria, porque nuestra fe desafía la tiranía del ídolo dinero. Hoy vemos con espanto cómo en Medio Oriente y otros lugares del mundo se persigue, se tortura, se asesina a muchos hermanos nuestros por su fe en Jesús. Eso también debemos denunciarlo: dentro de esta tercera guerra mundial en cuotas que vivimos, hay una especie –fuerzo la palabra– de genocidio en marcha que debe cesar.

A los hermanos y hermanas del movimiento indígena latinoamericano, déjenme trasmitirles mi más hondo cariño y felicitarlos por buscar la conjunción de sus pueblos y culturas, eso –conjunción de pueblos y culturas–, eso que a mí me gusta llamar poliedro, una forma de convivencia donde las partes conservan su identidad construyendo juntas una pluralidad que no atenta, sino que fortalece la unidad. Su búsqueda de esa interculturalidad que combina la reafirmación de los derechos de los pueblos originarios con el respeto a la integridad territorial de los Estados nos enriquece y nos fortalece a todos.

3.3. Y la tercera tarea, tal vez la más importante que debemos asumir hoy, es defender la madre tierra.

La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente. La cobardía en su defensa es un pecado grave. Vemos con decepción creciente cómo se suceden una tras otras las cumbres internacionales sin ningún resultado importante. Existe un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar que no se está cumpliendo. No se puede permitir que ciertos intereses –que son globales pero no universales– se impongan, sometan a los Estados y organismos internacionales, y continúen destruyendo la creación. Los pueblos y sus movimientos están llamados a clamar a movilizarse, a exigir –pacífica pero tenazmente– la adopción urgente de medidas apropiadas. Yo les pido, en nombre de Dios, que defiendan a la madre tierra. Sobre éste tema me he expresado debidamente en la Carta Encíclica Laudato si’, que creo que les será dada al finalizar.

4. Para finalizar, quisiera decirles nuevamente: el futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las elites. Está fundamentalmente en manos de los pueblos, en su capacidad de organizarse y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio. Los acompaño. Y cada uno, repitámonos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez. Sigan con su lucha y, por favor, cuiden mucho a la madre tierra. Créanme –y soy sincero–, de corazón les digo: rezo por ustedes, rezo con ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los defienda en el camino dándoles abundantemente esa fuerza que nos mantiene en pie, esa fuerza es la esperanza. Y una cosa importante: la esperanza no defrauda. Y, por favor, les pido que recen por mí. Y si alguno de ustedes no puede rezar, con todo respeto le pido que me piense bien y me mande buena onda. Gracias.

 

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hace 44 minutos, Español dijo:

 

Independientemente de lo que haya ocurrido entre tu y Vanu, pues desconozco el motivo de tu reproche ni las disculpas de él,  coincido en todo lo demás y al cien por cien con la respuesta que ha dado a tu postura. Además, a diferencia de mi, de una forma mucho más precisa y concreta pues sé que a veces me enrollo demasiado.

Pero vaya, por apuntalar un poco más el discurso y para que no queden dudas sobre lo que pienso, trataré de responder a lo que me parecen los puntos esenciales de la controversia que denuncias.

En primer lugar y con respecto a Gerión, no porque piense que es lo más importante del debate sino porque no quiero dar lugar a malinterpretaciones que impidan el diálogo, como entiendo ha ocurrido. Jamás he reprochado a Gerión su falta de fe, respeto por encima de todo su dignidad personal y su libre albedrío, faltaría más, yo mismo tengo en mi entorno familiar a personas muy queridas que también son ateas, y no por ello dejo de abrazarles y darles un beso cada vez que les veo. Y además rezo a diario por ellos. De alguna manera me ofende que se diga eso de mi, y si en algún momento he dicho algo que pueda dar lugar a esa interpretación, quiero que quede claro que se trata de una equivocación.

Ahora bien, lo que si critico y además con cierta vehemencia, es el hecho de que se atribuya a sí mismo la condición de católico, para defender una postura contra la iglesia, que se basa precisamente en su entendimiento como ateo de la misma. No me parece honesto ese modo de obrar, como tampoco lo sería que yo fuera por ahí diciendo que soy laicista porque vivo en un país con un alto porcentaje de laicistas, para tratar así de criticar el laicismo desde mi catolicismo. O nos definimos abiertamente como lo que somos o mejor montamos un cabaret transformista.

Uno puede defender perfectamente su cultura sin necesidad de recurrir a hacer uso de los atributos de los demás, pues eso es lo que nos define, nuestros atributos y cómo los empleamos. Así, nunca me ha parecido mal que un ateo defienda a España y a la Hispanidad desde su entendimiento de las cosas, es más es algo que le honra como español y sobre todo frente a quienes utlizan su ateísmo para atacarla. Es más, muchos que se declaran patriotas, desde cierto indiferentismo crítico de dicha identidad, deberían aprender de estos ateos lo que es ocuparse en defender su identidad patria. Pero lo otro no me parece correcto por lo que ya he explicado aquí y en otras ocasiones.

En segundo lugar y con respecto al Papa. Sigo teniendo la impresión de que basas tu criterio en lo visto y leido en los medios de comunicación, y en entornos como BBJ que suelen ser abiertamente hostiles contra la Iglesia y sus instituciones, además de profundamente desconocedores de su realidad. De ahí que te estés formando un juicio que en mi opinión no se corresponde con la realidad, aunque sí con ese populismo tan de moda hoy que suele juzgar el todo por la parte sin mayor consideración. Mi postura no se basa en una justificación insensata de la fe, como denunciabas anterirmente, sino  consciente y documentada acerca del contexto y realidad de lo que defiendo.

Como ya ha comentado Vanu, este Papa no es el primero, ni de lejos, en pedir perdón por los hechos del pasado, siendo Juan Pablo II el iniciador de esta tendencia, que continuó con Benedicto XVI. Francisco, como sucesor de los anteriores, no puede reprobarlos sino continuar con la obra de sus antecesores pues en eso se basa la continuidad de la Iglesia y su obligación como Papa.

Pero además de esto, quiero traer al tema el discurso completo del Papa Francisco en Bolivia ya que, no solo pidió perdón por las ofensas de la Iglesia sino también por los crímenes que pudieran haber cometido los pueblos conquistadores contra las poblaciones nativas. Y esto es muy importante porque, en aquella época, Iglesia y estado no estaban diferenciados de la manera que hoy lo están. Así que, cuando pidió ese perdón, también lo estaba haciendo en nombre de los españoles de entonces como nación católica que era. Por tanto no creo que eso sea ofrecer una víctima propiciatoria para la reconciliación, a costa de España, ya que él mismo se pone a la cabeza de ese perdón que nos comprende a todos, y por tanto él mismo se ofrece como víctima propiciatoria como es deber de cualquier cristiano. Otra cosa es que el orgullo le impida a otros hacerse partícipes de esa disculpa, pero eso no es católico y ni siquiera cristiano, y por tanto debería quedar al margen de este debate.

