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Corazón Mexicano
Hispanorromano

Hispanistas olvidados: Alfonso Junco

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A ver, yo soy hispanista pero también españolista. Creo que 22 trozos ya son muchos trozos (22 estados iberoamericanos). No quiero 300 trozos y una España (peninsular) dividida en 5, ni en 2. Los carlistas en su abandono del Estado, que me parece "bonito" en lo estético por su ideal caballeresco/independiente/libre/católico, pasan del tema, pero no comparto esa actitud desde el realismo, aunque sus conclusiones sí (el Universo-Patria al que nos debemos, es más grande y desborda el Estado español).

Es decir, creo que España tiene que poner todo de su parte, y si los otros no hacen nada, liderará; pero el día que a los de "allí" les dé por unirse, los esfuerzos de España serán muy pequeños en comparación, y el liderazgo será compartido; este es un escenario deseable.

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Desde luego que ese es un escenario deseable, sin duda. (para los patriotas, desde luego, igual no para los indigenistas de uno y otro lado).

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El libro que comentaba tiene cierto sesgo antiespañol y de izquierdas. Los "hispanoamericanistas" a los que se refiere no reniegan de la herencia española pero tienen cierto recelo contra España y considerarían una intromisión la política exterior con respeto a la América hispana que desarrollaron Primo de Rivera o Franco, mientas que estarían bastante cómodos con las desarrolladas por la Segunda República.

La categoría de "hispanistas" la utiliza un poco de manera despectiva para referirse a autores que, como Alfonso Junco, creen que en México tiene más importancia el elemento español que el elemento indígena. Por ejemplo, para este autor, hablar de las prácticas bárbaras a las que se entregaban los indígenas antes de la conquista española sería un intolerable desprecio a los indígenas, o que España mueva hilos para evitar las matanzas de cristeros sería una peligrosa intromisión imperialista.

De los "hispanoamericanistas" hay algunos que evolucionan a posiciones hispanistas, como José Vasconcelos, pero otros evolucionan con facilidad a posiciones "indigenistas". Es por tanto un terreno movedizo donde conviene moverse con cuidado. Aunque está claro que conviene trabajar con los "hispanomericanistas".

Tal como están las cosas, a mí no me importaría que España no sea la que lidere el proceso de reunificación. Y creo que es el sentir de la mayoría de hispanistas, pese a las intenciones imperialistas que les achaca el autor del libro. Lo que pasa es que tampoco se puede partir de una posición de desprecio o de recelo constante contra todo lo que venga de España.

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Lo que dices, Hispano, se añadee a lo que comenta Gerión. Hay un antiespañolismo latente incluso entre patriotas de allá. Hemos de recurrir a paralelismos con los separatismo a regionales en la península, cuyo relato tiene el referente negativo español sobre el que se construyen y justifican.

De ahí que lo que más interese es que sea desde dentro de cada país en donde surja ese movimiento, que por supuesto encontrará grandes resistencias desde dentro, sobre todo en países como México, cuya élite está bien aleccionada. Os pongo, una vez más, como ejemplo a Alfredo Jalife.

Es tener todo esto en cuenta lo que me lleva a ver con cada vez más simpatía la estrategia USana y puertorriqueña.

 

 

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Si lo pensamos en plan empresa, el mercado que sirve de incubadora de grandes proyectos es EEUU, pero también es donde hay más competencia.

En mercados más pequeños como puede ser España no hay tantas empresas en disputa pero el pastel es mucho menor.

Lo bueno del hispanismo es que en su universalismo tiene un discurso para todos, y su flexibilidad es tal que puede integrar múltiples patriotismos. 

El discurso está ahí, adaptado a las necesidades y realidades locales, a la espera de florecer y fructificar.

En España se hablará más de la Reconquista, en Suramérica de la integración indiana, en Brasil se hablará de intercomprensión, en EEUU del hecho imperial y del origen de su nación, en el resto de Europa hablaremos de Roma, en el Islam hablaremos más del Mediterráneo y el mundo antiguo, en China hablaremos de la relación Qing/Virreinatos... 

El dónde fructifica antes, o dónde hay que concentrar más esfuerzos, no lo sé. Es lo que decía de lo impredecible de asegurar quién relanzará de nuevo la saeta hispana, en palabras de Maeztu. Puede ser España, pero quizá no. Ahí está el ejemplo de la Asturias indigenista inventándose un bable excluyente para demostrar que los creadores de la idea pueden ser también sus destructores. Aunque también han parido la Escuela de Oviedo.

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Comentar también que el antiespañolismo no es propiedad exclusiva de hispanoamericanos. Ocurre para que me entendáis (mi perspectiva está sesgada por esto) que veo la tierra de mi familia tomada por millones de nazis de lazo amarillo. Uno se siente desarraigado, catalán en el exilio, de ahí también la necesidad de buscar otros mundos, nuevas familias casi.

