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Vanu Gómez

JM de Prada, antes molabas más...

Publicaciones recomendadas

Es verdaderamente decepcionante el camino que está llevando este hombre con el tema catalán. La desconexión entre los "neotradicionalistas" del sentido común parece que está condicionado por algún tipo de vanidad.

https://www.abc.es/opinion/abci-solucion-para-cataluna-201903040052_noticia.html

Cita

Pero la cuestión catalana no se va solucionar con la mera aplicación de leyes (ya sean previamente existentes o creadas ad hoc); pues lo que hay que conseguir es «convencer» a los catalanes independentistas, y no meramente «vencerlos»

 

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Prada critica el 155. Dice que es arbitrario y en general da a entender que el Estado español se está excediendo en la represión.

Por eso decía que la explicación que ofreció a su anterior artículo es insuficiente. Dijo que el hablaba de la nación en sentido cultural, pero ese hecho no explicaría por qué se opone al encarcelamiento de los organizadores de la revuelta separatista o por qué le parece excesivo el 155. Tampoco explicaría la comparación que hizo de Cataluña con Kosovo, ni la afirmación de que los "poderes internacionales" ya habían decidido que Cataluña no fuese independiente.

En su página oficial de Facebook se refirió a los que criticaron sus declaraciones a La Vanguardia como "alimañas" y "fachas paulovianos". Y, lo que es más preocupante, apareció por ahí un tradicionalista dando a entender que, en el fondo, Oriol Junqueras era un patriota español, y Prada pareció suscribirlo:

Prada-Oriol-Junqueras.png

Creo que algunos carlistas están incurriendo en la ideologización que suelen denunciar en otros. Parece como si, por llevar la contraria a los liberales, estuviesen cayendo en esquemas ideológicos igual de cerrados e irreales. Tal vez deberían someter el foralismo a una revisión crítica. No digo que lo abandonen, pero podrían adaptarlo a las circunstancias actuales, que no son las mismas que en el siglo XIX o en la Reconquista, que es cuando tenía sentido conceder privilegios a los territorios que se fuesen incorporando.

Una vez que media Cataluña ha mostrado su voluntad de separarse de España, no tiene mucha aplicación el esquema foralista ni cabe esperar que esos catalanes vayan a recuperar el amor a España porque se les hable de fueros o se les reconozcan sus rasgos diferenciales. Si no hay lealtad, sería suicida ahondar en el reconocimiento de las diferencias.

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hace 50 minutos, Hispanorromano dijo:

Prada critica el 155. Dice que es arbitrario y en general da a entender que el Estado español se está excediendo en la represión.

Por eso decía que la explicación que ofreció a su anterior artículo es insuficiente. Dijo que el hablaba de la nación en sentido cultural, pero ese hecho no explicaría por qué se opone al encarcelamiento de los organizadores de la revuelta separatista o por qué le parece excesivo el 155. Tampoco explicaría la comparación que hizo de Cataluña con Kosovo, ni la afirmación de que los "poderes internacionales" ya habían decidido que Cataluña no fuese independiente.

En su página oficial de Facebook se refirió a los que criticaron sus declaraciones a La Vanguardia como "alimañas" y "fachas paulovianos". Y, lo que es más preocupante, apareció por ahí un tradicionalista dando a entender que, en el fondo, Oriol Junqueras era un patriota español, y Prada pareció suscribirlo:

Prada-Oriol-Junqueras.png

Creo que algunos carlistas están incurriendo en la ideologización que suelen denunciar en otros. Parece como si, por llevar la contraria a los liberales, estuviesen cayendo en esquemas ideológicos igual de cerrados e irreales. Tal vez deberían someter el foralismo a una revisión crítica. No digo que lo abandonen, pero podrían adaptarlo a las circunstancias actuales, que no son las mismas que en el siglo XIX o en la Reconquista, que es cuando tenía sentido conceder privilegios a los territorios que se fuesen incorporando.

Una vez que media Cataluña ha mostrado su voluntad de separarse de España, no tiene mucha aplicación el esquema foralista ni cabe esperar que esos catalanes vayan a recuperar el amor a España porque se les hable de fueros o se les reconozcan sus rasgos diferenciales. Si no hay lealtad, sería suicida ahondar en el reconocimiento de las diferencias.