Pero es que no queda ahí la cosa, si uno lee el discurso completo, se da cuenta de que, además de la petición de perdón y  la justificación posterior, diciendo que donde abundó el pecado sobreabundó la gracia, Francisco hace un elogio expreso de la obra de la Hispanidad e incluso invita a que todos los pueblos de Latinoamérica recuperen aquel ideal de unidad que tenía lo que él denomina "el sueño de la Patria Grande". Y lo hace en un contexto de dura crítica a la situación actual de hispanoámerica, y del mundo en general. Vamos, que ni de lejos Francisco puede ser considerado antihispanico, antiespañol, ni anti nada sino todo lo contrario. Eso son infundios de quienes tuercen las cosas y pretenden su cabeza, como antes pretendían la de otros pues, quebrantar la unidad de la Iglesia siempre fue la pieza más codiciada por sus enemigos: globalismo capitalista e internacionalismo socialista, frente a universalismo católico.

Te dejo el discurso y te marco en negritas lo que me parece de interés para contextualizar la cosa:

 

Español, ¿cree que cuando menciona "la Patria Grande" se refiere a la Hispanidad o al resultado de la América hispana "independiente" de España?. Cuando menciona "neocolonialismo" ¿no está certificando que los virreinatos fueran precisamente colonias?. Cuando habla de los "pueblos" que lucharon por su independencia... ¿a qué pueblos se refiere y contra quién luchaban para obtenerla?.

El sueño de Bolívar y los bolivarianos llevado a su máxima expresión. Del primero al mencionar la Patria Grande, que no es la Madre Patria. De los segundos admitiendo implícitamente toda esa ideología modernista del buen salvaje, del feroz y codicioso conquistador español y del sufrimiento sin par de esos pueblos a manos de nuestros antepasados.

Ví el discurso en directo y se me pudieron escapar muchos detalles pero no se me escapa "el escenario" ni la encerrona victimista de sus patrocinadores buscando en el Papa un espaldarazo a su ideología claramente antiespañola.

No es lo mismo pedir perdón de una manera ceremonial en la que los elementos escénicos sutiles y no tanto no se adosen como lapas al reconocimiento de los errores. Si uno pide perdón desde el Trono de San Pedro, es virtud reconocible pues es Roma y desde Roma quien lo hace y no como se hizo en la cuna de las reivindicaciones indigenistas y paganas a las que se tuvo que acomodar.

Al añadir "sobreabundó la gracia," la mente, al menos la mía, me lleva a la Gracia de Dios interpretada por los hombres de Dios, que no por los hombre del rey. Uno puede procurar recoger de ese discurso las migajas que considere nutritivas al respecto de España y para eso deberá esforzarse en leer entre líneas, llegando a la disyuntiva de no saber si la conclusión a la que llegue es fruto de la letra o de su mejor intención en interpretarla.

En el aspecto doctrinal nunca le he cuestionado pues no es menor mi ignorancia que la confianza que tengo puesta en la Iglesia. Lo que aquí defiendo es una "sensación", un regusto arenoso de cuanto el Papa Francisco ha dicho o dejado de decir sobre nuestra patria. Hay silencios y sesgos más explícitos que las palabras más vehementes.

Contestando a Vanu Gómez al respecto de que el España ha pedido perdón a los judíos comprometiéndose a ofrecerles la nacionalidad española, cosa que niega, según su comentario, a los españoles olvidados de Puerto Rico, decir que España, la España que amo, no es un gobierno o un monarca en particular y que los transciende a todos. Sus defectos no me resultan el oportuno contraste sobre el que otras acciones haya de parecerme virtuosas.

Pongo mi cuenta a disposición del moderador si entiende que mi opinión puede causar perjuicio a este foro. Aunque no pueda participar, tengan claro que les seguiré leyendo.

Saludos.

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hace 2 horas, BGA dijo:

Español, ¿cree que cuando menciona "la Patria Grande" se refiere a la Hispanidad o al resultado de la América hispana "independiente" de España?. Cuando menciona "neocolonialismo" ¿no está certificando que los virreinatos fueran precisamente colonias?. Cuando habla de los "pueblos" que lucharon por su independencia... ¿a qué pueblos se refiere y contra quién luchaban para obtenerla?.

El sueño de Bolívar y los bolivarianos llevado a su máxima expresión. Del primero al mencionar la Patria Grande, que no es la Madre Patria. De los segundos admitiendo implícitamente toda esa ideología modernista del buen salvaje, del feroz y codicioso conquistador español y del sufrimiento sin par de esos pueblos a manos de nuestros antepasados.

Ví el discurso en directo y se me pudieron escapar muchos detalles pero no se me escapa "el escenario" ni la encerrona victimista de sus patrocinadores buscando en el Papa un espaldarazo a su ideología claramente antiespañola.

No es lo mismo pedir perdón de una manera ceremonial en la que los elementos escénicos sutiles y no tanto no se adosen como lapas al reconocimiento de los errores. Si uno pide perdón desde el Trono de San Pedro, es virtud reconocible pues es Roma y desde Roma quien lo hace y no como se hizo en la cuna de las reivindicaciones indigenistas y paganas a las que se tuvo que acomodar.

Al añadir "sobreabundó la gracia," la mente, al menos la mía, me lleva a la Gracia de Dios interpretada por los hombres de Dios, que no por los hombre del rey. Uno puede procurar recoger de ese discurso las migajas que considere nutritivas al respecto de España y para eso deberá esforzarse en leer entre líneas, llegando a la disyuntiva de no saber si la conclusión a la que llegue es fruto de la letra o de su mejor intención en interpretarla.

En el aspecto doctrinal nunca le he cuestionado pues no es menor mi ignorancia que la confianza que tengo puesta en la Iglesia. Lo que aquí defiendo es una "sensación", un regusto arenoso de cuanto el Papa Francisco ha dicho o dejado de decir sobre nuestra patria. Hay silencios y sesgos más explícitos que las palabras más vehementes.

Contestando a Vanu Gómez al respecto de que el España ha pedido perdón a los judíos comprometiéndose a ofrecerles la nacionalidad española, cosa que niega, según su comentario, a los españoles olvidados de Puerto Rico, decir que España, la España que amo, no es un gobierno o un monarca en particular y que los transciende a todos. Sus defectos no me resultan el oportuno contraste sobre el que otras acciones haya de parecerme virtuosas.

Pongo mi cuenta a disposición del moderador si entiende que mi opinión puede causar perjuicio a este foro. Aunque no pueda participar, tengan claro que les seguiré leyendo.

Saludos.

 

Cómo va a perjudicar tu opinión al foro, BGA. Son divergencias de opinión en un tema concreto y ya está. Tampoco vamos a hacer un drama de ello. Sabes que eres admirado aquí como el que más.

Yo vuelvo a lamentar mi torpeza. 

