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Las raíces gnósticas de la ideología de género

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Las raíces gnósticas de la ideología de género

ideología de género

El fundamento de la ideología de género no es ni laico ni científico. En efecto, la absolutización de la autonomía del “yo” y el consiguiente desprecio de los condicionamientos de la corporeidad humana, se originan en creencias religiosas que provienen de los albores de la historia.

La realidad pluricultural de nuestra sociedad, en la que tanto se ha insistido, conlleva la exigencia de evitar la imposición de cualquier uniformidad en lo que respecta a los contenidos y metodologías concretos de la educación sexual escolar.

La educación sexual escolar se mencionó reiteradamente durante el debate de la ley de aborto -desde ambos sectores contendientes- como una acción posible dirigida a prevenir abortos. Sin embargo no todos entendemos lo mismo por educación sexual “integral”, ni coincidimos con la orientación ideológica que se pretende imponer bajo el pretexto de que es “laica” y “científica” y que por lo tanto debe ser obligatoria, aún con la oposición de sus padres “por el interés superior del niño”.

Pero el fundamento de la ideología de género no es ni laico ni científico. En efecto, la absolutización de la autonomía del “yo” y el consiguiente desprecio de los condicionamientos de la corporeidad humana, se originan en creencias religiosas que provienen de los albores de la historia. En honor a la brevedad voy a referirme a aquellas que recibieron el nombre genérico de “gnosticismo” alrededor de los primeros años de nuestra era. En realidad, se trataba de diversas tradiciones “gnósticas” que proliferaron en los albores del Imperio Romano en toda la cuenca del Mediterráneo, así como en el antiguo Irán, la Mesopotamia y, por cierto, en la India. De acuerdo a Mircea Eliade, se trataba de creencias religiosas que predominaron en la cultura e inclusive incidieron con suerte dispar en las grandes religiones monoteístas.

En síntesis, las tradiciones gnósticas coinciden en calificar la creación del universo material como algo esencialmente malo, incluyéndose en tal categoría la corporeidad del ser humano. Esta creencia sostiene que el alma, en forma previa a su existencia corpórea, existe como parte de un todo divino. La encarnación supone un desprendimiento y caída de una “partícula” o chispa de divinidad y el olvido de aquella dignidad primordial, para ser encerrada en la “cárcel” del cuerpo. De ello resulta una antropología dualista: cuerpo y espíritu no forman una unidad sustancial sino que se escinden, sometiéndose el primero en forma incondicionada a los designios del espíritu.

“Detrás de las leyes sobre los nuevos derechos hay una nueva religión”. Tal es el título de un comentario de Stéfano Fontana sobre una comunicación de Michel Pillon empero, de inmediato aclara: “Bien visto, esta religión no es nueva, pues ya habían pensado en ella los Cátaros en la Edad Media. La que ha sido llamada herejía albigense tenía por dogma fundamental la separación del espíritu, por esencia bueno y puro, del cuerpo, con el que podías hacer lo que quisieras, incluido suprimirlo con el suicidio (acto que recibía grandes alabanzas) o extenuarlo en los placeres más variados, con excepción de la procreación, juzgada malvada en sí misma”.

El artículo hace un interesante repaso del proceso de los cambios legislativos en Francia e Italia, similares a los que se gestionan en esta parte del mundo. Respecto de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, manifiesta: “(.) las investigaciones demuestran que son más favorables al matrimonio homosexual quienes se declaran “no creyentes”, aunque en realidad se remiten a una creencia colectiva: «Esta consiste en afirmar que en el matrimonio los cuerpos no tienen ninguna importancia». Se trata de una “verdad” que no es en absoluto evidente y que tampoco puede ser demostrada. ¿De dónde procede esta creencia colectiva?”. De la nueva religión, el “neocatarismo”, sostiene el autor. Del mismo modo “la PMA (reproducción asistida) y la GPA (útero de alquiler) empiezan a ser aprobadas. Se adivina que detrás de estas dos manipulaciones del cuerpo humano por un capricho del espíritu intenta imponerse un nuevo artículo de fe: que el cuerpo humano pueda ser vendido y comprado según su valor comercial”.

En definitiva “la idea de que el cuerpo es un instrumento tiene por resultado, por ejemplo, la indiferencia a su sexualidad, (…) o el rechazo del propio cuerpo, con el derecho a cambiar de sexo o a elegir cuando morir; o incluso el rechazo de la vida autónoma del cuerpo, base de la interrupción voluntaria del embarazo”.

Mircea Eliade afirma que el gnóstico puede derivar tanto en un ascetismo extremo como en una liberación de lo concupiscible, que recorre también un arco desde las técnicas sexuales y los ritos orgiásticos de las escuelas tántricas de la India a las orgías de las sectas gnósticas libertinas. Cabe aclarar que las creencias de cátaros y albigenses son las proyecciones medioevales más conocidas, junto a la alquimia, al hermetismo, y al teosofismo, de la gran matriz del pensamiento gnóstico, el que en sus líneas esenciales ha llegado a nuestros días con renovado vigor. En realidad, podría decirse que en la Posmodernidad está en proceso de constituirse en el pensamiento hegemónico, precisamente por la influencia de la ideología de género, de las “nuevas espiritualidades” y de diversas sociedades como las masónicas, que reivindican una tradición gnóstica. Aunque mucha gente no sepa que sus bases ideológicas son gnósticas, parafraseando a Monsieur Jourdain, el personaje de Moliére, muchos podrían exclamar “¡Por vida de Dios! ¡Más de cuarenta años que soy gnóstico sin saberlo! …”.

La realidad pluricultural de nuestra sociedad, en la que tanto se ha insistido, conlleva la exigencia de evitar la imposición de cualquier uniformidad en lo que respecta a los contenidos y metodologías concretos de la educación sexual escolar, más cuando se basa en la arbitraria y científicamente insostenible afirmación de que la sexualidad es una construcción meramente cultural donde la corporeidad no tiene un papel fundamental.

Autor: José Durand Mendioroz

Fuente: La Prensa

https://www.oropel.org/las-raices-gnosticas-de-la-ideologia-de-genero/1190/

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He creído preferible copiar el artículo sin añadir comentario.

Comento ahora que en mi opinión el artículo se queda corto al no mencionar que los gnósticos, además de todo eso, creían en el mito del andrógino.