Se junta con mi amor a la grandeza, la unidad, el imperio en suma, y uno acaba admirando más a EEUU o a México tirando del poco hilo hispánico que encuentre allí, que a la España del cáncer autonómico.

Aunque también son rachas.

Editado por Gerión. Motivo:

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hace 9 minutos, Gerión dijo:

Comentar también que el antiespañolismo no es propiedad de hispanoamericanos. Ocurre para que me entendáis (mi perspectiva está sesgada por esto) que veo la tierra de mi familia tomada por millones de nazis de lazo amarillo. Uno se siente desarraigado, catalán en el exilio, de ahí también la necesidad de buscar otros mundos, nuevas familias casi.

Ciertamente, lo que se ve en paisanos tuyos deja verdaderamente perplejo, lo fácil que es desorientarse en la confusión de este mundo moderno. Desde luego, es impresionante lo que han conseguido los derrumbadores.

Efectivamente, en España suficiente tenemos con este tema, ahora bien, Hispano dio en el clavo en el hilo de Puerto Rico. Aunque parezca una paradoja... un vuelco hacia el exterior y eventuales triunfos pueden revetir también la situación en el interior, desviando el foco de las energías. No es descartable.

Lo que está casi impepinable es que cualquier quiebra territorial sería casi irreversible. Y no podemos permitirnos un segundo portugal en la península. Puede que la aplicación a tiempo y oportuna del 116 no sea descabellada, anticipándose a la movilización de masas.

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hace 8 minutos, don Fernandito dijo:

Ciertamente, lo que se ve en paisanos tuyos deja verdaderamente perplejo, lo fácil que es desorientarse en la confusión de este mundo moderno. Desde luego, es impresionante lo que han conseguido los derrumbadores.

Efectivamente, en España suficiente tenemos con este tema, ahora bien, Hispano dio en el clavo en el hilo de Puerto Rico. Aunque parezca una paradoja... un vuelco hacia el exterior y eventuales triunfos pueden revetir también la situación en el interior, desviando el foco de las energías. No es descartable.

Lo que está casi impepinable es que cualquier quiebra territorial sería casi irreversible. Y no podemos permitirnos un segundo portugal en la península. Puede que la aplicación a tiempo y oportuna del 116 no sea descabellada, anticipándose a la movilización de masas.

Es correcto lo que dices del vuelco debido a los triunfos. Es espectacular la cantidad de gente que se guía por el arribismo, es decir se juntan a lo que más arriba esté. Me sorprenden hispanoamericanos que tan pronto son prousanos, como prochinos ahora, pero nunca prohispanos.

Yo puedo entender que la gente ame la grandeza, es natural y es la mecánica de formación de imperios, pero, ¿por qué no la grandeza propia? La historia se mueve rápido, aunque hoy estemos en la ruina, quién sabe qué pasará en el futuro. Países como China o India lo consiguen. Por qué no nosotros, que incluso tenemos ya mimbres históricos con medio mundo, relatos ya escritos, sólo hay que usarlos.

En este sentido es necesaria una política más belicosa (guerra cultural) y menos apaciguadora.

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hace 2 horas, Gerión dijo:

Yo puedo entender que la gente ame la grandeza, es natural y es la mecánica de formación de imperios, pero, ¿por qué no la grandeza propia? La historia se mueve rápido, aunque hoy estemos en la ruina, quién sabe qué pasará en el futuro. Países como China o India lo consiguen. Por qué no nosotros, que incluso tenemos ya mimbres históricos con medio mundo, relatos ya escritos, sólo hay que usarlos.

Porque la grandeza que el mundo ama es la que se puede sentir y palpar, y en nuestro caso se suele hablar de una grandeza pasada que, aunque existente, es de dificil comprensión y sentimiento por quienes se dejan guiar por los meros impulsos. Hace falta una reflexión profunda que lleve a admirar la grandeza aún existente de nuestra cultura, de lo que en realidad seguimos siendo, pero la dinámica materialista y consumista del mundo la impide. Desde la perspectiva de la fe es posible pero cuando la fe que impulsó dicha grandeza desaparece, lo que queda es el yo abatido e imperceptible.

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Alfonso Junco

Los derechos del trabajador

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Acción Española, Tomo IX, N.º 53, 16 de mayo de 1934, pp. 429-433.

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Parte por la campaña de exageración y de odio que fatalmente hubieron de hacer nuestros primeros insurgentes para enardecer a las masas, y que una indocta patriotería repitió por muchos años; parte por incomprensiones y falsedades que la mentalidad sectaria inspiró a historiadores protestantes o jacobinos; parte por un desconocimiento despectivo de los asuntos hispanoamericanos, que aun a hombres eminentes o tenidos por tales (Launay, Cunningham, Feyel, Seignobos), lleva a equivocaciones increíbles en cosas elementales, como lo prueba Carlos Pereyra en «La obra de España en América»; todo ello repetido, divulgado, gritado por la ignorancia o la aversión de los mediocres, que son en todas partes muchedumbre, el resultado ha sido un juicio errado y calumnioso acerca de la conquista y la colonización españolas.

