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31) Escuela de Salamanca: La fundación de la Ciencia económica

Los escolásticos españoles del siglo XVI, pertenecientes a la Escuela de Salamanca, desarrollaron las bases de la Ciencia Económica Moderna. Entre sus principales aportes se encuentran la aceptación de la ley de la oferta y de la demanda como agentes en la determinación de precios de un mercado libre, la exposición de una teoría subjetiva del valor de los bienes, y el establecimiento del valor del dinero en función, no sólo de su abundancia o escasez, sino de su capacidad de compra, la doctrina general del interés y el análisis del sistema tributario.

Su gran hallazgo para la macroeconomía moderna fue la formulación de la teoría cuantitativa del dinero, tratándose de una relación entre la abundancia de moneda y el aumento del nivel de precios y, por influencia de esa teoría, la del intercambio de divisas.

Los principales escolásticos fundadores de la economía moderna fueron Martín de Azpilcueta, Francisco de Vitoria, Diego de Covarrubias y Leiva, Domingo de Soto, Luis de Molina y Juan de Mariana.
 

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Los primeros autores que analizaron los hechos económicos lo hicieron desde una perspectiva ética o moral. Hay una base común a todos los comentarios de Aristóteles, de los tratadistas romanos, y de los escolásticos. Trataron de juzgar moralmente cuestiones tales como el tipo de interés, el justo precio de un bien o las relaciones laborales entre amo y esclavo. Ese enfoque se mantuvo durante toda la Edad Media.

El Descubrimiento del Nuevo Mundo y el desarrollo del mercantilismo introdujeron nuevos cambios en la economía europea de los siglos XVI y XVII. España colonizaba América en estado de primitiva economía agrícola, generando para ella cierto auge económico y estímulo al desarrollo, pues junto a la emigración humana se produjo un gran envío de semillas, víveres, útiles agrícolas, animales domésticos y toda clase de mercaderías. Esto exigió la explotación de los recursos españoles, que se vio recompensada por la contrapartida que suponía la masiva afluencia de metales preciosos, principalmente oro y plata, y otros productos originarios del Nuevo Mundo.

El Reino de España se convirtió en el centro comercial y financiero de Occidente, desequilibrando el orden económico internacional que había imperado durante la Edad Media. Lisboa, las ferias castellanas y Sevilla desplazaron el epicentro mercantil y financiero situado hasta entonces en los Países Bajos y en las ciudades italianas.

La Casa de Contratación sevillana fue el centro de intercambio de todos los mercados y ferias, llegando a ella gran cantidad de banqueros y comerciantes extranjeros, sobre todo flamencos, genoveses y alemanes, incluso exportadores turcos que controlaron parte de la economía de la Monarquía hispánica, todos ellos obteniendo grandes beneficios, y llevándose parte del oro y la plata que entraba por el puerto hispalense.

Antes de la llegada de los metales preciosos americanos en el siglo XVI, el comercio europeo se nutría fundamentalmente del oro procedente del Sudán. El control comercial que efectuaron los otomanos en el este del Mediterráneo bloqueó la ruta del oro sudanés provocando una gran escasez de dicho metal en Europa.

Esta situación se erradicó en parte con la plata procedente de las minas alemanas, que conocieron un período de prosperidad relativa entre 1470 y 1530, que coincidió con la escasez de metales preciosos.

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Taller artesanal de acuñación de moneda.

A partir de 1530, el problema de la escasez quedó solucionado por la llegada en masa de metales americanos sustituyendo las fuentes antiguas de aprovisionamiento, haciendo afluir hacia Europa inmensas cantidades de dinero, que originaron graves alteraciones de los precios, especialmente en España, país convertido en el punto de distribución.

Las remesas procedentes de América eran casi exclusivamente de plata. Es cierto que hasta 1550 también se enviaba oro, pero nunca fue suficiente, ni siquiera en los mejores años, para producir un efecto apreciable sobre los precios y desde 1550 fue relativamente insignificante. En cambio, las remesas de plata aumentaron lentamente desde 1530 hasta 1550, año en el cual los galeones comenzaron a importar plata en grandes cantidades, con un auge mayor desde 1580 hasta 1630, la época dorada del imperialismo español.

El nuevo método de amalgama que consistía en el tratamiento de la plata con mercurio, fue introducido en las minas de Nueva España por Bartolomé de Medina en 1551 y desde 1571 se aplicó también a los yacimientos de Potosí en el Alto Perú. Este proceso permitió que se multiplicaran por diez las exportaciones de metales preciosos, fenómeno que provocó una profunda revolución de precios.

Aquel monopolio y los intentos de conservar aquellas remesas de metal no fueron perfectos, ya que por diferentes motivos los metales preciosos salieron de España y circularon por el extranjero. En ese sentido, las Cortes se quejaron con frecuencia de que la salida constante de metales preciosos "como si fuéramos indios" estaba empobreciendo el país y solía decirse que España era "las Indias de otros países".

Por si fuera poco, España tenía una balanza comercial negativa fundamentalmente porque exportaba materias primas a un precio barato e importaba productos elaborados a un precio mucho más alto. Esta situación propiciaba la salida hacia los grandes centros productores europeos de grandes cantidades de moneda por parte de comerciantes españoles o extranjeros afincados en España. Pero el gran error de los Austrias fue malgastar el dinero de los metales preciosos en la defensa del Imperio español y sus territorios en Europa, en lugar de invertir en empresas nacionales productivas.

Todas las rutas a través de la cuales salía el dinero de España convergían en el norte de Europa, ya directamente desde los puertos del Cantábrico o a través de Francia e Italia, desde Amberes era enviado a Alemania e Inglaterra, a este último país era llevado por los barcos españoles en los que transportaban la lana.

El tesoro americano tuvo importantes consecuencias no sólo para España sino también para sus vecinos europeos. El ritmo y volumen de metales preciosos que llegaban a Sevilla, especialmente a partir de 1750, condicionó las tendencias económicas de Europa y las pautas que siguieron esos envíos se convirtieron en indicadores de realización económica.

La plata americana alimentaba los mercados financieros de Italia, el sur de Alemania y los Países Bajos, alivió la escasez crónica de dinero circulante que había obstaculizado la actividad económica de la Europa occidental, estimuló la producción y los flujos comerciales y se convirtió en un agente de crecimiento hasta que la suspensión de las importaciones de plata entre 1619 y 1622 provocó un desajuste financiero y comercial.

Otros indicadores confirman estas tendencias: las tasas de interés descendieron en el período 1570-1620 al aumentar la masa monetaria, lo que impulsó el comercio y la industria; los precios tendieron al alza desde mediados del siglo XVI hasta los primeros años del XVII, siendo el aumento del triple en España y de más del doble en Francia e Inglaterra.

Aunque no se tratase de una "revolución de precios" según los parámetros modernos, el alza de precios fue lo bastante importante como para afectar a las economías de la Europa de comienzos de la Edad Moderna. Mientras tanto, los salarios se rezagaron con respecto a los precios, lo que permitió beneficios que luego eran invertidos en nuevas empresas productivas.

En cuanto a España, dos fueron los motivos principales del alza de precios de los bienes: por un lado, la demanda de productos desde el Nuevo Mundo; por el otro, la llegada masiva de las remesas de metales preciosos al puerto comercial de Sevilla, desde donde se propagó por toda España, especialmente por Andalucía, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, León y Valencia.

El gobierno español, al igual que sus vecinos en el resto de Europa, no entendieron la conexión causal entre la afluencia de metales y el alza de precios, lo cual impidió la resolución de una política económica y financiera adecuada.

De la necesidad de analizar e interpretar estos nuevos fenómenos económicos de la Modernidad y sus efectos sobre la economía española y de la búsqueda por aportar soluciones a problemas básicos e inéditos surgió el análisis y la resolución de un grupo de teólogos y juristas de la Universidad de Salamanca, pertenecientes a la denominada Escuela de Salamanca. Estos generaron novedosas leyes y teorías de carácter macroeconómico, y en definitiva, fundando las bases de la Ciencia Economía Moderna.

Los escolásticos españoles del siglo XVI abordaron cuestiones referentes al dinero, valor y precio. Estudiaron el dinero, al que por primera vez consideraron como una mercancía más cuyo valor viene dado por su escasez o abundancia relativa. Los máximos exponentes que elaboraron las teorías del valor fueron Martín de Azpilcueta y Luis de Molina.

Martín de Azpilcueta fue el pionero en el análisis de los efectos que producía en la economía española la masiva llegada de metales preciosos americanos; su conclusión fue que generaba inflación, por lo tanto un incrementos de bienes y carestía. Era una gran paradoja: la posesión de abundante oro y plata generaba pobreza.

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Torre del Oro, almacén de metales de la Flota de Indias.

El Doctor Navarrus pasaría a la historia por ser el primer economista en relacionar la cantidad de Dinero en una economía con su nivel de Precios, y concluiría con que cuanto mayor sea la cantidad de Dinero en circulación de una economía, mayor sería el incremento de los precios de los bienes, generando un nuevo concepto: la inflación.

Azpilcueta se convirtió en el precursor de la Teoría Cuantitativa del Dinero, según la cual el incremento de la masa monetaria en circulación ocasiona un incremento proporcional en el nivel de los precios. Su ecuación fue desarrollada en el siglo XX por Irving Fisher mediante la fórmula M x \/=P x Y, es decir, que la masa monetaria por la velocidad de circulación es igual al producto nacional por el nivel de Precios. Esta ecuación se convirtió en uno de las bases de la economía moderna.

Constató el hecho de que en los países en los que los metales preciosos oro y plata eran escasos los precios de los bienes eran inferiores a los países con abundancia de los mismos. El metal precioso, como una mercancía más, tiene menos valor adquisitivo cuanto más abundante sea.

Desarrolló así una Teoría del Valor-Escasez precursora de la teoría cuantitativa del dinero, adelantándose en más de una década a Jean Bodin.

Otros españoles de la Escuela de Salamanca de economistas fueron también conscientes de este fenómeno. El dominico fray Tomás de Mercadopublicó su obra Tratos y contratos de mercaderes y tratantes en 1569 (que terminó el año anterior y que no debía nada a Bodin) y, aunque contiene numerosos análisis de tipo ético en la forma tradicional, el autor hace también algunas agudas observaciones de carácter económico, incluyendo la teoría cuantitativa del dinero y la relación entre el tesoro americano y la inflación.

Sin embargo, la teoría cuantitativa del dinero es demasiado simplista para explicar todos los factores implicados en la evolución inflacionista. ¿Cómo se puede explicar que aunque los precios alcanzasen su punto más alto en la segunda mitad de siglo, el alza fue proporcionalmente mayor en la primera mitad de la centuria, cuando las remesas fueron mucho menores? En efecto, entre 1501 y 1550 el incremento fue del 107, 61%, mientras que entre 1501 y 1600 el incremento fue del 97,74%.

Los hechos fueron analizados por la Escuela de Salamanca, afirmando que los precios se vieron afectados también por las condiciones de la oferta y la demanda. Hasta el siglo XVI, según el pensamiento europeo medieval el precio justo de un bien estaba determinado por su coste de producción.

Diego de Covarrubias y Luis de Molina desarrollaron una teoría subjetiva del valor y del precio que consiste en que, puesto que la utilidad de un bien varía de persona a persona, su precio justo será el que se alcance de mutuo acuerdo en un comercio libre sin monopolio, engaños o intervención del gobierno, es decir, en un mercado de competencia perfecta. Expresándolo en términos actuales, los integrantes de la escuela defendieron el libre mercado, donde el precio justo venía dado por la oferta y la demanda, constituyendo un precedente de la Ley de la Oferta y la Demanda. Partiendo de esta ley, la Escuela analizó sus causas tanto para la demanda de bienes como para la oferta de dinero, y estas fueron sus consecuencias:


1. Un incremento de la cantidad de dinero en circulación sin un aumento paralelo de la producción de bienes significaba que la misma cantidad de bienes absorbe cada vez más dinero, lo que produce un incremento de los precios.

El error estuvo motivado porque mientras la Monarquía española acuñaba en moneda el metal americano, en lugar de invertirlo en empresas nacionales productivas, lo empleaban en la compra a países extranjeros de pertrechos de guerra y arsenales navales y en la contratación de tropas para el mantenimiento de sus territorios.

Este desajuste hubiese sido corregido si a una mayor oferta de dinero en circulación hubiese estado compensada por una mayor producción nacional. Por ello, los escolásticos tuvieron en consideración también por la producción industrial y agrícola.

2. Una creciente actividad de la agricultura, ganadería e industria en los territorios de la América española perjudicó la exportación de los productos procedentes de España.

Una reducción en la demanda de productos nacionales por parte de los americanos llevó consigo un disminución de la cantidad de oferta y del nivel de precios.

Otra cuestión económica a estudiar fue el concepto de interés bancario o usura, que era como se denominaba en aquella época, muy mal vista por la Iglesia.

El II Concilio de Letrán de 1139 condenó que el pago de una deuda fuese mayor que el capital prestado; el Concilio de Viena de 1307 prohibió explícitamente la usura y se calificó de herética cualquier legislación que la tolerase; los primeros escolásticos reprobaban el cobro de interés. En la economía medieval los préstamos eran consecuencia de una mala cosecha, un incendio en el taller artesanal, el hundimiento de un barco pesquero o mercante, etc.; en dichas condiciones, no podía menos que ser moralmente reprobable el cobro de un interés.

En el Renacimiento la mayor movilidad de las gentes propició un aumento del comercio y la aparición de condiciones apropiadas para que los emprendedores iniciasen negocios lucrativos. Puesto que el préstamo ya no era para el autoconsumo sino para la producción, no podía contemplarse bajo el mismo punto de vista. La Escuela de Salamanca encontraba diversas razones que justificaban el cobro de un interés. Así, la persona que recibía el préstamo obtenía un beneficio a costa del dinero obtenido. Por otro lado el interés se podía considerar como una prima por el riesgo del prestatario a perder su dinero. También estaba la cuestión del lucro cesante, ya que el prestatario perdía la posibilidad de utilizar el dinero en otra cosa. Por último, y una de las aportaciones más originales, estaba la consideración del dinero como una mercancía por la cual se puede recibir un beneficio que sería el interés.