Yo estoy alucinando cada vez más con la desconexión de la realidad de tanta gente. Tirando del discurso de la lengua, del derecho a usar la regional... como si no supieran la situación de privilegio de esta en el sistema educativo, medios, etc. El otro día Revilla tirando de lo mismo... como si estuvieran todos alucinando y esto no fuera de una cuestión cultural reconocida y archirequetereconocida ya desde hace décadas.

Reconocimiento que ha demostrado no ser obstáculo para desatar el delirio separatista. Es algo que deja a uno verdaderamente estupefacto, la misma línea que venimos llevando hasta la fecha. La misma receta por la que cada cual que quería dárselas del más guay que el anterior llegara con una nueva vuelta de tuerca... recordemos, si no, la primera legislatura de Aznar.

Cada uno nuevo que llega acaba siendo víctima de su vanidad, de aspirante a gran estadista que inventa soluciones mágicas... siendo abusado por las hábiles alimañas del separatismo.

JM de Prada cree que con más concesiones a la emotividad y sentimentalismo conseguirá saciar nosequé orgullo pisoteado, nosequé supuesta intolerancia cultural o lingüístico.

Yo me considero afectado en mi vena regionalista por estos temas. Cada vez que en cualquier ambiente supuestamente tradicioalista toco alguna cuerda regionalista cántabra, montañesa, santanderina o como queramos decirlo... me encuentro con personajes que -al tiempo que le toleran lo intolerable a los territorios ex carlistas- se lanzan a arremeter insensibles e implacables contra cualquier señal de patriachiquismo en territorios, hasta la fecha, SIEMPRE LEALES  a España.

Os adelanto para que vayáis viendo lo que pueden desatar estas cosas... el partido de Revilla va a sacar representación en el parlamento y no dudo de que, independientemente de su españolismo, acabará rentabilizando esos votos todo lo que pueda o más mientras consiga sacar algo para la provincia. Esto, que es lamentable, está siendo alimentado peligrosamente cada vez que se manda el mensaje a los españoles de que EL EGOÍSTA insolidario es el que gana.

PD: en Cantabria se han llevado dos trenes para Cataluña a cambio de dos cafeteras, todo el mundo sabe o cree que es para contentar a la bestia a cambio del que calla pacientemente.

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De todos modos, el tema central del artículo de JMdP es este:

Cita

nuestro Código Penal tipifica los delitos de rebelión y sedición de tal modo que sólo sirven para penar alzamientos militares, pero en ningún modo intentos de derribar el régimen político desde las instituciones

 

matador

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Estamos viendo la transformación "en directo", casi en laboratorio con el pie en el acelerador puesto, de tradicionalista en nazi.

Conviene estudiarlo para entender la "rama de Caín", la rama desviada del carlismo que derivó en el aranismo y en el tractorismo.

Sin más.

Si esto es así, yo me reivindico de la nación tabarnesa catalanohablante y botifler, oprimida por los austracistas de pacotilla y por el actual supremacismo de la otra nación tractoriana.

Viva España, Visca Catalunya, Viva la Tradición, Muera la Usurpación, Abajo el Nazismo y Abajo la Rebelión.

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Iba a poner un icono de risas pero... es que me da un poco de pena.

Estas cosas resqueman pero es bueno que suceda para aprender a refrenarse con la admiración excesiva por una persona.

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Las personas llegan hasta donde llegan, eso también nos devuelve la responsabilidad a nosotros mismos.

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Es más fácil que veamos a de Prada cantando "els segadors" con acento castellano que a separatistas "convencidos y no vencidos" por su relato.

Por lo demás, suscribo por entero lo que dice Hispanorromano.

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Entrevista en la Sexta Noche a de Prada: https://www.lasexta.com/programas/sexta-noche/entrevistas/juan-manuel-de-prada-el-tiempo-demuestra-que-el-paso-a-las-autonomias-ha-sido-negativo-video_201903105c84720b0cf20d23c9c48242.html. Además de reafirmarse en lo de siempre con respecto a Cataluña, da a entender que apoya al "movimiento feminista" y que la huelga del 8M está justificada, lanzando una tímida crítica al lenguaje inclusivo para que no se note.