Sin desconocer crueldades, codicias y yerros que no fueron privativos de España sino generales entonces, y que toman su exacta significación cuando un docto entendimiento los coloca en su tiempo y en sus circunstancias, sin cometer la torpeza de querer convertir, como dice Pereyra, las «leyendas negras» en «leyendas blancas», sino estudiando desinteresadamente y poniendo la verdad sobre todas las cosas, se llega a la persuasión de la obra admirable que España desarrolló en sus colonias.

Esa labor fundó y connaturalizó en nuestra patria la cultura española, única que poseemos y que nos da carácter y personalidad como nación. Perderla sería perdernos. Religión, lengua, familia, mentalidad, costumbres, que constituyen nuestra fisonomía, son sustancia española, y si de ella renegáramos, renegaríamos de nosotros mismos.  Robusteciéndola, enriqueciéndola, acendrándola con conocimiento y amor, tendremos una razón esencial y operante para subsistir con vida propia. Sin eso, seremos simples simios y satélites del yanqui, y a la postre su presa fatal.

Esta es la profunda razón de que quienes tratan de absorbernos, empiecen por menospreciar y desfigurar nuestras raíces y nuestra cultura hispánica. Ellos son sagaces; pero los que entre nosotros secundan esa tarea, no son sino cómplices, por lo general miopes e inconscientes, del pujante invasor que está a las puertas.

* * *

Quiero hoy hablar de las leyes protectoras del trabajador indígena. Pero antes indiquemos la dirección fundamental, marcada en dos documentos memorables de los primeros tiempos: el testamento de Isabel la Católica y la bula de Paulo III.

Aquella gran mujer decía en su testamento, otorgado en Medina del Campo el año de 1504:

«Ítem, por cuanto al tiempo que nos fueron concedidas las Islas y Tierra Firme del mar Océano... nuestra principal intención fué... de procurar inducir y traer los pueblos dellas a nuestra santa fe católica y enviar... perlados y religiosos y clérigos y otras personas doctas y temerosas de Dios... y les enseñar y doctrinar buenas costumbres... Por ende suplico al rey mi señor muy afectuosamente, y encargo y mando a la dicha princesa mi hija y al dicha príncipe su marido, que así lo hagan y cumplan, y que éste sea su principal fin, y que en ello pongan mucha diligencia y no consientan ni den lugar que los indios vecinos y moradores de dichas Indias y Tierra Firme ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas o bienes, mas manden que sean bien y justamente tratados...»

Y Paulo III, informado y solicitado por los religiosos de Méjico, expidió a 9 de junio de 1537 su célebre bula «Veritas ipsa», declaración suprema en favor de los indios. De ella tomo este párrafo (traducción de Dávila Padilla) :

«Nosotros, pues, que, aunque indignos, tenemos las veces de Dios en la tierra, y  procuraremos con todas las fuerzas hallar sus ovejas que andan perdidas fuera de su rebaño, para reducirlas a él, pues es éste nuestro oficio; conociendo que aquestos mesmos indios, como verdaderos hombres, no solamente son capaces de la fe de Cristo, sino que acuden a ella corriendo con grandísima prontitud, según nos consta ; y queriendo proveer en estas cosas de remedio conveniente, con autoridad apostólica, por el tenor de las presentes determinamos y declaramos que los dichos indios y todas las demás gentes que de aquí adelante vinieren a noticia de los cristianos, aunque estén fuera de la fe de Cristo, no están privados ni deben serlo de su libertad ni del dominio de sus bienes, y que no deben ser reducidos a servidumbre ; declarando que los dichos indios y las demás gentes han de ser atraídos y convidados a la dicha fe de Cristo con la predicación de la palabra divina y con el ejemplo de la buena vida. Y todo lo que en contrario desta determinación se hiciere, sea en sí de ningún valor y firmeza...»

* * *

Es honrado declarar que la corona de España fue siempre fiel a aquella santa y venerable voluntad de Isabel y a la egregia palabra del Pontífice. Cuanto en contrario sucedió —salvo alguna pasajera excepción— fueron abusos y violencias de conquistadores, encomenderos, autoridades menores de acá, cuyas concupiscencias y ambiciones eran tanto más ávidas y encrespadas, cuanto aquellos hombres eran más férreos, tempestuosos y bravíos.

