Aunque cada vez menos gente se acuerda de ello, hoy es el día de Santiago Apostol, Santo Patrón de España y discípulo mártir de Jesús. Por este motivo abro este tema con objeto de homenajear a nuestro Santo Patrón, a quién siempre llevo en mi avatar, y que durante siglos tantos han amado guardando nuestra patria en Cristo.
Las fuentes de su hagiografía provienen del Nuevo Testamento, que lo diferencia del otro Santiago con el comparativo de Santiago "El Mayor". Además existen otras fuentes derivadas de los escritos neotestamentarios, como son las noticias sobre el Apóstol puestas por escrito durante los primeros siglos por los Santos Padres y escritores eclesiásticos tales como Orígenes, Nicéforo de Constantinopla, san Epifanio ó san Jerónimo, de gran importancia este último por haber sido secretario personal del papa español san Dámaso. Existen además otros escritores que han documentado la vida y obra de este Santo Patrón, aunque todos beben de la Escritura o se apoyan en lo dicho por los ya mencionados.
Según la historia, Santiago era de familia trabajadora y adinerada. Eran pescadores y propietarios de embarcación por lo que también contrataban el servicio de jornaleros. Su padre era conocido como Zebedeo, y Santiago y Juan eran sus dos hijos. San Nicéforo afirma que tenían casa en el interior de la ciudad, junto al palacio del Sumo Pontífice, en lo que se llamaba ciudad de David. Este dato explica el hecho de que Juan fuera «conocido del Pontífice», y que esa fuera precisamente la zona de la ciudad donde se encuentra la basílica de la ‘Dormición’, lugar donde la tradición dice que vivió y murió la Virgen. Además corrobora el dato histórico del Evangelio que dice que «Juan la recibió en su casa», cumpliendo fielmente el deseo de Jesús cuando le entregó a su Madre.
La madre de Juan y Santiago era Salomé, quién fue una de las mujeres que, según los evangelios permanecieron junto a la Cruz, y de las protagonistas en la mañana de la Resurrección. Se deduce de la escritura que Salóme, también conocida como María la de Cleofás, era hermana de María y que por tanto, Santiago y Juan debieron ser primos hermanos de Jesús.
Jesús llamó a Santiago a seguirle mientras trabajaba en las redes, poco después de llamar a Simón y Andrés. Pasó tres años en la escuela itinerante del joven Rabí, contemplando sus maravillosos prodigios y escuchando la novedosa y más profunda doctrina teológica que el ser humano jamás había oído hasta entonces. También sufrió las severas correcciones del Maestro cuando se dejó llevar por su impulsiva naturaleza o pretendió honores como segundo de Dios, cosa que le hizo ganarse, junto a Juan, el sobrenombre de «Boanerges» o «hijos del Trueno».
Santiago fue uno de los apóstoles predilectos de Jesús, junto a Pedro y a Juan. Estuvo presente en la trasfiguración del Tabor y en otros hechos milagrosos que recoge la escritura. Y fue también de los que se durmió mientras el Maestro rezaba y sudaba sangre en Getsemaní, en el preámbulo de La Pasión. Su propia pasión le llegaría años después, tras haber evangelizado Hispania y dado origen a la fe de nuestros mayores, cuando el rey Herodes le decapitó en el año 44.
Hasta aquí la historia con datos que se conoce de Santiago. A partir de este momento se relata lo conservado por la tradición.
Cuenta la tradición que Santiago fue un ejemplo de ‘aprovechamiento del tiempo’ porque, toda su predicación transcurrió en apenas diez o doce años, a partir de Pentecostés. Viajo a las ‘ tres hispanias’, como refiere san Jerónimo: la Hispania Tarraconense, la Bética y la Lusitania, para ser «testigo hasta el fin de la tierra», y predicar en ella aquella fe tan poco apreciada inicialmente por los hispanos quienes, pasados los siglos, lo nombraron en cambio su Santo Patrón y fueron los garantes de su fe en el Occidente Cristiano.