Es curioso eso de ir de tradicionalista hiperpuro de la España católica para justificar que utiliza una interpretación sui géneris del concepto de nación del siglo XIII (por supuesto dando a entender que los que no están en esta onda son peor que los separatistas) y a la vez lanzar guiños a un movimiento netamente modernista como el feminismo. Está aprendiendo en lo de cabalgar contradicciones.

Sinceramente, son tantas cosas que dejaré de considerar a este señor como referencia de nada.

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Ese es el riesgo que a mi juicio se corre cuando uno quiere confraternizar con el enemigo recurriendo a emplear su lenguaje. Al final se acaba dando un teniendo un sentido equivocado de la propias ideas. Por eso soy de los que piensan que al pan hay que llamarlo pan y al vino, vino.

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Pego un artículo de un carlista que me parece que va en la línea correcta (aunque, por otra parte, sigo viendo algo problemática esa idea de la "autarquía de las regiones"):

Cita

El debate actual sobre la Nación española, la Monarquía y el Estado autonómico visto desde el Tradicionalismo

Por Javier Urcelay

En 1932, campando ya la II República, la Junta Suprema Tradicionalista decidió la publicación de una serie de folletos doctrinales que explicaran el pensamiento e ideario del tradicionalismo político, aclarando la confusión creada en las gentes por el guirigay político. El primero de esos folletos –sólo dos llegarían a ver la luz-, titulado La Nación y el Estado, expone algunas ideas básicas que me parece oportuno reproducir parafraseando ahora, en días de análoga confrontación ideológica y en los que el ser de España como nación, el sentido de la monarquía y la unidad del estado están nuevamente en cuestión.

España es una nación, no un conjunto de naciones que compartieran un estado o vivieran en su territorio, esa “nación de naciones” de la que habló Pedro Sánchez-. Una única “nación española, patria común e indivisible de todos los españoles” que se reconoce expresamente en la Constitución en su Preámbulo y en el articulo 2 de su Título Preliminar.

La nación significa sociedad política suprema en la que sus miembros realizan el destino humano. Las naciones son productos históricos en los que el principio universal de sociabilidad se ha ido plasmando. Son la historia y la sociabilidad los que conforman una nación, y no la raza, el idioma o, ni siquiera, una cultura común, que son normalmente su consecuencia y no su causa.

España se forjó a través de la empresa de ocho siglos de la Reconquista; afrontando juntos la expansión americana y mediterránea; viviendo en común las venturas y desdichas de nuestro Imperio; defendiendo su unidad en momentos críticos para su independencia. Sólo la existencia de un espíritu nacional permite comprender nuestra historia en sus multiseculares avatares.

España es el resultado histórico de la progresiva federación en un destino común de antiguos reinos, principados, condados y señoríos, sociedades menores que llamamos regiones, integradas a su vez por municipios, formados de la misma manera por la integración de familias. Por esta razón, si la misión de realizar el destino humano es nacional, existen dentro de la nación otros fines que son propios de las regiones, de los municipios y de las familias. De forma que se falta tanto a la constitución natural de las sociedades despojando a la nación de lo que le es propio, como usurpando a las regiones, municipios y familias lo que les compete. Aristóteles llamó autarquía a este derecho de una sociedad de realizar su fin propio sin que otra se lo impida o se entrometa.

“Soberanía” y la “autarquía” –al Tradicionalismo nunca le gustó el término “autonomía”- son los dos conceptos que deben regir las relaciones de la nación y las sociedades menores que en ella conviven. No hay en una nación más soberanía que la soberanía nacional; pero la soberanía no potesta a la nación para negar la legítima autarquía de las regiones, municipios y familias dentro de su esfera de competencia y sus fines propios.

El Tradicionalismo, que nadie se escandalice, ha proclamado siempre la soberanía nacional. Lo que rechaza es el mito revolucionario que con el mismo nombre proclama la soberanía de la mitad más uno, que es el principio de la tiranía.

La soberanía nacional no fue introducida por las Cortes de Cádiz, como se pretende con falsedad. El propio preámbulo de la Constitución de 1812 reconoce que “la soberanía de la nación está reconocida y proclamada del modo más auténtico y solemne en las leyes fundamentales de este Código (el Fuero Juzgo de Alfonso X en Sabio)”.

