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Una historia del western español

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Hace poco nos traía el compañero Gerión, un interesante artículo en el hilo dedicado a Doña Elvira Roca, que versaba sobre la categoría cinematográfica y novelística del western como extensión de la Leyenda Negra ,que está llevando en nuestros días a situaciones tan absurdas como las retiradas de la estatua de Colón o de Fray Junípero en Norteamérica para ocultar el genocidio de los primeros tiempos de los USA contra las tribus indígenas.

Aprovecho la mención que se hace de este tema, para traer en esta ocasión un artículo sobre uno de aquellos hechos históricos protagonizado por españoles e indios en tiempos de la administración imperial de aquellas tierras pues, por lo visto y según este artículo, los indios no eran tan mansos en ese periodo, como los pinta Doña Elvira en su artículo, y ya entonces obligaron a los españoles a ejercer duramente su ingenio y dominio militar para establecer la paz, eso sí, sin genocidio.

Creo que es un error prestar crédito a todo el leyendanegrismo que gravita sobre nuestra historia, pero creo que también lo es difundir una historia color de rosa de cómo eran las cosas y cómo sucedieron los acontecimientos en los tiempos del dominio hispano sobre América. Aquella conquista a veces tuvo que ser a sangre y fuego pues la realidad que allí imperaba era de todo menos amable. La verdad nos hace libres y por eso, pienso que solo la verdad sobre los hechos, puede liberarnos algún día de la tiranía de esa leyenda. Así que aquí dejo esta historia real de la conquista del Oeste americano por los españoles y las guerras con los Apaches, que también las hubieron antes de la paz, con intervención incluida de la Providencia en favor, por supuesto, de los españoles.

Cita

La lluvia de los escorpiones: la gran hazaña española en Arizona

Desde Tucson, al sur de Arizona, hasta el inmenso arenal de Sonora, en el norte del México actual, no hay más de 200 kilómetros de distancia. Sonora es probablemente el desierto en el que existen más serpientes de cascabel del mundo y los escorpiones suman legión. Atravesar este infierno en la tierra es más que un acto de fe, una decisión suicida, pero hubo humanos hace siglos que retaron lo imposible, y estos eran españoles.

Esa zona limítrofe con la nación hispana más septentrional del continente americano fue disputada a los colonizadores españoles duramente en una guerra de una crueldad inimaginable por ambas partes, primero contra los apaches en el siglo XVIII y posteriormente, dentro del mismo siglo, contra los comanches en una sangría desatada de un paroxismo inconcebible.

Los primeros finalmente se avinieron a una paz muy distante, pero respetada por ambas partes y que gravitaba en torno a mercados estratégicamente situados donde se comerciaba con azúcar, chocolate, agua de fuego y hierba para fumar(orujo gallego y marihuana que eran muy apreciados por los nativos), pieles, carnes maceradas, abalorios y herramientas varias para usos artesanales.

Con los segundos, a su vez enemigos de los apaches, la guerra fue a muerte alcanzando una crueldad ilimitada e inevitable, posiblemente por las atrocidades y la espiral de reacción que iba sumando agravios y rencores sin cuento. Fue un conflicto brutal y despiadado que corrió en gran medida a cargo de los famosos "Dragones de Cuera", destacamentos de caballería ligera de alta movilidad prácticamente indetectables para el enemigo por su capacidad de mimetizarse con el entorno y que las fuerzas españolas usaban prolijamente en emboscadas, golpes de mano, objetivos que requerían una ejecución rápida. Por supuesto, desparecían con la misma rapidez con que se presentaban.

Su cabalgadura era casi ubicua (se movían sigilosamente al alba y al crepúsculo) y cuando caían sobre sus enemigos no había remedio alguno. La administración colonial española había recibido encargo en aquel tiempo de convertir la frontera sur de Arizona en una región atractiva para los colonos españoles y, por ende, había que apuntalar la precaria seguridad de la inestable área en la que actuaban varias tribus muy violentas en defensa de lo que estimaban sus territorios.

Los franciscanos habían fundado pequeños asentamientos ligeramente fortificados a instancias de la autoridad militar en todo el territorio a la vez que mantenían unas relaciones correctas con los indios pimas, un sucedáneo de los llamados "apaches mansos", que estaban más por la integración y las relaciones mercantiles y una interpenetración cultural simbiótica. Esta filosofía, que jamás se pudo dar entre los aborígenes locales y los invasores anglosajones que más tarde arrasarían de cabo a rabo cualquier forma de vida indígena en lo que configura la geografía del actual territorio norteamericano, convirtió en un genocidio sin precedentes en la historia de la humanidad, la llamada conquista del oeste.