Se puede encontrar más información en este libro:

Cita

El mito del andrógino
Jean Libis

La referencia a un ancestro bisexuado, desaparecido no se sabe cómo o escindido en una pareja primordial, mutilado –según se presenta a menudo– por el castigo divino, no constituye una figura aislada. Se la encuentra con variantes en numerosos relatos míticos, en las religiones politeístas, pero también en la Gnosis, la Kábala y la Alquimia. El escandaloso enigma de una bisexualidad original, tanto entre los dioses como entre los hombres, ha hecho nacer a lo largo de los siglos dramas e imágenes arquetípicas, creando así el mito universal del andrógino.

Sinopsis sacada de la página de la editorial. En Google Books se pueden ver algunos pasajes relevantes.

También se puede ver en este artículo del identitario Ernesto Milá:

EL ANDROGINO: LOS DOS SEXOS EN UN SOLO SER – Ernest Milà

Ojo, ambas fuentes de información son favorables al gnosticismo,, por lo que presentan las cosas de la forma que más les conviene.

Este mito del andrógino puede proceder de las antiguas religiones de Irán, que a su vez es uno de los orígenes que se barajan del gnosticismo:

Los antiguos persas reconocían un tercer género aparte del masculino y femenino

No es un secreto que los ayatolás iraníes cubren las operaciones de cambio de sexo, y que en la India y algo menos en Pakistán hay cierta tolerancia hacia la transexualidad que no es habitual en otros países de religión musulmana.

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La ideología de “género” y el “liberalismo gnóstico”

La idea de que los seres humanos son personas no-corporales que habitan cuerpos no-personales nunca termina de desaparecer. Aunque las corrientes predominantes del Judaísmo y del Cristianismo la han rechazado hace ya mucho tiempo, lo que a veces se describe como el dualismo del “cuerpo y el yo” ha vuelto con sed de venganza, y sus seguidores son legión. Ya sea en los tribunales de justicia, en los campus universitarios, o en las mesas de directorios corporativos, ella sustenta y da forma al individualismo expresivista y al liberalismo social que se encuentra en alza.

El rechazo de la Cristiandad al dualismo del cuerpo y el yo se constituyó como la respuesta al desafío planteado a la ortodoxia por parte de aquello que fuera conocido como “gnosticismo”. El gnosticismo se componía de una variedad de ideologías; algunas ascéticas, y otras directamente opuestas. Lo que tenían en común era el entendimiento del ser humano –una antropología– que dividía marcadamente lo material y corporal por una parte, y lo espiritual, mental o afectivo, por la otra. Para los gnósticos, era lo inmaterial, lo mental o lo afectivo lo que en última instancia importa. Aplicado a la persona humana, esto significa que lo material o corporal resulta ser inferior; si es que no se trata de una prisión de la cual se debe buscar escapar, cuando mucho sería un mero instrumento para ser manipulado a fin de servir a los objetivos o fines de la “persona”, entendida como el espíritu, la mente o la psique. El yo es una sustancia espiritual o mental; el cuerpo, un vehículo meramente material. Tu y yo, en cuanto personas, nos identificamos completamente con el espíritu, mente o psique, y no nos identificamos de forma alguna (o cuando mucho en una forma altamente atenuada) con el cuerpo que ocupamos (o con el que de alguna forma “estamos asociados”) y usamos.

Contra este dualismo, la posición anti-gnóstica afirma una concepción de la persona humana como una unidad dinámica: un cuerpo personal, un yo corporal. Esta visión contraria al gnosticismo se encuentra a lo largo de toda la escritura hebraica y de las enseñanzas cristianas. Esto no implica sugerir que la doctrina cristiana descarte la concepción bajo la cual el individuo es numéricamente idéntico con su alma inmaterial. Los pensadores cristianos contemporáneos se encuentran divididos sobre la cuestión de si el alma separada del cuerpo es numéricamente distinta de la persona humana, o si se trata de la misma persona en una forma radicalmente mutilada. Sí se tiene acuerdo, sin embargo, sobre el punto esencial, que es que el cuerpo no es un instrumento meramente extrínseco de la persona humana (o del “yo”), sino que una parte integral de la realidad personal del ser humano. Cristo ha resucitado corporalmente. Aristóteles, quien rompió con su maestro Platón sobre este punto, defiende una forma de este “hilomorfismo”, como se le ha denominado. Sin negar la existencia del alma, afirma que la persona humana es un ser material (aunque no exclusivamente material). Nosotros no ocupamos o habitamos nuestros cuerpos. El cuerpo vivo, lejos de ser un vehículo o instrumento, es parte de nuestra realidad personal. Así que, sin poder existir apartados de su alma, no son inferiores a ella. El cuerpo comparte la dignidad personal; es un todo del cual nuestra alma es la forma sustancial. La idea del alma como la forma sustancial del cuerpo es la alternativa de la ortodoxia cristiana a la concepción herética del alma como “el fantasma dentro de la maquina”. Es posible que separemos el cuerpo vivo del alma en nuestro análisis, pero no en los hechos; somos compuestos de cuerpo y alma.

Así que somos animales; animales racionales, sin duda, pero no mentes o intelectos puros. Nuestra identidad personal a través del tiempo consiste en la persistencia de los organismos animales que somos. De esto se sigue una proposición crucial: la persona humana comienza a ser al mismo tiempo que el organismo humano, y sobrevive –como una persona– al menos hasta que el organismo deja de ser. Y sin embargo, no somos animales brutos. Somos animales de naturaleza racional, organizados desde un inicio para el pensamiento conceptual, y para la deliberación práctica, el juicio y la elección. Estos poderes intelectuales no son reducibles a pura materia. Las creaturas que las poseen son capaces, con madurez y bajo condiciones favorables, de captar caracteres inteligibles (y no solamente sensibles) de las opciones de acción, y de responder a esas razones con elecciones que no están determinadas por eventos antecedentes. No es que actuemos de forma arbitraria o azarosa, sino que elegimos en base a juicios de valor que nos inclinan hacia diferentes opciones sin obligarnos a esas opciones. No existe contradicción, bajo la concepción hilomórfica, entre nuestra animalidad y nuestra racionalidad. Si adoptamos la posición gnóstica, entonces los seres humanos –miembros vivos de la especie humana– no son necesariamente personas, y algunos humanos son no personas. Aquellos quienes se encuentran en las etapas embrionarias, fetales o de temprana infancia no serían aún personas. Aquellos quienes han perdido el ejercicio inmediato de ciertos poderes mentales –por ejemplo, las víctimas de la demencia avanzada, los que se encuentran en estado de coma prolongado o los mínimamente conscientes– habrían dejado ya de ser personas. Y aquellos que padecen de discapacidades cognitivas congénitas severas no serían ahora, nunca habrían sido, y nunca serán personas.