Pero la soberanía no tiene su origen en la nación según el mito revolucionario, sino en Dios, que es fautor de la sociedad, del principio de sociabilidad y del principio de autoridad. Si el hombre no se da a si mismo sus notas específicas, menos puede dárselas a si misma la nación. La nación recibe su soberanía del autor de la sociedad, que es Dios. De Dios procede, pues, la soberanía nacional, que no emana de la nación como oímos cada día, sino que reside en ella.

Pero dado que la nación es un ser colectivo y moral, y no individual y físico, no puede actuar directamente como tal. El democratismo liberal ha supuesto que la nación delega su soberanía en el Parlamento, lo cual es un contrasentido: primero porque una nación como tal no puede actuar –y delegar sería una actividad-; segundo, como hemos visto, porque la nación no es lo mismo que la mera suma de los individuos que la componen –también pesan las generaciones pasadas y las que habrán de venir-; y tercero porque esa delegación exigiría unanimidad (como se exige, por cierto, en una Comunidad de Propietarios para alterar las condiciones estatutarias o iniciales bajo las que se adquirió la vivienda).

Reyes-catolicos-3.jpg

Por eso el Tradicionalismo, que parte siempre en su concepción sociológica de que la familia es la célula básica y simiente de la sociedad, afirma que la soberanía nacional se localiza en una persona por un hecho, como en el padre se localiza la autoridad familiar por el hecho de la paternidad. A partir de ese momento en que la soberanía de la nación se localiza en una persona, ésta se constituye en el órgano de la soberanía de la nación, y en tal concepto se la denomina soberano.

Así pues, para el democratismo liberal –republicano o monárquico- la soberanía emana del pueblo que la delega en el parlamento, mientras que la el Tradicionalismo la soberanía tiene su origen en Dios y se localiza en el soberano que la encarna.

El democratismo rechaza la monarquía porque le parece aberrante que la soberanía nacional sea patrimonio de una familia, por muy “de sangre azul” que sea. Sin embargo esa no era la concepción de la monarquía tradicional española, para la que el Rey es el órgano en el que la soberanía nacional se ha localizado, y por eso el rey representa a la nación, y en el desarrollo de su función está condicionado por los deberes que le impone esta representación. La monarquía absoluta, que identificó el reino con una familia, es una herejía que ni es la fórmula de la monarquía tradicional española ni es lo que defiende el Tradicionalismo político, para el que la monarquía está orgánicamente limitada. Sólo para el democratismo liberal la soberanía es absoluta, en su caso la del parlamento. Es la última instancia absoluta y su soberanía abarca todo, por eso el democratismo liberal moderno deviene en un poder absolutista y totalitario, como tantas veces denunció el gran jurista Vallet de Goytisolo.

En la monarquía tradicional española y en el pensamiento Tradicionalista, la soberanía de la nación está limitada por la autarquía de las sociedades menores que se hallan fuera de la soberanía que se relaciona con la vida nacional y el fin común. Así, el poder del rey tiene una contención orgánica por abajo en los derechos de las regiones, los municipios y las familias, que en su interior y en cuanto a sus fines propios, están fuera de su potestad soberana. La soberanía del rey tiene también una contención por arriba en la religión y la ley natural. No cabe pues una monarquía absoluta, ya que la monarquía absoluta supondría derechos absolutos del soberano, cosa que como vemos no existen en la monarquía tradicional, a diferencia de lo que ocurre con los parlamentos, que en su ejercicio soberano no aceptan limitación ni contención alguna, convirtiéndose, ellos si, en un verdadero poder absoluto.

En la monarquía representativa tradicional el rey es el jefe del estado y “reina y gobierna”. Ello no significa que el rey lo hace todo o interviene en todo por si, lo que iría en contra de los principios de competencia y capacidad, sino que le está encomendada la alta dirección del Estado, dotado de los medios necesarios para ello, y que los órganos del estado actúan en su nombre, sujetos a las leyes de cualquier organización humana. No hay, por tanto, en el estado tradicional más que un poder supremo, porque no hay más que una soberanía: la de la nación, encarnada en él. Legislar, juzgar y ejercer el gobierno no son funciones propias de distintos poderes, sino funciones de un único poder, que es raíz y principio de todos ellos. Órganos distintos si e independientes entre si, pero no poderes distintos, bajo las disposiciones de la ley fundamental del Estado.

