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Vanu Gómez

Los locales comerciales abandonados por el auge de las compras online.

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Tomo la noticia de un hilo que he visto en BBJ. Tampoco es que venga muy a cuento traer el caso inglés porque es algo que ya vemos en prácticamente en todos los cascos urbanos de España. En nuestro país el problema de fondo quizás se haya camuflado por achacarse gran parte de la caída de actividad a la crisis pero lo cierto es que esa es la causa principal del último coletazo en el cierre de locales comerciales de los últimos años, después del coletazo consiguiente al establecimiento de los grandes centros comerciales.

Creo que el tercer coletazo venga por la cuestión generacional. Los jubilados o abuelos que aún siguen yendo a los locales cercanos pero que en cuanto ya no estén no encontrarán relevo pues cada vez más gente hace incluso compras diarias de supermercado también por Internet para que se lo sirvan a casa a determinada hora... otro de las consecuencias de la "liberación" laboral de la mujer.

¿Qué opinión tenéis? A mí, sinceramente, el tema me supera. Aún me cuesta asimilar algo asín.

https://www.libremercado.com/2018-11-16/las-tiendas-echan-el-cierre-en-reino-unido-por-el-auge-del-comercio-online-1276628162/

Las tiendas echan el cierre en Reino Unido por el auge del comercio online

No solo cierran los comercios, los restaurantes y los pubs también se están viendo afectados por esta transformación.

Libre Mercado
2018-11-16
 
londres-picadilly-destinos-caros.jpg
 
Piccadilly Circus (Londres) | C.Jordá

En los primeros seis meses del año, un total de 1.123 tiendas desaparecieron de las 500 calles principales del Reino Unido. Esto supone que cada día echan el cierre 14 comercios. La causa, según apuntan en PwC, parece ser el aumento del comercio online, sobre todo en el sector textil y en el de los electrodomésticos, ya que estos fueron los más afectados en el semestre. Aunque no solo cierran los comercios, los restaurantes y los pubs también se han visto afectados.

Londres ha sido la región más afectada. Por el contrario, Gales registró la mejor nota al concluir con el mínimo de cierres. En total, se cerraron 2.692 tiendas y se abrieron 1.569 durante este periodo. Las alarmas han saltado después de que el Gobierno británico haya anunciado un nuevo impuesto para las empresas que se dedican al comercio online, usando como excusa que emplean menos personal y pagan menos tributos.

Philip Hammond, ministro deHacienda, ha prometido reducir los impuestos a cerca de 500.000 pequeños, así como determinadas ayudas, al tiempo que pretende crear un nuevo tributo sobre las empresas online. Jake Berry, subsecretario de Estado, dijo que "estamos creando un grupo de trabajo dirigido por Sir John Timpson, uno de los proveedores más experimentados del Reino Unido, para asegurar que las principales calles están adaptándose a los nuevos tiempos y son aptas para el futuro".

 

Peor tras el Brexit

A falta de cerrar un acuerdo definitivo, lo cierto es que el Brexit afectará al comercio online, tanto británico como europeo. Las compras de clientes residentes en Reino Unido hacia tiendas online españoles o viceversa tendrán que pagar impuestos de aduanas y el propio IVA, lo que provocará una burocratización de las compras y, por ende, un encarecimiento de los procesos de venta. Esto, unido al nuevo impuesto que plantea el Ejecutivo de Theresa May, amenaza con ser un duro castigo para el creciente sector del comercio online.

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Hombre yo supongo que el comercio online afectará a algunas tiendas locales pero en general no creo que se pueda hablar de un exceso de locales vacios por falta de demanda  a causa de la competencia online, como sí por un exceso de precio al menos en España. Seguimos en la misma trampa que antes de la crisis y no parece que hayamos aprendido.

Si lo pensamos un poco, el auge del comercio online viene dado por la reducción de costes que tiene con respecto al comercio tradicional, y si esto es así es porque previamente, el comercio tradicional ha llevado la carestía de vida a unos niveles, en algunos casos insoportables. Quizás la forma correcta de ordenar el comercio online, no sea tanto encarecerlo mediante impuestos como acotarlo a las dimensiones humanas y geográficas reales donde opera, y posibilitar el abaratamento de sobrecostes del comercio tradicional, que mayormente se hayan en la concentración de intereses bancarios y presupuestarios en el precio de las cosas, más hallá del valor real del producto.

Quiero decir, en 1913, 1 kg de carne roja de 1ª costaba en el mercado alrededor de 1,5 pesetas, pero hoy te puede costar unos 5 €, algo así a multiplicar por casi quinientos el valor de la carne en 100 años aunque, básicamente se siga produciendo de forma muy semejante a como se producía en 1913. El comercio online en este caso, resulta evidente que no es el principal factor de encarecimiento, pero este es el mismo patrón que orienta toda la economía con lo que entiendo que, el comercio online, surge como respuesta a esa realidad, y ahora tocaría acotarlo y dimensionarlo de manera que sea verdadera fuente de riqueza.

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Creo que es un problema que irá a más. De momento afecta más a electrónica, textil y entretenimiento, pero acabará afectando a alimentación. En BBJ hay muchos que presumen de comprar en Amazon hasta la pasta de dientes. Y conozco a una persona que compra todo tipo de artículos de menos de 2€. Claro, tiene que poner la dirección de sus padres, porque a la hora que reparten está trabajando.