Las implicancias morales de esto son claras. Es la vida personal la que nos da razones para afirmarla como inviolable y protegerla de todo daño; en contraste, podemos legítimamente usar otras criaturas para nuestros propósitos. Por lo mismo, quien se adscribe a la concepción gnóstica y su antropología, que separa a la persona del cuerpo en la forma que hemos descrito, verá facilitado el referirse a aquellos quienes ostentan capacidades mentales subdesarrolladas, defectuosas o disminuidas, como no-personas. Les parecerá más fácil justificar el aborto, el infanticidio, la eutanasia para los impedidos cognitivos, y la producción, uso y destrucción de embriones humanos para la investigación biomédica.

Bajo la misma premisa, tal antropología es la que sustenta el rechazo del liberalismo social a la ética sexual y marital tradicional y su concepción del matrimonio como una unión masculino-femenina. Dicha concepción carece de sentido si el cuerpo es meramente un instrumento de la persona, a fin de ser usado para satisfacer metas o fines subjetivos o producir sentimientos deseables en la persona-sujeto-consciente. Si no somos nuestros cuerpos, el matrimonio no puede involucrar en su esencia una unión de una sola carne realizada por el hombre y la mujer, como lo sostienen las tradiciones judías, cristianas y clásicas de la ética. Pues, si el cuerpo no es parte de la realidad personal del ser humano, no puede existir nada moral o humanamente importante de la unión “meramente biológica”, fuera de sus efectos psicológicos enteramente contingentes. El presuponer el dualismo del cuerpo y del yo hace más difícil apreciar que el matrimonio es un bien humano natural (pre-político e incluso pre-religioso) con su propia estructura objetiva. Si la sexualidad es solamente un medio para nuestros fines subjetivos, ¿No significa que ella es lo que sea que queramos que sea? ¿Cómo puede estar orientada a la procreación o requerir exclusividad en forma permanente, por su propia naturaleza?

Sólo podemos encontrar sentido en la concepción del matrimonio como una unión de una sola carne si entendemos al cuerpo como verdaderamente personal. Es entonces que podemos ver la unión biológica entre un hombre y una mujer como una forma distintiva [y única] de unión entre dos personas, la que es alcanzada, a la manera de la unión biológica de las partes al interior de la persona, por medio de la coordinación hacia un fin corporal único del todo. Para la pareja, ese fin es la reproducción. Su orientación hacia la vida familiar tiene por lo mismo una significancia humana y moral, y no “meramente biológica”. Los cónyuges, en su unidad corporal, renuevan la unión omnicomprensiva que es su matrimonio. Esta concepción, a su vez, nos ayuda a captar el sentido del deseo natural y espontáneo de querer criar a los propios hijos y la importancia normativa de comprometerse a hacerlo cada vez que ello sea posible, incluso a un costo personal elevado. (Una madre desea que la manden de la maternidad a su casa con el bebé que ella de hecho parió, y no con uno que le fuera asignado al azar de la reserva de bebés nacidos durante su estadía en el ala de maternidad). Este instinto refuerza una ética sexual sensata, que especifica los requerimientos del amor conyugal y parental fiel; una ética que parece carecer de sentido y ser hasta cruel a los ojos de liberales sociales contemporáneos.

Para ellos, después de todo, lo que importa es lo que sucede o se verifica en la mente o la consciencia, no en el cuerpo (o el resto del cuerpo). La unidad personal verdadera, en la medida de que algo así es siquiera posible, es una unidad al nivel afectivo, no al biológico. El “matrimonio” tiende a ser visto y tenido, entonces, como una institución socialmente construida que existe para facilitar los vínculos románticos y para proteger y favorecer los variados sentimientos e intereses de la gente que formaliza esos vínculos. No se trata de una sociedad conyugal en lo absoluto, sino de una forma de compañerismo románticosexual o bien de una asociación doméstica. La procreación y los niños son apenas contingentemente relacionados a ellas. No hay ningún sentido, ni siquiera en términos indirectos, en que el matrimonio es una asociación procreativa o una sociedad cuya estructura y normas reciban su forma de la orientación inherente de nuestra naturaleza sexual a la procreación y sustento de los niños. La concepción conyugal del matrimonio como una unión del tipo que se realiza en plenitud natural por la generación y sustento de los hijos en común se presenta como una idea ininteligible y hasta extravagante para el neo-gnóstico.

En la misma línea, y de la forma en que el liberalismo social presenta esta materia, el sexo en sí no es un aspecto inherente del matrimonio o parte de su significado; la idea de la consumación marital por medio de las relaciones sexuales también aparece como extraña. Así como para los liberales sociales dos (o más) personas pueden tener sexo perfectamente legítimo y valioso sin necesidad de estar casados el uno con el otro, también sería el caso que dos (o más) personas pueden tener un matrimonio perfectamente válido y completo sin tener relaciones sexuales. Se trataría enteramente una cuestión de preferencias subjetivas. El juego sexual consensual es valioso en la medida de que permite a los involucrados expresar sus sentimientos deseados, como la afección, o bajo la misma medida, la dominación o sumisión ante el otro. Pero si es el caso que no tienen deseo por ello, el sexo carece de sentido incluso al interior de la relación matrimonial. Es meramente incidental y por lo mismo opcional, como es opcional el ser o no dueño de un auto, u optar por tener una cuenta corriente conjunta o separada. La esencia del matrimonio es el compañerismo, no la noción sexual, y por supuesto mucho menos la procreación.

Y todo esto explica, por supuesto, por qué la ética liberal contemporánea apoya y patrocina el matrimonio entre personas del mismo sexo. Incluso sugiere que el matrimonio puede existir entre tres o más individuos en grupos poli-amorosos sexuales (o no sexuales). Dado que el matrimonio se desenvuelve con prescindencia de la biología y se distingue por su intensidad emocional y calidad –en atención a que la verdadera “persona” es el yo consciente y sintiente– los “matrimonios” entre personas del mismo sexo y los poli-amorosos son posibles y valiosos en la misma forma básica que la unión conyugal entre el hombre y la mujer. Pues los compañeros en estas otras agrupaciones también pueden sentir afecto los unos por los otros e incluso creer que la calidad de su relación romántica se verá favorecida o estimulada por el juego sexual mutuamente acordado (o por la inexistencia del mismo, según sea el caso). Si esto sería en definitiva, la esencia del matrimonio, aquello de lo que se trata, entonces negarles el estatus marital implica denegarles “igualdad matrimonial”.

