En mi opinión el pecado de VOX ha venido por parte del grupo de Espinosa de los Monteros. Un niño bien, criado en Chicago y en colegios británicos, luego en ICADE (que será muy católico, pero no veo que sus egresados trabajen por traer justicia social e instalar el reino de Dios en la tierra, sino más bien todo lo contrario) que se tira la mitad de la campaña gritando "callad progres", que busca hacerle la pelota al mundo anglosajón/protestante y reproducirlo en España cuando es un cuerpo de ideas totalmente ajeno a nuestra ideosincrasia y nuestros intereses apostando por un darwinismo social que como estamos comprobando está matando desde dentro a EEUU. Palabras como "competitividad" "libertad" "libre mercado" que sabemos perfectamente que son canelos, ideas felices, pues el mercado nunca es libre, y por lo tanto nunca habrá una competencia perfecta. Además del agotamiento que le supone a las sociedades está depredación a sí misma llamada competitividad y aumento de la productividad ad infinitum.
Estamos llegando a un punto en el que la sociedad se canibaliza a sí misma y de ahí salen muchos de los monstruos que tenemos encima, por pura necesidad vital de los más desprotegidos.
Que desprestigia a la izquierda por el mero hecho de serlo. Nunca podremos reconstruir una relación con Hispanoamérica hasta que no consigamos convencer a las izquierdas de esos países a la idea de hispanidad, y que se den cuenta de que por ejemplo, los Indios tenían un trato infinitamente mejor en el imperio español que en otros imperios y que por lo tanto desde una idea de justicia social, el imperio español es un ejemplo a seguir y a reproducir hoy en día para acabar con los múltiples problemas que tiene Hispanoamérica.
Podrás estar más o menos de acuerdo con ciertas ideas de la izquierda, pero no demonizarla como tal. En eso han caído en la trampa diría yo y tanto el PSOE como Podemos han agitado el fantasma de la extrema derecha con un gran éxito. Eso sólo hace que la Hispanidad se relacione como una idea de derechas con olor a naftalina y que gran parte de los votantes de izquierdas tengan alergia al término.
Así que en ese sentido, si alguien de VOX me escucha, por favor, que eliminen ese ramalazo neocon del grupo de Chicago Boys de Espinosa & Cía (aunque él se define como liberal clásico), e intenten convencer a todo el espectro político de la idea de hispanidad.
Añado que Espinosa forma parte de esa élite que denuncia Elvira Roca Barea que no siente ningún deber con España, o al menos dice querer mejorarla pero al final la jode (como los afrancesados y la administración Borbónica). Espinosa me recuerda mucho a estos últimos. Todos sabemos que la solicion a nuestros problemas debe venir desde dentro, de nosotros mismos, no desde La City, Chicago, Paris o Frankfurt. Ya hemos hecho caso demasiado tiempo a sus ideas con el resultado actual.
Comparto con vosotros una carta que le envié a Elvira Roca, sobre mi opinión de las élites españolas por experiencia propia ( a Espinosa, a Roberto Centeno y a Abascal los veo a veces por mi localidad) y como ellos gran parte de la élite española, viendo como se relacionan, como se educan, como se comportan.
CitaQuerida María Elvira:
En primer lugar quería darle mi más sincera enhorabuena por su éxito editorial y darle las gracias por sacar la historia de España de ese relato oscurantista y negativo que ha resultando muy tóxico para la historia de nuestro país. En alguna entrevista suya dice que no llega a explicarse la gran repercusión del libro, pues tiene un final algo negativo y poco optimista. En mi opinión lo que ocurre es que partimos de un punto de autoestima tan bajo por la educación que recibimos en general, que al terminarlo te quitas muchísimos complejos históricos sembrados en el interior de nuestras almas. Incluso diría que nos llega a poner en una posición de superioridad respecto al resto de países de Europa occidental y lo mejor de todo, conforme a unos hechos históricos y no a una mitología inventada o una historia deformada. Por eso aunque el libro tenga un final agridulce, te deja un muy buen sabor de boca y un vuelco a mejor en la autoestima. Para colmo su libro está sirviendo para que a muchas personas les pique el gusanillo de la curiosidad e investiguen todas las cosas tan estupendas de nuestro pasado, y otras no tan estupendas y tan poco publicitadas del pasado de esas naciones europeas tan admiradas en un principio, lo cual no hace sino reforzar el orgullo por España y ser españoles. Pero el asunto por el que le escribo esta carta es otro.