Problemas:

- Amazon y unos pocos gigantes lo irán acaparando todo. El comercio tradicional puede que no fuese del todo eficiente -todos hemos sufrido las malas pulgas o los precios caros de algún comerciante-, pero articulaba una cadena comercial que daba de comer a muchas familias españolas. Ahora todo irá para el dueño de Amazon y para EEUU.

- España recaudará menos impuestos y tendrá que ir exprimiendo a sus ciudadanos para compensar esta pérdida. El Estado social quebrará y España perderá la poca independencia que le queda.

- Desparecerán los empleos tal como los hemos conocido y casi todos funcionarán con el modelo de falso autónomo.

- Gasto inmenso de energía. Para poner un libro en tu casa hace falta mucha gasolina y mucha electricidad.

- La gente socializará menos y se recluirá en sus casas. Los barrios perderán vida. Y cada vez habrá menos niños jugando en los parques.

¿Se nota que soy un poco catastrofista con este tema? :)

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No creo que se catastrofismo. Yo pienso igual que tu y me parece una visión realista de las cosas. Por eso decía anteriormente que se debería acotar el comercio online y dimensionarlo a la realidad humana y geográfica. Un tipo con millones en el bolsillo puede tener la idea de crear un gigante que se lo trague todo como pueda ser Amazon, pero ahí debería entrar la legislación que interviniese la práctica de Amazon de forma que su presencia estuviese verdaderamente ordenada al bien común y no a costa de la quiebra de otras personas.

Los asiáticos por ejemplo, creo que han sabido torear mejor ese toro y tienen gigantes como aliexpress u otros que en realidad son grandes plataformas donde los pequeños productores y comerciantes pueden ofrecer sus productos. No es una solución pero se acerca más al ideal de poner la tecnología al servicio de las personas que al revés. De otro lado, una legislación que acotara el comercio electrónico, según la geografía de forma que, para vender en un país se tuviera que tributar en este, sería ideal.

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En 17/11/2018 a las 2:18, El Español dijo:

No creo que se catastrofismo. Yo pienso igual que tu y me parece una visión realista de las cosas. Por eso decía anteriormente que se debería acotar el comercio online y dimensionarlo a la realidad humana y geográfica. Un tipo con millones en el bolsillo puede tener la idea de crear un gigante que se lo trague todo como pueda ser Amazon, pero ahí debería entrar la legislación que interviniese la práctica de Amazon de forma que su presencia estuviese verdaderamente ordenada al bien común y no a costa de la quiebra de otras personas.

Los asiáticos por ejemplo, creo que han sabido torear mejor ese toro y tienen gigantes como aliexpress u otros que en realidad son grandes plataformas donde los pequeños productores y comerciantes pueden ofrecer sus productos. No es una solución pero se acerca más al ideal de poner la tecnología al servicio de las personas que al revés. De otro lado, una legislación que acotara el comercio electrónico, según la geografía de forma que, para vender en un país se tuviera que tributar en este, sería ideal.

Tienes razón. Leí apresuradamente tu primera respuesta y entendí algo bastante diferente de lo que en realidad decías.

Me parecería bien que se pusiese a disposición de los comerciantes españoles una plataforma tipo Aliexpress donde pudieran ofrecer sus productos. Pero entiendo que es muy difícil una cosa así si el Estado no asume la iniciativa.

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Lo que casi nunca se menciona en todos esos artículos que hablan del monopolio de Amazon es que éste es la herramienta que Jeff Bezos, su fundador y principal accionista, está utilizando para financiar la carrera espacial privada estadounidense.

El tal Bezos está destinando mil milones de dolares anuales del capital en acciones que dispone de Amazon, para financiar Blue Origin que es, junto a Space X, una de las dos empresas privadas del mundo que actualmente ya están en disposición de realizar vuelos espaciales. Aunque el objetivo de estos dos magnates, que ya tienen contratos mutimillonarios con NASA y otras agencias militares, no es hacerle la competencia en este sector a la inversión pública sino convertirse en los futuros proveedores del transporte espacial a las supuestas colonias mineras en la luna y estaciones espaciales que también están proyectando en asociación con los entes públicos de exploración espacial.

Haciendo una especie de paralelismo histórico, la ambición del propietario de Amazón sería semejante a la de la República Genovesa en tiempos de la conquista española de América, cuando Carlos V firmo el tratado de la Condotta con Andrea Doria concediéndole todo el transporte marítimo de mercancias por el Mediterráneo procedentes de América, lo que implicó la inmensa fortuna que caracterizó a aquella república marítima.

Es decir, detrás de la simple ambición comercial de Amazón, están también los intereses de conquista espacial y hegemonía mundial-universal de USA. Y digo universal porque dicho intereses ya van más allá de la propia geografía del mundo.

https://www.merca2.es/bezos-musk-amazon-tesla-carrera-espacial/

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Me ha parecido interesante este artículo sobre Amazon:

Cita

¿Es ético comprar en Amazon?

Las empresas de la llamada economía de plataforma conquistan a un consumidor falto de tiempo. Pero la comodidad no sale gratis. ¿Conveniencia o consumo responsable?

amazonEl centro logístico de Amazon en San Fernando de Henares (Madrid). GERARD JULIEN / AFP / GETTY IMAGES

Hace tiempo que el consumo ético es una forma de incidir sobre lo que compramos y, por tanto, sobre lo que se ofrece. Nos permite, además, influir sobre los procesos de fabricación y transporte de aquello que consumimos. Conocer con detalle las implicaciones de todo lo que adquirimos nos abre por tanto la posibilidad de votar con el monedero. Pero mientras muchas personas han incorporado, probablemente, la preferencia por tejidos no animales, productos fabricados localmente o alimentos ecológicos, el debate sobre el consumo de lo que nos proponen algunas de las nuevas empresas nacidas al albor de Internet está menos desarrollado.