Pero enfrente de ellos se irguieron hombres de hierro también —de hierro para los vencedores, de miel para los vencidos—: Zumárraga, Vasco de Quiroga, Motolinía, Garcés, Bartolomé de las Casas y mil más, que en guerra a muerte contra los abusos, denunciaban, protegían, instaban, reclamaban con arrojo, desafiaban peligros excomulgando a los culpables aunque fueran tan prepotentes y feroces como Nuño de Guzmán, y gradualmente iban logrando, tras afanes de excelsos y tesón espantoso, implantar la justicia y el amor.

Así, todos los historiadores que cuentan, aun los plagados de prejuicios anticatólicos, veneran a aquellos frailes y obispos, reconociéndolos por los principales civilizadores de Méjico y fundadores de nuestra nacionalidad.

¿Qué hubiera sido, sin ellos, de la dignidad humana de los indígenas, de su bienestar, de su cultura, de su existencia misma, y qué de la civilización y la libertad en la Nueva España?

* * *

Fruto de sus iniciativas y gestiones son las leyes de Indias, monumento perdurable de sabiduría y magnanimidad, edificado en vivo sobre las realidades sociales.

He aquí, tomadas al azar, unas cuantas disposiciones, en que se advierte cómo España se anticipó de siglos a la legislación tutelar del trabajo de que ahora nos gloriamos: la libertad y dignidad del obrero, el salario justo, el pago en propia mano, las horas de labor, la protección contra accidentes y la curación gratuita, todo está previsto y ordenado de sorprendente manera, siempre en defensa paternal del indígena.

Para prestar su trabajo, los indios «vayan con quien quisieren y por el tiempo que les pareciere, sin que nadie los pueda llevar ni detener contra su voluntad». Se manda que sean los «jornales acomodados y justos... y que los virreyes y gobernadores en sus distritos, tasen con la moderación y justificación que conviene estos jornales y comidas que se les hubieren de dar...» y que «el trabajo de los indios no sea excesivo ni mayor de lo que permite su complexión y sujeto, y que sean pagados en mano propia como ellos quisieren y mejor les estuviere». (Libro VI, título 12, ley I.)

«No se puedan cargar los indios con ningún género de carga que lleven a cuestas, pública ni secretamente, por ninguna persona de cualquier estado, calidad o condición... aunque sea con voluntad de los indios... con paga mi sin paga». Sólo se permite, con muchas restricciones, donde «no haya bestias, carneros de carga ni otros bagajes», y allí éstos deben introducirse con urgencia. (Libro VI, título 12, ley VI.)

«Mandamos que a todos los indios... que trabajaren en las minas, se paguen muy competentes jornales, conforme al trabajo y ocupación, los sábados en la tarde, en mano propia... y que tengan los ministros muy particular cuidado de su salud y buen tratamiento en lo espiritual y temporal, y los enfermos sean muy bien curados.» (Libro VI, título 15, ley IX).

«No se labren las minas por partes peligrosas a la salud y vida de los indios...» (Libro VI, título 15, ley XI.)

«...Y el alcalde mayor tenga cuidado de que ningún indio entre en socavón ni mina, si él o los veedores no hubieren visto y reconocido que no tiene riesgo y está con toda seguridad y donde conviniere apuntalado. Todo lo cual se haga por escrito ante escribano que dé fe... Y prohibimos y defendemos que los indios sean cargados con el metal, aunque sea en poca cantidad...» (Libro V, título 15, ley XIX.)

«Mandamos a los virreyes, presidentes y gobernadores que señalen las horas en que (los indios) se hubieren de ocupar cada día, en atención a sus pocas fuerzas, débil complexión, y costumbre que generalmente se guarda en todas las repúblicas bien ordenadas.» (Libro VI, título 12, ley XXVI.)

Sobre esto es curiosísimo que la jornada de ocho horas, que se cuenta por moderna conquista de los trabajadores, fuera espontáneamente establecida, nada menos que por el rutinariamente calumniado Felipe II, el 20 de diciembre de 1593. He aquí la disposición:

«Todos los obreros trabajarán ocho horas cada día, cuatro a la mañana y cuatro a la tarde, en las fortificaciones y fábricas que se hicieren, repartidas a los tiempos más convenientes para librarse del rigor del sol, más o menos, lo que a los ingenieros pareciere, de forma que no faltando un punto de lo posible, también se atienda a procurar su salud y conservación.» (Libro III, título 6, ley VI.)

Y el mismo Felipe, el propio año, reducía las horas a siete para los trabajos más pesados:

«En las minas de Zaruma y su beneficio, trabajen los mitayos desde las seis de la mañana hasta poco más de las diez del día, y desde las dos hasta las cinco de la tarde, para que se conserven mejor. y cesen los daños que de la contravención resultan.» (Libro VI, título 15, ley XIX.)