Martín de Azpilcueta consideró también la influencia del tiempo en el cobro de intereses. Consideró que a igualdad de condiciones los bienes presentes valen más que los bienes futuros, y por lo tanto, es preferible recibir una cantidad ahora a recibirla en el futuro. Para que una renta en la actualidad sea más atractiva que en el futuro es necesario que sea mayor. En este caso el interés supone el pago del tiempo.

Esta idea está en la base del concepto de Interés de la Escuela Austriaca del siglo XX, y es por eso que los economistas austriacos lo consideran uno de sus precursores.

El origen de la Ciencia Económica no sólo surge de la necesidad de analizar los nuevos fenómenos desde un punto de vista cuantitativo y matemático. Los escolásticos de la Escuela de Salamanca tuvieron en cuenta los problemas jurídicos y morales derivados de la colonización americana.

La fundación de esta ciencia surgía entonces de la necesidad de legitimar desde un punto de vista moral la obtención de beneficios económicos en la actividad mercantil y financiera, y de la consecución de una constante inflación; surge de la necesidad de legitimar desde un punto de vista social la aparición de la valores como la avaricia, la usura, la competitividad y la ambición económica de los agentes económicos; y aparece para dar respuesta a la brecha moral abierta entre la nueva mentalidad de la naciente burguesía mercantilista y el tradicional pensamiento de la Iglesia. Por tanto, los temas de estudio se centraron principalmente en el hombre y su relación con la moral, la economía y la justicia, como no podía ser de otra manera en pleno Renacimiento y Humanismo.

No se trataba ya de juzgar moralmente sino de recomendar a los gobernantes medidas políticas que enriquezcan al país.

El primero en dar respuestas fue Francisco de Vitoria, un dominico asentando desde 1506 en la universidad de la Sorbona, donde estudió y enseñó hasta 1522. Durante su estancia parisina fue consultado por comerciantes españoles afincados en Amberes sobre la legitimidad moral de comerciar para incrementar la riqueza personal, una simple duda sobre su espíritu emprendedor y ambición empresarial.

Hasta ese momento, la teología consideraba reprobable el negocio monetario. La mentalidad cristiana de la época insistía en la pobreza y la hermandad de los hombres, deplorando la acumulación de riquezas. Las órdenes mendicantes españolas fundadas en el Medievo consideraban la posesión de bienes y la propiedad privada como, al menos, moralmente objetables. Frente a ellas los dominicos en general, y Tomás de Aquino en particular, habían defendido que la propiedad privada es, en sí, una institución humana moralmente neutra.

Vitoria y otros teólogos atendieron los nuevos planteamientos de la Modernidad, y prestaron atención a los asuntos económicos, conscientes de que la riqueza particular contribuye a la riqueza general. Se alejaron del pensamiento tradicional establecido y aportaron nuevos principios extraídos de la ley natural.

Una de las primeras cuestiones fue la acumulación de riqueza y propiedad privada por parte de la nueva burguesía mercantil.

Los escolásticos españoles llegaron a la conclusión de que el orden natural permite la libre circulación de personas, bienes e ideas y que, por ello, la propiedad privada tiene el efecto beneficioso de estimular la actividad económica y, con ello, el bienestar general de la sociedad.
 

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Mercaderes en el puerto de Cádiz.

Otro escolástico, Diego de Covarrubias y Leiva afirmaba que los propietarios tenían no sólo derecho de propiedad sobre el bien sino que también, lo que es ya un rasgo moderno, tenían derecho exclusivo a los beneficios que pudieran derivarse del bien, aunque éstos pudiesen beneficiar o no a la comunidad. De todas maneras precisó que en momentos de gran necesidad todas las cosas son comunes.

Domingo de Soto consideraba que si no existía la división y reparto de bienes entonces tampoco existiría la paz social, aunque no lograba eliminar todos los males de la sociedad.

Luis de Molina, apoyando la tesis de Domingo de Soto, afirmaba que la propiedad privada era una institución de efectos prácticos positivos ya que, por ejemplo, los bienes serían mejor administrados por un solo dueño que si fuesen de propiedad comunal.

Por último, Juan de Mariana sostuvo los argumentos de sus compañeros escolásticos resumiéndolo en una sola frase: "Cuando un asno es de muchos, los lobos se lo comen".

La Escuela de Salamanca no llegó a elaborar una doctrina económica completa, pero estableció las primeras teorías económicas modernas para afrontar los nuevos problemas que habían surgido.

La influencia de los economistas escolásticos españoles se extendió a Portugal, Italia y los Países Bajos. Aun así, no consiguieron ponerlos en práctica ya que los escolásticos europeos todavía defendían el préstamo sin intereses según las teorías de Tomás de Aquino. Los escolásticos españoles consideraron totalmente moral y legítimo la utilización del crédito bancario como instrumento de fomento del comercio.

A comienzos del siglo XVII el ataque a los escolásticos fue insostenible y sus principios perdieron interés y terminaron desapareciendo. Desgraciadamente, no hubo continuación desde finales del siglo XVII, y muchas de sus aportaciones acabaron olvidadas para ser redescubiertas décadas después.

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Moneda real de a seis.

Aunque no se ha encontrado una influencia directa, la Escuela de Salamanca se ha comparado muchas veces con la Escuela Austriaca.

El reconocimiento de la contribución de la Escuela de Salamanca no sólo a la fundación de la economía moderna, sino también al desarrollo teológico, político y jurídico ha sido defendido por numerosos especialistas:

Wilhelm Endemann publicó un libro dedicado en 1874. Entre 1927 y 1928, André Sayous recogió las opiniones que sobre los cambios monetarios ya adelantaron varios escritores franceses, italianos y españoles del siglo XVI. Sayous cree que los más sugestivos son los españoles, ocupándose especialmente de Tomás de Mercado. Los demás autores españoles que menciona son de una importancia desigual: Juan Díez Freyle, Cristóbal de Villalón, Luis Saravia de la Calle, Luis de Alcalá y Francisco García.

En opiniones expresadas por Venancio Carro o Beltrán de Heredia, y en el extranjero, por el norteamericano Scott Brown, el francés Ernest Nys, y el sabio alemán Martin Grabmann, la regeneración de la escolástica europea no se limita a Vitoria y los teólogos dominicos, sino también a otras órdenes religiosas, en especial los jesuitas.

Entre 1941 y 1942, el profesor Ullastres publicó dos artículos que analizaban la teoría monetaria de Martín de Azpilcueta.

Bajo la dirección del premio Nobel Friedrich von Hayek, la economista e hispanista británica Marjorie Grice-Hutchinson comenzó a estudiar el pensamiento de los escolásticos españoles de los siglos XVI y XVII, y fruto de ello es su obra sobre la Escuela de Salamanca titulada The School of Salamanca, Readings in Spanish Monetary Theory, 1544-1605, publicado en 1952. Este es un libro destinado a lectores de habla inglesa que explica el mercado monetario español en la segunda mitad del siglo XVI, los predecesores doctrinales de la escuela, sus miembros, y algunas de sus contribuciones a la teoría monetaria: sus doctrinas del origen y funciones del dinero, su teoría del valor, y su teoría de los cambios. Se intenta esbozar la trayectoria de estas teorías en el pensamiento posterior, y se ofrece una breve bibliografía. Está escrito en lengua inglesa y basado en las investigaciones que hicieron a mediados del siglo XX expertos en historia de la economía como Sayous, Ullastres, Carrera y Larraz. El libro no aborda de la enseñanza moral sino más bien del puro análisis monetario, explicando que aunque los miembros de la escuela fueron primariamente teólogos y juristas, emprendieron la difícil tarea de reconciliar la doctrina tomista con el nuevo orden económico. Con el tiempo, fue influyendo en el mundo de los historiadores y economistas extranjeros.

El espaldarazo final a la denominación Escuela de Salamanca de economistas vino dado por Joseph Schumpeter en su Historia del análisis económico publicado en 1954, aunque muchos historiadores económicos ya emplearon el apelativo antes que él. Schumpeter estudió la doctrina escolástica en general y la española en particular, y elogió el alto nivel de la ciencia económica en la España del siglo XVI. Según él esta escuela fue el grupo que más se merece el título de fundador de la Ciencia Económica.

ESPAÑA ILUSTRADA: ESCUELA DE SALAMANCA: LA FUNDACIÓN DE LA CIENCIA ECONÓMICA

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32) El tren TALGO por Alejandro Goicoechea

El TALGO es un tren de diseño español, proyectado internacionalmente con éxito, está considerado como el primer tren moderno de la historia. Su nombre proviene de las siglas de Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol, en atención a su ingeniero Alejandro Goicoechea y su promotor José Luis Oriol Uriqüen. 

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Alejandro Goicoechea Omar nació en Elorrio (Vizcaya) en 1895. Ingresó en la Escuela de Ingenieros del Ejército y después fue destinado en el regimiento ferroviario. Tras servir en Marruecos como capitán, en 1921 pasó a la Compañía del Ferrocarril Bilbao-La Robla, dedicada al transporte de mineral y donde ocupó la jefatura de materiales de tracción hasta 1936. Durante ese tiempo aplicó nuevas técnicas de soldadura empleadas en Bélgica y Alemania para puentes y acorazados, con el fin de proveer a los trenes de su empresa de unos vagones más ligeros, rápidos y resistentes.

En 1926, se hizo un primer vagón, completamente soldado, sin remaches ni tornillos, que al año siguiente fue presentado al público en Bilbao, patentado en el Registro de la Propiedad Industrial y fabricado en serie por la empresa.

A principios de la década de 1930, Goicoechea se interesó por los trenes de viajeros para reducir el alto número de heridos en los accidentes a causa de las astillas de los vagones. Aplicando su procedimiento podría conseguirse un vehículo rápido, seguro y barato. Así, a partir de 1931, se embarcó en el proyecto de un tren de rodadura elevada, muy ligero, totalmente articulado y sin posibilidad de descarrilar gracias a que su bajo centro de gravedad permitía grandes velocidades sin apenas riesgo.

La Guerra Civil interrumpió su proyecto ya que febrero de 1937 Goicochea era incorporado al ejército de la República como capitán de ingenieros y encargado de las fortificaciones de Bilbao. En marzo de ese año se pasaba al bando franquista, al que proporcionó valiosa información, decisiva en la posterior caída de la ciudad. En 1938, asistió al Congreso de ciencias de Santander, en donde dio a conocer algunas de sus ideas.

A partir de 1939, con el apoyo del empresario bilbaíno José Luis Oriol Urigüen y del alto mando militar, recuperó su proyecto de ingeniería ferroviaria que estuvo desarrollando antes de la guerra.

El Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol apareció por primera vez en 1941, el año en que se crea en España el Instituto Nacional de Ingeniería y la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles.

Está basado en coches o vagones cortos y más bajos que los tradicionales, que forman un sistema articulado de chasis colgados sobre bastidores triangulares isósceles que se utilizaban como soporte a ruedas independientes, que podían girar cada una con independencia de las otras. Su cobertura de aluminio ligero le confería menor peso, lo que sumado a su bajo centro de gravedad supuso la posibilidad de alcanzar mayores velocidades con gran confort interior, debido a la amplitud y su buen sistema de amortiguación. Sus diseños eran realmente atractivos y modernos, buscando siempre la aerodinámica y el estilo. Este sistema revolucionó el transporte ferroviario.

El primer modelo fue el orgánico e innovador TALGO I, también llamado "Tren Oruga", Se trataba de un prototipo de convoy con estructura de aluminio y compuesto por locomotora y sólo un chasis, fue puesto en práctica en la línea Madrid-Leganes en 1941. Este modelo alcanzó en 1942 los 115 km/h entre Madrid y Guadalajara.

Pese a lo satisfactorio de las pruebas, las autoridades españolas no pudieron prestar el apoyo necesario debido a la difícil coyuntura nacional e internacional. Sin embargo, ese mismo año creaba, con la ayuda del José Luis Oriol, la empresa Patentes TALGO, S.A.

Un segundo modelo, el TALGO II, era producido en Nueva York en 1949. Al año siguiente ya funcionaba para RENFE en la línea Madrid-Valladolid, según la prensa este acontecimiento significaba "el más alto exponente de la tecnología española". En 1964 los Talgo II unieron por primera vez Madrid con Barcelona.

Desde la década de los 1960 estos trenes iniciaron su exitosa carrera por las vías españolas e internacionales, recibiendo continuos perfeccionamientos. Sus trenes podían alcanzar velocidades superiores a los 200 km/h, disponían de marcha atrás o marcha en dos sentidos, y hasta se fabricó un modelo con ancho variable de vía para poder conectar las vías de España con las de Francia, de menor amplitud, común en toda Europa. Este modelo introducía importantes novedades de confort en relación con los trenes convencionales europeos, como el asiento reclinable, el aire acondicionado o cafeterías tipo avión.

Durante bastantes años fueron los dominadores del mercado mundial. Desde primeros de esta década, nuevos Talgos enlazaron capitales de España y Europa. Pero fue Estados Unidos el primer país en adquirir la tecnología TALGO, que se convirtió en el primer tren europeo establecido en Norteamérica, llegando a copar dicho mercado desde mediados de los 60 hasta los 80, de hecho gran parte de los trenes de los EEUU son TALGO todavía.

A principios de la década de 1970, Goicochea proyectó un vanguardista tren vertebrado que no tuvo repercusión comercial. En 1972 batía el record español de velocidad al alcanzar los 222 km/h.

En los años 80 se lanza el famoso TALGO Pendular, adoptando nuevas innovaciones de gran comodidad, ligereza y rapidez, eran más confortables capaces de incrementar la velocidad en las curvas. Varios de estos avances han sido incorporados a los actuales trenes de alta velocidad. Tanto es su éxito que la empresa TALGO dio comienzo a una nueva etapa de expansión internacional, equipando trayectos en Alemania, Estados Unidos, países escandinavos y del este europeo.

Retirado como teniente coronel, Alejandro Goicoechea falleció en Madrid en 1984. Entonces, uno de los sucesores de la compañía, Lucas Oriol, expresó con un ánimo de agradecimiento la aportación de sus innovaciones en del transporte ferrovial:

"Su novedoso sistema estaba basado en tres aportaciones: bajo peso, bajo centro de gravedad y sistema de guiado sobre la vía. De estas tres características, el sistema de guiado ha sido la que más evoluciones ha experimentado, hasta llegar al Talgo Pendular que hemos desarrollado y ha entrado en servicio en 1980."

