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  1. Recientemente y como consecuencia del debate político, generado a raíz del proceso independentista catalán, se ha abierto un debate en la sociedad, acerca de los fundamentos que condicionan la unidad de España. Resulta curioso observar como en el argumentario independentista, existen claras referencias históricas como fuentes fundamentales del origen de Cataluña como Nación. Sin embargo, observo como en el bando, llamémosle unionista, la mayor parte del discurso nacional, se retrotrae a la Constitución de 1978 como fundamento de lo que somos. Como si no hubiera un ayer, o ese ayer fuera tan horrendo que fuese mejor no mencionarlo. En algunos sectores sociales, más cercanos a corrientes de pensamiento izquierdista, se oye hablar de la importancia histórica de la constitución de 1812, como fecha de inicio de lo que hoy podemos considerar España. Y en sectores más tradicionalistas, se alcanzan a escuchar voces que citan las cortes de Castilla y Aragón, reunidas bajo el mandato de los reyes católicos, como origen de nuestra historia. En cualquier caso, aunque siempre fuera de la opinión pública promovida por los grandes medios de comunicación, podemos encontrar un sin fin de respuestas a esta pregunta, sin embargo en general, no parece haber un consenso nacional sobre nuestro origen. Es como si España fuese una persona anciana afectada de Alzheimer, que ha perdido su memoria como consecuencia de su enfermedad. Y eso puede ser letal. Por ello y porque considero que es importante recuperar una idea más o menos clara de nuestro pasado, me gustaría lanzar esta pregunta, para tratar de encontrar las mejores respuestas, que con concreción y fundamento nos ayuden a entender mejor, desde cuándo y por qué España puede ser entendida como una Nación que alcanza hasta nuestros días y en consecuencia, qué motivos históricos de interés común tendríamos hoy todos los españoles para defender nuestra unidad, frente a aquellos que tratan de desestructurarla o convertirla ahora en una federación compuesta por no se sabe muy bien qué clase de entidades político territoriales. Sin duda no es lo mismo defenestrar un hecho puntual, como puede ser el estado de una nación moderna surgida al albur de las corrientes de pensamiento del S.XX, que poner en tela de juicio la unidad y razón de ser, de una de las naciones más antiguas de Europa que, a juicio de quien esto escribe, ha fundamentado la civilización occidental. Gracias de antemano por vuestras respuestas y un saludo a todos.
  2. Español

    Sexo, modernismo y sociedad

    Copio un extracto de un artículo que he leído hoy en Hispanidad, como consecuencia de la desaparición de la revista Interviu, que me ha parecido interesante de cara a tratar de que forma la sexualidad ha sido empleada por la política y la ideología para extender sus mensajes y permear la sociedad, y de qué forma los valedores de la tradición y el orden han ido sucumbiendo a la intemperie de dicha extensión.