* * *

Hay que recomendar a los estudiosos que lean y relean las Leyes de Indias. En el libro sexto, singularmente, se sorprenderán con muchas «novedades» de legislación social como las transcritas. Y verán que de esa cantera venerable podemos extraer todavía, labrándolas según la técnica de hoy, muchas piedras robustas y angulares para la reconstrucción de la patria.

Méjico, abril 1934.

ALFONSO JUNCO

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Unas gotas del pensamiento de Alfonso Junco, en particular sobre el panamericanismo, a partir de un artículo académico que debo advertir que es contrario a su figura, al calificarle despectivamente de "franquista":

Cita

Dadas así las cosas, las muchas páginas que Alfonso Junco escribió sobre el capítulo de la posguerra española -exilio republicano, incluido- nos advierten de la presencia de un pensador mexicano totalmente convencido de la necesidad de consumar el proyecto de reconstrucción del imperio español hasta ver realizada la meta de una España, liderada por Franco, convertida en timonel espiritual del mundo hispánico, donde, claro está, México habría de ser uno de sus hijos predilectos. No por casualidad se traía con frecuencia a colación aquellos versos de Rubén Darío, versos de especial agrado para el escritor regiomontano:

Únanse, brillen, secúndense, tantos vigores dispersos:

formen todos un solo haz de energía ecuménica.

Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,

muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.

Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente

que regará lenguas de fuego en esa epifanía.

Huelga decir que todo pasaba por la formación de un solo haz, bien hecho y mejor atado, regado con esa sangre renovada de un hispanismo en la hora sagrada de aquella nueva epifanía. Ese hispanismo habría de considerar "indisoluble la religión católica del ser español".37 Y, ante tal propuesta, la dicha de Junco no podía alcanzar cotas más elevadas.

Por si acaso, y con el fin de desterrar aviesas ideas sobre futuras reconquistas territoriales, Junco se entregaría a una labor pedagógica para mostrar y demostrar que, bajo la bandera del hispanismo, no había posibilidad alguna, por remota que ésta fuera, de una agresión militar a México ni al resto de los países americanos, so pretexto de poner en práctica semejantes sueños imperiales. Por más descabellado que fuera, la conquista de Franco debía hacerse siguiendo otras estrategias, más afines a la espiritualidad católica. He aquí el siguiente fragmento, puesto, claro está, al servicio de la estirpe:

¿Quién puede seriamente pensar en una agresión bélica de España contra América? Se trata, obvio es, de un sentido espiritual, pacífico, fraterno, de integridad hispánica que reconstituya la opacada grandeza de nuestra estirpe. ¡Y qué falta nos hace recobrar la plenitud de nuestra propia fisonomía y exaltar los valores de nuestra esencia profunda, ante un panamericanismo artificioso e incoherente, que no es sino la sarcástica hermandad de las ovejas con el lobo!38

Recuérdese que ese "panamericanismo artificioso e incoherente", al que alude Junco, guardaba relación con la política del buen vecino, impulsada por el presidente estadounidense Theodore Roosevelt, ya desde marzo de 1933, con el propósito de vertebrar un diálogo entre las naciones del continente americano ante la ambición belicista del desafiante nazismo de Hitler. Como puso de manifiesto Rafael Velázquez, esta política de buena vecindad "tenía que trabajar a toda su capacidad para consolidar un mecanismo de solidaridad continental y establecer las bases para defenderse de la amenaza de la crisis europea".39 Y todo ello, garantizando el escrupuloso respeto a dos principios esenciales del nacionalismo revolucionario mexicano y zócalo fundacional de su política exterior: la soberanía nacional y el principio de no intervención.

Esta circunstancia tampoco pasaría desapercibida para Alfonso Junco, y en ese acercamiento de México a los Estados Unidos, en paralelo con su distanciamiento de la Madre patria, se encontraba buena parte de los problemas en los que estaba sumido México ante semejante "panamericanismo de comedia". En palabras de Junco:

Ahora -y este ahora daba cuenta de toda una centuria-, dispersos, alejados de una España en decadencia o debilidad, hemos gravitado en torno a los Estados Unidos; y hasta hemos llegado a la aberración de acatar un panamericanismo de comedia, en que hacemos el arrugado papel de comparsas de nuestro adversario natural. Éste, que ha arrebatado a los pueblos de América todo el territorio y toda la autonomía que ha tenido a bien, hoy logra que postulemos, fraternalmente, en Panamá, una sarcástica defensa panamericana.40

En efecto, no le faltaba razón a Junco al decir que dicha reunión de los países americanos había tenido en Panamá, precisamente en septiembre de 1939 y tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y unos meses después del fin de la Guerra Civil española. Dicho encuentro formaba parte de un plan estratégico de consultas entre las partes con el fin de sondear la realidad internacional y anticipar acciones comunes de una manera dialogada y consensuada. Para la ocasión, de dicha reunión se obtendría no sólo una declaración de neutralidad ante el conflicto europeo -por cierto, una de las tesis impulsadas por Eduardo Hay, entonces secretario de Relaciones Exteriores de México-, sino el compromiso entre las partes a favor de preservar la paz en el continente americano, así como de cooperar en pro del restablecimiento de la paz mundial.41 Como bien se sabe, con el ataque japonés a la base norteamericana de Pearl Harbor y el hundimiento de varios buques mexicanos por las tropas nazis, al menos en lo que respecta a Estados Unidos y a México, estos buenos propósitos quedarían en papel mojado con su inmediata entrada en la guerra.