E independientemente del caso concreto reconozco que regularmente saco un lado muy puñetero e irreverente en BBJ que no es ni correcto en sí mismo ni positivo tampoco para este foro. Trato de dominarme.

Venga, que la voluntad de concordia sigue intacta aquí.

Un saludo cordial y un abrazo, amigo.

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hace 4 horas, BGA dijo:

Español, ¿cree que cuando menciona "la Patria Grande" se refiere a la Hispanidad o al resultado de la América hispana "independiente" de España?. Cuando menciona "neocolonialismo" ¿no está certificando que los virreinatos fueran precisamente colonias?. Cuando habla de los "pueblos" que lucharon por su independencia... ¿a qué pueblos se refiere y contra quién luchaban para obtenerla?.

El sueño de Bolívar y los bolivarianos llevado a su máxima expresión. Del primero al mencionar la Patria Grande, que no es la Madre Patria. De los segundos admitiendo implícitamente toda esa ideología modernista del buen salvaje, del feroz y codicioso conquistador español y del sufrimiento sin par de esos pueblos a manos de nuestros antepasados.

Ví el discurso en directo y se me pudieron escapar muchos detalles pero no se me escapa "el escenario" ni la encerrona victimista de sus patrocinadores buscando en el Papa un espaldarazo a su ideología claramente antiespañola.

No es lo mismo pedir perdón de una manera ceremonial en la que los elementos escénicos sutiles y no tanto no se adosen como lapas al reconocimiento de los errores. Si uno pide perdón desde el Trono de San Pedro, es virtud reconocible pues es Roma y desde Roma quien lo hace y no como se hizo en la cuna de las reivindicaciones indigenistas y paganas a las que se tuvo que acomodar.

Al añadir "sobreabundó la gracia," la mente, al menos la mía, me lleva a la Gracia de Dios interpretada por los hombres de Dios, que no por los hombre del rey. Uno puede procurar recoger de ese discurso las migajas que considere nutritivas al respecto de España y para eso deberá esforzarse en leer entre líneas, llegando a la disyuntiva de no saber si la conclusión a la que llegue es fruto de la letra o de su mejor intención en interpretarla.

En el aspecto doctrinal nunca le he cuestionado pues no es menor mi ignorancia que la confianza que tengo puesta en la Iglesia. Lo que aquí defiendo es una "sensación", un regusto arenoso de cuanto el Papa Francisco ha dicho o dejado de decir sobre nuestra patria. Hay silencios y sesgos más explícitos que las palabras más vehementes.

Contestando a Vanu Gómez al respecto de que el España ha pedido perdón a los judíos comprometiéndose a ofrecerles la nacionalidad española, cosa que niega, según su comentario, a los españoles olvidados de Puerto Rico, decir que España, la España que amo, no es un gobierno o un monarca en particular y que los transciende a todos. Sus defectos no me resultan el oportuno contraste sobre el que otras acciones haya de parecerme virtuosas.

Pongo mi cuenta a disposición del moderador si entiende que mi opinión puede causar perjuicio a este foro. Aunque no pueda participar, tengan claro que les seguiré leyendo.

Saludos. 

 

Ya que prefiere pasar del tuteo, que es signo de confianza, al voseo, que lo es de respeto, pero también de distancia, permítame que con todo respeto le responda en la misma forma y en términos generales, a su réplica.

Me ciño a lo que dice el Santo Padre. No pretendo universalizar mi interpretación personal de los sesgos y silencios que pueda encontrar en su discurso, ni mucho menos mi simpatía o antipatía hacia el personaje, que es algo meramente subjetivo y personal de cada uno. Y de lo que habla Su Santidad, en términos generales, es de unidad, justicia, misericordia y acercamiento entre los diferentes pueblos, como corresponde a un líder de la Iglesia. En el contexto de una nación independiente y fuertemente ideologizada por los discursos marxistas e indigenistas, por lo que es inevitable, para él o para cualquiera que vaya allí con la misma misión, tender puentes entre los conceptos que maneja dicha ideología y los que se quiere transmitir, si lo que se busca es propiciar el entendimiento de los mismos.

Según Usted, si san Juan Pablo II pide perdón en Roma es un gesto virtuoso que honra a la Iglesia, pero si lo hace S.S. Francisco ante una asamblea popular de bolivianos, se trata de un gesto despreciable, y además contra España, así, con un par y sin capote. Perdóneme, pero no lo veo así. Si la validez de lo que diga un Papa, debe basarse en el hecho de depender del lugar donde lo diga y del público hacia el que se dirija, mejor sería que ninguno saliera de Roma ni hablase con nadie excepto con su confesor, así se evitaría que nadie pudiese poner luego en duda la legitimidad de sus actos. Permítame decirle que yo no comparto esa interpretación que Ud hace acerca de la validez del ejercicio del ministerio petrino, y no me parece siquiera que pueda justificarse doctrinalmente. Insisto en señalar que se trata de opiniones subjetivas elevadas a rango de categoría, que a la postre pueden ser dañinas para la fe, pues se priva a quien las hace suyas de saborear la gracia santificante que se deriva de la labor pastoral de cualquier pontífice. Además de afectar al sentido de unidad que debe tener la Iglesia.

Si Usted desea interpretar, que con esa forma de hablar, S.S. Francisco está denostando la obra de España y dañando la fe de sus fieles, es muy libre de hacerlo. Pero se tratará de su interpretación personal, no de lo que en realidad haya dicho o supuestamente dejado de decir el Papa Francisco y por tanto, eso no puede argumentarse para estructurar una denuncia pública contra su pontificado, como la que se está ejerciendo en este hilo. Mejor lo podríamos haber tratado en privado y todo hubiera quedado en un diálogo más amable entre amigos, pero ya que estamos aquí insisto, díganme en que aspectos morales o doctrinales está faltando el Santo Padre, o dónde está ejerciendo un ataque explícito contra una nación católica como es España, más allá de interpretaciones subjetivas, y con gusto lo debatimos.

Ignoro si alguno de ustedes es persona de misa habitual, y en caso de que así sea, si tienen costumbre de acercarse a la Eucaristía. De cualquier modo, y ante quien puede leer este tema y por tanto estar interesado, añado que es doctrina de la Iglesia lo siguiente:

«toda celebración de la Eucaristía se realiza en unión no sólo con el propio Obispo sino también con el Papa, con el orden episcopal, con todo el clero y con el pueblo entero. Toda válida celebración de la Eucaristía expresa esta comunión universal con Pedro y con la Iglesia entera, o la reclama objetivamente», como en el caso de las Iglesias que no están en plena comunión con la Sede Apostólica. (Congregación para la doctrina de la fe - 'El primado del sucesor de Pedro en el misterio de la Iglesia', Nº 11)

Quiere esto decir sencillamente, que no se puede estar en comunión con la Iglesia si no se está también con el Papa, los obispos, el clero o algunos de sus fieles, por muy poco simpático o incluso desagradable que nos caiga alguno de ellos.