La empresa Patentes Talgo se fundó con el objetivo de innovación constante y del perfeccionamiento de sus trenes, una investigación y desarrollo en transportes ferroviarios que se ha ido perfeccionando con el paso del tiempo y con Goicoechea a la cabeza hasta su muerte en 1984.

TALGO también fue la elegida por RENFE para fabricar el Talgo 350, también denominado modelo Pato por la forma de pico de su cabecera, destinado a cubrir la línea del Tren de Alta Velocidad Española, con un récord de velocidad de 363 km/h.

Toda esta brillante trayectoria fue compensada con el Premio Nacional de Diseño en el 2003.

ESPAÑA ILUSTRADA: TREN TALGO POR ALEJANDRO GOICOECHEA

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33) Ángeles Ruíz Robles, precursora del libro electrónico

Ángela Ruiz Robles (Villamanín, 28 de marzo de 1895 - Ferrol, 27 de octubre de 1975) fue una maestra, escritora e inventora española, precursora del libro electrónico.
 

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Biografia

Nacida en Villamanín (León) el 28 de marzo de 1895, hija de Elena Robles y Feliciano Ruiz. Realizó sus estudios superiores en la Escuela de Magisterio de León, donde impartió sus primeras clases de taquigrafía, mecanografía y contabilidad mercantil entre 1915 y 1916.

En 1917 fue docente y directora en la Escuela de Gordón, en León. En 1918 obtuvo la plaza de maestra en Santa Eugenia de Mandia, una aldea próxima a Ferrol. Estuvo allí hasta 1928. El 18 de diciembre de 1925, recibe «una distinción especial por sus indiscutibles méritos en agradecimiento a su dedicación y la atención desinteresada» promovida por sus convecinos. En 1934 realiza una importante labor como gerente de la Escuela Nacional de Niñas del Hospicio. En 1945 es profesora de la Escuela Obrera gratuita. En 1948 enseña taquigrafía, ortografía, gramática y mecanografía en el Colegio Ibáñez Martín. En 1959 accede al cargo de directora, que mantuvo hasta su jubilación.

Entre 1938 y 1946 escribe, da conferencias, edita y reedita la mayor parte de su obra científica, un total de dieciséis libros. Sus tres primeros son: Compendio de ortografía castellana, Ortografía castellana y Taquigrafía martiniana abreviada moderna. Imparte clases a opositores de aduanas, correos, telégrafos y para el ingreso en altos estudios mercantiles en la academia para adultos de su propiedad, Elmaca.

Inventos

Las iniciativas pedagógicas de Ángela Ruiz Robles, con sus aparejados inventos, nos dan perfecta cuenta de la trascendencia de los mismos en la época que los presenta y también, lo más relevante, en un futuro que ella, por razones de edad, no pudo ver.

Atlas científico-gramatical, en 1944, que muestra España a los alumnos con el concurso simultáneo de la gramática, la sintaxis, la morfología, la ortografía y la fonética. A continuación, la máquina taquimecanográfica.

Libro mecánico y Enciclopedia mecánica, en 1949. Consistente en una serie de abecedarios automáticos en diferentes idiomas, funciona por pulsaciones por medio de las cuales se forman palabras y frases, hasta lecciones enteras y, en suma, cualquier escrito que se pretenda. Sobre los abecedarios se sitúa a la derecha una bobina con dibujos lineales y a la izquierda una bobina con dibujos de adorno y figuras (a modo de símbolos); en la parte inferior de los abecedarios aparece un plástico para escribir, operar o dibujar; la parte interior da cabida a un estuche para guardar asignaturas, que se sitúan a la derecha, pasando por debajo de una lámina transparente e irrompible, susceptible de iluminación y aumentos para poder leer sin dificultad. A izquierda y derecha del recorrido de las materias dos bobinas permiten colocar los libros para leer, en cualquier idioma, dotadas de movimiento para facilitar la secuencia de estudio o lectura; estas bobinas automáticas pueden ser desplazadas a lo largo y ancho del estuche, lo que posibilita la visualización de la asignatura al completo. La enciclopedia mecánica puede colocarse en horizontal, sobre una superficie adecuada, como un libro, o en perpendicular a esa misma u otra superficie, según las necesidades o comodidad requerida por el lector; lo cual evita un esfuerzo físico e intelectual que va en detrimento del estudiante. Características de valor añadido son que el tamaño de la enciclopedia mecánica cuando está cerrada es convencional, de fácil manejo; que las piezas son recambiables; y que su coste es inferior al de la impresión tradicional puesto que la enciclopedia mecánica no requiere de pasta ni encuadernado y queda impresa, en conjunto o por partes, de una sola tirada.

Ángela Ruiz Robles explica la necesidad de su enciclopedia mecánica para los alumnos y profesores: "Aligera el peso de sus carteras puesto que en un solo libro cabe todo el temario de la asignatura en cuestión, y los de las demás, hace más atractivo el aprendizaje y adapta la enseñanza al nivel de cada estudiante". La versatilidad del invento influye en la aplicación pedagógica: "Es portátil, pesa poco y se utiliza tanto en el colegio como en casa". Sobre el sistema tecnológico que se fundamenta la enciclopedia mecánica, con botones, luces, lentes, bobinas y sonidos, cita: "Se adapta a los alumnos de todos los niveles, también a los que padecen deficiencias visuales. Apoya el aprendizaje con sonidos. Enseña varios idiomas a un tiempo. Facilita el aprendizaje en condiciones de escasa o nula iluminación porque lleva incorporada la luz. Y, con relación al maestro, le da soporte para que añada sus propios materiales y aminorar costes". Añade, convencida de la utilidad de su invento: "Los libros mecánicos proporcionan muchísimas ventajas. El mío ha sido ideado para todos los idiomas y facilita grandemente el trabajo a profesores y alumnos". Define su libro como ideovisual, didáctico e interactivo, con textos que relacionan ideas: "Responde al progreso de la sociedad y cumple las leyes de enseñanza. Por su facilidad de manejo y su atractivo permite enseñar a los profesores y a los pedagogos tanto como a los alumnos. Se trata, en definitiva, de una pedagogía ultramoderna que actúa de acuerdo a la realidad pedagógica de la que es auxiliar".

La relación de textos con ideas es lo que actualmente se denomina hipervínculo, de uso en Internet; prestación original de Ángela Ruiz Robles que la convierte en precursora del libro electrónico (e-book, iPad y tabletas digitales), hoy en día implantado en la sociedad, para su uso generalizado, y la escuela, para aplicaciones específicas.

Reiteramos, pues es de justicia y motivo de orgullo patrio, que Ángela Ruiz Robles rechazó siempre las proposiciones de explotación de sus patentes fuera de España, por ejemplo en los Estados Unidos de Norteamérica, cuyo gobierno se ofreció formalmente para llevarlas a cabo; ella quiso que el desarrollo de sus invenciones tuviera lugar en España.

Galardones y reconocimientos

Persona emprendedora abocada a la innovación en los ámbitos didácticos y pedagógicos, apasionada de la enseñanza y pendiente del bienestar en alumnos y profesores, la maestra Ángela Ruiz Robles sintió el afecto de su gremio y el de los estamentos de Educación, prolongados ambos con toda justicia más allá de su fallecimiento en 1975.

En 1947 recibe la Cruz de Alfonso X el Sabio por su labor social y sus innovaciones pedagógicas y en merecido y pronto reconocimiento a su carrera profesional. En 1952 le fue otorgada la Medalla de Oro y el Diploma en la 1. ª Exposición Nacional de Inventores Españoles. En 1956, el Ministerio de Educación Nacional le concede el Lazo de la Orden de Alfonso X el Sabio. En 1957 se le premia con el Oscar a la invención en la Feria Oficial y Nacional de Zaragoza. En 1957 recibe Medalla de Bronce en la Exposición Internacional de Bruselas y en 1958 la Medalla de Bronce por las novedades pedagógicas en la misma ciudad. En 1959 es nombrada Gestora Delegada de los Inventores Españoles para la Región de Galicia. En 1963 se le otorga la Medalla de Plata en la Exposición Internacional de Invenciones de Bruselas. En 1964 recibe el Diploma y la Medalla en la Exposición de Sevilla. En 1968 se le premia con la Medalla de Ginebra a los inventores españoles. En 1970 participa en la Exposición en el Salón de la Inventiva en el Palacio de Cristal de Madrid. En 1973 es nombrada Jefa provincial de la Federación Politécnica Científica de la Inventiva Internacional. Y hasta su fallecimiento formó parte de la Federación Politécnica Científica de la Inventiva Internacional en calidad de Ingeniero en Inventiva e Investigación Científica.

En 1970, el vicepresidente para España, delegado oficial para América Latina y director de la revista Técnica e Invención, declara en la presentación de la investigación realizada por un equipo de científicos durante siete años en busca de inventos españoles lo siguiente:

"En 20 siglos, tanto en España como en otras naciones, le aseguro que en ninguno de los numerosos centros de investigación que hemos consultado existía referencia alguna sobre ingenios de origen femenino. Creo que la situación no es solo española, porque tanto aquí como en el resto de los países la mujer significó bastante poco. La única inventora española es Doña Ángela Ruiz Robles, miembro de la Orden de Alfonso X el Sabio y poseedora de numerosos premios nacionales e internacionales a la invención. Doña Ángela se encuentra representada en esta Exposición por tres ingenios verdaderamente importantes en lo que a la enseñanza se refiere: la máquina taquimecanográfica, un atlas lingüístico gramatical y la enciclopedia mecánica que ha sido aprobada por el Ministerio Educación y Ciencia para texto de enseñanza."

En octubre de 2011 la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Informática y de Telecomunicación de la Universidad de Granada le hace un homenaje como la precursora del libro electrónico (e-book).

En 2013 ha sido editada por los ministerios de Economía y Competitividad y el de Educación, Cultura y Deporte la monografía: Ángela Ruiz Robles y la invención del libro mecánico, publicación consistente en una serie de artículos y estudios sobre la maestra inventora que además incluye las patentes de 1949 y 1962 -fechas donde se enmarca el proceso creativo que la condujo de la idea del libro mecánico al prototipo de la enciclopedia mecánica- que Ángela Ruíz Robles presentó de su Procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para la lectura de libros y de la Enciclopedia mecánica.

También en el año 2013 la comunidad científica informática, agrupada en la Sociedad Científica Informática de España (SCIE) y en el Congreso Nacional de Informática (CEDI) en su convocatoria de una nueva edición de los Premios Nacionales de Informática en su octava edición ha creado entre otros, el Premio Ángela Ruiz Robles a las actividades institucionales, corporativas o individuales que potencien el emprendimiento en el área de las tecnologías de la información y que estimulen la innovación, la transferencia de conocimiento, la creación de empleo, la apertura de nuevos mercados, la relevancia e impacto internacional e iniciativas análogas.

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34) José Celestino Mutis, "príncipe e ilustre patriarca de los botánicos".

José Celestino Mutis fue un botánico, matemático, sacerdote y expedicionario español que ha pasado a la historia de la Humanidad por descubrir una riqueza natural americana nunca antes investigada, desde cargamentos de quina a una extraordinaria representación iconográfica de la flora y la fauna del Virreinato de Nueva Granada. Su expedición botánica ilustrada también se encargó de radiar las nuevas teorías científicas de Linné y Newton sobre la América española.

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Etapa en la Península

José Celestino Mutis y Bosio nació en Cádiz, el 6 de abril de 1732. Esta era una ciudad en pleno auge comercial con América, que estaba desarrollando el estudio de las ciencias y el movimiento de la Ilustración.

En la década de 1750, Mutis iniciaba estudios de medicina y cirugía en el vanguardista Colegio de Cirugía de Cádiz, fundado por Pedro Virgili, carrera que continuó en la Universidad de Sevilla.

Tras concluir su etapa de formación, trabajó durante cuatro años en el Hospital de Cádiz. Sus primeras etapas profesionales se desarrollaron bajo la tutoría de algunos de los más eminentes científicos del momento.

Durante tres años se interesó por la física, la química, la fisiología, la patología y la historia natural, trabajando como suplente de la cátedra de anatomía del Hospital General de Madrid. En esta ciudad recibió la influencia de la botánica linneana impartida por Miguel Barnades y participó en algunas tertulias ilustradas, entre ellas la de la Sociedad Médica de la Real Hermandad de Madrid. Perfeccionó sus conocimientos botánicos en el Jardín del Soto de Migas Calientes y en el Hospital Real de la Marina de Cádiz.

Etapa americana y Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada

En septiembre de 1760, Mutis zarpó desde Cádiz con destino a Cartagena de Indias en la comitiva que acompañaba al recién nombrado virrey de Nueva Granada, Pedro Messía de la Zerda, alcanzando Santa Fe de Bogotá, al año siguiente. El territorio virreinal englobaba las actuales Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela, norte del Perú y Brasil, y oeste de Guyana.

A pesar de la dureza del clima tropical, las continuas lluvias, la agresividad de los mosquitos y su limitada salud, se dedicó a la actividad médica. Durante sus primeros meses, quedó cautivado por la agreste y exuberante naturaleza tropical, lo que estimularía su estudio por la botánica americana. Desde entonces, Mutis se dedicó a observar y describir el medio natural: desde la medicina popular a los venenos animales, desde las propiedades medicinales de las plantas a la utilización de las aguas, desde la explotación minera a las lenguas vernáculas. Mientras tanto, ejercía la profesión médica en la sede virreinal y una labor educacional como catedrático de matemáticas en el Colegio del Rosario.

En 1763 y 1764, Mutis propuso a la Corte de España el apoyo y la subvención para la realización de una expedición botánica por el Virreinato de Nueva Granada con el objetivo de estudiar la flora y fauna americanas al más estilo de las expediciones patrióticas e ilustradas de su época. Su proyecto consistía en elaborar una completa historia natural, explorar la población indígena y la naturaleza, y mejorar la economía del virreinato.

Ante la negativa burocrática, continuó sus investigaciones científicas y su cátedra, iniciándose a la explotación de las minas de plata de La Montuosa, en la provincia de Nueva Pamplona. Durante este período tuvo notable importancia el descubrimiento de quinos en varios lugares.