Y sobre todo esto encontramos además el transexualismo y el transgenerismo. Si somos compuestos de cuerpomente (o cuerpo-alma) y no simplemente mentes (o almas) que habitan cuerpos materiales, entonces el respeto por la persona exige respeto por el cuerpo, lo que descarta las mutilaciones y otros ataques directos e intencionados contra la salud humana. Esto significa que, excepto en casos extraordinariamente raros de deformidades congénitas que llevan al extremo de la indeterminación, nuestra masculinidad o femineidad [en cuanto pertenencia al conjunto macho o hembra] es discernible a partir de nuestros cuerpos. El sexo se constituye a partir de nuestra organización biológica básica en relación a nuestro funcionamiento reproductivo; es una parte inherente de qué y quiénes somos. Cambiar el sexo es una imposibilidad metafísica porque es una imposibilidad biológica. O al menos extremadamente improbable. Es posible que resulte ser tecnológicamente factible cambiar el sexo de un individuo humano en una etapa muy temprana del desarrollo embrionario, ya sea por medio de la alteración del genoma o, en el caso de un macho embrionario, por medio de la inducción de insensibilidad andrógina de forma suficientemente temprana como para que el desarrollo sexual proceda como lo haría si se tratara de una mujer genética. Pero, por supuesto, hacer esto sería inmoral, pues involucraría una intervención corporal radical sin consentimiento del afectado y con graves riesgos para su salud. Luego, los cambios de sexo son biológicamente imposibles siempre que se hace cierto que el cambiar las capacidades sexuales de una persona desde la raíz requeriría revertir una multiplicidad de órganos y otras características sexuales que ya se encuentran diferenciados sexualmente, al punto de que por hacerlo terminaríamos con un organismo distinto de aquel con el que empezamos (y sospecho que ese punto se alcanza cuanto menos en las etapas más tempranas dentro del útero). Como ha argumentado Paul McHugh, desear el cambio del propio sexo es una patología; un deseo de dejar de ser uno mismo y pasar a ser un alguien distinto. No es por lo mismo desear el bien propio, sino que desear la no- existencia propia de quien uno es. En contraste, la concepción liberal considera que ninguna dimensión de nuestra identidad personal está verdaderamente determinada por la biología. Si tú crees y sientes que eres una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre, entonces eres exactamente eso: una mujer (“transgénero”). Y por lo mismo puedes legítimamente describirte a ti mismo como mujer, a pesar del hecho de que eres biológicamente hombre, y tomar acciones concretas –incluso al punto de realizarte amputaciones y tratamientos hormonales cruzados– para alcanzar la apariencia externa femenina, especialmente dónde crees que el hacerlo te permitirá “sentirte” más plenamente como mujer.

Esta forma de plantear el asunto va demasiado lejos. ¿Qué es lo que está diciendo un individuo transgénero pre-operativo de “hombre-a-mujer” cuando afirma que él “es en realidad una mujer” y que desea la cirugía para confirmar ese hecho? No está diciendo que su sexo es femenino-hembra; eso es obviamente falso al no ajustarse a la realidad material. Tampoco está diciendo que su género es “mujer” o “femenino”, incluso si concedemos que el género es en parte o en todo una cuestión de autopresentación o apariencia social. Es claramente falso el decir que este macho biológico es actualmente percibido como una mujer. Él quiere ser percibido de esa forma. Pero la premisa para su solicitud de cirugía es la afirmación del pre-operado de que es “en realidad una mujer”. Por lo mismo, ella debe ser previa. ¿A qué se refiere entonces? La respuesta no puede ser su sentido interior. Eso de todas formas exigiría que fuera su sentido interior de algo, en circunstancias de que parece que no existe “algo” de lo cual pueda tener un sentido interior (pues aún no lo tiene ni interior ni exteriormente, y desea tenerlo porque no lo tiene). Para el neo-gnóstico, el cuerpo sirve al placer del yo-consciente, a quien está sujeto, y por lo mismo las mutilaciones y otros procedimientos no presentan problemas morales inherentes. Ni tampoco es contrario a la ética médica el realizarlos; de hecho, puede ser para él contrario a la ética que un cirujano calificado se rehúse a realizar tales procedimientos. Al mismo tiempo, el neognóstico insiste que los cambios quirúrgicos e incluso los puramente cosméticos no son necesarios para que un macho sea una mujer (o que una hembra sea un hombre). El cuerpo y su apariencia no importan, excepto en un sentido instrumental. Dado que tu cuerpo no es el verdadero “tu”, tú sexo (biológico) e incluso tú apariencia no tienen que estar necesariamente alineados con tu “identidad de género”. Tienes un derecho, se nos dice en la actualidad, a presentarte a ti mismo de cualquier forma que sientas que eres. Y dado que los sentimientos, incluyendo los sentimientos acerca de qué o quién eres, caben o se posicionan en un espectro, y serían por lo demás fluidos, no nos encontraríamos limitados a sólo dos posibilidades sobre la cuestión de nuestra identidad de género (pueden de igual forma ser de un “género no conforme”), ni se estaría permanentemente adherido o atado a un género en particular. Existen, por ejemplo, los 56, 58, o más géneros reconocidos por Facebook, y es posible que se encuentre al género cambiando a lo largo del tiempo, o de forma abrupta. Es incluso posible que se cambie el género por medio de actos de la voluntad. Puedes cambiar de género en forma temporal, por ejemplo, por razones políticas, o de solidaridad con otros [o por conveniencia]. Por supuesto, la mayoría de las observaciones aquí realizadas sobre el género pueden extenderse de igual forma a la “orientación sexual”, y la práctica de auto-identificarse en términos del deseo sexual; un concepto y práctica bien servido por una concepción del ser humano como una persona no-corporal que habita un cuerpo no-personal.

La posición antidualista que ha sido históricamente abrazada por Judíos y Cristianos (tanto en el Oriente como en el Poniente, por Protestantes y Católicos) ha sido nuevamente articulada en forma potente por el Papa Francisco:

“La aceptación de nuestros cuerpos como un regalo de Dios es vital para dar la bienvenida y aceptar el mundo entero como un regalo del Padre y nuestro hogar común, mientras que el pensar que disfrutamos de un poder absoluto sobre nuestros propios cuerpos deviene, a menudo en forma sutil, en el creer que disfrutamos de un poder absoluto sobre la creación. Aprender a aceptar nuestros cuerpos, cuidarlos y respetar su significado pleno, es un elemento esencial de una ecología humana genuina. Asimismo, valorar la propia femineidad o masculinidad del cuerpo es necesario si es que voy a ser capaz de reconocerme a mí mismo en el encuentro con otro que es diferente. En esta forma podemos aceptar con gozo los regalos específicos de otro hombre u otra mujer, la obra del Dios Creador, y encontrar un enriquecimiento mutuo. No es una actitud sana aquella que busca “cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe cómo hacerle frente a la misma”.