Y, sin embargo, estas nuevas compañías son cada vez más omnipresentes. Las cajas con el logotipo de la sonrisa de Amazon, por ejemplo, son cada día más ubicuas. La empresa que Jeff Bezos creó en 1995 como una librería online, y que dos años más tarde ya salía a Bolsa, es hoy la marca de venta al por menor más valiosa del mundo. Permite adquirir y recibir a domicilio desde gomas del pelo a piezas de un coche.

Nos encontramos ante un claro ejemplo de cómo las posibilidades tecnológicas están cambiando nuestra cotidianidad. Amazon refleja las dinámicas que caracterizan este largo entrar en el siglo XXI: la emergencia de grandes complejos empresariales de base tecnológica (los famosos ­GAFA, acrónimo de Google, Apple, Facebook y Amazon), la crisis del comercio minorista local, la robotización del trabajo y el auge del ocio en casa.

Desde que llegó a España en 2011, el crecimiento de Amazon es constante, pero sus servicios están aún lejos de lo que experimentan los consumidores estadounidenses. En España, la empresa dispone de 10 almacenes y garantiza la entrega en el día en tan solo unos pocos códigos postales. En EE UU, Amazon dispone de 17 centros de distribución solo en el Estado de California, en ciertas zonas garantiza la entrega en menos de una hora, acepta pedidos directamente desde asistentes virtuales domésticos tipo Alexa o Echo, cuenta con tiendas físicas donde los libros no tienen precio y supermercados sin personal humano, y es ya el segundo empleador del país, superado solo por la cadena Walmart.

Claves

613.300 personas trabajan a tiempo completo o parcial para Amazon en todo el mundo.

208.800 millones de dólares (unos 183.600 millones de euros): sus ingresos en los últimos cuatro meses contables. Ocupa el puesto 16º de las empresas cotizadas en el mundo.

4.241 millones de euros: lo que facturó la compañía en España en 2017, según The eShow Magazine y Netquest. Lideró el ranking nacional de ventas online.

10 centros y estaciones logísticas de Amazon en España.

19.300 euros, el salario mínimo anual de los empleados de Amazon en Madrid y Barcelona, según la empresa.

Amazon pasó de vender libros a vender de todo, y se ha ido convirtiendo en un negocio global y multiservicio. En España hay en realidad cuatro “Amazons”: Amazon Spain Fulfillment (logística), Amazon Spain Services (servicios), Amazon Web Services (cloud) y Amazon Online Spain (publicidad). Cuatro empresas que se estima que facturan 4.200 millones de euros, de los que solo declararon al fisco español 289 en 2017 y por los que pagaron 4 millones en impuesto de sociedades (un diminuto 1,4%), según la estimación publicada en abril por el periódico Expansión.

Uno de los grandes debates que ha generado el espectacular crecimiento de Amazon es el de su impacto en el sector minorista. Después de años de teorizar sobre la desaparición del pequeño comercio como consecuencia de la emergencia de las grandes superficies, al final parece que las plataformas online, con Amazon a la cabeza, pueden acabar dándole el golpe de gracia tanto a tiendas de barrio como a grandes superficies. El comercio tradicional, grande y pequeño, tiene dificultades para competir con una multinacional que puede movilizar en muy poco tiempo cadenas logísticas globales a precios muy bajos. Amazon es sobre todo una tienda de tiendas, y así distribuye gastos y riesgos.

Bezos identificó una oportunidad de mercado que parecía marginal, la distribución global de libros con plazos y precios asequibles, y esa ha sido la base de su supermercado del mundo y de un entramado societario que vende desde servicios de Internet hasta mano de obra con la herramienta Amazon MTurk.

A partir de la web librería, desarrolló acuerdos con terceros vendedores para que todos utilizaran la plataforma, incorporando así un perfil tanto del vendedor como del revendedor, algo que permitió a Amazon conseguir los ingresos y los datos necesarios para iniciar el salto a otros sectores, servicios y productos. La empresa ha rentabilizado su posición dominante sin piedad, poniendo en situaciones muy difíciles no solo al sector minorista local, sino a grandes cadenas.

Y parece que la ambición no cesa. Bezos ha construido todo un imperio. No solo encontró un filón en la prestación de servicios informáticos de almacenamiento y gestión a clientes como la NASA, sino que es el propietario de The Washington Post.

