Francisco, nos hace abajar a los cristos que el Señor tiene en esta tierra. Porque aunque no sean hijos por agua, son sus criaturas.
Puesto que Cristo es Dios, y Dios es Cristo. Dios ama a sus criaturas. No le complace el ensordecimiento ni el ensoberbecerse. Dios no sólo quiere palabras sino obras, también. Así que, si Dios así lo ha dispuesto, es que necesitábamos a este
Papa Francisco. Nos, debemos estar atentos para extraer sus enseñanzas.
Cada uno como persona deja su impronta, y nos gustará menos o más. Porque como personas son eso, personas. Pero, el Papado lo debe respetar un católico. Para nosotros lo sacro petrino, es pulcro y santo por Espíritu. Cuando la persona se infecte de maldad, y la vomite, estando en un Pontificado, pues, sería muy escandaloso como para no verlo.
Lo que pasa, es que son tiempos estos muy difíciles de dilucidar. Son una previa a comerse literalmente. Ahora se está con la práctica de usar la lengua, las letras y las imágenes, para comerle la carne al prójimo.
Tienen que darse los tiempos de Dios.
No siempre estaremos en una balsa con arpas y cantores, en sus tiempos. Además, a Dios se le niega en este mundo, que ya cargaba con pecado. En el infinito e incontable amor que Dios nos tiene, cabe todo lo que nos hemos buscado: Sufrimiento. Descarriados discutiendo constantemente. Son los signos del demonio. Caeremos muchas veces ahí. La cosa, es la voluntad de levantarnos, sacudirnos y seguir adelante. Nos pase lo que nos pase.
La culpa de cómo estamos entre hermanos de Fe, no la tienen los Papas. Eso es otra trampa de satanás.
Tenemos un Papa que quiere hacernos tiernos, solidarios, que empaticemos con las criaturas de Dios. Francisco.
Y tenemos otro Papa, que ha sido un maestro, más que profesor. Cultísimo. Que ha sido un auténtico río de sapiencia a la moderna. Acorde a estos siglos.
¿Qué más queremos?.
Pienso que Dios nos pone y envía lo que nos conviene. Y que merecemos. Si queríamos un Papa santísimo, impertérrito en algunas cuestiones, deberíamos haber sido los aspirantes y seguidores de Cristo, Nuestro Señor; de esa forma. En masa. Millones. Lo normal es que pidamos lo que somos, o al menos lo que estamos trabajando en ser con todo nuestro empeño.