A veces me sorprendo cuando descubro de qué forma Dios va enderazando los reglones torcidos de los hombres. En referencia a todo este tema del arte moderno y el fraude ético y estético que supone en gran medida pues, en realidad la mayoría de esas obras se hacen relevantes, no tanto por su contenido artístico sino cuánto más por los intereses económicos que hay detrás (y esto daría para un tema propio dada la conexión entre izquierda política y arte moderno), hay que recordar también que el arte siempre ha estado conectado con el mundo religioso, pues trata de una de las más altas expresiones creativas del hombre y por tanto expresión de su cernacía al verbo Creador. Desde la pinturas rupestres del arte conceptual prehistórico, hasta la aún incabada catedral de la Sagrada Familia de Gaudí, el arte ha manifestado siempre la relación del hombre con el Creador, creando él mismo en esa relación una estructura de comunicación divina.
Quizás por este motivo, la degeneración del arte moderno viene dada desde entornos ideológicos mayoritiariamente progresistas y ateos, pues si el arte es la forma intelectualmente más elevada que tiene el hombre de manifestar su cernacía a Dios, también es la forma más elevada que tiene para oponerse al Creador y a las tradiciones que han venido salvaguardando su orden a través de los siglos. Y ahora recordemos en este punto que la palabra "satán" significa literalmente "el que se opone", porque exactamente eso es lo que expresa todo ese arte moderno separado de la concepción religiosa que fundamenta al arte, y por tanto creador de una nueva visión conceptual del mundo donde el hombre ya no refleja a su creador -deja de ser imagen y semejanza- y pasa a querer reflejarse a sí mismo, es decir a ocupar su lugar, a imagen de aquel que llaman "Satán".
Cuando Miguel Ángel esculpe la Piedad, amén de transmitir una serie de canónes estéticos de su época, también transmite una esencia superior que sirve para mover a reflexión a cualquier observador. Hace arte con mayúsculas, tanto por la perfecta ejecución de la obra como por su capacidad para transmitir significados elevados que mueven al propio perfeccionamiento del ser humano. Decimos que es arte porque es capaz en definitiva de elevar el pensamiento y el corazón del hombre, trascender su animalidad y acercarlo a su Creador.
El sufrimiento más profundo del ser humano, la fe inquebrantable de una madre, el sacrificio perfecto de un hijo, la esperanza de una vida nueva, y sobre todo el Amor en su más alta expresión. Todo cabe y emana de esa obra, ejecutada además con la más perfecta fidelidad a la realidad que cabe elaborar sobre una piedra muerta, como si la propia piedra fuera la expresión de la esperanza en la resurrección del propio artista.
Sin embargo, el arte moderno, a menudo se muestra como transgresor y destructor de ese orden natural, y sirve así de plataforma de comunicación de todo concepto opuesto a dicho orden. Por tanto, es una herramienta muy útil para todos aquellos que quieren establecer su propia estructura de poder en el mundo o en cualquier forma alejar al ser su humano de su divinidad o fuente de poder, como siempre pretenden las distintas ideologías ateas.
Esta obra de Dalí titulada "El rostro de la guerra" representa, al contrario de la Piedad de Miguel Angel, el terror más profundo y ancestral de la soledad humana, la pérdida de la fe puesta en los monstruos de la razón, la destrucción y muerte de la creación, y sobre todo la consecuencia del odio y la indiferencia, como antítesis del amor, en su más alta expresión que es la guerra.
La Iglesia se ha valido del arte para "poder reflejar la fe y transmitirla por generaciones" por tanto, el arte es una "herramienta de poder y control social" muy antigua, incluso prohibida durante el tiempo del Antiguo Testamento dada su capacidad de conducir al hombre por caminos equivocados. Con los siglos, muchas obras artísticas sacras, han llegado a producir emociones y condicionantes humanas que ni el mismo autor pensó que podrían ocasionar en los demás, siglos después incluso de haber muerto el artista. Podría decirse que, Dios se vale de nuestras creaciones (o visiones de él) para llegar hasta los lugares y tiempos que escapan de nuestra sencilla imaginación, como muestra por ejemplo una de las más importantes obras de arte sacro realizada por Velazquez: La Coronación de la Virgen, que refleja la más alta aspiración humana de entronización celestial, nada menos que en la figura de la mujer, siglos antes de la aparición del feminismo. Ni el más furibundo feminista podría concebir pretensión semejante, dicho sea de paso.