Después de veinte años, a petición del virrey y arzobispo Antonio Caballero y Góngora, envió un actualizado tercer proyecto científico a la Corte de Carlos III. Este rey ilustrado, que había estudiado botánica además de otras ciencias, técnicas y artes, aceptó la propuesta en 1783.

La Real Expedición Botánica al Nuevo Reino de Granada se inició bajo su mando ese mismo año y prolongó unos treinta años más y en las que se catalogaron 20.000 especies vegetales y 7.000 animales. Fue englobada en el marco científico e ilustrado en el que se fomentaron las expediciones de su época y que se denominó como el "redescubrimiento de América".

Aunque durante veinte años de vida en el territorio americano había reunido una valiosísima información científica, hasta el momento Mutis se había ocupado de la investigación botánica como actividad secundaria. En adelante, la observación y el estudio del medio natural constituyó su ocupación principal, siendo nombrado primer astrónomo y botánico de la Real Expedición.
 

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Láminas de la flora de la expedición.

Cubrió unos 8.000 kilómetros cuadrados, utilizando como eje el río Magdalena: Santafé y sus alrededores, la laguna de Pedro Palo, la Mesa de Juan Díaz, Guaduas, Honda y los alrededores de Mariquita, donde se establecería la base científica hasta 1790.

El proyecto expedicionario permitía el adiestramiento de un grupo de naturalistas, formados por Mutis, para colaborar en sus trabajos de campo. Por esta razón, en Bogotá se abrió una Casa Botánica donde se formaron numerosos licenciados de pluma y herbolarios que estudiaron la historia natural y que realizaron láminas de excepcional calidad. Entre los dibujantes destacaban Salvador Rizo y Francisco Javier Mutis, que fue calificado por Humboldt como el mejor ilustrador botánico del mundo. Años más tarde, el médico y botánico bogotano José Jerónimo Triana contribuyó decisivamente a la determinación de las especies. También fue relevante su herbario y su biblioteca.

Su obsesión por pintar plantas desde su entorno natural, el respeto por el sistema linneano y la reproducción con colores naturales le permitió realizar extraordinarias colecciones de dibujos de la flora colombiana y encontrar algunos pies de quinos.

Entre sus colaboradores más notables, que extendieron la cobertura geográfica a estudiar, estaban sus sobrinos José y Sinforoso Mutis, este último exploró el norte del virreinato y la isla de Cuba, recogiendo materiales y participando en el negocio de la quina; el científico naturalistaFrancisco José Caldas, que fue responsable de la observación astronómica, consiguiendo además un extensísimo herbario de las tierras de Ecuador; fray Diego García, que reunió un amplio muestrario de fauna y geología desde el Alto Valle del Magdalena, entre La Palma y Timaná, hasta la zona de los Andaquíes; Eloy Valenzuela, subdirector de la expedición, que efectuó colecciones en Santander y, más tarde, en Bucaramanga; el botánico Francisco Antonio Zea, quien llegó a ser director del Real Jardín Botánico de Madrid; y Jorge Tadeo Lozano,que fue responsable de los trabajos zoológicos. Sus trabajos botánicos fueron la fuente de la Historia natural del Nuevo Reino de Granada.

Preocupado por la utilidad y el provecho que podía beneficiar a la humanidad de estos estudios, se centró en ciertas especies vegetales como el "té de Bogotá", la canela americana y, muy especialmente, en la quina.

La quina era extraída de la corteza de los quinos, árboles de la familia de las rubiáceas, cuyas propiedades febrífugas eran utilizadas por los indígenas. En Europa, ya se conocía sus propiedades curativas de este llamado "polvo de los jesuitas" desde que precisamente un jesuita, Bernabé Cobo, descubriese su uso como medicamento en 1638. La quina se había convertido en un remedio eficaz contra las fiebres, como el paludismo o la malaria.

Durante su tiempo, otros naturalistas se dedicaron al estudio de esta planta: el naturalista francés La Condamine realizó investigaciones sobre la curativa corteza en la región de Loja (Quito); el médico español Pedro Virgili, maestro y protector de Mutis, fue el primer promotor de la creación de un monopolio de la quina peruana a instancias de Antonio Ulloa.

En 1772, descubrió una especie de quino en los bosques de Cundinamarca, resultando un hallazgo relevante ya que hasta la fecha se creía que el quino sólo crecía en las cercanías del Ecuador. Más tarde, descubrió otras especies de cinchona, el tipo de quina más habitual, teniendo propiedades medicinales algunas de ellas.

Sobre esta planta medicinal, sus especies, su forma de cultivo, recolección y protección, sus propiedades, y utilización en las enfermedades se volcaron algunos de sus más importantes trabajos.

A principios del siglo XIX, Mutis consiguió implantar en el virreinato su plan de desarrollo científico desde la base fundacional de instituciones a imagen y semejanza a las europeos: fundó la Sociedad Patriótica del Nuevo Reino de Granada, también conocida como Sociedad Económica de Amigos del País de Bogotá, inauguró el Observatorio astronómico de Santa Fe, y elaboró un plan de estudios de medicina, vinculados al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.

La Sociedad Económica de Bogotá promovió novedades en los sistemas educativos, económicos y sociales que mejoraron la vida en el virreinato.

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Mutisia clematis.

Esta expedición resultó decisiva para el desarrollo de la cultura y la investigación en Colombia, ya que no sólo estudió la flora, la fauna y la minería, sino además las lenguas indígenas de su entorno. Es destacable la elaboración de una serie de vocabularios elementales constituidos por 100 palabras de cada idioma indígena por encargo del rey Carlos III. El Borbón respondía a la demanda de la zarina Catalina la Grande que le había solicitado vocabularios de las lenguas habladas en todos sus reinos, para hacer un monumental Diccionario de todas las lenguas del mundo. La defensa de los derechos de los indígenas y de sus culturas por parte de la Monarquía española fue un hecho verificable tanto Mutis como otros hombres y mujeres de su tiempo.

Impulsó el desarrollo de otras ciencias especialmente las relacionadas con procesos industriales, como la minería de la plata y la destilación del ron. Contribuyó a mejorar el rendimiento de la Universidad de Bogotá en la que introdujo la ciencia moderna, siendo muy notable su influencia sobre las matemáticas, la física, la medicina y la historia natural. Se preocupó por el progreso de la sanidad en campos como la enseñanza de la medicina, la mejora de la profesión, las instituciones y los tratamientos adecuados. Las líneas de reforma eran novedosas: la medicina debía basarse en las ciencias experimentales y ser enseñada por medio de modernos libros. Era necesario cultivar la observación en las prácticas médicas, así como las autopsias, los estudios de enfermos y la atención a estos junto a sus lechos. La medicina se abría a los idiomas modernos, a las ciencias y a las prácticas recientes. Entre sus colaboradores y discípulos destacó Miguel Isla.

La apertura hacia la ciencia astronómica permitió la fijación de los puntos geográficos y el estudio de los cielos. Francisco José de Caldas, su principal figura, fue quien estableció las coordenadas de Bogotá y comenzó una importante labor cartográfica necesaria para la geografía, la economía, la política y la defensa de las costas frente a los ingleses.

Con el tiempo, Mutis fue adquiriendo un gran renombre en los círculos científicos europeos. Mantuvo constante correspondencia con los principales científicos europeos y españoles, entre los que destacaba Carlos Linneo, "padre de la taxonomía".

La relación entre Linneo y Mutis se inició a través de los discípulos del gran naturalista sueco, Clas Alströmer y Frederic Logié, a quienes Mutis conoció en el puerto de Cádiz, cuando se disponía a partir a Nueva Granada. Linneo mostró interés en el estudio de la quina, por lo que Mutis le remitió ejemplares de una especie diferente a la Conchona oficiales. Linneo hijo introdujo en su honor el género Mutisia, ampliando el significado que le dieron los alumnos de Mutis.

También compartió sus observaciones con Aimé Bonpland y con el prestigioso geógrafo y naturalista alemán Alexander von Humboldt, que le visitó durante su viaje expedicionario por América en 1801. Tal fue la admiración despertada por el alemán que le llamó "príncipe e ilustre patriarca de los botánicos".

También consiguió que Juan José Elhuyar fuese a Nueva Granada para mejorar la producción de la plata en el virreinato y, al igual que había hecho su hermano Fausto Elhuyar en Nueva España, planteó con Mutis posibles mejoras en la extracción y administración de este metal. Eran dos magníficos científicos con muy buena formación en química, minería y metalurgia. La Corona quería mejorar la extracción de la plata en los virreinatos, aumentando así las remesas a una Europa necesitada de metales nobles para la acuñación de monedas debido a los importantes cambios políticos, bélicos, sociales y económicos de la época.

José Celestino Mutis murió en Bogotá, el 11 de septiembre de 1808. Sus restos reposan en la Universidad del Rosario en Bogotá como docente que fue de esta institución.

Su sobrino, Sinforoso Mutis Consuegra, hijo de su hermano Manuel, se hizo cargo de la Expedición Botánica con la colaboración de los oficiales de la Casa Botánica. Sinforoso completó el trabajo de su tío sobre la quina publicando, en 1809, un importante libro médico-botánico llamado Historia de los árboles de la Quina. Describió siete especies del género cinchona: lancifolia, cordifolia, oblongifolia, ovalifolia, longiflora, parviflora y flora; y comentaba asimismo sus propiedades medicinales.

El arcano de la quina. Obra póstuma del doctor don José Celestino Mutis, que contiene la parte médica de las cuatro especies de quinas oficiales, sus virtudes eminentes y su legítima preparación fue publicada en Madrid, en 1818, por el doctor Manuel Hernández de Gregorio. Se trataba del trabajo que Celestino Mutis entregó para su publicación en 1807, poco antes de morir.
 

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Billete dedicado a Celestino Mutis.

Tras el estallido de los movimientos de emancipación de 1818, los materiales de la expedición (herbario, manuscritos y dibujos) se llevaron a España y actualmente se conservan en el Real Jardín Botánico de Madrid. Los más destacado son sus más de 6.000 dibujos botánicos de flora colombiana que forman parte del patrimonio nacional.

Mutis está considerado un padre fundador de la formación nacional de Colombia, por eso es significativo que el Jardín Botánico José Celestino Mutis de Bogotá fuese nombrado en su honor, al igual que el Parque Botánico José Celestino Mutis de Palos de la Frontera.

ESPAÑA ILUSTRADA: EXPEDICIÓN BOTÁNICA A NUEVA GRANADA POR JOSÉ CELESTINO MUTIS

El tesoro botánico que llegó hace dos siglos del Nuevo Mundo | Cultura | EL PAÍS

José Celestino Mutis - Wikipedia, la enciclopedia libre

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35) El matemático Rodríguez

Pedro Xosè Rodríguez y González (Bermés, Lalín, 25 de octubre de 1770 - Santiago de Compostela, 30 de septiembre de 1824), también conocido como Matemático Rodríguez, fue un matemático y astrónomo español de la etapa de la Ilustración, tío del lexicógrafo Francisco Javier Rodríguez Gil.

Nacido en el seno de una familia humilde de labradores que pudo estudiar gracias a la protección de un tío eclesiástico, completando los estudios de Gramática, Aritmética y Latín. En 1790, obtuvo el título de Bachiller en Filosofía a los que seguirían los grados de Bachiller en Teología y en Matemáticas. En el curso 1798-1799 ejerció como catedrático suplente de Matemáticas Sublimes de la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela, cátedra que ganaría en 1800, donde el tribunal que lo examinó elevó un informe al rey Carlos IV alabando las capacidades y conocimientos de Rodríguez en las materias juzgadas (Aritmética, Álgebra, Trigonometría, Cálculo, principios de Mecánica hidroestática y Astronomía).

En 1803 solicitó una excedencia para desplazarse a París y así ampliar sus conocimientos de astronomía y matemáticas y donde tuvo contacto con científicos y eruditos de renombre internacional como Jean-Baptiste Biot.

En 1806 fue nombrado Comisario español junto a José Chaix en una expedición francesa liderada por François Aragó y Jean Baptiste Biot, con la misión de prolongar la medida del arco del meridiano de París entre Dunkerque y Barcelona hasta la isla de Formentera, continuando y mejorando el trabajo iniciado por Pierre Méchain y Jean-Baptiste-Joseph Delambre. Medición fundamental para el establecimiento de la unidad de medida de longitud, el metro, a partir de la cual se establecerían las unidades del resto de magnitudes que conformarían el futuro sistema métrico decimal. Los trabajos de medición tuvieron serias dificultades en las que Aragó fue detenido en Mallorca bajo sospecha de ser un espía francés en plena Guerra de la Independencia y al que Rodríguez ayudó a escapar de la cárcel.

En 1809 se trasladó a Inglaterra donde realiza estudios y cálculos del meridiano de Greenwich a partir de las observaciones y mediciones del Teniente Coronel británico William Mudge, un célebre geodesta que, con sus cálculos, llegaba a la conclusión que la Tierra era achatada por el ecuador y no por los polos por el efecto gravitatorio según las teorías de Isaac Newton y Christiaan Huygens. Sin embargo, José Rodríguez con las observaciones de Mudge y utilizando las fórmulas y el método de Delambre recalculó todas las observaciones y descubrió un error de observación de la latitud de la estación intermedia de Arbury Hill demostrando lo equivocado que estaba Mudge con sus conclusiones sobre la forma del arco del meridiano y por tanto la forma de la Tierra. Es, quizás, la aportación más importante del Matemático Rodríguez a la ciencia: demostrar empíricamente que la teoría de Newton era cierta y además hacerlo con una mayor exactitud que cualquier otro matemático.

Sus conclusiones bajo la forma de comunicación fueron leídas por su amigo José Mendoza en calidad de miembro ante la prestigiosa Royal Society, el 4 de junio de 1812. Comunicación titulada Observations on the measurement of threes degrees of the meridian, conductery in England by Lieutemant Colonel William Mudge.

En 1814, con permiso real, se desplazó a Alemania donde tomó contacto con la Cristalografía en la Universidad de Gotinga bajo la supervisión del mineralogista Werner. Sus conocimientos sobre Mineralogía se completaron al conocer a René J. Haüy, padre de la Cristalografía moderna, quién le regaló una colección de 1.024 modelos cristalográficos tallados en madera perfectamente catalogados y ordenados.