Finalmente, y más allá del tono agrio que sin duda ha adquirido este debate, no veo por otra parte el motivo por el que ninguno de nosotros debiera dejar de participar en foro. Quizás y antes de hacerlas públicas, podríamos moderarnos todos un poco y considerar el contexto y lugar donde estamos compartiendo nuestras opiniones. Sin duda ayudaría a que estos temas no fuesen tan agrios, pero creo que todos somos lo suficientemente adultos y maduros como para saber estar y aceptar la crítica, aunque a veces sea desde posiciones tan dispares.

Por último les dejo igualmente un fragmento del mismo documento que he citado anteriormente, que versa sobre el ejercicio del Papa y que pienso puede servir, tanto para entender mejor su ministerio como para abordar la crítica.

Saludos a Usted también y gracias por su franqueza.

Congregación para la doctrina de la fe - 'El primado del sucesor de Pedro en el misterio de la Iglesia:

Cita

 

12. «La Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa». También por esto, la naturaleza inmutable del Primado del Sucesor de Pedro se ha expresado históricamente a través de modalidades de ejercicio adecuadas a las circunstancias de una Iglesia que peregrina en este mundo cambiante.

Los contenidos concretos de su ejercicio caracterizan al ministerio petrino en la medida en que expresan fielmente la aplicación a las circunstancias de lugar y de tiempo de las exigencias de la finalidad última que les es propia (la unidad de la Iglesia). La mayor o menor extensión de esos contenidos concretos dependerá en cada época histórica de la necessitas Ecclesiae. El Espíritu Santo ayuda a la Iglesia a conocer esta necessitas y el Romano Pontífice, al escuchar la voz del Espíritu en las Iglesias, busca la respuesta y la ofrece cuando y como lo considera oportuno.

(...)

13. En cualquier caso, es fundamental afirmar que el discernimiento sobre la congruencia entre la naturaleza del ministerio petrino y las modalidades eventuales de su ejercicio es un discernimiento que ha de realizarse in Ecclesia, o sea, bajo la asistencia del Espíritu Santo y en diálogo fraterno del Romano Pontífice con los demás Obispos, según las exigencias concretas de la Iglesia. Pero, al mismo tiempo, es evidente que sólo el Papa (o el Papa con el Concilio ecuménico) tiene, como Sucesor de Pedro, la autoridad y la competencia para decir la última palabra sobre las modalidades de ejercicio de su propio ministerio pastoral en la Iglesia universal.

 

 

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Soy muy nacionalista. Casi todos los temas los miro desde la óptica española, lo que a veces me lleva a bordear la heterodoxia. Creo que la Iglesia históricamente no se ha portado del todo bien con España mientras que, por ejemplo, a Francia la ha colmado de atenciones.

Desde esa óptica patriótica, no he observado nada en el Papa Francisco que me indique una animadversión contra España. Hay algunas afirmaciones que no me han gustado , pero son afirmaciones similares a las que han hecho los dos papas anteriores e incluso yo diría que más benignas. Por otra parte, no veo que Francisco I haya hecho nada por lo que los católicos debamos dejarlo de considerarlo nuestro Papa. Y es justamente lo mismo que dice la tradicionalista Hermandad Sacerdotal de San Pío X.

Como digo, no aprecio irreligiosidad ni animadversión contra España en el Papa. Por el contrario, sí observo irreligiosidad y animadversión contra España en los poderes que están promoviendo la campaña anti-Francisco. Porque llevo observando esta sorprendente campaña desde el principio y sé quiénes están manejando los hilos. Sé quiénes empezaron la campaña en España y sé a qué poderes internacionales obedecen. Son los enemigos de España los que están promoviendo esta campaña, aunque hayan conseguido convencer a muchos católicos españoles.

Como católicos, es claro que debemos defender al Papa de las agresiones injustificadas. Va en ello la salud de la Iglesia. Pero, además, como españoles, creo que nuestro mayor interés es defender a este Papa, que es el más cercano a los intereses de España de los últimos cien años. Simplemente por el hecho de ser español-hispano y jesuita, es un Papa más cercano a nosotros y su acciones hasta ahora no han desmerecido este hecho, pese a la propaganda que circula por internet en sentido contrario. Yo creo que mucha gente sencillamente desconoce las intrigas vaticanas contra España de pontificados anteriores, incluso mucho antes del Concilio. En el tema catalán, Francisco ha sido mucho más cercano que los papas anteriores, pese a que, en mi opinión, debería hacer más.

Todo lo relativo a este Papa está muy intoxicado por una sucia campaña de agitación que se vale de internet. Para todos estos temas, os recomiendo desconectar de internet y acudir a las hemerotecas y a los libros, por ejemplo, para conocer lo mal que se portaron algunos papas con el problema catalán en los años 20 y 30 del pasado siglo, pese a lo cual ningún patriota español renegó de los papas de aquel entonces. Insisto, la única opción posible para un nacionalista español es apoyar a este Papa y defenderlo de la campaña que le han montado nuestros enemigos. Por una vez, tomemos nota de cómo los polacos defienden a su Wojtyla o los germanos a su Ratzinger.

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Yo también reconozco mi lado puñetero, y pido disculpas. No escribo aquí para indignar a nadie, simplemente escribo en "incontinencia". Lo bueno es que también me pasa cuando escribo algo de valor.

Las opiniones aquí vertidas son correctísimas, no tengo ningún problema como digo con los ingenieros que se encargan de la "estructura del chasis", al revés los aplaudo. 

Considerad que no me corto, he criticado a mis maestros Gustavo Bueno, a Elvira Roca, pero es que también al Rey le podemos criticar por su discurso feminista de las últimas Navidades, y qué no decir de nuestros Presidentes y cabezas de partidos políticos, por lo que naturalmente lo extiendo al que no veo en "tracto hispanizante", y al Papa y si hubiera, Emperador, también, claro que según mi concepción, voy por libre, eso desde luego. Claro que entiendo la necesidad de mover las críticas a otro lado, habiendo problemones por mil sitios.

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He dicho que no tenía mucho que decir, pero estoy bastante de acuerdo con el último mensaje de Hispanorromano. Globalmente es lo que pienso yo, más allá de que discrepe con algunas opiniones de carácter político o histórico que ha sostenido el Papa, las cuales son desde luego siempre debatibles.

Creo que lo habéis comentado alguna vez, pero existe un problema con la sobre-exposición pública de los Papas modernos. Eso lo que hace al final es mundanizar el Papado y con ello, la Iglesia, pues lo primero es la cabeza visible de lo segundo. Por otro lado, Francisco I tiene ciertos dejes y salidas demasiado informales que a mí me hacen poca gracia en alguien como el Papa de Roma. Aunque eso va al gusto de cada uno, imagino. Creo que sobre todo esto cabe la reflexión.