No obstante todo, el arte sigue siendo lo que es, a pesar de que haya artistas que se empeñen hoy en llevar a su público por auténticos despeñaderos conceptuales. Sigue habiendo artístas hoy que, a pesar de que los cánones artísticos de nuestro tiempo no sean los del Renacimiento que expresaba Miguel Ángel, por estar más condicionados por la realidad destructiva del S.XX y la incertidumbre siempre abundante de un mundo liberal sin otro relato común que el darwinismo, sin embargo también como entonces tratan de ejecutar, según los cánones actuales, ese mismo acto creativo que acerca al hombre a Dios y le mueve a la reflexión sobre su cercanía con el creador.
A continuación rescato un artículo del pasado año donde se habla de tres artistas contemporáneas que hacen arte religioso, según los cánones actuales:
CitaEl arte moderno y la fe
El ser humano, luego de haber experimentado un profundo encuentro con Dios, ha querido plasmar esta vivencia valiéndose del don artístico, llegando a crear obras espectaculares, desde las pinturas de Miguel Ángel en el Vaticano o las que están en toda Europa; hasta las diferentes obras realizadas alrededor del mundo, especialmente en nuestras iglesias, expresiones artísticas que nos han impactado y nos acercado más a Dios.
Queremos presentarles 3 propuestas de arte religioso buscando que sean una inspiración para todos aquellos que tienen esa sensibilidad por esta forma de arte y así ponerla al servicio de la evangelización.
La primera iniciativa viene a cargo de Claudia Talavera, esposa, madre y artista. Estudió grabado y ahora se dedica a la pintura de imágenes sacras, especialmente de María. Luego de una profunda conversión que ocurrió en los dos últimos años de la universidad, tuvo una reconciliación con Dios no solo de manera espiritual, sino también a través de sus obras.
Empezó realizando grabados de la Virgen del Carmen y la Anunciación. Ahora pinta con acrílicos, sobre lienzo, papel, prints (tiraje de una pintura que se reproduce con una impresión de alta calidad) y también un tipo de restauración de pintura sobre esculturas. Al inicio realizaba sus obras de modo personal como medio de expresión del amor que había encontrado, como una necesidad de una relación con Dios. Sin embargo, como era una de las pocas que hacía este tipo de trabajo de arte religioso, mucha gente empezó a hacerle pedidos. Por ello, Claudia inició hace tres años, su página “Pintando Vírgenes”. Increíblemente, y para sorpresa de ella, cada vez que publicaba algo, la gente lo compraba al instante.
Como artista ella expresa la necesidad intrínseca de hacer una obra que simbolice el amor a Dios y que represente la unión con su Creador: «Si los seres humanos tenemos dones maravillosos para hacer cosas, ¿por qué voy a desperdiciar ese don que me han dado y no utilizarlo para Él, el artista supremo? Solo mirando la naturaleza te das cuenta que detrás ha habido un diseñador. Creo que limitar al hombre a no hacer arte es liquidarlo. La imagen del rostro de Cristo se quedó marcada en la Sábana Santa para dejar una huella que nos conectara con Él. Cristo quiso quedarse reflejado para nosotros. La iglesia es un referente muy fuerte para mantener nuestro camino anclado, si no tuviéramos nuestras imágenes, ritos o procesiones, creo que nosotros rápidamente nos disolveríamos», nos dice Claudia.
Nos cuenta también que la Virgen María ha jugado un papel importante en su conversión y que se ha sentido siempre acompañada por ella en cada etapa de su vida: «La virgen María es aquella mujer que me ha restaurado como esposa, madre e hija». Y es justamente en esta experiencia que la cercanía de María la ha sorprendido: «Hay un especial cariño por la imagen de la Virgen con el niño, todo el mundo le abre la puerta de su casa. Aunque no sean creyentes, es una imagen que se acepta con mayor facilidad». Esto ha hecho que sus obras lleguen a muchas personas.
«Yo siento que mi trabajo es un instrumento de Dios para la reconciliación y la restauración del nombre de la Virgen María. La pintura tiene un alcance que no depende de mí. Yo le digo, ¡Madre, ya tú sabes a dónde vas! y hasta ahora ella ha llegado a lugares que nunca me hubiera imaginado».