  3. Recientemente se han publicado los datos correspondientes al número de abortos registrados en el año 2015. Han transcurrido, pues, 30 años desde su legalización en España, y desde entonces los abortos han aumentado de tal manera que actualmente se han convertido, junto a las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, en la principal causa de mortalidad. En el año 2009 se aprobó la dispensación de la PDD sin receta médica a niñas a partir de los 13 años. En 2010 se aprobó una nueva ley del aborto del 2010 en la que, además de legalizar el aborto libre sin ningún tipo de causa (“a petición de la mujer”), se potencia los abortos químicos pero sin necesidad de realizar protocolos de seguimiento/notificación. Todo esto está provocando, por una parte, un trasvase de aumentos quirúrgicos hacia abortos químicos, y por otra parte, el aumento creciente de “abortos no registrados”. Por todo ello, se podría afirmar que los actuales informes del Ministerio de Sanidad son incompletos y no recogen ni reflejan la realidad del aborto en España. En el informe “El Aborto en España. 30 años después (1985-2015)”, realizado por el Instituto de Política Familiar, se analiza por primera vez el impacto del aborto químico en la realidad del aborto. Así, se contempla no solo un análisis por separado de los abortos quirúrgicos y los denominados “abortos farmacológicos”, sino que además se abordan los abortos “no registrados” lo que va a permitir disponer de una visión más global y exacta del grado de magnitud de los abortos en España. Las principales conclusiones que destaca el informe son: Hay más abortos que los que se reflejan. Los datos oficiales de los abortos difieren de los reales ya que los datos actuales del Ministerio de Sanidad son incompletos y no reflejan la realidad del aborto. Se está produciendo un trasvase de abortos quirúrgicos a abortos químicos. El descenso en los últimos 5 años es “incompleto”, y “transitorio” ya que se debe a errores de contabilización como a factores coyunturales y, por tanto, está “fuera de la realidad”. Es una de las causa del déficit de Natalidad en España. El aborto es una de las causas de la inversión de la pirámide poblacional y del envejecimiento poblacional El aborto se ceba especialmente con la Juventud y a la inmigración En España se usa el aborto como un método anticonceptivo más. El aborto se ha convertido en un “negocio” a costa de la mujer que mueve más de 70 millones de euros al año. No habido distinciones con respecto al aborto entre los partidos gobernantes. El aborto está ocasionando graves consecuencias económicas y sociales. El 60% de las mujeres menores de veite años que quedaron embarazadas, terminaron abortando a sus hijos. En las tres décadas que comprende el estudio, se ha acabado con la vida de más de dos millones de seres humanos. Si esto no es el mayor genocidio histórico que ha ocurrido en nuestro país, de cual son culpables todos los partidos políticos que de alguna manera han promovido o callado ante estos hechos, no se de qué otra forma se puede calificar.
  4. Extraigo un corte de una entrevista publicada por Religión Digital a Fernando N. Chomalí, arzobispo de Concepción y gran canciller de la Universidad Católica de la Santísima Concepción , con ocasión de un ensayo publicado por monseñor, titulado 'Francisco: Economía y sociedad', donde el prelado hace un análisis contrastado del pensamiento del Papa en materia de economía y sociedad. 'Francisco: Economía y sociedad' "¿Qué opina el Papa Francisco sobre el dinero y el orden social imperante? ¿Qué lectura hace del mercado y de la empresa? ¿Por qué promueve una “economía de comunión” y de “cooperativismo”? ¿Cómo pretende impulsar entonces la equidad y la justicia social? Este ensayo responde a estas y otras inquietudes a través de la propia voz del Santo Padre con una recopilación de extractos de sus homilías, entrevistas, encíclicas y exhortaciones apostólicas, seleccionadas y analizadas —con especial lucidez— por monseñor Fernando Chomali."