El Papa, quien recientemente enfureció a los defensores del liberalismo social al denunciar la práctica de enseñar a los niños que su género es electivo y no dado como una cuestión vinculada a su sexo biológico, no está realizando un ejercicio ocioso o de filosofía puramente especulativa. Está respondiendo a un desafío concreto de la ortodoxia cristiana, representado por el resurgimiento moderno de una antropología filosófica contra la cual la Iglesia luchó en sus primeras batallas formativas contra el gnosticismo. Él sabe que esta antropología en sí se ha transformado en nuestros días en una especie de ortodoxia –la ortodoxia de una forma concreta de secularismo liberal a la que, siguiendo a Robert Bellah, me he referido como “individualismo expresivista”– que ha procurado una posición de dominación entre las élites culturales de Occidente. Ella presenta el sustento metafísico de prácticas sociales y desafíos ideológicos en contra de los cuales los Judíos ortodoxos y los fieles Cristianos (así como también muchos musulmanes y tantos otros) se encuentran batallando al día de hoy: aborto, infanticidio, eutanasia, liberación sexual, la redefinición del matrimonio, y la ideología de género.

¿Hacemos bien en resistir? ¿Es posible que la concepción dualista de la persona humana haya sido la correcta desde un inicio? Tal vez es real que la persona no es su cuerpo, sino que simplemente lo habita y que lo usa como un instrumento. Tal vez la persona real sí es el yo consciente y sintiente, la psique, y el cuerpo es simplemente materia: la maquina en la que reside el fantasma. Pensar así, sin embargo, exige ignorar el hecho de que la totalidad de nuestra experiencia es la experiencia de ser actores unificados. Nada nos da razón de suponer que nuestra experiencia es ilusoria. Incluso si la posición del dualismo del cuerpo y el yo pudiera cuadrarse en forma coherente –lo que dudo– de todas formas no tendríamos más razones para creer en ella que las razones que tenemos para suponer que en este preciso instante estamos soñando, o que somos prisioneros de la Matrix sin saberlo.

Pero hay más. Consideremos la más común de las experiencias humanas: el sentir (v.gr. oír o ver). Sentir es, obviamente, una acción corporal realizada por un ser viviente. El agente que realiza el acto de sentir es una creatura corporal, un animal. Pero es también claro que en los seres humanos, en cuanto animales racionales, es uno y el mismo agente quien conjuntamente siente y entiende o busca entender (por medio de una actividad mental) que es lo que él o ella está sintiendo o percibiendo por los sentidos. El agente que realiza el acto del entendimiento, por tanto, es un ente corporal, y no una sustancia nocorporal usando el cuerpo como una especie de artefacto cuasi-prostético. De no ser así, no seríamos nunca capaces de explicar la comunicación o la conexión que existe entre la cosa que realiza el acto de percibir o sentir y la cosa separada que realiza el acto de entender.

Para ver el punto más claramente, permítanme invitarlos a considerar lo que están haciendo en este preciso instante. Ustedes están percibiendo –viendo– palabras en una hoja de papel o una pantalla. Y no solo están percibiendo, considerado como el acto de recibir impresiones (una especie de dato) a través del medio de la visión, sino que están entendiendo qué es lo que están percibiendo. Primero, están entendiendo que lo que están viendo son palabras (y no, por ejemplo, números o manchas o algo distinto), y segundo, están entendiendo que las palabras en sí tienen un significado (tanto individualmente consideradas, como cuando están junto a otras formando oraciones). Ahora, ¿qué exactamente es la entidad –es decir, ustedes– que está simultáneamente realizando el acto de percibir y entender? Y más precisamente, ¿se trata de una entidad o de dos? La percepción o el acto de percibir es de hecho un acto corporal, pero ¿no es el mismo actor (es decir, ustedes mismos en cuanto seres unificados) el que está viendo las palabras y entendiendo que son palabras y qué significan? No tendría sentido suponer que el cuerpo está realizando el acto de percibir y que la mente, considerada como una sustancia ontológicamente separada y distinta del cuerpo, está realizando el entendimiento. Por lo pronto, ello generaría una regresión infinita de explicaciones en tratar de explicar adecuadamente la relación existente entre las dos sustancias distintas y separadas. No seríamos capaces de entender la idea de que ustedes están realizando el entendimiento, pero que un instrumento que están usando –no ustedes mismos en cuanto agentes únicos y unidos– está realizando las percepciones.

O consideren un caso simple de predicación gramatical y de pensamiento. Se aproximan a su escritorio y juzgan que lo que ven encima de él –esa cosa ahí– es una revista. Ese es un solo juicio, y ambas partes del mismo (el sujeto y el predicado) deben tener un solo agente: un ser que hace o realiza tanto el ver como el pensar, es decir, que ve aquella cosa concreta y particular y que entiende la misma al aplicarle un concepto abstracto (revista). ¿Cómo podría ser de otra forma? ¿Cómo podría ser que un ser contuviera ambas partes unidas en un mismo acto de juicio –la imagen sensorial y el concepto abstracto– sin estar ejerciendo al mismo tiempo las capacidades sensoriales e intelectuales?

Más aún, el agente que siente el particular –aquella cosa ahí– debe ser un animal, esto es, un cuerpo con órganos perceptivos. Y la predicación que va con la percepción es un acto personal; el agente que está aplicando un concepto universal (revista) debe ser una persona. (Una creatura no racional, como un perro, bien puede percibir, pero al carecer de la razón del tipo que permite o hace posible la formación de conceptos universales, no podría entender que lo que está percibiendo es una instancia particular de un universal.) Se sigue de esto que el sujeto que realiza el acto de juicio –aquella cosa ahí es una revista– es un ser, personal y animal. No somos dos entidades separadas. Ni es posible que la “persona” sea plausiblemente una etapa en la vida del animal humano. Si fuera el caso, después de todo, una diferencia categórica en el estatuto moral (persona vs. no persona) estaría basada exclusivamente en una mera diferencia de grado (en vez de ser una diferencia del tipo de cosa que el ser es), lo que es absurdo. Nosotros somos, en todo momento de nuestra existencia como seres humanos, yos-corporales y cuerpos personales.