Al respecto, era claro que Alfonso Junco temía que la América hispana cayese bajo la órbita de influencia de los Estados Unidos y, en consecuencia, la propuesta de una reconstrucción del universo hispano, liderada por la Madre patria de Franco, habría de ser la fórmula ideal para frenar cualquier expansionismo procedente del vecino del norte. Implícitamente, dicha reconstrucción se habría de acometer desde el símbolo de la cruz y desde la correspondiente restauración de los valores concebidos por el catolicismo. Para Junco, la España republicana, como la Rusia leninista o el México revolucionario, formaban parte de una terna de países donde los católicos venían siendo perseguidos: "Y sí hay Estados modernos, de inspiración no católica, en que se persigue a los católicos: la Rusia de Lenin y Stalin, el Méjico de Calles y satélites, la España de Azaña y de Negrín".42 Al respecto, en su libro Savia, publicado en 1939, Junco recuperaría uno de sus fragmentos de febrero de 1926, escrito en plena efervescencia de la guerra cristera y de la particular ofensiva del presidente Calles en contra de los intereses de la Iglesia católica mexicana. Frente a un presente negro para el catolicismo, el futuro era, sin embargo, promisorio y cargado de optimismo:

Robadle templos, cerradle escuelas, expulsadle religiosos, cargadla de grilletes y de afrentas: crimen estéril. La Iglesia, con obsesión desconcertante, que fuera estúpida si no fuese divina, recomienza. Mañana os enterrará: lleva veinte siglos de enterrar perseguidores. Y reflorecerá con nueva juventud después de la poda.43

En pocas palabras, en Franco y en su proyecto de revitalización del universo hispano estaban depositadas sus esperanzas para remediar tantos temores y encontrar la solución a tantos problemas. He aquí el siguiente fragmento de octubre de 1939:

Si España revive su pujanza y nosotros tenemos el sentido común, el sentido vital de estrechar nuestros vínculos culturales, económicos y políticos con ella; si trabajamos por realizar la gran Confederación Hispánica que nos defienda de la disgregación, de la absorción, de la deformación que a lo largo de un siglo hemos venido padeciendo bajo el influjo interesado y poderoso del Norte, habremos al fin corporizado, para grandeza y bien de todos, el alma de la Hispanidad. Eso es lo que en España llaman hoy Imperio.44

El escritor Alfonso Junco o el perfil ideológico de un franquista mexicano

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    • Por Latino I
      Fuentes: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2008/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20080912_parigi-cultura.html
                      Brague, Rémi (2021): Manicomio de verdades: Remedios medievales para la era moderna. Madrid: Encuentro
       