En 1817, por encargo de la Universidad de Santiago de Compostela, regresó a París para adquirir instrumentos para el nuevo gabinete de Física de la universidad. En 1819 aceptó el puesto de director del Observatorio astronómico de Madrid dependiente del Museo de Ciencias Naturales para la reorganización del observatorio así como el de profesor de astronomía del mismo museo.

En 1822 ayudó a organizar la recién creada Universidad Central de Madrid, hoy Universidad Complutense, defendiéndola como centro aglutinador de la ciencia y punto de reunión de las eminencias del país. Dejó su cátedra de Santiago de Compostela para ocupar en Madrid la cátedra de Astronomía.

Política

En el plano político y social, sus constantes viajes por Europa y la toma en contacto con el pensamiento ilustrado de los académicos y científicos con los que se rodeó le llevaron a abrazar desde un primer momento las ideas ilustradas y liberales procedentes de Francia frente al inmovilismo imperante en España. El propio Rodríguez en una de sus cartas en 1820 escribía:

"... digo que ningún pueblo de la tierra hizo el paso repentino de un estado de embrutecimiento, de esclavitud y de barbarie al de libertad, de independencia y de la razón con más moderación y mayor dignidad que el pueblo español..."

Asimismo, fueron sus relaciones tanto políticas como académicas y científicas las que le llevaron también a ser diputado a Cortes por Galicia durante el trienio liberal 1821-1823 hasta que el rey Fernando VII restauró el absolutismo anulando la Constitución de Cádiz.

Caído en desgracia por sus ideas, fue desposeído de su cátedra en Madrid y, enfermo y casi sin recursos, viajó a Portugal en 1824 donde tuvo contacto con la Universidad de Coimbra y Lisboa. Ese mismo año regresó a Santiago de Compostela donde murió siendo enterrado en la iglesia de San Agustín de Santiago de Compostela, en una tumba sin inscripción.

Legado

Fue un científico que, a pesar de tener el total aprecio y distinción de los geómetras y astrónomos más famosos de entonces, en especial de Pierre Simon Laplace, ser presentado en la Academia de las Ciencias Francesa y ser leída su importante comunicación en la Royal Society, en España apenas tuvo repercusión y reconocimiento. Dejó algunos manuscritos muy interesantes y su colección de mineralogía, regalo de Haüy, fue donada a la Universidad de Santiago de Compostela, donde se puede admirar en su Museo de Historia Natural, además parte de sus instrumentos están en una de las salas del actual Museo de Ciencias Naturales.

El doctor Luis Gigirey en una conferencia en Barcelona en 1917 dijo de Rodríguez:

"El ejemplo de nuestro sabio, el doctor don José Rodríguez y González debe alentarnos a todos. El luchó desinteresadamente por la Ciencia y sea esta la que inspire nuestros actos, porque, sólo la Ciencia amparada en la idea de Dios, es lo único que puede conducirnos a la verdadera felicidad en todos los órdenes".

Esta inmortalizado en el Paraninfo Universidad de Zaragoza junto a José Chaix.

El héroe de Greenwich

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36) Marcos Jiménez de la Espada y la Comisión científica del Pacífico

Marcos Jiménez de la Espada (Cartagena, 1831 - Madrid, 1898) fue un zoólogo, explorador y escritor español. Es conocido por participar en la llamada Comisión científica del Pacífico, la mayor realizada por España en América después de perder la mayor parte de sus territorios de ultramar en este continente, el cual recorrieron Jiménez de la Espada y sus compañeros entre 1862 y 1865. También publicó trabajos sobre Geografía e Historia del continente americano. Fue padre del niponólogo, orientalista y traductor Gonzalo Jiménez de la Espada.

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Formación

Como hijo de funcionario que era, Jiménez de la Espada tuvo que cambiar de residencia varias veces durante su infancia y adolescencia, llegando a cursar el bachillerato en ciudades tan alejadas entre sí como Valladolid, Barcelona y Sevilla.

En 1850 inició la carrera de Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid, que terminaría cinco años después con el trabajo Los anfibios de Blainville y los batracios de Cuvier forman una clase aparte. El estudio y taxonomía de los anfibios sería un tema recurrente en su quehacer científico posterior.

Dos años antes de terminar la carrera, consiguió su primer empleo como ayudante en la sección de Historia Natural de la universidad. Sin abandonar ésta consiguió otro puesto en 1857, también como ayudante, en el Museo de Ciencias Naturales de la Corte, hoy Museo Nacional de Ciencias Naturales. En ambos casos su labor de investigación (que duró 7 años en estos dos puestos, y 43 en otros similares en el mismo museo) se centró en la zoología y la anatomía comparada. Sin embargo, se debe admitir que los puestos que consiguió dentro del Museo no fueron nunca muy importantes (salvo al final de su vida), debido en buena medida a la caída en desgracia de su maestro y director del Museo, Mariano de la Paz Graells, en 1867.

La Comisión Científica del Pacífico

La futura Comisión comenzó a gestarse inicialmente en la corte de Isabel II como una simple operación militar para reforzar la perdida presencia española en las costas americanas del Océano Pacífico, no demasiado diferente de otras intervenciones militares españolas de la misma época en La Española, Marruecos o Indochina. No obstante, influidos por el auge de las expediciones científicas europeas en el resto del mundo (especialmente las del alemán Alexander von Humboldt), los responsables de la operación decidieron darle un nuevo enfoque científico, aunque las actividades de éste estarían supeditadas al mando militar. Se esperaba que la llamada Comisión Científica del Pacífico hiciese un completo análisis de la biodiversidad, geografía y antropología del continente americano, como nunca se había hecho hasta entonces. También sería la mayor expedición científica realizada por España hasta la fecha, en la cual no sólo se documentaría gráficamente sino que también se recogerían multitud de especímenes, tanto vivos como muertos, que serían destinados al Museo de Ciencias Naturales y al Jardín Botánico de Madrid. Para ello, se eligieron ocho naturalistas, de los que cuatro eran zoólogos. Jiménez de la Espada logró ser uno de ellos gracias a las gestiones de Graells, que lo consideraba su discípulo predilecto.

La expedición partió el 10 de agosto de 1862[2] del puerto de Cádiz en una escuadra formada por las fragatas Nuestra Señora del Triunfo y Resolución y la goleta Covadonga, hizo un par de escalas en las islas Canarias y Cabo Verde, bordeó las costas de Brasil y arribó a Uruguay. Allí la expedición se dividió en dos, una de las cuales se adentró tierra adentro hacia el oeste, mientras que la otra (en la que figuraba Jiménez de la Espada) siguió la ruta marítima rodeando la costa sudamericana y atravesando el peligroso Estrecho de Magallanes, para reunirse de nuevo con sus compañeros en Chile. Desde allí la expedición hizo un completo reconocimiento de las costas de Perú, Centroamérica, México y California (con escala incluida en San Francisco), para luego volver de nuevo hacia Perú, donde debía continuar el estudio tierra adentro. Recién llegados allí en marzo de 1864, se encontraron con que estallaba un conflicto entre España y el país andino, que desembocaría en una guerra abierta contra este país y Chile. Incapacitada para desembarcar en la mayor parte de la costa pacífica sudamericana, los mandos militares ordenaron la supresión de la expedición. No obstante, Jiménez de la Espada y otros tres científicos de la Comisión (el joven zoólogo Francisco de Paula Martínez y Sáez, el antropólogo cubano Manuel Almagro y el botánico Juan Isern Battló) se negaron a ello y optaron por seguir la expedición en tierra firme por su cuenta, a pesar de las constantes órdenes en sentido contrario que les llegaban desde España. Comenzaba así el llamado Gran Viaje, durante el cual cruzarían todo el continente sudamericano por su parte más ancha, desde Ecuador a la desembocadura del río Amazonas. El regreso a España del fotógrafo de la expedición al estallar la guerra, Rafael Castro y Ordóñez (primero que se sumaba a una expedición científica), hizo que el testimonio gráfico del Gran Viaje corriese a cargo del propio Jiménez de la Espada, que incluyó numerosos dibujos de los paisajes que visitó durante la travesía en su diario.

Muchos de estos dibujos son de volcanes, por los que parecía sentir una especial atracción que le llevó a escalar cuantos se encontró en el camino. Entre ellos se cuentan el volcán Izalco de El Salvador, visitado durante la primera fase del viaje, y los ecuatorianos Cotopaxi, Sumaco y Pichincha. En este último se perdió durante tres días, pero pudo ser rescatado en el último momento por sus compañeros. Tras cruzar la cordillera andina, llegó con sus compañeros al río Napo, siguió el curso del mismo hasta el Amazonas y desde allí alcanzó el Océano Atlántico. Los cuatro agotados expedicionarios regresaron a España en diciembre de 1865, tras lo cual Jiménez de la Espada se reincorporó rápidamente a sus puestos en el Museo de Ciencias Naturales y la Universidad de Madrid.

Labor científica y obras

Zoología


Durante toda la aventura americana, Jiménez de la Espada recolectó todo tipo de animales que no sólo estudió, sino que también envió, vivos, a Madrid. Ya antes de embarcarse en la expedición había trabajado varios años en la aclimatación de animales foráneos en el Jardín Botánico de Madrid, todo ello bajo las directrices de Graells. Con la experiencia adquirida entonces, no le fue difícil hacer lo mismo con distintos ejemplares de mamíferos, aves y reptiles que hasta entonces no se habían llevado nunca a Europa, entre ellos algunos tan característicos como la mara o liebre de la Patagonia, el guanaco, el cisne de cuello negro y el cóndor de los Andes. Muchos de los descendientes de estos animales serían cedidos más tarde a diversos jardines zoológicos europeos, lo que le valió a Marcos Jiménez de la Espada la concesión de la medalla de primera clase de la división de mamíferos por parte de la Société impériale zoologique d’acclimatation de Francia, otorgada el 23 de marzo de 1866.

Pasó seis años dedicándose exclusivamente a reordenar y estudiar a fondo los materiales recogidos durante la expedición, que plasmaría en sus obras posteriores. En 1870 publicó el artículo Algunos datos nuevos o curiosos acerca de la fauna del Alto Amazonas. Mamíferos. en el Boletín-Revista de la Universidad de Madrid. Dentro de éste describía (entre otros) el aspecto y comportamiento del murciélago Thyroptera albiventer y daba a conocer por primera vez en Occidente los monos Leontocebus graellsi (bautizado así en honor de su maestro) y Leontocebus lagonotus. En 1871 publicó el informe Faunae neotropicales species quaedam nondum cognitae ("Especies de la fauna neotropical desconocidas") en el Jornal de la Academia de Ciencias de Lisboa, y ese mismo año fundó junto con otros colegas la Sociedad Española de Historia Natural, en cuyos anales publicaría buena parte de sus trabajos posteriores.

Ya era un autor de referencia en toda Europa cuando, en uno de estos anales, publicó su mayor obra en el campo de la zoología, Vertebrados del viaje al Pacífico. Batracios. confeccionada tras estudiar de forma exhaustiva los 786 anfibios recolectados durante el viaje. En la obra, publicada en 1875 y reeditada en 1978, describe un total de 18 géneros y especies ya conocidas, así como 2 géneros, 12 especies y 3 subespecies totalmente ignoradas en aquel entonces. En la misma, no sólo describe las especies desde el punto de vista anatómico, sino que también habla de su biología y costumbres. Destaca lo referido a la ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), de la que rebatió la concepción errónea (tenida entonces por cierta) de que daba a luz crías vivas a través de su boca, en lugar de (como él demostró) poner huevos que luego el macho incubaba en su saco bucal. Este complejo estudio se considera, aún hoy, un clásico dentro de la literatura zoológica.

Pero no todo iban a ser éxitos. La disolución gubernamental de la comisión encargada del estudio de los materiales recogidos durante la expedición del Pacífico le privó de muchos de sus especímenes, entre ellos los correspondientes a su colección de mamíferos del Alto Amazonas, que estaba compuesta por animales de 100 especies diferentes, 35 de las cuales aún no descritas y nominadas. Veinte de estos mamíferos fueron descritos posteriormente por naturalistas extranjeros, a partir de ejemplares recolectados en expediciones que tuvieron lugar más tarde. Las trece restantes pudieron ser estudiadas por Ángel Cabrera, discípulo de Jiménez de la Espada, en 8 volúmenes que publicó entre 1900 y 1917. El diario que escribió durante el viaje fue publicado por Agustín J. Barreiro en 1928.

Geografía, Historia y Antropología

A pesar de encontrarse en el clímax de su prestigio como zoólogo, Jiménez de la Espada aparcó momentáneamente su labor científica y se entregó al estudio de la geografía e historia americana. En 1876 fundó la Sociedad Geográfica de Madrid, y en 1883 entró en la Academia de la Historia. Desde allí dirigió la reedición de las obras de grandes viajeros medievales y modernos como Pero Tafur y el jesuita Bernabé Cobo, y los estudios sobre el Perú prehispánico de Pedro Cieza de León y Bartolomé de las Casas. Entre 1881 y 1897 publicó los 4 volúmenes de su obra Relaciones geográficas de Indias, sobre el antiguo Virreinato del Perú, que le valieron la concesión del premio Loubat de la Academia de la Historia.

Participó en los congresos americanistas de Bruselas (1879), Madrid (1881), Turín (1886), Berlín (1888) y París (1890). Su labor en pro de la divulgación de la antigua cultura incaica le valió la concesión de una medalla de oro por parte del Gobierno Peruano. También se le nombró miembro de la Sociedad Berlinesa de Antropología, Etnografía y Prehistoria, de la Real Sociedad Geográfica de Londres y de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid. En 1895 accedió a la presidencia de la Sociedad Española de Historia Natural que él mismo había contribuido a fundar.

Curiosamente, no presentó su tesis doctoral hasta abril de 1898, tres meses antes de ser nombrado catedrático de anatomía comparada y seis antes de su muerte. Su fallecimiento truncó el amplio estudio que preparaba sobre la expedición marítima de Alessandro Malaspina en el siglo XVIII. Francisco Giner de los Ríos y otros amigos que había hecho en la Institución Libre de Enseñanza le presentaron como símbolo del regeneracionismo científico español durante una ceremonia de homenaje oficiada tras su muerte.