En el plano del pensamiento moral y la práctica, existen pocos proyectos más urgentes que el de recuperar la noción de sentido común de la persona humana como una unidad dinámica; creaturas cuyos cuerpos son partes de sus “yo”, y no sólo instrumentos extrínsecos. El liberalismo social contemporáneo descansa sobre un error, que es la trágica equivocación detrás de tantos esfuerzos de justificar –e incluso de inmunizar de toda crítica moral– actos y prácticas que son, en verdad, contrarios a nuestra dignidad igual, inherente y profunda.

Robert P George en la Enciclopedia de Bioética

 
 

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Espero que se vaya generalizando esta interpretación, que por cierto ya la dimos aquí nosotros en los hilos sobre el gnosticismo.

Lo que hay que hacer entender es que el progresismo no es nada moderno, ni nuevo, si se toma la Primera herejía gnóstica del siglo II, y la Segunda herejía cátaro-albigense de la Edad Media, el progresismo sería una Tercera herejía gnóstica (y seguramente haya Cuartas y Quintas), pero igual que todas, no tiene una solución de continuidad en la realidad por pura congruencia con sus postulados antirreales y antimateriales: es decir, es suicida.

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Largo el artículo que trae El Español, pero muy bueno. Me parece interesante esta parte:

Cita

Para ellos, después de todo, lo que importa es lo que sucede o se verifica en la mente o la consciencia, no en el cuerpo (o el resto del cuerpo). La unidad personal verdadera, en la medida de que algo así es siquiera posible, es una unidad al nivel afectivo, no al biológico. El “matrimonio” tiende a ser visto y tenido, entonces, como una institución socialmente construida que existe para facilitar los vínculos románticos y para proteger y favorecer los variados sentimientos e intereses de la gente que formaliza esos vínculos. No se trata de una sociedad conyugal en lo absoluto, sino de una forma de compañerismo románticosexual o bien de una asociación doméstica. La procreación y los niños son apenas contingentemente relacionados a ellas. No hay ningún sentido, ni siquiera en términos indirectos, en que el matrimonio es una asociación procreativa o una sociedad cuya estructura y normas reciban su forma de la orientación inherente de nuestra naturaleza sexual a la procreación y sustento de los niños. La concepción conyugal del matrimonio como una unión del tipo que se realiza en plenitud natural por la generación y sustento de los hijos en común se presenta como una idea ininteligible y hasta extravagante para el neo-gnóstico.

Efectivamente, si el matrimonio deja de tener como fin principal la procreación (y lo vemos constantemente en parejas que se casan más allá de los 40 y que nunca se han planteado tener hijos), es cuestión de tiempo que se acabe legalizando el matrimonio homosexual. Lo uno lleva a lo otro.

Mucha gente se opone al matrimonio homosexual pero no ve que hay todo un trabajo previo para desnaturalizar el matrimonio, por ejemplo, con las uniones civiles. La legalización del matrimonio homosexual es el colofón natural de toda esta carrera para desligar la procreación del matrimonio y de la sexualidad.

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Efectivamente, es más, la legalización de ese tipo de unión no solo es el " colofón natural de toda esta carrera para desligar la procreación del matrimonio y de la sexualidad", sino también la conquista del bastión natural sobre el que se asienta toda nuestra sociedad. Del vinculo matrimonial nace la familia y de ésta, toda organización social tradicional con lo que deformándolo, se deforma a su vez toda la sociedad.

Una conquista que para mi no es fruto casual del mero desorden moral sino que se ciñe a un plan previamente trazado para alcanzar con el tiempo el dominio sobre las sociedades de base cristiana, que permita construir de sus ruinas un hombre nuevo. Si las diferentes corrientes abiertamente gnósticas que tienen en sus objetivos la contrucción de un hombre nuevo -cabalistas, rosacruces, masones, etc-, de alguna forma todas ellas esotéricas por lo iniciático y privado de sus conocimientos, son el origen de ese plan o sus arquitectos en cambio han hecho uso de la gnosis para desarrollarlo, no sabria yo afirmarlo con certeza porque hoy en día el gnosticismo impregna buena parte incluso del mundo católico, pero no me caben dudas de que esa conquista no es algo casual y que detrás de ello se encuentra el "tradicional enemigo de la cristiandad".

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Me ha parecido interesante este fragmento del teólogo belga Albert Frank-Duquesne:

Cita
Satán
por Albert Frank-Duquesne

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La lectura de San Judas sugiere un paralelo con los Gnósticos. Así, lo que los sodomitas cometieron en el plano «físico», estos ancestros de los albigenses lo perpetraron en el orden intelectual. Almas encarnadas, cuerpos animados, compuestos de espíritu y de materia para espiritualizar el eón físico, en lugar de ser sus animadores, se erigen en sus despreciadores. Se trata de almas invertidas
A la inversión carnal de los sodomitas se corresponde la suya: mental, psíquica. Ahora bien, el apóstol Judas retoma el paralelo y lo aplica a los ángeles caídos: los gnósticos desprecian la materia. Les repugna la Encarnación y la gloria, puesto que, mediante ella, el hombre puede obtener esa gloria de la Cruz, de la Carne y de la Sangre teantrópicas. Lo hemos visto: analógicamente, al rechazar el comercio sexual normal y confinarse en la homosexualidad, las ciudades perdidas (Sodoma, etc.), hacen, ellas también, caso omiso de esta universal complementariedad (en la cual lo sexual no es más que un aspecto) mediante la cual Dios quiere providencialmente «esforzar» el mundo hacia su plena realización . Por su parte, los gnósticos y los sodomitas no hacen sino reflejar, en los «planos» respectivamente psíquico y somático («hílico»), la homofisia, el homoneutamismo, el angelismo exclusivo y vigilado de los ángeles caídos; y, de hecho, Pascal diría que los dualistas, los «puros» o cátaros, «quieren hacerse los ángeles». Lo que horroriza a los sodomitas, al igual que más tarde a los maniqueos y albigenses -y tal vez por los mismos motivos, en virtud de sabe Dios qué Sod, de Misterios perdidos- es el matrimonio, la perpetuación de la carne, «la obra del Demiurgo», todo lo que la carne contribuye al plan divino para el hombre, de la que nació Cristo.
Tradujo Jack Tollers

Es parte de un ensayo sobre Satán (versión en castellano) que formaba parte de un monográfico de la Revista de Estudios Carmelitas (volumen completo en francés). Este monográfico abordaba temas interesantes como el maniqueísmo o la religión de los famosos yazidíes.

Al gnóstico René Guénon le sentó muy mal la publicación de este monográfico:

René Guénon: Polémica con A. Frank-Duquesne.