Sin embargo, una relación más amable aunque no exenta de durísimos brotes de violencia (sobre todo en las guerras comanches) se pudo dar con los españoles por el diferente tratamiento aplicado a los indígenas locales durante los tres siglos de dominación española de la diagonal de influencia que va de desde Florida hasta el actual estado del noroeste, llamado Washington.

Paraíso potencial

La creación de zonas ganaderas, promoción de la cabaña equina (que más tarde derivaría en los famosos Mustang), cultivos de arado, árboles frutales y una extensa red de acequias; apuntaban a un indicio de potencial paraíso o vergel en aquellas inmensas llanuras de potentes silencios y estrellas de poderosa presencia. Pero los apaches “radicales” tenían otra interpretación de la partitura y las incursiones, saqueos y matanzas de colonos eran continuas.

La reorganización de la defensa de Arizona encargada a Hugo O’Connor, irlandés de tercera generación naturalizado español, como muchos miles que se refugiaron en España huyendo de los ingleses y sus atrocidades contra este valeroso pueblo, surtió de seguridad inmediata a los aterrorizados colonos que vieron en las disposiciones de este perspicaz militar la solución que les permitía trabajar el campo, mercadear y protegerse tras unas empalizadas que les daban una seguridad relativa en caso de ataque o aviso a través de los vigías adelantados en caballerías.

El fuerte en cuestión, en la época llamados presidios pero sin la connotación que tiene hoy como penitenciarías, fue fortificado sólidamente con una compacta construcción de madera y adobe abundante rodeado de una fuerte protección de piedras robadas al desierto. La obra vino a durar unos siete años, comenzó en 1775 y fue un prodigio de protección y defensa adelantada en un territorio extremadamente hostil.

Las rutas comerciales al norte de Sonora y sur de la Alta California quedaron aseguradas con fuertes de pequeñas dimensiones en alturas inaccesibles ocupados por destacamentos muy reducidos en los que la caballería (los Dragones de Cuera), eran el eje de toda la estructura ofensivo – defensiva. Desde estas pequeñas pero inexpugnables posiciones, perseguirían a los apaches hasta los más recónditos escondites diezmándolos física y psicológicamente. Los indios pimas, antaño víctimas propiciatorias de esta otra tribu, eran ahora la punta de lanza que actuaba como exploradores y rastreadores.

Lluvia envenenada

El 5 de diciembre del año 1779 ocurrió un acontecimiento imprevisto y desconcertante por su caprichosa aleatoriedad meteorológica y estadística. Una manga de aire de una turbulencia extrema en un lugar muy inapropiado para este tipo de fenómenos había abducido en algún remoto lugar a una ingente colonia de alacranes de gran tamaño que fue llevada a través del desierto hasta caer en la zona donde una escasa guarnición española protegía a los colonos y a sus aliados. La sorpresa, mayúscula al principio, fue interpretada como un mal augurio, pero más tarde sería traducida en una bendición táctica al ocurrírsele al capitán Pedro Allende y Saavedra, al mando a la sazón, previa solicitud de ayuda a la entera comunidad afincada en las cercanías del fuerte, barrerla hacia el perímetro exterior del mismo.

Los apaches estaban agazapados sigilosamente en las medianías del fuerte español preparados para una acción sorpresa. Pero a raíz de la lluvia de escorpiones, sus monturas se llevarían la peor parte. Ni corto ni perezoso, el capitán arremetió en la más temprana madrugada con la escasa caballería de que disponía contra los sorprendidos atacantes que dormían plácidamente y pasaron como quien no quiere la cosa a dormir el sueño de los justos.

Recibieron una tunda importante ante la inesperada táctica de los españoles que habían embozado previamente a sus monturas para evitar delatores relinchos, al tiempo que mitigaban el ruido de sus herraduras con unos silenciosos calzos de filamentos de estopa. El repaso infligido a los apaches fue memorable y los alacranes se cebaron con los equinos en un mal día para esta noble raza.

Hacia la primavera del año de 1782, estos temibles indios del norte de América, auténticos amos de las praderas, desairados por la anterior derrota y la erosión de su prestigio entre las otras tribus, nuevamente atacaron Tucson, pero esta vez con el doble de guerreros (cerca de 600). A las 10 de la mañana de un plácido día dominical, tras la preceptiva misa y cháchara del tonsurado explicando las bondades del altísimo, el pueblo colindante de los indios pima, aliados de los españoles, fue atacado.