Por otro lado, también estoy algo de acuerdo con BGA, porque a mí la afirmación de carácter histórico que hizo el Papa en Bolivia tampoco me gusta. Afirmó que "se han cometido grandes pecados en el nombre de Dios en América", pero no que "la Iglesia" los cometiera, por lo que necesariamente uno se queda con la duda de si ahí está cargando las culpas a los Conquistadores y, por lo tanto, en sentido último, a España. A continuación, dice que la Iglesia tuvo la gran virtud de llevar la Cruz a América, lo cual es cierto, pero la Cruz no hubiera llegado sin la Espada, y a toro pasado siempre hay una tendencia universal a endosar todas las atrocidades a los guerreros de la vanguardia y ninguna a los que vinieron detrás. Para mí los Conquistadores son parte esencial de la Hispanidad y lo justo es defenderlos.

Creo que las declaraciones que hizo el Papa en aquella ocasión (junto con otras de alabanza a los "movimientos indígenas", que tampoco suscribo) podrían haber estado condicionadas por el hecho de encontrarse Francisco I en Bolivia, con un clima indigenista-marxista que le imponía, por diplomacia, abstenerse de ensalzar el papel de España como Nación evangelizadora. Esto último no es más que una opinión personal mía.

Espero que no se interprete todo mi mensaje como un ataque al Papa. Generalmente defiendo sus posicionamientos en temas morales como el aborto, el homosexualismo, la usura, etc, porque son los de la Iglesia. También creo que, de un modo u otro, se trata un Papa hispanista, a pesar de tener una sensibilidad muy característica que no coincide demasiado con la mía. En cualquier caso, los juicios histórico-políticos siempre son debatibles los haga quien los haga. De ahí que reclame una mayor reclusión de la figura del Papa, lo cual -si no voy errado- era la práctica común en la Iglesia antes de la época de los medios de masas.

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Estuve 5 años interno en un colegio de "curas". Salir de allí me superó en muchos aspectos para los cuales no estaba preparado, pues si era mucha mi devoción, el mundo y muchas personas muy queridas quisieron, cooperación mía mediante, enmendar esos sesgos tan antipáticos de sacristía. Conocí de inmediato "otros" pensamientos con los que no estuve ni entonces ni después de acuerdo. Era, por decirlo de algún modo, un hijo sin padre rodeado de tantos hermanos dispuestos a llevarme por el camino "correcto".

Así pasé buena parte de mi vida, tratando de ser un hombre de mundo y olvidando a marchas forzadas aquellos pasajes de mi vida que a sus ojos a mi mismo me empezaron a parecer ridículos.

Bsuqué "otros refugios," otros brazos que sostuvieran este espíritu tan perdido como inquieto y aquello, gracias a Dios, no me vino mal después de todo, pues buscando "más" me encontré que las ofertas disponibles cada vez me sabían a menos, no porque fueran malas o me sentaran mal, sino porque algo en mi agonizaba y no quería otra vez, hacer oídos sordos a una realidad que al fín sentía encarrilada.

Mi "conversión" es muy reciente y coincide casualmente con los últimos momentos de Benedicto y el inicio del papado de Francisco.

En aquel tiempo tan cercano, la imagen que tenía del Papa apenas superaba la que tuviera el más ignorante de los ignorantes que no luchara contra la Iglesia. Ni fu ni fa. No se ofendan.

Luego asistí incrédulo al ataque a su persona y en general a todo el catolicsmo. No tenía por menos que procurar defender a ambos en la seguridad de que nada de lo que llegué a conocer se le acercaba lo más mínimo y pese a mi manifiesta ignorancia hice no pocas veces de abogado en entorno hostiles que casi nunca acabaron bien.

Quiero decir con ésto que carezco de referencias "papales" que me condicionen al punto de echar a otros de menos. "Progre" como fuí, y reconozco que ha de costarme tanto aculturizarme como en su día me costara el camino inverso,  este Papa me cayó muy bien pues sentía como si desatascara ciertos asuntos que en mi fuero interno, según iba profundizando en estos temas, me tenían un tanto confundido. Es decir, la imagen que tengo de Francisco no es ni la peor ni la menos observada. Nada tengo que decir en su contra a pesar de tanto como han dicho muchos cuyas palabras me fueron introductorias en este nuevo mundo que para mi es la Iglesia y el mismísimo Cristo.

Lo comento para que Español entienda que todo parecido existente entre mis comentarios al respecto de lo que nos ocupa, nada tienen que ver con adscripciones a ninguna corriente dentro o aparentemente dentro de la Iglesia. De hecho no comparto su estilo, pues ignorante como soy en estos temas, no puedo apelar a mayor instancia interna que la presencia o no de la caridad y de la serenidad, cosa que no se da en esos foros de católicos cabreadísimos...

Pero en este asunto, su locuacidad, incluso la osadía de suscitar "jaleo" como aquel transgresor que aspira a movilizar las conciencias, cosa por cierto que aplaudo cuando su mensaje es estrictamente religioso o social sin caer en sesgos antropológicos e históricos, creo que se ha equivocado y en ningún momento he llegado a afirmar que fuera esa su intención. No estoy en su mente y quiero confiar en que sus acciones acaben presentando en el tiempo el transfondo verdadero que ahora muchos discuten y que yo discuto también por primera vez en público.

Si tengo que elegir entre Dios y la Patria, lo siento por la Patria. Pero si tengo que elegir entre la Patria y un Papa concreto, lo siento por el Papa. No puedo evitar ver en su persona a un ser humano cuyos amores pueden no ser los míos en este sentido. Y puesto que de amor se trata, un amor incondicional y que no espera nada, un hombre bueno sabrá comprenderme, incluso si estuviera en el error de amar algo en lo que veo la mirada bondadosa de Dios.

No me mueve la fama ni el prestigio de mi país pues estoy seguro de que solo necesita de la justicia para comprenderlo y de la esperanza para amarlo. Desde ahí, que sea lo que Dios quiera. Habré visto con mis ojos un gran prodigio y para mí será, en este aspecto, más que suficiente.

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hace 15 horas, Hispanorromano dijo:

Soy muy nacionalista. Casi todos los temas los miro desde la óptica española, lo que a veces me lleva a bordear la heterodoxia. Creo que la Iglesia históricamente no se ha portado del todo bien con España mientras que, por ejemplo, a Francia la ha colmado de atenciones.

Desde esa óptica patriótica, no he observado nada en el Papa Francisco que me indique una animadversión contra España. Hay algunas afirmaciones que no me han gustado , pero son afirmaciones similares a las que han hecho los dos papas anteriores e incluso yo diría que más benignas. Por otra parte, no veo que Francisco I haya hecho nada por lo que los católicos debamos dejarlo de considerarlo nuestro Papa. Y es justamente lo mismo que dice la tradicionalista Hermandad Sacerdotal de San Pío X.