En una de sus últimas entrevistas comentó que estaba escribiendo un ensayo sobre el origen de esa desafección y extrañamiento entre el pueblo español e hispanoamericano y sus élites y la relación de la iglesia con España y esas élites. Me gustaría contarle mis vivencias propias por si pudieran serles útiles en la redacción de su libro o al menos fueran semilla de algo. Debo confesarle que cuando leí su libro conseguí entender muchas dinámicas que subyacen y que he vivido a lo largo de mi vida. Yo nací en Málaga y me crié en Marbella, cuidad cuanto menos curiosa. Marbella es un poco como una matrioshka, una pequeña ciudad que a la vez encierra muchas ciudades y hace convivir muchas realidades distintas a la vez. En general, se podría decir que existen tres grandes realidades o sociedades paralelas, la de los trabajadores andaluces o la población original de Marbella, los extranjeros de origen centro europeo o del norte de Europa y la población española de alto poder adquisitivo de origen generalmente madrileño y vasco que atraídos por el desarrollo de la Costa del Sol se han instalado aquí. Cada comunidad tiene sus barrios o zonas, sus colegios y hasta unas costumbres diferentes.
Comencemos con el pueblo marbellí o marbellero, como suelen denominarse a los naturales de Marbella anteriores al boom turístico. El pueblo marbellero es un poco como cualquier otro pueblo andaluz y español. Un casco histórico con casas blancas encaladas, calles estrechas con buganvillas, una muralla de la época de dominación musulmana, capillas e iglesias llenas de imágenes de la virgen y barrios residenciales alrededor construidos durante la época del desarrollismo de los años 60. Las personas son trabajadores o currantes de la construcción o la hostelería, autónomos o funcionarios del estado como profesores, policías… etc, como en cualquier otra parte de España. La mayoría van a colegios públicos y quien se lo puede permitir y son admitidos a colegios concertados católicos. La mayoría van y participan en la semana santa de la ciudad, a la feria de Marbella y de las otras ciudades y pueblos de alrededor. Llenan los cementerios de flores cada día de todos los santos, mantienen las capillas repartidas por el municipio o por la montaña y acompañan a la virgen del Carmen cada verano.
Por otro lado está la población española de alto poder adquisitivo de origen generalmente madrileño y vasco. Suelen ser empresarios ligados a la construcción o la hostelería, alto funcionariado (notarios, registradores de la propiedad, médicos situados, cargos funcionariales importantes en el ayuntamiento) o abogados ligados al negocio inmobiliario y a sociedades con Gibraltar. Suelen ir a colegios católicos privados del Opus o a colegios internacionales ingleses o alemanes, por los que tienen especial predilección. Viven alrededor de Puerto Banús y en urbanizaciones repartidas por la ciudad y los municipios limítrofes. A la hora de escoger universidad, suelen enviar a sus hijos a universidades privadas católicas en Madrid o País Vasco o a universidades del Reino Unido o Alemania. Pese a que suelen enviar a sus hijos a colegios católicos, no participan en los actos religiosos populares y suelen verlos con cierto desdén y desprecio. Tampoco participan en la feria de la ciudad ni en las ferias de los pueblos colindantes. Piensan que son actos de catetos y de mal gusto, llenos literalmente de gentuza. Desprecian en gran parte todo lo que suene a cultura del sur o andaluza, lo asocian como una cosa de “medio moros” y están continuamente aspirando a imitar todo lo que venga de Europa o EEUU. Siempre buscan asociarse a grupos extranjeros europeos y tratan al resto de los españoles con cierto complejo de superioridad. Es decir, en mi opinión son esa clase dirigente que es incapaz de ver a su pueblo y sus tradiciones con cariño, aunque no participen en ellas directamente.
Y el tercer grupo lo conforman los extranjeros residentes de origen mayoritariamente centroeuropeo o de Europa del norte. Llevan a sus hijos a colegios ingleses o alemanes exclusivamente y suelen vivir alrededor de Puerto Banús y en las urbanizaciones a lo largo de la costa. Muchos pese a llevar décadas instalados en España se niegan a aprender español y muchos de sus hijos no lo aprenden a lo largo de su niñez y adolescencia. Los hay que incluso compran en supermercados ingleses como el Iceland, que solo vende productos del Reino Unido. Incluso las patatas, las zanahorias o las manzanas las traen de allí y siguen comiendo a la hora europea. Ven lo español como algo inferior, digno de desprecio y no digamos ya a la iglesia católica. Es curioso que con los del grupo anterior medio se juntan si estos hablan inglés o alemán, pero no es raro que surjan las típicas preguntas sobre si estos bailan flamenco, tocan la guitarra y van a los toros. Y casi siempre acaban tratando a los segundos con ciertas ínfulas de superioridad. También se sorprenden si conocen a algún español rubio o pelirrojo con pecas. En los trabajos también se sorprenden de conocer a españoles que hablan inglés u otros idiomas habiendo ido a colegios públicos y en muchos establecimientos dirigidos a este grupo (como ciertos hoteles, pubs o campos de golf) contratan personal originario de Reino Unido o Alemania pues su clientela demanda un personal así. Un español aunque sepa su idioma no es del todo de su agrado. Todo esto lo aprenden en esos centros educativos internacionales cuando aprenden la historia de su país. La clave es que no solo les enseñan “su historia” sino que les introducen en la cabeza que Inglaterra es lo mejor o que Alemania es lo mejor. Esto resulta extremadamente tóxico para nuestras élites, pues lo absorben en la vena y producen los comportamientos de auto desprecio descritos en los párrafos anteriores. Curiosamente, la población de origen ruso o árabe (de alto poder adquisitivo) se integra mucho mejor. La mayoría incluso llevando a sus hijos a colegios internacionales hacen esfuerzos en aprender español y sus hijos acaban aprendiéndolo bien, hasta con acento andaluz. Quizás por ser unos pueblos que no han absorbido el complejo de superioridad del protestantismo tienen la mente más abierta.