El ataque

La caballería española, en número de 200 jinetes, estaban divididos en dispersos destacamentos fuera del presidio en misiones de patrulla. Los españoles solo disponían de unos 60 jinetes en el interior del fuerte con sus correspondientes monturas y la inapreciable ayuda de los exploradores indios. Una pieza de artillería con abundante munición de postas se demostraría crucial en los combates subsiguientes; pero el tema se había puesto más que feo, la supervivencia estaba sobre la mesa del capitán en forma de mapa y solo quedaba la opción de una defensa a ultranza, pues no había escapatoria posible.

Los apaches que atacaron el pueblo indio pima se lo encontraron prácticamente vacío y avanzaron hasta el puente y los fosos con los que el capitán Urrutia había reforzado las defensas del enclave militar. Si se pudo mantener aquella posición fue gracias a las metódicas salvas graneadas de los mosquetes de los entrenados tiradores que puntualmente todos los días del año disparaban diez veces contra un ingenio diseñado por el capitán que simulaba un caballo al galope.

Mientras tanto, una fuerza apache había accedido al foso e intentaba colarse para abrir las puertas del fuerte español. Un sargento, de nombre Tomillo, con la ayuda de media docena de comprometidos soldados abastecían con un automatismo digno de encomio el único cañón que vomitaba con ferocidad inusitada un fuego continuo contra aquellos desgraciados que asomaban la testuz por el borde de la empalizada. El capitán, situado en un pequeño torreón adyacente a su casa, disparaba conjuntamente con una docena de indios afines a otra fuerza que intentaba incendiar la empalizada de madera que emergía de la piedra y el adobe que la sustentaba.

Tras una cruenta batalla de cerca de tres criticas horas, los apaches, que habían recibido innumerables bajas, se retiraron no sin antes recoger los casi 200 cadáveres de los suyos, un hábito usual en ellos. Solo siete cuerpos de los cerca de seiscientos atacantes pudieron ser recogidos por los españoles, que les dieron tierra con dignidad. El contingente español que defendía el fuerte bien pertrechado y con una coordinación perfecta mantendría la posición a costa de una veintena de heridos; el susto había sido conjurado y muchos de los caballos de los atacantes, heridos de gravedad en aquel épico combate. Posteriormente su carne seria macerada bajo las sillas de cuero de los jinetes o sencillamente metida en una salmuera.

A partir de 1783 y desde Tucson, el capitán Pedro Allende y Saavedra dirigiría una campaña durísima contra los apaches donde la guerra llegaría a convertirse en un cúmulo de atrocidades sin parangón por ambas partes. Aquella zona sería a partir de entonces un símbolo del poder español y una metáfora del valor extremo. A partir de 1786, el famoso virrey Bernardo de Gálvez (que durante el sitio de Pensacola infligiría en 1781 a los ingleses la mayor derrota conocida por estos en suelo americano), conseguiría con mucha mano izquierda templar los ánimos entre las partes con festivas ceremonias bien regadas con agua de fuego y humo de reír y abundante intercambio de regalos hasta la firma definitiva de la paz en 1793, paz por la que los apaches se convertirían en aliados fieles contra los terribles comanches.

Finalmente, la zona quedaría pacificada y el objetivo de dar continuidad a los colonos en un ambiente de tranquilidad, conseguido. La memoria de la presencia española en la mitad exacta de la geografía de los actuales Estados Unidos parece haber sufrido en sus libros de historia un amnésico exorcismo. La venganza poética es que hoy, uno de cada tres norteamericanos habla español y el número de hispanohablantes crece imparable. Cosas de la vida.

 

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Una vez leí un curioso paralelismo entre la Nueva España "sedentaria" (las tierras pobladas del sur) y la Nueva España "nómada" (las tribus del norte: la Apachería, Comanchería...), con China y los nómadas de las estepas al norte de la Gran Muralla.

La cosa estaba bien traída, porque la hilera de fortines y presidios en el norte de México se parece bastante al concepto de Muralla.

Quizás es el antecedente directo del Muro de Trump, porque además pasa por lugares muy cercanos a la frontera actual mexicano-norteamericana.

Lo cual podría servir para articular y "sanar mentalmente" el concepto de pérdida del tratado de Guadalupe-Hidalgo: al Norte de esa Muralla, bárbaros había, bárbaros vinieron. Podemos incluso tomar un camino aún más místico y "hacer nuestro" ese muro de Trump, como unos necesarios Pirineos americanos que protejan a los hispanos de la injerencia anglo.

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      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
        • Me gusta (5 positivos y 3 puntos de mejora)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
        • Correcto (3 positivos y 1 punto de mejora)
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