Como digo, no aprecio irreligiosidad ni animadversión contra España en el Papa. Por el contrario, sí observo irreligiosidad y animadversión contra España en los poderes que están promoviendo la campaña anti-Francisco. Porque llevo observando esta sorprendente campaña desde el principio y sé quiénes están manejando los hilos. Sé quiénes empezaron la campaña en España y sé a qué poderes internacionales obedecen. Son los enemigos de España los que están promoviendo esta campaña, aunque hayan conseguido convencer a muchos católicos españoles.

Como católicos, es claro que debemos defender al Papa de las agresiones injustificadas. Va en ello la salud de la Iglesia. Pero, además, como españoles, creo que nuestro mayor interés es defender a este Papa, que es el más cercano a los intereses de España de los últimos cien años. Simplemente por el hecho de ser español-hispano y jesuita, es un Papa más cercano a nosotros y su acciones hasta ahora no han desmerecido este hecho, pese a la propaganda que circula por internet en sentido contrario. Yo creo que mucha gente sencillamente desconoce las intrigas vaticanas contra España de pontificados anteriores, incluso mucho antes del Concilio. En el tema catalán, Francisco ha sido mucho más cercano que los papas anteriores, pese a que, en mi opinión, debería hacer más.

Todo lo relativo a este Papa está muy intoxicado por una sucia campaña de agitación que se vale de internet. Para todos estos temas, os recomiendo desconectar de internet y acudir a las hemerotecas y a los libros, por ejemplo, para conocer lo mal que se portaron algunos papas con el problema catalán en los años 20 y 30 del pasado siglo, pese a lo cual ningún patriota español renegó de los papas de aquel entonces. Insisto, la única opción posible para un nacionalista español es apoyar a este Papa y defenderlo de la campaña que le han montado nuestros enemigos. Por una vez, tomemos nota de cómo los polacos defienden a su Wojtyla o los germanos a su Ratzinger.

Ese "cariño especial", que quizás la Iglesia haya tenido siempre por Francia y también por Italia, yo pienso que tiene bastante de "autocariño", en la medida que los franceses siempre han cultivado aquel "cesaropapismo" que denunciaba Gerión, y los italianos han estado siempre en el centro de convergencia de la Iglesia Universal, y por tanto ambas naciones siempre han estado muy cercanas al núcleo del poder clerical. Es decir, lo de Francia puede que tenga mucho que ver con el propio "chauvinismo" francés que, al estar muy presente en Roma, ha logrado que sus asuntos se vieran siempre desde allí con cierta perspectiva francesa de las cosas. Y lo de Italia idem de lo mismo por ser el centro de poder y heredera directa de la antigua Roma.

Aunque a veces pueda parecer que resulto excesivamente fundamentalista en materia religiosa, esto solo ocurre en la medida que trato de defender la fe católica y la unidad de la Iglesia, que para mí son fundamentales para todo lo demás. Pero eso no me impide ser consciente también de los problemas y defectos internos que tiene la propia Iglesia, entre los cuales destaca sobre todo el carrerismo político clerical, en el que franceses e italianos son expertos maestros, y el autorreferencialismo político terrenal que se da también mucho en esas esferas. Y precisamente esto es uno de los motivos por los que, independientemente de que no me guste el populismo como forma de hacer las cosas, y este Papa lo emplee mucho en su ministerio, a pesar de eso como digo, me gusta su labor ya que siempre ha denunciado contundentemente tanto el carrerismo eclesial, como la autorreferencialidad de la Iglesia, como también la necesidad imperante de salir de nosotros mismos -causa de todo lo anterior- y acudir a las periferias humanas que es dónde se libra la verdadera batalla espiritual del hombre.

Dios no puede quedar recluido como prisionero en un sagrario, y la Iglesia no puede quedarse absorta de sí misma admirando las grandes obras de su historia. Dios sigue vivo y la vida continua, y sufre en esas periferias existenciales que denuncia el Papa Francisco, donde se le necesita más que nunca. Es por Dios que todo ocurre y es a él a quién debemos dar gracias y abrir las puertas del mundo y de nuestro corazón, para que la gracia perdida alcance y abunde hasta en el último rincón de la tierra. Ese es el espíritu misionero que movió a aquellos españoles que llegaron América y transformaron, con la Gracia de Dios, un continente salvaje en una de las maravillas más hermosas y prósperas de la tierra. Lo demás, los abusos y lamentos de las conquistas militares, las autorreferencialidades y leyendas negras... son como agua estancada que tarde o temprano se pudre o se evapora pero que, en cualquiera de los casos son incapaces de mover el molino de la historia. Cuanto antes las venzamos y superemos, antes mejorará este mundo y se hará visible la gloria de Dios que mora en el corazón humano y hace hermosos la patria, el bien y la justicia.

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hace 14 horas, Vanu Gómez dijo:

Amigos, vamos y distendernos un poco. Estamos en el mismo barco.

Buena metáfora. Es cierto, viajamos en el mismo barco, pero ocurre que a veces no es lo mismo el viaje que hace el capitán de barco, que el que hacen sus subalternos, la tripulación de cubierta, o incluso los que andan bregando en la sala de máquinas. Por eso en ocasiones se producen motines que pueden llevar al naufragio hasta los mejores navíos, y para que no ocurran es tan importante mantener la unidad y la fidelidad hacia el comandante. Por ello a veces me pongo un poco intransigente cuando veo que ese espíritu de lealtad se ve en peligro, aunque no sea más que uno de los que andan de aquí para allá haciendo tareas de mantenimiento. Porque sé que, para que todos lleguemos bien a puerto, debemos mantener la unidad y respetar las normas de comandancia y la autoridad del propio comandante, aunque como marineros a veces no las comprendamos.

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hace 15 horas, Gerión dijo:

Yo también reconozco mi lado puñetero, y pido disculpas. No escribo aquí para indignar a nadie, simplemente escribo en "incontinencia". Lo bueno es que también me pasa cuando escribo algo de valor.

Las opiniones aquí vertidas son correctísimas, no tengo ningún problema como digo con los ingenieros que se encargan de la "estructura del chasis", al revés los aplaudo. 

Considerad que no me corto, he criticado a mis maestros Gustavo Bueno, a Elvira Roca, pero es que también al Rey le podemos criticar por su discurso feminista de las últimas Navidades, y qué no decir de nuestros Presidentes y cabezas de partidos políticos, por lo que naturalmente lo extiendo al que no veo en "tracto hispanizante", y al Papa y si hubiera, Emperador, también, claro que según mi concepción, voy por libre, eso desde luego. Claro que entiendo la necesidad de mover las críticas a otro lado, habiendo problemones por mil sitios.

