hace 16 horas, Vanu Gómez dijo:Lo pongo aquí porque no quise tampoco poner algo tan deslucido tras los pedazos de mensajes en el hilo de Bannon o el de Planellas.
Quería volver sobre ese personaje porque considero patético el ensalzamiento de ese tipo y su movimiento.
Yo lo miro y veo poco más que un tipo con pintas de borrachín con ínfulas y habilidades de charlatán.
Pero el caso es que forma coro con un conglomerado bastante dañino al que se ha venido tolerando irresponsablemente durante muchos años.
La derecha española está podrida y enferma de tipos como Losantos, Vidal, etc. Cerril protestante embaucador el segundo y venenosísimo antivaticanista el primero, con gran predicamento entre el decadente peperío patrio. Más luego toda una patulea vinculada a intereconomia, desinfo/vaticana/católica, etc, etc. El panorama es dantesco. Comprendo perfectamente las prevenciones del Papa porque algo así no podría haber sido albergado con una Iglesia en España con plena salud.
Las arengas de estos días de todos esos medios, especialmente Losantos y supongo que también del "exiliado" en Miami lo mismo...están siendo escandalosas.
Confirman la idea de que el antifrancisquismo procede de la pretensión de que el Vaticano sea coartada para un sistema social en el que el bisnes de algunos quede blindado a costa de lo que sea.
No me huele bien cuando en VOX tiran del latiguillo "el ciudadano Bergoglio".
No te falta razón, Vanu, así es. La Iglesia española de base está bastante "protestantizada" por la derecha y "ateizada" por la izquierda. Esa es la triste realidad que está causando la marea de ideologías que conlleva la división política de nuestra democracia liberal, en la que antaño fuera una nación de férreos principios y convicciones morales donde, conceptos como la usura o planteamientos como la tolerancia hacia las relaciones sodomíticas, por poner dos simples ejemplos que hoy en día parecen razonables en nuestra sociedad, eran simplemente inimaginables, y no hace falta desandar muchas décadas para comprobarlo. Las consecuencias directas, y esto solo en el plano material de las cosas sin entrar en lo trascendente, son una mayor injusticia social y un problema demográfico de alcance preocupante, con graves efectos dañinos sobre la sociedad.
En principio se nos dice que la democracia garantiza nuestras libertades y derechos, el problema es que, la chispa que mantiene encendido el motor democrático, no es otra que la que distribuyen los medios de comunicación e información. Sin esa chispa, es decir, sin el conocimiento cercano de las ideas y quehaceres de unos y otros, sería imposible prender la gasolina de la democracia pues de manera natural necesitamos conocer para discernir, por ello no en vano, a la prensa se le vino a llamar el cuarto poder.
Pero la prensa no es un ente utópico e independiente del poder, estructurada para garantizar ese buen funcionamiento del motor salvaguardando solo el bien y la verdad e informando de aquello que nos acerca o aleja de ello, sino que, se trata precisamente de extensiones dependientes de los diferentes grupos de interés que pugnan por el poder. Es decir, lejos de garantizar la libertad que procura la información, la coarta en la medida que no informa sobre la verdad absoluta sino relativa de las cosas, cuando no es que miente interesadamente. De igual forma, lejos de asegurar el cumplimiento de nuestros derechos, nos priva de ellos en tanto que impide que sean conocidas y garantizadas las verdaderas obligaciones morales que como personas naturales nos corresponden. La prensa, ya sea por su acción directa informando sobre aquello que interesa artificialmente a los intereses de sus promotores, como indirectamente formando la opinión y por tanto el discernimiento y voluntad de la polis, en realidad y lejos de ser una garantía social, se ha convertido en un ariete contra el blindaje moral que garantiza nuestra verdadera libertad y derechos universales.
Así, conceptos como esa usura o sodomía que mencionaba antes, por no salirme del ejemplo, gracias a la prensa pasan a formar parte de la estructura mental de la sociedad, derribando de esta forma la fortaleza moral que antaño procuraba la religión, causando así un mal mayor de cada vez peor solución. Simplemente la prensa es hoy el mayor medio de "neoevangelización", dicho esto en el sentido más amplio de la palabra. Cada tertuliano, periodista o editor de un medio de comunicación, es semejante a un sacerdote, un misionero o un obispo predicando a su respectiva diócesis civil su verdad relativa.
Como consecuencia de dicha actividad perniciosa, en el edificio de nuestras convicciones y fortalezas se han ido introduciendo poco a poco verdaderos "batallones de tanques enemigos" que, movidos por esa gasolina democrática, lejos de encaminarnos hacia un mundo más justo, verdadero, bello y libre, nos esclavizan en cambio a una suerte de imperio de iniquidad donde el culmen del despropósito es el interés personal de cada uno erigido en el altar de lo sagrado, es decir, sobre todas las cosas. Un infierno demagógico e imposible de entender para millones, vaya.
Ya sea la derecha, obsesionada con la conservación y aumento de la riqueza, como la izquierda, obcecada en la procuración y ejercicio del poder, por donde se mire cada vez es más difícil, incluso en los ámbitos más cultos, encontrar personas y grupos sociales verdaderamente preocupados por el bien y la verdad absolutos, es decir, por ese legado y destino universal que como nación católica hemos heredado de nuestros ancestros. Los primeros se nutren del combustible protestante del predeterminismo por el que "tanto más salvo estás, cuanta mayor riqueza tienes", pero los segundos no se andan a la zaga pues se alimentan de ese otro materialismo histórico, consecuencia de la primera desviación, por el que la evolución social está determinada a partir de las condiciones materiales de la vida, despreciando de esta forma ambas concepciones, la verdadera providencia y destino de todas las cosas.
Liberalismo y progresismo, en definitiva, no son otra cosa hoy que las nuevas formas que han adoptado el clásico determinismo protestante y materialismo ateo. Lobos feroces con piel de cordero que están masacrando en vivo al rebaño de la Iglesia y en general a las familias españolas. Y todos esos predicadores del infierno que mencionas en tu mensaje, no son sino los comandantes de esas huestes lobunas. Vade retro.