Algunos expertos se refieren a los cambios introducidos por empresas como Amazon en las dinámicas laborales utilizando el término de taylorismo digital. A principios del siglo XX se expandieron las teorías de Charles Taylor y su método de organización industrial para racionalizar y mecanizar el trabajo, dividiendo las tareas de forma sistemática con el fin de aumentar la eficiencia y productividad. Bajo ese modelo, el trabajo de cada obrero era cronometrado en un sistema de producción en cadena que restaba valor a la mano de obra cualificada y bajaba los salarios. De un modo parecido, la cadena logística de Amazon maximiza las tecnologías digitales y la posibilidad de monitorizar al trabajador y el producto al minuto tanto dentro como fuera de sus instalaciones. Hay empleados que han relatado jornadas extenuantes, controles constantes y objetivos de productividad imposibles, a los que hay que sumar una alta temporalidad y salarios bajos que ya han motivado cuatro huelgas en el almacén más antiguo de la empresa en España, en San Fernando de Henares (Madrid). Incluso 400 miembros de la plantilla de The Washington Post mandaron una carta abierta a Bezos este año en el que a la luz de los brillantes resultados logrados por la cabecera (se duplicó el número de suscripciones digitales en 2017, aumentó más de la mitad el tráfico en su web y rebasó las previsiones de ingresos publicitarios) pedían un “trato justo” a cada uno de los trabajadores que contribuyen al éxito. “El Post no es un negocio cualquiera. Pero incluso si lo fuera, esta no sería la forma de demostrar que valora a sus empleados. Por favor, muestre al mundo que no solo puede abrir el camino para ganar dinero, sino que también sabe cómo compartirlo con la gente que le ayudó a lograrlo”, concluía la carta.

Bezos siempre ha colocado al cliente como su mayor prioridad, y en el caso de Amazon su éxito apunta a un profundo cambio en los hábitos de una clientela cada vez más hogareña. La disponibilidad del ocio en casa, con servicios de envío de comida, libros, ropa o cualquier otro producto va en aumento. Amazon no deja escapar ninguna oportunidad, y amplía servicios en todos los frentes, ofreciendo incluso televisión a la carta con Amazon Prime Video.

En contra de lo que cabría esperar, el gran éxito del gigante del comercio electrónico son las ciudades y no las zonas rurales. La combinación de precio asequible, comodidad y pereza ha seducido precisamente a aquellos urbanitas que menos necesitan la entrega personalizada al tener comercios, supermercados y cines cerca.

Pero el ocio abandona las calles para hacerse doméstico, en un cambio que muchos atribuyen no tanto a la voluntad de los consumidores como a la combinación de largas jornadas laborales, al coste de la vida en relación con los salarios y a una progresiva individualización de la sociedad. Aunque no está claro si Amazon es causa o consecuencia, es innegable que los nuevos modelos de ocio de los que se lucra tienen impactos psicosociales importantes.

Una de las grandes polémicas que envuelve a los gigantescos ­GAFA tiene que ver con su ingeniería fiscal y la búsqueda de fórmulas legales para rebajar sus obligaciones fiscales. Cuando arrancó Amazon, Bezos contempló radicar su empresa en una reserva india, precisamente para evitar las cargas fiscales, y eligió finalmente Seattle por sus condiciones impositivas. En su primera incursión europea, escogió (¡sorpresa!) Luxemburgo. Y el anuncio en noviembre de la apertura de dos nuevos cuarteles generales en Nueva York y Washington también estuvo precedido de una competición a la baja en cargas fiscales entre una veintena de ciudades.

En España, Amazon opera con una compleja estructura societaria que hace imposible saber cuánto ingresa por sus ventas. No obstante, los cuatro millones de euros en impuesto de sociedades abonados en 2017, mencionados previamente, parecen una cantidad menor. El desembolso de los consumidores españoles en Amazon puede beneficiar su bolsillo, pero no revierte ni en trabajos de calidad, ni en impuestos que puedan financiar servicios públicos que, por ejemplo, ayuden a esos empleados precarios a llegar al trabajo o a cobrar alguna prestación cuando venza el contrato temporal. La Comisión Europea alertó el año pasado de que algunas grandes tecnológicas pagan menos de la mitad de impuestos que compañías tradicionales.

El tema del uso y abuso de los datos merece un punto y aparte. Amazon no solo utiliza datos personales para controlar férreamente a su plantilla, también, como muchas otras empresas online, recoge información sobre todas las interacciones de los clientes con su plataforma (y con Internet en general a través de las cookies). Su omnipresencia hace que sea un actor excepcionalmente destacado en el mercado de datos. La información que obtiene le permite deducir gustos y necesidades, capacidad adquisitiva, residencia y datos bancarios, que luego cruza con otras bases de datos para vender ese perfil lo más caro posible a los anunciantes. Como Facebook o Google, Amazon es una agencia de publicidad. La tercera mayor del mundo, y probablemente la más diversificada, puesto que, aparte de negocios online, es propietaria de empresas de hardware, portales de ocio y supermercados que permiten ofrecer perfiles más completos y, por lo tanto, lucrativos. Se dice que cuando algo es gratis, el producto somos nosotros. Con Amazon, el consumidor paga y además su rastro de datos es revendido como producto.

¿Es pues ético comprar en Amazon? Es posible que haya muchas empresas con condiciones laborales peores, pero difícilmente tendrán las ventajas fiscales de las que disfruta Amazon. También es posible que el ocio en casa sea cómodo, pero no está claro que sea deseable una sociedad de cubículos de uso individual.

En el pasado, el taylorismo rebajó salarios y degradó las condiciones laborales, pero también impulsó el sindicalismo moderno. De la misma forma, la lucha contra la concentración empresarial y los monopolios de finales del XIX llevó al desarrollo de legislación de protección de la competencia y de los consumidores. Quizás lo más problemático del momento actual no es el tamaño y poder que acumulan los GAFA, sino la desorientación sobre cómo abordar la agenda social, laboral y tecnológica que requieren estos actores omnipresentes.