Marcos Jiménez de la Espada y Evangelista - Real Academia de la Historia

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37) Francisco Vallés, "el Divino"

Francisco Vallés también conocido como Divino Vallés (Covarrubias; 4 de octubre de 1524-Burgos; 20 de septiembre de 1592) fue un médico castellano, el mayor exponente español de la medicina renacentista. Considerado el creador de la anatomía patológica moderna. Médico de Cámara de Felipe II, y protomédico General de los Reinos y Señoríos de Castilla.

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Francisco Vallés nació en Covarrubias, una villa de la provincia de Burgos, siendo bautizado el 4 de octubre de 1524; sus padres fueron Francisco Vallés (también médico) y Brianda de Lemus. Tuvo tres hermanos: Pedro, que fue arcediano de Covarrubias; Fray Luis, religioso agustino; y Petronila, que fue esposa de Manuel Hurtado de Vera. En 1544 inició sus estudios en la Universidad de Alcalá en el Colegio de Trilingüe alcanzando en 1547 la licenciatura en artes y filosofía, convirtiéndose en 1553 en maestro en artes y filosofía. En 1553 se licencia en medicina, y se doctora en 1554; consta como profesor, al menos desde 1556, impartiendo clases de anatomía práctica mediante disecciones de cadáveres. En 1557 sucedió a Cristóbal de Vega en la cátedra de Prima de medicina en Alcalá hasta 1572.

Estuvo casado durante 42 años con Juana de Vera, con la que tuvo seis hijos: Lucía, Francisco, Juana, Catalina, Gabriel y Diego. En 1587 fundó un mayorazgo con su esposa, sobre la casa que tenía en la calle de Santiago y su hacienda en Alcalá de Henares.

Estudió en diversas ciudades europeas, lo que le hizo entrar en contacto con Andrea Vesalio, al cual sucederá en 1572 como médico personal de Felipe II, nombrándole «Médico de Cámara y Protomédico General de los Reinos y Señoríos de Castilla» el cargo médico más elevado de España, alcanzado gran prestigio profesional y reconocimiento como intelectual. Estableció el examen del "Protomedicato", que debían realizar en Madrid todos los licenciados en medicina para poder ejercer, como control de la formación recibida en las diferentes universidades de España. Fue este rey el que le calificó de "Divino", al curarle de una crisis gotosa.

Ejerció la mayor parte de su vida en Alcalá de Henares, donde enseñó medicina, siendo el primero que en Alcalá impartió clases prácticas con cadáveres por lo que se le considera el creador de la anatomía patológica.

Además de médico fue un gran humanista y escritor, dominando con maestría el griego y el latín clásicos. Sus últimos años los pasó en la botica del Monasterio de El Escorial preparando la destilación de plantas naturales y organizando la biblioteca.

Falleció el 20 de septiembre de 1592 en el Convento de los Agustinos de Burgos, al acompañar al rey Felipe II en un viaje. Sus restos, por su expreso deseo, fueron trasladados y enterrados en la Capilla del Colegio Mayor de San Ildefonso, en Alcalá de Henares. El 14 de abril de 2011, durante las obras de restauración de la capilla, se halló una urna de plomo con los restos de Vallés.

FRANCISCO VALLES -El Divino Valles- -Protomédico de los reinos de Castilla- | Burgospedia, la enciclopedia del conocimiento burgalés

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38) Conde de Cotoca y la vacuna contra la viruela

Santiago María del Granado y Navarro Calderón, primer conde de Cotoca, también conocido como Santiago Granado (Cádiz, España, 1757 – Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 1823), fue un médico y noble español que, ya entrado el siglo XIX, recorrió algunos de los más remotos dominios de la América Meridional, los que comprendían vastas zonas indígenas, inoculando la vacuna contra la viruela, recientemente descubierta.

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Biografia

Nació en el seno de un noble linaje, hijo de don Juan Manuel del Granado Rodríguez de las Varillas, y de doña Juana Navarro y Calderón de la Barca, de la honorífica y antiquísima estirpe de la casa Calderón. Cursó en el Colegio de San Bartolomé de Cádiz, y estudió medicina con aplicación de aprovechamiento en el Real Colegio de Cirugía de la Armada de San Fernando de Cádiz, obteniendo los comprobantes respectivos de sus superiores para regentar la cátedra de prima de medicina. Luego con aprobación del intendente general de marina ejerció un cargo en el navío corsario Nuestra Señora del Rosario, y San Francisco de Asís, el año de 1779, hasta que en el siguiente de 1780 arribó a Montevideo. Fue aprobado y revalidado en las facultades de médico y cirujano por el Real Tribunal del Protomedicato. Las ejerció en las ciudades de Mendoza y la Villa Imperial de Potosí, admitido al uso de ellas por sus cabildos. Contrajo matrimonio en la Villa de San Lorenzo de la Frontera (actual ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia) con doña Rosa Flores de Vergara y Durán, nieta del primer marqués de Miraflores, y única hija del pacificador del Perú don Ignacio Flores, quien fue gobernador intendente de Moxos en 1772-1781 y presidente de la Real Audiencia de Charcas en 1781-1785. El año de 1785 entró al servicio de Carlos III como médico y cirujano en la Tercera Partida Demarcadora de Límites con la colonia del Portugal, con nombramiento del virrey Loreto, en cuyo servicio permaneció sin interrupción hasta su disolución el año de 1801. El año de 1800 fue de médico y cirujano en la expedición militar que mandó el gobernador intendente Francisco de Viedma contra los insurgentes indios de la Cordillera de Chiriguanos.

Acción humanitaria

La acción humanitaria que desplegó, paralela a la expedición de Francisco Javier Balmis y Josep Salvany i Lleopart contra la viruela en las colonias de ultramar, no podía haber sido más encomiable y es un episodio trascendental de la medicina española. Representa un intento de saldar la deuda histórica que los conquistadores del siglo XVI habían contraído con la población americana. A raíz del descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo Mundo, una variedad de enfermedades desconocidas para los indígenas comenzaron a causar miles de víctimas entre los mismos, siendo la viruela la más fulminante y catastrófica de ellas.

Su acción humanitaria y de sanidad pública sin precedentes dio lugar a que el Ministerio de Gracia y Justicia de la Junta Suprema en Cádiz, en plena invasión napoleónica, le concediera una distinción nobiliaria y lo nombre Médico de Cámara de Su Majestad y de la Real Familia.

Según el virrey Santiago Liniers:

vacunó a 45.311 individuos, a su costa sin gravamen alguno del real erario ni de los pueblos beneficiados, caminando para ello más de 2.000 leguas por tránsitos ásperos, desiertos, habitados de fieras y enfermizos y sufriendo también las violencias de los malévolos o preocupados que llegaron a poner asechanzas a su vida" (carta del 4 julio de 1809).

Y según el protomédico Miguel Gorman:

arrostró los infinitos riesgos que debió prever no sólo por el dilatado viaje de más de 2.000 leguas, que tuvo que andar por caminos los más ásperos, y casi intransitables, sino aún más por la intemperie del clima, las ningunas comodidades que ofrecen países desiertos, habitados solamente de bestias feroces, indios salvajes, pequeñas poblaciones de hombres nuevamente reducidos a sociedad, y sobre todo, por las violencias de los malévolos o preocupados que llegaron a poner asechanza a su vida. El resultado de tan peligrosa Comisión, hecha a sus expensas y sin auxilio del real erario ni gravamen de los pueblos beneficiados, es haber vacunado 45.311 sujetos, es decir, haber salvado la vida cuando menos a la quinta parte de estos individuos que necesariamente habrían sucumbido a la hidra devoradora de la viruela" (informe del 26 de octubre de 1808).

Juan Francisco del Granado - Wikipedia, la enciclopedia libre

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39) Pedro de Medina y el Arte de navegar

Pedro de Medina, (1493 - Sevilla, 1567), matemático, geógrafo, cartógrafo, astrónomo, historiador y polígrafo español del Renacimiento. Su famoso Arte de navegar (1545) fue el primero sobre esta materia en Europa e influyó en Pedro Nunes y Michel Coignet.
 

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Se cree que nació en Sevilla, aunque por su nombre y la gran protección que le dispensaron los duques de Medina Sidonia, parece haber nacido en la propia Medina-Sidonia. Desde 1520 fue tutor del conde de Niebla, heredero del VI duque de Medina Sidonia.

Tras abandonar la casa de Medina Sidonia de manera amistosa, solicitó ser nombrado cosmógrafo y entregó un texto titulado Libro de Cosmografía (1538), apareciendo en los documentos como clérigo. Obtuvo en efecto una orden judicial para dibujar cartas de navegación, escribir libros de pilotaje y fabricar los dispositivos necesarios para la navegación a las Indias. En febrero de 1539, en relación con lo anterior, fue admitido como examinador en Sevilla de los pilotos y maestres que debían hacer la derrota de Indias y trabajó en el entorno de su Casa de Contratación, agencia gubernamental española que controlaba la exploración y colonización del Nuevo Mundo, aunque nunca estuvo empleado en ella; pronto se apercibió de los defectos en la formación de los pilotos y en el instrumental, libros y cartas náuticas que manejaban, por lo cual escribió al rey Carlos I una Representación sobre el desorden que había en las cartas e instrumentos de navegación, y en los exámenes de pilotos y maestres. La carta hizo un efecto fulminante, pues por real orden del 22 de febrero de 1545 se prohibió al cartógrafo Diego Gutiérrez que siguiese fabricando las cartas e instrumentos de navegación que, según Medina, tanto mal hacían a los estudiantes. Y ese mismo año salió su famosísimo Arte de navegar en ocho libros, seguramente una reelaboración y ampliación consultada de su Libro de Cosmografía inspeccionada previamente por el Consejo de Indias.

En 1549 fue designado cosmógrafo real honorario. Como cartógrafo realizó uno de los primeros mapamundis, sumamente exacto, en su Cosmographia (1550). El Arte es el primer tratado europeo sobre navegación (aunque el de Martín Cortés, publicado en Cádiz en 1551 fue también muy relevante): Arte de navegar en que se contienen todas las reglas, declaraciones, secretos y auisos a que la buena navegación son necessarios, y se deuen saber. Ahí define las líneas del rumbo o loxodrómicas. Alonso de Chaves, cosmógrafo mayor, manifestó que el Arte había sido una recopilación de Medina y otros autores habían colaborado. Diego Gutiérrez y otros autores declararon que habían ayudado en partes del libro y el propio Medina reconoció la ayuda de Francisco Faleiro y de Alonso de Santa Cruz en otras ocasiones, aunque no en la redacción de este libro. Fue traducido quince veces al francés entre 1554 y 1663, seis veces al alemán entre 1576 y 1633, cinco veces al holandés (de 1580 a 1598), tres veces al italiano (1554-1609) y dos veces al inglés. Es difícil no apercibir la importancia que tuvo esta obra en el desarrollo de la navegación de altura. En 1552 se publicó una edición castellana abreviada con el título de Regimiento de navegación donde suprimió la mayor parte del material teórico relativo a la esfera e incluyó sólo los aspectos realmente necesarios para los pilotos. Otro Regimiento, que apareció en 1563, actualizó este compendio popular con veinte "Avisos" adicionales para el piloto práctico.
 

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Carta del Mundo, en Suma de Cosmographia.

En 1548 había publicado también, dedicado al por entonces príncipe Felipe II, su Libro de grandezas y cosas memorables de España. Agora nuevo fecho y recopilado por el Maestro Pedro de Medina vezino de Sevilla, más tarde ampliado y reeditado en 1595 por Diego Pérez de Mesa, catedrático de Matemáticas en la universidad de Alcalá. Se trata de una descripción de los hechos históricos y de las ciudades más importantes de España, con grabados que las representan y transcripción de documentos importantes. De Medina fue asesor real durante las dos juntas convocadas por el Consejo de Indias en 1554 y 1556 para determinar la posición correcta de Filipinas y las islas Molucas, y trazar la partición definitiva entre España y Portugal de esta región del planeta.

Si bien Pedro de Medina consiguió corregir las cartas de marear de la familia Gutiérrez, protegida por el piloto Juan Caboto, mantuvo una postura poco flexible en cuanto a la «variación de la aguja de marear» o declinación magnética y no modificó su opinión contraria a la existencia de este fenómeno, incluso cuando ya había sido aceptado por los demás cosmógrafos españoles, alegando no haber suficientes pruebas y carecer de experiencia propia sobre el mismo. En su honor, hay una montaña en la Antártida que lleva su nombre.

Pedro de Medina - EcuRed

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40) Antonio de Montserrat, el primero en cartografiar el Himalaya

Antonio de Montserrat (Vich, Barcelona, 1536 – Salsete, India, 1600) fue un jesuita español formado en Portugal que en 1574 fue destinado a la misión de la colonia portuguesa de Goa, en la India, desde donde viajaría por buena parte del Asia Central y la península arábiga.

Este viajero y erudito dejó constancia de sus viajes en cuatro manuscritos, de los que solo se conservan dos: el «Mongolicae Legationis Commentarius», en latín, y «Relaçam de Akbar, rey de los mongoles», en portugués, referentes a su estancia en la corte del gran Kan Akbar.

Hijo de una familia noble de Osona, estudió en Barcelona, donde entró en contacto con San Ignacio de Loyola. Fascinado por la vida de los misioneros, entró en la Compañía de Jesús el 1558 siendo destinado a Portugal, donde fue ordenado sacerdote el 1561. Estudió en la Universidad de Coimbra y en Lisboa, donde fue prefecto de San Roque, vicerrector del colegio de San Antonio y preceptor del rey Sebastián I de Portugal.

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Embajador en la corte del Gran Mogol

En 1574, a la edad de 38 años, vio cumplido su sueño de convertirse en misionero cuando fue enviado, con 39 jesuitas más, a la misión de la colonia portuguesa de Goa, en la India. Cinco años más tarde le fue encomendada la misión de integrarse en la embajada que debía presentarse a la corte del rey Mogol Akbar, con el encargo específico de registrar todo lo que sucediera durante el viaje.

La presencia de los sacerdotes había sido pedida expresamente por el mismo rey. Los jesuitas portugueses interpretaron esto como la voluntad de Akbar de abrazar la fe cristiana, lo que, en ningún caso, fue así.

De este modo, el 13 de diciembre de 1579, Antonio de Montserrat, junto con los jesuitas Rodolfo Acquaviva y Francisco Henríquez —un converso persa que hacía de intérprete— así como de un embajador de Akbar, partieron de la colonia portuguesa de Damán hacia la capital del Imperio mogol.