      En otros hilos hemos tratado el asunto de la geopolítica y los bloques que existen hoy en el mundo, y también cómo deben posicionarse los países hispanos ante esta situación. Relacionado con este tema, hemos hablado de la batalla cultural que se puede llevar a cabo desde el mundo hispánico. Me parece que además de considerar de manera estratégica (geopolítica) las opciones que los países hispanos tienen a la hora de formar un "bloque" independiente de los que hoy dominan el mundo, tenemos que partir del concepto de cultura que está en el centro del catolicismo. Y no creo que haya mejor fuente para revisar dicho concepto que el discurso que Benedicto XVI pronunció en el College des Bernardins en París en el año 2008.
      En ese discurso, Ratzinger se refirió al período histórico de derrumbe del Imperio Romano, una época de "confusión en la que nada parecía quedar en pie"; se trataba de un mundo que estaba siendo aniquilado, como el actual. Por aquel entonces, los monjes se retiraban a los monasterios, no con la intención de preservar una cultura o de crear una nueva, sino que lo hacían simplemente para buscar a Dios ("quaerere Deum"). El papa desglosó con maestría y con su característico estilo límpido y bello los elementos que eran inherentes a dicha búsqueda, a saber, el cultivo de la palabra (en la que debemos incluir el canto) y el trabajo. La propia naturaleza de la fe católica, que es a su vez universal, empujaba a los monjes al estudio de la gramática y al trabajo manual.
      Uno de los participantes en aquel encuentro del mundo de la cultura con el papa fue el filósofo de la Sorbona Rémi Brague, que en un reciente volumen titulado "Manicomio de verdades: remedios medievales para la vida moderna", editado por Encuentro, hace un análisis extraordinario del concepto de cultura partiendo de esta conferencia a la que había acudido como oyente. Brague se refiere a la cultura como "subproducto", en la línea de lo que Benedicto XVI hacía en la conferencia, es decir, como el resultado final de un proceso ajeno a la propia cultura: en nuestro caso, la búsqueda de Dios por parte de los monjes.
      Afirma Brague lo siguiente: "El ejemplo que el papa Benedicto sitúa en el foco de su meditación es, como observé al principio, bastante sorprendente: la vida monástica en la Edad Media. Según el papa Benedicto, la intención de los monjes medievales no era, definitivamente, la de crear cultura, ni siquiera la de preservar una cultura anterior. Ahora bien, lo que sucede es que lograron – y de una forma espléndida – algo que no pretendían obtener. En términos históricos, sus actividades culturales fueron asimismo subproductos."
      Retomando la propia naturaleza de la fe católica de los primeros cristianos, y comentando acerca de la nueva relación que se estableció entre los conceptos "fe" y "cultura", escribe Brague que "tanto los judíos como los paganos tenían sistemas de cultura completamente desarrollados, integrados en una sola religión. Pero san Pablo provocó un cambio radical. Separó la cultura de la religión, en contra de la paideia griega y la halaja judía." Esto contrasta claramente con otras culturas de diversos periodos históricos y áreas geográficas, en las que se puede producir una identidad religión-cultura bastante claro. Y esto se demuestra de manera clara cuando nos fijamos en las materializaciones concretas de ciertos "elementos culturales: vemos que existe una moda musulmana, pero no cristiana; lo mismo pasa con la gastronomía, no existe una cocina cristiana. El papa, en su discurso, explicaba esto aludiendo a la universalidad de Dios y de la razón que se encontraban en el centro de las motivaciones de los monjes: para ellos "la fe no pertenecía a las costumbres culturales, diversas según los pueblos, sino al ámbito de la verdad que igualmente tiene en cuenta a todos."
      Me parece interesante todo esto que comento por el tema de la batalla cultural que hoy está tan de moda. Si no existe, propiamente hablando, una cultura cristiana, sino que ella es un subproducto de algo más, el punto de partida de dicha batalla no pueden ser leyes o alianzas geoestratégicas, pues sin ese “quaerere Deum” que mencionaba el papa todo lo demás es vano. De ahí lo vació de propuestas culturales que hemos tratado en otros hilos, como pueden ser la escuela de Oviedo o el falso tradicionalismo de partidos políticos como Vox.
      Otro elemento esencial, a mi modo de ver, es el hecho de que los monjes de entonces, en su búsqueda de Dios, no preservaron solo la literatura y los escritos cristianos, sino que custodiaron también obras claramente paganas. Esto nos enseña hoy que no podemos rechazar “en bloque” los elementos culturales que han producido los distintos imperios que diariamente criticamos (americanos, chinos, rusos…) En nuestros días, estas “estructuras” o “productos” son la naturaleza sobre la que tiene que actuar la gracia. Escribe Brague algo que tiene que ver con esto cuando dice:
      “Cuando el cristianismo entró en la escena del mundo antiguo, el contenido de esa infraestructura era lo que estaba disponible en el mercado de la civilización antigua grecorromana. Pero este mismo marco bien podría llenarse con otros contenidos. Más tarde, las costumbres germánicas y eslavas, las leyendas celtas, la ciencia y los saberes árabe y persa concurrieron con el crisol. Los misioneros jesuitas no se opusieron a dar luz verde a la entrada de las costumbres chinas en el siglo XVII, pero su intento, como es bien sabido, lamentablemente fracasó. Puede que en el futuro veamos este fracaso solo como algo provisional. Nos encontramos aquí con una paradoja: la cultura cristiana no está hecha de elementos cristianos.”
      Me llama la atención que Brague afirme el fracaso de la inculturación china como algo provisional: ¿no será utópico pensar que el recipiente de la cultura china actual tenga el potencial de ser el depósito material de la fe cristiana en el tercer milenio?
       