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    • Por Hispanorromano
      Aunque tenemos un hilo dedicado a tratar sobre el fenómeno de las teorías de la conspiración y su creciente auge, creo que este artículo merece un hilo propio por su importancia. El artículo lo publica Luis Santamaría del Río, uno de los fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, una asociación católica que estudia el fenómeno de las sectas de forma rigurosa, lo que hace que la prensa seria le consulte para algunos temas. Tiene una columna en Infocatólica, así que espero que nadie le vaya a acusar de "progre". Es importante que D. Luis Santamaría, Licenciado en Teología, señala que la Nueva Era y, en definitiiva, el gnosticismo son el verdadero motor de este nuevo tipo de conspiracionismo, de este sectarismo difuso al que algunos estudiosos se refieren como conspiritualidad. Creo que es la primera persona que trata este asunto en el ámbito español. Aparte de nosotros, claro, que lo venimos diciendo pero sin el conocimiento y la autoridad que respaldan a D. Luis.
      Le pido a D. Luis Santamaría que me disculpe porque he alterado las negritas que él había puesto para destacar algunos de los temas que venimos tratando específicamente en este foro. 
       
    • Por Español
      Recojo un interesante artículo que publica ABC donde se da cuenta de las mentiras que informan el mito fundacional del Día Internacional de la Mujer para ocultar el origen comunista de la reivindicación.
       
      Aparte de la mentira de la fábrica incendiada con las mujeres dentro para que no protestaran, resulta también curioso constatar que, en realidad las primeras celebraciones de este día se iniciaron en la Europa protestante un 19 de Marzo, de alguna forma buscando suplantar la celebración de la solemnidad de San José, que desde el S. XV conmemora en el orbe católico al esposo de la Virgen María, considerado patrono de la Iglesia a partir del S.XVIII y con mucha devoción entre las clases obreras del S. XIX, cuya celebración se convertiría posteriormente en la del Día del Padre a partir del S.XX.
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      La devoción de la hija hacia su padre por el gran esfuerzo y sacrificio que había tenido que realizar en solitario para sacar adelante a su familia tras el fallecimiento de la madre, le llevó a proponer la celebración de un día dedicado a la memoria de los padres que comenzó a celebrarse en junio de 1910 en Washington, extendiéndose durante los siguientes años a otras ciudades y estados norteamericanos hasta que en 1924, el presidente Calvin Coolidge declaró la celebración de carácter nacional y el presidente Lyndon Johnson la fijó en el tercer domingo de junio en el año 1966.
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      Es decir, por donde uno mire no ve más que intentos de socavar el fundamento y la noción patriarcal de la sociedad para suplantarla por una impostada ideología feminista, que además aborrece de la idea de maternidad como complemento inseparable de la paternidad. Una ideología que por lo demás, como en el caso del satanismo, busca en último término destruir el vínculo con lo trascendente, "Dios Padre, creador y dador de vida", que ha dado origen y forma a nuestra cultura y modo de vida occidental, para imponer una falsa cultura de autodeterminación vital en la que uno mismo se erige en creador y ejecutor de la propia vida y la de los demás. No está demás recordar que uno de los principios fundamentales del satanismo, defiende específicamente el derecho inviolable de la mujer sobre su propio cuerpo.
      En esta entrevista al fundador de la organización "El Templo de Satán", se pueden encontrar numerosas similitudes entre los postulados del satanismo y las ideas que predica la nueva corriente feminista y laica que hoy recorre buena parte de las naciones occidentales:
      https://www.elmundo.es/sociedad/2016/08/18/57a9ec27e5fdea8e088b4681.html
      Por ejemplo, cuando le preguntan al fundador por las mujeres, éste reposnde:
      "¿Por qué la mujeres son tan importantes para la comunidad satanista? Pienso, por ejemplo, en la Iglesia de Satán (organización religiosa oficial fundada en 1966 por Anton Szandor LaVey [el Papa Negro]) que fue la primera en tener a mujeres al frente.
      Sí que estamos por la igualdad de derechos para las mujeres y somos muy activos en el tema del derecho a elegir. Uno de nuestros principios defiende específicamente el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, y que este derecho es inviolable. En estos momentos estamos implicados en dos juicios para garantizar ese derecho para las mujeres."
      En este otro artículo publicado originalmente en una revista italiana, se ofrece una reseña del estudio académico "Feminismo satánico", realizado por un investigador sueco que analiza el origen satanista de la ideología de género y el entronque histórico e ideológico del satanismo con buena parte de los postulados y posiciones que encarna el feminismo moderno:
       
      Parafraseando al Papa Francisco cuando aún era cardenal, hoy miles de mujeres saldrán a la calle a manifestarse por sus derechos, siguiendo las consignas de sus líderes políticos, confundidas por una mentira acerca del origen de este día y animadas en gran medida por la astucia de "el padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios".  O como dice también la tradición católica, engañadas por Satanás cuyo mayor triunfo es "hacernos creer que no existe".
    • Por Hispanorromano
      Puesto que en algún hilo surgió el tema del gnosticismo, he pensado que sería bueno escanear algunos fragmentos de un libro de Eric Voegelin. Él explica las ideologías modernas como movimientos gnósticos de masas. No estoy del todo de acuerdo con esta teoría, aunque sin duda las ideologías tienen algo de sucedáneo religioso. Me parece que su definición de gnosticismo es demasiado amplia. Creo que para considerar a alguien gnóstico habría que verificar si sostiene las tradicionales ideas de estas sectas sobre el demiurgo como creador del mundo material. No obstante, la tesis de Voegelin me parece bien encaminada y creo que merece estudiarse con atención. Escaneo una parte en la que enumera las seis características que, según él, reúnen los movimientos gnósticos:
      Más adelante escanearé otros fragmentos. Pero perfectamente podéis ir comentando lo que os parece. Quizá no consideréis acertada la teoría de Voegelin y lo entiendo. Ya digo que no estoy del todo de acuerdo con Voegelin. Pero me parece interesante conocer sus teorías y debatirlas.
      Aprovecho para preguntar una cosa: esta clase de hilos, en los que se debate sobre ideas, ¿en qué subforo deberían ir?
    • Por Hispanorromano
      Ahora que se habla de legalizar la eutanasia, rescato un artículo de Juan Aparicio, político y periodista muy importante en la Falange, jonsista de primera de hora que acuñó el yugo y la flechas. Destaco en negrita algunas frases y enlazo algunos nombres propios que pueden suscitar las dudas del lector.
       