La llegada del grupo a Fatehpur Sikri, la nueva capital fundada por Akbar, tuvo lugar el 4 de marzo de 1580 y allí permanecieron durante un año dedicados a diálogos y debates interreligiosos fomentados por el mismo rey Akbar con representantes de otras religiones como el budismo tántrico tibetano, el Islam, el hinduismo, el jainismo y el cristianismo.

Montserrat aprovechó su estancia para instruirse en la lengua persa y acabó ganándose la confianza de Akbar como lo demuestra el hecho de que lo nombrara tutor de su hijo Murad.

Al cabo de un año, en el norte, estalló una revuelta encabezada por un hermanastro del rey que tenía el apoyo de algunos caudillos afganos. A petición de Akbar, Montserrat se incorporó a la expedición militar y lo acompañó durante toda la campaña que duró hasta 1581. Este viaje le permitió al jesuita tomar contacto con buena parte de los territorios del Imperio, pudiendo visitar Delhi, el Himalaya, Himachal Pradesh, Cachemira, el Punjab y las estribaciones del Tíbet hasta el Afganistán. El fin del conflicto coincidió con el regreso a la embajada de Goa, una vez que los jesuitas constataron la nula voluntad del monarca de convertirse al cristianismo. En septiembre de 1582 llegaron a la colonia portuguesa donde, durante seis años, Montserrat trabajó sobre sus notas con la intención de lograr una obra más compleja y detallada.

El cautiverio en Yemen

En 1588 Antonio de Montserrat recibió la orden directa del rey español, Felipe II, de dirigirse a Etiopía para dar apoyo a los misioneros allí emplazados y sondear la posibilidad de lograr un acercamiento del cristianismo copto a la Iglesia de Roma. El 2 de febrero de 1589, Montserrat y su compañero Pedro Páez Jaramillo zarparon de Goa camuflados como mercaderes armenios.

El viaje se interrumpe cuando en Dhufar (Yemen) fueron traicionados por el comandante que los debía llevar a Etiopía, el cual los entregó al jefe de la ciudad, quien, a su vez, los envió a Haymes, ciudad del interior donde estaba la residencia del sultán de Hadramaut.[3]

Tras cuatro meses encerrados en la cárcel de esta ciudad, fueron enviados a Sanaa, sede del gobernador turco de Yemen, donde permanecieron hasta 1595, año en que fueron trasladados al puerto de Mokka, en el Mar Rojo, donde tuvieron que servir como remeros en galeras turcas durante unos meses hasta que Montserrat enfermó gravemente y fue recluido en la cárcel de la ciudad.

Finalmente, un año más tarde, estos dos jesuitas fueron devueltos a Goa, tras el pago de un rescate. La salud de ambos era muy precaria tras casi siete años de cautiverio y, si bien Páez se pudo recuperar, Antonio de Montserrat murió en Salsete, cerca de Goa, donde había un famoso convento jesuita, en marzo de 1600.

Su obra

En el mismo año de su muerte culminó la versión definitiva de su obra «Mongolicae Legationis Commentarius» y junto a ella, el diseño de su mapa del Himalaya, una auténtica joya cartográfica abarcando gran parte de la India y grandes extensiones de Afganistán y Pakistán.

En ella aparecen más de doscientos topónimos, accidentes geográficos resaltados en distintas tonalidades y coordenadas geográficas, reflejadas con sorprendente precisión, que tienen como referencia el ecuador, dibujando la línea del trópico de Cáncer con toda exactitud. Además de la cordillera del Himalaya, en la parte norte se distinguen otras cadenas montañosas cuya disposición parece coincidir con el Karakorum, el Hindú Kush y el Pamir.
 

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La exactitud del mapa y lo acertado de sus descripciones, es tal que mantendría su vigencia hasta hace relativamente poco tiempo.

En la crónica escrita, sus textos reflejan de manera fidedigna todos aquellos detalles trascendentes a ojos de un occidental como la geografía, la historia, la cultura y la religión de las diferentes comunidades que llegó a conocer, pero también una de las grandes obsesiones que movieron a los religiosos cristianos a adentrarse en las vasta extensiones asiáticas: la búsqueda de antiguas cristiandades perdidas, el rastro de la expansión del cristianismo hacia Mesopotamia, Asia Menor y Extremo Oriente.

Alentados por las crónicas de algunos viajeros medievales al descubrir diferentes comunidades, así como por la existencia de las iglesias copta, abisinia, armenia y maronita.

Roma buscaba desesperadamente pruebas de la existencia de un imperio a caballo entre la historia y la leyenda, un imperio dirigido por un rey-sacerdote poderosísimo, defensor de la fe cristiana ante el avance musulmán, el reino del Preste Juan en Etiopía.

Un año después de la muerte de Antonio Montserrat, en enero de 1601, el jesuita Antonio de Andrade llegó a Goa con el objetivo de emplazar una misión y buscar la herencia cristiana en aquel misterioso reino aislado llamado Bottan o Tebat (Tíbet), lo que hace pensar que la crónica de Montserrat fue tenida en cuenta por los responsables de la Compañía de Jesús.

Produce vértigo pensar que el Gran Mogol Akbar no llegara siquiera a sospechar que el viaje del jesuita y sus escritos, tuvieran un significado tan trascendental para Occidente.

De alguna manera la invitación del emperador a los religiosos abriría la puerta al descubrimiento de uno de los últimos espacios a conquistar por los adalides de la fe cristiana, pero también cambiaría la cosmovisión de los viajeros de aquella incipiente Europa renacentista que indudablemente influenció en su modo de comprender el mundo y al hombre.

Sin embargo, tras aquel primer impacto, la obra de Montserrat permaneció en el anonimato durante varios siglos. En 1906 Henry Hosten, un jesuita del Raj Británico especializado en la historia del cristianismo en la India, redescubrió el «Mongolicæ legationis Commentarius» y lo publicó en 1914. La obra despertó un gran interés en los indólogos de la época.

En la actualidad, en pleno siglo XXI, la obra del jesuita está alcanzando el lugar que le corresponde por derecho propio gracias a la edición popular de sus obras traducidas del latín al castellano y al catalán por el orientalista Josep Lluis Alay.

No obstante, aún quedan otros manuscritos redactados por Montserrat que hacen referencia a las costumbres y la geografía de India y Asia Central sobre los que se desconoce su paradero. El misterio de su ingente obra perdura hasta nuestros días.

momentosespañoles.es - El primer mapa conocido del Himalaya

Antoni de Montserrat: En la última frontera | Sociedad Geográfica Española

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41) Gramática castellana por Antonio de Nebrija

Elio Antonio Martínez de Cala y Xarava (Lebrija, Sevilla, 1441 - Alcalá de Henares, 5 de julio de 1522), más conocido como Elio Antonio de Nebrija, de Nebrixa o de Lebrija, fue un humanista español que gozó de fama como colegial en el Real Colegio de España de Bolonia. Ocupa un lugar destacado en la historia de la lengua española por ser el autor de la primera gramática castellana (la Gramática castellana), en 1492, de un diccionario latín-español ese mismo año y de otro español-latín hacia 1494, con relativa anticipación dentro del ámbito de las llamadas lenguas vulgares. De esta forma convirtió al castellano en la primera lengua culta de Europa tras el griego y el latín, sentando precedente a las demás. Fue, además, historiador, pedagogo, gramático y poeta.

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Antonio Martínez Calá y Xarava había nacido en Lebrija, Sevilla, en 1441. Fue más conocido como Elio Antonio de Nebrixa, llegó a ser un gran referente en el Renacimiento español: humanista, gramático, filósofo, historiador poeta, pedagogo y astrónomo. Había estudiado humanidades en la Universidad de Salamanca, así como filología en latín, en griego y en hebreo. Sus conocimientos abarcaron también teología, medicina, derecho, cosmografía, matemáticas, geografía, historia y, por supuesto, gramática, materia en la que tuvo como maestro a Martino Galeotto, en el Real Colegio San Clemente de España en Bolonia.

Más tarde, en 1473, impartió clases de gramática y retórica en la Universidad de Salamanca. Fue protegido primero por el cardenal Juna de Zúñiga y después por el cardenal Cisneros.

Nebrija escribió obras sobre varias materias: cosmografía, botánica, teología, pedagogía, numeración, pesas y medidas. Intentó reformar la enseñanza del latín en España y, en 1481, publicó una gramática latina, Introductiones latinae, que sirvió como texto de enseñanza para estudiantes hasta el siglo XIX. Esta gramática latina se dividía en dos partes: la analogía, que trataba sobre morfología, y otra parte que versaba sobre problemas de sintaxis, ortografía, prosodia, figuras de dicción y un léxico que no era muy extenso.

Durante el Renacimiento, empezaron a editarse en Europa numerosas gramáticas latinas debido al entusiasmo por la literatura grecorromana. Es destacable, por ejemplo, la gramática latina publicada en 1471 por el italiano Valla, y que fue reeditada varias veces durante medio siglo. Para los hombres de la Edad Media, sólo el latín y el griego eran consideradas como lenguas cultas, porque estaban dotadas de una grandeza que hacía esas lenguas merecedoras de estudio y análisis, mientras que las lenguas vulgares se regían apenas por el gusto de los hablantes, sin necesidad de que estas fueran estudiadas ni de que se establecieran reglas.

En ese ambiente, el docto latinista Nebrija, tuvo la idea de aplicar el modelo de estudio de una lengua culta a una lengua romance y, en 1492, escribió la primera Gramática de la Lengua castellana. El mismo año del descubrimiento de América y del final de la Reconquista, Isabel I de Castilla visitaba Salamanca, y allí Nebrija dedicó su obra a su reina.

Fue un acontecimiento cultural de primer orden, pues nunca antes en Europa se había publicado una gramática de una lengua vulgar. El italiano tuvo su primera gramática en 1529; el portugués en 1536; el francés en 1550. España fue la pionera en fijar un conjunto de reglas y normas lingüísticas a una lengua vulgar, como era el castellano, para dar una homogeneidad y convertirla en una lengua culta.

Lo que el gramático sevillano estaba ofreciendo era una revolución cultural: por primera vez, un lengua vulgar, el romance castellano, se convertía en lengua culta al disponer de una gramática propia, la primera vez en su género, que esa lengua romance, así ennoblecida, se convertía en el factor de cohesión y expansión de un imperio que comenzaba a nacer sobre las carabelas que cruzaban el Atlántico. Nebrija le dio una dimensión política a su obra, en adelante, el castellano "siempre fue la lengua compañera del imperio".

Nebrija consideraba que la gramática era la base de toda ciencia y dividió la misma en: ortografía, prosodia, etimología y sintaxis. Esta división ha perdurado hasta la Edad Moderna. E igualmente otra distinción nebrijana perdura hasta recientemente: aquella que considera que las partes de la oración son ocho: nombre, pronombre, artículo, verbo, participio, preposición, adverbio y conjunción, y en sus notas añade gerundio y nombre participial infinito.

También consideraba al latín como lengua superior a las otras y, por ello, cuanto más se acerca una lengua al latín, más perfecta es. Esto hace que su gramática castellana sea una gramática a la manera latina. Sin embargo, la originalidad de Nebrija es patente, trayendo auténticas innovaciones en su género, mucho antes que el resto de lenguas vulgares. Intuyó además el origen de la lengua castellana a partir de un latín corrompido, traído por los godos e influido por otras lenguas.

La Gramática de Nebrija inspiró el surgimiento de una serie de obras similares que fue surgiendo en toda Europa, a medida que los idiomas de Europa cobraban conciencia de que eran tan nobles como el viejo latín. Su obra tuvo gran influencia en el mundo universitario español y europeo, siendo una de las cumbres del Humanismo en España. Recogía el legado clásico para revitalizar el estudio de las lenguas vivas.

ESPAÑA ILUSTRADA: GRAMÁTICA CASTELLANA POR ANTONIO DE NEBRIJA

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42) Juan José Delhuyar

Juan José Delhuyar y Lubice (Logroño, 15 de junio de 1754 - Bogotá, 20 de septiembre de 1796), fue un afamado químico español que junto a su hermano Fausto logró aislar el wolframio por primera vez, hecho que aconteció en las instalaciones que la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País tenía en la localidad guipuzcoana de Vergara.

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Juan José Elhuyar nace en Logroño, La Rioja, en el seno de una familia de origen vasco-francés. Estudió matemáticas. física e historia natural en París entre 1773 y 1777 junto a su hermano Fausto. Ambos hermanos se vieron favorecidos por el espíritu de la Ilustración y fueron pensionados por el gobierno español en distintas universidades europeas con el fin de traer los conocimientos utilitarios de investigación científica.

Juan José fue enviado a Suecia en 1781, dado que este país estaba a la vanguardia de la ciencia química, además de que el gobierno español se interesó por los métodos suecos para fabricar cañones. Estuvo primero en Upsala en cuya universidad investigaba e impartía clases Torbern Olof Bergman. Más tarde, hará lo propio en Köping con Carl Wilhelm Scheele. Junto a Bergman, estudió los métodos modernos de laboratorio para la obtención de elementos químicos, y sería el propio Bergman quien trasladó a Elhúyar la sospecha de que existía otro elemento metálico en la scheelita. A su vuelta a España, Juan José se prepara para aislar ese elemento y, ayudado por su hermano Fausto, en otoño de 1783, obtiene el wolframio, el primer elemento químico descubierto sin ser extraído directamente de la naturaleza, ya que no existe en forma libre, sin combinar químicamente.

Sin embargo, al gobierno español no le agradó que Elhúyar dedicase más tiempo a sus estudios e investigaciones científicas que a la misión encomendada y fue enviado en 1784 a Santa Fe de Bogotá para trabajar en las minas de plata de Mariquita en el departamento de Tolima. Allí, colaboró en su condición de mineralista junto al botánico José Celestino Mutis

Se casa en 1788 con María Josefa Bastida y Lee. Su muerte se produce el 1796 en la ciudad de Bogotá, en el entonces Virreinato de Nueva Granada y actualmente Colombia.