La concurrencia en la misma persona del rey de la representación política de la nación y de las regiones, de las que el rey es también primera autoridad, mantiene el principio de unidad indivisible de España y la legítima autarquía de sus regiones, evitando las fuerzas centrífugas a pesar de las variedades regionales. Ello permitió a los antiguos reinos, principados, señoríos y regiones de “las Españas” gozar de una libertad en su esfera propia de una amplitud casi hoy inconcebible, y administrar un vastísimo imperio territorial –de una variedad cultural y lingüística muy superior a la hoy existente entre Comunidades Autónomas- manteniendo la unidad de la nación española. El vínculo de la monarquía tradicional era tan fuerte que no podía ser roto ni siquiera en las circunstancias más adversas, que sobrevivió incluso a monarcas que personalmente dejaban mucho que desear.

Es verdad, sin embargo, que una nación no se mantiene viva si su espíritu nacional muere, independientemente de la bondad de sus instituciones políticas. El espíritu nacional español, forjado fundamentalmente en ocho siglos de Reconquista, se acrisoló en un marcado sentido religioso, reafirmado después en las luchas imperiales contra el protestantismo y la resistencia a las ideas anticristianas de la Revolución Francesa.

Si es una verdad apodíctica que no hay Derecho sin una ley natural que le dé la nota de justicia, y que no hay ley natural sin una naturaleza de las cosas, y esta sin un creador que se la dé, sólo la religión puede ser soporte firme del estado. Además de ello, España tuvo en la religión católica la columna vertebral de su nacionalidad, y está incorporada a nuestra historia de forma inseparable. Si es verdad que se puede ser español sin ser católico, ignorar la religión católica en España es desconocer una de las razones fundamentales de nuestra nacionalidad y, consiguientemente, erosionar uno de sus más firmes pilares. A la situación actual nos remitimos.

Esta afirmación no significa subordinación del estado a la iglesia ni confusión de ambos, como la doctrina pontificia ha enseñado reiteradamente y como ya el gran Francisco de Vitoria proclamó hace siglos: “El Papa no es señor del mundo… ni tiene autoridad temporal en todo el mundo sobre todos los príncipes”. La iglesia sólo tiene jurisdicción sobre el estado en el orden espiritual, constituyendo, junto a la ley natural, la contención orgánica superior de su soberanía, que queda así circunscrita por los principios de la moral, fuera de la cual no existe la justicia.

Las líneas precedentes clarifican por qué el Tradicionalismo considera a la monarquía de Felipe VI una “república coronada” por la que no siente ninguna devoción; por qué discrepa de la España autonómica a la vez que reafirma las autarquías regionales; y por qué cree que un partido de derechas o ultraderecha dentro de las coordinadas ideológicas del sistema no pueden ser la solución, aunque sirva para desestabilizarlo. Solo reconocer las bases de la nación española, el verdadero carácter de la soberanía nacional y las claves de nuestra unidad podrán sacarnos de la actual crisis que padecemos y que sólo puede agravarse bajo los postulados del democratismo liberal, sea de derechas o de izquierdas, con monarquía o con república.

Javier Urcelay

https://www.ahorainformacion.es/blog/el-debate-actual-sobre-la-nacion-espanola-la-monarquia-y-el-estado-autonomico-visto-desde-el-tradicionalismo/

 

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Leo a los carlistas y me acaban transmitiendo una y otra vez la misma sensación de inoperancia. Resulta que tenemos que trazar un ferrocarril de aquí al otro lado del país, y aparece por allí un tipo versado y embelesado con el movimiento de los caballos, ensalzando la belleza de sus músculos, la fuerza de sus cascos contra el suelo, el potente relinchar del animal y el balanceo de sus crines.

Fantástico. 

Pero acabado ya el onanismo organicista hemos de trabajar. Del caballo podremos extraer principios o guías, pero no montaremos nuestros vagones sobre bellos corceles. 

La regionalización de las Naciones hispánicas, que están constituidas ya como unitarias, tiene tanto de orgánico como rajar a una persona y extraerle los órganos. Y la misma consecuencia: su Muerte.