Habrá que pensar antes de dar de nuevo a ese clic.

Gemma Galdon Clavell es doctora en Políticas de Seguridad y Tecnología y directora de Eticas Consulting.

https://elpais.com/tecnologia/2018/12/21/actualidad/1545407088_015525.html#comentarios

 

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La Comisión Europa investiga a Amazon por copiar productos exitosos que sus rivales venden en su web

La Comisión Europa investiga a Amazon por copiar productos exitosos que sus rivales venden en su web

30 Noviembre 2018 - Actualizado 19 Diciembre 2018, 22:26

Ten cerca a tus amigos, pero ten más cerca aún a tus enemigos. Puede que ese sea uno de los mantras secretos de Amazon, o al menos eso parecen creer en la Comisión Europea, que está investigando a la compañía por vender productos sospechosamente parecidos —o idénticos— a los de competidores que previamente habían comenzado a venderlos a través de Amazon.

La Comisión envió un formulario de 16 páginas a diversas tiendas que podían utilizarlo para confirmar si Amazon había puesto a la venta productos "idénticos o muy similares" a los de esas tiendas, y qué impacto había tenido eso en sus ventas. La información que Amazon tiene sobre esas ventas podría concederle una ventaja competitiva importante que no gusta a los comisionados europeos.

Los vendedores ceden buena parte de sus datos a Amazon

Margrethe Vestager, la Comsionada de Competencia de la Unión Europea, indicaba en un evento en Washington el viernes que "en estos momentos no hay acusaciones contra Amazon", pero aún así ella y su equipo estaban investigando esas posibles tácticas. La acusación no es nueva, ni mucho menos, y ya en 2016 se hablaba de este problema.

Basics

Ni Amazon ni la Comisión Europea han querido ofrecer más detalles sobre el asulto, pero parece que en dicho cuestionario se pregunta a los responsables de las tiendas las fechas exactas en las que Amazon comenzó a vender productos que competían con los de sus marcas.

Ese formulario también permitía a las tiendas indicar si la puesta a la venta de esos productos supuestamente copiados había afectado a sus ventas y en qué medida: ¿habían tenido ellos que subir o bajar los precios como consecuencia del lanzamiento de esos productos?

Las respuestas podrían dar lugar a una acusación formal por parte de la Comisión Europea, y lo cierto es que la dimensión de Amazon ha provocado que la propia empresa haya diversificado su catálogo y haya creado hasta 120 marcas privadas según TJI Research.

Una de las más conocidas es probablemente Amazon Basics, que desde hace años al menos deja claro en el nombre que es una marca de Amazon. Otras marcas dedicadas a productos de hogar o de moda no son tan fáciles de identificar como parte de Amazon.

Amazon Una pequeña búsqueda deja desde luego mal sabor de boca: Amazon vende los cargadores de mandos de la Xbox One de PowerA por 25 dólares, y los suyos de Amazon basics por 21 dólares. Los parecidos son más que razonables.

La enorme cantidad de datos que Amazon tiene sobre su negocio (y sobre todo, el de las tiendas que venden a través suyo) le proporciona valiosa información, y para ex-directivos de la empresa como James Thomson "Amazon te fuerza a darle tus datos y luego los utiliza para competir contigo".

Vía | Bloomberg

https://www.xataka.com/empresas-y-economia/comision-europa-investiga-a-amazon-copiar-productos-exitosos-que-sus-rivales-venden-su-web

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Estas Navidades me comentaba un primo que tenía tres comercios, uno de ellos de objetos de regalo, y que ha tenido que cerrar dos de las tiendas. Lo achaca en gran parte a Amazon. En concreto, parece ser que es imposible competir con ese gigante en los objetos de regalo.

En la prensa gallega relatan el cierre de una emblemática librería de Galicia:

Cómo acabar con el librero

Algunas reflexiones valen la pena:

Cita

El mundo, entonces, era de otra manera. Por ejemplo, íbamos de compras a la tienda de siempre y charlábamos con nuestro comerciante de cabecera. Entrabas en la zapatería de Yosu y te ponías en sus manos. Te recomendaba un calzado, te lo probabas, presionaba en la puntera para ver si te hacía daño o si era tu número y salías tan contento de la tienda con tu par de mocasines debajo del brazo.

Ahora, vamos al zapatero a engañarlo. Le pedimos los zapatos que nos gustan del escaparate para probárnoslos, ver si nos sientan bien y luego, ponemos cualquier pretexto y nos vamos a casa a pedir el mismo calzado por Amazon. Es el fin de una manera civilizada de vivir en la que salías de compras y volvías a casa con el producto, pero también con unas risas, una conversación, la sensación de haber sido bien tratado y la reconfortante sensación que regala la costumbre, lo doméstico.

Se cierra el comercio de proximidad, los barrios mueren y se deteriora la convivencia (además de bajar los precios de las casas, para aquellos que piensan sólo en el dinero):

Cita

En Pampín pasabas horas y te enterabas de casi todo. Lolita, José y Majo tenían mucho encanto, mucha gracia y ningún pelo en la lengua: si había que decir un par de verdades dolorosas, las decían y punto. Eran comerciantes de cabecera, de confianza, uno de esos sitios donde si la tarde venía tristona y depresiva, te pasabas por allí y en un rato de charla espantabas las penas.