Biografia de Juan José de Elhuyar

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acabo de comprobar que Gerión ya nos había puesto una entrada a Hernandez de toledo, justo en la página anterior a esta

 

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    • Por Hispanorromano
      Leía en los últimos días La arrogancia de la biología, un libro recién publicado por Alianza Editorial que recomiendo vivamente. No se trata ninguna magufada anticientífica, ya que lo publica de una de las editoriales de mayor prestigio en España.
      En dicho libro se comenta que los científicos son muy amigos de crear jergas para distinguirse del resto de la sociedad y  mantener el estatus de sabios. Es un mecanismo conocido que también opera en grupos sectarios. Lo vemos hasta en los grupitos que se forman en internet. Pero con frecuencia los científicos acuñan vocablos con el fin algo más perverso de manipular y redefinir conceptos, como el de vida, para eludir el control de la sociedad sobre sus experimentos.
      Por ejemplo, el gremio biológico y biotecnológico inventó el término preembrión para referirse a los embriones con menos de catorce días de vida. La intención era clara: deshumanizar a esos embriones para burlar las restricciones que el poder político y la sociedad pretendían imponer a la experimentación con embriones. El término tiene un siniestro paralelismo con el de Las prepersonas, un relato breve del autor de ciencia ficción Philip K. Dick [pdf].
      Inmediatamente me puse a pensar en qué otros términos podrían haber inventado los científicos con este fin de manipulación. Y me vino a la cabeza aquel execrable eufemismo de interrupción voluntaria del embarazo para referirse al aborto. ¿Quién habría acuñado esa tramposa expresión? ¿Habría sido un científico o un político?
      Siempre pensé que esa expresión la habría acuñado algún político para hacer más tragable el aborto a la sociedad. Pero después de realizar algunas indagaciones —que reconozco que no son definitivas, por incompletas y superficiales—, veo que esa perversa locución se empezó a usar en el ámbito científico y médico. En las dos hemerotecas digitales de ámbito nacional los primeros usos de interrupción voluntaria del embarazo remiten al ámbito médico. Por ejemplo, en la revista ESPAÑA MÉDICA del 15 de septiembre de 1928, el doctor Vital Aza decía lo siguiente:
      Al margen de la cuestión terminológica, obsérseve que también dice que la «Ciencia», en mayúsculas, «impone» determinados abortos que hasta ahora los legisladores no han querido permitir, quizá por su visión obtusa y demasiado anclada en prejuicios religiosos, que les impiden comprender la grandeza de la «Ciencia».
      Al buscar el término en inglés, voluntary termination of pregnancy, de nuevo encuentro un antiguo uso de esa locución en el ámbito médico. Este artículo es de 1984:
      Voluntary termination of pregnancy - PubMed
      Este otro es de 1978:
      [The demand for the voluntary termination of pregnancy: an analysis of 600 cases in the Paris region] - PubMed
      Ahora bien, el término es muy anterior.  En la edición del 17 de diciembre de 1938 de la prestigiosa revista THE BRITISH MEDICAL JOURNAL, publicada por la British Medical Association, se puede leer lo siguiente en un apartado titulado The Principles of Eugenics:
      Igualmente aparecen varias referencias a esa expresión en THE EUGENICS REVIEW, una publicación del ámbito médico y científico que tuvo un enorme auge hasta bien entrados los años sesenta, cuando cambió su título por otro más discreto. Por ejemplo, en la página 26 y dentro de un artículo titulado «An American eugenist speaks», publicado en la edición de abril de 1942, se utiliza la citada expresión voluntary termination of pregnancy, pero también la de voluntary parenthood y la de voluntary sterilization. Todo es siempre voluntario, ¡que conste! Esto de añadir el adjetivo «voluntario» a cualquier aberración se ha revelado como uno de los mejores trucos de manipulación.
      Abría este hilo preguntándome si la expresión «interrupción voluntaria del embarazo» tenía su origen en la política o en la ciencia. Y mi conclusión es que el origen está en la ciencia, pues los primeros usos de esta locución, ya en los años veinte del pasado siglo, se dan siempre en el ámbito científico o médico, mientras que en el ámbito político sólo se empieza a usar en los años ochenta y noventa, al menos en el caso de España. Pero es una conclusión preliminar, porque para este breve estudio sólo he rebuscado en las dos hemerotecas digitales de ámbito nacional (BNE y Prensa Histórica), en Google Ngram Viewer, PubMed y Archive.org. Habría que hacer una búsqueda más exhaustiva en las hemerotecas digitales de ámbito autonómico, provincial y local, en hemerotecas físicas, en bibliotecas digitales y en libros que traten el tema del aborto. Son bienvenidos los voluntarios.
    • Por elprotegido
      Es un tema interesante, a la vez que complejo.
      No puede negarse que en los siglos XVII y XVIII, los más cruciales para la física y las matemáticas, España estuvo ausente de los grandes descubrimientos ocurridos en Europa en esas materias. No obstante, lejos de ver este hecho como una tragedia como hace tradicionalmente el autoflagelante regeneracionismo español, hay ciertos factores que lo relativizan:
      - En los siglos XVII y XVIII, España realizó las más importantes gestas humanísticas, religiosas y mantuvo una formidable hegemonía militar. Por lo que no es en absoluto justo considerar ese período como "tiempo perdido" ni mucho menos deducir una inferioridad de España frente al resto de Europa. No se trata de caer en el extremo del "que inventen ellos" de Unamuno, pero sí valorar los campos tan o más importantes que la física y las matemáticas en los que España ha sido excelente.
      - La brillantez humanística, artística y literaria de España, especialmente durante el siglo XVII, sin duda deslumbró a la mayoría de los intelectuales españoles y explica el hecho que hubiera menos interesados en matemáticas. Del mismo modo, simplificando mucho y salvando las distancias, que en la época actual a la inmensa mayoría de los niños y jóvenes españoles les interesa el fútbol muy por encima de los otros deportes.
      - Al estar enfrentada a la mayoría de países europeos, España decidió con buen criterio poner en cuarentena lo que se enseñaba en las universidades del resto de Europa, en el momento álgido de la "post-Reforma" protestante. El clima de aquella época es complicado y a veces difícil de imaginar para nosotros, pero sin duda (como hoy) la propaganda era un factor crucial. Además, por aquel entonces los campos del conocimiento no estaban, ni mucho menos, tan deslindados como lo están hoy -recordemos que Newton y Leibniz escribieron mucha más teología que matemáticas y solían mezclar ambas cosas en sus discursos- por lo que era más difícil discernir lo beneficioso de lo perjudicial.
      - Por otro lado, nuestros filósofos, sin duda muy influenciados por la escuela jesuita, rechazaron el concepto de "infinitesimal", esto es, de cantidad infinitamente pequeña e indivisible, por considerarlo, en la línea de Aristóteles, un absurdo filosófico. Si bien seguramente les asistía buena razón en sus consideraciones filosóficas -de hecho el concepto de infinitesimal ha sido ya superado por la matemática contemporánea, precisamente por ser en el fondo un concepto absurdo que no puede pasar el filtro de rigor de la matemática actual- ésta fue en su momento una idea operativa, funcional y sobretodo clave que llevó a Newton y a Leibniz a desarrollar el cálculo llamado precisamente infinitesimal, que supone, sin ninguna duda, el verdadero punto de inflexión de la ciencia físico-matemática moderna. Es decir, que en España se eligió -sin poder saberlo de antemano y con razones justificadas- la vía equivocada, considerando que Euclides siempre iba a ser la piedra angular de la ciencia físico-matemática. Estos fracasos y equivocaciones ocurren infinidad de veces en la historia humana, generalmente debidos al azar y la mala suerte, y ni mucho menos deben ser motivo de fustigación.
      Seguramente mucho más podría decirse. De momento lo dejo aquí.
  • Corazón Español es una comunidad de foros fundada en octubre de 2017, orientada a promover la concordia y el bien común desde la perspectiva universal de la cultura y la tradición hispano católica. El registro de una cuenta personal es público y gratuito, y permite participar en los foros generales, crear comunidades de foros, y disfrutar de diferentes servicios de acuerdo con las normas de participación. Regístrese ahora si aún no tiene su cuenta de usuario.

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    • https://www.mundorepubliqueto.com/2020/05/01/no-todo-lo-que-brilla-es-oro/

      Una vez más, por aprecio a estos amigos dejo solo el enlace para enviar las visitas a la fuente.

      Solo comento la foto que ponen de un congreso internacional identitari que hubo un México. Ahí se plasma el cáncer que han supuesto y parece que aún sigue suponiendo aquella enfermedad llamada CEDADE. En dicha foto veo al ex-cabecilla de CEDADE, Pedro Varela -uno de esos nazis que se dicen católicos- junto a Salvador Borrego -que si bien no era nazi, de hecho es un mestizo que además se declara hispanista y favorable a la mezcla racial propiciada por la Monarquía Católica,  sí que simpatizó con ellos por una cuestión que quizá un día podamos comentar- uno de los "revisionistas" más importante en lengua española, así como el también mexicano Alberto Villasana, un escritor, analista, publicista, "vaticanista" con gran predicamento entre los católicos mexicanos, abonado totalmente a la errática acusación contra el papa Francisco... posando junto a tipos como David Duke, ex-dirigente del Ku Kux Klan, algo que lo dice todo.

      Si mis rudimentarias habilidades en fisonomía no me fallan, en el grupo hay otro español, supongo que también procedente del mundillo neonazi de CEDADE.

      Imaginemos la corrupción de la idea de Hispanidad que supone semejante injerto, semejante híbrido contra natura.

      Nuestra querido México tiene la más potente dosis de veneno contra la hispanidad, inyectado en sus venas precisamente por ser un país clave en ella. Es el que otrora fuera más próspero,  el más poblado, también fue y en buena parte sigue siendo muy católico, esta en la línea de choque con el mundo anglo y... los enemigos de nuestra Hispanidad no pueden permitir una reconciliación de ese país consigo mismo ni con la misma España, puente clave en la necesaria Reconquista o reconstrucción. Si por un lado está infectado por el identitarismo amerindio -el indigenismo- por el otro la reacción está siendo narcotizada por un identitarismo falsohispanista, falsotradicionalista o como queramos verlo, en el cual CEDADE juega, como vemos, un factor relevante.

      Sin más, dejo ahí otra vez más mi sincera felicitación al autor de ese escrito. Enhorabuena por su clarividencia y fineza, desde luego hace falta tener personalidad para ser capaz de sustraerse a esa falsa polarización con que se está tratando de aniquilar el hispanismo.

       





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    • La libertad sexual conduce al colapso de la cultura en tres generaciones (J. D. Unwin)
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        • Extraordinario (100 puntos positivos y de mejora)
    • Traigo de la hemeroteca un curioso artículo de José Fraga Iribarne publicado en la revista Alférez el 30 de abril de 1947. Temas que aborda: la desastrosa natalidad en Francia; la ya muy tocada natalidad española, especialmente en Cataluña y País Vasco; las causas espirituales de este problema, etc.

      Si rebuscáis en las hemerotecas, hay muchos artículos de parecido tenor, incluso mucho más explícitos y en fechas muy anteriores (finales del s. XIX - principios del s. XX). He traído este porque es breve y no hay que hacer el trabajo de escanear y reconocer los caracteres, que siempre da errores y resulta bastante trabajoso, pues ese trabajo ya lo ha hecho la Fundación Gustavo Bueno.

      Señalo algunos hechos que llaman la atención:

      1) En 1947 la natalidad de Francia ya estaba por los suelos. Ni Plan Kalergi, ni Mayo del 68, ni conspiraciones varias.

      2) Pero España, en 1947 y en pleno auge del catolicismo de posguerra, tampoco estaba muy bien. En particular, estaban francamente mal regiones ricas como el País Vasco y Cataluña. ¿Será casualidad que estas regiones sean hoy en día las que más inmigración reciben?

      3) El autor denuncia que ya en aquel entonces los españoles estaban entregados a una visión hedonística de la existencia, que habían perdido la vocación de servicio y que se habían olvidado de los fines trascendentes. No es, por tanto, una cosa que venga del Régimen del 78 o de la llegada al poder de Zapatero. Las raíces son mucho más profundas.

      4) Señala que el origen de este problema es ético y religioso: se ha perdido la idea de que el matrimonio tiene por fin criar hijos para el Cielo. Pero también se ha perdido la idea del límite: las personas cada vez tienen más necesidades y, a pesar de que las van cubriendo, nunca están satisfechas con su nivel de vida.

      Este artículo antiguo ilumina muchas cuestiones del presente. Y nos ayuda a encontrarle solución a estos problemas que hoy nos golpean todavía con mayor fuerza. Creo que puede ser de gran provecho rescatar estos artículos.
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        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • En torno a la posibilidad de que se estén usando las redes sociales artificialmente para encrespar los ánimos, recojo algunas informaciones que no sé sin son importantes o son pequeñas trastadas.

      Recientemente en Madrid se convocó una contramanifestación que acabó con todos los asistentes filiados por la policía. Militantes o simpatizantes de ADÑ denuncian que la convocó inicialmente una asociación fantasma que no había pedido permiso y cuyo fin último podría ser provocar:

      Cabe preguntarles por qué acudieron a una convocatoria fantasma que no tenía permiso. ¿Os dais cuenta de lo fácil que es crear incidentes con un par de mensajes en las redes sociales?

      Un periodista denuncia que se ha puesto en marcha una campaña titulada "Tsunami Español" que pretende implicar a militares españoles y que tiene toda la pinta de ser un bulo de los separatistas o de alguna entidad interesada en fomentar la discordia:

      El militar rojo que tiene columna en RT es uno de los que difunde la intoxicación:

      Si pincháis en el trending topic veréis que mucha gente de derechas ha caído en el engaño.

      Como decía, desconozco la importancia que puedan tener estas intoxicaciones. Pero sí me parece claro que con las redes sociales sale muy barato intoxicar y hasta promover enfrentamientos físicos con unos cuantos mensajes bien dirigidos. En EEUU ya se puso en práctica lo de citar a dos grupos contrarios en el mismo punto para que se produjesen enfrentamientos, que finalmente ocurrieron.
        • Un aplauso (10 positivos y 5 puntos de mejora)
    • Una teoría sobre las conspiraciones
      ¿A qué se debe el pensamiento conspiracionista que tiene últimamente tanto auge en internet? Este artículo baraja dos causas: la necesidad de tener el control y el afán de distinguirse de la masa.
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