Apliquemos aquello de los entes federados hacia arriba, que es donde hace falta: México, España, Colombia, Brasil... y no a Cataluña, Patagonia o Zulia, que destruyen España, Argentina y Venezuela. La «progresiva federación» de reinos medievales se consumó en España, y regionalizarla es desfederarla (aunque lo llamen, confusamente, como la necesidad de federalización: lo contrario). 

Todo para el Municipio y Nada para la Región. Sólo así fortaleceremos los pilares de la Confederación Hispánica, que son las Naciones.

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A mí la idea de subsidiariedad que toman los carlistas de la Iglesia me parece plenamente actual y siempre necesaria.

Lo que no me parece operativo de los carlistas es su referenciación a reinos o coronas cuya función ya quedó más que superada, hace mucho tiempo además.

A la región no hay que darle ni quitarle nada, simplemente volverla a su peso natural, no el engorde artificial del actual estado "autonómico".

 

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hace 8 horas, Gerión dijo:

Todo para el Municipio y Nada para la Región. Sólo así fortaleceremos los pilares de la Confederación Hispánica, que son las Naciones.

¿No consideras tampoco la existencia de las diputaciones forales o provinciales?

Pienso que debería haber algún tipo de administracional regional, comarcal o provincial, para salvaguardar los intereses y necesidades de las pequeñas poblaciones rurales frente al desarrollo de las grandes urbes. Creo que no sería operativo un modelo de estado donde se pasase directamente desde lo nuclear a lo general. Eso supondría el rejón de muerte al ámbito rural.

En toda estructura social deben existir escalas intermedias que aseguren la comunicación de bienes y servicios entre lo pequeño y lo grande, por ejemplo, uno de los mayores errores del gobierno de Aznar, fue trazar una red de ferrocarrilles de alta velocidad que ha dejado desamparados a todas esa pequeñas poblaciones que antes tenían en el ferrocarril un medio de comunicación. Cualquier red logística opera desde las terminales hasta la central, a través de puntos intermedios, que son necesarios para organizar la distribución. Pienso que en el ámbito administrativo ocurre lo mismo.

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Las escalas intermedias no pueden ser infinitas. Como en un ejército, no hay infinitas subdivisiones, las cosas acaban estabilizándose en unos determinados niveles operativos. El Tercio, no el Tercio de Octetos de Tercios. Esto ocurre por todos lados. Existe la facultad de Física y la de Química, pero no la de Fisicoquímica. Tenemos células, tejidos y órganos. Sería incapaz de subdividir los dedos de mi mano en un número distinto de 5. La subsidiariedad no significa que la realidad esté compuesta por fractales. Esto por un lado.

Por otro lado, que aquello de la región como escala intermedia, es mentira. Es sustitución. La región moderna es nacional, es un nivel que compite directamente con la Nación. Se puede decir incluso que la región no existe, las regiones son siempre naciones en potencia. Bombas de relojería. Históricamente se ve por todos lados. Lo vemos en Costa Rica, en Portugal, en Panamá. Antiguas regiones que se constituyen como Naciones con un sencillo golpe de mano extranjero. Lo vemos con las Autonomías. Sí que acaba siendo una nación de naciones, pero esto es algo malo, algo que hay que cambiar. Por lo que las regiones son prescindibles. El nivel regional ha de ser el nivel Nacional. Visto así sólo tendría sentido colocar delegaciones del nivel Nacional, por lo que la región es una extensión de la Nación. Siempre lo suficientemente pequeñas para que no tengan viabilidad por sí mismas. Es decir, regiones uniprovinciales o regiones comarcales.

La otra solución es que las regiones existan de forma diluida y temporal. Es decir, que aparezcan Mancomunidades Temporales de Municipios que luchen por unos objetivos u otros. Nuevamente, en este caso es la extensión del Municipio. Pero sin fijación de fronteras. A veces el Municipio se alía con el vecino, y otras se alía con otro del otro lado de España. Basta de solidificación de estrategias de "gerrymandering".

En el caso anterior la región queda caracterizada como apéndice de la Nación, y en este caso último  como organización temporal de Municipios. La región queda así caracterizada como una proyección del nivel Municipal o del Nacional pero no se constituye como nivel ninguno. Pueden combinarse ambas proyecciones de muchos modos. 

 

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    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
        • Me gusta (5 positivos y 3 puntos de mejora)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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