Según la tradición viajó desde Jerusalén hasta Cádiz, donde sus predicaciones no fueron bien recibidas, por lo que se trasladó a Zaragoza donde convirtió a muchos. En Hispania llegó a estar prisionero junto a sus discípulos y cuenta la tradición que, María, que por entonces aún vivía en Jerusalén, intercedió por él y Dios les liberó del cautiverio, pidiéndole que se trasladase a Galicia a predicar y volver después a Zaragoza. Este milagro por intercesión de Maria es el primer testimonio mariológico que se conserva, por lo que de alguna manera puede decirse que la veneración mariana comenzó en tierras hispanas.
Cuenta la tradición que, una noche, mientras el apóstol Santiago rezaba con sus discípulos junto al río Ebro, cerca de los muros de la ciudad de Zaragoza, pidiendo que Dios le iluminase sobre qué debía hacer, de repente un resplandor le iluminó permitiéndole ver a unos ángeles que, acompañados de un sonido celestial, traían una columna de luz cuyo pie señalaba un lugar a escasos metros de donde estaban. Sobre aquella columna pudo ver a la Virgen María, quién le pidió que erigiese una iglesia en aquel lugar, pues desde allí y por su intercesión, iba a extenderse la fe por todas las tierras hispanas, prometiéndole permanecer en aquel lugar hasta el fin de los tiempos. Pero una vez terminada la iglesia, él debería volver a Jerusalén para terminar de ofrecer su servicio a Dios. En aquel lugar, Santiago y aquellos primeros discípulos hispanos levantaron la primera iglesia del mundo dedicada a la Virgen María, que con el tiempo fue creciendo y transformándose en lo que hoy conocemos como la Basílica de Nuestra Señora del Pilar.
Terminada la obra, Santiago partió de España hacia Éfeso, lugar donde vivían su hermano Juan y Maria, a quién quería agradecer su intercesión y compartirle su historia en las provincias hispanas. Allí la Señora le acogió como a un hijo confortándole pues, también le predijo su próxima muerte en Jerusalén. Tras despedirse de María y de Juan, se dirigió a Jerusalén donde, tal y como María le había predicho, fue hecho prisionero y ejecutado en el mismo lugar que su Maestro, cortándole la cabeza, no sin antes convertir a muchos de los que presenciaron su ejecución.
El cuerpo de Santiago estuvo durante algún tiempo en Jerusalén hasta que unos discípulos lo llevaron de vuelta a Galicia huyendo de la persecución. Hoy se venera en la Catedral de Santiago Apostol, Patrón de España.
En siglos posteriores y hasta el día de hoy, numerosos fieles, principalmente de Europa, recorren el "Camino de Santiago" que les conduce a la tumba del Santo, con el fin de pedir perdón por sus pecados.
Toda esta segunda parte de la historia, en realidad no hay modo absoluto de demostrarla, pues se trata de la parte legendaria de la tradición, que por más que sea posible o creíble, se basa en dichos y escritos que la fe y el tiempo han ido acumulando, según el espíritu de quienes han participado activa o pasivamente en la historia. Y decir esto tampoco es ser mejor o peor cristiano porque, para ser un buen creyente no hace falta creer en más milagros que los se cuentan en el Evangelio, ni otra cosa que no sea amar a Dios y al prójimo. E igualmente, para ser español, no hace falta otro requisito que haber nacido en España y amar a los españoles como Dios los ama.
Nadie peca ni es menos español porque niegue lo legendario de la tradición popular, sin embargo los que así piensan, sería más que deseable que considerasen sus razones o al menos manifestasen su incredulidad con el debido respeto porque, siendo honestos, la leyenda de Santiago Apostol y el Pilar de Zaragoza, son las raíces mismas de Europa y por extensión de las Américas, y han dado cuerpo real y sentido durante muchos siglos a la cristiandad.