Pero Pampín ha cerrado, el Callejón del Viento ha perdido su icono y nuestro modo de vida se tambalea. Ya se puede pagar una compra con el teléfono móvil, con una pulsera, con unas gafas y pronto bastará nuestra mirada. Hay anillos que facultan para pagar con el dedo y Barclaycard y Samsung comercializan unas americanas con un chip en un botón para pagar con la manga. El e-comerce se impone y las compras por Internet nos amenazan: cierra Pampín, desaparece el pequeño comercio local de proximidad y peligra la vida en las calles y la convivencia en las plazas, donde el intercambio comercial ha sido la base de nuestro reconfortante concepto de ciudad.

Estamos acabando con el droguero, con el zapatero y con el relojero so pretexto de la comodidad y con ello nos estamos cargando el modo de vida que nos reconforta. Nos quejamos de que nos puede la angustia y tenemos que refugiarnos en el yoga, la meditación y el mindfulness a ver si así recuperamos la armonía, pero la culpa la tenemos nosotros por habernos cargado al librero. Pampín ha cerrado, y el mundo ya no es lo que era: ni Amazon ni AliExpress inspirarán jamás un Callejón del Viento.

Un triste panorama que veo en mi barrio pero que es bastante generalizado en toda la ciudad.

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En nombre de los derechos sociales o el libre comercio, se habla mucho tanto de fomentar su implantación como de subir impuestos a todas esas grandes corporaciones que en realidad están acabando con el comercio tradicional, y así con la economía de innumerables familias sin embargo, casi nadie habla de cerrarles las puertas e invertir recursos públicos en desarrollar medios de distribución que permitan a los pequeños artesanos, productores y comerciantes, poder distribuir sus productos en los nuevos espacios de la era digital.

Al respecto de esto me ha llamado positivamente la atención, una iniciativa reciente promovida por la empresa nacional de Correos, en la que han lanzado una plataforma para que los pequeños productores locales puedan llegar al público en general.

#YOMEQUEDO

 

 

Cita

Correos Market es la plataforma de e-Commerce de Correos que permite a los pequeños productores locales visibilizar y comercializar sus productos para que lleguen a toda España e incluso fuera.

#YoMeQuedo en el pueblo

Para darlo a conocer, y teniendo en cuenta el factor de despoblación que existe en los pueblos de España, Correos ha puesto en marcha una campaña de publicidad que se centra en el insight de la España vaciada. Y además le ha dado una vuelta lanzando el mensaje de que los productores locales “viven en el pueblo porque quieren. No porque no les quede otra opción”.

#YoMeQuedo “da voz a aquellos que con orgullo y esfuerzo apuestan por su lugar de origen para desarrollar sus proyectos”, aseguran desde la compañía pública.

En esta campaña, la compañía quiere reflejar valores de marca como su capilaridad (al estar presente en todos los pueblos de España), su historia (como parte vertebradora de la sociedad española) y el papel de sus oficinas (próximas al ciudadano de todas las partes del país). Se trata, en definitiva, de poner en valor la red logística de Correos como apoyo a estos productores en un mercado cada vez más global y digital.

 

Solo espero que esto no sea un paso previo para privatizar posteriormente la empresa y darle el beneficio al capital privado extranjero, tal como ya se ha hecho con un buen número de empresas públicas, tanto desde la izquierda como sobre todo desde la derecha.

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Lo más impresionante de todo es lo rápido que sucede todo esto. Con unos pequeños cambios tecnológicos se consiguen unos cambios radicales en los hábitos de compra de la gente... lo que conlleva, en cuestión de apenas unos meses o a lo sumo años, la aniquilación salvaje de un patrimonio, no solo material sino también inmaterial, para el que han sido necesarias generaciones enteras de personas y familias dedicadas a construirlo.

Es abrumador... a mí algo que últimamente me ha impactado -tras el golpe mediático con la colaboración de muchos médicos de ir sustituyendo la leche por bebidas vegetales sucedáneas- es que también se ve venir la sustitución de la carne por sucedáneos cuya producción, lógicamente, quedará en manos de grandes corporaciones mientras SE ACABE DEMONIZANDO, QUIÉN SABE SI PROHIBIENDO -con el apoyo inestimable de la ideología animalista y supongo que de un bien untado gremio médico o nutricionista- de cualquier alimento de origen animal, salvo quizás para una élite bien adinerada que o se lo productan ellos mismos o paguen un buen pastizal a gente especializada en cumplir las imposibles normas que le impidan la cría de animales a la mayoría de familias ganaderas.

que no se, igual me estoy emparanoiando... pero es que después de lo acontecido en Europa con las bebidas de soja o el combustiblel diesel... ya me puedo creer cualquier cosa.

¿acabaremos casi todos comiendo hamburguesas sin carne expendidas a muy bajo coste por amazón?


Esta publicación ha sido promocionada como contenido independiente

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Un buen artículo de El País sobre el comercio por internet y Amazon. Muy interesante lo que comenta de que parte de los costes de envío de Amazon los está absorbiendo Correos con el dinero de nuestros impuestos. Le estamos financiando a Amazon la destrucción del comercio nacional.