La segunda iniciativa viene a cargo de María Tarruela de nacionalidad española, esposa, madre de 4 hijos y pintora. Ella realiza arte abstracto que ella ha titulado: “Pintura Espiritual Contemporánea” y que es el reflejo de sus momentos más íntimos de diálogo con Dios. María empieza una conversión en la JMJ de Santiago de Compostela, luego de las palabras que San Juan Pablo II dirigió a los jóvenes: «Ustedes buscáis, pero es Jesucristo que os viene a buscar ahora», es allí donde ella sintió ese calor que la envolvía con amor y que luego le dio la fe en la Iglesia.
Después de dos años, Dios le presentó a quien sería su futuro esposo. Con él formaron una bella familia. María dio a luz a su primer hijo Santiago, quien nació con cardiopatía compleja. En medio de esta difícil situación preguntaron a Dios: ¿Señor tú qué quieres que hagamos? A lo que Él les respondió, después de abrir la biblia: «Esta enfermedad no es de muerte sino para la gloria de Dios». Entonces supieron que Santiago iba a vivir.
Luego de un camino largo, duro y difícil, de viajes y operaciones, Santiago empezó a recuperarse poco a poco. Esto llevó a un profundo cuestionamiento: ¿qué pasa con aquellos que no tienen los mismos recursos que nosotros y que ven una salida en el aborto? Consecuencia de ello, junto a otras familias, fundaron la ONG: Menudos Corazones, que ayuda a parejas que estén pasando por el mismo problema. Luego de varios años, sintieron el llamado de adoptar a un niño de 6 meses con problemas cardíacos que fue abandonado por sus padres.
Es en esas situaciones difíciles María tuvo la necesidad de expresar su sufrimiento por medio de la pintura, de esta forma pudo curar lo que había en su corazón. Como ella misma lo dice, sus obras tienen el objetivo de llevar a las personas de la oscuridad hacia la luz:
«El sufrimiento no es algo a evitar sino para enfocar bien. El sufrimiento te hace crecer y amar mucho más. Si nosotros no hubiéramos sufrido tanto y tan profundamente, ya que no hay nada peor que ver el sufrimiento de tu propio hijo, yo creo que no hubiéramos podido construir una familia tan fuerte y estable sino hubiéramos puesto como base el sufrimiento».
«Al cielo con ella».
La tercera iniciativa viene a cargo de Autumn de Forest, una pintora prodigio de 15 años. Ella empezó a mostrar un talento espectacular a los 5 años. Desde entonces no ha parado de crear innumerables obras de arte que han ido alrededor del mundo y que han sido comparadas con pintores abstractos icónicos como Andy Warhol, Jackson Pollock y Pablo Picasso.
A pesar de su corta edad, Autumn siempre ha tenido un corazón generoso por lo que ha donado mucho del dinero recaudado por la venta de sus pinturas. Así ella misma se ha convertido en una inspiración para muchos adolescentes y niños que tienen una especial atracción por la pintura. La talentosa Autumn creó una Colección realizada para el Vaticano e inspirada por el Papa Francisco. Por esta exposición recibió el prestigioso premio internacional para el arte y la cultura: Giusseppe Sciacca (premio que se da a un talento joven que realiza alguna obra para mejorar el mundo). Como ella misma lo dice: «Siempre he querido cambiar el mundo con mi arte, y si mis pinturas pueden ayudar a otros jóvenes a expresarse, proporcionando dinero para instrumentos musicales, educación artística, o para ayudar a suministrar materiales artísticos, eso es simplemente increíble. Es un increíble honor».
Dentro de la colección se encuentran obras como «Crucifixion», «Shroud- Mosaic», «Sacred», «Resurrection», entre otros. «Resurrection» se ha llevado halagos de miles de personas en el Vaticano y ha sido bendecido personalmente por el Papa. Es sencillamente increíble como las obras creadas por Autumn nos acercan a Dios de una manera profunda y diferente, conmoviéndonos en cuerpo y alma. Es difícil explicar cómo la belleza de su arte nos llega a conectar con aquello esencial que tiene cada ser humano en su corazón.
«Resurrection».
La pregunta entonces sería, ¿Sigue siendo el arte sacro, creación y expresión de lo sagrado? ¿Es precisamente esa la función del arte, conectar al hombre con Dios, es decir, con la perfección del ser? De ser así, cada obra capaz de conectar un alma con el Creador, podría ser considerada arte en su más alta definición. E igualmente, todo aquello que por el contrario busca privar al hombre de su filiación divina, podría considerarse anti-arte o arte destructor, independientemente de la época o situación en la que se produzca.