No soy ingeniero y por tanto me veo incapaz de diseñar el chasis o el motor de un vehículo, ni siquiera la carrocería. Pero me gusta la mecánica y el mantenimiento, y por eso sé que no existen diseños perfectos que no lo necesiten. Si me aceptas un consejo de mantenimiento, después de un año de convivencia en el foro, estoy convencido de que, si trataras de dominar tu incontinencia, tu excelencia en las ideas se multiplicaría exponencialmente en la medida que lo lograses. Un motor sin fugas, tiene muchísimo mejor rendimiento que otro donde la presión se pierda en el circuito, restándole fuerza al par motor y necesitando de reparaciones.

De cualquier forma y como también me he dejado llevar un poco por la discusión, si en el debate yo he dicho algo que te haya podido ofender, te pido disculpas. Desde luego no es esa mi intención.

hace 14 horas, elprotegido dijo:

He dicho que no tenía mucho que decir, pero estoy bastante de acuerdo con el último mensaje de Hispanorromano. Globalmente es lo que pienso yo, más allá de que discrepe con algunas opiniones de carácter político o histórico que ha sostenido el Papa, las cuales son desde luego siempre debatibles.

Creo que lo habéis comentado alguna vez, pero existe un problema con la sobre-exposición pública de los Papas modernos. Eso lo que hace al final es mundanizar el Papado y con ello, la Iglesia, pues lo primero es la cabeza visible de lo segundo. Por otro lado, Francisco I tiene ciertos dejes y salidas demasiado informales que a mí me hacen poca gracia en alguien como el Papa de Roma. Aunque eso va al gusto de cada uno, imagino. Creo que sobre todo esto cabe la reflexión.

Por otro lado, también estoy algo de acuerdo con BGA, porque a mí la afirmación de carácter histórico que hizo el Papa en Bolivia tampoco me gusta. Afirmó que "se han cometido grandes pecados en el nombre de Dios en América", pero no que "la Iglesia" los cometiera, por lo que necesariamente uno se queda con la duda de si ahí está cargando las culpas a los Conquistadores y, por lo tanto, en sentido último, a España. A continuación, dice que la Iglesia tuvo la gran virtud de llevar la Cruz a América, lo cual es cierto, pero la Cruz no hubiera llegado sin la Espada, y a toro pasado siempre hay una tendencia universal a endosar todas las atrocidades a los guerreros de la vanguardia y ninguna a los que vinieron detrás. Para mí los Conquistadores son parte esencial de la Hispanidad y lo justo es defenderlos.

Creo que las declaraciones que hizo el Papa en aquella ocasión (junto con otras de alabanza a los "movimientos indígenas", que tampoco suscribo) podrían haber estado condicionadas por el hecho de encontrarse Francisco I en Bolivia, con un clima indigenista-marxista que le imponía, por diplomacia, abstenerse de ensalzar el papel de España como Nación evangelizadora. Esto último no es más que una opinión personal mía.

Espero que no se interprete todo mi mensaje como un ataque al Papa. Generalmente defiendo sus posicionamientos en temas morales como el aborto, el homosexualismo, la usura, etc, porque son los de la Iglesia. También creo que, de un modo u otro, se trata un Papa hispanista, a pesar de tener una sensibilidad muy característica que no coincide demasiado con la mía. En cualquier caso, los juicios histórico-políticos siempre son debatibles los haga quien los haga. De ahí que reclame una mayor reclusión de la figura del Papa, lo cual -si no voy errado- era la práctica común en la Iglesia antes de la época de los medios de masas.

Permíteme decir que me parece que tu mensaje es la forma más excelente de hacer una crítica, y aunque en algunas cosas pueda no estar de acuerdo con tu opinión sobre este tema, como creo que ya habrá quedado demostrado después de mis anteriores intervenciones, ójala que todas las críticas fueran en el tono correcto, amable y sincero que tú has empleado, sin cargar por ello contra la persona de nadie sino concretamente sobre los asuntos sobre los que exista una discrepancia. Así da gusto debatir cualquier idea y creo que es la mejor forma de abordar los temas y obtener resultados.

Te agradezco mucho tu ejemplo que trataré de aplicarme a mi mismo.

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hace 13 horas, BGA dijo:

Estuve 5 años interno en un colegio de "curas". Salir de allí me superó en muchos aspectos para los cuales no estaba preparado, pues si era mucha mi devoción, el mundo y muchas personas muy queridas quisieron, cooperación mía mediante, enmendar esos sesgos tan antipáticos de sacristía. Conocí de inmediato "otros" pensamientos con los que no estuve ni entonces ni después de acuerdo. Era, por decirlo de algún modo, un hijo sin padre rodeado de tantos hermanos dispuestos a llevarme por el camino "correcto".

Así pasé buena parte de mi vida, tratando de ser un hombre de mundo y olvidando a marchas forzadas aquellos pasajes de mi vida que a sus ojos a mi mismo me empezaron a parecer ridículos.

Bsuqué "otros refugios," otros brazos que sostuvieran este espíritu tan perdido como inquieto y aquello, gracias a Dios, no me vino mal después de todo, pues buscando "más" me encontré que las ofertas disponibles cada vez me sabían a menos, no porque fueran malas o me sentaran mal, sino porque algo en mi agonizaba y no quería otra vez, hacer oídos sordos a una realidad que al fín sentía encarrilada.

Mi "conversión" es muy reciente y coincide casualmente con los últimos momentos de Benedicto y el inicio del papado de Francisco.

En aquel tiempo tan cercano, la imagen que tenía del Papa apenas superaba la que tuviera el más ignorante de los ignorantes que no luchara contra la Iglesia. Ni fu ni fa. No se ofendan.

Luego asistí incrédulo al ataque a su persona y en general a todo el catolicsmo. No tenía por menos que procurar defender a ambos en la seguridad de que nada de lo que llegué a conocer se le acercaba lo más mínimo y pese a mi manifiesta ignorancia hice no pocas veces de abogado en entorno hostiles que casi nunca acabaron bien.

Quiero decir con ésto que carezco de referencias "papales" que me condicionen al punto de echar a otros de menos. "Progre" como fuí, y reconozco que ha de costarme tanto aculturizarme como en su día me costara el camino inverso,  este Papa me cayó muy bien pues sentía como si desatascara ciertos asuntos que en mi fuero interno, según iba profundizando en estos temas, me tenían un tanto confundido. Es decir, la imagen que tengo de Francisco no es ni la peor ni la menos observada. Nada tengo que decir en su contra a pesar de tanto como han dicho muchos cuyas palabras me fueron introductorias en este nuevo mundo que para mi es la Iglesia y el mismísimo Cristo.

Lo comento para que Español entienda que todo parecido existente entre mis comentarios al respecto de lo que nos ocupa, nada tienen que ver con adscripciones a ninguna corriente dentro o aparentemente dentro de la Iglesia. De hecho no comparto su estilo, pues ignorante como soy en estos temas, no puedo apelar a mayor instancia interna que la presencia o no de la caridad y de la serenidad, cosa que no se da en esos foros de católicos cabreadísimos...

