En un libro que ha caído en mis manos encuentro una cita del P. Emmanuel d'Alzon que creo que es un perfecto resumen de la actitud que los católicos debemos observar con el Papado, especialmente cuando vemos alguna afirmación o decisión del Pontífice con la que no estamos de acuerdo:
Procuro aplicar esta máxima en los últimos tiempos. Hay algunas cosas de Roma que no me gustan, y aquí las he manifestado discretamente, pero lo que no voy a hacer es ir contra Roma, porque es minar los cimientos de la propia Casa. Si acaso trabajaré en algún momento al margen de Roma o de las indicaciones pastorales, que no doctrinales, del momento, pero siempre para Roma y nunca contra Roma.
¿Es tan difícil que entiendan esto los numerosos críticos que tiene el Papa Francisco o los que creen haber descubierto la pólvora con el Concilio Vaticano II?