      Remarco algunas ideas del texto que me parecen interesantes y hago un pequeño desarrollo:
      ‒    La eugenesia y la eutanasia son aberraciones racionalistas. La ilustración y la guillotina suelen funcionar juntas.
      ‒   La eugenesia se propone acabar con las proles «defectuosas» pero al final acaba también con las proles sanas. Es un poco lo que está ocurriendo en nuestra época.
      ‒   Lo mejor es enemigo de lo bueno. En el fondo de la eugenesia, la eutanasia y el malthusianismo late una obsesión por la perfección, por la calidad, que acaba provocando la muerte cuando no se alcanza el listón. Dentro del ámbito contrarrevolucionario se ha convertido en un lugar común decir que preferimos la calidad a la cantidad. Como norma general puede ser correcta, pero no es aplicable a todos los casos y lo cristiano es buscar un equilibrio entre calidad y cantidad. Antes de preocuparse por la calidad, hay que preocuparse por la cantidad, pues es condición necesaria de la existencia. Esto es muy aplicable a las políticas de población y al drama que estamos viviendo con la ausencia de reemplazos generacionales desde hace varias décadas. La eugenesia es una obsesión por la calidad de la estirpe que, paradójicamente, acaba produciendo la muerte de la estirpe. Esto suele ocurrir cuando se le concede a la calidad un valor absoluto frente a la cantidad, o cuando se desprecia por completo lo material en nombre de lo espiritual. El cristianismo quiere que lo espiritual tenga amplia primacía sobre lo material, pero no desprecia las cuestiones materiales; antes bien, procura resolverlas para que podamos dedicarnos a lo espiritual. El desprecio absoluto por la materia y por la cantidad es típicamente gnóstico. En el fondo, el antinatalismo es una reformulación de aquella vieja idea gnóstica de que el mundo material fue creado por el Demonio, con lo que sería mejor no traer descendientes al mundo. Es sabido que los gnósticos evitaban tener descendencia y practicaban métodos anticonceptivos, en especial aquellos que hoy se denominan eufemísticamente «planificación familiar natural» en ciertos ambientes católicos. Hemos metido el enemigo en casa.
      ‒   La eutanasia es una extensión del mismo razonamiento que concede un valor absoluto a la calidad: si una vida no cumple determinados requisitos de calidad, es indigna de ser vivida, con lo que conviene acelerar la muerte.
    • Por Hispanorromano
      4 de marzo de 1932
      -------------------------------------------
      UNA REUNIÓN
      LA LIGA PARA REFORMA SEXUAL
      Ayer tarde, en la sala de juntas de la Academia Nacional de Medicina, secelebró la reunión de la sección española de la Liga mundial para la reforma sexual.
      Presidió el acto el profesor Recaséns, y actuó como secretario la señorita Hildegart Rodríguez, que pronunció unas frases de saludo a todos, recordando los tiempos heroicos de la propaganda sexual. Comentó con frases de elogio el curso de eugenesia, estúpidamente suspendido por la Dictadura, en cuyo tiempo hubo de limitarse la propaganda sexual al libro y al folleto.
      Ahora, venturosamente, se inicia con la República, con cuya Constitución hay ya mucho hecho en pro de nuestros ideales, una nueva y venturosa era.
      A continuación se pusieron a discusión las bases aprobadas en el II Congreso Internacional celebrado en Copenhague en 1928, como fines de esta Liga:
      Primero. Igualdad política, económica y sexual de hombres y mujeres.
      Es aprobada, con el voto en contra del profesor Nóvoa Santos.
      Segundo. Separar el matrimonio (y especialmente el divorcio) de la tiranía de la Iglesia y del Estado.
      Saldaña se opone a que quede redactado así, pues sería un error de táctica, este artículo, peligroso para España, aunque no lo sea en otros países que llevan ya muchos años dedicados a esta propaganda. El Estado no tiraniza, interviene y reglamenta las relaciones sociales de tipo sexual; este postulado, sometido a nuestra aprobación, parece preconizar el amor libre.
      Marañón y Recaséns creen también en el peligro de que quede así redactado, y tras una bien orientada intervención de Sanchís Banús, se acuerda su redacción en otra forma.
      Tercero. Control en la concepción, con el fin de que la procreación sea un acto deliberado y con pleno sentido de la responsabilidad.
      Cuarto. Mejora progresiva de la raza mediante la aplicación práctica de las doctrinas eugénicas.
      Quinto. Protección para la madre soltera y el hijo ilegítimo.
      Quedan aprobados sin discusión.
      Sexto. Actitud racional ante las personas sexualmente anormales, y especialmente hacia los homosexuales.
      La señorita Hildegart aclara que lo que pretende este artículo no es legitimar esto, sino quitar la crueldad de estas leyes ante estos casos.
      Marahón dice que debe suprimirse este artículo, por repetirse en el octavo y el noveno. Saldaña hace atinadas consideraciones en contra, pues dice que social y jurídicamente todo homosexual es un corruptor.
      Es desechado el artículo.
      Séptimo. Prevención de la prostitución y de las enfermedades venéreas.
      La señorita Hildegart cree que el abolicionismo es una aspiración mediata, pero no que hay que abolir absolutamente la prostitución.
      Queda aprobado el artículo.
      Octavo. Juzgar las actitudes anormales del impulso sexual como fenómenos más o menos patológicos, y no como hasta aquí, como crímenes, vicios o pecados.
      Marañón interviene, y, según su criterio, se debe de redactar: "Juzgar las actitudes anormales del impulso sexual con un criterio biológico." Y queda así aprobado.
      Noveno. Juzgar simplemente como actos criminales los que infrinjan los derechos sexuales de otra persona. Los actos sexuales entre adultos responsables y realizados con mutuo consentimiento, serán estimados como actos de la vida privada de esos adultos.
      Queda aprobado, tras una interesante discusión en la que intervienen los señores Saldaña, Haro, Marañón, Pereira y Recaséns. Y, por último, es aprobado el artículo número 10, relativo a que la enseñanza sexual sea sistemática, y a petición del maestro Sr. Noguera, obligatoria.
      Terminada la discusión y aprobación del articulado, se ocuparon los reunidos de la marcha de esta Asociación y de loa actos a realizar.
      A la reunión asistieron los doctores Marañón, Sanchís Banús, Recaséns, Sánchez Covisa, Vital Aza, Sáinz de Aja, Juarros, Macáu, Persira, Nóvoa Santos, Pittaluga, y los señores Huerta, Noguera, Tomeliano, Bugallo y Saldaña.
      Luz, Madrid, 4 de marzo de 1932, p. 12.
       

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    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





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    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
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    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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