  5. Hola a todos. Tras el breve paréntesis navideño en el foro, retomo la actividad con este tema que entronca de raíz con la temática general del mismo. Como cada año, su majestad el rey pronunció la noche del pasado domingo, el discurso televisado de Navidad. Entre los diversos temas tratados por el Rey, destaca sobre todos la mención al tema de Cataluña tras las elecciones, advirtiendo que no se debe retomar el camino del enfrentamiento social, e hizo un recorrido histórico por los cuarenta años de democracia, que calificó como «la historia de un gran triunfo de todos los españoles», a la que no debemos renunciar. También se refirió a otros temas como el terrorismo islamista, la justicia social, el empleo y la economía, la unidad europea y el peso de España en Europa, o la siempre presente corrupción política. Destaca también la mención explicita al cambio climático o la violencia de género, temas que, aparte de tener un gran transfondo ideológico, no recuerdo haberlos escuchados otros años en este tipo de discursos. Si os parece reproduzco el texto tomado de la web de la Casa Real, por si creéis oportuno hacer alguna valoración. Un saludo. ********************* Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey Buenas noches, Me dirijo a todos vosotros para felicitaros la Navidad y transmitiros junto a la Reina, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía nuestros mejores deseos para el año 2018. Y os agradezco que en esta noche de encuentro de familias y de seres queridos, me permitáis acompañaros unos minutos para compartir con vosotros algunas reflexiones cuando estamos ya a punto de terminar el año. 2017 ha sido en España, sin duda, un año difícil para nuestra vida en común; un año marcado, sobre todo, por la situación en Cataluña, a la que luego me referiré. Pero también ha sido un año en el que hemos comprobado el compromiso muy sentido, firme y sincero de los españoles con la España democrática que juntos hemos construido. Porque lo largo de los últimos 40 años, hemos conseguido hacer realidad un país nuevo y moderno, un país entre los más avanzados del mundo: Hemos asentado definitivamente la democracia, incluso superando hace décadas un intento de involución de nuestras libertades y derechos. Somos una parte esencial de una Unión Europea con la que compartimos objetivos y una misma visión del mundo. Frente al terrorismo hemos conseguido hacer prevalecer la vida, la dignidad y la libertad de las personas con la fuerza de nuestras convicciones democráticas. Y hemos llevado a cabo, en fin, la transformación más profunda de nuestra historia en muchos ámbitos de nuestra vida: en educación y en cultura, en sanidad y en servicios sociales, en infraestructuras y en comunicaciones, o en defensa y seguridad ciudadana. En definitiva, a lo largo de todos estos años de convivencia democrática, los derechos y libertades, el progreso y la modernización de España, y también su proyección y relevancia internacional, han ido de la mano. Y todo ese gran cambio, todo ese gran salto sin precedentes en nuestra historia, ha sido posible gracias a una España abierta y solidaria, no encerrada en sí misma; una España que reconoce y respeta nuestras diferencias, nuestra pluralidad y nuestra diversidad, con un espíritu integrador; una España inspirada en una irrenunciable voluntad de concordia. En el camino que hemos recorrido, desde luego, hay que reconocer que no todo han sido aciertos; que persisten situaciones difíciles y complejas que hay que corregir, y que requieren de un compromiso de toda la sociedad para superarlas. A pesar de todo ello, el balance tan positivo de todos estos años es innegable. Tenemos que apreciarlo y valorarlo. Merece la pena y nos lo merecemos como país y como sociedad. Porque la historia de la España que juntos hemos construido es la historia de un gran triunfo de todos los españoles. Una España a la que no debemos renunciar, que debe ilusionar y motivarnos, y que debemos seguir construyendo, mejorándola, actualizándola, sobre la base sólida de los principios democráticos y los valores cívicos de respeto y de diálogo que fundamentan nuestra convivencia. Unos principios y valores que, como hemos comprobado incluso en este año 2017, están profundamente arraigados en nuestra sociedad, en la vida diaria de nuestros ciudadanos, y tienen raíces muy hondas en las conciencias y en los sentimientos de los españoles. Mucho más de lo que nos podíamos imaginar. España es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente, sus opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás. Respetar y preservar los principios y valores de nuestro Estado social y democrático de Derecho es imprescindible para garantizar una convivencia que asegure “la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político”, tal y como señala nuestra Constitución. Porque cuando estos principios básicos se quiebran, la convivencia primero se deteriora y luego se hace inviable. Hace unos días, los ciudadanos de Cataluña han votado para elegir a sus representantes en el Parlament, que ahora deben afrontar los problemas que afectan a todos los catalanes, respetando la pluralidad y pensando con responsabilidad en el bien común de todos. El camino