Cita

Cuando el envío gratis en Internet sale caro: quién paga lo que usted se ahorra

El transporte sin coste adicional puede ser un cebo para clientes y la ruina para pequeños comerciantes

Enrique Alpañés

Cajas de Amazon Prime en Nueva York.Cajas de Amazon Prime en Nueva York. Mark Lennihan / AP
Cuando Ana Magallón vendió su primer pedido a Hawái se emocionó un poco. “Pensé: mira tú qué exótico, una de nuestras piezas va a viajar desde Avilés hasta una isla paradisiaca”, recuerda. Luego empezó a hacer cuentas y se emocionó un poco menos. La pieza en cuestión, una sirenita de cerámica, costaba 10 euros. El envío suponía 15. “Asumimos algo del coste para que no pareciera tan caro”, explica la artesana de la tienda online Barruntando. Es una práctica común en el mundo del ecommerce. El vendedor asume parte o la totalidad de los gastos de envío para no ahuyentar al cliente. Se reduce así el margen de beneficio pero aumentan las ventas. Esto, si eres una gran empresa, puede funcionar; si eres una pequeña artesana, como Magallón, puede acabar asfixiándote.
El envío gratuito no existe y eso que está por todas partes. Amazon lo garantiza por 36 euros anuales. Aliexpress lo ofrece de forma generalizada. Etsy lo recomienda a sus vendedores como estrategia de marketing. Todos los ecommerce han imitado una táctica que se basa en dos principios: hazlo rápido y hazlo gratis. Cuando pulsas el botón comprar, se pone en marcha un proceso contra reloj, una carrera de relevos que llega a meta cuando el mensajero llama a tu puerta. En algún punto de esa cadena se imputan los gastos de envío que no has pagado. Alguien paga el pato: los repartidores que viven en precario, Correos, que realiza un servicio deficitario subvencionado por el Estado, o el vendedor, que reduce su margen de beneficio para competir en el feroz mundo online.
No siempre ha sido así. Cuando Magallón fundó su tienda junto a las compañeras de un curso de cerámica, las cosas eran diferentes. “Yo tenía algo de experiencia previa en Internet, así que me lancé y empezamos en Etsy”, explica la emprendedora. “A la semana ya habíamos vendido algo”. Era 2014 y la mentalidad del cliente era muy distinta a la de hoy. “Asumía los gastos de envío sin problema”, explica Magallón. “Entendía que había un trabajo detrás y que había que pagarlo”. Pero cuando las grandes empresas vieron que había potencial de negocio en Internet empezaron a captar clientes con ofertas agresivas como el envío gratis. Las pequeñas tiendas tuvieron que imitarlos para seguir vendiendo. Y empezaron a asumir costes de forma generalizada. Barruntando, por ejemplo, ha acabado por absorber los gastos de envío dentro de España y por compartirlos con el cliente cuando son al extranjero.
El comercio electrónico mueve en España unos 12.000 millones de euros al trimestre. Se ha convertido en la gallina de los huevos de oro, pero las condiciones en las que se incuban son cada vez más precarias. “Durante años se ha promovido el envío gratuito porque era la forma de competir en un mercado en crecimiento y porque, en muchos casos, los números lo permitían”, explica el consultor tecnológico José Carlos Cortizo. Es un proceso que aún sigue en activo y a velocidad de crucero: el crecimiento de este mercado roza el 30% interanual en España. Hay margen para seguir fidelizando nuevo público y la forma más fácil de hacerlo es eliminando gastos. Las marcas siguen ajustando precios y hay quien se baja de esta loca competición por el camino. ”Dentro de esta vorágine, muchos comerciantes se ven obligados a vender a unos precios que hacen que no salgan las cuentas”, reconoce Cortizo.
Tradicionalmente se echa la culpa de esta tendencia a los grandes marketplaces como Amazon, pero esta es una verdad a medias. “Es cierto que son los generadores de esta dinámica competitiva, porque al final la incorporan en su plataforma [si das mejor precio y eliminas costes agregados apareces antes en las búsquedas y vendes más] pero también es lo que piden los consumidores”.

El dolor de pagar

El pain of paying o dolor de pagar es una teoría de la economía del comportamiento que asegura que hay ciertas barreras psicológicas que pueden impedir que realicemos una determinada compra. El uso de efectivo en lugar de tarjetas de crédito es un buen ejemplo. Los cargos por conveniencia (como el precio elevado de un refresco en el minibar del hotel), también. Pero nada ejemplifica mejor esta actitud del consumidor que los gastos de envío.
Ese puñado de euros que se añaden al final del proceso hace que muchos abandonen antes de pulsar el botón “comprar”. Por eso algunos han optado por disociar este gasto del momento de pago y camuflarlo bajo otra apariencia. “Amazon Prime está disfrazado con un paquete de series y películas”, explica Jordi Ordóñez, consultor experto en comercio electrónico. “Es una forma efectiva de captación, así eliminas la barrera de los gastos de envío en el momento de la compra y ofreces un plus. Y funciona: el cliente de Amazon Prime compra dos o tres veces más que el que no lo tiene”. Ordóñez cree que el precio de este servicio irá subiendo con los años y esto calmará las cosas, pero de momento siguen en fase de captación, fidelización y crecimiento. Y siguen de rebajas: al envío gratuito se le ha venido a sumar la devolución sin coste adicional. No se trata de una cantidad marginal. Alrededor del 25% de los productos o servicios comprados en Internet se devuelven, porcentaje que se eleva hasta el 30% si se trata de ropa.
Cuando llegó a España, Amazon se apoyó en empresas como Seur o MRW. Estas le dieron una bienvenida digna de mister Marshall, pero pronto se dieron cuenta de que el americano no merecía tanta alegría. “Al principio todo fue muy bien pero después empezaron a apretar: que si debes bajar el precio, que si tienes que llegar siempre a tiempo… llegó un punto en el que era insostenible”, recuerda Ordóñez. Ese punto ocurrió en el Black Friday de 2016, cuando las empresas de transportes colapsaron. El volumen era cada vez mayor, pero el beneficio por paquete, menor. Y la reputación de estas empresas, con retrasos acumulados de más de una semana, caía por los suelos. “Tú imagínate que un solo cliente te satura toda tu red de distribución. Los demás se quejan y con razón. Y piensa que esos demás pagan mejor. Al final ves que no sale a cuenta”, zanja el experto.
Poco a poco, las grandes empresas de reparto dejaron de trabajar con Amazon. El gigante tecnológico solucionó este vacío montando su propia red de logística a base de autónomos y subcontratas. Precarizando el envío. Para los paquetes menos agradecidos, aquellos destinados a pueblos distantes y casas remotas, las cuentas seguían sin salir. Así que optó por buscar a un aliado en estado de necesidad.
Un cartero deja correo en un local del barri Gòtic de BarcelonaUn cartero deja correo en un local del barri Gòtic de Barcelona Marta Pérez / EFE