Pero en este asunto, su locuacidad, incluso la osadía de suscitar "jaleo" como aquel transgresor que aspira a movilizar las conciencias, cosa por cierto que aplaudo cuando su mensaje es estrictamente religioso o social sin caer en sesgos antropológicos e históricos, creo que se ha equivocado y en ningún momento he llegado a afirmar que fuera esa su intención. No estoy en su mente y quiero confiar en que sus acciones acaben presentando en el tiempo el transfondo verdadero que ahora muchos discuten y que yo discuto también por primera vez en público.

Si tengo que elegir entre Dios y la Patria, lo siento por la Patria. Pero si tengo que elegir entre la Patria y un Papa concreto, lo siento por el Papa. No puedo evitar ver en su persona a un ser humano cuyos amores pueden no ser los míos en este sentido. Y puesto que de amor se trata, un amor incondicional y que no espera nada, un hombre bueno sabrá comprenderme, incluso si estuviera en el error de amar algo en lo que veo la mirada bondadosa de Dios.

No me mueve la fama ni el prestigio de mi país pues estoy seguro de que solo necesita de la justicia para comprenderlo y de la esperanza para amarlo. Desde ahí, que sea lo que Dios quiera. Habré visto con mis ojos un gran prodigio y para mí será, en este aspecto, más que suficiente.

Amigo BGA, permíteme que te vuelva a tutear pues considero que la cercanía, como la que tú has manifestado en tu mensaje anterior, hace más viable y hermosa la convivencia, más allá de los respetos humanos que a veces pueden llegar a ser un estorbo incómodo que nada aporta. Sobre todo si estamos entre amigos.

El camino de la conversión siempre es largo en cualquier persona, tan largo como la propia vida pues, uno nunca acaba de convertirse a Dios hasta que no lo tenga frente a frente, como será el momento de nuestra muerte, donde nos presentaremos ante él y compararemos nuestras vidas con la verdad que supone la suya. Es decir, en el juicio final de cada uno donde toda existencia se subordina al ser supremo. Y ay de aquel que piense que con él no va la cosa, pues se trata de un tránsito del que nadie estamos exentos.

¿Dónde permanecerá viva nuestra memoria, nuestro entendimiento de las cosas, nuestra voluntad expresada en cada una de nuestras obras? ¿Lo inmaterial de nosotros mismos? ¿Nuestro ser, nuestra alma? Muchos dicen que en las generaciones, otros hablan de las reencarnaciones, hay quienes afirman que después de la vida no hay nada, y los cristianos creemos en la resurrección de nuestro Señor. En todo caso ese el misterio más profundo que en realidad mueve el mundo pues, en función de lo que cada uno crea, así se comportará en su vida recreando y dando forma a la materia o creando y destruyendo la realidad pasada, presente y futura.

Y aunque la respuesta a dicho misterio pueda parecer incierta, e incluso de alguna forma dolorosa, pues ninguno de nosotros puede afirmar taxativamente cómo será ese momento de la trascendencia, el viaje hacia allí es también un camino bendito por el que todos transitamos y en el que tenemos la oportunidad de sembrar lo mejor de nosotros mismos, e igualmente disfrutar de lo que otros han sembrado. O maldito, pues todo depende de la voluntad de cada uno en su camino, para dar forma a su destino.

Así, nunca estamos libres de corrientes que nos empujan hacia aquí o hacia allá. Inercias del mundo, de la Iglesia, de las gentes e incluso de la propia naturaleza que es tan bella como indómita y salvaje en su estado primitivo, hasta el extremo. Fuerzas a menudo visibles, pero muchas otras veces invisibles a nuestros ojos, que van creando y transformando la realidad donde nos movemos a medida que avanzan, convergiendo y divergiendo.

Pero el suceso final llega tarde o temprano para todos y para cada una de las cosas. Todo tiene un comienzo y también un final, desde el polvo de las estrellas hasta el hombre que se extingue y rinde cuentas ante Dios. Ese ser supremo de donde todo procede, en el que todo se mueve y existe, y hacia el que todo se dirige. Y ahí es donde se rinden las cuentas de lo que ha sido ese proceso de purificación del polvo en estrella por su gracia.

¿Qué más da pues que el Papa haga jaleo? ¿Que hable en español, en latín o en aimara? ¿Que sea un tipo hermoso o el más feo? ¿Que le guste más el futbol o los toros? Lo importante es que lo que haga, nos ayude a todos a realizar ese camino donde se resuelve el misterio. Desde el del indígena boliviano convencido de que España es una nación de perversos conquistadores, hasta el del español incrédulo que ve al indio con desprecio, pasando por todos los demás que estamos en el intermedio.

Ese es su trabajo, esa es la labor que Dios le ha encomendado, como a nosotros nos ha encomendado guardar nuestra fe y profundizar en ese camino de su conocimiento que no es otro que el del amor hacia él, hacia el prójimo y por supuesto hacia nosotros mismos como partes de él que somos. Eso es lo que cuenta, lo fundante, lo que da sentido al camino y a la patria. Y todo lo demás, pues eso, corrientes y fuerzas de las que no podremos librarnos hasta que llegue la hora de nuestro destino.

Ojalá que nuestro camino confluya algún día en ese punto y desde allí, como quiera que sea aquello, podamos reírnos de estos momentos y dar gracias a Dios por haber estado siempre entre nosotros. Entre indios y españoles, entre creyentes e incrédulos, entre pueblos y naciones. Entre los hombres.

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Por cierto, con respecto a la acusación de peronismo, ya ha recordado Hispanorromano que en los años 40 y 50 el Gobierno de Perón pretendió una política hispánica al margen tanto de la URSS como de EEUU. Las alusiones a la Hispanidad eran constantes bajo su mando, y se prestó ayuda concreta a España -mediante el envío de trigo- durante los años de mayor hostilidad en el panorama internacional. Casi ningún otro país tendió la mano por aquel entonces a España. A todo español de bien le corresponde agradecer este hecho.

Qué duda cabe de que la Historia habría sido muy diferente de haberse impuesto esa visión del General Perón, que en cierto modo el franquismo rechazó cometiendo el gran error de aproximarse demasiado a EEUU, hasta extremos desde luego muy problemáticos como el establecimiento de bases militares extranjeras en suelo español. En este sentido, la altura de miras de Perón fue superior a la de Franco. Al Caudillo siempre le faltó el idealismo.

Por otro lado, también es cierto que hoy gran parte de lo que se conoce como "peronismo" no tiene mucho que ver con el verdadero peronismo, pero tengo confianza en que los espesos nubarrones se marcharán, la suciedad desaparecerá, y el ideal ahí encerrado resurgirá. De verdad lo deseo, porque Argentina es sin duda un país de un enorme interés y potencial.

Por todo ello, si de verdad el Papa es un "peronista" como pretenden imputarle, para mí no es eso un demérito, sino lo contrario. Desde luego me agradaría ese "quiste" en la mentalidad del Papa, y las declaraciones en Bolivia se olvidan y ya está.

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    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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