no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión, que –como sabemos ya– solo generan discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y –por supuesto– económico de toda una sociedad. Un camino que, en cambio, sí debe conducir a que la convivencia en el seno de la sociedad catalana –tan diversa y plural como es– recupere la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo; de manera que las ideas no distancien ni separen a las familias y a los amigos. Un camino que debe conducir también a que renazca la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña; y a que se afirmen los valores que la han caracterizado siempre en su propia personalidad y le han dado los mejores momentos de su historia: su capacidad de liderazgo y de esfuerzo, su espíritu creativo y vocación de apertura, su voluntad de compromiso, y su sentido de la responsabilidad. Pero superar los problemas de convivencia que ha generado esta situación no nos puede hacer olvidar, por supuesto, otras serias preocupaciones y desafíos de la sociedad española, que también condicionan nuestro futuro y a los que me voy a referir muy brevemente: Nuestra economía y el empleo han mejorado sustancialmente, pero la creación de puestos de trabajo estables tiene que ser siempre un objetivo esencial y prioritario. Como igualmente no puede caer en el olvido la obligación y la responsabilidad de afrontar la desigualdad y las diferencias sociales, sobre todo tras las consecuencias generadas por la reciente crisis económica, que tanto daño ha hecho a no pocas familias, y ha afectado tanto al futuro de muchos jóvenes. El terrorismo yihadista sigue siendo una amenaza mundial y este año nosotros lo hemos sufrido directamente en Barcelona y Cambrils. Los españoles sabemos muy bien que solo desde la unidad democrática, la firmeza del Estado de Derecho, y la eficacia de la cooperación internacional, podremos vencerlo y derrotarlo. Y así lo haremos, teniendo siempre muy presentes el recuerdo y el respeto permanente a sus víctimas. La corrupción se mantiene también como una de las principales preocupaciones de la sociedad, que demanda que sigan tomándose las medidas necesarias para su completa erradicación y que los ciudadanos puedan confiar plenamente en la correcta administración del dinero público. Por otra parte somos Europa, y Europa se encuentra en estos momentos en una encrucijada histórica. España debe recuperar su protagonismo en un proyecto europeo que ahora requiere una mayor vitalidad e impulso. Europa –y España con ella– tiene que hacer frente a unos retos que son globales y ante los que no cabe la debilidad o la división sino la fortaleza de la unión. La defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático no son problemas menores ni secundarios por la dimensión y los riesgos que acarrean y que ya estamos sufriendo. Debemos ser muy conscientes de ello, e implicarnos todos mucho más. Y España debe mantenerse firme en sus compromisos ante un problema que afecta a todo el planeta y que requiere soluciones no sólo globales, sino verdaderamente urgentes. Tenemos otras muchas preocupaciones –desde luego– pero esta noche no quiero olvidarme de las mujeres que, en un silencio tantas veces impuesto por el miedo, sufren la violencia de género. Una lacra inadmisible que nos hiere en nuestros sentimientos más profundos y nos avergüenza e indigna. Mantengamos la firmeza y el apoyo político para ayudar y defender a las víctimas y concienciemos a toda la sociedad contra esa violencia, criminal y cobarde, que degrada nuestra convivencia. 2018 nos espera en unos días y debemos seguir construyendo nuestro país, porque la historia no se detiene. Y no hemos llegado hasta aquí para temer al futuro sino para crearlo. Y estoy seguro de que nadie desea una España paralizada o conformista, sino moderna y atractiva, que ilusione; una España serena, pero en movimiento y dispuesta a evolucionar y a adaptarse a los nuevos tiempos. Sintámonos, sin complejos, orgullosos de todo lo que hemos conseguido porque es mérito de todos; confiemos en lo que siempre nos ha unido, en lo que somos, tal y como somos, y sobre todo en lo que podemos alcanzar juntos con una fe firme en nuestras convicciones y en nuestras capacidades. Si seguimos por ese camino, si lo hacemos así, y con todas nuestras energías, yo estoy convencido de que el año que viene –y los que vendrán después– serán mucho mejores. Sin duda. Ese es mi deseo para todos en esta noche tan especial. Muchas gracias. Feliz Navidad, Eguberri on, Bon Nadal y Boas festas. Buenas noches. Y Feliz y próspero año 2018.
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