Finalmente hablemos de la iglesia católica. Es curioso que pese a que es el pueblo marbellero el que saca adelante todas las manifestaciones religiosas de la ciudad, la iglesia apoya bastante poco a sus creyentes y no digamos ya la parte de la iglesia relacionada con el Opus Dei, que ciertamente desprecia estas manifestaciones. Ir activamente a la iglesia o participar en estas manifestaciones religiones no te da apoyos para entrar en las instituciones educativas de la Iglesia. Los colegios concertados buscan familias en principio acomodadas y las del Opus familias elitistas, practicando de hecho una cierta predestinación calvinista a la hora de escoger a sus alumnos. Lo mismo ocurre en las instituciones superiores controladas por la Iglesia. Lo último ya es comprobar que estas familias no ven a la iglesia con buenos ojos, llevan a sus hijos a hacer la comunión con promesas de regalos y en cuanto dejan de necesitar a la iglesia la desprecian abiertamente. No digamos ya las familias que han llevado a sus hijos a colegios internacionales como el inglés o el alemán, donde directamente les enseñan lo mala que era la iglesia católica. La iglesia en general es consciente de esto, pero parece que le da igual siempre que siga funcionando el invento.
De las instituciones superiores de la iglesia, que en su mayoría acceden alumnos que también han ido a sus institutos, suelen surgir los principales mandos de las grandes compañías y bancos de España e incluso parte de la alta política española. Pues bien, yo no sé que les enseñarán, pues en la práctica no veo que estas empresas o bancos realicen prácticas empresariales acordes al ideario católico y positivas para España. A la vez estas instituciones presumen de la gran capacidad que tienen de colocar a sus egresados. Mirando donde se forman las élites de Francia, Reino Unido Alemania o EEUU me doy cuenta de que a ellos les enseñan desde pequeño que sus países son los mejores y son formados por instituciones originarias de su país. Las clasistas élites de Reino Unido se forman en Eton, Cambridge o Oxford, las francesas en la Sciences Po y la École nationale d'administration (donde se formó Macron), las alemanas en la LudwigMaximilians-Universität München y las americanas en las universidades de la Ivy League o la universidad de California. Lo último que hacen es confiar la educación de sus dirigentes a terceros. Por lo tanto estos países tienen unas élites consecuentes con los intereses del pueblo de su país y buscan lo mejor para ellos mismos. Nosotros enviamos a nuestras élites desde que son pequeños a sus instituciones y no tenemos instituciones elitistas que sean nutritivas a los intereses de España.
Como usted ha dicho varias veces, la iglesia no siente que le debe nada a España, y sobre todo al pueblo español y a los pueblos hispanos que son los que actualmente sostienen el catolicismo. Paradójicamente, parece que el catolicismo sobrevive pese a la iglesia católica mientras ella misma se empeña en autodestruirse haciéndose amiga y apoyando a gente que la desprecia abiertamente y solo acude a ella a aprovecharse. Como en Marbella también acude una gran cantidad de Hispanoamericanos acomodados, también he podido comprobar que allí se reproduce el mismo mecanismo en sus élites si bien suelen ir a estudiar a EEUU en vez de a Europa, donde absorben lo malo malísimo que era el imperio español. Al haber abandonado a los pueblos hispanos las iglesias evangélicas aumentan cada día en toda Iberoamérica.
Evidentemente, lo que le he relatado no es absoluto. Solo son grandes generalizaciones que he ido deduciendo de mi experiencia. Por supuesto hay muchos extranjeros que hablan español y clérigos de la iglesia que apoyan a España y a los católicos que acuden a ella. De hecho los extranjeros saben perfectamente que aquí está el paraíso y no pueden esperar a conseguir un fin de semana libre para plantarse en la Costa del Sol. Espero que mi carta le sirva de ayuda para la realización de su ensayo que espero con ansia para adquirirlo y seguir aprendiendo de una mente tan preclara como usted. Siempre que escucho alguna entrevista suya aprendo algo nuevo y me siento más orgulloso y menos acomplejado de ser español. Con un patriotismo sano, sin estridencias pero sin complejos.
Un fuerte abrazo.