      Sea como sea, he querido llamar la atención sobre este texto de Benedicto XVI porque me parece un escrito de enorme valor, tanto por su erudición como por su belleza. En este sentido, es también sintomático el olvido al que se ha relegado al papa emérito, tanto en su etapa actual como durante su pontificado; solo ha sido objeto de atención con motivo de escándalos ajenos a su figura, una figura constantemente caricaturizada, atacada y menospreciada. Y sin embargo, en su obra nos ha legado auténticos tesoros. Ojalá este discurso se convierta en un punto de referencia para todos aquellos defensores de la Hispanidad que buscan un punto de referencia cuando se trata de clarificar el concepto de “batalla cultural”.
      Fuente original: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2008/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20080912_parigi-cultura.html
    • Por Latino I
      Entre las figuras de peso del tradicionalismo hispánico, el profesor Miguel Ayuso aparece como uno de sus más importantes teóricos en la actualidad. Como llevo poco tiempo en el foro, desconozco si se ha hablado de él en el pasado en alguno de los hilos, pero de todas formas comparto esta entrevista en la que aborda temas de diversa índole y que sirve como una buena introducción a sus posturas. Personalmente, me parece un representante brillante en muchos aspectos, desde su defensa de la auténtica tradición hasta su crítica del liberalismo. La parte con la que quizás no estéis muy de acuerdo es en su análisis del Concilio Vaticano II y del rumbo tomado por la Iglesia desde entonces. Tendría curiosidad por saber qué opinión le merece el actual papa, pero no he encontrado nada al respecto. 
      Copio algunos de los fragmentos de la entrevista, ya que es bastante extensa, y dejo el enlace a la misma aquí, para los que queráis leerla en su integridad.
      Entrevista al completo / Fuente: https://lasoga.org/miguel-ayuso-torres-cuando-uno-ve-la-politica-los-estados-unidos-secundada-la-union-europea-la-impresion-sigue-la-estrategia-del-gobierno-medio-del-caos/
       
      Fuente original: https://lasoga.org/miguel-ayuso-torres-cuando-uno-ve-la-politica-los-estados-unidos-secundada-la-union-europea-la-impresion-sigue-la-estrategia-del-gobierno-medio-del-caos/
    • Por Hispanorromano
      En el hilo dedicado al Presidente de México comentábamos la última salida de este personaje, que después de bajarse los pantalones con Trump insistía por enésima vez en que España y la Iglesia debían pedirle perdón:
      López Obrador todavía espera que el Rey o el Papa se disculpen por la Conquista de México
      La buena noticia es que cada vez se oyen más voces contrarias a este discurso falaz en México, incluso en el propio partido del Presidente (MORENA). En una publicación digital de esta formación (Reforma), el senador Germán Martínez Cázares escribía hace un par de días una columna que es una excelente refutación de esas tonterías de López Obrador. La columna está detrás de un muro de pago y la traigo a este foro en exclusiva, porque creo que merece la pena:
      Recuerdo que también los revolucionarios zapatistas del EZLN le pegaron un enorme rapapolvo a López Obrador hace unos días. Por más que citen a referentes de izquierdas y que su discurso esté un tanto lastrado por la retórica revolucionaria, sus palabras me parecen muy emotivas y estimo de gran valor que se refieran en esos términos a España y a la Iglesia, por mucho que no le haya gustado al gustavobuenista, voxiano e intereconómico Iván Velez. Vuelvo a citar las palabras del EZLN:
      Creo que sería un error rechazar este capote que le echan los zapatistas a España y a la Iglesia sólo porque citen a referentes progres, como Almodóvar o Serrat, que no son de nuestro agrado. De la misma forma, el artículo del senador de MORENA cita a Azaña y a otros personajes cuestionables. Pero hay que estar por encima de estas cosas. Y hay que respetar que la gente viva la Hispanidad a su manera. Cuando habla la Patria, deben callar las ideologías.
      ¡Viva la Hispanidad!
    • Por Hispanorromano
      Siguiendo el propósito que formulé hace tiempo de rescatar a hispanistas que hubiesen caído en el olvido en España, traigo esta vez un artículo de Pablo Antonio Cuadra, poeta y escritor nicaragüense que siempre defendió a España y que escribió bellísimas líneas en defensa de la Hispanidad y de su reunificación. Un esbozo biográfico:
      Contexto en al que se publica el artículo: 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando España se inclina hacia la neutralidad. Pablo Cuadra simpatiza con la España nacional y le presta su apoyo desde el primer momento. De hecho, este artículo se publica en una revista oficial del régimen. Las cursivas son propias del artículo y nada más he añadido negritas en algunos pasajes para facilitar la lectura.
       
    • Por Hispanorromano
      Rescato un artículo de Ernesto Giménez Caballero en el que se refiere a Puerto Rico como «Hija predilecta de España». Dice que los españoles no tendríamos palabras suficientes para agradecerle a los puertorriqueños su constancia y valor. Y repite por todo el artículo, con aire esperanzador, que «Puerto Rico sabe esperar». Creo que lleva razón en todo.
      Sería interesante encontrar  las palabras que le atribuye a Fray Iñigo Abbad y Lasierra y otras menciones que pueda haber a Puerto Rico como «Hija predilecta».
      Iré trayendo artículos sobre estos temas.
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  • Temas relevantes

    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





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    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
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    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
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    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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