 

Obligación

Correos está obligado por ley a prestar el servicio postal universal y garantizar el envío de cartas y paquetes a todo el territorio español a un precio competente. “Esto hace que tenga una capilaridad brutal”, señala José Carlos Cortizo. Y un coste igual de brutal. “Como se envían menos cartas, que es lo que daba sentido al servicio, este es cada vez más deficitario”. España paga a Correos cerca de 142 millones al año como compensación por las pérdidas del servicio postal universal. En esta situación llega una compañía como Amazon y ofrece un pago, aunque precario, por usar una red que se tiene que mantener y pagar por ley, tenga o no tenga uso. La respuesta es clara. “No te queda otra que aceptar”, concluye Cortizo. “Amazon se está aprovechando de la necesidad de Correos”.
Jordi Ordóñez justifica ese comportamiento con un argumento difícilmente rebatible: “Al final son empresas, no ONG, tienen que ganar dinero. Si no pueden cobrarle estos costes al cliente lo tienen que imputar por algún lado”. Ese sobrecoste se reparte a lo largo de la cadena, pero suele ser el eslabón más débil, el de logística, quien asume la mayor parte. Ya sucedió con los deliveries y la comida a domicilio. Ahora ese esquema se está imitando en las compras online. “Es la parte menos valorada”, reconoce Ordóñez. “De forma bastante irónica, porque si lo piensas es el único punto de contacto entre la tienda y el cliente. Es la cara visible”.
Ana Magallón, ahora tras los meses más duros de la crisis, vuelve a tener más ajetreo en el taller. “Estamos retomando todos los envíos que habíamos dejado paralizados estos meses de pandemia”, comenta aliviada. Se oye ruido de fondo, ya hay trajín en su taller de Avilés. Mujeres que modelan, pintan, envuelven y envían figuritas de cerámica. Magallón contesta sorprendida cuando se le pregunta por qué no convierten ese taller en una tienda y abandonan el mundo online. “Es que así no venderíamos nada, y tendríamos muchos más gastos”, replica. La venta online tiene sus contras pero los pros, de momento, ganan por goleada. “Tenemos envíos para Puerto Rico, Qatar, Filipinas, Sudáfrica…”, enumera Magallón. No hay discusión posible. Barruntando seguirá empaquetando sirenitas de cerámica para mandarlas a todos los rincones del mundo. Pague quien pague los gastos de envío.

 

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En uno de los últimos de @Mundo Republiqueto hacen una comparación de lo que hace la Iglesia por el mundo con lo que hace Bezos, que es hoy día uno de los grandes poderes económicos.

 

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Lo que está ocurriendo con Correos no tiene nombre. Entre los trabajadores es un rumor a voces que la están devaluando para poder privatizarla y despiezarla. Y los sindicatos, raro es el día que no emiten algún comunicado criticando duramente la nefasta gestión de su presidente. Por cierto, empresa estatal dirigida por el que fuera jefe de gabinete de Pedro Sánchez. Ese es el socialismo verdadero que hay en España y no el postureo de cara al público que nos venden en los medios y campañas de propaganda. Socialismo subordinado al interés de la carrera de algunos políticos y vendido al liberalismo más salvaje.

En cuanto al tema del comercio online, el problema parte de la base de que, para poder competir en precio con el comercio tradicional, desde su origen siempre han puesto el envío como un gasto aparte. Sin embargo, lo racional hubiera sido que ese precio hubiera estado incluido en el precio final del producto, tal como el comerciante tradicional incorpora el coste de transportar las mercancias hasta su despacho, en el precio de los productos que vende. A fin de cuentas, el precio del producto debe ser el que cueste ponerlo en las manos del cliente. Pero se quiso vender la idea de que el comercio online era una bicoca que podía abaratar el coste a los consumidores, y se metieron en una trampa de la que nadie ahora mismo puede salir, con la consecuencia de que como siempre, serán los más pequeños los que mueran de inanición ante su incapacidad para asumir unos gastos que las grandes corporaciones pueden permitirse, ya que al no ser productores, van a repercutir esos gastos sobre los que producen o como en este caso, sobre los que distribuyen.

 

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    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





        • Excelente 25 puntos positivos y de mejora)
      • 32 respuestas
    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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